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1. La diferencia según Barthes entre comunicar y significar quiere decir que los objetos no
sólo nos transmiten una mera información, sino también sistemas estructurados de
signos: diferencias y oposiciones, contrastes.
Comunicación se puede pensar de una forma lineal y llana o de un modo más complejo en
el que actúan otros actores como el contexto, la cultura, competencias, etc.; cuestiones
que varían el sentido. Comunicación y significación pasa a ser una cuestión de
nomenclatura. Comunicar pensando en términos de significaciones.
2. Se define al objeto como “una cosa que sirve para algo”, eso lo pone en una situación de
mediador entre la acción y el hombre para actuar sobre el mundo, para modificarlo.
Quiere decir que el objeto esta inmerso en una trama social donde significan cosas.
Suponen sentido, más allá del uso del objeto. Por ej. Un teléfono trae consigo otras
connotaciones más allá de servir para telefonear conlleva el sentido desde el momento
que es producido (se los piensa, se los proyecta y se los crea). Mismo si fuera sin intención,
el hombre hace una lectura sobre ello (lo que fuere) y le da un sentido a ese objeto.
Es polisémico porque su significado no depende del emisor sino del receptor, el lector del
objeto. No solamente por distintas personas, sino también uno mismo lo puede ver de
maneras diferentes. Se generan diferentes lecturas de sentido de un mismo objeto. Más
allá de la función del objeto, se le puede otorgar un sentido, aunque sea “no tener
sentido”. El objeto atraviesa por una trama cultural/social al cual luego uno le hace la
lectura, no se puede limitar al objeto como un útil funcional.
3. El objeto parece siempre funcional, en el momento en que lo leemos como un signo. Al ser
tratado como signo decimos que tiene un sentido, que es siempre un producto de la
cultura. Este hecho de cultura es constantemente naturalizado, que te hace creer en una
situación “transitiva” del objeto. A veces se instalan tanto los sentidos, que uno los ve
como natural.
El objeto no viene con un sentido, sino que la lectura del mismo se la da.
El aspecto ideológico sería pensar que viene con ese sentido, y no que nosotros le damos
ese sentido.
Ej.: sentarse en una mesa a comer en el piso, donde todos se sientan en una silla; estaría
antinatural, pero en otra cultura sería natural.
O sea, el objeto ideológico sería que a la construcción de sentido uno la hace “natural” lo
que fue una construcción de la sociedad. Primero es creado, luego naturalizado y en una
cultura todo es construido.
Bajtín, M. “El problema de los géneros discursivos” en Estética de la Creación Verbal, México, Siglo
XXI, 1982
Cada enunciado es individual, pero cada esfera del uso de la lengua elabora sus
tipos de enunciados (conjunto), relativamente estables, no son inalterables, a los
que denomina: géneros discursivos. Habla de que hay 3 momentos vinculados a
la totalidad del enunciado que son: el tema, el estilo y la composición (formal). Es
tan amplio, ampliables y difuso que no hay un solo enfoque para definirlos, sino
que son heterogéneos (no hay un tipo de enunciados). Se pueden estudiar dentro
de su especificidad. A su vez los géneros discursivos pueden ser: simples (orales)
o complejos (escritos). Habla de simples refiriéndose al diálogo cotidiano, una
carta, saludos, etc. Que son directos, familiar. Estos le dan sentido a los complejos
que son situaciones culturales más complejas como la novela, el drama,
investigación científica, etc. La función va a condicionar la articulación de los
enunciados (tema, estilo, composición) en el género discursivo (no es final, es
diálogo). Siempre hablamos (enunciamos) por medio de géneros discursivos. Los
aprendemos mediante reglas que sabemos que existen pero no nos fueron
enseñadas. Son híbridos y variables en el tiempo, es difícil marcar los límites de
cada uno porque se modifican (no son estáticos). Lo mismo si es un pequeño
enunciado o uno grande, forman partes de distintos géneros.
Sirve para poder ser contestado (concluye un sentido). El enunciado siempre esta
vinculado con el contexto. No hablamos por medio de oraciones, sino que hablamos por
medio de enunciados (lugar, sentido). Siempre que hablamos lo hacemos mediante
enunciados. Se cuando empieza y cuando termina el enunciado, cuando cambia el sujeto.
Afectividad y expresividad de uno mismo afecta el enunciado, tiene que ver con la
entonación, porque es dicho por alguien. Tiene autor, esta dirigido a alguien, una
intención. La oración sola no tiene sentido, al enunciarla y concluir se le da (concluye un
sentido).
SOCIAL: Siempre están efectuados a “otro” (conocido, desconocido, uno más) y siempre va
a generar una respuesta.
Utilizamos discursos anteriores a los cuales los cargamos con nuestra propia expresividad.
El otro esta siempre en el enunciado, este o no presente.
4. Uno cuenta con la presencia de enunciados anteriores, suyos o ajenos, con los cuales su
enunciado determinado establece toda suerte de relaciones complejas. Esto tiene que ser
comprendido como una abstracción y no como la totalidad concreta del fenómeno. Porque
sino se transforma en ficción. Todo lo que uno dice no lo dice porque sí, sino que es
contestatario de algo anterior.
Bajtín parte de ahí, pero dice que es una abstracción, que en la vida real no aparece así. Es
más complejo, el receptor no es pasivo, sino activo:
Algunos dan el “tono” a la época. Se pone en situación de definir los valores, tendencias,
estilos, grado de creación y cotidianeidad, relación con lo social, el campo artístico, el arte.
-El diseño es pensado “por alguien para alguien”. Las herramientas que utiliza
para su diseño, no son nuevas, no son usadas por primera vez (como dice Bajtín
de los enunciados), sino que esta influido por enunciados o diseños que
vió/escuchó previamente. A su vez la pieza gráfica diseñada por alguien, tiene un
mensaje que va a generar una respuesta en un futuro lector.
Los discursos no solo son destinados para ser comprendidos sino que son signos de
riquezas, destinados a ser valorados y apreciados y a su vez signos de autoridad
destinados a ser creídos y obedecidos. Ej. Cuando escuchamos hablar a un profesional que
cuenta con un rico capital lingüístico, quedamos asombrados y apreciamos su discurso. A
su vez, el dominará la conversación y al saber que es un “profesional” vamos a “creerle” lo
que nos esta diciendo. Así también intentaremos incorporar su capital lingüístico al
nuestro.
Por eso se dice que es muy raro que en la vida cotidiana la lengua funcione solamente
para comunicar porque si bien, en el caso del profesional, vamos a ampliar nuestro
rendimiento informativo, siempre de una u otra manera, ya sea inconcientemente,
siempre se busca ese “beneficio simbólico”.
4.
Para que un discurso sea social (aceptado, escuchado, creído y eficiente) tiene que tener
en cuenta las leyes lingüísticas que tiene la sociedad a la que va dirigido. Por eso es que
antes de producir debe saber quien lo va a recibir. Cuando la persona nace se le impone
una determinada lengua y va aprendiendo las palabras dentro de una estructura que lo va
moldeando y son éstas mismas las que contribuyen en la producción de un discurso. Para
poder entender mejor esto, Bourdieu va a proponer el concepto de “habitus” donde va a
trabajar 2 visiones al mismo tiempo (estructuralista: énfasis en lo social y subjetivista:
énfasis en el individuo) ya que él dice que no se puede estudiar los procesos
estructuralistas sin conocer los subjetivos.
HABITUS:
Relacionado con la “propensión a hablar” del discurso se debe saber quien lo recibe, para
poder tener en cuenta que se debe decir y que no y cuanto puede decir.