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14.

LA CRISIS DEL ESTADO LIBERAL, LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA


GUERRA CIVIL.

14.1. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización. El


Regeneracionismo. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración. La Guerra de
Marruecos.
- Panorama general del reinado de Alfonso XIII: principales problemas del
régimen de la Restauración.
- El Regeneracionismo y su crítica.
- El revisionismo político: intentos de modernización (los intentos fallidos de
reformar el sistema desde dentro).
a) El gobierno de Francisco Silvela.
b) El esfuerzo reformista de Antonio Maura.
c) El reformismo liberal de José Canalejas.
d) Los últimos intentos revisionistas: el gobierno de Eduardo Dato.
- Los grupos de oposición al sistema
a) Los republicanos.
b) Los nacionalistas catalanes.
c) Los nacionalismos vasco y gallego.
d) La oposición proletaria: anarquistas y socialistas.
- Crisis y quiebra del sistema de la Restauración: conflictos sociales y violencia
política.
a) La Semana Trágica de 1909.
b) La crisis de 1917.
c) El impacto de la revolución soviética y el incremento de la violencia
política.
- El problema de Marruecos: el desastre de Annual de 1921

14.2. La dictadura de Primo de Rivera.


- El Directorio Militar
a) La política anticaciquil y de orden público
b) El nacionalismo de Estado
- El Directorio Civil
a) Las bases políticas del régimen
b) La política económica: el intervensionismo económico estatal
c) La política social corporativa
- La caída de la dictadura
a) La oposición a la dictadura
b) La caída de Primo de Rivera
c) La caída de la monarquía.

14.3. La Segunda República: La Constitución de 1931 y el bienio reformista.


- El nuevo sistema político republicano
a) Las primeras reformas del Gobierno Provisional
- La política social
- La reforma del Ejército
- La cuestión autonómica
b) Los partidos políticos
- Los partidos republicanos de izquierda
- Los partidos republicanos de centro
- Los partidos obreros
- Los partidos nacionalistas y regionalistas
- Las fuerzas políticas de derecha
- Los grupos fascistas
c) La Constitución de 1931
- El bienio reformista (1931-1933)
a) La reforma educativa.
b) La Ley de Defensa de la República.
c) Obras Públicas.
d) Hacienda y Trabajo.
e) La reforma agraria.
f) La reforma autonómica. El Estado integral y las autonomías.
g) Los grupos opuestos a las reformas del gobierno azañista.

14.4. La Segunda República: el bienio radical-cedista. La Revolución de octubre de


1934 y el Frente Popular.
- El bienio radical-cedista o conservador (1934-1936)
a) El nuevo mapa político
b) Los radicales en el Gobierno
c) La revolución de octubre de 1934
d) El final del Bienio
- El Frente Popular (Febrero-julio 1936)
a) Las elecciones de febrero de 1936
b) La formación del Gobierno
c) Hacia la Guerra Civil.

14.5 La guerra civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El desarrollo


del conflicto: etapas y evolución de las dos zonas.
- La conspiración antirrepublicana y la sublevación militar
- Las dos Españas
a) La zona republicana
b) La zona “nacional”
- El desarrollo militar del conflicto
a) La lucha por Madrid (julio de 1936-marzo de 1937)
b) El frente norte (abril-octubre de 1937)
c) El frente este (octubre 1937-abril 1939)
- La evolución política de la zona republicana
a) La represión popular
b) La colectivización
c) La reconstrucción del Estado
c.1) La centralización del poder
c.2) El Ejército Popular
d) Educación y cultura
e) El papel de la mujer en la contienda y en la retaguardia
f) La vida cotidiana en la retaguardia republicana: hambre, miseria,
racionamiento y bombardeos.
- La España “nacional”: la génesis de la dictadura franquista
a) El “Nuevo Estado”
a.1) La concentración del poder
a.2) El apoyo de la iglesia católica
a.3) La hegemonía del ejército
b) La represión de los sublevados
c) La contrarrevolución
d) Educación y cultura

14.6. La guerra civil: la dimensión política e internacional del conflicto. Las


consecuencias de la guerra.
- La dimensión internacional del conflicto
a) El Comité de No Intervención. La actitud de Gran Bretaña y Francia
b) La ayuda al bando rebelde o sublevado de Alemania, Italia y Portugal
c) La ayuda al bando republicano de la URSS, de México y de las Brigadas
Internacionales
- Las consecuencias de la Guerra Civil
a) Consecuencias demográficas
b) La depuración
c) La represión económica
d) Los efectos económicos
e) La difícil reconciliación
f) La excepcionalidad de España en la Europa occidental
14.1. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización. El
Regeneracionismo. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración. La Guerra de
Marruecos.

- Principales problemas del régimen de la Restauración


En 1902, Alfonso XIII asumió la corona con 16 años de edad. Durante su reinado
hasta 1923, se mantuvo con escasas modificaciones el sistema canovista, el turno de
partidos y la Constitución de 1876. Sin embargo, desde principios de siglo dicho
sistema político comenzó a dar muestras de fragilidad y deterioro debido los
siguientes problemas:
1) El impacto del desastre del 98.
2) Los conflictos internos y la crisis de liderazgo dentro de los partidos
del turno y los continuos cambios de gobierno.
3) La inadaptación de los partidos del turno a una sociedad de masas.
4) La fractura entre un liberalismo oligárquico partidario de mantener el
fraude en las elecciones y un liberalismo democrático partidario de
buscar una legitimidad basada en la opinión pública.
5) La desafortunada gestión de Alfonso XIII como jefe del Estado,
extramilitándose en sus funciones interviniendo en asuntos
reservados al gobierno y manteniendo relación directa con los
mandos militares.
6) La conflictividad social por la agitación sindical, la amenaza de la
revolución proletaria y el terrorismo anarquista.
7) La reactivación del militarismo y la expansión de altos mandos del
Ejército en la vida política.
8) Las derrotas del ejército español en el intento de expansión colonial
en Marruecos.
9) El impacto que ejerció la I Guerra Mundial, pese a la neutralidad de
España que dividió a la sociedad española entre aliadófilos y
germanófilos.

- La crítica regeneracionista
El regeneracionismo fue una corriente ideológica de protesta contra el régimen
de la Restauración que abogaba por la regeneración de España en los campos
social, económico, político e intelectual. Es decir, reclamaba la introducción de
reformas para la revitalización de España. Así, denunciaban la decadencia de
España y sus síntomas como el analfabetismo, el atraso económico, la pobreza,
el caciquismo, el fraude electoral, la falta de democracia, el militarismo o el
centralismo.
El activista y teórico más sobresaliente de esta corriente fue Joaquín Costa, un
autodidacta y enérgico intelectual aragonés que exigía la destrucción del sistema
político de la Restauración en obras como Oligarquía y Caciquismo (1901),
Reconstrucción y europeización de España (1900).

- El revisionismo político: los intentos fallidos de reformar el sistema desde


dentro
Durante los primeros diez años de reinado de Alfonso XIII, se sucedieron
intentos de llevar a cabo reformas moderadas del sistema político. Varias fueron
las propuestas las cuales coincidieron con cuatro gobiernos:
e) El gobierno de Francisco Silvela
El primer proyecto revisionista fue impulsado por el líder conservador
Francisco Silvela que ocupó la presidencia del gobierno entre 1902 y
1903. Así, Silvela realizó esfuerzos para terminar con la corrupción
administrativa, el fraude electoral y caciquismo como un intento de
eliminar los obstáculos que impedían una mayor participación ciudadana
pero con el propósito de afianzar el sistema monárquico. Asimismo,
preparó proyectos de descentralización para lograr una mejor integración
de los nacionalistas catalanes en el sistema.

f) El esfuerzo reformista de Antonio Maura


Este líder conservador llevó a cabo el proyecto reformista más ambicioso
durante toda la época de la Restauración. Convencido de que era preciso
incorporar nuevas capas sociales a la acción política, afirmaba que era
necesario realizar una “revolución desde arriba” para impedir la
revolución social. Su principal obra política la llevó a cabo entre 1907 y
1909 cuando se produjo la Semana Trágica de Barcelona, a pesar de que
ya había accedido a la presidencia del gobierno en 1904. Así, durante
estos tres años el gobierno emprendió una serie de acciones que fueron
las siguientes:
- La promulgación en 1907 de una Ley Electoral para la “moralización”
de las elecciones acabando con la corrupción y el fraude. Se buscaba así,
una mayor participación ciudadana pero la ley fue muy polémica por
incluía el artículo 29, que establecía la posibilidad de no celebrar
elecciones en los distritos con un único candidato con lo cual hasta 1/3 de
los ciudadanos se vieron privados del derecho a votar.
- La modernización del poder local con la Ley de Administración Local
en 1907 para evitar la excesiva centralización.
- Impulsar la descentralización del Estado para satisfacer a los
catalanistas moderados de la Lliga.
Decir, como conclusión que este proyecto reformista, concluyó con un
indudable fracaso tras la desacertada actuación del gobierno de Maura en
la Semana Trágica de Barcelona en 1909 con la represión desmesurada
para detener la revuelta y con el fusilamiento del director de la Escuela
Moderna, el anarquista Francisco Ferrer.

g) El reformismo liberal de José Canalejas


El siguiente programa de revisionista fue ensayado por el liberal José
Canalejas, que desempeñó la jefatura del gobierno entre 1910 y 1912.
Canalejas representaba la tendencia más izquierdista de las familias
políticas dinásticas, liberando entonces el Partido Liberal Democrático.
Así, dos fueron sus medidas principales:
- Una secularización de la vida política. Así, logró aprobar la llamada
“Ley del Candado” en 1910 que pretendía limitar la presencia de
órdenes religiosas en España. No obstante, su política religiosa fue más
bien emblemática que efectiva e incluso la aprobación de la ley del
candado produjo escasos resultados.
- Pretendió ampliar la intervención del Estado en materia social y
laboral afectando a la duración de la jornada laboral, al trabajo de
mujeres y niños y a la prestación de seguridad social con la intención de
extender el bienestar material a los grupos sociales más desfavorecidos.
No obstante, el asesinato de Canalejas en noviembre de 1912 truncó este
proyecto revisionista y la democratización del sistema.

h) Los últimos intentos revisionistas: el gobierno de Eduardo Dato


El conservador Eduardo Dato promovió las siguientes medidas:
Desarrolló un programa de reformas de asistencia social acelerando la
aplicación de la reducción de la jornada laboral a 8 horas diarias y del
sistema de pensiones para los ancianos. Sin embargo, Dato, no intentó a
acabar con el caciquismo y las manipulaciones electorales para
profundizar en la democratización del régimen.

- Los grupos de oposición al sistema

a) Los republicanos
. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, los republicanos
lograron atraer y movilizar sectores sociales cada vez más amplios entre
las clases medias urbanas y los trabajadores asalariados.
. Además, los viejos líderes Salmerón, Ruiz Zorrilla, Castelar o Pi y
Margall ya habían muerto o fueron desplazados por el empuje de
dirigentes más jóvenes como Alejandro Lerroux, Blasco Ibáñez o
Melquíades Álvarez.
. Su presencia en la vida parlamentaria durante el reinado de Alfonso
XIII fue muy reducida circunscribiéndose su actuación política
principalmente en ámbito locales. No obstante, los republicanos
realizaron, dadas sus diversas fracciones acaudilladas y su casi
permanente división, esfuerzos por conseguir coaliciones con distintas
fuerzas políticas. Una de estas coaliciones fue la Conjunción
Republicano Socialista de 1909 de cara a las elecciones de 1910.
. Las principales formaciones políticas republicanas más importantes de
estos años fueron dos:
1) El Partido Republicano Radical, fundado por Alejandro Lerroux en
1908 con el propósito de movilizar a la clase obrera de Barcelona y
de construir un partido de masas aleado de tentativas
insurreccionales. Su lenguaje anticlerical, populista y demagógico
estilo puestos en sus mítines y la agresividad de sus artículos, dieron
a Lerroux un importante arraigo entre la juventud. No obstante, poco
a poco, y a medida que se acrecentó su patrimonio económico y
personal, Lerroux desechó su anterior extremismo revolucionario.
2) El Partido Reformista, fundado en 1912 por Melquíades Álvarez y
Gumersindo de Azcárate, era una versión más moderada del
republicanismo y pretendían una renovación del sistema político. En
un principio se incorporaron en él prestigiosos intelectuales como
Galdós, José Ortega y Gasset y un joven Azaña. No obstante, su
disposición a aceptar la monarquía borbónica fue perdiendo fuerza y
apoyos como el del joven Azaña.

b) Los nacionalistas catalanes


El nacionalismo catalán tuvo una estrategia permanente de implicación
en la vida política de la Restauración, lo que le supuso su presencia
activa en la vida parlamentaria e incluso la entrada en varios gobiernos
de la monarquía.
El líder de esta opción, Francesc Cambó defendió una serie de propuestas
que se apoyaban en dos pilares:
- La reivindicación de la autonomía para Cataluña
- La reforma conservadora y elitista, pero eficaz, de la administración del
Estado.
La Lliga Regionalista de Cambó fundada en 1901, terminó con la
hegemonía de los partidos dinásticos en Cataluña posibilitando que
triunfasen algunas de sus reivindicaciones. No obstante, los catalanistas
conservadores también perdieron hegemonía con respecto a otros grupos
nacionalistas más izquierdistas y separatistas entre los que destacaron
Francesc Macià que fundó en 1922 un partido, Estat Català y un joven
Lluis Companys que fundaría la ERC.

c) Los nacionalismos vasco y gallego


En cuanto al nacionalismo vasco, tras la muerte de Arana en 1903, el
PNV inició una etapa de continua expansión y consiguió éxitos
electorales, logrando convertirse en 1911 en 1ª fuerza política de Bilbao
y en 1923 en la de San Sebastián. Además, esta fuerza política comenzó
a expandirse en Álava y Navarra. Hay que destacar, también en cuanto al
nacionalismo vasco, que el carlismo sólo mantuvo respaldos sociales
significativos en las provincias de Navarra, Álava y Guipúzcoa y que en
1907, también se creó el Requeté, una milicia armada agresiva formada
por jóvenes carlistas que fue organizada para luchar en la calle contra
republicanos, peneuvistas, anticlericales, socialistas y anarquistas. Por
otra parte, el nacionalismo gallego no logró una presencia significativa
en las instituciones políticas durante la Restauración.

d) La oposición proletaria: anarquistas y socialistas


En cuanto al anarquismo, a principios del XX fue ganando terreno un
sector anarquista que prefería adoptar la estrategia sindicalista a la
violencia y en el que destacaban Ángel Pestaña o Juan Peiró y que tuvo
como resultado en 1910 la creación de la CNT (Confederación Nacional
de Trabajadores) con gran implantación en Cataluña, Aragón, Asturias,
Andalucía, Murcia y Valencia. (1919, 700 mil afiliados)
En cuanto a los marxistas o socialistas también experimentaron una
expansión espectacular incrementándose el número de afiliados tanto de
la UGT (1921, 240 mil afiliados), como del PSOE (arraigo especial en
Madrid, Vizcaya y Asturias, 43 mil afiliados en 1918). Asimismo, desde
el punto de vista organizativo en 1905 fue inaugurada la primera Casa del
Pueblo en Madrid. No obstante, este incremento no se tradujo en el
parlamento por los manejos caciquiles. (los diputados no cobraban
sueldo). Hasta 1910 no entró Pablo Iglesias en el Parlamento.
Desde el punto de vista táctico, colaboraron con otros grupos
antimonárquicos y participaron en coaliciones electorales con
republicanos de izquierda para llegar a la República pero vista como un
instrumento que facilitara el reforzamiento del partido y el avance hacia
el triunfo de la revolución socialista.
Por otra parte, tras la muerte de Pablo Iglesias en 1925, el movimiento
socialista quedó en manos de nuevos líderes más reformistas y afectos a las
formas democráticas como Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto y
Julián Besteiro.

- Conflictos sociales y violencia política


El sistema político recibió dos grandes golpes que hicieron peligrar la
continuidad de la monarquía. Esos dos momentos fueron la Semana Trágica de
Barcelona en 1909 y la llamada crisis de 1917.

a) La Semana Trágica de 1909


Fueron unos violentos acontecimientos que tuvieron lugar en julio de 1909
en Barcelona y en algunas ciudades próximas. Los disturbios comenzaron en
el puerto de Barcelona por el descontento que había de que sólo fuesen a la
guerra de Marruecos jóvenes pertenecientes a las clases bajas. Todo ello
derivo con el apoyo de anarquistas, socialistas y lerrouxistas en una violenta
insurrección en la que cerca de 30 mil personas levantaron más de 200
barricadas y quemaron más de 50 conventos e iglesias. Es decir, en dicho
estallido de violencia se mezclaron protestas contra la guerra colonial de
Marruecos, el anticlericalismo y el descontento económico del proletariado
barcelonés. El gobierno presidido por el conservador Maura reaccionó con
una durísima represión militar en la que murieron 104 civiles, en la que se
encarceló a casi 2000 personas y en la que se fusiló injustamente a Francisco
Ferrer. Asimismo, en entre esas consecuencias se produjo la caída del
gobierno conservador de Maura, el cual perdió el respaldo del rey y dejó el
poder ante la hostil ofensiva de la oposición liberal, de republicanos y de
socialistas. Y también como consecuencia destacada, en noviembre de 1909
llegaron a un acuerdo republicanos y socialistas formando una coalición
electoral, la Conjunción Republicano-Socialista.

b) La crisis de 1917
Esta crisis estuvo a punto de provocar la abdicación de Alfonso XIII. Los
tres componentes de esta llamada crisis de 1917 (que coincidió
cronológicamente con la revolución soviética) fueron: el malestar militar; la
protesta de la oposición política y la subversión obrera.
- La protesta militar.
Los oficiales del ejército se mostraban descontentos con sus reducidos
salarios y también se quejaban del favoritismo en la concesión de los
ascensos. Así, para presionar al gobierno crearon en los primeros meses de
1917 las denominadas Juntas Militares de Defensa que pasaron a agrupar a
jefes y a oficiales. Ese movimiento Juntero se extendió con rapidez por
guarniciones militares de todo el país, reclamando el incremento de los
sueldos, la determinación de los ascensos por antigüedad y la supresión de
los ascensos por méritos de guerra, que sólo beneficiaban a oficiales
africanistas que combatían en Marruecos. Esta protesta o insubordinación se
llevó a cabo en un momento de fuerte tensión social y política teniendo el
gobierno de Dato que ceder a las imposiciones de las Juntas, lo cual
demostró tanto su debilidad como la del propio sistema político.
- La protesta política
En julio de 1917, ante la suspensión de garantías constitucionales y la
negativa del gobierno a convocar el inicio de las sesiones de Cortes, un
grupo de setenta diputados y senadores de la oposición, nacionalistas
catalanes, republicanos y socialistas marginados del sistema turnista,
decidieron reunirse en Barcelona para crear la Asamblea de
Parlamentarios con la intención de una rápida renovación del sistema
político. Entre esos diputados se encontraban Lerroux, M. Álvarez y P.
Iglesias, pero el grupo que llevó la iniciativa y quien protagonizó esta
asamblea fue la Lliga de Cambó.
Las peticiones de esta asamblea fueron la formación de un gobierno
provisional, la solicitud de una autonomía política para Cataluña, el fin del
turnismo y la convocatoria de Cortes Constituyentes. El resultado fue que
esta asamblea fue disuelta sin violencia y la Lliga catalana terminó pactando
con el gobierno por temor a una posible revolución social proletaria.
- La protesta obrera o la huelga general
De forma paralela a los movimientos militares y parlamentarios, tuvo lugar
un conflicto en el sector de los ferroviarios iniciado en Valencia y que
pronto se propagó. Ante la intransigencia de la patronal el sindicato socialista
UGT decidió convocar una huelga general para el 13 de agosto de 1917,
teniendo éxito sobre todo en Cataluña, Madrid, Asturias y el País Vasco y
que también fue respaldada por la CNT. Sin embargo, para combatir la
huelga, el gobierno recurrió al ejército llevando a cabo una dura represión
sobre los huelguistas (más de un centenar de muertos) y más de 2000
detenciones entre los que se encontraban los socialistas Besteiro y Largo
Caballero. Los cuales fueron condenados en principio a cadena perpetua.
El balance de esta crisis del 17 es que los gobiernos de partido ya no podían
continuar con la ficción del turno; el reformismo de la Asamblea de
Parlamentarios se vio desbordado por el peligro de la revolución social y el
ejército avanzó en su participación en la política.

c) El impacto de la revolución soviética y el incremento de la violencia


política
El triunfo de la revolución soviética en Rusia en octubre de 1917 y que fue
encabezada por Lenin, provocó que esta revolución rápidamente en un mito
que despertó las esperanzas colectivas del proletariado y desencadenó el
pánico entre la burguesía. Esta revolución junto con los efectos económicos
de la I Guerra Mundial en los salarios y en la inflación provocó que en zonas
rurales del sur español se multiplicasen los conflictos sociales y la violencia
política. Por otra parte, los sectores burgueses, las organizaciones patronales,
los terratenientes y la policía emplearon la fuerza como medio de
autodefensa para mantener el orden. Incluso estos sectores, dada la ineficacia
policial, para defender sus propiedades e intereses crearon, además de
recurrir a procedimientos violentos e ilegales, las denominadas guardias
cívicas o somatenes que eran organizaciones armadas derechistas y
contrarrevolucionarias formadas por ciudadanos voluntarios con el objetivo
de oponer una fuerza de resistencia a los grupos obreros, a los sindicatos y al
pistolerismo anarquista. Asimismo, otra de las repercusiones de la revolución
soviética fue la creación en 1920 del PCE tras una escisión del PSOE pero
que fue un partido muy minoritario hasta 1936.
- El problema de Marruecos y el desastre de Annual de 1921
El comienzo y los límites de la actuación española en el norte de Marruecos
dependieron siempre de las decisiones de Francia y GB. Así, la zona Española en
Marruecos se reducía a una estrecha franja del norte cercana a las viejas posesiones
de Ceuta y Melilla. En este territorio, España compartía con Francia un
protectorado en el reino de Marruecos. Los límites territoriales de la zona de
influencia española fueron establecidos en la Conferencia de Algeciras de 1906 y
en posteriores acuerdos bilaterales con Francia en 1912.
Decir que por lo general, en España, esta presencia colonial no entusiasmo a casi
ningún sector de la sociedad, aunque por parte gubernamental y de los sectores más
conservadores existía cierto interés, además de garantizar la seguridad de Ceuta y
Melilla, en la explotación de riquezas mineras en hierro, plomo y zinc en suelo
marroquí. Asimismo, Marruecos se convirtió para los militares en una oportunidad
para compensar la derrota del 98 y la posibilidad de lograr ascensos fáciles.
No obstante, la ocupación efectiva del territorio encontró fuertes resistencias en las
tribus del Rif, siendo un foco de guerra permanente entre 1909 y 1927. Ya en 1909
las tropas españolas fueron derrotadas con casi mil bajas en el Monte Gurugú y en
el Barranco del Lobo. Así, ante la lentitud en la ocupación se creó en 1920 la
legión por José Millán Astray y por Francisco Franco y que estaba formada
exclusivamente por soldados voluntarios y por mercenarios reclutados entre los
indígenas marroquíes.
Sin embargo, el ejército español en julio 1921 sufrió una durísima derrota en
Annual (a 120 km de Melilla) por indígenas marroquíes dirigidos por el líder local
del Rif, Abd el Krim. En dicho desastre de Annual, murieron unos 12 mil soldados
españoles que huyeron en desbandada, las tropas rifeñas se apoderaron de gran
cantidad de material bélico y además se perdió una gran parte de los territorios
conquistados durante los doce últimos años llegando a peligrar incluso Melilla. La
causa de este desastre radicó en la ineptitud de los generales Dámaso Berenguer y
Manuel Fernández Silvestre que ordenaron el avance tropas de manera imprudente.
Esta derrota militar desencadenó importantes consecuencias políticas. Se convirtió
en un tema de debate en el Parlamento y en una ocasión para examinar la escasa
eficacia del ejército en África. Y, de hecho, el centro del debate, fue la exigencia
formulada por parte de los liberales, los republicanos y, sobre todo, los socialistas
como Indalecio Prieto, de realizar una investigación para establecer
responsabilidades políticas por la derrota que alcanzaban al propio monarca.
El gobierno acordó instruir un informe sobre el asunto, dando lugar al expediente
Picasso, en el que se acusaba de negligencia a varias decenas de mandos militares,
entre los que se encontraban algunos generales como el propio alto comisario en
Marruecos, el general Dámaso Berenguer. Así, el esclarecimiento de
responsabilidades políticas empezó a ser investigada por una comisión permanente
del Congreso, la cual debía de entregar un informe en octubre de 1923, sin embargo
el golpe de Primo de Rivera en septiembre lo impidió.
A su vez, otra consecuencia, de las campañas de Marruecos es que se reforzaron las
convicciones antidemocráticas, la mentalidad antiliberal y la preferencia por las
soluciones políticas autoritarias ultraderechistas de la mayoría de oficiales españoles
que combatieron allí como Franco, José Sanjurjo, Emilio Mola, José Sanjurjo,
Millán Astray, Manuel Goded, Juan Yagüe, Agustín Muñoz Grandes o José Varela.
Oficiales que llegaron todos al generalato y que pelearían en el bando
antirrepublicano en la Guerra Civil de 1936 al 39.
14.3. La dictadura de Primo de Rivera. De la monarquía Alfonsina a la Segunda
República.

- El Directorio Militar

El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera que era capitán general de


Cataluña, realizó un pronunciamiento militar al viejo estilo que no fue combatido
por el gobierno y que el rey aceptó con satisfacción.
Los motivos expuestos por Primo de Rivera para el establecimiento de su régimen
dictatorial fueron, el fracaso del sistema parlamentario surgido en 1875, la
corrupción en el sistema, las derrotas en Marruecos que a juicio del dictador habían
puesto en evidencia la inoperancia de los gobernantes, los conflictos sociales y las
huelgas, garantizar el orden público y erradicar los movimientos nacionalistas en
Cataluña y el País Vasco. Los valores y principios que inspiraban a Primo de Rivera,
eran tradicionales y típicamente castrenses basados en el orden la disciplina y la
autoridad.
Una vez derrocado el gobierno constitucional, suspendida la Constitución de 1876,
disueltas las Cortes y prohibida la actividad de los partidos políticos, se instauró una
dictadura con la creación de un Directorio Militar para gobernar el país y a cuyo
frente estaba Primo de Rivera. El Directorio era un órgano asesor puesto que Primo
de Rivera concentraba toda la capacidad ejecutiva, es decir, todos los poderes y
la relación con el monarca. Asimismo, la administración del Estado quedó
completamente militarizada nombrándose en los principales cargos de la
administración a figuras procedentes del ejército.
Asimismo, existía una voluntad regeneracionista por Parte de Primo de Rivera que
se manifestó en dos campos:
1) La política anticaciquil y de orden público
Suponía el desmantelamiento del caciquismo o de todas las redes de
clientelas políticas a través una reforma drástica de la administración en la
que se produjeron varios hechos:
- Los gobernadores civiles fueron sustituidos por personal militar, con
amplias competencias en el orden público y en la inspección de
irregularidades.
- Las Diputaciones y los Ayuntamientos fueron disueltos creándose en su
lugar Juntas municipales formadas por los mayores contribuyentes.
- José Calvo Sotelo elaboró el Estatuto municipal en 1924 y el Estatuto
provincial en 1925 afectando a las redes caciquiles locales. E
- En cuanto al orden público, se declaró el estado de guerra en Barcelona, se
adoptaron medidas represivas contra organizaciones obreras como la CNT y
se creó un nuevo Somatén Nacional con intención de oficializar y
reorganizar a los somatenes y guardias cívicas que existían con anterioridad.
2) El nacionalismo de Estado.
Se fomentó un nacionalismo de Estado de carácter “unitario” que entró en
contradicción de los nacionalismos periféricos a pesar algunos sectores de la
Lliga de Cambó apoyó inicialmente la dictadura. Además, el régimen adoptó
una política restrictiva en el empleo de las lenguas propias y en el uso de
símbolos de identidad. Todo esto explica la posterior adhesión de los
nacionalistas al republicanismo.
- El Directorio Civil

En 1925, el Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil para institucionalizar el


régimen y desarrollar una política de carácter corporativo. Es decir, frente a una
concepción de la sociedad como suma de individuos, el corporativismo, como
doctrina política y social, propugna la intervención del Estado en la solución de los
conflictos de orden laboral, mediante la creación de corporaciones profesionales que
agrupen a trabajadores y empresarios. Es decir, mantenía la tesis de que la sociedad
funcionaba mejor si existían cuerpos intermedios que regulen las relaciones sociales
y ordenen los ámbitos económicos y la representación política. De ahí que como
manifestaciones de la concepción corporativa de Primo de Rivera destacasen tres:
1) La propia institucionalización política del régimen
2) El nacionalismo económico
3) El corporativismo social

a) Las bases políticas del régimen


Tres fueron esas bases:
1) Frente a la diversidad de partidos, se abogó por un partido único, la Unión
Patriótica (UP). La primera Unión Patriótica se constituyó en 1924 en Valladolid y
Primo de Rivera la extendió a toda España con el apoyo de los gobernadores civiles.
Es decir, el partido nació impulsado desde el poder para obtener apoyos populares a
favor del dictador. Sin embargo, dicha tutela administrativa junto con la inhibición
de las viejas elites de los partidos del turno explican su debilidad. Por otra parte,
desde el punto de vista ideológico, los upetistas se definían como derechistas,
antiparlamentarios, defensores del autoritarismo, tradicionalistas, monárquicos y
católicos.
2) Frente a la competencia política expresada en votos y por partidos políticos, se
abogó por una representación de carácter corporativo de elección indirecta. Para
ello se creó en 1927, la Asamblea Nacional Consultiva, una cámara de
representación política, que permitiese una salida constitucional a la dictadura.
Destacaron varias características en esta Asamblea:
- Era una cámara totalmente corporativa, formada por 400 representantes
de las instituciones locales, de la administración central o de distintas
actividades profesionales. Representantes (designados directa o
indirectamente por el gobierno) en los que predominaban afiliados de la UP,
oficiales del Ejército, miembros del alto clero y miembros de los grupos
económicos del país (latifundistas, banqueros, grandes industriales y
dirigentes de organizaciones patronales).
- Era una asamblea consultiva que servía para asesorar al dictador no
teniendo capacidad legislativa. De hecho, seguía el modelo de otros
organismos ya creados por Mussolini en Italia.
- La principal obra de esta asamblea, fue un proyecto de Constitución que
no llegó a ser promulgada debido al aumento de la oposición a la dictadura a
partir de 1928.

3) Frente a la administración movida por los intereses de partidos, se abogó por la


política de gestión confiada a militares y técnicos. Es decir, hubo una renovación
de la élite política. Adquirieron gran importancia los militares, los miembros de la
burocracia administrativa del Estado, los jóvenes mauristas y los católicos sociales.
A su vez, se incorporaron sectores mesocráticos (alta burguesía y clases medias),
agrarios e industriales.

b) La política económica: el intervensionismo económico estatal

Se basó en: el intervensionismo de Estado y el nacionalismo económico. Todos


los sectores de la actividad económica se vieron afectados por regulaciones e
intervenciones oficiales. Para ello el régimen creó un Consejo de Economía
Nacional que dio lugar en 1928 a la aparición del ministerio de Economía
Nacional. Así, esta política económica tuvo las siguientes características:
1) El fomento de la producción nacional. Hubo una obsesión por fortalecer el
mercado nacional y apoyar el producto interior (defensa del consumo de
productos de origen doméstico y rechazo a los importados), con lo cual, se
realizaron medidas de carácter proteccionista. Así, dichas medidas fueron el
reforzamiento del proteccionismo arancelario, y la subvención estatal de
compañías ferroviarias, navieras y mineras.
2) La política de obras públicas. Pretendía reactivar la economía. Tres fueron las
principales medidas:
- Para favorecer a la red de ferrocarriles, el Estado hizo concesiones a Compañías
férreas.
- Se pretendió renovar y construir la red de carreteras a través de la creación del
Circuito Nacional de Firmes Especiales (1926).
- Se trató de potenciar la política hidráulica con la creación en 1926 de las
Confederaciones Hidrográficas, encargadas de gestionar el aprovechamiento
agrícola e hidroeléctrico de las cuencas fluviales.
3) La creación monopolios. La dictadura concedió monopolios para la explotación
de ciertos productos. Esto dio lugar a la creación de empresas como Compañía
Telefónica (1924) o CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de
Petróleos) (1927).

c) La política social corporativa

En las relaciones laborales fue donde más se manifestó la ideología corporativista


según un modelo en el que las actividades de cada uno de los sectores productivos
debían estar organizadas en una corporación que integrase a patronos y obreros,
con el Estado como garante y con el objetivo de evitar la conflictividad obrera.
Varios puntos destacaron de esta política social corporativa:
1) La estructura de esta política descansaba en la Organización Corporativa
Nacional (1926), que agrupaba de forma piramidal los comités paritarios de
cada uno de los oficios, compuestos por obreros y patronos.
2) La dictadura promovió una extensa legislación social, parte de la cual se recogió
en el Código de Trabajo (1926).
3) Hubo una colaboración entre el régimen y la UGT (Unión General de
Trabajadores), que monopolizó la representación obrera en los comités
paritarios y participó en diversos órganos del régimen.

- La caída de la dictadura
La dictadura tuvo como éxito más evidente la resolución del problema marroquí y el
fin de la guerra con la derrota de Abd el Krim tras una alianza militar con Francia
y el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925. Sin embargo, a partir de
1928, la fortaleza del régimen se resquebrajó por la incapacidad de darse una salida
constitucional al régimen, por el enfriamiento de las relaciones entre el rey y el
dictador y por el distanciamiento de sectores sociales que habían apoyado al
régimen (ejército, organizaciones patronales y obreras). Asimismo, varios fueron los
hechos más destacables que posibilitarían el fin de la dictadura:

a) La oposición a la dictadura

A partir de 1928, se manifestó claramente esa oposición en varios sectores:


2) Los viejos partidos del turno deseaban volver al régimen de la
Constitución de 1876.
3) Militares africanistas y peninsulares continuaron enfrentados por
criterios de ascenso (méritos de guerra o promoción).
4) El nacionalismo catalán pasó al enfrentamiento con figuras como
Francesc Macià.
5) El mundo intelectual y la protesta estudiantil a través de la
Federación Universitaria Española (FUE). El principal conflicto estalló
en 1929, a raíz del intento del gobierno de favorecer a centros
universitarios privados.
6) Los republicanos, en 1930 eran el principal referente político de la
sociedad, comenzándose a identificar cada vez más republicanismo con
democracia.

b) La caída de Primo de Rivera

Debido a este aumento de la oposición, junto con el extensión de la fuerza de


la izquierda y al agravamiento de las dificultades económicas y
presupuestarias del Estado, Primo de Rivera presentó en enero de 1930 su
dimisión, marchando a París donde murió dos meses más tarde.

c) La caída de la monarquía

Varios hechos inmediatos ocurrieron para esa caída de la dictadura:


- A principios de 1930, la monarquía se hallaba en una situación delicada,
para lo cual, el rey Alfonso XIII, intentó retornar al sistema de la
Restauración, es decir, a la Constitución de 1876, confiando, sin éxito, el
gobierno a dos militares, el general Dámaso Berenguer (enero 1930 –
febrero 1931) y el almirante Juan Bautista Aznar (febrero-mediados
abril 1931).
- Por otra parte, el republicanismo, experimentó un gran auge y una
reorganización. Se constituyeron nuevos partidos políticos como: Acción
Republicana (AR) liderado por Manuel Azaña; Partido Republicano Radical
Socialista (PRRS) encabezado por Marcelino Domingo y Álvaro de
Albornoz; Derecha Liberal Republicana (DLR) encabezado por el antiguo
ministro liberal Niceto Alcalá Zamora y por Miguel Maura, como alternativa
republicana católica y conservadora; Organización Republicana Gallega
Autónoma (ORGA) encabezado por Santiago Casares Quiroga; Esquerra
Republicana de Cataluña (ERC) encabezado por Lluis Companys;
Agrupación al Servicio de la República (ASR) con intelectuales como José
Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala, y que instaban
al resto de intelectuales a contribuir a la instauración de un régimen
republicano.
Asimismo, la acción de los republicanos fue en dos direcciones. Por una
parte, hubo actos unitarios como la formación en 1926 de la Alianza
Republicana (por el Partido Radical de Lerroux; Acción Republicana de
Azaña y el Partido Republicano Catalán de Marcelino Domingo) y, el más
importante, el acuerdo firmado entre los grupos republicanos, nacionalistas
catalanes y gallegos, en agosto de 1930 en el llamado Pacto de San
Sebastián y al que se sumarían el PSOE y la UGT en octubre. En este pacto
se constituyó un Comité Revolucionario encargado de preparar el cambio de
régimen mediante un levantamiento provisional con apoyo civil, y cuyos
miembros formarían parte de un nuevo gobierno provisional de la república.
Por otra parte, los republicanos participaron en diversas conspiraciones e
intentos de pronunciamiento junto a sectores civiles y militares (la
Sanjuanada en diciembre de 1926, la intentona de Sánchez Guerra en
Valencia en enero de 1929 y la intentona en Jaca de los capitanes Fermín
Galán y García Hernández en diciembre de 1930). Estas intentonas
conspirativas no resultaron fructíferas (en esta última, los capitanes Galán y
García Hernández fueron fusilados) por lo que los grupos republicanos
aunque recharon acudir a unas elecciones generales a Cortes con la vieja ley
electoral de la monarquía no se negaron a participar en unas elecciones
municipales como así fue en abril de 1931.
- Así, las elecciones municipales del 12 abril de 1931, a pesar de su
carácter administrativo (eran unas elecciones para la elección de alcaldes y
concejales de ayuntamientos municipales), fueron un verdadero plebiscito en
torno al dilema monarquía república. En este sentido, las ciudades apoyaron
masivamente a las candidaturas republicanas y socialistas (habían formado
una nueva Conjunción Republicano-Socialista) triunfando rotundamente en
todas las grandes ciudades. Dicho resultado electoral demostraba que los
ciudadanos en su mayoría rechazaban el sistema monárquico y se oponía a la
permanencia de Alfonso XIII en el trono español. Así, éste, consciente de las
pocas posibilidades para intentar una resistencia armada, renunció a la
Corona y abandonó el país. Finalmente, el 14 de abril de 1931 fue
proclamada la II República española en medio del pacífico y bullicioso
entusiasmo popular que salió a las calles y plazas de la mayoría de
localidades españolas. A partir de ese momento se cargo del país un
Gobierno Provisional de republicanos y socialistas que debía comenzar a
modernizar y democratizar el país sacándolo de la decadencia política,
social, cultural y económica arrastrada durante decenios.
14.3. La Segunda República: La Constitución de 1931 y el bienio reformista.

- El nuevo sistema político republicano

a) Las primeras reformas del Gobierno Provisional

El establecimiento del nuevo régimen fue recibido con esperanza, júbilo y entusiasmo
por la mayoría de los españoles, que abarrotaron las calles y plazas de todas las ciudades
para celebrar la caída de la monarquía. Este imprevisible y revolucionario cambio
político se consumó con sorprendente rapidez y apenas se registraron enfrentamientos
de importancia. Así, el 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República
española como consecuencia inmediata de los resultados de las elecciones municipales
y de forma más profunda por la crisis política de la dictadura y del sistema de la
Restauración. El primer lugar en que se declaró fue en Eibar, luego en Barcelona y,
finalmente, en Madrid, cuando el Comité Revolucionario se hizo cargo del poder y
formó un Gobierno Provisional de carácter interino durante ocho meses. Este gobierno,
presidido por Niceto Alcalá Zamora (un veterano político conservador católico durante
la Restauración pero líder ahora de la Derecha Liberal Republicana), era heterogéneo,
de concentración, en el que estaban dentro todos los partidos republicanos además del
PSOE: Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrio (Partido Radical), Manuel Azaña
(Acción Republicana), Miguel Maura (Derecha Liberal Republicana), Marcelino
Domingo y Álvaro de Albornoz (Partido Radical Socialista), Indalecio Prieto, Francisco
Largo Caballero y Fernando de los Ríos (PSOE), Luis Nicolau d’Olwer (Acción
Catalana Republicana), Santiago Casares Quiroga (Organización Republicana Gallega
Autónoma, ORGA).
En su calidad de nuevo gobierno, el Gobierno Provisional llevó a cabo las siguientes
primeras medidas y reformas:
- Dirigió la toma del poder por parte de los comités republicanos en todas las
instituciones locales y provinciales.
- Dicto las primeras medidas de carácter político, como la amnistía para todos los
delitos políticos, sociales y de imprenta.
- Se confiscaron todos los bienes particulares de Alfonso XIII, quien fue
acusado de enriquecimiento ilegítimo y otros delitos contra el Estado español.
- En cuanto a política social, el ministro de Trabajo, Largo Caballero, promulgó
una legislación de carácter social:
a) El Decreto de Términos Municipales con el que prohibió la
contratación de jornaleros fuera del municipio.
b) Se aprobó la jornada laboral de ocho horas.
c) La Ley de Jurados Mixtos. Medida para el ámbito local que
trató de satisfacer las aspiraciones de los jornaleros y los
pequeños arrendatarios rurales, los cuales también se vieron
favorecidos por un decreto que impedía su desahucio.
- En cuanto, al Ejército, el ministro de la Guerra, Azaña, empezó una reforma
debido al atraso técnico del mismo y al excesivo número de mandos militares en
relación con la tropa. Su objetivo era modernizarlo y adecuarlo al nuevo poder
civil. Así, aprobó las siguientes medidas:
a. La Ley de Retiro. Logró que cerca de un 40% de la oficialidad
abandonara el ejército (unos 7500 oficiales).
b. Se suprimió la Academia General de Zaragoza.
c. Se derogó la vieja Ley de Jurisdicciones.
d. Se redujo el número de capitanías generales.
e. Se revisaron todos los ascensos obtenidos durante la dictadura de
Primo de Rivera para comprobar la ausencia de favoritismos.
Los objetivos que buscaba Azaña, no fueron conseguidos del todo debido a la
resistencia que opusieron muchos mandos militares de origen africanista y por
las limitaciones presupuestarias. Asimismo, estas reformas militares no se vieron
acompañadas de una política de orden público pese a la creación de una policía
urbana como fue la Guardia de Asalto para la cuestión del orden público (cuyo
objetivo era sustituir, a la hora de imponer el orden público en las ciudades, a la
Guardia Civil y al Ejército). Es decir, algo que propició que el ejército con sus
“métodos” tuviese que intervenir con frecuencia en la represión de los conflictos
sociales y huelgas.
- En cuanto a la cuestión autonómica, el Gobierno Provisional, pactó con
Francesc Macià (quien había proclamado el 14 de abril el Estado Catalán) la
creación de un gobierno provisional de Cataluña (la Generalitat) que fue
aprobado por decreto el 21 de abril.

Además de estas primeras medidas adoptadas por el Gobierno Provisional, los


elementos básicos que componían el sistema político de la II República fueron los
partidos y la Constitución de 1931.

b) Los partidos políticos

Los partidos republicanos de izquierda.

Destacaron dos:
. Partido Republicano Radical Socialista (PRRS). De inspiración francesa, era un
partido reformista, federal y anticlerical que sufrió varias rupturas por cuestiones de
liderazgo. Sus dirigentes principales fueron Marcelino Domingo (que fue ministro
en diferentes gobiernos del primer bienio y de 1936 de instrucción Pública y de
Agricultura) y Álvaro de Albornoz (ministro de Fomento y de Justicia en gobiernos
del primer bienio).
. Acción Republicana (AR). Partido también reformista pero más moderado que el
PRRS. Su líder fue Manuel Azaña (ministro de Guerra y presidente del Consejo de
Ministros durante el primer bienio y Presidente de la República en 1936). Azaña era
un prestigioso intelectual y un notable literato que se convirtió además en uno de los
más extraordinarios y persuasivos oradores parlamentarios gracias a la calidad,
profundidad y expresividad de sus discursos parlamentarios. Sus objetivos eran
modernizar el país, consolidar las instituciones democráticas y buscar la
colaboración socialista para integrar al movimiento obrero en la democracia
apartándolo de tentativas revolucionarias. En 1934 AR se fusionó con disidentes del
antiguo PRRS y formó el partido de Izquierda Republicana.

Los partidos republicanos de centro.

. Aquí destacó el Partido Republicano Radical (PRR). Liderado por Alejandro


Lerroux (jefe de gobierno entre 1933 y 1935 y que ahora era un anciano setentón
que ya había abandonado su anticlericalismo de principios de siglo). Las señas
ideológicas de este partido eran: la defensa del orden, el temor al movimiento obrero
revolucionario, la desconfianza de la colaboración socialista en los gobiernos
republicanos y temor a los excesos reformistas en el ámbito socioeconómico.
. También destacó partidos republicanos de derechas como la Derecha Liberal
Republicana (DLR) de Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura y que fue un partido
conservador, católico, defensor del orden, de la propiedad, temeroso del movimiento
obrero y en contra también de excesivas medidas reformistas.

Los partidos obreros

. Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Fue la fuerza política más poderosa y
con un mayor número de votos durante la II República, ya que obtuvo 116 diputados
en las elecciones de 1931, 58 en 1933 y 99 en 1936. El sindicato socialista también
creció hasta alcanzar la cifra de 1.500.000 afiliados. Sin embargo, dentro del PSOE
aparecieron dos tendencias diferentes cuyas discrepancias fueron aumentando y que
fueron encabezadas por Largo Caballero (apodado el “Lenin español”) e Indalecio
Prieto. Así, la tendencia de Largo Caballero era más extremista y revolucionaria, se
acercó hacia los comunistas y pronto se sintió defraudada por las reformas de los
gobiernos republicanos. Por otra parte, la tendencia de Indalecio Prieto era más
moderada, siguió confiando en el sistema democrático y siempre defendió la
colaboración con los republicanos de Azaña.
. Partido Comunista de España (PCE). Fue un grupo revolucionario y prosoviético
cuyos dirigentes siempre demostraron una completa sumisión a las órdenes dictadas
desde Moscú por Stalin. A su frente, estaban Dolores Ibarruri (La Pasionaria) y José
Díaz. Este grupo nunca obtuvo un destacado peso parlamentario en todo el periodo
republicano y siempre mostraron gran hostilidad hacia los gobiernos presididos por
Azaña.
. Grupos Anarquistas. CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y la FAI
(Federación Anarquista Ibérica). Rechazaban la democracia parlamentaria y
actuaron con la intención de derribar las instituciones republicanas y lograr el
triunfo de la revolución. Así desencadenaron un amplio movimiento insurreccional
con numerosas huelgas, manifestaciones y protestas que dejaron bastantes muertos
en los violentos choques contra las fuerzas del orden. Destacó Buenaventura
Durruti.

Los partidos nacionalistas y regionalistas

. Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). Este partido izquierdista y nacionalista


tuvo importantes éxitos electorales desplazando a los conservadores de la Lliga. A
partir de 1933, tras la muerte de Macià, Lluis Companys pasó a ejercer la dirección
de ERC y la presidencia del gobierno autonómico de la Generalitat.
. Lliga Catalana. Perdió peso debido al empuje de la ERC, lo que hizo que
colaborase con partidos más derechistas como la CEDA, los tradicionalistas o el
Partido Radical.
. PNV (Partido Nacionalista Vasco). Era un partido católico y nacionalista. En 1931
la dirección peneuvista llegó a preparar un proyecto de autonomía que excluía el
sufragio universal y pretendía retirar el derecho al voto a todos los inmigrantes con
menos de diez años de residencia en las tres provincias vascas. Destacó su dirigente
José Antonio Aguirre que se convirtió en el primer lehendakari del gobierno
autónomo vasco en 1936, ya en guerra civil.
. Grupos Gallegistas. Destacaron la Organización Republicana Gallega Autónoma
(ORGA) cuyo dirigente más importante fue Santiago Casares Quiroga. Este grupo
era republicano de izquierdas y autonomista que derivó en la formación del Partido
Republicano Gallego (PRG). Asimismo, destacó pero en menor medida el Partido
Galerista que era un grupo político autonomista muy reducido creado en 1931 y
cuyo dirigente más destacado fue Alfonso Castelao.

Las fuerzas políticas de derecha

. Carlistas. Seguían fieles al tradicionalismo monárquico y al ultracatolicismo,


rechazaban la libertad religiosa, defendían el foralismo y no aceptaban el régimen
republicano. Durante la República reforzaron la preparación militar de sus grupos de
requetés para participar en un golpe violento contra la República. Destacó su
dirigente Manuel Fal Conde.
. Renovación Española. Partido creado en 1933 que reunía a los monárquicos,
aristócratas, latifundistas y a los poderosos sectores financieros e industriales más
ultraderechistas, tradicionalistas, ultracatólicos y antidemócratas del país.
Consideraban el liberalismo, la democracia, el socialismo, el racionalismo y el
individualismo como teorías falsas destructoras del orden tradicional y opuestas a
los valores católicos. Además, justificaban el recurso a la fuerza para derribar a la
República. Destacaron el político primorriverista José Calvo Sotelo y el intelectual
Ramiro de Maeztu.
. CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Se fundó a principios
de 1933 y se convirtió en la fuerza política más poderosa y con mayor número de
votantes de toda la derecha. La CEDA fue un auténtico partido de masas que llegó a
contar con más de 700.000 afiliados. Estaba liderada por José María Gil Robles,
cuyos discursos contenían exaltadas afirmaciones antidemocráticas. Los tres puntos
esenciales de su programa eran la defensa del catolicismo, el antimarxismo y la
salvaguardia de la unidad nacional. Así, garantizar los intereses de la Iglesia frente a
la amenaza de las reformas republicanas y evitar cualquier reforma agraria que
pusiera en peligro la propiedad privada y el sistema capitalista siempre fueron sus
prioridades.

Los grupos fascistas

. JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). Fue un pequeño partido fundado


en 1931 siguiendo el modelo de otros grupos fascistas europeos. Estaba dirigido por
Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos y José Antonio Girón. Era un partido
de carácter totalitario y contrario a los partidos políticos. Propugnaba la acción
violenta contra la República y la supremacía del Estado, pretendiendo articularlo en
torno a un sindicato vertical. Asimismo, era extremadamente nacionalista de corte
imperialista concretando esta ideología en el denominado Nacional-sindicalismo.
. FE (Falange Española). Grupo político creado en 1933 y liderado por José
Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador fallecido), el cual consiguió que un
grupo de aristócratas y monárquicos ultraderechistas aportaran dinero para financiar
su partido. Muchos de sus afiliados eran estudiantes burgueses de buena posición
económica. Destacaron intelectuales como Rafael Sánchez Mazas. Sin embargo, al
contrario de lo que había ocurrido en Alemania e Italia fue un grupo minúsculo. La
ideología de Falange es el nacionalsindicalismo, la unidad nacional y el sindicato
vertical, tratándose de un fascismo a la italiana pero con componentes tomados del
catolicismo. Falange se unió a las JONS en 1934 pasando a ser el partido FE de las
JONS aunque nunca dejó de ser un grupúsculo.

d) La Constitución de 1931

El 28 de junio de 1931, se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes con una


nueva ley electoral de 8 de mayo de 1931. En esta ley, el cambio consistía, en hacer en
hacer de las circunscripciones plurinominales (las grandes ciudades con los pueblos de
su partido judicial), la demarcación electoral principal en detrimento de los pequeños
distritos uninominales (con el objetivo de evitar numerosos defectos y vicios
electorales). También con esta ley se implantaba el sufragio universal masculino, no
pudiendo votar todavía las mujeres pero con la novedad de poder ser elegibles (es decir,
las mujeres pudieron presentarse como candidatas. Posteriormente, en las elecciones de
noviembre de 1933 ya pudieron votar). Asimismo, se establecía un sistema de mayorías
y de minorías en cada circunscripción con listas abiertas, en el que a las mayorías venía
a corresponder, aproximadamente, el 80 % de los escaños y a las minorías por tanto, el
20%. Cabe destacar que este aspecto hacía necesaria la coalición de partidos e hizo que
el sistema tendiese al bipartidismo polarizándose progresivamente la sociedad. Pero
estos problemas no se percibieron tanto en las elecciones de diputados de 1931 como en
las de 1933 y 1936. Al fin y al cabo, en junio de 1931, el nuevo régimen republicano
todavía estaba viviendo su alborozada luna de miel.
Así, los resultados electorales dieron una victoria aplastante a la conjunción
republicano-socialista que estaba en el gobierno. La suma de los diputados de esta
tendencia representó casi el 90% de la cámara, aunque en el seno de seno de la coalición
convivían hasta 19 partidos diferentes. Hay que destacar en estos resultados que dentro
de la conjunción el PSOE consiguió 116 diputados, el Partido Radical de Lerroux 90, el
PRRS 56, la ERC 36 y AR 26. Por otra parte, la representación en la cámara de los
partidos conservadores o no republicanos fue muy escasa.
Asimismo, desde el punto de vista social, las Cortes Constituyentes incorporaron a la
vida política a las nuevas clases medias urbanas y, de forma muy señalada, a profesores
e intelectuales.
Durante los meses siguientes hasta su aprobación el 9 de diciembre de 1931, se elaboró
una Constitución (con 10 Títulos y 127 artículos) cuyo objetivo fue construir un
régimen político de carácter democrático. Varios aspectos a destacar de la Constitución:
1) Se definió a España como una “república democrática de trabajadores de
toda clase”.
2) Se reconoció el derecho de voto de la mujer. Es decir, se introdujo el
sufragio femenino.
3) Se regularon medidas de protección social y cultural de los ciudadanos.
Así, por ejemplo, se consagró el derecho a una educación primaria,
obligatoria y gratuita.
4) Se estableció una nueva y radical división de poderes. La Constitución
privilegiaba al poder legislativo sobre los demás:
- Las Cortes constaban de una sola cámara (sistema unicameral), con
capacidad de iniciativa legislativa. Es decir, el senado fue suprimido.
- Los gobiernos debían lograr la confianza del Parlamento.
- Los posibles conflictos entre poderes se confiaban a un Tribunal de
Garantías Constitucionales para garantizar la constitucionalidad de las
leyes, amprar los derechos individuales y resolver los conflictos entre el
Estado y las regiones autónomas. La justicia se basaba en la autonomía y
la independencia de los jueces y tribunales.
- Apareció la figura del Presidente de la República de elección indirecta
(era elegido por los diputados). Carecía del poder moderador del
monarca pero tenía derecho de veto en la elección de los candidatos a
presidentes del ejecutivo.
5) Se separó la Iglesia del Estado. La política religiosa originó un fuerte
debate parlamentario. El objetivo era lograr una sociedad secularizada:
- Se afirmó la aconfesionalidad del Estado republicano.
- Se aprobó la libertad de cultos, el matrimonio civil y el divorcio.
- Se prohibió la enseñanza a las congregaciones religiosas.
- Se suprimió la Compañía de Jesús.
- Se suprimieron las subvenciones económicas del Estado a la iglesia
católica.
- Sólo se autorizaba el culto privado e imponía la exigencia de una
autorización gubernamental para la celebración de cualquier ceremonia
religiosa (procesiones, romerías o misas al aire libre).
6) Se realizó una nueva ordenación territorial. La Constitución consideraba
la República como un Estado integral, compatible con la autonomía de
los municipios y de las regiones. Así, esta circunstancia abrió la
posibilidad de elaborar estatutos de autonomía y de constituir regiones
autónomas, que en el caso de Cataluña ya se había acordado en los días
siguientes a la proclamación de la República y que tuvo como resultado,
finalmente, la aprobación en 1932 del Estatuto de autonomía de
Cataluña. Por otra parte, se elaboraron proyectos de Estatuto del País
Vasco y de Galicia que fueron aprobados pero durante la Guerra Civil.
7) Se reconoció el derecho a la propiedad privada, pero se asumió el
principio de que la riqueza del país quedaba subordinada a los intereses
de la economía nacional. Así, la propiedad privada podía ser objeto de
expropiación forzosa, por utilidad social, con la correspondiente
indemnización. Además se abrió la posibilidad de nacionalización de
ciertos sectores de la economía.

Cabe destacar que la Constitución de 1931 abría camino a una democratización


profunda de las estructuras estatales y era avanzada en muchos aspectos en comparación
con otras Constituciones, como la alemana, la mexicana o la austríaca, que la inspiraron
parcialmente. Su extensión y su minuciosidad revelan el afán de sus redactores por
hacer de ella un auténtico código para la reforma social y política de España y por no
dejar huecos a través de los que la derecha pudiera en un futuro desvirtuar el espíritu
progresista que la informaba. Era una Constitución de izquierdas, fruto de acuerdos
coyunturales entre los socialistas y la pequeña burguesía republicana, pero no de un
consenso generalizado de las fuerzas políticas puesto que la derecha no republicana la
rechazó y mostró su disposición a revisarla en cuanto tuviera ocasión.

Además, conviene añadir como dato significativo de aquellas Cortes Constituyentes


donde se redactó esta Constitución que, semanas antes de aprobarse, las Cortes juzgaron
las responsabilidades del rey Alfonso XIII en el golpe que instauró la dictadura de
Primo de Rivera. La ponencia de la acusación contra el monarca fue defendida por el
radical socialista Ángel Galarza y, aunque su intervención no fue nada brillante frente al
único defensor del antiguo rey, el Conde de Romanones, la mayoría de las Cortes
declaró a Alfonso XIII “culpable de alta traición”, le desposeyó de sus bienes, derechos
y títulos y le condenaron al destierro perpetuo.

- El bienio reformista (1931-1933)

Azaña accedió a la presidencia del Gobierno en octubre de 1931, después de las


dimisiones de Alcalá Zamora y Miguel Maura, provocadas por la solución dada en
las Cortes a la cuestión religiosa. En teoría era una situación transitoria hasta que se
aprobase totalmente la Constitución y se eligiese un Presidente de la República
(cargo que recaería en Alcalá Zamora) en diciembre. Sin embargo, Azaña, sería
presidente de varios gobiernos de forma continuada hasta septiembre de 1933
debido dos motivos fundamentales: primero por el prestigio alcanzado en los
debates parlamentarios y en el desempeño del gobierno; y, segundo, por el apoyo a
su continuidad de los republicanos de izquierda (PRRS, ERC y ORGA) y, sobre
todo, de los socialistas. Esto provocó que el viejo líder del Partido Radical,
Alejandro Lerroux, a pesar de contar con mayor número de diputados de su partido
en el Parlamento que Azaña, no fuese aceptado para formar gobierno. Un hecho que
se debía, en realidad, a que existía desconfianza hacia el viejo político republicano y
que provocaría la primera escisión de la vieja alianza republicana que había firmado
el Pacto de San Sebastián. A partir de entonces, los gobiernos de Azaña descansarían
en una alianza entre republicanos de izquierda (AR, PRRS y republicanos catalanes
y gallegos) y socialistas (PSOE), con el interés de incorporar al socialismo
reformista al gobierno de la República (algo que ya sucedía en varios países
europeos, Alemania, Francia, entre otros). Asimismo, en opinión de Azaña y de
otros republicanos de izquierda, al estar el Partido Radical de Lerroux en la
oposición, es decir, un grupo republicano de centro, se favorecía a evitar la posible
aparición de partidos no leales a la República y, por lo tanto, a consolidar el régimen
republicano. Sin embargo, ninguno de estos supuestos funcionó. La oposición
parlamentaria del Partido Radical, al que se fueron incorporando progresivamente
otras fuerzas de derechas, monárquicas o católicas, sería muy férrea, sobre todo, a
partir de finales de 1932.
No obstante, los gobiernos republicano-socialistas presididos por Azaña, fueron los
más estables de la República (casi dos años de duración) y los responsables de las
principales acciones de reforma de todo el régimen. Algo que también se vio
favorecido por la continuidad de las Cortes Constituyentes tras la aprobación de la
Constitución en diciembre. Así, se podrían destacar las siguientes reformas, además
de la cuestión religiosa y la reforma del Ejército antes mencionadas:
a) La reforma educativa. Sin duda, uno de los logros más destacados de la
República. En política educativa y cultural destacaron los ministros de
Instrucción Pública, Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos, los
cuales llevaron a cabo la duplicación del número de escuelas primarias,
el aumento de la red de bibliotecas, la creación de las Misiones
Pedagógicas (para extender la cultura en las áreas rurales) y el apoyo a la
expansión universitaria (de la que fue ejemplo la ciudad universitaria de
Madrid), aumento el presupuesto en educación un 50%, impulsó la
enseñanza mixta, y aumentó el número de profesores. Estas medidas
complementaban a otras de carácter laicista en las que se suprimió la
obligatoriedad de la religión en colegios e institutos y se obligó a retirar
todos los crucifijos y símbolos religiosos de las aulas. Las bases de la
reforma educativa eran hacer de la educación gratuita y laica un derecho
universal. Entre 1931 y 1933 se construyeron unas 13 mil escuelas y
aumentó notablemente el número de maestros de 36 mil a 51 mil.
También se multiplicó el número de institutos de Bachillerato.
b) Se aprobaron en las Cortes la Ley de Defensa de la República, una
medida preventiva frente a cualquier posible ataque del régimen
republicano.
c) La política de obras públicas diseñada por Indalecio Prieto supuso
intentos de fomentar las obras hidráulicas y ferroviarias.
d) En Hacienda, el ministro Jaume Carner, desarrolló una importante labor
de equilibrio de presupuesto y de saneamiento económico.
e) Al frente del ministerio de Trabajo, Largo Caballero, prosiguió la
legislación social iniciada en los primeros meses de la República, con
decretos sobre la intensificación de cultivos (1932) o la Ley de Contrato
de Trabajo (1931).
f) La reforma agraria. La decisión de promover una reforma específica en
el sector agrario venía de lejos. En este sentido, en el contexto
republicano, había dos grandes alternativas para afrontar el problema
agrario:
- Llevar a cabo una reforma técnica que lograse una mayor productividad
de las explotaciones agrarias o recuperase tierras para el cultivo.
- Emprender una reforma social que combinase productividad con una
mejor distribución de la tierra, excesivamente concentrada en manos de
una minoría de grandes terratenientes latifundistas que, en su mayoría,
eran monárquicos antirrepublicanos. Se buscaba realizar una entrega de
parcelas a los campesinos para evitar conflictos y reforzar los apoyos
sociales al régimen republicano.
La política republicana concedió mayor importancia a esta dimensión
social centrándose la reforma agraria sobre todo en regiones
caracterizadas como latifundistas. Así, tras largas, lentas e intensas
discusiones en el parlamento a causa de la obstrucción practicada por los
partidos de derechas puesto que se oponían a esta reforma, se aprobó la
Ley de Reforma Agraria en septiembre de 1932, en un contexto
favorable tras el fracaso de la sublevación del General Sanjurjo.
Destacaron tres puntos de esta ley:
1) Las tierras de los aristócratas más importantes quedaron
expropiadas sin indemnización.
2) Todos los latifundios, fincas arrendadas y terrenos incultos
fueron declarados expropiables a cambio del pago de una
indemnización por parte del estado a sus propietarios.
3) Las tierras expropiadas pasaron a propiedad estatal para ser
destinadas al asentamiento de campesinos.
De su puesta en práctica debía encargarse el Instituto de Reforma
Agraria (IRA) con el apoyo financiero del Banco Nacional Agrario,
dotado, sin embargo, de escasos recursos.
Los resultados de la reforma agraria fueron reducidos debido a la
complejidad prevista para llevar a cabo todo el proceso, a la fuerte
oposición de las regiones latifundistas y de los propietarios y a la lentitud
de la burocracia del IRA. A finales de 1933, la extensión de tierra
expropiada fue muy reducida y únicamente 2500 campesinos recibieron
alguna parcela. Algo que provocó que cientos de miles de jornaleros
hambrientos se sintieran decepcionados con la República y prefiriesen
apoyar iniciativas más revolucionarias anarcosindicalistas. Incluso
algunos dirigentes del PSOE y de la UGT comenzaron a quejarse de la
lentitud de la reforma.
g) La reforma autonómica. El Estado integral y las autonomías. La
Constitución del 31, daba la posibilidad de que algunas regiones
pudieran elaborar sus estatutos de autonomía, dentro de un Estado
definido como integral, ni unitario ni federal. Así, la aprobación del
Estatuto de autonomía para Cataluña (redactado en Nuria) en septiembre
de 1932 fue posible gracias al esfuerzo personal de Azaña frente a la
oposición parlamentaria de diputados derechistas pero también tanto de
sectores republicanos como socialistas. A partir de ese momento
comenzaron a funcionar las instituciones autonómicas catalanas.

Los grupos opuestos a las reformas del gobierno Azaña.

La intensa actividad reformista del gobierno chocó con fuertes resistencias en


distintos sectores sociales y políticos:
1) Gran parte de la Iglesia Católica. Siempre identificó al nuevo régimen
republicano con el ataque a la Iglesia y a Dios. Asimismo, la quema de
conventos de mayo de 1931 que afectó a más de un centenar de
edificios en Madrid y otras ciudades contribuyó a acentuar su oposición
antigubernamental acusando al gobierno de pasividad policial. Por otra
parte, el Vaticano con el Papa Pío XI rechazó las medidas secularizadoras
del gobierno condenándolas en la encíclica Dilectissima nobis de 1933.
Asimismo, otro episodio de importancia en esta tensa relación gobierno-
iglesia fue la expulsión de España del arzobispo de Toledo, el cardenal
Segura en 1931.
2) Mandos militares derechistas y monárquicos. Conspiraron y prepararon
un golpe para recuperar el poder. Así, se produjo la fallida sublevación
del general Sanjurjo en agosto de 1932 en Sevilla y Madrid. Tras la
fallida sublevación el gobierno dispuso el encarcelamiento de Sanjurjo y
otros 150 militares y líderes derechistas además del cierre de periódicos
derechistas por su supuesta implicación en la conjura antirrepublicana.
3) Sectores empresariales (banqueros, hombres de negocios, industriales,
grandes comerciantes, patronos). También expresaron pronto sus
protestas contra las reformas laborales y agrarias. Así, destacó la lucha
entre el gobierno y el magnate financiero Juan March quien fue acusado
de cometer fraudes financieros y negocios ilegales durante la dictadura.
4) Los anarcosindicalistas. Desarrollaron una violenta ofensiva
insurreccional revolucionaria con el respaldo de gran parte del
proletariado debido al aumento del paro laboral, consecuencia, a su vez,
de los efectos de la crisis económica mundial comenzada en 1929. La
instauración de la república coincidió con la crisis mundial de 1929-1933
y, aunque sus efectos fueron menores en España que en otros países
europeos, afectó notablemente en sectores como el comercio exterior con
la agricultura de exportación y la minería. Esta coyuntura, junto con a los
problemas tradicionales de la economía española (falta de inversión,
producción poco competitiva, estructuras anticuadas, etc), situó el
desempleo en un 10% de la población activa. Así, la evolución negativa
de la economía dificultó la realización de las reformas e intensificó la
conflictividad social perjudicando notablemente la vida del régimen
republicano. En este sentido, la CNT convocó las grandes huelgas
revolucionarias del periodo teniendo especial virulencia en el caso de
los trabajadores de Telefónica en Madrid, la huelga general de Sevilla y
del Alto Llobregat en 1931, la protesta de Castilblanco en 1932 (en la
que se lincharon a varios guardia civiles), diversas huelgas en Aragón y
Valencia, y el grave suceso del pueblo gaditano de Casas Viejas, donde
tuvo lugar una matanza de campesinos por parte de la Guardia Civil que
sirvió de acicate para que anarquistas, radicales y agrarios
desencadenasen una dura campaña de desprestigio del gobierno y,
especialmente, de Azaña, a quien se acusaba injustamente de ser
responsable directo de los sucesos.
5) La oposición política. Venía de varios frentes, desde el Partido Radical, e
el propio Presidente de la República, Alcalá Zamora, hasta los
monárquicos y los católicos. Así, la labor de oposición más eficaz
correspondió a las organizaciones agrarias y católicas, lideradas por José
María Gil Robles, que confluyeron en 1933, en un nuevo partido
político. La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas)
que era un partido de masas, defensor de la religión católica y la
propiedad, pero que se declaraba accidentalista (ni monárquico ni
republicano) en la forma de gobierno. Su táctica consistía en alcanzar
fuerza parlamentaria para modificar la Constitución.

Todo este panorama de problemas y de grupos de oposición, hizo que desde


junio de 1933, la posición del último de los gobiernos de Azaña se hiciese más
difícil por la abundancia de conflictos sociales, la falta de confianza del
presidente de la República, Alcalá Zamora, y divisiones profundas dentro de la
coalición de partidos que formaban el gobierno. En este último aspecto, un
sector del PRRS, frente a la opinión de Domingo y Albornoz, era opuesto a la
labor realizada por el gobierno, a la colaboración socialista y partidario de un
acercamiento a Lerroux. Además, el sector socialista de Largo Caballero se
distanció progresivamente de la labor del gobierno al juzgarla fracasada y lenta.
Así, Alcalá Zamora, en septiembre de 1933 dio la presidencia del gobierno a los
radicales. Primero a Alejandro Lerroux y semanas después a Diego Martínez
Barrio. Su objetivo inmediato era la convocatoria de nuevas elecciones
generales y formar unas nuevas Cortes ya que consideraban que las Cortes
Constituyentes no representaban a la mayoría de la opinión ciudadana.
14.4. La Segunda República: el bienio radical-cedista. La Revolución de 1934. Las
elecciones de 1036 y el Frente Popular.

- El bienio conservador radical-cedista (1934-1936)

a) El nuevo mapa político


Los resultados de las elecciones generales de noviembre de 1933 cambiaron
profundamente el panorama político y parlamentario. La Ley Electoral permitió
que las mujeres votaran por primera vez en la historia y, como indicábamos,
hacía necesaria las alianzas y coaliciones entre los partidos para obtener
resultados positivos. En este sentido, los partidos que habían gobernado hasta
entonces, republicanos de izquierda y socialistas, sufrieron una clara derrota en
gran parte debida al hecho de haber ido desunidos a las elecciones. Así, el
panorama político tras las elecciones quedó así:
- El PSOE se quedó con la mitad de los escaños de 1931, lo mismo que Esquerra
Republicana. Asimismo, los partidos republicanos de izquierda próximos a
Azaña apenas lograron representación parlamentaria.
- El Partido Radical de Lerroux aumentó su representación notablemente. Por su
parte, los triunfadores electorales fueron los partidos de derechas (CEDA,
Agrarios, Lliga, Renovación Española...). De hecho la CEDA, se convirtió en el
partido mayoritario en las Cortes con 115 escaños.

Este nuevo mapa político tuvo importantes consecuencias:


- Los partidos que habían posibilitado la llegada de la II República ya no
constituían la mayoría de la cámara. Además el pluralismo de partidos estaba
mucho más polarizado que en 1931, lo que significa un aumento de la
polarización social y política.
- La inestabilidad de los gobiernos fue constante. De 1933 a 1936 se sucedieron
cuatro presidentes que formaron nueve gobiernos radical-cedistas, con una
duración media de menos de tres meses. La mayoría de sus acciones reveló más
una voluntad de revisar las reformas del periodo azañista que una vocación de
construir un régimen republicano de base conservadora.
- Las Cortes perdieron protagonismo, lo que facilitó que derechas e izquierdas
acabaran recurriendo a la violencia.

b) Los radicales en el Gobierno


Los primeros gobiernos de este segundo bienio fueron ocupados por los
radicales, con Lerroux o Ricardo Samper como presidentes, y tuvieron el apoyo
parlamentario de la CEDA. En consecuencia esta alianza parlamentaria y
gubernamental de radicales y cedistas realizó un programa político durante dos
años que consistió en rectificar y suspender algunas de las reformas del periodo
de Azaña. Así, las decisiones de mayor importancia fueron:
- Se modificó la política religiosa, propiciando un acercamiento al Vaticano y
restableciéndose las subvenciones económicas al clero en zonas rurales.
- Se bloqueo gran parte de la reforma agraria, devolviéndose a los aristócratas
las tierras que habían sido confiscadas anteriormente y recortando drásticamente
el presupuesto para el asentamiento de campesinos.
- Se concedió la amnistía a los militares y monárquicos que habían participado
en la sublevación de Sanjurjo de agosto de 1932.
- Se frenó el programa de construcción de escuelas públicas.
- Se nombró generales anti-izquierdistas en puestos de mayor responsabilidad.
Por ejemplo, el general Francisco Franco fue designado jefe del Estado Mayor y
el general Emilio Mola asumió el mando de las tropas españolas en Marruecos.

Las consecuencias de estas medidas fueron las siguientes:


- Comenzaron los enfrentamientos del gobierno con el gobierno autonómico
catalán y los poderes locales vascos.
- Dentro del gobierno había división. Una parte del Partido Radical, encabezada
por Diego Martínez Barrio, estimaba que la política de Lerroux violaba los
principios republicanos, con lo cual se escindieron formando un nuevo partido.
Por el contrario, el grupo de la CEDA, en más de una ocasión consideró
demasiado moderada la rectificación de las reformas azañistas.
- Se produjo un crecimiento espectacular de la conflictividad social y las huelgas
en cuya dirección participó la UGT, ahora que los socialistas no estaban en el
gobierno. El deterioro de las condiciones laborales y la dureza de los patronos,
amparados en la victoria de 1933, desató graves conflictos, como la huelga
campesina de junio de 1934 en Andalucía y Extremadura, que se saldó con diez
mil detenciones. Asimismo, ante la actitud que estaba tomando el gobierno de
los radicales, cada vez más dependiente de la estrategia de la CEDA, los
socialistas radicalizaron sus posiciones, anunciando un movimiento general
revolucionario si la CEDA era llamada al gobierno.

b) La revolución de octubre de 1934


A principios de octubre de 1934, Lerroux dio tres ministerios (Justicia, Agricultura y
Trabajo) a miembros de la CEDA. La reacción de todos los partidos de la antigua
coalición gobernante fue negativa al entender que se había entregado el gobierno de
la República a sus más directos enemigos. Asimismo, las circunstancias
internacionales iban a ser decisivas. Existía la percepción por parte de gran parte de
la izquierda obrera española de que podía suceder lo mismo que había ocurrido en
Alemania y Austria con los cancilleres Adolf Hitler y Engelbert Dollfuss. Es decir,
el auge del nazismo en el caso alemán y de un régimen autoritario militarista en el
austríaco. Con sus respectivas peculiaridades ideológicas, se consideraba que, en
ambos casos, Hitler y Dollfuss, sus regímenes, representaban el fascismo por
coincidir en la consiguiente represión del movimiento obrero y el desmantelamiento
de la democracia parlamentaria. En la Alemania nazi, tras la llegada de Hitler al
poder, esa represión y destrucción de la Constitución de Weimar se había dado sin
apenas resistencia por parte de los partidos obreros y republicanos. Se acataron los
resultados electorales y Hitler y sus medidas ya eran imparables en pocas semanas.
Ahora bien, en Austria sí que las potentes organizaciones socialdemócratas, ante las
medidas represivas de Dollfuss, habían tratado de resistir con las armas como
sucedió en el famoso Karl Marx hof de Viena, el gran barrio obrero de la ciudad.
Finalmente, los enfrentamientos con el ejército llevaron a la derrota a los obreros
vieneses, pero su ejemplo de resistencia fue clave en el movimiento obrero español.
Los revolucionarios de octubre de 1934 adoptaron el lema “antes Viena que Berlín”,
o lo que era lo mismo, intentar resistir por la violencia si era necesario.
Así, esta situación condujo a los sucesos de octubre del 34 en los cuales los
socialistas (en este momento el sector más extremista de Largo Caballero había
logrado imponer su planteamiento en el PSOE) tomaron la decisión de unirse a los
comunistas y los anarquistas para derribar al gobierno y conquistar el poder por
medio de una insurrección armada que evitase esa posible amenaza del fascismo.
Esa amenaza para ellos la representaba la ambigüedad o escaso compromiso con la
legalidad republicana que tenía la CEDA, su organización juvenil JAP (Juventudes
de Acción Popular) y, desde luego, su líder Gil Robles, quien ya había visitado
Alemania interesándose por los medios de propaganda de los nazis.
De este modo, con este clima de temores a un golpe de carácter autoritario la
insurrección, en la cual los revolucionarios carecían de suficiente armamento,
comenzó el 5 de octubre con una huelga general, aunque los resultados fueron
diferentes según las ciudades. En Madrid, País Vasco y Andalucía, la incidencia de
la huelga fue escasa debido a la descoordinación de la UGT y la CNT. Sin embargo,
en Asturias y en Cataluña la situación fue distinta. En Asturias, fundamentalmente
en las zonas mineras, donde la UGT y la CNT actuaron unidas, tuvo lugar una
auténtica insurrección de carácter armado entre el 5 y el 19 de octubre que fue
sofocada con gran brutalidad (hubo aproximadamente 1500 muertos) por tropas de
la Legión trasladas desde África y dirigidas por el general Francisco Franco. Por
otra parte, en Cataluña, se produjo una rebelión en la que el gobierno autonómico de
la Generalitat presidido por Lluis Companys proclamó el Estado catalán
independiente. Sin embargo, el Ejército recuperó el control, el Estatuto de
autonomía quedó suspendido y Companys fue detenido y encarcelado junto con el
resto de los miembros de su gobierno. Además, sumado a estas consecuencias
inmediatas octubre del 34 tuvo otros resultados:
- Azaña acusado injustamente y sin pruebas de haber colaborado en la sublevación
catalana, fue encarcelado durante tres meses.
- Además del gran número de muertos, el balance general de octubre fue un total
de 30 mil detenidos, entre ellos, destacados líderes socialistas como Largo
Caballero y un joven Santiago Carrillo.
- Se acentuó en gran medida la polarización política.

c) El final del Bienio


Los sucesos de octubre también reforzaron el papel de la CEDA en el gobierno,
favorecida, además por los escándalos en que se vio envuelto el Partido Radical,
como el del estraperlo y el Nombela. Un hecho que a su vez favoreció a que se
adelantase una nueva convocatoria electoral. Así, este adelantamiento de las
elecciones generales, obligó a una reorganización de los partidos republicanos de
izquierda y a un acercamiento de estos con los socialistas para formar una nueva
coalición electoral. En este sentido, en primer lugar, los partidos republicanos de
izquierda se agruparon en dos grandes partidos, Izquierda Republicana (IR)
dirigida por Azaña y Unión Republicana (UR) encabezada por Martínez Barrio; y,
en segundo, lugar ese acercamiento entre estos partidos (IR y UR) y los socialistas
desembocó en una alianza electoral que recibió el nombre de Frente Popular y en el
que también estaban otros partidos obreros y regionalistas.

- El Frente Popular (Febrero-julio 1936)

a) Las elecciones de febrero de 1936


Dadas las características de la Ley Electoral, la coalición electoral del Frente
Popular se pactó durante cerca de un año y los artífices del acuerdo frentepopulista
fueron Azaña e Indalecio Prieto. Este último, tuvo que superar la resistencia de
dirigentes socialistas más extremistas como Largo Caballero, quien se mostraba
muy reticente a realizar acuerdos con los republicanos de izquierda. En este sentido
para lograr el acuerdo final, Largo Caballero exigió la entrada en esa coalición
electoral de otras fuerzas obreras como, por ejemplo y entre otras, el Partido
Comunista de España (PCE). Así, finalmente, el Frente Popular quedó constituido
en enero de 1936 por: republicanos de izquierda (IR y UR); regionalistas (Esquerra
Republicana de Cataluña, Partido Galerista, Acción Catalana Republicana, entre
otros); y partidos obreros (PSOE, PCE, Partido Sindicalista, Partido Obrero de
Unificación Marxista –POUM-).
El programa del Frente Popular consistía en recuperar y acelerar las reformas del
gobierno presidido por Azaña entre 1931 y 1933, así como una amnistía general para
los represaliados por los sucesos de octubre del 34.
Asimismo, para los grupos de derechas (CEDA -de Gil Robles-, Renovación
Española -de José Calvo Sotelo-, FE de las JONS de -José Antonio Primo de
Rivera-, carlistas) formaron el denominado “frente de la contrarrevolución”, pero
sin un acuerdo general para todas las circunscripciones electorales, es decir, fueron
muy desunidas. Su programa político consistía en llevar a cabo la reforma de la
Constitución pero sin mayor concreción.
Por otra parte, en medio, se encontraban unas muy tímidas y débiles candidaturas de
carácter centrista, inspiradas por Manuel Portela Valladares, en aquellos momentos
presidente del gobierno.
La tensión y la agresividad predominaron durante toda la campaña electoral,
habiendo durísimos ataques desde ambos bandos. Finalmente, en las elecciones del
16 de febrero de 1936 (en las que la participación electoral fue muy alta, un 70%,
puesto muchos anarquistas votaron recomendados por líderes) los resultados fueron
los siguientes:
- Las candidaturas del Frente Popular, obtuvieron una victoria en las elecciones
por un estrecho margen de votos (es un triunfo sobre todo en diputados más que
en votos), teniendo los mejores resultados en Madrid, Cataluña, Asturias y toda
la periferia mediterránea.
- Las derechas obtuvieron más votos en Castilla y en Aragón.
- Los centristas de Portela obtuvieron destacados resultados en Lugo y Soria.
- El congreso de los diputados quedó distribuido de la siguiente manera: el Frente
Popular 257 diputados (por ejemplo, IR, 87, PSOE, 99, UR, 37 y ERC, 36) las
derechas 139, los centristas y nacionalistas moderados (PNV y Lliga) 57
diputados. Por su parte, el Partido Radical de Lerroux debido a su desprestigio y
escándalos de corrupción se quedó reducido a 5 escaños.

b) La formación del Gobierno


Inmediatamente después de conocerse el triunfo del Frente Popular, el general Franco y
José María Gil Robles propusieron al presidente del gobierno, Portela Valladares que
declarara el estado de guerra y se negara a ceder el poder a los vencedores. Sin
embargo, estas iniciativas fracasaron y en medio de rumores de sublevación militar,
Azaña fue nombrado jefe de gobierno. Sin embargo, dicho gobierno de Azaña fue
estrictamente republicano (con ministros pertenecientes a los partidos
republicanos burgueses de izquierda) sin participación de los socialistas puesto
que se había llegado a un acuerdo previo.
Las primeras medidas de urgencia de este gobierno fueron:
- La liberación de los presos de octubre del 34.
- El restablecimiento de las instituciones autonómicas catalanas. La recuperación
y aceleración de la política de reforma agraria. En pocas semanas se repartieron
entre 150 mil campesinos 500 mil hectáreas.
- Se comenzaron a tramitar los estatutos de autonomía del País Vasco y Galicia.

c) Hacia la Guerra Civil


Varios hechos en ese camino hacia la Guerra Civil:
- Los resultados electorales no lograron sosegar la vida política. Las posiciones
más extremistas tanto en la derecha como en la izquierda fueron ganando terreno
en sus propuestas políticas y parlamentarias (en el parlamento se desarrolló una
gran agresividad verbal con amenazas), además de en la calle
- Los sindicatos UGT y CNT actuaron mucho más unidos que en el primer Bienio
propiciando una importante movilización obrera y numerosas huelgas. Todos los
sectores económicos, sobre todo, la construcción se vieron afectados. De hecho,
el movimiento obrero prefería preparar la revolución social que apoyar a un
gobierno al que consideraba “burgués”. A su vez, Los sectores católicos, los
propietarios de tierras y los empresarios estaban cada vez más asustados,
acentuándose este estado de ánimo tras las invasiones masivas de propiedades
por parte de campesinos en pueblos de Madrid, Salamanca, Toledo, Murcia y
Extremadura
- Los grupos extremistas de derecha, desde Falange Española al Bloque Nacional,
confiaban cada vez menos en las tácticas parlamentarias de la CEDA de Gil
Robles. En este sentido, el gobierno de Azaña ilegalizó a Falange y detuvo a sus
dirigentes (entre ellos José Antonio Primo de Rivera) por su responsabilidad en
diversos atentados.
- El 10 de mayo de 1936, Azaña que se sentía cada vez más fatigado y desgastado,
paso a ocupar la Presidencia de la República sustituyendo a Alcalá Zamora. A
partir de entonces la presidencia del gobierno fue asumida entonces por Santiago
Casares Quiroga, miembro de IR (antes había sido de la ORGA) y hombre de
confianza de Azaña.
- El punto de encuentro de esta polarización política y social fue la lucha callejera,
que se convirtió en el escenario de una intensa violencia política. Cientos de
asesinatos, de nuevo, incendios de conventos e iglesias y escaramuzas públicas
convirtieron a la violencia en la principal arma política, sin que el gobierno de
Casares Quiroga fuera capaz de controlar el orden público.
- A todo ello se añadió la división interna del ejército. En este sentido parte de sus
mandos encabezados por los generales Emilio Mola y Franco, entre otros,
participaban en una conspiración contra el gobierno del Frente Popular y contra
la República.
- Por último, los asesinatos políticos del teniente Castillo (socialista, teniente de la
Guardia de Asalto) y del líder ultraderechista, Calvo Sotelo, el 13 de julio de
1936, acabaron por acelerar la sublevación militar comenzando la guerra civil el
18 de julio.
14.5 La guerra civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El desarrollo
del conflicto: etapas y evolución de las dos zonas.

La crisis de poder que arrastraba la Segunda República acabó en una contienda armada
que se prolongó desde el 17 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939. No fue, sin
embargo, una salida inevitable. La Guerra Civil fue la consecuencia directa de una
sublevación militar o un golpe de Estado fracasado en una sociedad profundamente
dividida.

- La conspiración antirrepublicana y la sublevación militar

Aunque las reuniones conspirativas ya habían comenzado a finales de 1935, el triunfo


electoral del Frente Popular en febrero de 1936 precipitó en los cuarteles militares los
preparativos de un golpe de Estado antirrepublicano. A estas alturas, un amplio sector
del Ejército sentía que estaban amenazados sus intereses corporativos, sus intereses de
clase y su concepción tradicional de España y del orden social.
Ya conocidos los resultados electorales del 36 algunos líderes de la derecha como Gil
Robles o Calvo Sotelo y altos mandos militares como Franco, Emilio Mola, Fanjul y
Goded pretendieron que el gobierno de Portela Valladares impidiera el traspaso de
poderes a las fuerzas del Frente Popular. Fracasadas estas gestiones, algunos militares
de alta graduación decidieron derribar por la fuerza al nuevo gobierno frente populista.
El futuro pronunciamiento o golpe de Estado lo dirigía una Junta Militar presidida por
Sanjurjo y de la que formaban parte Franco, Mola, Saliquet, Goded, Fanjul, Ponte,
Orgaz y Varela.
Por su parte, los gobiernos de Azaña y Casares Quiroga tenían sospechas, pero sólo
disponían de informaciones parciales y rumores acerca de las intenciones e identidad de
los golpistas. Asimismo, no prestaron demasiada atención a la preparación de la
sublevación, aunque tomaron algunas medidas (no siempre acertadas) para
contrarrestarla:
- Establecieron una cierta vigilancia sobre algunos militares sospechosos.
- Colocaron en puestos clave del Ejército a mandos leales a la República.
- Desplazaron a destinos que no suponían un peligro en caso de sublevación a
generales de cuya lealtad se desconfiaba. Concretamente, Mola, fue trasladado a
Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Baleares.
Así, el ejército se impuso como columna vertebral de la conspiración y del futuro golpe
de fuerza, siendo muy limitada en la trama la participación de elementos civiles. Las
fuerzas políticas civiles que también pretendían acabar con la República
(tradicionalistas, falangistas y alfonsinos) quedaron subordinadas al protagonismo de
los mandos militares. La CEDA como organización no se involucró, aunque Gil Robles
estuvo informado.
Como táctica a seguir, se pretendía aprovechar el factor sorpresa, la rapidez y la
violencia para derribar el régimen republicano democrático y establecer una dictadura
militar, todavía no muy perfilada. Para ello, se pretendía una rápida conquista de las
principales ciudades.
Hubo varias indecisiones y varios aplazamientos en la fecha del levantamiento militar,
aunque un hecho, finalmente, acabó con las últimas vacilaciones: el asesinato del líder
de la extrema derecha Calvo Sotelo el 13 de julio por guardias de asalto, como respuesta
a la de un teniente del mismo cuerpo (José Castillo) cometido horas antes por la extrema
derecha.
Así, el 17 de julio de 1936 se inició la rebelión militar en Melilla, Ceuta y el
Protectorado español en Marruecos y el 18 de julio la sublevación militar se produjo
en la Península. Sin embargo, ese alzamiento militar no triunfó en amplias zonas del
territorio nacional (por ejemplo, Madrid, Barcelona, Barcelona y Bilbao) porque los
golpistas no consiguieron el respaldo de la totalidad del ejército o fuerzas del orden
(algunos guardias civiles, guardias de asalto, carabineros y militares permanecieron
fieles a la Constitución de 1931) o porque encontraron una enorme resistencia de las
organizaciones sindicales y de los partidos de izquierda.
Con lo cual, fue decisivo en ese fracaso del golpe la división del ejército y de las fuerzas
del orden. Sin embargo, la incapacidad gubernamental para derrotar a los rebeldes
durante las primeras horas y la indecisión de las autoridades republicanas
(fundamentalmente de los gobernadores civiles y alcaldes) de repartir armas entre las
organizaciones sindicales (accediendo así a las reclamaciones de socialistas, comunistas
y anarquistas) fueron decisivas para no controlar la sublevación en las zonas donde
triunfó.
El día 19 de julio, Franco, aterrizó en Tetuán, procedente de Canarias, y se puso al
frente de las tropas africanas. Desde el primer momento, asumió un poder inmenso
porque las unidades de Marruecos (alrededor de 45 mil hombres, en su mayoría
profesionales).
La situación, por ende, quedó del siguiente modo:
- Los sublevados dominaban el norte de Marruecos, Canarias, Baleares (salvo
Menorca), Galicia, Álava, la parte occidental de Aragón con sus tres capitales,
Castilla la Vieja-León, Extremadura noroccidental y núcleos dispersos de
Andalucía occidental, como las ciudades de Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada.
- Por su parte, el golpe de Estado fracasó, en cambio, en Asturias (salvo Oviedo),
Santander, Vizcaya, Guipúzcoa, Cataluña y la mayor parte de Castilla la Nueva y
Andalucía.
- El fallido pronunciamiento militar o golpe de Estado dividió a España en dos
zonas irreconciliables dando lugar a una atroz guerra civil en la que se combatió
por imponer una dictadura militar o por defender la República democrática.
- Sin embargo, esa guerra tuvo muchos matices complejos y variados:
a. Fue una lucha de clases con una innegable dimensión socioeconómica.
La mayoría de los propietarios apoyaron al bando sublevado con el
interés de defender sus intereses materiales y modos de vida. Por su
parte, los trabajadores asalariados urbanos y campesinos se movilizaron
a favor de la República con la esperanza de hacer una revolución social
igualitaria que acabara con las diferencias sociales.
b. Fue una contienda religiosa puesto que los católicos tomaron las armas
para mantener la influencia de la iglesia y sus convicciones frente a los
que querían lo contrario y abogaban por el laicismo o, incluso, por el
anticlericalismo.
c. Fue un choque entre nacionalismos periféricos que se sumaron, por lo
general aunque con no mucho entusiasmo (fundamentalmente, por parte
del PNV), a la causa republicana y un nacionalismo centralista de corte
tradicional que apoyó al bando sublevado.
d. Fue un enfrentamiento entre el fascismo por un lado y la democracia y el
comunismo por otro derivado del contexto internacional.
- Las dos Españas.

En julio, ninguno de los dos bandos aparecía en condiciones de especial


debilidad con relación al otro.
a) La zona republicana
- En esta zona la sublevación militar produjo la quiebra del Estado y una
situación bastante caótica y revolucionaria aunque algunas instituciones
continuaron formalmente funcionando. En este sentido, a pesar de que el 19 de
julio se formó un nuevo gobierno presidido por José Giral (el cual pertenecía
a Izquierda Republicana) en el que participaban sólo los partidos republicanos,
dicho gobierno fue siempre muy débil porque apenas disponía de mecanismos
para imponer su poder. Por su parte, las organizaciones obreras, que habían
conseguido que el gobierno les entregara armas, eran, en realidad, las dueñas de
la calle. Decidían y actuaban sobre cuestiones económicas, políticas y militares
con enorme autoridad e independencia a través de una serie de juntas, comités y
consejos de carácter revolucionario recién constituidos y que estuvieron
dirigidos en algunos casos por anarquistas y en otras ocasiones por socialistas o
comunistas.
- Asimismo, del lado de la República, habían permanecido unos 8500 militares y
160.000 soldados, la mayor parte de la Aviación y casi toda la Marina (buques
de guerra y submarinos pero con escasos mandos porque los marineros se
insubordinaron contra ellos y desaprovecharían su efectividad). Asimismo, los
militares más destacados fueron los generales Vicente Rojo (como Jefe del
Estado Mayor) y José Miaja (que se encargó de organizar la defensa de Madrid).
No obstante, la organización militar quedó prácticamente desmantelada puesto
que su poder fue reemplazado por el de las milicias populares, creadas por los
partidos de izquierda (el V Regimiento del PCE) y por los sindicatos (columna
Durruti de la CNT / FAI).
- En cuanto a superficie y población, la zona republicana, ocupaba una superficie
de 270.000 km2 y estaba habitada por 14 millones de personas. Además, en esta
zona se localizaban un buen número de las grandes ciudades del país (Madrid,
Barcelona, Valencia, Bilbao, San Sebastián y Gijón) y las regiones más
industriales y mineras. Por otra parte, el gobierno controlaba los recursos
financieros, destacando por su valor el oro del Banco de España. Sin embargo, la
situación agrícola era mucho más precaria que en la zona controlada por los
sublevados.

b) La zona “nacional”
- En la España que los sublevados denominaron “nacional”, no existió
inmediatamente después del golpe un poder supremo y único. Cada general
(Francisco Franco, Emilio Mola, Gonzalo Queipo de Llano, Alfredo Kindelán,
Fidel Dávila, Miguel Cabanellas, Luis Orgaz y Juan Yagüe) ejerció su autoridad
con plena autonomía en el espacio en que operaba. Se produjo, pues, en un
inicio, una pluralidad de centros de poder militar, que no afectó al
funcionamiento interno de las distintas unidades militares. Unos 14.000 oficiales
del ejército de Tierra (junto con los de las fuerzas de seguridad, aunque
fundamentalmente la Guardia Civil), que tenía a sus órdenes alrededor de
150.000 soldados, fueron el componente militar básico de los rebeldes. Es decir,
un componente militar que superaba en organización, disciplina y material al
ejército republicano.
- Sin embargo, a pesar de esta inicial pluralidad de centros de poder militar
pronto se caminó hacia la unificación de mandos para coordinar y unificar la
acción, de manera que todo el poder quedara acumulado en un único jefe para
garantizar así una dirección estratégica más eficaz de las operaciones bélicas.
Por este motivo, tras la muerte de Sanjurjo el 20 de julio en un accidente aéreo,
un primer paso fue la constitución el 20 de julio en Burgos de la Junta de
Defensa Nacional presidida por José Cabanellas.
- La zona “nacional” contaba con una extensión aproximada de 230.000 km2 y
en ella se asentaban algo más de 10 millones de habitante s. Apenas disponía del
20% de la producción industrial del país, pero contaba con el 70% de la
producción agrícola y ganadera.
- En el aspecto monetario, cada uno de los bandos emitió sus propios billetes y
prohibió la circulación del adversario.

- La desarrollo militar del conflicto

a) La lucha por Madrid (julio de 1936-marzo de 1937)

El general Franco, que desempeñaba la comandancia general de Canarias, se trasladó


en un avión costeado por el millonario mallorquín Juan March desde Las Palmas
hasta Marruecos. Allí, se puso al frente del ejército de África, que era el cuerpo
militar mejor preparado y entrenado de toda España y cuyos efectivos sumaban unos
50.000 hombres entre legionarios y mercenarios marroquíes. Durante los primeros
días de la guerra, estas tropas lograron cruzar el estrecho de Gibraltar en aviones
alemanes e italianos (puesto que la flota era republicana) para unirse a los sublevados
en Andalucía, que estaban dirigidos por el general Gonzalo Queipo de Llano.
Así, el objetivo prioritario de los sublevados a partir de este momento fue tomar
Madrid. De ahí que los ataques contra la capital se debiesen llevar de forma
simultánea por el ejército del norte dirigido por Mola y por el ejército del sur dirigido
por Franco.
El ejército de Mola fue detenido en los alrededores de la capital y en la sierra del
Guadarrama por cerca de 20.000 soldados republicanos pertenecientes a las
milicias, a tropas leales y al V Regimiento. Esto supuso un importante revés
para los sublevados porque consideraban esencial la conquista de la ciudad
por razones políticas, económicas, diplomáticas, simbólicas y
propagandísticas. Sin embargo, en contrapartida, Mola ocupó en septiembre
de 1936 Irún y San Sebastián dejando la zona norte republicana aislada y
separada de Francia.
El avance hacia Madrid desde el sur también se demoró. Aunque para evitar la
flota republicana, los insurgentes habían contado con aviones alemanes e
italianos para pasar el estrecho de Gibraltar, esto ya había supuesto una
demora en su avance. Así, una vez en la península, las tropas marroquíes
llegaron a las proximidades de Madrid a finales de octubre tras haber subido
por Extremadura, tras haber tomado Talavera y Toledo y tras haberse unido
a Mola a través de la sierra de Gredos.

Simultáneamente, se produjeron cambios en cada bando siendo decisivo para el


desarrollo de la contienda:
1) En el bando republicano, el gobierno de Giral fue sustituido en septiembre
por el otro presidido por el socialista Largo Caballero.
2) En el bando sublevado, en septiembre, Franco concentró todo el poder
político y militar por acuerdo de la Junta de Defensa Nacional
estableciendo su cuartel general en Burgos. De este modo, Franco (un
gallego de 44 años de edad que poseía un carácter frío y reservado) se
convirtió en el máximo dirigente con poderes ilimitados y absolutos, puesto
que se reservaba en exclusiva la capacidad para imponer disposiciones con
rango de ley. Hay que destacar que entre los factores que favorecieron su
ascensión a la dictadura unipersonal y al mando supremo indiscutido de los
sublevados estaban sus éxitos militares al frente del Ejército de África
durante las primeras semanas de combate, su habilidad para obtener la ayuda
material de alemanes e italianos y la ausencia de posibles rivales, ya que
otros generales de prestigio como Sanjurjo, Goded o Fanjul habían muerto al
principio de la guerra.

Así, el gran asalto a Madrid de las tropas franquistas se produjo en noviembre,


pero fracasó. Aunque por seguridad el Presidente de la República, Azaña, había
sido trasladado a Barcelona y el gobierno de Largo Caballero a Valencia, la
defensa de Madrid corrió a cargo de la Junta de Defensa de Madrid presidida
por el general José Miaja. Y, dicha Junta para frenar a las tropas franquistas
contó con la llegada decisiva de los primeros voluntarios de las Brigadas
Internacionales y de tanques y aviones soviéticos.
Un posterior intento también fracasado de Franco para tomar la ciudad se
produjo con un ataque sobre el Jarama en febrero de 1937. Y, del mismo modo,
también fracasó en una operación sobre Guadalajara en marzo de 1937. Sin
embargo, las tropas franquistas conquistaron Málaga.

b) El frente norte (abril-octubre 1937)

En vista de las dificultades que ofrecía la entrada en Madrid, Franco se propuso


conquistar en frente norte.
En este sentido, el 31 de marzo de 1937, Mola inició la ofensiva en la que
participaron legionarios, requetés, efectivos italianos y la Legión Condor (que el
26 de abril bombardeó y destruyó la ciudad vasca de Guernica). Así, el 19 de
junio cayó Bilbao y Franco derogó el concierto económico con Guipúzcoa y
Vizcaya y el Estatuto de Autonomía (que había sido aprobado por las Cortes el 1
de octubre de 1936). Por otra parte, los italianos tomaron Santander el 26 de
agosto y en octubre Franco tomo Asturias. De esta manera, el bando
republicano perdió importantes recursos económicos y el ejército franquista
pudo disponer de las valiosas factorías industriales bilbaínas.
Además, con el objetivo de quebrar la moral y la capacidad de resistencia de los
republicanos, la aviación franquista (formada por aviones alemanes, italianos y
españoles) efectuó intensos bombardeos aéreos contra la población civil en
Valencia, Madrid y Barcelona.
Para aligerar la presión del ejército franquista sobre el frente norte, los
republicanos contraatacaron, pero con escaso éxito y con muchas perdidas
humanas y materiales, en Brunete (cerca de Madrid) el 5 de julio y en Belchite
(Aragón) el 3 de septiembre.

Tras la caída del norte, la relación de fuerzas entre los bandos se alteró: la
República perdió un área con abundantes recursos industriales y mineros, redujo
su espacio a un tercio del territorio nacional y su población disminuyó a la mitad
de la total. Por otra parte, un nuevo gobierno republicano ahora presidido por
Juan Negrín (sustituto de Largo Caballero) intentaría superar la situación.

c) El frente este (octubre 1937-abril 1939)

De nuevo, la idea de atacar Madrid volvió a estar presente en la estrategia militar


de Franco, pero el ejército republicano se adelantó y a finales de 1937 se
apoderó de Teruel en una dura batalla. Esta toma de Teruel supuso un notable
éxito propagandístico para la República al ser la primera capital de provincia que
se tomaba. No obstante, el ejército franquista, sin embargo, recuperó la ciudad
en febrero de 1938.
A partir de esta toma de Teruel, las tropas franquistas avanzaron por el valle del
Ebro hacia levante y alcanzaron el Mediterráneo por Vinaroz. En
consecuencia el territorio catalán quedó parcialmente ocupado y separado del
resto de la zona republicana con el gobierno instalado en Barcelona desde hacía
unos meses. El 3 de abril de 1938 cayó Lérida y Franco derogó el Estatuto de
Autonomía de Cataluña.
Desde mayo de 1938, las tropas franquistas se dirigieron a Valencia. Pero a
finales de julio el general republicano Vicente Rojo planeó una audaz ofensiva
en la zona del Ebro con el objetivo de forzar una retirada del ejército franquista y
disminuir así la presión enemiga sobre Valencia y Cataluña. Así, el 25 de julio
las fuerzas republicanas se lanzaron sobre la retaguardia franquista cruzando el
Ebro. Al mando del Ejército Popular de la República (80.000 soldados y más de
350 piezas de artillería) se encontraba el joven coronel comunista Juan Modesto.
Por su parte, el ejército franquista empleó 200 aviones y cerca de 500 cañones.
No obstante, la ofensiva republicana no prosperó y dio lugar a la batalla del
Ebro, la más cruenta de toda la guerra, de la que las fuerzas republicanas
salieron derrotadas (la ayuda soviética llegaba cada vez con más dificultades).
En medio del intenso calor veraniego, los combatientes pelearon en las
proximidades del río Ebro durante casi cuatro meses. En esta batalla murieron
6500 soldados franquistas y los republicanos perdieron entre muertos, heridos y
prisioneros a 20.000 hombres.
Sin duda, el fracaso de la acción ofensiva en el frente del Ebro dejó a la
República prácticamente derrotada. Asimismo, las Brigadas Internacionales
abandonaron España a finales de Octubre como un último intento desesperado
por parte del gobierno republicano de que también lo hiciesen en el bando
franquista alemanes e italianos. Sin embargo, la ayuda de Alemania e Italia
continuó y el ejército franquista tomó Barcelona el 26 de enero de 1939 y
Menorca en febrero al mismo tiempo que Azaña presentaba su dimisión como
Presidente de la República y partía hacia el exilio atravesando los Pirineos.
Por su parte, dentro del bando republicano, se acentuaron las diferencias internas
entre los partidarios de la resistencia a ultranza (postura defendida por el
presidente Negrín y por los comunistas) y aquellos que se mostraban
favorables a intentar una negociación de paz (como el dirigente socialista
Julián Besteiro, el general Miaja y el coronel Segismundo Casado), aunque esta
posibilidad fue rechazada categóricamente por Franco quien quería una
rendición incondicional.
Estas posturas contrarias dentro del bando republicano provocaron que el 4 de
marzo de 1939, el coronel Segismundo Casado se sublevase en Madrid contra el
gobierno de Negrín para lograr una capitulación pactada, que Franco rechazó.
Así, el 28 de marzo (al mismo tiempo que Hitler consumaba la invasión de
Checoslovaquia en el extremo opuesto del continente europeo) Madrid se rindió
sin presentar combate. El 1 de abril de 1939, la Guerra Civil española había
terminado.

- La evolución política en la zona republicana

El golpe militar provocó en los territorios leales a la República un proceso de


revolución social sin dirección centralizada. Sin embargo, poco a poco lograron
incrementar su debilitado poder con el objetivo el objetivo de ganar la contienda,
por lo que chocaron con las fuerzas revolucionarias.

a) La represión popular

En la zona republicana, el Estado se desarticuló y emergieron múltiples y dispersos


poderes revolucionarios que pusieron en marcha una dura represión contra los
simpatizantes del otro bando. Así, las principales víctimas de los grupos de
milicianos fueron aristócratas, burgueses, militares, afiliados a partidos de derechas
y religiosos. En este sentido, la iglesia española con unos 7000 muertos y muchos
lugares de culto saqueados, sufrió la mayor persecución de su historia (con la
excepción de Vizcaya y Guipúzcoa, donde los católicos peneuvistas dominaban la
situación) a manos de milicianos anarquistas, comunistas y socialistas, que actuaron
de manera incontrolada y con una impunidad absoluta. Asimismo, asaltos a
prisiones, “paseos” y “sacas” fueron las manifestaciones del terror más frecuentes.
En este sentido, resultaron especialmente graves los asesinatos en Paracuellos del
Jarama y en Torrejón de Ardoz de más de 2000 presos sacados de las cárceles de
Madrid en noviembre de 1936.
Destacar que durante los primeros meses de la guerra se produjeron las mayores
matanzas. Después, disminuyeron sensiblemente puesto que el gobierno fue
terminando con las acciones de los incontrolados.

b) La colectivización

En algunos lugares de la España republicana, durante los primeros meses de guerra,


las principales centrales sindicales, la CNT y la UGT, desarrollaron un proceso de
colectivización para acabar con el capitalismo. Es decir, donde estos sindicatos
tenían fuerza al desarrollar esa colectivización modificaron los presupuestos en los
que se asentaba la actividad económica. Así, dicho proceso de colectivización
supuso la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la
implantación de la propiedad colectiva. No obstante, en algunos lugares se respetó la
pequeña propiedad.
Las colectivizaciones, dirigidas por un comité elegido en su asamblea general,
tomaron formas diversas en función del sindicato que las había promovido.
Surgieron incluso colectivizaciones mixtas, en las que se involucraron las dos
organizaciones sindicales.
Dos aspectos a destacar:
1º La revolución social en el campo se extendió por buena parte del territorio
republicano y fundamentalmente la realizaron los milicianos anarquistas de la CNT.
De hecho, entendían que vencer la guerra y realizar la revolución social (o
socioeconómica) debían ser procesos paralelos e inseparables. Así, participaron en
esta revolución social en el campo en torno a 3.000.000 millones de campesinos, los
cuales expropiaron cerca de 5.500.000 millones y medio de hectáreas y se crearon
alrededor de 1600 colectividades. En Cataluña y Valencia, con muchos pequeños
propietarios, la colectivización agraria tuvo escasa incidencia. Por el contrario, en
La Mancha, Aragón, Murcia, Andalucía y Extremadura alcanzó una extraordinaria
importancia. En Aragón los cenetistas se apresuraron a quemar registros de
propiedad, ocuparon por la fuerza las fincas y llegaron a colectivizar el 70% de la
superficie cultivada. En la provincia de Jaén hicieron lo mismo con el 80% de las
tierras, mientras que el 60% de las parcelas de Ciudad Real (cuyos anteriores
propietarios habían huido o habían sido asesinados durante el verano del 36)
también fueron expropiadas y colectivizadas.
2º Por otra parte, los sindicatos constituyeron igualmente colectivizaciones en
grandes empresas industriales y comerciales y ejercieron el control obrero en
las pequeñas fábricas. En este sentido, estas colectividades proliferaron, sobre
todo, en Cataluña, impulsadas por la CNT. Asimismo, los sindicatos (CNT, UGT) y
algún partido obrero (POUM o PCE) gestionaron o socializaron numerosas
empresas de servicios públicos, ferrocarriles y transportes urbanos (tranvía,
autobuses, taxis), cines, teatros, hoteles, bares, compañías de electricidad, gas y
agua.
3 º Hay que destacar, a su vez, que si en Cataluña este tipo de acciones fueron
realizadas por la CNT principalmente, en Madrid, en los primeros días de la
guerra, fueron la UGT y el PCE los principales protagonistas. No obstante,
socialistas y comunistas pronto comenzaron a considerar frente a los anarquistas que
el desarrollo de la revolución social era un obstáculo que podía restar eficacia al
esfuerzo militar y por ello preferían aplazarla hasta derrotar al enemigo. Es decir, un
aspecto que provocó divisiones internas y enfrentamientos entre los distintos
partidos y organizaciones sindicales.

c) La reconstrucción del Estado

La falta de un mando único en la dirección política y militar de la guerra debido a la


fragmentación del Estado y al desorden y a la división reinante entre partidos y
sindicatos, fue negativa para la evolución de la España republicana. En este sentido,
tardó en corregirse la situación pero siempre tropezó con esas profundas divisiones.
Varios aspectos a destacar en la evolución de esa situación:
c.1. La centralización del poder

Muy pronto se vio que el gobierno de Giral, compuesto sólo por miembros de
los partidos republicanos, era impotente ante la revolución proletaria, y que las
milicias populares no podían combatir con eficacia al ejército sublevado
constituido por militares profesionales.
Así, se formó un nuevo gobierno el 4 de septiembre de 1936 presidido por
Largo Caballero e integrado por las distintas fuerzas políticas (había ministros
socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas vascos y catalanes y, poco
después, anarquistas). Los objetivos principales de este gobierno eran reforzar la
disciplina militar, frenar en cierto grado la colectivización de los medios de
producción concentrando mayores esfuerzos en vencer la guerra y, sobre todo,
recuperar la fuerza del Estado. De ahí que este gobierno realizase las siguientes
medidas:
- Decretó la disolución de las juntas y de los comités.
- Reguló los consejos que regían los ayuntamientos y las diputaciones.
- Potenció los tribunales populares creados por el gobierno anterior.
- Impuso un fuerte control sobre el Banco de España.
- Militarizó las milicias.

La centralización, sin embargo, avanzó muy lentamente. El País Vasco y


Cataluña, que disponían de sus propias instituciones, apenas tenían relación con
el gobierno. Además, no todas las milicias aceptaban la militarización (sobre
todo las pertenecientes a la CNT y al POUM) y muchos comités continuaban
actuando por su cuenta.

Tras la caída de Málaga en febrero de 1937, los partidos políticos lanzaron una
ofensiva a favor del afianzamiento de la autoridad estatal. En este sentido, el
PCE planteó la estrategia más clara: para ganar la guerra era necesario
congelar la revolución social y defender la posición la posición de las clases
medias y de los pequeños propietarios. Su postura chocó inevitablemente con los
sindicatos y en particular con la CNT. Y un ejemplo en este sentido fue un
enfrentamiento armado en Barcelona en mayo de 1937 entre la CNT y el POUM
por un lado, frente al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña que
controlaba las fuerzas de seguridad en Cataluña) y la Generalitat por otro.
Enfrentamiento en el que murieron entre 400 y 500 personas.

Debido a la inestabilidad que provocaron estos sucesos, Largo Caballero perdió


el apoyo de los comunistas, de un sector del PSOE y de algunos republicanos.
Así, en mayo de 1937, se formó un nuevo gobierno presidido por el socialista
Juan Negrín, un catedrático de medicina canario. Dicho gobierno, supuso la
pérdida de poder de los sindicatos puesto que se prescindieron de los ministros
anarquistas mientras los partidos políticos recuperaban su predominio, en
especial el PCE. De hecho, el PCE había ido incrementando poco a poco su
influencia situando a sus hombres de confianza en puestos claves militares y
políticos debido al respaldo que la URSS daba al bando republicano. Y,
asimismo, el PCE compartía con Negrín la necesidad de ir a la centralización
estatal. Así, el gobierno de Negrín representó el triunfo de la centralización y de
la política frentepopulista por varios hechos:
- Se impuso sobre los comités.
- Recuperó poder en Cataluña.
- Liquidó las colectividades y el Consejo de Aragón.
- Dedicó sus mayores esfuerzos a tareas bélicas.

Hay que destacar también que estos intentos de centralización también


produjeron numerosos conflictos entre las autoridades del gobierno republicano
y los dirigentes nacionalistas catalanes y vascos. Y en repetidas ocasiones,
Azaña, Prieto y Negrín reprocharon al presidente de la Generalitat (Lluís
Companys) su escasa contribución al esfuerzo bélico y al presidente del
gobierno autónomo vasco (José Antonio Aguirre) por su intento de conseguir la
independencia del País Vasco y por su negativa a coordinar las acciones de los
batallones de gudaris peneuvistas con el resto de las tropas republicanas.

Desde que en abril de 1938 las tropas sublevadas llegaron al Mediterráneo, en el


bando republicano se planteó, cada vez con más insistencia, el dilema de
entablar negociaciones con Franco o proseguir la guerra. Sólo Negrín y los
comunistas defendieron hasta el final esta última opción, con la esperanza de
que la tensa situación internacional evolucionara a favor de la República. Como
sabemos, este enfrentamiento provocó el golpe de Estado del coronel
Segismundo Casado contra el gobierno de Negrín provocando un enfrentamiento
armado en Madrid entre el sector casadista y los partidarios comunistas de
Negrín mientras las tropas franquistas que sitiaban la capital permanecían a la
expectativa. En dicho enfrentamiento en el que venció el sector casadista hubo
más de 1000 muertos. Poco después el ejército franquista tomó Madrid sin
ninguna resistencia.

Como conclusión, puede destacarse cómo la quiebra del poder gubernamental y


la fragmentación política debilitaron al bando republicano y fueron dos de los
factores que más contribuyeron a su derrota final.

c.2. El Ejército Popular

Ya el gobierno de Giral pretendió integrar en el ejército a los milicianos mediante la


creación de batallones voluntarios, con el objeto de incrementar la eficacia militar
de los primeros momentos de guerra. Su frustrado intento dejó pendiente el asunto
hasta que el gobierno de Largo Caballero comenzó a articular una estructura militar
más operativa. Así, sobre las ruinas del anterior ejército se creó el Ejército Popular
que fue un pilar fundamental en la reconstrucción del Estado republicano. En este
sentido, el 28 de septiembre de 1936 se decretó la militarización de las milicias:
- El ejército se organizó en torno a las brigadas mixtas que se configuraron con
unos 4000 combatientes de distintos cuerpos y armas.
- En las unidades militares se estableció un comisario político, cargo que
desempeñaron miembros comunistas y que obligaba a las milicias a guardar una
mayor disciplina.
- Se sustituyeron las estrellas como distintivos de mando por los galones y se
adoptó el saludo con el puño en alto.
- Muchos mandos que dirigieron el Ejército Popular no tenían una trayectoria de
militares profesionales sino que procedían del pueblo. Así, destacaron, entre
otros, Enrique Lister, Juan Modesto, Cipriano Mera, Manuel Tagüeña o El
Campesino.
Además el gobierno de Negrín fusionó los anteriores ministerios de Guerra y de
Marina y Aire en el ministerio de Defensa Nacional , a fin de centralizar y
jerarquizar más toda la organización militar, e intentó una mayor profesionalización
y una menor politización del ejército.

d) Educación y cultura

Durante la guerra, el ministerio de Instrucción Pública potenció la expansión de la


educación, aunque con un alto componente de adoctrinamiento político. Así, se
realizaron las siguientes medidas:
1) Se construyeron cerca de 5500 nuevas escuelas (a las que hay que añadir las
2100 que levantó la Generalitat de Cataluña).
2) Se aprobó el Plan de Estudios de la Escuela Primaria, se intentó que el
bachillerato perdiera su carácter elitista y se preparó una modalidad del mismo
para obreros. Sin embargo, la universidad apenas funcionó.

Por otra parte, en el campo de la difusión cultural, abundaron las iniciativas a cargo
de partidos, sindicatos y otro tipo de organizaciones de diverso tipo. Así, adquirió
una especial relevancia la alfabetización y la educación política llevada a cabo entre
los soldados por las Milicias de la Cultura, que eran organizaciones de voluntarios
promovidas por las autoridades ministeriales.

Hay que destacar también que la mayoría de intelectuales españoles se movilizó a


favor de la República como, entre otros, Antonio Machado, Miguel Hernández,
Rafael Albertí, María Zambrano y Federico García Lorca (asesinado por los
sublevados al inicio de la guerra en Granada). Y, de hecho, muchos de ellos
escribieron en las revistas El Mono Azul y Hora de España. Asimismo, en 1937, se
organizó en Valencia el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas que
contó con la asistencia de numerosos escritores e intelectuales extranjeros.

E) El papel de la mujer en la contienda y en la retaguardia

Las mujeres también colaboraron de forma muy activa en el esfuerzo bélico,


realizaron todo tipo de tareas en servicios hospitalarios y en las fábricas, y también
se encargaron de la asistencia a los refugiados y de la confección de ropa a los
soldados. Por otra parte, hay que destacar como dato importante durante los inicios
de la guerra la participación en los combates de algunas jóvenes milicianas
republicanas (vestidas con monos y portando fusiles y correajes). Sin embargo, el
gobierno a finales de 1936 ordenó su retirada de todos los frentes justificando la
medida por la supuesta falta capacidad femenina para la lucha y por la propagación
de enfermedades venéreas. A su vez, dos mujeres destacaron en puestos de gran
importancia: Dolores Ibarruri La Pasionaria (fue Vicepresidenta en las Cortes
republicanas destacó en intensas labores de propaganda) y Federica Montseny
(Ministra de Sanidad y Asistencia Social en el gobierno de Largo Caballero).
F) La vida cotidiana en la retaguardia republicana: hambre, miseria,
racionamiento y bombardeos

Estuvo marcada por el hambre, el desbarajuste económico, los ataques aéreos y las
continuas evacuaciones. Los alimentos básicos y los productos de primera necesidad
pronto escasearon en las ciudades y fue necesario organizar un sistema de
racionamiento de comestibles (en Madrid se llegó a fijar una mínima ración de 100
gramos de pan por persona y día en 1937) que no pudo impedir la extensión de la
desnutrición entre la población civil. La falta de carbón en invierno agravó los
problemas y muchas personas se vieron forzadas a comer cáscaras de naranja y
animales domésticos para sobrevivir. Además, las alarmas aéreas obligaron a la
gente a refugiarse y permanecer largas horas dentro de los sótanos de los grandes
edificios o en el interior de los túneles del metro en Barcelona y Madrid (donde
paradójicamente continuaron funcionando los teatros y los cines).
Por otra parte, podemos destacar que las autoridades republicanas optaron por
evacuar a 38000 niños y enviarlos a Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Holanda,
México y la URSS para que pudieran escapar de los horrores de la guerra.

- La España “nacional”: la génesis de la dictadura franquista

La evolución general de la España “nacional” transcurrió por derroteros


sustancialmente diferentes a los que siguió la zona republicana. De forma general
decir que en ella se constituyó un férreo poder dictatorial, que impuso una lógica
orientada preferentemente a ganar la guerra e impulsar la contrarrevolución.

Hay que destacar que varios factores hicieron posible que el bando franquista
lograra su unidad sin grandes dificultades:
- El sentimiento católico y antirrevolucionario que aglutinó a los distintos partidos
y opiniones.
- El papel hegemónico que desempeñó el ejército también en el terreno político.

Por otra parte, a nivel internacional, Alemania e Italia reconocieron a Franco en


1936 y Francia e Inglaterra lo hicieron a comienzos de 1939, después de que en
1938 hubieran aceptado la ocupación de los Sudetes por la Alemania de Hitler en
la Conferencia de Munich. Un hecho que supuso una auténtica claudicación de
las democracias francesa y británica ante el dictador nazi.

a)El “Nuevo Estado”

A.1. La concentración del poder

En principio, los sublevados carecían de un proyecto político definido para


reemplazar a las instituciones republicanas en caso de un rápido triunfo. No
obstante, la mayoría de los generales consideraba inevitable algún tipo de
dictadura y la necesidad de unificar el mando de las tropas, de manera que todo
que todo el poder quedara acumulado en un único jefe para garantizar así una
dirección estratégica más eficaz de las operaciones bélicas. Varios fueron los
pasos seguidos para lograr ese objetivo:
1) Tras la muerte de Sanjurjo el 20 de julio en un accidente aéreo, un primer
paso fue la constitución el 20 de julio en Burgos de la Junta de Defensa
Nacional presidida por José Cabanellas y de la cual formaban parte, por
ejemplo, los generales Francisco Franco, Emilio Mola, Gonzalo Queipo de
Llano, Alfredo Kindelán, Fidel Dávila, Luis Orgaz y Juan Yagüe.
2) En septiembre de 1936, esta Junta de Defensa eligió a Franco como jefe de
todos los ejércitos con el título de “Generalísimo” y “jefe del Gobierno del
Estado” (transformado enseguida en Jefe del Estado), al tiempo que se le
otorgó plenos poderes. De este modo, Franco se convirtió en el máximo
dirigente con poderes ilimitados y absolutos tanto militares como políticos,
puesto que se reservaba en exclusiva la capacidad para imponer
disposiciones con rango de ley. Y, de hecho, Franco expresó a principios de
1937 su negativa a reponer en el trono a Alfonso XIII.
Entre los factores que favorecieron la rápida ascensión de Franco (un gallego
de 44 años de edad que poseía un carácter frío y reservado) a la dictadura
unipersonal y al mando supremo indiscutido de los sublevados estaban:
- Sus éxitos militares al frente del Ejército de África durante las primeas
semanas de combate.
- Su habilidad para entablar contactos y obtener ayuda material de la
Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini.
- La ausencia de posibles rivales, ya que otros generales de prestigio como
Sanjurjo, Manuel Goded o Joaquín Fanjul habían muerto al principio de la
guerra.
3) De inmediato, Franco formó una Junta Técnica hasta que, por la Ley de
Administración General del Estado en enero de 1938, creó el gobierno de la
nación. Por otra parte, el Jefe del Estado asumía el poder legislativo (ya que
en él recaía “la suprema potestad de dictar normas jurídicas de carácter
general”) y era también el presidente del Consejo de Ministros.
4) En un decreto de abril de 1937, se produjo un proceso de concentración de
todas las fuerzas políticas que habían apoyado el golpe militar. En este
proceso de concentración y unificación tuvo un protagonismo especial
Ramón Serrano Suñer (un abogado que había sido diputado de la CEDA y
que era cuñado de Franco). Así, se unificó a falangistas, carlistas, antiguos
cedistas y monárquicos ultraderechistas en un único partido o Movimiento
llamado FET de las JONS (Falange Española Tradicionalista de las
Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). La jefatura de esta organización
pasó a Franco quien, con esta maniobra, logró poner bajo su control personal
a todos los diferentes grupos políticos y miembros destacados que
conformaban el bando sublevados. Asimismo, esta nueva fuerza política
aspiraba a establecer un modelo estatal de corte fascista y tuvo una particular
influencia en la política sociolaboral. En este sentido, se aprobó en marzo de
1938 el Fuero del Trabajo, texto en el que aparecían los principios
doctrinales falangistas y que nueve años después adquirió el rango de Ley
Fundamental. Por otra parte, hay que destacar que falange aportó al recién
nacido Estado franquista sus símbolos (el escudo con el yugo y las flechas),
canciones (el “Cara al sol”), vestuario (boina roja y camisa azul) y saludos
(con el brazo alzado y la mano abierta y extendida).
A.2. El apoyo de la Iglesia católica

La mayoría del clero católico español prestó un decidido apoyo ideológico y


propagandístico a los militares sublevados cuando estos justificaron el
levantamiento en defensa del orden, de la unidad de la patria y como
respuesta a una posible revolución comunista.
Así, con la intención de contribuir al triunfo del bando franquista, la
jerarquía eclesiástica se encargó de la elaboración y difusión de un conjunto
de argumentos teóricos que fueron utilizados para legitimar el golpe
antirrepublicano. En este sentido, los obispos justificaron el levantamiento
militar (que fue calificado de rebelión necesaria “contra la tiranía de los sin
Dios”) definiendo la guerra como una “Cruzada para salvar la civilización
cristiana”. Idea que impregnó la carta colectiva que el episcopado español
dirigió en el verano de 1937 al Vaticano y a los obispos del mundo.
Hay que añadir, además, que la iglesia católica condenó y satanizó al bando
republicano presentándolo como una “encarnación de las fuerzas del Mal”
compuesta por “bárbaros, antipatriotas e hijos de Cain”.
Al mismo tiempo, los clérigos bendijeron al bando antirrepublicano y
realizaron una auténtica apología doctrinal de los sublevados (que recibieron
la denominación de “hijos de Dios”) exaltando a Franco como “Caudillo
providencial e instrumento de los planes divinos.”
Este apoyo, hizo que al finalizar la guerra el régimen franquista
recompensase a la iglesia con una situación privilegiada anulándose todas las
leyes religiosas aprobadas durante la República y dándole un completo
control de la educación pública en todos los niveles.

A.3. La hegemonía del ejército

El ejército fue el pilar fundamental sobre el que se edificó el nuevo Estado


dictatorial de Franco.
La declaración del estado de guerra por parte de la Junta de Defensa
Nacional supuso la atribución al ejército de toda una serie de funciones de
las que no pudo gozar el del bando republicano (en la zona republicana, la
declaración del Estado de guerra se produjo en la fase final).
Hay que destacar que en los momentos iniciales de la guerra, el ejército
“nacional” presentaba dimensiones relativamente pequeñas, pero su
estructura interna no sufrió alteraciones ni su disciplina quedó resquebrajada.
Además, en esta disciplina, fue muy importante que las tropas coloniales,
compuestas por legionarios y regulares marroquíes, salieran intactas del
golpe militar.
Así, la ampliación posterior del ejército se hizo sobre la base de la
organización que ya existía. En este sentido, no se hicieron reformas de gran
calado, pero para hacer frente a la escasez de mandos intermedios se
habilitaron los alféreces provisionales los cuales resultaron muy
disciplinados.
Por otra parte, las milicias civiles de requetés y falangistas se vieron
obligados a integrarse en el ejército y a las órdenes de los mandos
militares.
b)La represión de los sublevados

Los militares rebeldes y los partidos políticos que apoyaron el golpe de Estado
(falangistas, monárquicos, carlistas,...) practicaron desde un principio de la
guerra una implacable y sistemática represión. Represión que se dirigió
fundamentalmente contra las organizaciones vinculadas al Frente Popular. Es
decir, trabajadores miembros de sindicatos y partidos obreros y clases medias
liberales pertenecientes a los partidos republicanos.
No obstante, los primeros que se vieron afectados por las medidas represivas
fueron los miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad se mantuvieron
fieles a la legalidad republicana y no apoyaron la sublevación.
Abundaron las ejecuciones masivas a medida que avanzaban las tropas (por
ejemplo, en Badajoz, en agosto de 1936, hubo entre 2000 y 4000 fusilados
cuando la ciudad fue tomada por las tropas del general Yagüe), siendo las más
violentas las realizadas por las tropas de África. Asimismo, en la retaguardia
proliferaron los “paseos”, las “sacas” y los fusilamientos en las cunetas de las
carreteras o ante las tapias de los cementerios.
Hay que destacar que se actuaba sin contemplaciones para aniquilar o
exterminar cualquier forma de resistencia que pudiera entorpecer la construcción
del “Nuevo Estado” y para que el terror, la venganza y el miedo sirviesen como
métodos para cimentar la dictadura.
A partir de octubre de 1936, la represión fue algo menos indiscriminada y no tan
amplia aunque continuaron produciéndose numerosas ejecuciones a medida que
los sublevados conquistaban nuevos territorios. Además, los juicios sumarísimos
no ofrecieron nunca ningún tipo de garantías procesales.
Como resultado, las víctimas de la represión probablemente llegaron
probablemente a las 100.000 personas. Asimismo, a lo largo de la guerra, las
cifras de encarcelados y depurados llegaron a ser muy altas.

C) La contrarrevolución

El poder que se instauró en la zona “nacional” impulsó una honda


contrarrevolución social y política que se basaba en los principios de la
propiedad, la religión y el orden. Los ideólogos del régimen naciente
estimaron que eran valores enraizados en la historia de España y que habían sido
cuestionados erróneamente por el liberalismo, la democracia y el socialismo.
Así, desmontar el sistema parlamentario democrático y constitucional, derogar la
legislación reformista republicana, defender los intereses socioeconómicos de
los grupos que apoyaban el alzamiento y construir las bases de un nuevo Estado
autoritario tomando como modelo el régimen fascista italiano, fueron los
objetivos inmediatos de las primeras disposiciones adoptadas por los
sublevados. Dichas disposiciones fueron las siguientes:
- Anulación de la Ley de Reforma Agraria, devolviendo las fincas expropiadas a
sus antiguos propietarios y expulsando a todos los campesinos asentados en esas
tierras. De igual manera, se devolvieron fábricas a sus antiguos propietarios.
- Prohibición de todos los partidos políticos y agrupaciones sindicales, es decir,
algo que significaba el final de la libertad de asociación.
- Supresión del derecho de huelga y declaración de la misma como un delito
grave.
- Anulación de la legislación laica de la República.
- Anulación de la libertad de expresión y establecimiento de una estricta censura
con el propósito de controlar el contenido y la difusión pública de todo tipo de
textos escritos dentro y fuera de España.
- Abolición de los Estatutos de autonomía regionales.
- Control de la educación y de la cultura y depuración de los cuerpos de
profesores y funcionarios.

Los grupos sociales que mostraron gran entusiasmo con estas medidas fueron la
oligarquía terrateniente, la burguesía financiera, pequeños y medianos
campesinos de arraigadas convicciones católicas y diversos sectores de las clases
medias urbanas. Es decir, con el triunfo franquista en la guerra, estos grupos
vieron cerrada en su beneficio la crisis social y política que se había abierto al
final de la Restauración.

D) Educación y cultura

El bando franquista se propuso como objetivo prioritario desde el principio de la


contienda desmontar la obra renovadora que en materia educativa se había llevado
a cabo durante la Segunda República. Así, todos los elementos ideológicos del
sistema educativo fueron depurados (docentes, libros de texto, bibliotecas, etc. )
La educación que se impuso en la España “nacional” obedeció a dos principios
básicos: confesionalidad y politización. Los contenidos católicos y patrióticos
impregnaron el conjunto de la enseñanza y la Iglesia desempeñó un papel
central en su desarrollo. La educación debía conformar un “hombre nuevo”, que
sería la base del Nuevo Estado. Y, de acuerdo con esta idea, la ley de 20 de
septiembre de 1938 reformó el bachillerato.
La España “nacional” contó con la colaboración de intelectuales que provenían de
las distintas corrientes ideológicas-políticas que se habían unido al alzamiento
militar. Así, destacaron Eugenio d’Ors, Laín Entralgo, Tovar, Ridruejo, Agustín de
Foxá, Torrente Ballester y Maravall. El escritor Miguel de Unamuno, que al
principio fue partidario de la sublevación, acabó decepcionado con ésta después de
un sonado incidente en la Universidad de Salamanca con Millán Astray.
Hay que destacar también que aparecieron publicaciones importantes como las
revistas Vértice, ¡Arriba España! y Jerarquía.
14.6. La guerra civil: La dimensión política e internacional del conflicto. Las
consecuencias de la Guerra Civil

- La dimensión internacional del conflicto

- La Guerra Civil hizo que España emergiera al primer plano del escenario mundial.
Así, provocó una honda división en la opinión pública internacional y posiciones
encontradas entre los gobiernos.
Los dos bandos recibieron ayuda (fundamentalmente en armamento y soldados) muy
estimable. Sin embargo, la ayuda destinada a los sublevados fue más regular y más
cuantiosa. Con lo cual, la intervención de las potencias extranjeras condicionó de
forma decisiva la duración, la evolución y el resultado del conflicto español, que se
desarrolló en un contexto internacional marcado por la conflictiva convivencia entre
los países democráticos, los paises fascistas y la URSS comunista en el continente
europeo.
- Ambos bandos buscaron pronto suministros y armamento exterior. Sin embargo, en
septiembre de 1936 y a iniciativa de los gobiernos de Francia y de Gran Bretaña, se
alcanzó un compromiso internacional para aislar el conflicto español, no intervenir
en el mismo, impedir su expansión al resto del continente y prohibir la venta de
material bélico a cualquiera de los bandos en lucha. Para ello, se creó en Londres un
Comité de No Intervención al que se sumaron Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, la
URSS y otros países. No obstante, este Comité fue completamente inoperante, fue
una farsa y perjudicó al gobierno republicano por los siguientes hechos:

1) El bando rebelde o sublevado


Este bando recibió el apoyo incondicional de Alemania, Italia y Portugal.
Las dos primeras realizaron un aporte ingente, sin que los “nacionales” se
vieran obligados a pagarlo de forma inmediata. Hitler respondió
inmediatamente a la petición de Franco y envió material bélico y aviones
Junker 52 que resultaron indispensables para el transporte del ejército de
África desde Marruecos hasta la península. Esta maniobra fue decisiva para
la suerte de los sublevados durante las primeras horas del alzamiento.
Posteriormente, y a lo largo de los tres años de guerra, los alemanes
mandaron un pequeño cuerpo de tropas de combate llamada la Legión
Cóndor formado por unos 4500 soldados y más de 600 excelentes aviones
Junker 86 (Stukas), Heinkel 111 y Messerschmitt 109. Los motivos que
impulsaron a Hitler a intervenir fueron económicos (obtener minerales y
materias primas españolas) y estratégicos (debilitar a Francia, su principal
adversario desde la I Guerra Mundial, pues el gobierno republicano era
profrancés).
Por otro lado, la Italia fascista de Mussolini también colaboró con 1000
tanques, 2000 cañones, 700 aeroplanos (Fiat y Saboia), munición,
combustible y unos 50.000 mil hombres que fueron encuadrados en el Corpo
di Truppe Volontaire y lucharon contra las fuerzas leales a la República. Las
dos razones de la ayuda italiana al bando franquista fueron la simpatía
ideológica y la posibilidad de ganar un aliado en el área mediterránea
manteniendo su preponderancia.
Del mismo modo, el gobierno dictatorial portugués facilitó la llegada a
España de unos 1000 combatientes voluntarios derechistas, que fueron
conocidos con el nombre de “viriatos”.
Al terminar la guerra, el bando franquista pagó los envíos alemanes recibidos
a crédito con divisas, materias primas y minerales (hierro y wolframio
fundamentalmente). Por el contrario, Mussolini perdonó gran parte de la
elevada deuda contraída por Franco.
Hay que destacar también que el bando rebelde también recibió ayuda de
compañías estadounidenses con abundante petróleo abastecido por la
TEXACO o con los camiones vendidos por la Ford y la General Motors.

2) El bando republicano
Este bando, en un principio, solicitó ayuda a las dos democracias principales
europeas, Francia y Gran Bretaña, sin embargo, estos dos países
decidieron mantenerse neutrales. Como el gobierno conservador británico
estaba convencido de que en España se enfrentaban los comunistas frente a
los contrarrevolucionarios, se negó a exportar armamento al bando
republicano por temor al triunfo de una revolución bolchevique en la
Península Ibérica (algo que era imposible dada la debilidad del PCE en
España aunque significaba el argumento principal de los grupos financieros y
empresariales británicos para presionar a favor de la no colaboración) y para
evitar un aumento de las tensiones con Hitler y Mussolini. Mientras tanto, el
gobierno francés, que durante los primeros días de guerra había vendido
material aéreo y algunas armas de forma clandestina al gobierno de la
República, decidió suspender las entregas presionado por Gran Bretaña y por
temor a provocar un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles con
Alemanes e Italianos.
Por lo tanto, después de que concluyeran sin éxito todos los desesperados
esfuerzos por encontrar auxilio entre las potencias democráticas, el gobierno
republicano se puso en contacto con el gobierno de Stalin e intentó comprar
armas a la URSS. Así, Stalin, aprobó el envío a España de unos 2000
asesores militares y de cientos de excelentes aviones cazas Polikarpov I-16
(conocidos popularmente por su forma como los “Chatos”) y bombardeos
Tupolev SB-2, así como numerosos carros de combate T-26. Los tres motivos
principales que le impulsaron a tomar esta decisión fueron: el intento de
contrarrestar el apoyo armado de Alemania e Italia al bando antirrepublicano,
el esfuerzo por desviar la atención de las potencias fascistas desde el área
centro-oriental del continente europeo hacia la región mediterránea y el afán
por mantener la credibilidad de la URSS como potencia impulsora de la
revolución proletaria a escala mundial, que quedaría probada si los soviéticos
iban al auxilio de los camaradas españoles del PCE.
Al mismo tiempo, los soviéticos se encargaron de movilizar a la opinión
pública de Europa y América e impulsaron la creación de las Brigadas
Internacionales. Este cuerpo militar de voluntarios extranjeros estaba
formado por voluntarios izquierdistas y comunistas con el propósito de
detener el avance del fascismo. Llegaron a España desde 52 países
(franceses, ingleses, norteamericanos, polacos, alemanes, checos,...) para
combatir en defensa de la República y se calcula que fueron unos 40.000 mil
brigadistas.
Por otra parte, México envió ayuda humanitaria y algunas armas.
El gobierno republicano pagó (al contado y a precios muy elevados) los
suministros enviados por los soviéticos con las importantes reservas de oro y
plata depositadas en el Banco de España, que se agotaron muy pronto. No
obstante, la llegada del material militar soviético, tuvo consecuencias
trascendentales. En primer lugar, evitó el hundimiento del ejército
republicano y contribuyó así a la prolongación de los combates; y, en
segundo lugar, la ayuda de la URSS reforzó la posición de poder e influencia
de los comunistas españoles dentro del gobierno republicano.
De cualquier manera, a finales de 1938, los gobiernos de Gran Bretaña y
Francia (y, antes, sus principales grupos financieros y empresariales) ya
habían iniciado una decisiva aproximación a Franco, cuyo gobierno terminó
por ser reconocido como el único legal en España y por británicos y
franceses en febrero de 1939.
Por otra parte, un gran número de conocidos y prestigiosos intelectuales,
artistas y literatos extranjeros se solidarizaron con la causa republicana.
Entre ellos se encontraban el científico Albert Einstein, el escritor alemán
Thomas Mann, los novelistas ingleses George Orwell y Aldous Huxley, los
literatos norteamericanos Ernest Hemingway, William Faulkner y John Dos
Passos, el intelectual francés André Malraux (que llegó a combatir en las
Brigadas Internacionales), los artistas franceses Louis Aragon , Tristan Tzara
y André Gidé, el dramaturgo a alemán Bertolt Brecht, los poetas
hispanoamericanos Pablo Neruda y Octavio Paz y el fotógrafo húngaro
Robert Capa.

- Las Consecuencias de la Guerra Civil

A)Consecuencias demográficas

Varias consecuencias demográficas a destacar:


1ª El desarrollo de la contienda causó estragos inmensos y una sangría
demográfica difícil de evaluar con exactitud. Es decir, en cuanto a número de
muertos, la historiografía ha barajado una serie de cifras que no coinciden y
todavía en la actualidad continúan las investigaciones por parte de destacados
historiadores Sin embargo, puede decirse, de forma global entre los dos bandos,
que murieron aproximadamente unas 450.000 personas víctimas de los frentes de
combate, de los bombardeos, del hambre y de la represión durante la guerra y en la
inmediata posguerra (1939-1945). En este sentido, dentro de esa cifra global,
estudios rigurosos pormenorizan algunas cifras: 145.000 víctimas en los frentes;
135.000 en las represiones de ambas zonas; y entre 40.000 y 50.000 en las
ejecuciones y fusilamientos realizados por parte del régimen franquista entre 1939
y 1945.
2ª Aproximadamente medio millón de personas partió hacia el exilio cruzando la
frontera pirenaica (entre los que se encontraban 170.000 ancianos, mujeres y
niños). Desde Francia algunos volvieron, pero todos fueron recibidos con
evidente hostilidad por parte del gobierno francés que decidió instalar a los
refugiados en inhóspitos campos de concentración a la intemperie sin mantas, ni
alimentos, ni asistencia médica. Asimismo, llegaron a México (cuyas autoridades
sólo admitieron la llegada de intelectuales, médicos y profesores) otros 22.000
refugiados. Por su parte, el gobierno británico se negó acoger a refugiados. Hay
que destacar también que muchos excombatientes republicanos combatieron
dentro del ejército francés contra el ejército alemán, trabajaron en regimientos de
trabajo para realizar fortificaciones o en la resistencia francesa una vez comenzada
la II Guerra Mundial. Muchos de ellos murieron y cerca de 15.000 (junto a
refugiados civiles que no habían vuelto a España) fueron enviados a los campos de
exterminio nazis (por ejemplo, el campo de Mauthausen en Austria).
3ª Se marcharon gran parte de los mejores intelectuales y científicos del país,
quedando el panorama cultural español muy empobrecido. Por ejemplo, partieron
Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Manuel de Falla, Gregorio Marañón... Es
decir, se produjo la interrupción de todos los programas educativos y de la
actividad de todas las instituciones científicas produciéndose, asimismo y de
forma global, el final de la denominada Edad de Plata.
4ª Dentro de nuestro país, los vencedores se dejaron llevar por al ansia de
revancha. En consecuencia, los vencidos fueron silenciados, humillados,
expulsados de sus empleos y encarcelados. Ni siquiera las mujeres se libraron de
esta persecución, pues aquellas que fueron identificadas como simpatizantes de
izquierdas sufrieron crueles castigos y fueron obligadas por los falangistas a
raparse el pelo al cero.
5ª Hubo 400.000 heridos y mutilados y unos 300.000 prisioneros de guerra o
acusados de delitos políticos en las cárceles franquistas hasta 1945. La gran
mayoría fueron juzgados sin garantías legales y condenados a muerte por
inflexibles tribunales militares. En 1943, la cifra de prisioneros que se hacinaban
hambrientos, maltratados y enfermos en las celdas todavía superaba los 100.000.
Mientras que otros 25.000 cumplían penas de trabajos forzados y participaban
como mano de obra en la reparación de caminos, canales, o bien en la
construcción de edificios públicos (como los Nuevos Ministerios de Madrid) y
monumentos (como el Valle de los Caídos).

B) La depuración

El régimen franquista inició en 1939 una exhaustiva “purificación” del sector


público para descubrir y expulsar a cualquier persona que hubiera estado afiliada a
algún partido del Frente Popular, que hubiera desempeñado un cargo durante la
República o que hubiera combatido dentro del ejército derrotado. Así, miles de
excombatientes republicanos, izquierdistas, demócratas, sindicalistas y otros
individuos acusados de ateísmo o de pertenencia a la masonería fueron multados,
castigados con la expropiación de sus bienes y despedidos de sus empleos en
cualquiera de los sectores de la administración pública o del funcionariado
(burocracia, ejército, policía, profesorado, judicatura). Los puestos que dejaron
vacantes pasaron a ser ocupados por adictos al bando franquista, por
excombatientes antirrepublicanos y por afiliados de Falange.
Pero la depuración alcanzó también a otros grupos profesionales como periodistas,
abogados, médicos, profesores, etc. Más de 300.000 españoles fueron
investigados, el 75% de los profesores universitarios fue sancionado y miles de
maestros de escuela y secundaria fueron encarcelados, inhabilitados
definitivamente o suspendidos de empleo y sueldo.

C) La represión económica

Los vencidos y sus familiares también sufrieron una severa represión económica,
ya que muchos perdieron sus propiedades (pisos, tiendas, fincas) que fueron
incautadas y subastadas por las autoridades franquistas. E incluso de este tipo de
sanciones y de las confiscaciones no se libraron ni siquiera los familiares de
ejecutados y muertos que fueron multados póstumamente.

D) Los efectos económicos

En el terreno económico, de forma global, la guerra civil supuso unas pérdidas


económicas para España por valor de 35.000 millones de pesetas. Y, de forma
pormenorizada, la guerra tuvo efectos muy desastrosos como:
- España perdió más de medio millón de hombres y mujeres laboralmente activos.
- Se destruyeron aproximadamente medio millón de viviendas.
- Quedaron inservibles algo más de un tercio de la marina mercante, en torno al
60% de las locomotoras y vagones de los trenes, y una parte considerable del
tendido ferroviario y de la red de carreteras.
- Desapareció dos terceras parte de la ganadería. La agricultura y la industria, que
en algunas zonas de la península sufrieron devastaciones muy apreciables,
redujeron su producción aproximadamente el 25%.
- La Hacienda Pública al terminar la guerra ofrecía un panorama desastroso
debido a dos hechos:
Gran parte del oro del Banco de España se había utilizado para pagar la ayuda
que la URSS había enviado a la República.
El Gobierno de Franco se había endeudado con Alemania e Italia en casi mil
millones de dólares por los suministros que estos países le habían facilitado.

E) La difícil reconciliación

Todo el drama humano de la guerra marcó moralmente a la sociedad española de


la posguerra y dificultó considerablemente la reconciliación entre vencedores y
vencidos.
Desde el punto de vista bélico, la guerra había finalizado el 1 de abril de 1939,
pero la paz no terminó de llegar. Durante el largo periodo de casi cuarenta años,
los franquistas aplicaron lo que estimaban su victoria y más que la paz, se
implantó un estricto orden policial. Siempre hubo una clara distinción hasta el
final de la dictadura de vencedores y vencidos
La guerra continuó estando muy presente en la memoria colectiva de los
españoles, a pesar de que el transcurso del tiempo diluyó poco a poco su
influencia. En cualquier caso, las autoridades franquistas bien se encargaron de
recordarla, ya que para ellas era la fuente de legitimidad. En este sentido, sólo
la aprobación de la Constitución democrática de 1978, una vez muerto Franco,
cerró el capítulo de la guerra civil aunque en la actualidad continúa el debate
tanto por parte de los historiadores como por parte de los políticos.
F) La excepcionalidad de España en la Europa occidental

España retrocedió en su nivel de desarrollo durante la dictadura franquista. Pero


Franco, permaneció en el poder cerca de cuarenta años, uno de los periodos de
gobierno autoritario más extensos de la historia contemporánea de Europa
occidental. En este sentido, España siguió un camino completamente apartado de
la orientación democrática que habrían de tomar los países europeos después de
la II Guerra Mundial tras ser vencidos los regímenes autoritarios de Hitler y
Mussolini.
Por otra parte, España quedó inhabilitada durante mucho tiempo para desarrollar
una política exterior plenamente normalizada. Sus aspiraciones a formar parte de
la Comunidad Europea y foros de carácter internacional no se vieron colmadas a
corto plazo.

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