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Así te perciben los demás

by Teresa

¿Te has parado a pensar alguna vez como reaccionas cuando interactúas por
primera vez con una persona? , ¿Por qué a primera vista te desagrada esa
persona o te cae bien? ¿Te sientes sorprendido?, ¿Tal vez incómodo?,
¿Responderás a esa persona o pasará desapercibida para ti? ¿Sabes que todas
estas respuestas las puedes obtener en solo unos pocos segundos?

¿CUAL ES EL PROCESO QUE REALIZAMOS A LA HORA DE PERCIBIR A UNA


PERSONA?

1. Reconocimiento de emociones: lo primero que hacemos es una evaluación acerca de


su estado de ánimo, el cual elaboramos a partir de su rostro y del lenguaje corporal que
observamos mediante gestos, movimientos, miradas, postura, etc.…. Así nuestra
respuesta puede variar según creamos que la persona se encuentra angustiada, feliz o
triste.

2. Seleccionamos la enorme cantidad de datos que nos llegan de la persona en


cuestión y reducimos su complejidad.

3. Resumimos la información importante que tenemos sobre la persona que se nos


acerca y omitimos y olvidamos otros muchos detalles. Por ejemplo, si nos gusta su modo
de hablar, vestimenta y el contenido de su conversación, le ponemos un atributo (por
ejemplo “es una persona agradable”).

4. Seguidamente, la información que estamos recibiendo , la almacenamos en nuestra


memoria, la ponemos en relación con otras informaciones que ya disponemos de
experiencias anteriores, la recuperamos y la aplicamos al caso en cuestión.

5. Después, intentamos ir más allá de la información obtenida, con el fin de predecir


acontecimientos futuros y de este modo evitar o reducir la sorpresa.

6. Ordenamos la información que tenemos y creamos categorías para clasificar su


conducta, su apariencia y demás elementos informativos. Podemos categorizar en función
de su atractivo físico, de su personalidad, de su procedencia geográfica, de la carrera
universitaria que estudia, de su ideología política, etc., bien en un sistema categorial
simple p.ej. amigo-enemigo, atractivo-poco atractivo, o en un sistema más complejo.

7. Buscamos los elementos invariantes de los estímulos que percibimos, ya que no nos
resultan de interés los aspectos de la conducta que nos parezcan superficiales o
inestables.

8. Los estímulos que percibimos pasan al interior de nuestra mente a través de un tamiz.
Allí los interpretamos, y a partir de esta interpretación que hagamos, le otorgamos un
significado. Si vemos a una persona que ayuda a un anciano a cruzar la calle, esa
percepción la almacenamos en la memoria junto con la interpretación de que dicha
persona es amable y ayuda a los demás.

9. Intentamos descubrir cómo la persona que estamos percibiendo es realmente, o


cuáles son sus verdaderas intenciones ya que todos sabemos que los objetivos y deseos
de la persona percibida influyen en la información de sí misma que presenta, lo que, unido
a la ambigüedad que tiene gran parte de la información, hace que nos impliquemos en un
proceso activo de conocerla mejor.

10. Realizamos una serie de inferencias, ya que la percepción de personas implica al


propio Yo y ya que otras personas son similares a nosotros, todos podemos
hacernos una idea de cómo se siente una persona cuando está triste, cuando le
suspenden un examen o cuando le dan una buena noticia, porque nosotros hemos vivido
esas experiencias o similares.

11. La percepción de personas suele darse en interacciones que poseen un carácter


dinámico, es decir, cuando percibimos a otra persona, somos a la vez percibidos. Nuestra
presencia, el hecho de sentirse observado, o el contexto, pueden hacer que la otra
persona maneje la impresión que quiera causarnos, presentando o enfatizando ciertas
características y omitiendo otras. Además, las expectativas o percepciones respecto a la
persona que percibimos influyen en nuestra conducta hacia ella; esta conducta a su vez
puede influir en la respuesta que la persona percibida emita, cerrando de esta manera una
especie de círculo vicioso.

¿CÓMO NOS FORMAMOS UNA IMPRESIÓN DE LA PERSONA PERCIBIDA?

1. Inferimos las características psicológicas a partir de su conducta, así como de otros


atributos de la persona observada. (Por ejemplo, la persona se encuentra sola, es atractiva
físicamente, inteligente, de otra ciudad, amante de la ciencia, etc.).

2. Organizamos estas inferencias en una impresión coherente. Siguiendo el ejemplo, se


podría producir el efecto Halo. Dicho efecto aparece cuando un rasgo positivo tiende a
llevar asociados a él otros rasgos positivos, y un rasgo negativo otras cualidades
negativas. De esta manera, los elementos informativos se organizan como un todo donde
cada rasgo afecta y se ve afectado por todos los demás, generando una impresión
dinámica.

3. Combinamos todos estos elementos ya que en cada impresión, aunque todos los
rasgos se relacionan entre sí, hay unos que tienen un mayor impacto sobre los demás,
sirviendo como elementos aglutinadores de la impresión.

4. Producimos una imagen global de la persona. Cuando percibimos a los demás, nos
formamos impresiones globales y unitarias de cada persona. Sin embargo, la información
que recibimos está fragmentada en pequeñas piezas informativas, de muy diversa índole.

5. Si hay elementos que a nuestro juicio son contradictorios, o son incoherentes entre
sí, resolveremos las contradicciones. Cuando recibimos información inconsistente
podemos hacer dos cosas. En primer lugar, se puede cambiar el significado de las
características. En segundo lugar puede inferir nuevos rasgos que permitan reducir las
contradicciones. Si sabemos de otra persona que es inteligente, afectuosa y mentirosa
quizá deduzcamos que es político o diplomático. Con ambos mecanismos el resultado es
el mismo. La impresión resultante es única y coherente.

A LA HORA DE PERCIBIR A UNA PERSONA ¿QUÉ TIENE MAYOR PESO LA


IMPRESIÓN INICIAL (EFECTO PRIMACÍA) O LA IMPRESIÓN FINAL (EFECTO
RECENCIA)?

Efecto primacía:

1· Se da con mayor probabilidad cuando los sujetos se comprometen de alguna


manera con el juicio basado en la primera información antes de que reciban la información
adicional.
1· Cuando la primera información es más clara, menos ambigua o más relevante para
el juicio.

1· Cuando la primera información se basa en la persona estímulo y/ o en la categoría.

1· Cuando la información en general se refiere a una entidad que no se espera que


cambie con el tiempo.

Efecto Recencia:

1· Se da cuando los últimos elementos informativos tienen un peso menor.

1· Aparece cuando la información reciente es más fácil de recordar o más viva que la
primera información.

1· Los últimos adjetivos son descontados o ignorados en la medida en que sean


inconsistentes con la información predominante anterior.

1· Las personas prestamos menor atención a los últimos elementos informativos por
cansancio o bien porque los consideramos menos creíbles o importantes, pensando quizá
que, precisamente porque son menos importantes, por eso han sido colocados en último
lugar.

Cuando la información que conocemos acerca de una persona contiene elementos


positivos y negativos, estos últimos tienen una mayor importancia en la impresión formada.
Por eso una primera impresión negativa es más difícil de cambiar que una positiva, pues
los rasgos que conllevan una evaluación negativa parecen ser fáciles de confirmar y
difíciles de desconfirmar, mientras que los rasgos positivamente evaluados son difíciles de
adquirir pero fáciles de perder.

¿Cuáles son las razones de esto?

1· Se ha sugerido una motivación egoísta por parte del perceptor, pues una persona
que posea rasgos negativos supone un mayor grado de amenaza.

1· La información negativa tiene un mayor valor informativo, dando por supuesto que
la mayoría de las personas nos esforzamos por suministrar una imagen positiva de
nosotros mismos, resulta evidente que la información positiva que suministramos dice
poco acerca de nosotros como individuos únicos y peculiares.

1· Dado que las evaluaciones negativas son menos habituales, su impacto sobre las
impresiones es mayor

¿QUÉ ESTRATEGIAS UTILIZAMOS EN EL MANEJO DE LA IMPRESIÓN?

1. El congraciamiento: intentamos aparecer de una manera atractiva ante los demás,


deseando ser aceptados, queridos…..Esto puede lograrse, por ejemplo, elogiando a la
otra persona o mostrándose de acuerdo con sus opiniones y conductas. Básicamente,
consiste en conformarse a las expectativas del perceptor.

2. Intimidación: con esta estrategia, las personas intentan mostrar el poder que ejercen
sobre la otra persona, amenazando o creando temor. Esta táctica suele darse en
relaciones que no son voluntarias, ya que en una relación voluntaria la probabilidad de que
el otro abandone la relación es grande. Con frecuencia el perceptor se conforma a los
deseos de la persona percibida con el fin de evitar las consecuencias negativas, o los
disturbios emocionales de su desacuerdo.

3. Autopromoción: consiste en mostrar las propias habilidades y capacidades,


ocultando los defectos. A veces esta táctica aumenta en eficacia si el individuo reconoce
fallos menores o ya conocidos por los perceptores, pues de este modo su credibilidad
aumenta. El problema de esta táctica es que con frecuencia resulta difícil hacer creer a los
demás que uno tiene ciertas cualidades de las que carece.

4. Suscitar en los demás el deber moral, la integridad o incluso la culpabilidad (por


ejemplo, cuando un compañero de trabajo le dice a otro “no importa, vete a casa que yo
acabaré el trabajo, aunque me pierda el cumpleaños de mi hija”. O a veces, como último
recurso, las personas muestran sus debilidades y dependencias respecto a la otra
persona.

5. Una estrategia frecuentemente empleada en los dominios relacionados con la


competencia o el rendimiento es la de auto-incapacidad que consiste en incrementar la
probabilidad de que un posible fracaso futuro sea atribuido a factores externos y un posible
éxito a factores internos.

En ocasiones el deseo de una auto-presentación favorable lleva a las personas a


asociarse al éxito de los demás atribuyéndoselo de alguna manera. Es lo que se denomina
disfrute del reflejo de la gloria de otros, es decir, sentir orgullo de la victoria o de los
éxitos de otros a los que seguimos. También existe el distanciamiento del fracaso de
otros. Por ejemplo, es frecuente en los seguidores de un equipo deportivo la expresión
hemos ganado después de una victoria y la expresión el equipo ha perdido después de
una derrota.

Sería incorrecto pensar que estos esfuerzos de los individuos por presentar unas
imágenes determinadas de sí mismos son esfuerzos por presentar una imagen “falsa”, que
no se corresponde con su Yo más profundo y auténtico. Elegir qué aspecto de nuestra
identidad presentamos en una situación determinada puede llevarnos a elegir entre
diversos aspectos de nuestra identidad igualmente verdaderos. En primer lugar porque
estamos limitados por nuestra propia realidad y no todo lo que queremos podemos
conseguirlo: quien no es inteligente puede intentar parecerlo pero lo logrará sólo
relativamente. En segundo lugar, porque a veces nosotros, nuestro yo, se va convirtiendo
en aquello que aparentamos especialmente cuando nuestra apariencia recibe la
aprobación de quienes nos rodean.

Cuando percibimos a otra persona, recibimos información de muy diversa índole:

Apariencia física: lo que percibimos inicialmente en otra persona la mayoría de las veces
es su aspecto físico (que incluye no sólo características anatómicas, sino también
vestimenta, forma de moverse). Esta información es crucial para que nos hagamos una
idea de su estado de ánimo en ese momento (reconocimiento de emociones), para que
sepamos a qué categorías sociales pertenece, e incluso para que nos hagamos una idea
de qué rasgos de personalidad le caracterizan

La conducta: lo que la otra persona hace es también unas de las fuentes de información
cruciales. Sin embargo, es cierto, al mismo tiempo que la conducta no es un indicador muy
fiable de los estados internos, pensamientos y sentimientos de la persona percibida.

Los rasgos de personalidad: Las características de personalidad de la persona percibida


son más importantes que sus características físicas cuando se hace un diagnóstico
psicológico. La razón de este hecho parece estar en que al descubrir las disposiciones
estables de otra persona, adquirimos también cierta capacidad predictiva sobre su
conducta futura.

Información sobre relaciones (roles, redes sociales, como por ejemplo, cuando sabemos
que alguien es padre)

Metas y objetivos que persigue (es una persona que busca el poder) y sobre contextos
.La importancia de cada uno de estos diferentes tipos de contenidos depende en gran
medida del contexto, de los objetivos del perceptor, así como de la propia característica.
Una característica muy extrema (por ejemplo, una chica muy maquillada) puede tener un
papel primordial en la organización de toda la información subsiguiente.

María Teresa Vallejo Laso

Referencias Bibliográficas:

Moya, M. Percepción de Personas

Echebarría, A. y Villareal, M, La percepción social

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