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Gubernamentalidad y riesgo en el campo

de las drogas: análisis de las prácticas


de gobierno en torno al problema-
drogas en Chile posdictatorial*
Governmentality and risk in the sphere of drugs: analysis of government
practices for addressing the drugs issue in post-dictatorship Chile
Recibido: 4 de noviembre de 2014 Aceptado: 15 de agosto de 2015

Mauricio Alejandro Sepúlveda Galeas **


Universidad de Chile, Santiago, Chile
Tamara Andrea Drove Aldana
Universidad Diego Portales. Santiago, Chile.

Resumen
El presente artículo aborda la problemática del riesgo en el campo de
las drogas desde una perspectiva genealógica y discursiva, haciendo uso
del concepto de gubernamentalidad como categoría de análisis. En ese
marco, se pregunta por los significados, usos y sentidos del riesgo en el
gobierno de las drogas en Chile entre los años 1990-2013, el cual siendo
una construcción primordialmente socio-histórica, ha sido usualmente
concebida en términos a-históricos, portando un habla despolitizada. Esta
pregunta no reduce la gestión del riesgo a la esfera del Estado, sino que la
doi :10.11144/Javeriana.upsy14-5.grcd inserta en el entrelazamiento estructural del gobierno de un Estado con las
técnicas de gobierno de sí. De esta forma, se desplaza la atención desde el
citar este artículo: Sepúlveda, M. A. & Drove, T. A.
Para problema de las drogas hacia la construcción de las drogas como problema.
(2015). Gubernamentalidad y riesgo en el campo de las En esa dirección, las herramientas analíticas utilizadas permiten visibilizar
drogas: análisis de las prácticas de gobierno en Chile pos- los modos en que el llamado problema-drogas ha devenido en objeto de
dictatorial. Universitas Psychologica, 14(5) 1707-1722. gobierno.
Palabras clave
drogas; riesgo; gubernamentalidad; daños; biopolítica
* Artículo de reflexión. El presente artículo está
basado en los resultados preliminares de la in-
A b st r a c t
vestigación posdoctoral Gubernamentalidad en
el campo de las drogas: análisis de los discursos This article addresses the issue of risk in the field of drugs from a genealo-
y prácticas de gobierno en torno al consumo de gical and discursive perspective, using the concept of governmentality as
drogas entre 1990 y 2013, financiada por el Fondo a category of analysis. The meaning, use and connotations of risk in the
Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico regulation of drugs in Chile between 1990 and 2013 are examined within
(FONDECYT) N° 3140214. this context. Although this is primarily a socio-historical construct, it has
**
Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias usually been conceived in ahistorical terms and expressed in a depoliticized
Sociales. Psicólogo social, Universidad de Con- speech. This examination does not limit risk management to the sphere of
cepción. Máster en Antropología Médica y doctor the State, but rather inserts it into the structural mesh of the government
en Antropología por la Universidad de Rovira i
Virgili, Tarragona, España. Investigador y docente
of a State and the techniques of government themselves. Thus, focus is it
del departamento de Psicología de la Universidad shifted from the problem of drugs to the construct of drugs as an issue. In
de Chile. Becario Postdoctoral. Consejo Nacional this regard, the analytical tools used enable visualizing the ways in which
de Ciencia y Tecnología. Ministerio de Educación. the so-called drug problem has become an objective of government.
Gobierno de Chile. Correo electrónico: sepulveda. Keywords
galeas@gmail.com drugs; risk; governmentality; harm; biopolitics

Univ. Psychol. Bogotá, Colombia V. 14 No. 5 PP. 1707-1722 ed. especial 2015 ISSN 1657-9267 1707
M auricio A lejandro S epúlveda G aleas

Introducción mente los modos de gestionar el problema-drogas en


las últimas décadas. Mayoritariamente, este tipo de
Según el informe mundial sobre drogas de 2014, la crítica “negativa” respecto al gobierno de las drogas
prevalencia mundial del consumo de drogas ilícitas funge en torno a las ventajas y/o desventajas de la
y el consumo problemático de drogas se mantiene prohibición, relevando sus ausencias, excesos y en
estable y el total de consumidores de drogas en el menor medida, sus efectos iatrogénicos. En este
mundo parece ajustarse cada vez más al aumento sentido, dichos cuestionamientos fundamentan su
de la población mundial (Oficina de las Naciones crítica en una concepción jurídica y bélica del poder
Unidas contra las Drogas y el Delito [UNODC], (Foucault, 2006) donde la prohibición y el discipli-
2014). Y es que el problema mundial de las drogas namiento con sus respectivos efectos deseados y/o
ilícitas, en las últimas cuatro décadas del siglo XX, si no deseados son el foco de su atención.
bien experimentó una expansión constante, en los Ahora bien, desde nuestro punto de vista, la
últimos años ha comenzado a mostrar una tenden- crítica fundamentada en una analítica del poder,
cia a su estabilización (Godínez, V., Ominami, C., como la señalada en el párrafo anterior, al centrar
Burns, R., Ahumada, A., & Vidal, C., 2013). Aún su atención en los regímenes de prohibición y sus
así, sigue causando daños considerables expresados, aparatos de control, soslayan e invisibilizan las posi-
entre otros aspectos, en la pérdida significativa tividades asociadas a su ejercicio en tanto prácticas
de vidas y años productivos de muchas personas de gobierno aplicadas a la gestión del problema-
(UNODC, 2014). No cabe duda: los objetivos de la drogas (Ramos, 2012; Vázquez, 2005). O dicho de
llamada lucha contra las drogas no se han cumplido. otro modo, impiden ver cómo en el gobierno de las
En efecto, el consumo de drogas no solo no drogas, el saber y el poder se articulan entre sí, reve-
ha desaparecido ni disminuido, sino que además lándose como dispositivos productivos, capaces de
la violencia y el crimen organizado relacionados producir cosas, artefactos, discursos, que induzcan
con el comercio ilícito ha crecido dramáticamente a la construcción de determinados tipos de cuer-
en países como México, Honduras y Guatemala pos, placeres y riesgos, a través de formas diversas
(Mathieu, 2013). de objetivación y subjetivación.
Este es el escenario internacional, en el cual Ahora bien, para abordar dichos vacios –in-
Chile está lejos de ser una excepción. Sin ir más visibilidades– asociados al tipo de crítica arriba
lejos, según el Informe del Uso de Drogas en las descrita, en este artículo se propone un análisis de
Américas de 2015 del Observatorio Interamerica- la política de drogas en Chile, correspondiente al
no sobre Drogas dependiente de la Organización periodo de posdictadura, sustentado en una serie
de Estados Americanos (OEA), Chile reporta el de conceptos de cuño foucaultiano, tales como
nivel más alto de uso de cocaína y cannabis en la riesgo, peligrosidad y gubernamentalidad. Estas
población escolar a nivel de la región, alzándose herramientas conceptuales han demostrado ser
también como el país con la mayor prevalencia enormemente productivas en este campo (Keane,
anual de consumo de pasta base y segundo en con- 2009), y han hecho posible que la crítica desplace
sumo de inhalables en la población escolar a nivel su atención desde el problema de las drogas hacia
de Sudamérica. la construcción de las drogas como problema. En
Frente a esta situación país, las políticas de dro- esa dirección, estas herramientas analíticas per-
gas implementadas en Chile desde el retorno de la mitirían visibilizar los modos en que el llamado
democracia van a ser blanco de fuertes críticas y problema-drogas ha sido problematizado, o si se
cuestionamientos. En particular, si bien estas serán, quiere, pensado. En definitiva, los modos en que
son formuladas desde diferentes ámbitos políticos, este ha devenido en objeto de gobierno.
profesionales, disciplinarios, en su conjunto mues- En ese marco, los resultados aquí expuestos co-
tran una tendencia a enfilar una crítica de tipo rresponden a la primera fase de una investigación
negativa que les es común, evaluando desfavorable- mayor aún en curso. En particular, en este artículo

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se abordará el siguiente interrogante: ¿Qué signi- de Estado (Consejo Nacional para el Control de
ficados, usos y sentidos ha adquirido el riesgo en Estupefacientes [CONACE], 1993).
el gobierno de las drogas? Pues bien, para respon- Hoy, habiendo transcurrido más de dos décadas
der dicho interrogante se llevará cabo un análisis de la formulación de la Política y Plan Nacional de
documental, tomando como fuente una serie de Prevención y Control de Drogas (CONACE, 1993),
documentos públicos correspondientes a políticas, si bien se han obtenido importantes logros en la lla-
planes y estrategias de drogas, elaboradas en el pe- mada lucha contra las drogas (p. ej., fortalecimiento
riodo histórico antes indicado. institucional, aumento de inversión pública, amplia-
En cuanto al análisis, siguiendo los preceptos ción de la cobertura programática, consolidación
del proyecto genealógico y de los estudios de la gu- de un sistemas de información integrado, etc.), lo
bernamentalidad, se optó por un trabajo analítico cierto es que la sociedad libre de drogas que todos
que nos permitiera no solo describir los regímenes los gobiernos han intentado alcanzar, no solo se ve
de prácticas, las maneras de conducir las conductas, lejana, sino también imposible de alcanzar. Y es que
atendiendo al modo en que estas son programadas, los propios datos proporcionados por el Gobierno,
pensadas, calculadas a través de riesgo, sino tam- a través de serie de estudios poblacionales sobre
bién conocer los efectos de su desenvolvimiento consumos de drogas realizados desde los noventa
sobre el propio curso histórico del llamado proble- en adelante, muestran –salvo en el caso de la pasta
ma-drogas en Chile posdictatorial. base de cocaína– una clara tendencia al alza.
Desde el campo de las ciencias sociales, la si-
La emergencia del riesgo en tuación antes descrita ha movilizado fuertes críti-
la construcción del problema- cas que pueden ser divididas en dos grandes tipos
drogas en Chile (Guba & Lincoln, 1994): críticas internas o intra-
paradigmáticas, generalmente orientadas al mejo-
Al igual que en otros puntos del mundo occiden- ramiento y optimización del aparato institucional,
tal, fue en la década de los ochenta cuando en técnico y político; y críticas externas o extrapara-
Chile comienza a consolidarse una determinada digmáticas, orientadas a cuestionar las relaciones de
forma de construcción social del problema-drogas, poder, particularmente los Estados de dominación
definiéndose sus parámetros básicos. Como otros asociados al modelo de sociedad libre de drogas
tantos tópicos de alarma social, logra articular so- con sus respectivos marcos jurídicos abiertamente
bre sí un amplio consenso político y social. Obvia- prohibicionista y sus dispositivos de intervención
mente, no se tratará de un fenómeno social emer- marcadamente abstencionistas, prototípicos de la
gente, pues como bien ha sido documentado por guerra contra las drogas impulsadas por los EUA
distintos investigadores, el consumo de sustancias desde 1948 (Catalán, 1997; De Rementería, Ro-
de alteración de la conciencia ha sido secular y maní, & Fresco, 1997; Musalem & Sánchez, 2011).
tradicional en Chile (Becerra, 2009; Fernández, Dentro de esta segunda línea de crítica, existe una
2011). Sin embargo, pese a existir antecedentes variante de corte académico en la cual confluirían
históricos en torno al problema de las drogas, una serie restringida de trabajos investigativos, en
como por ejemplo en la lucha antialcohólica de su mayoría tesis de grados y posgrados (Becerra,
las primeras décadas del siglo XX (Fernández, 2009; Cabello, 2006; Gonzáles & Schmal, 2001;
2005; Labarca, 2008) o respecto a los consumos Sánchez, 2005), en la que los distintos autores, des-
concupiscentes de sustancias psicoactivas como de paradigmas constructivistas o construccionistas,
opio, morfina y cocaína en las grandes urbes en la dirigirán su crítica a los discursos sobre las drogas
década de los años 20 y 30 (Fernández, 2011). Lo dominantes (Ibáñez, 1991) y sus efectos de control
cierto es que nunca antes el fenómeno drogas fue y sujeción asociados.
percibido como una amenaza, de tal forma como En esta última línea, tanto por su consistencia
para ser definido y abordado como un problema teórico-empírica, así como por sus implicancias

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epistémico-políticas, adquiere gran relevancia el en seguridad pública y las consecuencias económi-


trabajo de un grupo de investigadores chilenos cas. Cabe preguntarse entonces si en la construc-
liderado por el psicólogo comunitario Jaime Al- ción del problema-drogas en Chile ha primado una
faro (Alfaro & Monsalve, 2004; Alfaro, Toledo, mirada del riesgo de carácter securitario por sobre
Sepúlveda, & Monsalve, 1997), cuya tesis central una de tipo sanitaria.
señala que el modelo de análisis con base en el
cual se habría estructurado desde su inicio y hasta Genealogía del riesgo y
la actualidad la Política Nacional de Drogas, sería gubernamentalidad
el Modelo de Factores de Riesgo. Dicho modelo
habría sido utilizado ampliamente, tanto para el Desde un punto de vista genealógico, la noción
estudio del consumo como para el diseño de pro- de riesgo, desde los inicios de la modernidad, se
gramas preventivos, así como para dar fundamento encuentra fuertemente acoplada a la cuestión del
a la actual política de drogas (Alfaro & Monsalve, gobierno de las poblaciones (Castel, 1984; Ewald,
2004; Alfaro et al., 1997), lo que se habría traducido 1997). Por ello mismo, desde una perspectiva polí-
en la omisión, negación o lateralización de muchas tico-epistemológica, el riesgo, no solo será una ma-
otras dimensiones relevantes para la comprensión nera moderna de considerar el peligro atribuyéndole
del fenómenos drogas, entre otras, el peso que tiene una probabilidad en un contexto de incertidumbre,
la grupalidad y los significados en las conductas, y sino que además constituye un dispositivo de go-
los vínculos de ellos con las identidades individuales bierno, inscrito en la gramática de la gubernamen-
y sociales (Alfaro & Monsalve, 2004). talidad biopolítica (Lorey, 2006). Parafraseando
Acompañada de una crítica negativa que se fo- a Foucault (2009), quien afirmará que no hay li-
caliza en las ausencias y releva los efectos de poder, beralismo sin cultura del peligro, se podría decir
es decir de dominación concomitantes a dichas que no hay neoliberalismo sin cultura del riesgo. Si la
omisiones, dicha tesis advierte que la entrada en es- estimulación del temor al peligro, en cierto modo,
cena del riesgo de la mano del modelo de los factores fue la condición, el correlato psicológico y cultural
de riesgo en el horizonte del gobierno de las drogas interno del liberalismo, el discurso “riesgosista” va
supondría la concurrencia de una mirada de salud a ser su equivalente neoliberal (Sepúlveda, 2011).
pública al problema, ya que dicho modelo deriva Esta forma de entender o conceptualizar el
de los modelos clásicos de salud pública (Alfaro & riesgo como un dispositivo de gobierno se distancia
Monsalve, 2004). significativamente de otros enfoques. Siguiendo a
Ahora bien, tanto los vacios observados en el sa- Lupton (1993), Romaní (2010) identifica tres princi-
ber experto respecto a los riesgos y daños asociados pales enfoques en el campo de las ciencias sociales.
al consumo de drogas así como los múltiples usos En primer lugar, el de la sociedad del riesgo (Beck,
que adquiere la noción de riesgos en las Políticas 1998), que lo inscribe en el contexto modernidad
de Drogas, no solo ponen en cuestión la existencia avanzada y el proceso de modernización reflexiva
de un modelo unitario de abordaje del riesgo en (Giddens, 1997). En segundo lugar, el enfoque
este campo, sino que también cuestionan el tipo simbólico-cultural (Douglas & Wildawsky, 1982)
de racionalidad de carácter sanitario que se supone según el cual el riesgo es una forma culturalmente
estaría en la base. De hecho, resultará extremada- dada de responder a aquello que amenaza la co-
mente significativo que a la hora de objetivar los hesión de un grupo, organización o sociedad, sus
riesgos y daños asociados al consumo de drogas, definiciones de la realidad y formas de mantener el
las autoridades de gobierno reconozcan que es “un orden social. Una versión revisada de dicho enfoque
tema pendiente el contar con información sobre pondrá énfasis en la construcción social del riesgo
las consecuencias sanitarias del consumo de drogas a partir de criterios culturales, morales y políticos.
ilícitas” (CONACE, 2011, p. 24) y por el contrario En tercer lugar, el enfoque socioconstruccionista
informen cuantiosamente sobre las consecuencias posfoucaultiano, en el que la “gestión de riesgos” se

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sitúa en el marco de la gubernamentalidad (Roma- es reemplazada por la de riesgo (una serie de facto-
ní, 2010). Esta última perspectiva, a la cual adscri- res que se aplican a través de la población). Así por
bimos, analiza el riesgo en relación con el ejercicio ejemplo, en el caso de Reino Unido, el primer atisbo
del poder, relación que, en el caso del capitalismo de este cambio en la política británica aparece en
avanzado, se estrecha al punto que puede afirmarse 1965, con la publicación del segundo reporte del
cierta “afinidad” entre esta racionalidad política Comité Interdepartamental sobre la Adicción de
(neoliberalismo) y las tecnologías actuariales de Drogas, en el cual se describía a la adicción como
gobierno (gestión de riesgos) (O’Malley, 2006). una “enfermedad social contagiosa” y hacía las
Desde el enfoque de la gubernamentalidad, recomendaciones para el monitoreo, vigilancia y
autores como Françoise Ewald (1997) sostienen restricción del “problema” (Seddon, 2011). Este
que nada es un riesgo en sí mismo. Por lo tanto, no hecho habría constituido un marcador inicial del
sería de interés investigar la naturaleza del riesgo nacimiento de una nueva orientación hacia el fe-
en sí, sino más bien las formas de conocimiento, los nómeno de las drogas, en donde comenzará a abor-
discursos dominantes y las técnicas de los expertos darse el consumo en relación con la administración
e instituciones que utilizan y les sirven para hacer del riesgo en la población. Desde aquí, aparece la
del riesgo algo calculable y cognoscible. Ciertamen- noción de riesgo como un principio organizador
te, desde esta perspectiva los riesgos no son con- clave en este campo, reflejando el nacimiento del
siderados como intrínsecamente reales, sino como concepto de riesgo dentro de las formas neolibera-
una modalidad particular en que los problemas son les de gubernamentalidad (Seddon, 2011). Dicho
visualizados, imaginados y enfrentados. Lo que es análisis converge con los trabajos realizados en
específico del riesgo es que se trata de una técni- Francia por Robert Castel (1984) durante la década
ca estadística y probabilística, a través de la cual de los 70 y 80, que darán cuenta del desplazamiento
grandes cantidades de eventos son clasificados en experimentado por la sociedades europeas hacia
una distribución, que a su vez es utilizada como un un orden posdisciplinario, desplazamiento que se
medio para hacer predicciones probabilísticas. No habría producido –en parte– cuando se autonomizó
se trata de evaluar entonces si estos procedimientos la noción de riesgo respecto a la de peligro.
basados en el riesgo son exactos o justos, sino más Más recientemente, Cameron Duff (2004,
bien analizar cuáles son las características espe- 2010), tras analizar y comparar las bases concep-
cíficas de esta modalidad de gobierno de eventos tuales de las políticas de drogas con relación al
futuros e inciertos. En definitiva, como señala Ian riesgo en Australia, Reino Unido y otros países
Hacking (2001), se trata de una racionalidad de centroeuropeos, va a constatar que tanto el
gobierno posibilitada por el desarrollo del conoci- análisis como la gestión de riesgos asociada al
miento estadístico y los cálculos de probabilidad consumo de drogas ilícitas habría estado domi-
desplegada a partir del siglo XVIII; momento en el nada en los últimos años por lo que el mismo
que “el poder descubre el cálculo de riesgos, es decir, autor llamará “ciencia de la prevención”. Esta
la prevención de peligros con base a la distribución “ciencia” referiría a un “campo emergente” que
de su probabilidad” (San Martín, 2009, p. 52). busca desarrollar bases científicas para dar so-
porte a las estrategias específicas de prevención
El riesgo en el gobierno de las drogas de los problemas relacionados al uso de drogas.
Con tal propósito, basándose en la información
Existe una larga historia que ha considerado a los de expertos en farmacología, neurotoxicología,
usuarios de drogas como una amenaza o peligro, medicina psiquiátrica y ciencias de la salud, “la
al menos desde el siglo XVIII. Ahora bien, desde ciencia de la prevención” identifica una serie de
1960 estas concepciones empiezan a mutar de una riesgos “cuantificables” para la salud individual
manera sutil pero significativa (Seddon, 2011). La y el “bienestar psicológico” relacionados con el
idea de peligro (una característica de los individuos) consumo de sustancias ilícitas. Según Duff (2010),

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lo anterior habría significado la introducción de Esta forma de construir el riesgo habría allanado
una amplia gama de sofisticados métodos cientí- el camino para que los motivos por los cuales las
ficos provenientes de las ciencias de la salud y la personas usan drogas sean representados como fe-
epidemiología, cuestión que habría medicalizado nómenos gatillados por una falta de conocimiento
aún más los debates sobre políticas de drogas por parte de los sujetos, eventualmente capaces de
en los últimos años. Especial relevancia en este tener agencia, ya que las opciones racionales esta-
proceso de medicalización habría tenido el movi- rían a su alcance. De esta manera, los problemas de
miento hacia “la práctica basada en la evidencia drogas serán relacionados a una cierta categoría de
científica”, conforme a la cual, todas las políticas personas, particularmente jóvenes con desventajas
y estrategias de drogas requieren demostrar evi- socioeconómicas, situadas en comunidades remotas
dencias claras de eficacia y sostenibilidad para o en situación de calle. Estos grupos de personas
una puesta en marcha segura. Por supuesto, lo constituyen grupos vulnerables que necesitan ayu-
que cuenta como evidencia y cómo se recoge está da o intervención (objetos de intervención). Cabe
lejos de ser debatido. Aún así, dicho movimiento destacar que la vulnerabilidad será calculada de
seguiría expandiéndose, llegando a constituirse en acuerdo a la presencia de factores de riesgo y facto-
“la voz autorizada” en el campo de la prevención res protectores relacionados con el uso de drogas,
en general, y en el de la prevención del consumo como por ejemplo, situación desempleo, pobreza,
de drogas en particular. Incluso, habría llegado a desestructuración familiar, estrés psicosocial, etc.,
ser un referente indiscutible tanto para aquellos lo que no solo tendría impactos en la salud, sino
que abogan por una sociedad libre de drogas co- que también contribuiría al riesgo de criminalidad
mo para aquellos que abogan por una política no (Lancaster & Ritter, 2014).
maximalista tendiente a la normalización de los
usos de drogas (como por ejemplo aquellos que Encuadre metodológico
adscriben al enfoque de Reducción de Daños).
Coincidiendo con otros autores (Kelly, 2005; La investigación en la cual se basa el presente
Sharland, 2006) Duff (2010) advertirá también, artículo tuvo por objetivo conocer las racionalida-
que en los discursos expertos de la “ciencia de la des políticas, técnicas y tecnologías de gobierno,
prevención” el uso de drogas generalmente es ca- desplegadas en torno al consumo drogas y sus
racterizado como una práctica de alto riesgo, de problemas asociados, en el Chile posdictatorial.
tal forma que lidera un amplio espectro de daños Para ello, se utilizó una metodología cualitativa
sociales, políticos e individuales. Esta evaluación de investigación, la cual forma parte de una im-
habría sido aplicada a toda la gama de experien- portante tradición investigativa en las ciencias
cias de uso de drogas, desde los usos regulares o sociales. Como bien es sabido, más que un corpus
dependientes hasta los experimentales, ocasiona- teórico-metodológico definido y jerarquizado en
les y los llamados usos recreativos. Se trata de una sus procedimientos técnicos, esta tradición se
caracterización del riesgo como real, objetivable, basa en la consideración holística de los ante-
verificable y relacionado causalmente a daños es- cedentes empíricos y en la comprensión de los
pecíficos. Si bien esta caracterización del riesgo, mundos particulares que rodean los fenómenos
en principio, estaría basada en lo informado por sociales estudiados. En particular, en este texto
un grupo reducido de “expertos” profesionales y se exponen resultados parciales de la primera
científicos (por ejemplo comisiones de expertos), fase de investigación, la cual ha sido sustentada
de forma creciente y progresiva ha ido ganando en el análisis documental, concretamente, en el
terreno en el campo de las drogas, llegando a análisis de documentos públicos. Lo anterior, por
constituirse en una perspectiva hegemónica tan- cuanto entendemos que los llamados documentos
to en la producción de conocimiento como en su públicos (Smith et al., 2009) son textos distintivos
gestión política. que encuadran la naturaleza de los problemas de

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de gobierno en torno al problema - drogas en C hile posdictatorial

las políticas, moldean las fronteras de posibles res- sido posible reconocer cuatro momentos o fases
puestas y actúan como puntos de referencia para configurativas: un primer momento de amenaza y
una amplia variedad de actores en la justificación peligrosidad; un segundo momento, heterotópico;
de sus acciones subsecuentes. un tercer momento de hiperfocalización y finalmen-
En cuanto a las fuentes utilizadas para el aná- te, un cuarto momento de regulación.
lisis, estas refieren al conjunto de documentos de
dominio público, relacionados con las prácticas Amenaza y peligrosidad
de gobierno desplegadas en torno al consumo de
drogas y sus problemas asociados en Chile, corres- Esta primera fase se caracteriza por situar las sig-
pondientes al periodo 1990-2013. En ese marco, nificaciones del riesgo en el campo de las drogas
fue seleccionada para su análisis una serie de do- como una externalidad, es decir, como una ame-
cumentos públicos correspondientes a políticas, naza polimorfa. Efectivamente, ante la ausencia de
planes y estrategias nacionales sobre drogas, ela- procesos de mediación tendientes a su objetivación,
borada durante dicho periodo. De este modo, el dicha amenaza se potencia como un dispositivo ge-
corpus discursivo-textual sometido a análisis quedó nerador de miedos sociales difusos. En ese marco, la
conformado por lo siguientes documentos: Política significación del riesgo se acoplará tempranamente
y Plan Nacional de Prevención y Control de Dro- a la de peligro, cuestión que permanecerá presente
gas (CONACE, 1993); Estrategia Nacional sobre de forma residual hasta la última formulación de
Drogas 2003-2008 (CONACE, 2003), Estrategia la estrategia nacional correspondiente al periodo
Nacional sobre Drogas 2009-2018 (CONACE, 2011-2014. Lo anterior puede observarse en el si-
2009) y Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol guiente fragmento.
2011-2014 (CONACE, 2011).
Finalmente, el material documental fue ana- La relación de la drogadicción con el bajo rendi-
lizado conforme al proceder genealógico carac- miento y la deserción escolar, con el ausentismo
terístico de una analítica de la gubernamentali- y los accidentes laborales, con la delincuencia y la
dad, el cual aproxima el análisis de las prácticas violencia en general, y con el tráfico de drogas y la
discursivas al diálogo con una problematología corrupción de personas e instituciones, hace que la
histórica (Haidar, 2007), desplegándose en un recuperación de los afectados interese e involucre
doble movimiento. Por un lado, se focalizó de el esfuerzo de toda la sociedad, ya que es ésta en su
forma simultánea en el análisis de las racionalida- conjunto la que está siendo afectada. (CONACE,
des políticas y tecnologías de gobierno asociadas 1993, p. 45)
al riesgo, en un movimiento continuo de ida y
vuelta, bajo el supuesto de su mutua constitución Pues bien, si en el uso convencional, el riesgo
y determinación (De Marinis, 1999). Y por otro es definido en términos de la probabilidad de que
lado, se focalizó –aunque en menor medida– en las ocurran sucesos o consecuencias indeseables, en
formas de subjetivación implicadas en el gobierno esta temprana ecuación riesgo-peligro (daño), el
de sí, bajo el supuesto de que el riesgo funge como riesgo surge como resultado de la eliminación
dispositivo de gobierno. de la chance –la contingencia– ya que se afirma
que el uso de drogas, invariablemente, produce
Resultados diversos daños y por tanto es un peligro debido
a la propia naturaleza del objeto en cuestión. En
El análisis de los documentos institucionales an- consecuencia, no hay riesgo de daño, el daño
tes señalados ha permitido reconstruir el proceso es un resultado cierto a corto, mediano o largo
mediante el cual el riesgo, como tecnología y co- plazo (Duff, 2010). Al respecto, tomemos como
mo racionalidad, ha sido incorporado al discurso ejemplo lo planteado en la Estrategia Nacional
gubernamental de las drogas. En esa dirección ha sobre Drogas 2009-2018:

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(…) el uso de marihuana está relacionado con bajo delitos de mayor connotación social, entre los cuales
rendimiento y desapego escolar, problemas en la destacan agresiones, accidentes de tránsito, enfer-
relación con los padres o indisciplina y disposicio- medades y discapacidades. (CONACE, 2011, p. 13)
nes hacia la agresión. Muchos de estos problemas
pueden ser antecedentes del uso de drogas, pero Heterotópico
también en numerosas oportunidades las drogas
aceleran y vuelven a veces irreversibles estos daños. El gobierno de las drogas en Chile, o mejor, las
(CONACE, 2009, p. 8) políticas de drogas, en sus inicios otorgan un lugar
periférico a la cuestión del riesgo. Sin embargo,
A su vez la noción de peligrosidad se articula las pocas referencias a este serán significativas
a partir de dos ejes de significación. Por un lado, por cuanto revelan la temprana emergencia de
en torno a la idea de peligrosidad social, en tanto un concepto que, lejos de perpetuarse en los
funciona como metáfora de la monstruosidad so- márgenes, en las décadas siguientes llegará a ser
cial asociada al sujeto adicto, él que amenaza con central. No solo eso, sino que además desde su
disolver el orden social (seguridad púbica) y moral temprana aplicación adquiere un estatus tecno-
(anomia). Así se describe en la misma fuente ante- lógico y epistémico que perdurará hasta nuestro
riormente citada: días. En efecto, en términos tecnológicos, el riesgo
será utilizado como un dispositivo que permitirá
(…) el 36% de las personas que actualmente cursan categorizar a individuos o grupos de individuos,
una condena en la cárcel han cometido un delito diferenciándolos entre “sujetos en riesgo” y “suje-
relacionado con drogas, mientras que entre infrac- tos de riesgo”; es decir, diferenciar aquellos que se
tores adolescentes esta cifra desciende al 20%. La encuentran expuestos de aquellos que nos expo-
probabilidad de que el abuso de drogas sea un mo- nen. Por cierto, la palabra tecnología alude aquí a
tivo poderoso para delinquir o permanecer dentro un conjunto de procedimientos que tiene como fin
de los marcos de una carrera delictiva es algo que moldear las conductas de individuos y poblacio-
debe ser tomado seriamente en cuenta. (CONACE, nes y que tendrán como sustento el conocimiento
2009, p. 10) provisto por la estadística, las ciencias sociales y
epidemiología (Murillo, 2010). En este sentido, el
Por otro lado, se articula en torno a la peligro- riesgo devendrá tempranamente en un dispositivo
sidad tóxica atribuida al propio objeto o fármaco, topológico de inscripción diferencial de dichos
el cual sería capaz de arrebatar a los individuos el grupos, identificando, sopesando, o mejor dicho,
gobierno de las almas. En el entrecruzamiento de graduando áreas (zonas) de riesgo, tal como se
ambos ejes de significación, se sitúa la cuestión de muestra en el siguiente fragmento tomado del do-
la amenaza, potenciándose su capacidad para pro- cumento público correspondiente a la Estrategia
ducir miedos sociales difusos. Esto se evidencia en la Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014:
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014:
Algo similar ocurre con el uso de drogas ilícitas:
El consumo de marihuana y de alcohol en edades las estimaciones de dependencia para marihuana,
tempranas ha sido identificado como la puerta de en- por ejemplo, alcanzan a alrededor del 27% en el
trada hacia otras drogas más complejas que producen nivel socio-económico bajo, mientras que en el alto
mayor nivel de adicción, trayectorias de consumos se obtienen registros de sólo 19%. En los casos de
más largas y problemáticas y consecuencias sociales cocaína y, sobre todo de pasta base, los niveles de
más adversas (…) El consumo de riesgo de alcohol dependencia son similares en los distintos niveles
resulta problemático, principalmente por las conse- socio-económicos, pero las prevalencias de ambas
cuencias sociales y sanitarias derivadas de éste, y en drogas son más altas en los estratos más pobres.
particular por su directa relación con la comisión de (CONACE, 2011, p. 25)

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G ubernamentalidad y riesgo en el campo de las drogas : análisis de las prácticas
de gobierno en torno al problema - drogas en C hile posdictatorial

De otro lado, en términos epistemológicos, esta suelo tecno-político sobre el cual se va articular
segunda entrada en escena del riesgo de la mano una suerte geopolítica del riesgo. Veamos cómo lo
del modelo de los factores de riesgo, el cual supone anterior se expresa en la Estrategia Nacional sobre
que las conductas problemáticas son el resultado Drogas 2003-2008:
probabilístico de múltiples factores que interactúan
entre sí, aumentando o disminuyendo el riesgo de Esta realidad exige generar iniciativas para identifi-
los individuos. Así lo retrata nuevamente la fuente car esta población problemática y motivarla e invo-
anteriormente citada: lucrarla en programas preventivos pertinentes a su
entorno que faciliten su proceso de inserción social
La evidencia demuestra que muchos factores protec- y fortalezcan sus recursos personales y sociales para
tores y de riesgo asociados al consumo de drogas en evitar el consumo de drogas (…). Lo anterior supone
niños y adolescentes también son buenos predictores focalizar la acción preventiva en niños y niñas de la
de otras conductas que se desarrollan en estos gru- calle infractores de ley; en niños, niñas y jóvenes
pos de edad, como consumo de alcohol, violencia y desertores del sistema escolar, en jóvenes desemplea-
deserción escolar. (CONACE, 2011, p. 34) dos y en población penal, entre otras poblaciones de
riesgo. (CONACE, 2003, p. 32)
Dicho modelo, como toda formalización posi-
tivista, tendría ciertas características definitorias: Conforme a esta, si los individuos eligen ignorar
vaciamiento de contenido histórico y reificación de los riesgos, se estarán poniendo ellos mismos en
los factores; ausencia de explicación de los procesos peligro de enfermar y morir, lo cual los alejará de
generativos y reduccionismo probabilístico; apla- todo rol útil en la sociedad, transformándose en una
namiento ontológico, metodológico y praxiológico carga para el sistema de protección social. De otro
y ambigüedad interpretativa (Breilh, 2003). Este lado, aquellos individuos que exponen directamente
modelo constituiría un dispositivo estratégico del a otros al daño, significarán un riesgo potencial para
causalismo positivista orientado a la instrumenta- la comunidad, lo cual merecerá su control (Lupton,
lización de programas de salud ligados a la guber- 1993). Así se ejemplifica a continuación:
namentalidad neoliberal.
La drogadicción tiene muy serias consecuencias para
Hiperfocalización la convivencia social y el bienestar de las personas;
más aún, afecta directamente las bases culturales,
En un tercer momento o tercera fase, la cuestión económicas y políticas de la sociedad. Sólo una ac-
del riesgo va a adquirir una posición central, cons- ción vigorosa y prolongada en el tiempo, que coordine
tituyéndose en una tecnología de gobierno cuya eficazmente todos los organismos e instituciones pú-
performance se mostrará acorde con un nuevo tipo blicas y privadas relacionados con este flagelo y con-
de racionalidad política en el campo de las drogas, temple todos los aspectos involucrados en el tráfico y
en la cual el vocablo estrategia –arte de dirigir un el consumo, nos permitirá revertir la tendencia al au-
asunto para lograr el objetivo deseado– será funda- mento de este mal y lograr así la construcción de una
mental. Ahora bien, los usos antes descritos –hete- sociedad sana para el futuro. (CONACE, 1993, p. 8)
rotópico y factorización del riesgo– no solo tendrán
continuidad en esta fase, sino que además sumarán En consecuencia, dentro de esta retórica del
mayor complejidad tanto en su formulación concep- riesgo, se producirá una elisión entre las agendas de
tual como en su aplicación técnica. Así, por ejem- cuidado y las de control. En efecto, por este camino
plo, las prácticas divisorias instituidas mediante se llegará a la definición de determinadas poblacio-
la estimación diferencial del riesgo –población en nes como riesgosas, ya no solo para sí mismas, sino
y de riesgo– y sus operaciones de geolocalización que para “otros”, siendo estas objeto de vigilancia,
topológica –áreas de bajo y alto riesgo– serán el control y castigo, más que de soporte. Ahora bien,

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la distinción entre aquellos merecedores de apoyo y de 1980; por otro lado, una ficción de la norma
aquellos a los que se asegura corrección nunca será encarnada en el joven prudente u homo prudens, el
del todo nítida y menos explicitada. Así lo describe hombre del riesgo cero (Garland, 2005), prototípico
el siguiente pasaje tomado de la Estrategia Nacional de las sociedades liberales conformadas por sujetos
sobre Drogas 2009-2018: capaces de autorregularse, representada en algunos
casos por el usuario recreativo de cánnabis. De esta
El Estado cumplirá con su responsabilidad de po- forma, se muestra en la Estrategia Nacional sobre
ner los medios necesarios que contempla la ley, la Drogas 2009-2018:
justicia y el orden social para salvaguardar la segu-
ridad ciudadana en un adecuado y no siempre fácil Es por tanto necesario generar alternativas de pre-
equilibrio, respetando las libertades individuales, vención indicada de acuerdo a las características de
procurando desalentar y reorientar a las personas las poblaciones de jóvenes y los contextos en que
con dependencia a drogas, y evitando que los ellos se desenvuelven. Es necesario privilegiar a los
mecanismos para incrementar el control del trá- sectores más postergados donde la vulnerabilidad a
fico afecten las libertades y derechos de terceros. las drogas es mayor por la escasez de factores protec-
(CONACE, 2009, p. 20). tores y por la segregación territorial. Las estadísticas
son concluyentes al identificar como grupo más
Por otro lado, el riesgo comienza a perfilarse vulnerable a la población joven, de escasos ingresos
como una cuestión indisociable al desarrollo psi- y poco integrada a circuitos de promoción social o
cosocial de los adolescentes y jóvenes y en menor de reconocimiento institucional. (CONACE, 2009,
medida asociada a las condiciones de vida de los p. 31)
mismos (vulnerabilidad). Si bien dentro de una
variedad amplia de disciplinas existe una gran Esta última figura representa la conjunción de
riqueza de discusiones teóricas e investigaciones una racionalidad neoliberal y una racionalidad
sobre jóvenes y riesgo, surgirá una mirada hege- del riesgo: un individuo activo que se autorrealiza
mónica que tenderá a construir una imagen de intentando que sean de calidad cada una de sus
la gente joven como una población riesgosa por decisiones. Un individuo que se hace responsable,
definición, en virtud del mundo contemporáneo no como ciudadano ni a través de las relaciones
en el que vive. de mutua interdependencia, sino al cuidado de sí
En efecto, como bien es sabido, históricamente mismo, privatizando la gestión de su proyecto de
los discursos públicos han utilizado a los jóvenes vida (Ampudia de Haro, 2006).
como barómetro de enfermedades sociales, pues
parecen representar –para el mundo adulto– una Regulación
amenaza que es tomada como indicador del de-
clive moral de la sociedad (Sharland, 2006). En Finalmente, en un cuarto momento, las tenden-
ese horizonte, las narrativas del riesgo ofrecerán cias descritas en las tres fases anteriores tienden a
simultáneamente la promesa, la justificación y las profundizarse, observándose una clara consolida-
técnicas para regular el comportamiento de los jó- ción del riesgo como dispositivo de gobierno. Así
venes, la disposición y los futuros deseables. Desde pues, y siguiendo a Foucault, se puede decir que
esta perspectiva, el discurso del riesgo y los jóvenes los dispositivos consisten en una serie de prácticas
en el campo de las drogas delineará una heterotopía y discursos, de saberes y de ejercicios dirigidos a
de las drogas, articulada a través de dos ficciones crear cuerpos dóciles, pero, a su vez, cuerpos li-
fuertemente entrelazadas; por un lado, una ficción bres. De esta forma, los sujetos lograrían asumir
de anomalía, simbolizada en la figura del joven an- su identidad y su libertad en el proceso mismo
gustiado o consumidor de pasta base de cocaína, el de su sometimiento. Efectivamente, el riesgo en
toxicómano por excelencia prototípico de la década tanto tecnología será el eje articulador en torno

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de gobierno en torno al problema - drogas en C hile posdictatorial

al cual se organizará el know-how de gobierno Contribuir a la prevención del consumo indebido


en el campo de las drogas. Del mismo modo, su de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, eva-
racionalidad política profundizará aún más su luando las tendencias de su uso y promoviendo el
carácter poswelfarista, adquiriendo, de ahora en desarrollo de programas preventivos, especialmen-
más, el semblante inconfundible de una raciona- te dirigidos a los sectores de más alto riesgo (…)
lidad neoliberal hiperfocalizada, emergiendo dos Definir y ejecutar una política de tratamiento,
nuevas aplicaciones del riesgo en tanto tecnología rehabilitación y reinserción social de las personas
de gobierno. Por ejemplo, veamos lo expuesto en afectadas por la drogadicción, procurando la ac-
la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2018: tiva participación de la comunidad. (CONACE,
1993, p. 14)
La prevención escolar busca inhibir y retrasar el con-
sumo de drogas reforzando la percepción de riesgo En segundo lugar, en esta fase adquiere centra-
y la desaprobación del uso de drogas, modificando lidad la cuestión de la percepción del riesgo. Cabe
la percepción muchas veces equivocada de la natu- recordar que para algunos autores (Kelly, 2005;
raleza y alcance que tienen las drogas y generando Portell, Riba, & Bayés, 1997), el riesgo comprende
capacidades para resistir la presión del medio –prin- dos elementos clave: determinantes objetivos, como
cipalmente del grupo de pares– que favorece el uso probabilidad de un resultado negativo dada una
de drogas. (CONACE, 2009, p. 28) cierta acción dentro de un contexto dado y deter-
minantes subjetivos, en tanto amenazas de peligro
En primer lugar, el riesgo deja de ser una cate- sentidas o percibidas dada cierta acción (Luhmann
goría discreta que permite establecer diferencias en citado en Kelly, 2005). Por lo general, los mismos
términos absolutos entre quienes se encuentran en autores que sostienen esta suerte de “doble natura-
riesgo y quienes no, sin establecer ninguna conti- leza” del riesgo son conscientes de las limitaciones
nuidad ni punto intermedio entre ambas posiciones que tiene este tipo de planteamiento. Ahora, si bien
(valores). Ahora, el riesgo adquiere un valor relativo esta suerte de doble naturaleza del riesgo se ha ido
en tanto sus variables son continuas, pudiendo esta- orientando en favor de su dimensión subjetiva, la
blecerse valoraciones de distintos niveles de riesgo. discusión no ha sido del todo zanjada. De hecho,
La dicotomía del riesgo como categoría discreta, gran parte de las teorías sociales sobre el riesgo, si
será reemplazada por una representación procesual bien ponen un fuerte énfasis en sus dimensiones
de la salud(abstinencia)/enfermedad (toxicomanía), subjetivas, a la hora de ser aplicadas al estudio del
introduciendo en su problematización una raciona- riesgo, van a ser traducidas como procesos propios
lidad de gobierno sustentada en una economía po- de la cognición social, tal como vemos en el si-
lítica de continuos y heterogeneidades, y por tanto, guiente apartado:
susceptible de (auto)regular de forma segmentada
(selectiva, indicada, etc.) y focalizada (grupos de El objetivo de este sistema es aumentar la percepción
riesgo, poblaciones vulnerables, etc.). Dicho de otro de los riesgos que conlleva el consumo de drogas
modo, susceptible de gobernar mediante políticas y alcohol, y evitar que los estudiantes desarrollen
de gestión diferencial (Castel, 1984). Este tipo de conductas de riesgo asociadas que generalmente de-
aproximación o abordaje del riesgo (risk approach) rivan en violencia, infracciones a la ley, problemas de
pretenderá maximizar la utilización de los recursos salud mental y física y deserción escolar (…) donde
públicos para la prestación de servicios, identifican- los énfasis transitan desde un foco de atención en
do para ello las personas en mayor riesgo, de modo la conducta-problema, hacia una apuesta por el de-
de poder prestarles atención específica oportuna- sarrollo de habilidades, saberes y actitudes dirigidos
mente. El siguiente párrafo de la Política y Plan a fortalecer los factores protectores, y reducir de ese
Nacional de Prevención y Control de Drogas de modo los factores de riesgo en la población escolar.
1993 ejemplifica esto último: (CONACE, 2011, p. 14)

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Consideraciones finales una fuerte dosis de opacidad, dificultando su análi-


sis, pues siendo una construcción primordialmente
Para finalizar, quisiéramos dejar planteada dos socio-histórica suele concebírsele en términos a-
consideraciones generales a modo de reflexiones históricos.
en curso, o quizás pequeñas provocaciones para En este sentido, convergemos con Lupton
futuras investigaciones. En primer lugar, señalar (1993), cuando advierte que la idea de riesgo tien-
que las cuatro fases o momentos descritos, lejos de de a exhibir la representación de un espacio social
sucederse uno a otro de forma lineal, se acoplan reducido, en la medida en que transporta un habla
entre sí, conformando una red compleja; una ma- despolitizada, esto es, en el sentido de la construc-
deja de elementos heterogéneos que harán no solo ción de imágenes naturalizadas de las conductas y
inteligible el riesgo en el campo de las drogas, sino de la realidad social en general. Más aún, cuando
que actuarán como su condición de posibilidad para este opera en un campo densamente codificado
que este se constituya en un dispositivo de gobierno. como lo es el de las drogas, cuya historia moderna
Esta constitución heterogénea pondrá en cues- ha sido urdida entre figuras clínicas –patológicas y
tión la idea sugerida por algunos autores (Alfaro jurídico-criminales–. Razón por la cual creemos que
et al., 1997), en relación con la existencia de cier- una analítica gubernamental del riesgo debería po-
to acoplamiento jerarquizado entre racionalidad, ner especial atención al campo histórico-discursivo,
tecnología y efecto político. En efecto, la heteroge- ocupándose de la episteme, de las condiciones his-
neidad cuestiona la idea de una correspondencia tóricas de posibilidad del saber en torno a las drogas.
entre un tipo de saber, en este caso un saber médico En segundo lugar, en la línea de lo hasta aho-
hegemónico (Modelo clásico de salud pública), un ra expuesto, Mary Jane Spink y Vera Menegon
modo de aproximación al riesgo, es decir una tec- (2006) reconocen en el lenguaje de los riesgos la
nología (Modelo de los factores de riesgo) y unos convergencia y coexistencia de tres tradiciones
efectos de poder tendientes a la dominación de discursivas. Una primera relacionada con el go-
las poblaciones. En este sentido, también pone en bierno de colectivos cuya metáfora más utilizada
cuestión la idea de que el gobierno centrado en el será estar en riesgo. Una segunda tradición relacio-
riesgo pudiera ser imaginado como una unidad, y nada con la disciplinarización de la vida privada
convoca a pensarlo como un arco heterogéneo de vinculada a la moral preventiva cuya metáfora
prácticas con diversos efectos y aplicaciones. De será correr riesgos. Una tercera, heredera del posi-
ahí que los resultados de la presente investigación tivismo de la aventura, vinculada a la economía
sean concordantes con los planteamientos de Pat y los deportes, cuya metáfora será correr el riesgo
O`Malley (2007) cuando afirma que el riesgo se deseado. De acuerdo a esta investigación, a estas
comporta como una tecnología abstracta, siempre tres tradiciones descritas habría que añadir una
modelada y resultante de racionalidades sociales y cuarta relacionada con la monstruosidad social
políticas y del medio ambiente en que opera. y el control de la población excedentaria cuya
En efecto, el riesgo puede adquirir una amplia metáfora sería ser de riesgo.
diversidad de formas que expresan los propósitos Cuatro metáforas posicionales que nos indican
para los que es usado. Como bien señala O`Malley que la construcción del lenguaje de los riesgos,
(2007), el riesgo no es nunca tecnológicamente desde que este se volvió objeto de gestión, se ex-
neutral. Es siempre una forma de gobernar morali- presa de forma diferenciada dependiendo de los
zada, por lo que sus bases morales específicas deben distintos contextos en los que dicho discurso se
ser siempre explicitadas. El problema es que las articula, de los sujetos a los que refiere y de las
prácticas discursivas articuladas en torno al riesgo sustancias en torno a las cuales opera (pre-texto).
suelen operar con un lenguaje burocrático, experto Aquí la trilogía “sujetos, contexto y drogas” modu-
y gerencial, obturando su dimensión moral. De esta la su producción, segmenta su circulación y media
manera, dichas prácticas generalmente introducen su recepción. En este sentido, el uso político dife-

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G ubernamentalidad y riesgo en el campo de las drogas : análisis de las prácticas
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rencial de las distintas metáforas propuestas para Beck, U. (1998). La sociedad del riesgo. Hacia una nueva
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heterotopía del riesgo, en tanto permite catego- S.A.
rizar, como práctica divisoria, a los individuos o Breilh, J. (2003). Epidemiología crítica: ciencia emanci-
grupos, distinguiendo entre “aquellos en riesgo” patoria e interculturalidad. Buenos Aires: Editorial
de “aquellos de riesgo”; es decir, diferenciando Lugar.
aquellos que se encuentran expuestos de aquellos Cabello, E. (2006). Exploración de la existencia de una
que “nos exponen”. perspectiva de género subyacente en el horizonte de
Lo anterior nos hace pensar que el análisis tres expertos en drogas, a partir de sus discursos sobre
genealógico de las prácticas divisorias trazadas a sujeto, adicto (a – y) el tratamiento de rehabilitación
propósito de una heterotopía del riesgo, en tanto de toxicomanías (Tesis de grado inédita). Univer-
dispositivo de gobierno, requeriría de una catego- sidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Chile.
ría complementaria que permitiera entender cómo Castel, R. (1984). La gestión de los riesgos. De la anti-
se articula dicha diferencia. Más aún, cuando no psiquiatría al post-análisis. Barcelona: Anagrama.
se trata de cualquier diferencia, sino de una dife- Catalán, M. (Comp.). (1997). Drogas, política y cul-
rencia colonial, en tanto esta consiste en clasificar tura. Santiago de Chile: Universidad Diego Por-
grupos de personas o poblaciones e identificarlos tales.
en sus faltas o excesos, que marcan la diferencia De Rementería, I., Romaní, O., & Fresco, M. (1997).
y la inferioridad con respecto a quien clasifica. Y Drogas y ciudad. Santiago de Chile: Red Droga
es que sin lugar a dudas la heterotopía del riesgo y Ciudad (Programa URB-AL, Unión Europea).
se haya “enclasada”. Más aún, cada metáfora tiene De Marinis, P. (1999). Gobierno, gubernamentalidad,
color de piel. De ahí la necesidad de avanzar hacia Foucault y los anglofoucaultianos. (Un Ensayo so-
una genealogía decolonial del riesgo que nos per- bre la racionalidad política del neoliberalismo). En
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