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Utilitarismo: la sociedad debe maximizar las utilidades de sus miembros. Con una
función social de bienestar utilitarista, a la sociedad no le da igual un aumento de las
naranjas (o renta) de Juan de una unidad (o $1.000) que una disminución de las naranjas
(o renta) de Pedrito de una unidad (o $1.000). ¿Por qué?
Si Renta Pedrito < Renta Juan (Renta 2 < Renta 1), el aumento de la utilidad del 1º
derivado de una naranja más (o $1.000 más) será mayor que la disminución de la
utilidad del segundo. (ver imagen:
https://farm6.staticflickr.com/5259/13418817864_bc692aea38_z.jpg)
W = U1 + U2
Debe atribuirse el mismo peso a la utilidad de una persona cualquiera que a la utilidad
de otra.
Rawlsianismo: este profesor de filosofía de Harvard tiene otra postura extrema.
Sostiene que el bienestar de la sociedad sólo depende del bienestar de la persona que
se encuentre en peor situación, la sociedad está mejor si se mejora el bienestar de esa
persona, pero no gana nada mejorando el de otras. En otras palabras, ningún aumento
del bienestar de las personas que se encuentran en mejor situación podría compensar
a la sociedad por una disminución del bienestar de la que se encuentra en peor
situación. (ver imagen en:
https://farm3.staticflickr.com/2882/13418816344_c2cf099612_z.jpg)
Para trazar la curva de demanda ordinaria, hay que saber cuántas unidades del bien
compraría María a cada precio.
Curva de demanda compensada indica la demanda de un bien cuando varía el precio y
se detrae (efecto-sustitución) o se da dinero al individuo para que disfrute del mismo
bienestar que antes de la variación del precio. Por ende, sólo mide el efecto-sustitución
correspondiente a las variaciones de precio. La curva de demanda ordinaria es algo más
horizontal que la curva de demanda compensada. (Ver imagen aquí, también se aplica
a ítem siguiente: https://farm4.staticflickr.com/3768/13419131195_79df9e303a_z.jpg)
1.14.3 El excedente del consumidor
El excedente del consumidor:
La diferencia entre lo que una persona está dispuesta a pagar y lo que tiene que pagar se
llama excedente del consumidor.
Normalmente calculamos el excedente del consumidor observando el área situada por
debajo de la curva de dda. ordinaria y por encima de la recta de precios.
Utilización del excedente del consumidor para calcular los beneficios de un proyecto
público: la curva de demanda compensada puede ser útil para medir los beneficios de los
proyectos públicos. El aumento del bienestar es simplemente el excedente total del
consumidor, el área situada debajo de la curva de demanda compensada. (pág. 130)
Medición de la ineficiencia:
Para medir el valor monetario de una ineficiencia, utilizan exactamente la misma
metodología que para medir el valor monetario de un proyecto.
Los economistas se preguntan ¿a qué estaría dispuesta a renunciar una persona para que
se erradicara la ineficiencia?
El principio de la compensación:
Establece que la disposición agregada a pagar es mayor que el coste, el proyecto debe
realizarse.
Sólo podemos estar seguros de que el proyecto es deseable si se paga realmente una
compensación a los que resultan afectados negativamente, pues en ese caso es una mejora
en el sentido de Pareto. Averiguar si los beneficios netos agregados son positivos.
No presta la debida atención a las cuestiones distributivas.
Consumo rival o no rival. Consumo rival significa que si un bien es utilizado por una persona,
no puede ser utilizado por otra. Por el contrario, un bien no rival se refiere a los casos en los
que el consumo de una persona no impide o reduce el consumo de otra.
Exclusión de la adquisición o beneficio del bien. Si la exclusión es imposible, también lo es
la utilización de sistema de precios, pues los consumidores no tienen ningún incentivo para
pagar por el bien “¿Para qué voy a pagar si me lo darán de todos modos?”.
Bienes públicos: No rivales, sin exclusión; salvo en algunos casos (Como el peaje en las
autopistas).
Hay dos tipos básicos de fallo de mercado relacionado con los bienes públicos: El
subconsumo y el suministro insuficiente.
El problema del polizón: La inviabilidad de un sistema de racionamiento basado en los
precios implica que el mercado competitivo no genera una cantidad del bien público
eficiente en el sentido de Pareto. Como todos los ciudadanos sabrían que acabarían
beneficiándose de los servicios. Independientemente de que contribuyeran o no a
costearlos, no tendrían ningún incentivo para pagarlo voluntariamente. Ésta es la razón por
la que obligan a pagar estos bienes mediante impuestos. LA RENUNCIA DE LA GENTE A
CONTRIBUIR VOLUNTARIAMENTE A LA FINANCIACION DE LOS BIENES PUBLICOS SE
DENOMINA EL PROBLEMA DEL POLIZON.
El problema del polizón no es más que un reflejo de un importante problema de incentivos
que surge del caso de los bienes públicos.
Aunque el sector privado suministre alguna cantidad de bienes públicos, esta será
insuficiente.
La diferencia entre un bien público puro y uno no puro, radica en los costes que la adquisición
de ellos supone. Así, el coste marginal de suministrar un bien puro es estrictamente cero, en
cambio, el coste de un bien no puro, por ejemplo que una persona más utilice una autopista
poco transitada es pequeñísimo, pero no cero. Otra diferencia, radica en la imposibilidad de
exclusión del bien. En el caso de los bienes puro, esta condición es absoluta, mientras que
en los públicos es posible, aunque relativamente caro, impedir que la gente la utilice
(cobrando).
Los costes de la exclusión: Tanto la exclusión de los bienes públicos como la de los privados
tiene costes, denominados costes de transacción. (Por ejemplo, los sueldos de los cajeros en
las tiendas de alimentación y de los cobradores de los peajes en las autopistas)
Aunque los costes de exclusión de los bienes privados pueden ser relativamente pequeños,
en algunos bienes suministrados por el Estado pueden ser muy grandes (Prohibitivos).
Los bienes suministrados por el Estado, cuyo coste marginal de suministrarlo a más personas
es alto, se denominan bienes privados suministrados por el Estado (La educación, el agua,
etc, en el sentido que el aumento del número de usuarios aumentan los costos).
Si un bien privado se suministra gratuitamente, es probable que su consumo sea excesivo, el
consumidor (como no debe pagar) demanda el bien hasta que el beneficio marginal que le
proporciona es cero.
Mecanismo para racionar los bienes privados suministrados por el Estado: Cuando el
consumo de un bien por parte de cada persona tiene un coste marginal, si los costes de
gestionar el sistema de precios son muy altos, puede ser más eficiente que lo suministre el
Estado y que lo financie por medio de los impuestos generales. (El Estado podría proveer del
bien gratuitamente, de esa forma se eliminarían los costos de transacciones)
Cualquier método que restrinja el consumo de un bien se denomina sistema de
racionamiento (uno de ellos es el sistema de precios)
Provisión uniforme: Suministrar la misma cantidad del bien a todo el mundo.
Los bienes públicos puros se suministran eficientemente cuando la suma de las relaciones
marginales de sustitución (de todas las personas) es igual a la relación marginal de
transformación.
La relación marginal de sustitución de bienes públicos por privados nos indica a qué
cantidad del bien privado está dispuesto a renunciar cada individuo para obtener una
unidad más del bien público.
La relación marginal de transformación nos indica a qué cantidad del bien privado debe
renunciarse para obtener una mitad más del bien público.
En síntesis, la eficiencia exige que: La suma de las relaciones marginales de sustitución sea
igual a la relación marginal de transformación.
PRECIO EN IMPUESTOS: Es la cantidad adicional que paga una persona por cada unidad
adicional del bien público.
El punto de tangencia entre la recta presupuestaria y la curva de indiferencia es la utilidad
máxima del consumidor.
En el nivel de produccion en el que la demanda agregada es igual a la oferta, la suma de las
disposiciones marginales a pagar es igual al coste marginal de produccion o la relacion
marginal de transformacion.
El equilibrio del mercado, en ausencia de los fallos del mercado, corresponde a cualquiera
de los puntos situados en la curva de posibilidades de utilidad. Por la misma razon, no hay
una única oferta de bienes públicos que sea optima en el sentido de Pareto.
El nivel eficiente de los bienes publicos depende, en general, de la distribucion de la renta.
Utilizacion de el sistema fiscal y el sistema de asistencia social para la redistribucion de
recursos (suponen altos costos administrativos, además de impuestos que tienen
importantes repercusiones por la via de los incentivos)
El fallo más importante que lleva a la producción publica a bienes privado es la falta de
competencia en el mercado
Una de las razones de la poca competencia puede ser la existencia de economías crecientes
a escalas. ( los costes medios de producción disminuyen al aumentar la cantidad)
Monopolios Naturales.
Los monopolistas son eficientes el único problema es que fijan precios muy altos, por lo que
producen poco. ( Harold Demset –George Stigle)
Algunos economistas creen que la pérdida acumulada de eficiencia provocada por la
regulación puede ser mucho mayor o por la producción pública puede ser mucho mayor.
Actualmente la regulación trata principalmente de asegurar la competencia y de que no se
abuse del poder que implica el monopolio.
Las comparaciones tienden a mostrar que los costes de las empresas privadas don más bajos
que lo publico
El estado y el sector privado casi nunca producen los mismos bienes por lo que es difícil
comprarlos.
Existen casos en los que es estado resulta igual o incluso más eficiente que el sector privado.
Se incurren en muchos gastos que carecen de riesgo y estos costos recaen en la sociedad.
También existen costes de retraso y papeleo que incurre la burocracia
existe relación entre funcionarios del estado y los fondos que reparten. (los funcionarios no
gastan su dinero si no que recursos públicos por lo que se entiende que el funcionario al no
estar gastando su propio dinero puede tomar decisiones más discrecionales que si estuviese
gastando el propio. En este sentido se justifica el papeleo y la burocracia)
8.4 Corporativizacion
antes de que se privatice una empresa estatal esta pasa por una etapa de corporativizacion,
en donde se distingue un aumento en la eficiencia.
Con la corpotativizacion se pueden poner en marcha planes de incentivos y liberación de las
distintas restricciones.
Las organizaciones basadas en los resultados son los organismos públicos que pertenecen
al sector público pero los funcionarios son retribuidos en función de su desempeño.
En caso de privatización o corportizacion ha de producir de un bien que pueda venderse.
Las cuestiones de interés públicos suelen ser complejos de medir y difíciles de expresar en
el diseño de las organizaciones.
Aun en los países más próximos al modelo de economía de mercado, el Estado tiene que
intervenir estableciendo el marco jurídico que permita llevarse a cabo la actividad económica.
Pero, además, es necesario también su intervención, basándose en que muchos mercados no
producen resultados eficientes. Esta justificación se conoce con el nombre de argumento a favor
de la intervención del Estado, basado en los fallos de mercado.
Recordemos que fallo de mercado significa que el mejor resultado posible no ha ocurrido.
Ya hemos visto varios ejemplos de fallos que no producen resultados eficientes, y actuaciones del
Estado tratando de conseguirlos:
En industrias con bajo grado de competencia, el Estado las fomenta con legislación
antimonopolio.
En mercados muy competitivos, que no estimulan la I+D, el Estado los incentiva con
legislación sobre patentes.
En mercados con información imperfecta, el Estado promueve legislaciones en defensa del
consumidor.
En este tema vamos a estudiar otro fallo de mercado: las externalidades negativas que se
producen en el medio ambiente.
2.1 Definición y tipos de externalidades.- En el modelo competitivo básico se parte del supuesto de
que los costes de producir un bien y los beneficios de venderlo recaen totalmente en las
empresas, y los costes de comprarlo y utilidades o beneficios de recibirlo recaen totalmente en el
comprador. Pero en la realidad no ocurre siempre así, porque pueden existir unos fallos de
mercado llamados externalidades, que aparecen cuando la actividad de una empresa o persona
afecta directamente a otras, y por la que ni paga ni percibe compensación. Por lo tanto, no
soporta todas las consecuencias de su actividad (le son externas). Podríamos considerarla como
casos en los que el sistema de precios no funciona correctamente. Hay dos tipos:
b) Externalidades negativas.- Los individuos o la sociedad sufren de unos costes adicionales que
no han consumido. En este otro caso, veremos que la oferta de bienes a que da lugar el mercado
es excesiva.
Pero supongamos que hay una externalidad en la producción de acero porque, por
ejemplo la empresa contamine el aire y el agua sin sanción alguna, figura B). Aparece un coste
social marginal que soportan los miembros de la sociedad, que es superior al coste marginal de los
productores. Si igualamos los costes marginales sociales con los beneficios marginales sociales, el
nivel de producción eficiente sería Qs, menor que si sólo hubiera costes privados, en cuyo caso la
producción era Qp. El nivel de producción de acero que genera externalidades negativas es
demasiado elevado en el libre mercado. La pérdida de excedente del consumidor es el área
rayada.
¿Qué ocurriría si la empresa dedicara un gasto para eliminar contaminación?. Este gasto
generaría externalidades positivas. La eliminación de la contaminación apenas le reporta utilidad a
la empresa. Suponiendo que tenemos la curva de coste marginal de equipos descontaminantes y
la curva de demanda de la empresa de estos equipos, el equilibrio lo tendría la empresa en E,
donde se iguala su beneficio marginal con el coste marginal de la eliminación de la contaminación.
Pero el beneficio marginal social es mucho mayor que el beneficio marginal privado. El equilibrio,
si se tuviera en cuenta la externalidad sería E’. Por lo tanto, para que hubiera eficiencia y los costes
marginales se igualaran a los beneficios marginales sociales, la empresa tendría que gastarse Ps, es
decir, más de lo que se gasta en un libre mercado. Mientras no haga eso, el mercado será
ineficiente. Habrá fallo de mercado.
Uno de los principales papeles del Estado es corregir las ineficiencias que provocan las
externalidades. Existen muchos tipos de externalidades negativas, pero quizás las más evidentes
son las que degradan el medio ambiente, a las cuales la opinión pública está muy sensibilizada.
Recordemos algunos ejemplos notables:
La destrucción parcial de la capa de ozono, que puede tener importantes repercusiones
sobre el clima, radiaciones, etc. Es una externalidad que afecta a todo el planeta, que
provocó el freón de los aerosoles sin que ninguna empresa haya pagado nada.
La catástrofe de Chernobyl, que provocó grandes daños a la agricultura y ganadería,
incluso en países fuera de Rusia, sin que este país pagara los costes, etc.
Las mareas negras que provocan a veces accidentes de buques petroleros.
Vemos que el problema de las externalidades es que los causantes de los daños no soportan la
totalidad de sus costes. ¿Cómo se podría tratar de resolver el problema?. Habría que tratar de
internalizar las externalidades. Aparece aquí la necesidad de que el Estado intervenga.
3.1 Su enunciado y limitación.- Según este teorema, puede resolverse los problemas de las
externalidades reasignando los derechos de propiedad. Con unos derechos de propiedad
debidamente diseñados, los mercados podrían hacerse cargo de las externalidades, y el Estado
asignar correctamente estos derechos, con lo que su intervención sería prácticamente esa; lo
demás lo haría el mercado.
Por ejemplo, supongamos que una fábrica que emite humo contaminante pretende instalarse
próximo a una zona residencial, y el Estado interviene concediéndole a los habitantes de las
viviendas el derecho de propiedad sobre el aire puro.
En un mundo ideal, en el que la información fuese perfecta, el dueño de la fábrica podría averiguar
cuánto vale el aire puro de cada vecino y el total que tendría que pagar a los vecinos. Lo
compararía con el coste del equipo para eliminar humos y, si éste era mayor, pagaría a los vecinos
por contaminarle su aire. Pero es muy difícil que la fábrica pudiera averiguar con exactitud lo que
tendría que pagar a cada vecino.
El teorema de COASE es bastante atractivo, asignando un papel mínimo al Estado. Pero es muy
difícil saber los costes causados al medio ambiente, por lo que su aplicación es muy limitada. Por
eso, actualmente los autores están de acuerdo en exigir una mayor intervención del Estado.
3.2 Tipos de intervención del Estado.- Entre los tipos de intervención del Estado cabe citar los
siguientes:
La regulación.
La imposición de sanciones económicas.
Subvenciones a las medidas correctivas.
Creación de un mercado de permiso comercializable.
La respuesta más rigurosa que puede dar el Estado al problema de la externalidad es declararla
legal. Por ejemplo, puede definir el nivel permisible de contaminación y sancionar a las empresas
que lo traspasen. Los autores consideran que existen opciones mejores que las estrictas normas
del todo o nada que implica la regulación. El aire puede estar más limpio o más sucio, y aunque
existan unos límites a partir de los cuales el aire es irrespirable, cabe hacer un análisis marginal,
buscando cuál sería el coste adicional de respirar el aire algo más limpio que el límite permitido, y
compararlo con el beneficio adicional tratando de buscar el nivel eficiente de contaminación; la
regulación no permite buscar el nivel eficiente.
Además, la regulación exige mucha intervención del Estado, primero averiguando cuál es el nivel
en el que las emisiones son peligrosas, en segundo lugar fijando unas normas y reglamentos, que
en la práctica suelen ser uniformes, ordenando que todo el mundo reduzca el mismo grado de
contaminación sin tener en cuenta las diferencias entre los costes de tener que eliminarla, y en
tercer lugar controlando su cumplimiento, para lo cual hay que crear la inspección adecuada que
lo vigile.
Por otra parte, una vez que la empresa ha cumplido la norma no tiene ningún incentivo para
buscar y aplicar métodos que reduzcan más la contaminación. Hay quienes critican a este sistema
porque dicen que las empresas gastan más en tratar de que se modifique la norma o esperar
exentos de ella, que en investigar para conseguir una tecnología menos contaminante.
Otra forma de ajustar los costes privados a los sociales es el establecimiento de impuestos y
subvenciones.
Tanto la imposición de multas por violación de las reglamentaciones como los impuestos sobre la
contaminación, elevan el coste de contaminar. La diferencia entre ambos sistemas está en que
mientras la regulación no da recompensa si se contamina menos de lo permitido, los sistemas de
impuestos ofrecen recompensas graduales: cuanto más se reduzca la contaminación menos se
paga de impuestos. Por eso, este sistema permite una mayor eficiencia en la reducción de la
contaminación.
También, el Estado puede conceder subvenciones a las empresas, por ejemplo mediante
deducciones fiscales por la compra de equipos descontaminantes. Las empresas prefieren las
subvenciones a los impuestos, porque así no tienen que disminuir la producción
La eficiencia económica requiere que el precio del bien cubra todos sus costes. Si los
compradores sólo pagan el precio de mercado Pp, no hay eficiencia (tendrían que pagar además el
coste social de la producción y el de la subvención, y con eso retribuir no sólo a la empresa, sino
también a los que soportan la contaminación y al Estado que subvenciona).
Este sistema consiste en que el Estado vende permisos o derechos comercializables, que
autorizan a emitir una determinada cantidad de contaminación. El Estado sólo vende la cantidad
de permisos que permitan no sobrepasar un determinado nivel de contaminación (que puede ser
el mismo que fijaría con un sistema de regulación). Los permisos pueden ser vendidos por las
empresas. Por ejemplo, si una reduce mucho su contaminación puede vender su permiso a otra
que necesite producir más y, por tanto, contaminar más.
Estos permisos producen casi los mismos efectos en los incentivos a descontaminar que
los impuestos, ya que un mercado de estos permisos fomenta el empleo de equipos
descontaminantes cada vez mejores, en lugar de limitarse a mantener la contaminación por
debajo del límite establecido por el Estado (si contamina cada vez menos podrá ir vendiendo sus
permisos).
Si el Estado desea reducir la contaminación con el paso del tiempo, puede diseñar los
permisos de tal forma que obliguen a reducir la contaminación una cantidad fija todos los años.
En Estados Unidos se utilizó este tipo de permisos durante los años 80 para reducir la
cantidad de plomo de la gasolina.
Como resumen y sopesando las distintas soluciones, los programas de incentivos como los
impuestos, las subvenciones o los permisos comercializables, tienen ventaja sobre el sistema de
regulación. La cuestión de la contaminación no consiste en si se debe permitir o no, pues es casi
imposible eliminarla de una sociedad industrializada, ni tampoco sería eficiente, pues los costes de
su eliminación total serían muy superiores a los beneficios.
Parece que la cuestión está en saber cuánto debe delimitarse la contaminación, tratando
de sopesar los beneficios marginales y los costes marginales.
Hay ocasiones en que el Estado interviene no porque existan fallos de mercado, sino
porque considere que existen valores que están por encima de los que se reflejan en las
preferencias de las personas, y el Estado tiene el derecho y el deber de imponerlos a los
ciudadanos. Por ejemplo, no es posible decidir estrictamente, que en función de los costes o
beneficios económicos, si se debe permitirse o no la caza de ballenas hasta el punto de que se
extingan. Ya no es una cuestión económica, sino social.
La idea de que el estado puede tomar mejores decisiones que los individuos en algunas
cuestiones se llama paternalismo. Es un argumento no económico en favor de la intervención del
Esta-do, imponiendo o prohibiendo el consumo de ciertos bienes.
Bienes preferentes.- Son aquellos que el Estado considera que son buenos para los
ciudadanos y, por ello, les impone su consumo, independientemente de que éstos deseen o no
consumir-los. Por ejemplo, la enseñanza. Todos los gobiernos tienen leyes que la hacen
obligatoria. La educación tiene externalidades positivas para toda la sociedad, pero la intervención
del Estado obligando a los padres a llevar a sus hijos a la escuela tiene un argumento más amplio:
el Estado protege a los niños contra actitudes irresponsables de sus padres, que perjudicarían a
sus hijos no dándoles educación.
Males preferentes.- Son bienes que el Estado considera que son perjudiciales para los
ciudadanos y, por eso, los prohíbe o restringe su consumo. Por ejemplo, la droga. En este caso, se
dan externalidades negativas que perjudican a la sociedad, pero también el argumento a favor de
la intervención del Estado tiene una visión más amplia: proteger al individuo de sí mismo.