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Propiedades de los anticuerpos que determinan su función efectora

Los anticuerpos actúan por todo el cuerpo y en las luces de los órganos mucosos. Se
producen después de que los antígenos estimulen a los linfocitos B en los órganos
linfáticos periféricos y en las zonas tisulares de inflamación.

Durante la primera respuesta a un microbio se producen anticuerpos protectores, los


cuales están presentes en una cantidad mayor durante las respuestas posteriores, la
producción de anticuerpos inicia 7 días después de la infección o de la vacunación, las
células plasmáticas que migran a la médula ósea continúan produciendo anticuerpos
durante meses o años. Algunos de los linfocitos B estimulados por el antígeno se
diferencian en células de memoria, que no secretan anticuerpos, pero están dispuestas a
responder si el antígeno aparece de nuevo, es por ello que uno de los objetivos de la
vacunación es estimular el desarrollo de células plasmáticas de vida larga y de células de
memoria.

Los anticuerpos usan sus regiones de unión al antígeno (Fab) para unirse a los microbios
y sus toxinas y bloquear sus efectos perjudiciales, y utilizan sus regiones (Fe) para activar
diversos mecanismos efectores que eliminan a estos microbios y sus toxinas, esta
característica de los anticuerpos asegura que activen los mecanismos efectores solo
cuando los necesiten, es decir, cuando reconocen a sus antígenos diana.

El cambio de isotipo de cadena pesada y la maduración de la afinidad potencian las


funciones protectoras de los anticuerpos, al cambiar a un isotipo de anticuerpo diferente
en respuesta a varios microbios, el sistema inmunitario humoral es capaz de participar
en los mecanismos del huésped que son óptimos para combatir a estos microbios.

El cambio a un isotipo IgG prolonga la duración del anticuerpo en la sangre y, por tanto,
incrementa la actividad funcional del anticuerpo; este mecanismo único de protección
de una proteína sanguínea es la razón por la que los anticuerpos IgG tienen una semivida
de unas 3 semanas, mucho mayor que la de otros isotipos de Ig y que la de la mayoría de
las demás proteínas plasmáticas. Uno de los diversos preparados terapéuticos que se
basa en este principio es la proteína de fusión receptor para el factor de necrosis tumoral
(TNF)-Fe, que actúa como antagonista del TNF y se utiliza para tratar varias
enfermedades inflamatorias.

Neutralización de los microbios y las toxinas microbianas

Los anticuerpos se unen a los microbios y bloquean, o neutralizan, su infecciosidad y las


interacciones de las toxinas microbianas con las células del huésped; los anticuerpos
pueden unirse a estas moléculas microbianas de superficie, lo que evita que los microbios
infecten al huésped.

Los anticuerpos contra las toxinas impiden la unión de estas últimas a las células del
huésped y así bloquean los efectos perjudiciales de las toxinas. La demostración por parte
de Emil von Behring de este tipo de protección mediante la administración de
anticuerpos contra la toxina diftérica fue la primera constatación formal de la inmunidad
terapéutica contra un microbio o su toxina, entonces conocida como sueroterapia

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