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Se nos ha invitado a cruzar la Puerta Santa, siendo esta una ocasión para dejar
atrás al hombre viejo y dar lugar al hombre nuevo, constituyendo éste un momento
propicio para dejar atrás el pecado y pueda así resurgir en nosotros la gracia. Invitación
a sepultar y enterrar los vicios, invitación, en definitiva, para edificar nuestras vidas en
el magnífico despliegue de las virtudes.
En este Año Santo a la vez podemos con humildad acogernos al perdón del
Dios indulgente, a nuestro alcance está también el llegar a ser instrumentos de esa
misericordia divina ante los demás, ante aquellas personas que comparten con nosotros
la travesía de esta vida hacia el puerto de la eternidad, ante aquellas personas que
comparten con nosotros la misma vocación de servir a la Patria,
¡Qué es la misericordia de Dios para nosotros sino el permitir que los hombres y
las mujeres de las fuerzas armadas y de seguridad y sus familias se encuentren con el
Dios bondadoso que bendice sus vidas santificándolos con su gracia!
1
Cf. MISERICORDIAE VULTUS, Bula de Convocatoria del Jubileo Extraordinario, Francisco, 2015.
2
HB 11,2.
3
JN 1,15.
4
JN 1,17.
2
¡Cuántas veces vemos uniformados abnegados que saben entregarse por los
demás con verdadera vocación de servicio, que saben velar por el bien de todos y a la
hora de exigirse son ellos mismos quienes con austeridad y sacrificio nos mueven con
su ejemplo.
“Oh soberano Señor, Dios de los Ejércitos, ante cuyo solio altísimo los
escuadrones de los ángeles cantan perpetuamente un himno de gloria, nosotros los
soldados argentinos de las FFAA y de SS que en el cielo, en la tierra y en el mar
hacemos buena guardia en las fronteras de la nación, velamos a fin de que no sea
alterado el imperio de la ley y la justicia y aseguramos el orden y la paz, que son
indispensables para que la Patria viva tranquila, trabaje confiada y prospere sin
interrupción, venimos hoy a tu augusta presencia para implorar tu protección y
ofrecerte nuestros servicios. Como soldados creyentes, te pedimos la fortaleza invicta,
la fidelidad inquebrantable y el espíritu de sacrificio, llevado si fuera necesario hasta el
heroísmo”.5
Venimos a este santuario nacional a pedirle a la Madre de la Patria por todos los
argentinos; en particular por los hijos que sirven a la Defensa y Seguridad de la Nación.
Y, también, por nosotros mismos, sus pastores, para que por su intercesión el Señor nos
colme de sabiduría y coraje.
Hoy y aquí la Virgen también nos dirige la indicación dada a los sirvientes en las
bodas de Caná de Galilea: «Hagan lo que él les diga» (Jn 2, 5).
María
Madre de misericordia,
la cruz de Cristo,
5
MANUAL DE DOCUMENTACIÓN PARA EL CLERO CASTRENSE DE LA NACIÓN ARGENTINA, Buenos Aires,
1958, p. 13.
4
en la esperanza en Dios,
Amén