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Psicoterapia constructiva.

Una guia practica


Capítulo 11. Ser persona y terapeuta

Sufrimiento vicario: las heridas de la ayuda.


Milton Erickson solía decir: “mi voz te acompañará”. Su voz acompañaba. Lo que no decía es que
la voz de los clientes también nos acompaña.
Llegamos a insensibilizarnos ante el sufrimiento? Los terapautas suelen informar que son mas
compasivos gracias a todo el sufrimiento que han presenciado. De hecho aquellos terapeutas que
se abren lo suficiente a la interacción emocional que impregna la psicoterapia también parecen
desarrollar una flexibilidad emocional amor y un nivel de comodidad más elevado frente a todo el
espectro de emociones.
Existe una paradoja de este sufrimiento vicario, se podría denominar la paradoja de la lucha de la
esperanza desde el sufrimiento.
Somos protectores de la esperanza sancionados socialmente​. Cargamos profesionalmente
con la responsabilidad de fomentar que el cliente mantendrá un fe. ​Tenemos que ayudar a los
clientes a soportar su sufrimiento personal, a tener confianza en que este sufrimiento irá
desapareciendo, a creer que son personas valiosas y viables y a que su vida merece la
pena ser vivida.

La persona y la vida personal del terapeuta


La descripción más negativa define al terapeuta como un voyeur intrínsecamente neurótico.
Entre el terapeuta como gurú y el super terapeuta se encuentra el sanador de los heridos.
El terapeuta medio,con un buen funcionamento, sufre la mayoría de los problemas que
cualquier otro ser humano. La ansiedad es habitual y la ansiedad aguda puede predominar
en los primeros años del ejercicio profesional. La depresión también es frecuente.
Los sentimientos de soledad son comunes, quizá por estar aislado en la intimidad durante
una gran parte de dia.
Los terapeutas no aportan únicamente teoria, conocimiento o técnica al proceso
terapéutico, también aportan su propio estilo, su presencia y su corazón. Por tanto, no
deberia sorprendernos que la persona del terapeauta sea la segunda dimension mas
importante, despues de las variables del cliente, para predecir el resultado de la
psicoterapia.

La vida personal de un terapeuta.


5 aspectos a resaltar:
1) La psicoterapia es un reto extremadamente difícil y complejo tanto para el terapeuta como
para el cliente
2) El terapeuta cambia, al menos en la misma medida que el cliente, durante el proceso
psicoterapéutico.
3) Muchos terapeutas soportan el peso de una expectativa que dicen que deben ser
extraordinariamente felices, iluminados o sabios para ser profesionales legítimos.
4) El cuidado propio, la compasión por uno mismo, es esencial para el bienestar personal y
para las responsabilidades profesionales de los psicoterapeutas.
5) La terapia personal y la práctica espiritual pueden ser recursos inestimables para nuestra
evolución
El cuidado propio del terapeuta
Nuestro trabajo nos exige constantemente que evolucionemos de formas y en momentos que no
podríamos haber anticipado o que no habríamos elegido.
La lección más fiable que se puede aprender en las profesiones relacionadas con el cuidado es
que el equilibrio y el intercambio son esenciales. ​Es necesario cuidarse a uno mismo. No solo
para garantizar la calidad de nuestro trabajo con los clientes. También es necesario
cuidarnos porque merecemos disfrutar de nuestra vida personal.
El cuidado de uno mismo es una cuestión delicada. Si no tenemos cuidado, el cuidado propio se
puede convertir en otro punto de la larga lista diaria de cosas para hacer.
El cuidado propio es una actitud de competencia que es necesario poner en práctica durante todo
el dia. Es liberar la respiración al notar tensión muscular. Es la satisfacción de un impulso para
relajarse y disfrutar.

Desarrollo personal y espiritual


Cuando pregunto a los terapeutas cómo ha afectado en su vida esta profesión la mayoría de ellos
enfatizan los aspectos de enriquecimiento por encima de los de deterioro.
La diferencia entre los efectos positivos y negativos aumenta generalmente con los años de
experiencia como psicoterapeua. La orientación teórica no parece relevante.
Con frecuencia los terapeutas aseguran que su propio desarrollo psicológico se ha visto acelerado
gracias a su trabajo y que independientemente de su trasfondo religioso o de sus creencias
sienten su trabajo como una forma de servicio espiritual

Los desafíos de ejercer de forma constructiva


Ser psicoterapeuta es un reto complejo. Ser psicoterapueuta constructivo es todavia más.
El constructivismo es un enfoque no autoritario en el que la apertura y el conocimiento
relacionado son primordiales. ​Es necesario honrar la individualidad y la diversidad.
Un terapeuta constructivo reconoce que no puede ser neutral, objetivo e impasible.
El terapeuta constructivo también es consciente de las limitaciones de su propio conocimiento.
Los terapeutas que ejercen desde una metateoría constructiva en pocas ocasiones venden mapas
o son partidarios de un destino concreto. ​Lo que distingue a los constructivistas de otro tipo
de terapeutas es su disposición para unirse temporalmente al viaje de sus clientes.
Un terapeuta constructivo respeta la necesidad de descanso del cliente, así como su
necesidad ocasional de correr. Es compasivo y ofrece consuelo cuando el cliente se siente
asustado o ha perdido la esperanza. Si un cliente siente que no puede moverse por sí
mismo, está dispuesto a esperar o a sostener algunas de las cargas del cliente durante un
tiempo. Pero el control del movimiento y la responsabilidad de elegir la dirección siempre
vuelven al cliente.
El terapeuta constructivo se esfuerza por reducir los peligros cuando puede o por minimizar los
daños derivados de las acciones que ha producido el sufrimiento en el cliente.
Y cuando es el momento el terapeuta constructivo y el cliente toman caminos vitales y los dos se
han enriquecido.
La formación como psicoterapeuta suele resaltar la importancia de los límites. El énfasis se pone
en la distancia y en la diferencia entre el terapeuta y cliente, y entre sus roles. Pero los limites
tambien son áreas de unión.

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