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FRANCISCO L. LOPES Y EDUARDO M. MODIANO Desarrollo Económico, v. 24, N° 93 (abril-junio.

1984)
84
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d ;he abit?", en PINDYCK, R. s. (ed. ) Advances in the Economics of Energy and Resour-
ces, Jai Press Inc.
. Las elecciones presidenciales de 1916 son recordadas, con muy justifi­
MODIA No, E" M ., y LOPES , F. L. (1980): "Dilemas de Política Energética", Texto para Dzscussao cadas razones, por el resonante triunfo que otorgaron a la Unión Cívica
N o 9, Departamento de Economía, PUCRJ, octubre.
. . Radical. Este hecho terminó por eclipsar otro no menos relevante: la singu­
TURNOVSKY , S . J ., Y KASPURA , A. (1974): "Analysis of Imported Inflatton m a Short-Run Macro-
.

economic Model", Canadian Journal of Economzcs, 7, agosto.


. •
lar distribución del poder a que dieron lugar los cómputos electorales. En
efecto. Mientras que el hasta entonces principal partido de la oposición, la
Unión Cívica Radical, obtenía la primera magistratura en manos de Hipó­
lito Yrigoyen, la elite tradicional continuaba controlando ambas cámaras
RESUMEN
del Congreso.
El régimen político, apenas abierto en 1912 a la participación popular,
Este articulo utiliza un modelo teórico conclusión es que· la mejor opción de era sometido así a un temprano y severo test. La muy pareja distribución
simple, incorporando algunos rasgos claves, politica en los años '70 hubiera sido una de las fuerzas políticas en el plano institucional -resultado deseado por
estructurales e institucionales, de la econo­ mezcla de estas tres variables, en contraste
mz'a brasileña (como la restricción de la con la politica de subsidios internos para
cierto de la división de poderes y del principio de pesos y contrapesos
deuda externa o la extendida indexación los precios de la energía e incremento del adoptados en la Constitución de 1�53- amenazaba con paralizar el aparato
.
compulsiva del salario) con el obje �o de endeudamiento externo, que fue la efectz· gubernamental. Revestía urgencia, pues, la búsqueda de una salida, la cual,
analizar respuestas políticas alternatwas a vamente adoptada. Como resultado de la es necesario enfatizar, conllevaba una carga adicional: el modo mismo de
los shocks externos. Estudia el efecto del aplicación de esta politica inadecuada, el la resolución del problema constituía un aspecto fundamental para las pre­
crecimiento la inflación, el balance de Brasil ha quedado con pocas alternativas
cuenta co;,iente, las devaluaciones del para los años '80 y la economza _ se _ tensiones de legitimidad del experimento democrático inaugurado con la
�� ra for­
tipo de cambio, el control de precios?' s?la­ zada a desenvolverse en una poszczon aun refor�a electoral de 1912 .
rios y las políticas impositivas. Su prznczpal peor que la que se trató de evitar en los '70. Hasta ese entonces el sistema político había estado dominado por una
elite que recurrió a la cooptación pero sobre todo al fraude para mantenerse
en el poder. En una medida nada desdeñable, dicho mecanismo -basado
SUMMARY en la interposición de irritantes y efectivos obstáculos a la emergencia de
liderazgos alternativos en el nivel gubernamental- empujó a la oposición
This paper uses a simple theoretical best policy option in the 70's would have a crecer fuera de los límites creados por el régimen oligárquico. En otros
model, incorporating sorne key structu;al
.
been a mi.x of these three policies, quite términos, estimuló la creación del partido "antisistema", persunificado,
and institutional features of the brazzlzan in contrast to the policy of domes tic subsi· en el caso que nos ocupa, por la Unión Cívica Radical.
economy (such as the externa/ debt cons· dies to energy prices and growing foreign
traint and widespread compulsory wage Fue precisamente en un intento revolucionario, el de 1890, que la
indebtness that was actual/y adopted. As a
indexation) to analyze alternative policy UCR hizo su aparición en la escena pública. Reivindicó la libertad del sufra­
result of this inadequate policy reaction,
responses to externa/ shocks. It studies
we have been le{t with few alternatives
gio y en pos de ella sentó las bases de un movimiento que se expresó típica­
the ef{ect on growth, in{lation and current
for the 80's and the economy will be mente a través de la abstención electoral y la actividad conspirativa. Dado
account balance, the exchange rate deva·
luations, wage and price controls, and tax forced into a position even worst than
policies. Its main conclusion is that our the one it tried to avoid in the 70's. • Centro de Investigaciones Filosóficas, CONICET, Buenos Aires.
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RADICAL
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que los hombres � e�, radicalismo compar:- ía� con �uienes detentaban _el
de vista teórico que toma por referencia el marco constitucion
. al p ueden
esbozarse dos respuestas posibles.
poder una misma VISIOn del progreso economiCo, social y cultural del pais,
su identidad terminó cimentándose en un clivaje que, revestido de un tono Por un lado, más acorde con el espíritu de las normas --ajenas
necesar m
moral, oponía la democracia -"la causa"- a la oligarquía -"el régimen"-. mente a la filiación partidaria de los gobernantes-, la actitud sugen'
· _

1 ., u 1 . . da era
La negativa del radicalismo a avalar con su participación elecciones a de 1� cooper��I� n. na re ac10n armomosa entre los poderes ejecutivo
,

. y
fraudulentas, su renuencia a ser cooptado en el gobierno y las revueltas que legislativo permitma superar el empate al que los enfrentaba la paridad
de
encabezó, alertaron a la elite dirigente acerca de la vulnerabilidad de un f':lerzas. Por otro, era factible buscar, allí donde las normas no se
pronun­
sistema de poder basado en la exclusión de importantes segmentos de la cIab�': claramente, el modo de cambiar el equilibrio implícito en la Cons­
_
tituciOn, transformando, ya sea la presidencia o la legislatura de poder
sociedad. Estos conformaban un amplio estrato medio surgido como conse­ '
cuencia de los formidables cambios económicos y sociales operados en la concurrente en autoridad exclusiva.
Argentina a fines del siglo pasado. En esas nuevas capas sociales fue, precisa­ .
En l?s hech<;> s, �mbos caminos fueron transitados durante la primera
mente, donde la UCR comenzó a recoger creciente apoyo. Preocupadas pr�sidencm de J:Ilpoht , .
<;> Yngoyen (1916-1922). Se apeló a la cooperación
por las consecuencias de su marginación política, prominentes figuras de la alh don�e las diferencias entre ! os los dos principales grupos políticos no
.
elite, tales como Joaquín V. González o Carlos Pellegrini, contribuyeron, a eran decisivas, esto es, en lo atmente al modelo de desarrollo económico
comienzos de 1900, a dar forma a una mentalidad más favorable al cambio. para e! país 2• � s� a con':ergencia que creaba un espacio para la negociación,
.'
En 1912, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, las aspiraciones del g�antlza� � asimismo cierta flmdez a l� actividad legislativa. La ruptura se
ala reformista de la clase dirigente se vieron satisfechas con la sanción de un d10, previsiblemente, en el campo pohtico. El slogan radical que oponía
nuevo régimen de elecciones. "la causa" a "el régimen" anticipaba ya que el partido no estaría dispuesto,
una vez en el poder, a otorgar a sus adversarios la legitimidad que les había
La ley electoral sancionada, conocida también como ley Sáenz Peña,
negado desde la oposición.
no sólo creó mecanismos eficaces para prevenir el fraude, dando respuesta
así a las demandas del radicalismo. Estableció, además, el voto obligatorio Para abordar la problemática esbozada, nuestro enfoque pone especial
e incorporó un sistema de distribución de los cargos que aseguraba ;;¡las mi­ énfasis en el papel desempeñado por las creencias y el marco institucional
norías la representación en el gobierno. La expansión de la participación en la producción de las tensiones que marcaron el tránsito del régimen
política y la institucionalización de la oposición constituían rasgos práctica­ oligárquico al democrático.
mente inéditos dentro de una tradición política, caracterizada por la ausen­ El sistema de creencias ha estado presente en los análisis políticos pero
cia de la competencia pacífica por el poder 1. Así, la ley Sáenz Peña tenía no ha sido estudiado con suficiente detalle. Las explicaciones centradas en
por finalidad adecuar las prácticas políticas a las normas de un orden consti­ torno del concepto de crisis de legitimidad -que alude justamente a las
tucional que hasta allí había servido para regular las relaciones dentro de creencias vigentes- se coloca las más de las veces en los momentos en que
la clase gobernante al tiempo que era conspicuamente ignorado en lo que dicho fenómeno se expresa con mayor transparencia. Esto es, pareciera
se refiere a la relación de ésta con los gobernados. que los golpes militares constituyeran la condición necesaria para argumentar
Los cambios introducidos creaban, pues, las condiciones para la demo­ acerca de la pérdida de legitimidad de los gobernantes o del régimen polí­
cratización política pero, contra las optimistas expectativas que habían tico. Lo que está ausente es una reflexión acerca del proceso de gestación
acompañado su sanción, no iba a ser conducida por los grupos en el poder. de la crisis así como el de la problemática que la preside. Interrogarse sobre
Las elecciones de 1916 insinuaban, a primera vista, una tarea compartida la legitimidad de un régimen político en sus orígenes contribuye, sin duda, a
cuyo objetivo debía ser el afianzamiento de las nuevas reglas del juego polí­ comprender su posterior evolución. A nuestro entender el proceso de demo­
tico. En realidad, como veremos a continuación, abrían un interrogante. cratización argentino no tuvo en sus comienzos una identidad bien definida.
Como trataremos de demostrar, los principales protagonistas políticos del
Como ya lo señaláramos en los párrafos iniciales, las elecciones de período sostuvieron visiones opuestas acerca del régimen democrático
1916 dejaban planteado un impasse institucional. La Constitución de 1953 deseable.
había querido que el Poder Ejecutivo y el Legislativo fueran órganos colegis­
En cuanto a las consideraciones respecto del marco institucio.1al, los
ladores. Esto significaba que ninguna iniciativa que tuviera como meta la estudios sociopolíticos argentinos han carecidó, en general, de una tradición
sanción de una ley podía prosperar sin control con el apoyo de ambas ramas
de gobierno. Pero, ¿cómo evitar los riesgos del estancamiento cuando el pre­
2 Las coincidencias entre radicales y conservadores se encuentran
sidente pertenecía a un partido y los legisladores a otro? Desde un punto bien ilustradas en los siguien­
tes trabajos: Marcos KAPLAN: "Política de petróleo en la primera presidencia
de HipÓiito Yrigoyen
(1916-1922)", D_esarrollo Económico,
vol. 12, N° 45; Peter SMITH: "LoJ radicales argentinos y la
1Para un análisis d�l régimen conservador, véase Na talio BOTAN A: El orden conservador, defensa de los mtereses ganaderos, 1916-1930", Desarrollo Económico
vol. 7 NO 25·' Joseph S.
Sudamericana, Buenos Aires, ! 977. TULCHIN: "El crédito agrario en la Argentina, 1910-1926", Desarrollo Éconómfco,
vol. 18, NO 71.
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bien, aquellos han privilegiado un Diputados habían recibido una respuesta de parte del Poder Ejecutiv alt
e los recogiera en sus reflexiones. Más los inter ses en pugna, s s for as n;ente satisfactoria. De las 181 que �e. formularon durante ese p�ríod�
_

las fuerz as social es,_ � � �_


¡�álisis centrado sobre
y lucha . Dicha persp ectiva presc mde de, la cons1derac1<:m solo 20 fraca �a:on, fuera porque l<_>s m1mstros no concurrieron a la Cámara
de organiza ción o porque dec1d1eron presentar los mformes requeridos por escrito en vez de
No contempla, en consecuencia,
de la estructura formal del régimen político. hacerlo en perso?-a4• Pero durante la p�imera presidencia de Yrigoyen, de
éste puede cump li� y el modo e_n �ue favorece,
la función reguladora que _
las 36 mterpelac10nes votadas por la Camara, 17, prácticamente la mitad
1en�o de los d1sti�to� se�tores
obsta culiza, modifica u orienta e� comportam qu�daron sin ser atendidas adecuadam�nte. Este dato podría sugerir un�
miSir�o. �parat_o_ mst:tuc10nal.
como tampoco la incidencia de estos sob_re, el
s10n del anahs1s pohtico sm preten­ ca1da en desuso de la aparentemente mocente disposición constitucional
Nuestro propósito es rescatar esta dimen ya ensayados. La historia es más compleja, sin embargo. Como trataremos de mostrar �
lemen tar los enfoq ues
der con ello sustituir sino comp continuación, las vicisitudes �e la interpela?i�n parlamentaria son un signo
Utilizando estas herramientas analíticas, el presen te trabajo está dedica­ -
existe ntes entre el Poder Ejecutivo elocuente del grado de host1hdad que dommo las relaciones entre el Poder
do al estudio de las conflictivas relacio nes
r gobier no radica l. Nuestro propó­ Ejecutivo y el Congreso.
y el Poder Legislativo duran te el prime
repercusiones en el cam­ . Pro?ucido el ascenso al gobierno por parte de Hipólito Yrigoyen, la
sito es dar cuenta de su naturaleza política y de sus _ , no se h1zo_ esperar: la suscitó la reacción de los parla­
arem<? s l� interpelación pnmer � mterpelac10n
po político-institucional. C�n ese objetivo _ estudi mentanos conservadores ante la ausencia del presidente en la tradicional
l, dos f1 ras consti tuciOn ales que nos
parlamentaria y la intervencio� federa �
daron sus ceremonia inaugural de los trabajos del Congreso y el escueto mensaje que
to de creenc ias en las q e . respal
permitirán caracterizar el conjun � ,
en el Con�re­ en su nombre, leyó el secretario del Senado. Tamaño desplante fue expli:
ones el gobier no, por un lado, y la opos1c 10n
divergentes posici
. Estas creencias están, a nuestro juicio, en el centro del conflicto cablemente explotado por los grupos opositores que después de la derrota
so por otro
ra as de gobier­ de 1916 convirtieron a la defensa de las normas constitucionales en su prin­
p�lítico-institucional que dominó la relació?- entre an:ba� � del porl�r. cip� re �guardo. En la ocasión era el mismo presidente de la Nación quien
en juego la d1stnb uc10n
no. Dicho conflicto, en el que estaba
político, afectó los mecanismos consti tucion ale � , ponien do a prueba su ��xl­ no habla honrado el mandato del art. 8 6 , inc. 11; todo cuanto ofrecía en
Sistema pohtico. cumplimiento de su deber de dar cuenta al Congreso "del estado de la Na­
bilidad pero al precio de crear profundas tensiOnes en el ción, de las reformas prometidas por la Constitución", recomendado "a
su consideración las medidas que juzgue necesarias y convenientes" era un
La interpelación parlamentaria lacón�co mensaje de pocas líneas 5• Sin mayores discusiones y a pedido de
hst�tuyentes
Apartándose del esquema estrictamente pres_idencial, los c<_> los diputados conservadores Rodolfo Moreno y José Arce la Cámara de
e a las a!nbu c10nes ?el Diputados aprobó la moción que solicitaba la presencia d�l ministro del
argentinos incorporaron en el capítulo pertenecient de tipo
encon traba en los reg1m enes Interior para que ofreciera las explicaciones del caso 6•
Congreso una práctica cuyo origen se el art. 6 3
una tradición gubern ament al europ ea, El ministro del Interior no concurrió al Congreso pero envió en cam­
parlamentario. Recogiendo eso el dere­
Congr
-a él nos estamos refiriendo- concedía a los miembros del ��e
?io, un mensaje del Poder Ejecutivo, del cual transcribimos sus pá�afos más
Pod r Ejecut i o para
cho de reclamar la presencia de los ministros del � �
ac10n
Importantes:
ndiera n a pedid os de mform
proporcionaran los informes o respo Ante los inusitados términos de esa resolución, [el Poder Ejecutivo] debe recor­
previamente solicitados3• dar a vuestra honorabilidad que la Constitución Nacional ha determinado con
ca no com­
A diferencia del modelo en el cual se inspiró, dicha prácti esto e�,
exactitud en sus sabios prec� ptos las atribuciones que corresponden a los tres pode­
ni tenía cons � cuenc ias �irect as:
portaba sanción de tipo al�tmo
res del Estado y las ha deslindado con tal precisión que haga imposible para nin­
- n parlamentan�
no daba lugar a una mocion de censura. Lll;_ mterpelaciO
guno de e� os extraJ!�i� ar las propias sin invadir de hecho las de los demás y sin
, al Congr eso la �osi­ alterar el JUSto equilibno y el plano de perfecta igualdad en que ella los ha colo­
-así designada, quizás impropiamente- tan solo abna c�do ... L �s cámaras está!l aut �rizadas a requerir los informes o explicaciones des·
ades del Poder Ejecu­
bilidad de criticar públicamente las políticas y activid to meno s
tmadas a Ilustrar sus deliberacmnes o que le sirvan de antecedentes para llenar y
tipo de contro �, cua
tivo. No obstante, implicaba ejercer cierto � cumplir su �isión de poder legislador, pero carece de facultades para emplazar al
gobier no a la defen siva .. La mclus 10n _ de e � te poder e�_ecut1vo a �ue responda de juicios que le son absolutamente privativos..
el que resultaba de colocar al
presidencia­
mecanismo dentro de un diseño institucional esencialmente
Una actitud contraria a las normas y reglas mencionadas determinaría una verda·
dera supremacía repugnante a la carta fundamental de la nación y que, por lo mis·
ser visto como un intent o de hacer del Ejecut ivo, de por sí
lista puede
dotado de amplios poderes, un órgano más abierto y respon sable.
a de
Entre 1854 y 1916 las interpelaciones formuladas por la Cámar 4 En N. G. MOLINELLI: La interpelación parlamentaria, Buenos Aires, 1973.
5 Las frases entre comillas son del art. 86, inc. 11, que, además, establecía en su prim era parte

3
que el presidente "hace anualmente la ap ertura de las sesiones del Congreso".
El texto del art. 63 es el siguiente: "Cada una de las cámaras p uede hacer venir a su sala a los
ministros del Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones o informes que estime convenientes". 6 Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados (DSCD), 1917, vol. 1, o p. 59-62.
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mo el poder ejecutivo no puede consentir, sin declinar de sus deberes más � on un dogmatismo _ abs<?luto, la Repú ?lica ha reconquistado sus poderes para
ese �ciales 7• conJurar los males, extmgul.l' las anormalidades, corregir los errores destruir 1
régimen más fala� y descr_eído de que haya I?ención en los anales de ia Nación. .
. _
nada se ha sustratdo a su mfluJo: en lo pohtiCo

Basado en una relectura del principio de división de poderes, el Poder
todas las trasgresiones en lo ím
� �
_

ciero to? os los de�ciertos, y en lo administrativo todas las irre laridades .


Ejecutivo exponía su propia interpretación del derecho de interpelación, DesagraVIada la Nac10n en su honor, y restaurada su soberanía, corresponde proce­
limitándolo exclusivamente a la actividad legislativa. Teniendo en cuenta der a su reconstrucción institucional y administrativa. . Al realizar esta tarea ...
no hacemos sino ejercitar el mandato del pueblo argentino . . 12.
.

que en el Congreso el partido Radical se encontraba aún en minoría, los .

dudosos argumentos del Poder Ejecutivo podían pasar como una hábil ma­ La encendida retórica de Yrigoyen poco contribuyó a disipar la atmós­
niobra de "diversión", destinada a evadir el control de los opositores me­ fera de recelo que rodeó la inauguración de su gobierno. Sus palabras causaron
diante la interposición de un engorroso debate institucional. ante todo indignación: la oposición se unió para destacar que nunca un
Previendo quizá la posibilidad de verse envuelta en una controversia presidente se había dirigido al Congreso de la Nación en términos parecidos
interminable, la Cámara reaccionó con cautela y evitó hacerse eco de la que nunca se había antepuesto el papel de dirigente partidario al papel m �
provocación contenida en el mensaje presidencial. Decidió, de acuerdo con propio de estadista que correspondía a su alto cargo. A esta reacción general
sus procedimientos, someterlo a estudio de la Comisión de Negocios Consti­ siguió otra que no se detuvo simplemente a condenar un estilo sino a pre­
tucionales. A ella también se destinó la interpelación formulada por el dipu­ cisar su significado. Mario Bravo, diputado socialista, opuso a la perspectiva
tado socialista Bunge a los ministros del Interior y de Hacienda. Esta inclu­ grandiosa bajo la que Yrigoyen colocaba el desenlace de 1916 una visión
sión se debió al hecho de que el pedido fue contestado por escrito a pesar inspirada en una tradición que podemos llamar constitucionalista, al pre­
de haberse requerido la presencia en la Cámara de ambos funcionarios 8• guntarse: "¿Acaso este acto sencillo [se refiere a las elecciones] . . puede _

El 13 de junio la Comisión presentó su informe. En el mismo se daba a significar en modo alguno otra cosa que un movimiento normal en la vida
entender que la respuesta del Poder Ejecutivo a la primera interpelación de. la democracia?"1 3 Visto desde esta óptica, el mensaje del presidente
había tenido origen en un mal entendido, en "haber tomado [el Poder Eje­ aparecía como un acto de hostilidad por lo menos gratuito. Aunque Yri­
cutivo] la invitación de la Cámara como una conminación o emplazamien­ g?yen se considerara portavoz de un mandato histórico, no podía por sí
to" 9• A esta conclusión se había llegado luego de las conversaciones mante­ solo emprender, desde el Poder Ejecutivo, la misión que le había sido con­
nidas por los miembros de la Comisión con el ministro del Interior. Este, fiada. La severa condena a la oposición mal se correspondía con la distri­
además, les había asegurado que "el mensaje del Poder Ejecutivo no impor­ bución real del poder institucional, con la vigencia de mecanismos constitu­
taba un desconocimiento de las atribuciones de la Cámara" 10• Las expli­ cionales que hacían de los representantes parlamentarios los socios obligados
caciones recibidas parecieron satisfacer a los diputados integrantes de la de la tarea gubernamental. El conflicto que enfrentó al Poder Ejecutivo y al
Comisión, quienes daban con ellas por concluido este particular incidente. Senado poco tiempo después dibujó con claridad los perfiles del dilema.
Pero, la suerte corrida por el frustado pedido de interpelación del diputado En mayo de 1917 Yrigoyen había solicitado la aprobación por la Cá­
Bunge les permitió reafirmar, si bien indirectamente, las atribuciones de la mara Alta de los nombramientos hechos para integrar la Comisión Muni­
Cámara. La Comisión sugirió la aprobación de una resolución declarando cipal que, provisoriamente, debía hacerse cargo de la administración de la
que correspondía a la Cámara, no a los ministros, decidir la forma en que Capital_Federal. En una votación ajustada, 10 contra 9, el Senado negó su
debían ser suministrados los informes. La medida recibió el voto unánime consentimiento en mérito a que todos los nombres propuestos por Yrigoyen
de los diputados 11. correspondían a miembros activos del Comité Radical de la Capital. El
La primera colisión entre el Poder Ejecutivo y el Congreso no estaba presidente insistió con su pedido, acompañándolo esta vez de actitudes que
destinada, sin embargo, a concluir apaciblemente. El mensaje con el que el causaron irritación. En primer lugar, el mensaje fue conocido por la prensa
presidente se avino al final a completar la breve declaración del día de la ante� que P?r su destinatario. En segundo lugar, al darlo a publicidad, trans­
apertura del Congreso hizo estallar la polémica institucional. Algunos de sus gredia el tramite secreto que habitualmente recibía este tipo de asuntos en
párrafos son harto conocidos pero merecen ser transcriptos una vez más: las deliberaciones de la Cámara Alta.
El intercambio de notas entre el Ejecutivo y el Senado permite ilustrar
las respectivas posiciones. La del presidente se encuentra resumida en el
7 Mensaje del Poder Ejecutivo sobre el pedido de interpelación de la Cámara de Diputados al
ministro del interior, DSCD, 1917, vol. 1, pp. 100-101. siguiente párrafo:
5 Pedido de informes de la Cámara de Diputados al Poder Ejecutivo, DSCD, 1917, vol. 1,
pág. 74. 12 Mensaje del presidente de la Nación al Honorable Congreso de la N ación, DSCD, 1917, vol.
9 Despacho de la Comisión de Negocios Con stitucionales, DSCD, 1917, vol. 11, pp. 20-21.
10 Ibíd.
11, pp. 360-361. También en Luis RODRIGUEZ YRIGOYEN: Hipó lito Yrigoyen, 18 78-1933, Buenos
Aires, 1933, pp. 111-113.
11 Ibíd. 13 DSCD, 1917, vol. 11, pág. 385.
CO NFLICTOS INSTITUCIONALES EN EL PRIMER GOBIERNO RADICAL
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de la comisión veci�al sustenten lo� �dea­ taria a los socialistas, por ejemplo -en virtud de su peso electoral en el
La circunstancia de que los miembrossurgier a el actual gobterno _ de. la N�ct<;m,. . . distrito-, para que el conflicto se encaminara a una solución.
les triunfantes en los comici os de que
lejos de ser observable, respond e a un propós ito pr��r, �_ a los ng¡do.s pnnc1p10s Tal fue, de hecho , el desenlace que se insinuó cuando, luego de la doble
de la lógica, de moral política y de.or.denada _ad!ll1mstrac10n. Ha su�g1do e�te g<;>­ negativa del Senado , los miembros de la comisión municipal presentaron su
bierno de una consagración del sentlmtento Pl;lblico .. . P.or su plena _mtran�gencta
los atributo s morales del bien comun persegmdo,,y lo� mas alt?s 1�eales renuncia: ese gesto abrió la posibilidad de una negociación . Pero Yrigoyen
ara juzgar
�e la libertad, de la elección comunal debla d stgnar
civilizac ión y de progres o! . .. ) �1 Pod�r E¡ecutlvo constdero que volvió a cerrarla al emitir inmediatamente un decreto solicitando a los fun­
mientras se realice . � cmda�anos que en el corto cionarios renunciantes la permanencia en sus cargos. De esta manera ratifi­
período de la actuación depara?o .a . sus actlVlda?e_ s, �lCiese c.o!lstttuyera una �mbl�a caba sus derechos, mientras que el Senado carecía de mecanismos viables
homogé nea, cuya unidad de prmctpto s y de acc10n la obra �omun mas
( ... ) Este gobierno , que es el pueblo miSmo, pues conside�� ser su para reafirmar sus atribuciones.
fácil y eficaz
expresión fidedigna ... hubiera acatado la resolució n de Vuestra Hon <?rabilidad en Así las cosas, el Comité Radical de la Capital consideró oportuno salir
su facultad de denegar acuerdos para los n_ombramient<?s siel ello �? hubiese afectll:do
en apoyo del presidente. Con ese fin, organizó una demostración pública
el concepto que �os inspiró, alterando as1 en su esencia esp1ntu de una medtda en protesta contra la mencionada decisión del Senado , al tiempo que censu­
justa y necesaria 14. raba también a la Cámara de Diputados. Esta última acababa de cuestionar
El impacto del mensaje de Yrigoyen se reflejó inmediatamente en la el decreto presidencial por el que se disponía la intervención a la provincia
nueva votación que realizó el Senado . Esta vez, por 22 votos contra 4, lo .s de Buenos Aires. La oposición, por su parte , encabezada por socialistas y
senadores insistieron en mantener su posición o riginal y acusaron al presi­ demócrata progresistas replicó organizando actos públicos en defensa de la
dente de apartarse de las normas democráticas : autonomía del Congreso . Las calles vinieron a ser el marco de la confusión
reinante en la vida política ante la imposibilidad de precisar consensual­
[El Senado] ha creído y cree que los nombramientos propuestos por �1 Poder mente el lugar donde estaba localizado el poder para gobe m ar16 •
Ejecutivo, dada la filiación política uniforme y militante ?e las persona� ?eSignadas,
son inconvenientes dentro de un buen concepto �e gobierno de�ocratlco porque Hacia el término de las sesiones de 1917 el Poder Ejecutivo no había
el régimen de las unanimidades en los cuerpos deliberantes �o�prra contra.el �uen variado su actitud. La respuesta que mereció la última interpelación del
manejo de los intereses públicos toda vez que el control se hm1.t? por la sohdartd�d año, promovida, entre otros, por un diputado radical, fue breve y cortante.
que crea el vínculo partidista, desapareciendo así la respo?sabiltdad de los func10- Recurriendo una vez más al expediente de la respuesta por escrito, el Poder
narios ... la representación de las minorías, como necesanos elemento� de control Ejecutivo hacía saber a la Cámara que respecto del asunto en cuestión -las
en el gobierno, es un derecho universalmente reconocido hoy. y ha stdo mcorp .
�­ razones de la reorganización de colegios secundarios en las provincias de La
rado en nuestra legislación positiva, en la ley electoral que nos nge, en la de orgam­
zación municipal vigente ... de manera que pue.de �ectse con verdad que los nom­ Rioja y Catamarca- había procedido "en virtud de facultades propias confe­
bramientos hechos vulneran el derecho de las mmonas . ridas por la Constitución Nacional, en la oportunidad que ha estimado con­
veniente y teniendo en cuenta las razones de mejor servicio público" 17•
Justificando su controvertida decisión , Yrigoyen adujo , en primer Las elecciones parlamentarias de 1918 modificaron el panorama polí­
término la necesidad de gobernar eficazmente. Por lo que hizo suyo el muy tico en ur. punto importante : la UCR obtenía la deseada mayoría en la
económ ico argumento según el cual la presencia de intereses contrapuestos Cámara de Diputado s. Ahora ésta se componía de 56 radicales, 8 radicales
demora la adopción de las decisiones en una situación de emergencia. La disidentes, 6 socialistas, 14 demócratas progresistas y 31 representantes de
segunda tesis presentada en la polémica era, en cambio , más sust antiva. los partidos conservadores 18. Las primeras cuatro interpelaciones se sucedie­
De acuerdo con ella el carácter extraordinario de la representac10n . _ que ron sin tensiones, pero éstas reaparecieron en momentos en que el proceso
investía otorgaba legitimidad a su visión del bien común en tanto principio que llevaría a la célebre reforma universitaria de ese año se encontraba en
político general. Fue sobre este punto que se detuvo el Senado en su �es­ plena ejecución . La Cámara aprobó la interpelación al ministro del Interior
puesta, destacando que la representación de las minorías es parte co nstl�u­ solicitada por el diputado socialista Juan B. Justo con motivo de la movili­
.
tiva de un régimen democrático . En la defensa del papel de las mmonas zación estudiantil. Una cuestión de alcances tan vastos mereció tan sólo
subyace la idea de que el interés general es ante todo el resultado de un una respuesta por escrito en la que, nuevamente, el Poder Ejecutivo insistía
proceso de deliberación y no algo previamente definido y a la espera de en afirmar sus atribuciones exclusivas19•
ser ejecutado, como parecía entenderlo el presidente Yrigo !' e� . Bastaba
pues en la lógica de la argumentación del Senado , que el radicalismo, pre­ 16 Para una cromca de los actos organizados por los distintos partidos, véase: La Nación,
serv a'ndo una posición mayoritaria, incorporara en una condición minori- 1° de julio, 16 y 17 de agosto de 1917, y La Vanguardia, 1o de julio y 3 y 12 de agosto de 1917.
17 Mensaje del Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados, DSCD, 1917, vol. VI. pág. 237.
18 Composición de la Cámara de Diputados de la Nación, 1912-1943, publicación oficial de
14 Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, 1917, vol. 1, pp. 716-717. la Cámara de Diputados, Buenos Aires, 1956. ·

15 Ibíd., pág. 717.


19 Mensaje del Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados, DSCD, 1918, vol. Il, pág. 455.
CONFLICTOS INSTITUCIONALES EN EL PRIMER GOBIERNO RADICAL
ANA MARIA MUSTAPIC 95
94
Vuestra Honorabilidad ha incurrido ... en censuras que no ha debido pronun­
debate constitucional
El hecho de que el Poder Ej�cutivo re�briera el_ ciar porque no tenía facultad política para hacerlo ni llegará jamás a tener mayor
-no obstante contar con la mayona en l � Camara � aJa- parece ::evelar que celo ni probidad por los intereses públicos que el Poder Ejecutivo24.
- p ara �ludu a la �P?,­
su actitud no obedecía meramente a un cálculo pohtlco _ Con este mensaje, el conflicto que oponía al Poder Ejecutivo y al
sición. �uizá por ello, la Comisió n de Negocio s Constlt uc1?nale de Idl f � �
. Congreso quedaba expuesto sin ambigüedad. El presidente entendía que se
responder en el mismo terreno en el que el president e h ab1 a co oca � e
_ subordinaba a la legislatura si consentía en facilitarle la información que le
. La defensa estuvo, significati vamente, a cargo del d1putado radical
conflicto era solicitada: no veía en ello un medio para promocionar sus políticas ante
Vicente C. Gallo: la opinión pública. De allí que los comentarios críticos a su gestión lejos de
El Poder Ejecutivo aparece atribuyéndose en el caso ocurre�te Y por ded';l cción ser aportes eventualmente útiles para la toma de decisiones equivalieran a
lógica en los demás que ocurran, la facultad de rever las resolucwnes de �a� camaras censuras inadmisibles que debían, a su turno, ser desconocidas.
,
a los efectos de resolver si los informes y las explicaciones que esta sohcit� son, a
juicio de aquél, procedentes o no ( ...) Comprendo q� e los hom�res puedan m�urnr _ Desde 1919 y hasta el final de la presidencia la Cámara de Diputados
en error, en exageración ... pero el hecho de que existe es� peli:gro, ...no sena ra­ aprobó 18 interpelaciones. En sólo tres ocasiones los ministros accedieron
zón suficlente para atribuir la facultad de rever al Poder EJecutivo, el c� al a su vez al pedido; cinco interpelaciones fueron contestadas por escrito y el resto
se hallaría expuesto a los mismos inconvenientes ( ... )Y entre que la Call!-ara .�orra no recibió respuesta alguna. En una oportunidad, el ministro cuya presencia
el riesgo de equivocarse ella ejercitando una facu�tad suya por la CoJ?-stitucwn, a
que la Cámara quede subordin� da a la consecuencia de los er_rores posibles de otro
había sido requerida por la Cámara asistió a ella pero tan sólo para expresar
poder al considerar sus resolucwnes, me parece que para la Camara no puede haber la conocida posición del Poder Ejecutivo respecto del derecho de interpela­
duda en la opción: tiene que reivindicar para sí, en su integri�ad, la facultad que la ción. Una vez pronunciada su breve declaración, el ministro se retiró del
_
Constitución le atribuye de solicitar los informes y las explicaciOnes que ella, la recinto 25.
Cámara, estime convenientes20.
Un último incidente que merece ser comentado se produjo en 1921,
En efecto, tal fue la posición de la Cámara de Diputados: al so�eterse cuando el presidente negó una vez más el derecho del Congreso a controlar
la declaración a votación nominal fue aprobada por todos sus m1embros la actividad del Ejecutivo. Los argumentos son ya conocidos:
con la única excepción del diputado radical Délfor del Valle 2I.
Una vez más Vuestra Honorabilidad me impone la ingrata exigencia de reite­
Presumiblemente irritado por la censura de sus propios correligionarios, rarle mi categórico desconocimiento a sus pretendidas facultades constitucionales
Yrigoyen decidió tener la última palabra. �as i� terpelaci�nes, escribió al para erigirse en contralor del Poder Ejecutivo y reclamarle exponga los motivos
, - ,
Congreso, están "inspiradas en moVIles pohtlco _s , -� n tanto el_ d� recho de
por los cuales no ha cumplido una ley ( ...) Compenetrado de mi alta función y de
interpelación ha sido introdu�ido en la Con_ stltucw � par� as1stlr la tarea las determinantes históricas del grandioso movimiento de opinión que represento,
legislativa. El Congreso, contmuaba el pres1den� e, , _no tiene facultad ...
cuya finalidad es la realización de una obra reconstructiva de inconstitucionalidad
_ moral y política, no puede, no debe acceder a desvíos que importarían una renun­
para reprochar ni corregir los actos del Poder EJecutivo que solo pueden cia a tan sagrados mandatos y de lo que jamás me haré solidario . Niego pues ...
22•
ser juzgados ... con las formalidades del jufcio político" a Vuestra Honorabilidad la pretendida atribución que invoca erigiéndose hasta con
la agravante de ser una simple rama de un poder, en superintendente de otro poder
�jecutivo que lo es completo ( ... )26.
Si Vuestra Honorabilidad se pretende con facultades para.que _ el
Poder
de las medidas tomadas en la Umvers 1 dad de Cordoba, Y Significativa fue esta vez la reacción en el Congreso. La Comisión de
le dé cuenta del resultado
aún reclama más, que le diga lo que se propone hacer en adel�nte, y uestra _Ho? � ra­
Negocios Constitucionales consideró que:
bilidad ejerce un dominio superior que en manera alguna tiene ";!sos de JustifiCa­ _
ción ni de explicación siquiera, ante la división de poderes ( : _. .) SI el Pode� _ EJecu­
Infringiría grave ofensa a los principios democráticos que determinan su exis­
tivo hubiera consentido en esa exigencia, Vuestra Honorab1hdad pronunciand_ose tencia y menospreciaría al pueblo de la República cuya representación ejerce por
sobre el caso ocurrente la hubiera aprobado o desaprobado, con lo _que hub�ese elección directa y universal si consintiera en aceptar, ni como enunciado teórico,
ejercitado una superintendencia sobre el Poder Ejecut �vo_ que perdiendo asi su ni como episodio circunstancial, los conceptos y los términos del referido mensaje
identidad propia quedaría subordinado y por tanto de¡aria de ser un poder para del Poder Ejecutivo 27.
convertirse en un� autoridad dependiente de Vuestra Honorabilidad 23
El presidente concluyó su declaración en el tono ya familiar de este La posición defendida por Vicente Gallo tres años atrás no contó
período: ahora con el mismo respaldo en la bancada radical. Durante el debate, el
líder del bloque mayoritario, León Anastasi, dejaba entrever que la UCR

20 Vicente C. Gallo: Desde la tribuna, Buenos Aires, 1934, pág. 207·


l4 Ibíd.
25
21 DSCD, 1918, vol. IV, pág. 202.
VéaseDSCD,1918-1919,vol. VI,pp.304-305.
26 Mensaje del Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados,DSCD, 1921, vol. 11, pp. 437-438.
22 En RODRIGUEZ YRIGOYEN, op. cit., pp. 224-227.
27 Dictamen de la Comisión de Negocios Constitucionales, DSCD, 1921, vol. 11, pág. 604.
23 Ibíd.
ANA MARIA MUSTAPIC CONFLICTOS INSTITUCIONALES EN EL PRIMER GOBIERNO RADICAL
96 97
someti­
comenzaba a comprender el mensaje de su líder: " Si es que estamos car�o presidenci�l . Al no �esar sobre sus decisiones la amenaza del juicio
de las mayorías -sostuvo-, ¿cómo s � pu�de pretender que sea pohtlco. , el presidente podia tomarse libertades, como de hecho las tomó
dos a la ley , '
una minoría la que oriente la pohtica del Poder Ejecutivo, la qu� le de reglas que excedían indudablemente sus poderes.
en su oportumd ad o en su
de conducta, la que le dé normas a sus actos, La oposición, por su lado, no se limitó tan sólo a apoyar la tesis de la
·
2
Inoportum'dad ?. " e. . autonomía del Congreso sino que reivindicó lo que consideraba constituían
La controversia alrededor de la interpelación parlamentaria puso de los valores implícitos en la Carta Fundamental y en la reforma electoral .
manifiesto un conflicto central para la suerte del experimento democrático Para esta visión el efectivo ejercicio y respeto de los derechos de las mino­
inaugurado en 1916. Es nuestra opinión que los argumentos ut_ilizado� l!or rías era un punto esencial del ordenamiento político. Considerada retros­
las partes en pugna no pueden ser vistos apenas como ?rguczas retorzcas pectivamente, conociendo el posterior desarrollo de los acontecimientos
destinadas tan sólo a dotar de un ropaje más digno a la mas elemental lucha es legítimo du�ar � e la sinceridad con la que los grupos conservadores �
por el poder. La discusión sobre el derecho de información asentado en el sectores del radicalismo se presentaron como defensores de la Constitución
art 6 3 de la Constitución se colocó más allá del enfrentamiento previsible y las instituciones republicanas. Es más difícil, en cambio, sospechar de la
entre gobierno y oposición para proyectarse en el plano id� ol?f?ico. Allí se au �enticidad con la que los socialistas -y no necesariamente aquellos que
confrontaron dos concepciones excluyentes acerca de los prznczpws en torno mas tarde crearon el Partido Socialista Independiente- se preocuparon en
de los cuales debía organizarse el nuevo régimen político. afirmar los de :echos de la oposición, dando pruebas de su vocación parla­
Tomando en primer término los argumentos constitucionales invoca­ mentana. _ Precisamente fueron sus representantes en la Cámara de Diputados
dos la Cámara de Diputados por un lado, y el Poder Ejecutivo, por otro, los que más pedidos de interpelación formularon al gobierno de Yrigoyen.
sigtiieron líneas de interpreta�ión divergentes. La Cámara de Diputados se Este hecho es explicable puesto que era una de las pocas instancias con las
atuvo tanto a la letra del art. 63 como a los antecedentes históricos en la que contaba para hacer oír su voz desde las esferas de gobierno. Esta presen­
materia. Ambas fuentes tendían a favorecer una visión más amplia del papel cia e.ra tanto más necesaria cuanto que el Partido Socialista competía con la
que le cabía al Congreso en el esquema co?-stitucional, no sól� c<:'mo cuerpo UCR por el electorado de la Capital Federal. En lo que respecta a los conser­
legislativo sino como órgano de control. SI en el pasado las practicas fraudu­ vadores, ellos contaban aún con la poderosa arma del Senado.
lentas habían contribuido a oscurecer esta última función, la reforma electo­ Así planteado el conflicto en su doble faz : institucional (Poder Ejecuti­
ral venía ahora a darle plena vigencia, asegurando la representación de las vo- Congreso) e ideológico (radicalismo-oposición), ¿qué posibilidades de
minorías dentro del sistema institucional. La interpelación parlamentaria resolución poseía dentro del marco constitucional? La intervención federal
constituía precisamente uno de los mecanismos de los que disponía el Con­ ofrece una respuesta.
greso para ejercer aquel papel y así lo entendió la mayoría en la Cámara
de Diputados -aunque, como hemos visto, con menos entusiasmo hacia
La intervención federal
el final de la primera presidencia de Yrigoyen.
El Poder Ejecutivo, por su parte, recurrió a una concepción rígida de Si se tienen en cuenta las bases ideológicas del conflicto planteado a
la división de poderes según la cual cada una de las tres funciones guberna­ pro pósito de la interpelación parlamentaria se comprenderá fácilmente la
mentales debía recaer sobre otras tantas instituciones específicas. Esto le razon por la cual la intervención federal se convirtió en una de las herra­
permitió sostener que el Congreso era un cuerpo exclusivamente legislativo mientas predilectas del presidente Yrigoyen. Para ello es preciso considerar
y, por lo tanto, la información que la presidencia estaba autorizada a pro­ los aspectos que a continuación detallamos.
veerle debía vincularse necesariamente con dicha actividad . Obviando las En primer término, el principio federal adoptado por los constituyentes
dificultades de interpretación que trae aparejada la doctrina presidencial argentinos, en comparación con su modelo estadounidense, limitó notable­
-¿cuáles son los criterios para determinar qué es o deja de ser objeto de mente la autonomía política de las provincias. Esta observación se despren­
legislación?-, no parece exagerado afirmar que ni el texto de la Constitu­ �e de la lectura del ambiguo párrafo inicial del art. 6: "El gobierno federal
ción, ni su espíritu , como tampoco las prácticas anteriores, abonaban la _
Interviene en el territorio de las provincias para garantir la forma republi­
posición sostenida por Yrigoyen. Lo que en este contexto merece subra­ ca�a de gobierno . . ."29• Nada aclaraba el texto respecto de las circunstancias
yarse es que al negarle legitimidad a los mecanismos implícitos de control bajo las cuales la forma republicana de gobierno se consideraría amenazada
-como lo era la interpelación parlamentaria- para admitir tan sólo los com o tampoco señalaba quién debía decidir -entre los órganos que inte-
explícitos -el juicio político-, el Poder Ejecutivo protegía sus actos detrás
de la impunidad con la que la Constitución había formalmente dotado al 29 El texto completo del art. 6 es el siguiente: "El gobierno federal interviene en el territorio
de las provincias para garantir la forma republicana de gobierno, o repeler invasiones externas, Y a
requ isición de sus autoridades constituidas para sostenerlas o restablecerlas si hubiesen sido depuestas
28 DSCD, 1921, vol. U, p p . 614-615. por la sedición o por invasión de otra provincia".
ANA MARIA MUST APIC CONFLICTOS INSTITUCIONALES EN EL PRIMER GOBIERNO RADICAL
98 99

que _ l� vaguedad del art. 6 go y aparat ? �dministrat!v?, quedaban bajo su control. Estos probaron
graban el gobierno federal- si lo estaba. Es cierto _ n, por una ley del _ ser
podía haber sido subsa�a � a, con m �yor o menor preclSlo :;u mamente uhles para el exlto de la empresa mtervencionista31 .
Corte. Pero
Congreso o mediante JU_ns�rudencm sentada por la Suprema L� int�rvención colocaba, pues, a l�s provi�cias en una relación de
o leyes en la matena fueron vetad s por el P?der 3Ubordmaclün respecto del pod�r central. Al mismo tiempo, dejaba las
cuando el Congreso sancion �
Ejecutivo , y cuando la cuestió ! l llegó a__la Suprem a � orte, _ .
esta de ?�g� , f� .
pue rtas �biertas a la d1screc H. ahdad e m luso arbi_ trar
�D: � �edad del Poder Eje­
, . _ _ _ tipo de
competencia, declarando la mtervenc10n federal cues ! 1on P<;> :ti.ca
l cunvo, v1stas las escasas posibilidades de eJercer algun control sobre
ir invocand o la clausula IniCial del sus decisiones. Un presidente como Yrigoyen, tan decidido a cuestionar
De este modo la decisión de interven
art. 6 quedaba librada a la discrecionalidad de las autorid�
des central�s, la legitimidad de mecanismos tendientes a limitar sus poderes, se sintió
quienes incluso podían tomarla sin requisici ón de los gob1erno s provm- naturalmente inclinado a recurrir a un dispositivo constitucional que se
ciales. ajustaba muy bien a su particular visión política y a sus objetivos más inme­
diatos. Se trataba de devolverle al pueblo de las provincias los derechos
A la discrecionalidad se le suma un segundo aspecto: la arbitrariedad. usurpados por los gobiernos fraudulentos. El principio invocado era, natu­
Esta se originaba en la particular posición del Poder Ejecutivo respecto del ralmente, el de la "reparación nacional". Pero se trataba también y sobre
Legislativo. La práctica concedió a ambos órganos de gobierno la facultad todo de obtener el poder paia el radicalismo y de consolidar el liderazgo
de sancionar la intervención, pero el Poder Ejecutivo se encontraba en una del Ejecutivo sobre él.
situación más ventajosa para lograr sus propósitos. Nada impedía que el
Hemos comentado al principio de este trabajo que las elecciones de
presidente decretara una intervención federal sin con�ultar al Congres_o;
1916 le dieron a la UCR una victoria parcial pues la oposición conservaba
bastaba con que lo hiciera durante el receso parlamentano. Tamp<?co media­
aún la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Aunque a partir de 1918
ba la obligación de solicitar la aprobación de la legislatu�a c�ando � sta reanu­
sólo el Senado quedó en manos de los sectores conservadores, los efectos
daba sus deliberaciones. En cambio, de ser el Poder Legislativo qmen tomara
. continuaban siendo los mismos: la oposición gozaba de un poder de veto
manos en el asunto' sus iniciativas sí estaban sujetas a la opinión del presi­
en el proceso de decisiones. En consecuencia, una de las principales inquie­
dente. Este siempre podía recurrir al veto para expresar su desaprobación.
tudes de Yrigoyen, una vez en el poder, fue la de revertir la desfavorable
En dicho caso, a menos que contara con un Congreso hostil en sus dos ter­
situación en la que se encontraba su gobierno. Para ello, el partido Radical
ceras partes, el presidente se hallaba en condiciones de imponer su voluntad.
debía desplazar a la vieja elite de los gobiernos de provincia -que contro­
Un último aspecto que conviene destacar hace referencia a los fines laban en su gran parte- para intentar obtener su propia mayoría en las
políticos perseguidos con las intervenciones federales. Uno de sus principales legislaturas locales. Nada más apropiado, entonces, que recurrir a la inter­
objetivos fuE! la búsqueda de aliados en las provincias y se explica por l� par­ vención federal con la mirada puesta en la futura composición del Senado.
ticipación de éstos en la formación del gobierno centr�l. Const�_ tuciOnal­ Dadas estas circunstancias, poca sorpresa causa el número récord de 19
mente cada provincia formaba un distrito electoral; en el se elegian tanto intervenciones federales sancionadas bajo la presidencia de Y rigoyen 32• Con
a los i� tegrantes de las Juntas de Electores para presidente y vicepresidente la excepción de Santa Fe, el resto de las provincias -trece- se vieron some­
como a los diputados nacionales. Además, las legislaturas locales tenían a su tidas por lo menos una vez a la intervención del gobierno nacional.
cargo la elección de los dos senadores que representaban a cada provincia Asimismo, los números son harto elocuentes respecto de la preeminen­
en el Congreso de la Nación. De aquí la importancia de las elecciones nacio­ cia del Poder Ejecutivo: 15 intervenciones fueron decididas por decreto
nales y provinciales y la posibilidad de supervisarlas y manipularlas por presidencial y sólo 4 contaron con el concurso del Congreso33 . Las razones
medio de la intervención. En este sentido, es necesario tener en cuenta que de este predominio son obvias: Yrigoyen no podía contar con el respaldo
la intervención federal ponía a disposición de las autoridades nacionales, del Senado para llevar adelante sus planes intervencionistas. Es compren­
en especial del presidente, recursos muy valiosos. Al no estar formalmente sible entonces que éste se convirtiera en otro ámbito de conflicto entre
delimitada la actividad del enviado del Poder Ejecutivo a las provincias, el Yrigoyen y la oposición: Desde un principio el presidente no ocultó sus in­
interventor federal podía constituirse en un simple mediador entre las partes tenciones de evitar la interferencia del Congreso en el uso de esta facultad:
en conflicto o bien convertirse en una suerte de gobernador supremo, de la intervención federal a la provincia de Buenos Aires -abril de 1917- se
existir un decreto de disolución de los poderes locales. En estas circunstan­ sancionó una semana antes de que el Congreso iniciara sus sesiones ordina-
cias, los recursos políticos de las provincias, sobre todo fuentes de patronaz-
31
Un análisis de la intervención federal bajo los gobiernos c onservadores se encuentra en Nata ­
lio BOTANA, op. cit . , cap. S.
30 El primer veto presidencial a una ley que regulaba la intervención federal fue el de Domingo
32 Compárese dicha cifra con las 40 intervenciones sancionadas entre 1880 y 1916.
F. Sarmiento, en 1869; el segundo, tuvo lugar b ajo la presidencia de Victorino de la Plaza, e n 1916.
El fallo de la Suprema Corte al que hacemos referencia es el de "T. M. Cullen cf B. Llerena", 7 de 33 Materialei para la reforma constitucional, La intervención federal, Comisión de Estudios
setiembre, 1893. Constitucionales, Buenos Aires, 1957.
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greso q_ue interve� í� la provincia de San Juan. Pasaron tres meses antes de
rías. Asimismo, la primera intervención a la provincia de Mendoza -diciem­ que Yngoye� decidiera . dar cumplimiento a la ley y enviara al interventor
bre de 191 7- se decretó dos días antes de que el presidente convocara al federal. Inten? , �ue asesmado Amable Jones, uno de los gobernadores de San
Congreso a sesiones extraordinarias. Pero quizá la demostración más clara Juan (la provmcia se hallaba en la particular situación de poseer dos asPi-
de desdén hacía el cuerpo legislativo haya sido la intervención a San Luis, rantes al cargo) 38.
sancionada por Yrígoyen en los primeros días del mes de mayo cuando,
Garantiza�� la impuni�ad de sus decisiones, Yrigoyen procedió sin
constitucionalmente, debía haberse iniciado el período legislativo 34. En . . ltades a fiJ amplios cntenos
dIfic _ para � eter:ninar los alcances de su polí­
vano las voces de la oposición se alzaron para juzgar el hecho como una _
tica
� _ �
mtervencwmsta. De acuerdo con las directivas del Poder Ejecutivo debía
grave violación de los privilegios y prerrogativas parlamentarias 35.
procederse, por un lado, a r�n �war " � �dos los poderes ilegítimos" y, por
Igualmente, Yrigoyen vetó los pocos intentos realizados por el Con­ otro, a procurar el mantemmiento de los constituidos _ legalmente" 3 9 .
greso para circunscribir la intervención del gobierno central a las provincias.
Los gobiernos provinciales ilegítimos eran, por definición, aquellos con­
Cuando la oposición contaba aún con la mayoría en ambas cámaras, vetó
trolados por los grupos conservadores. La "reparación nacional" debía alcan­
dos leyes: una que regulaba la intervención a Buenos Aires y otra que decla­
zarlos �� que �� pueblo "al plebiscitar su actual gobierno legítimo " había
raba la intervención a Córdoba. En este último caso, el presidente rechazó
puesto la sancwn soberana de su voluntad a todas las instituciones de hecho
la ley aduciendo lo limitado de sus alcances; esperó el receso parlamentario
y a todos los poderes ilegales"40. Consecuentemente, las diez provincias en
para sancionar luego un decreto que le aseguraba mayor libertad de manio­
manos conservadoras fueron sometidas a la intervención federal 4 1 . Todas
bra36. El último veto, en 1921 , recayó sobre una ley que fijaba el calenda­
fueron puestas en vigor mediante decreto y, con la sola excepción de Men­
rio electoral para la provincia de San Luis, intervenida hacía ya más de dos
do�a, el resto de las . provincias vio disueltos sus poderes ejecutivo y legis­
años. Al justificar la decisión, Yrigoyen no ocultó su disgusto ante la acti­
lativo y, algunas, la mdependencia del Poder Judicial amenazada. Sólo tres
tud del Congreso, seguramente porque la medida había contado con la
de .estas intervenciones fueron solicitadas por las propias autoridades
aprobación de sus correligionarios:
locales4 2 .
No puedo dejar pasar en silencio la nueva irreverencia que implica esa imposi­ El Poder Ejecutivo no demoró en atribuirse en forma exclusiva el
ción en el proyecto de ley, sobre todo por su sentido deliberativo y por los iuicios
papel de guardián de! 9-uehac�r político provincial. "La autonomía perte­
nece � pueblo --escnb10_ el mimstro del Interior al gobernador bonaerense
que indujeron a su sanción que provocan en mi espíritu una repulsa a la que no
puedo sustraerme 37 .
Marcel�no Ugarte- y es para el pueblo, no para los gobiernos"43. Siendo
A pesar de que la provincia de San Luis permanecía intervenida desde el presidente el verdadero representante del pueblo, no sólo estaba autori­
1919, el presidente no estaba dispuesto a tolerar que se sospechara de sus zado a juzgar la legitimidad de origen de los gobernantes -esto es si habían
intenciones. Como lo indicara en el mismo mensaje, sabía "perfectamente o no accedido al poder a través de elecciones fraudulentas- sin� el modo
bien" que no era un "gobernante de orden común" sino "un mandatario en que éstos ejercían sus poderes constitucionales: "El Poder Ejecutivo
considera que es su mas _ alto deber tutelar la vida política en los estados
supremo de la nación para cumplir las justas aspiraciones del pueblo argen­
federales "44.
tino". El presidente reclamaba confianza en la naturaleza extraordinaria
de su liderazgo antes que deferencia respecto de mecanismos institucionales Las intervenciones a las administraciones radicales recibieron ' de
recelosos de un poder sin controles. Naturalmente, la perspectiva presiden­
cial no era compartida por la oposición. Pero frente a una intervención por . 38
Un estudio más pormenorizado de e ste episodio puede encontrarse en Celso RODRIGUEZ:
decreto, que le presentaba una situación de {acto, ésta carecía de canales L :ncmas Y Cantoni. El popu/ismo cuyano en tiempos de Yrigoyen' Editorial de Belgrano Buenos '
efectivos para desempeñar una función supervisora. Aues, 1 979.

No fueron estas las únicas manifestaciones de la escasa cooperación rws


39 � � nsaj e
. del Mm1sterw del presidente Yrigoyen al gobernador de Córdoba, 24 de febrero, 1 9 1 9, en Memo-
_ del Interior 1 91 8-1919, pág. 66.
entre el Poder Ejecutivo y el Congreso. A título ilustrativo puede mencio­ · . � Co nsiderandos del decreto de intervención a la provincia de Buenos Aires, en Memorias del
narse la demora incurrida por el presidente en implementar la ley del Con- M1msterw del Interior 1 91 6-1 91 7, pág. S o.
·

41 ·
La• prü\ mctas m t ervem'd as fueron
• ·· ·
; Buenos Aires (mayo, 1 91 7) ; Corrientes (noviembre,
1 9 1 . Mendoza (novtem bre, 1 91 7) J u¡uy _
;>: : ( dtciembre, 1 91 7) ; La Rioja (abril, 1 9 1 8 ) ; Catamarca (abril,
1 9 1 ), Salta (abnl, 1 9 1 8 ) ; San Luts (mayo, 1 9 1 8 ) ; Santiago del Estero (octubre ' 1 91 8) y San J uan
( octu bre, 1 9 1 9).
34 C u ando se sancionó e l decreto de intervención, el 8 de mayo de 1 9 1 9, el Congreso no había
iniciado aún sus sesiones ordinarias. 42
La so !'tct't�ron 1 os go b erna d ores d e Corrientes y San Luis y , conjuntamente, la legislatura y
e1 gobernador de J u¡ uy.
35 V éanse las discusiones suscitadas en la C ámara de Diputados e ntre j u nio y julio de 1 9 1 9.
36 Véase el me nsaje presidencial que acompaña el veto a la ley de intervención a Córdoba, en
: · En Memoria � del Ministerio del Interior 1 91 6-1 91 7, Buenos Aires, pág. 40.
RODRIGUEZ YRIGOYEN, op. cit., pág. 1 92. . En los constderandos del decreto de intervención a la provincia de C o rrientes· En Mate-
nales para la reforma constitucional, op. cit. pág. 3 1 6.
37 Mensaje presidencial a la Cámara de Diputados, DSCD, 1 92 1 , vol. V, pp. 1 7· 1 9.
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acuerdo con lo anticipado, un tratamiento diferente. Siete de las nueve que la intervención federal no puede en modo alguno alterar el régimen
iptervenciones que afectaron a los gobier? os de procedencia ra?ical fue�? n co nstitucional de los estados en que ella se practique y la ley dictada por
solicitadas por las autoridades locales; las unicas cuatro leyes de mterve� cwn Vuestra Honorabilidad produciría esa consecuencia" 4 11 • Pero, al tratar los
sancionadas durante el primer gobierno de Yrigoyen afectaron al conJunto problemas constitucionales planteados por la intervención a La Rioja cambió
de provincias que estamos comentando 45• de opinión. El nuevo interventor a la provincia informó al presidente que,
Los conflictos en los que se vieron envueltas estas provincias tuvieron en su opinión, las elecciones practicadas bajo la intervención anterior eran
un origen común: los partidos radicales provinciales se encontraban, las más nulas por haberse aplicado la ley nacional de elecciones en lugar de la ley
de las veces, divididos internamente; esa división afectaba la relación de provincial. En esta oportunidad , Yrigoyen no pagó tributo a las instituciones
fuerzas respecto de los partidos da la oposición, modificando, en conse­ provinciales y respondió al interventor: "No se puede . . . argumentar, moral
cuencia la dbtribución del poder en las legislaturas locales. Un conflicto ni jurídicamente con la autonomía de los estados para sostener la aplica­
típico ;e producía cuando una de las facciones radicales decidía al�arse con ción actual de las leyes del pasado. La autonomía es la que recién ahora se
la oposición y, al formar una nueva mayona, , deJaba
_ al gobernad ?r sm apoyo ha de consagrar y cuando ello se consiga, habrá llegado el momento de
legislativo. Para superar esta situación, los gobe�nadore� �:>r<�ce�Ian habitual­ amparar sus gobiernos y respetar sus leyes"4 9 • Atribuyéndose funciones
mente a clausurar la legislatura, provocando asi una cnsis mstltucwnal_ que que normalmente corresponden al poder judicial, Yrigoyen sostuvo que la
daba paso de inmediato a un pedido de intervención. Teniendo �omo telón ley electoral de la provincia era anticonstitucional pues otorgaba el voto
de fondo este tipo de conflictos, Yrigoyen enfrentaba una delicada tarea a los varones nativos mayores de 2 1 años, en tanto la ley nacional prescri­
pues debía arbitrar entre las facciones en pugna. En e�tos casos, la . inter­ bía los 18 años.
vención federal estaba llamada a actuar alll, donde el carisma del presidente Esta misma provincia fue protagonista de otra maniobra política del
no había logrado prevenir la emergencia de rivalidades insolubles entre sus Poder Ejecutivo central . Dos meses después de intervenida, La Rioja fue
partidarios. . convocada a elecciones generales. Este era el procedimiento con el que habi­
No siempre estas intervenciones concluían con la instalación de un tualmente concluían las intervenciones, esto es, instalando nuevas autorida­
gobierno afín a la línea oficial. Los casos más conocidos fueron los de des provinciales. A pesar de haberse realizado los comicios, el Poder Ejecu­
San Juan y Mendoza. Pero, bajo ciertas circunstancias, su sola· amenaza tivo postergó en un año y medio la aprobación de los resultados electorales.
actuaba como eficaz mecanismo persuasivo. Así, por ejemplo, el problema Tan sólo en marzo de 1920 La Rioja logró instalar un gobierno radical.
planteado en la provincia de Buenos Aires finalizó en 1 921 eon la renuncia Mientras tanto, las facciones radicales riojanas, como lo explicara Matías
del gobernador radical José Crotto . Seriamente amonestado por el Poder Sánchez Sorondo ante una resignada Cámara de Diputados, se empeñaron
Ejecutivo -"si bien es cierto que ha surgido del pueblo, no es menos exac­ trabajosamente en ponerse de acuerdo para la designación del gobernador 5°.
to . . . que V .E. se ha apartado de él"-, Crotto apeló al Congreso46 • El propó­ Para concluir, la intervención a Mendoza proporciona otro ejemplo
sito de recurrir a una institución cuya indefensión para ofrecerle amparo no del tenor de lo que hemos estado comentando. Este caso demuestra que el
podía desconocer se explica quizá como un gesto simbólico. Por lo menos presidente no estaba siempre dispuesto a dar crédito a los informes de los
le permitió dejar constancia de ser víctima de una atribución, de un "poder "comisionados nacionales". Estos funcionarios, creados por Yrigoyen,
único y exclusivo " que se cernía "como una inmensa amenaza sobre los teníaq por misión analizar la situación política en las provmcias. A pedido
estados haciendo de sus gobernadores, titulares precarios; de sus institucio­ del partido Radical de Mendoza, Yrigoyen designó a Diego Saavedra para
nes, débiles reglamentos y del poder ejecutivo, un poderoso tutor, dueño estudiar in situ las acusaciones formuladas por los radicales contra las auto­
de las autonomías y providencias de las libertades públicas"4 7 • ridades conservadoras. Pasadas varias semanas, el comisionado presentó
La discrecionalidad y arbitrariedad puestas a disposición del Ejecutivo su informe. Las quejas de los radicales, sostuvo, se deb ían ante todo a "la
quedaron reflejadas también en otros hechos. Así, por ejemplo, cuando ofusca-ción que produce el apasionamiento de la lucha", concluyendo que
Y rigoyen vetó la ley del Congreso llamando a elecciones a la provincia de la forma "representativa, republicana y federal de gobierno" no se hallaba
Buenos Aires, ya intervenida, adujo que la fecha propuesta por el Congreso "subvertida y la acción de los partidos se desarrolla de acuerdo con la consti­
no se ajustaba a la Constitución provincial: " . . . el Poder Ejecutivo entiende tución y las leyes" 51 • No era esto lo' que el presidente quería oír. Antes de
dar a publicidad el informe del comisionado, Yrigoyen decidió intervenir
la provincia de Mendoza sosteniendo que "faltan las garantía primordiales
45 Las provincias de origen radical intervenidas fueron las siguientes: C órdoba (noviembre,
1917); Tucumán (diciembre, 1917 y noviembre, 1920); Mendoza (diciembre, 1918, Y agosto, 1920,
ley 11.039); San Juan (marzo, 1921, ley 11.112, y setiembre, 1921, ley 11.168); Salta (setiembre, 41! En Memorias del Ministerio del Interior 1 91 7-1 9 1 8 , vol. 1, pág. 104.
1921, ley 11.169) y Jujuy (diciembre, 1921). 49 En RODRIGUEZ YRIGOYEN, op. cit., pág. 201.
46 En Memorias del Ministerio del Interior 1 920-1 921, pp. 129-130. 50 Véase Matías SANCHEZ SO RONDO : Historia de seis años, Buenos Aires, s.f., cap. S.
47 Ibíd . , pág. 136 . 51 Citado en Celso RODRIGUEZ, o p . cit., pág. 49.
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e indispensables para que el pueblo pueda manifestar su voluntad soberana justar un marco normativo -hasta entonces insuficiente- a fin de encauzar
en la elección de sus mandatarios y no existe la posibilidad de hacer efectiva el pasaje de un régimen oligárquico a uno democrático. En el centro de esta
.
la forma republicana, representativa de gob'Ierno " 5 2. operación estaba la búsqueda de la participación institucional de la Unión Cí­
vica Radical, que se había negado sistemáticamente a cualquier entendimien­
La intervención federal siempre formó parte del arsenal político del to con la elite gobernante, optando, en cambio, por la abstención electoral y
Poder Ejecutivo y en esos términos se la utilizó bajo los gobiernos conser­ la actividad conspirativa.
vadores. Desde este punto de vista, la presidencia de Y:rigoyen no fue una Los cambios introducidos en la legislación electoral se propusieron, por
excepción. La variedad 'f natural� za contradictor� a de l?� argume? tos inv� ­ un lado, dar satisfacción a la reivindicación en torno de la que el radicalismo
cados para justificar las mtervenc10nes federales solo ratifica el caracter poh­ había plasmado su identidad como fuerza política: la libertad del sufragio.
tico de éstas. Sin embargo, donde Yrigoyen innovó fue en el uso extensivo Garantizada la libre emisión del voto perdían j ustificación las tácticas revolu­
y abusivo que hizo de ellas, con import� ntes consecuencias en lo que r�spec­ cionarias del partido. Por otro, la adopción del sistema de lista incompleta pu­
, del poder en el EJ ecutivo
. .
ta a la concentracion y a las perspectivas mismas so de manifiesto la voluntad de los grupos dirigentes reformistas de asegurar
de consolidación del régimen político. la presencia de la oposición en el gobierno. De ese modo, se respondía al ma­
Hemos señalado en otro párrafo que el plan intervencionista de Yrigo­ lestar existente sobre la distribución del poder político, el cual, bajo el impe­
yen carecía de respaldo en el Congreso. Podría pensarse que esta circunstan­ rio del fraude, se hallaba concentrado en manos de la viej a clase gobernante.
cia actuaría como factor de moderación, pero sucedió todo lo contrario. Yri­ Producida la renovación presidencial de 1916, que le otorgó el triunfo a
goyen aplicó una estrategia de shock -diez intervenciones en los primeros Hipólito Yrigoyen, el carácter mismo de la transformación que se pretendía
dos años de gobierno- destinada a afectar las posiciones de los conservadores impulsar se constituyó en un nuevo e inesperado problema. El radicalismo,
en las provincias. Poco espacio dejaba para la duda: no sin fundamento se formado como partido antisistema bajo la dominación oligárquica, no aban­
consideró que lo que en definitiva se proponía el presidente era asegurarle al donó esa postura una vez en el gobierno. Los fundamentos mismos de las re­
radicalismo una posición monopólica en el gobierno. Para lograrlo, el poder glas institucionales vigentes comenzaron a ser objeto de interpretaciones di­
de las minorías -que en la especial coyuntura del período se traducía, como vergentes entre radicales y conservadores, creando profundas tensiones en el
hemos dicho, en poder de veto- era soslayado a través de una mutación del experimento democrático iniciado en 1912.
equilibrio constitucional; en el gobierno de Yrigoyen, �� � nte�enció� fede­ Así, las vicisitudes de la interpelación parlamentaria nos han revelado la
.
ral pasaba a convertirse de poder concurrente en atnbuc10n casi exclusiva del existencia de un conflicto de valores políticos. La democracia no constituía
Poder Ej ecutivo. Por e&ta razón, el mayor peso de los argumentos de la opo­ un ideal en cuya definición coincidieran los principales actores del período;
sición se dirigió menos a cuestionar la legalidad de las medidas, difícilmente por el contrario, se delinearon los perfiles de dos concepciones incompatibles.
objetable por otra parte, que a poner en duda su legitimidad. El tema recu­ Por otro lado, el estudio de la interpelación parlamentaria y del recurso a la
rrente fue la naturaleza autocrática de las disposiciones presidenciales, la ausen­ intervención federal sirvió para mostrar cómo esa oposición de principios se
cia de deliberaciones en el proceso de formación de las decisiones públicas. expresó en el plano institucional. Atendamos a esa interrelación.
Como recurso para afirmarse en el poder, la intervención federal era sin
La posición sostenida por el presidente Yrigoyen en sus mensajes era
duda un medio ideal. No puede sostenerse, sin embargo, que sirviera igual­
tributaria ·de una concepción de democracia más próxima al tipo plebiscitario.
mente para consolidar al régimen en formación. O btener el poder y mante­
De ella consideramos pertinente retener: la teoría del mandato invocada y la
nerse en él no son procesos sustituibles. El desplazamiento drástico y metó­
visión excepcional del rol del presidente.
dico de la oposición a lugares cada vez más marginales del espectro político
contribuía a erosionar la fuerza legitimante del nuevo gobierno, sospechoso La teoría del mandato esgrimida por Yrigoyen descansa sobre una no­
de procurar la autoafirmación y autoconsolidación de los radicales en el poder. ción de la representación en la que se vincula elecciones con autorización. Es­
ta vinculación puede entenderse de diversas maneras, las cuales, a su turno, a­
fectan la legitimidad de las decisiones del gobierno. Una cuestión central es la
Conclusión de establecer quién es el que autoriza y para qué lo hace. El quién puede ha­
Puede concebirse a la ley Sáenz Peña como aquélla que intentó sentar cer referencia a grupos, organizaciónes o bien a una entidad colectiva más am­
las bases de un nuevo compromiso institucional fundado en el pleno recono­ plia, como el pueblo, que oficia de autorizante. El para qué puede o no hacer
cimiento de los derechos políticos de los ciudadanos, así como en el de las referencia a contenidos concretos. Si lo hace se tratará de un mandato delega­
minorías a participar en la gestión de gobierno. Con su sanción se procuró a- do; por éste el representante está sujeto a instrucciones específicas de sus re­
presentados. En el caso en que no se definan contenidos concretos, estamos
52
ante un mandato libre, en el cual el representante actúa de acuerdo con su
Considerandos del decreto pre8idencial por el que se interviene la provincia de Mendoza,
en Materiales para la reforma constitucional, op. cit., pp. 317-318.
leal saber y entender.
S
ANA MARIA MU TAPIC c o NFLIC TOS INSTITUCIONALES EN EL PRIMER GOBIERNO RADICA L
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Como hemos procurado indicar en este trabajo, Yrigoyen se concebía tanto parlamentarios, los diputados radicales no podían dejar de concebirse
como eJ·ecutor de un mandato encomendado por el pueblo. Pero, dada la au- como representantes del pueblo de las provincias y ver al Congreso como ex­
electora 1 -co herente con su presión de las aspiraciones políticas de la Nación. En este sentido competían
.

sencia en el partido Radical de una plataforma


·

. . con las pretensiones del Poder Ejecutivo y en más de una oportunidad reivin­
propósito de ser un ·novimiento a?'tes que un partido-, el mandato se conver-
dicaron frente a éste al Parlamento como traducción institucional de un valor
t ' de hecho en una transferencia de la voluntad del pueblo en favor del Po­
d�i Ejecutivo : De donde se concluye que Yrigoyen _ hab_ía sido autorizado por democrático. A su vez, en su calidad de mayoría radical demostraron com­
el pueblo para actuar según los dictados de su conc1�n �m. .,
partir el punto de vista presidencial cuando se trataba de restarle espacio po­
lítico a las minorías. Su actuación en el Congreso fue generosa en malabaris­
Este razonamiento no agota, sin embargo, la log¡ca de la concepc10n d�
mos retóricos a través de los que buscaban conciliar las lealtades escindidas.
Yrigoyen. Es preciso, además, encontrar razones para el act� de _ �esprendi­ Así, en la ocasión del debate alrededor de un pedido de interpelación, el lí­
miento que realiza el pueblo a los efectos de garantizar que �l eJercicio del po­ der del bloque radical, León Anastasi, defendió simultáneamente la tesis del
_
der sea democrático, esto es, que el eleg¡do responda efectivamente a los de­ presidente y la del Congreso: "El Parlamento -sostuvo- no tiene facultad de
seos de sus electores. Esas razones Yrigoyen las busca -y las encuentra- en control. . . En nuestro sistema existe únicamente el contralor de la ilegalidad
las características extraordinrn:ias d� �quél q,ue �s depositario de la ��lun��d de los actos, el contralor de la inconstitucionalidad , el contralor de los fon­
popular. El presidente procur� defimrse a SI m�smo como �� perso_mflc�cwn dos, el contralor de los gastos y recursos" ; pero sólo para afirmar más adelan­
de los valores del pueblo, su hder por excelencia, el �ardmn _ d_�l mt_en;s _na­ te que "conceptúo que el Poder Ejecutivo debe proporcionar las informacio­
cional y , sobre todo, como un apóstol llamado a cumphr una miswn histonca. nes que le sean requeridas, tanto más cuanto que esas informaciones pueden
La identidad establecida por Yrigoyen entre presidente y �obernados lle: concurrir a un fin de legislación o a un fin de acusación parlamentaria" 5
3.
vó a ver al Poder Ejecutivo como la realización de la sober,a�na popular. ;\SI La oposición, por su parte, optó comprensiblemente por colocar al Con-
las cosas, el Congreso dejaba de expresar un valor d � moc! atlco, porque este . greso en el centro de su argumentación política. Esta fue, en rigor, una opción
ya estaba institucionalmente expresado � n el Poder EJecutz�o , para_ l �� nar �pe­ impuesta por las circunstancias puesto que el Parlamento era el lugar al que
_
nas una función técnica. Llevada a sus ultimas consecue�cia� , la_ �IslOn yngo­ había quedado confinada su influencia en las instituciones. Pero al hacerlo,
yenista debía terminar considerando al Congreso una ms�1�ucwn obsolet� . al poner el acento en el respeto a las atribuciones del Congreso , la oposición
Más aún, vista la primacía de la voluntad del pueblo, persm:uflcada en el _ presi­ se presentó al debate envuelta en las banderas de la defensa del orden consti­
dente ninguna otra estructura institucional dispoma de titulas para �firmar­ tucional . Su prédica estuvo dirigida a subrayar que la Constitución argentina,
se . L� voluntad popular, única e indivisible, no admite ser contrade�I<;ia, co­ con la separación y división de poderes, con los mecanismos de pesos y con­
mo tampoco tolera obstáculos que se interpongan a la central�dad pohtlca ?el trapesos incorporados al juego político, ponía límites ciertos a la pretensión
líder que la encarna. La única fórmula institucional reconocida por este tipo de ejercer el monopolio de la representación popular. Desde esta perspectiva,
de democracia es el plebiscito. se mostraba dispuesta a considerar legítimas sólo aquellas decisiones guberna­
Las creencias de Yrigoyen se tradujeron en gestos simbólicamente signi­ mentales que expresaran o se hicieran cargo de la voluntad mayoritaria tal
ficativos que pusieron de manifiesto el desajuste entre su �si?n de} orde� po­ como ésta se formaba en el proceso deliberativo que tenía por sede al Con­
lítico y las imposiciones de las normas constitucional� s. Asi , el sen � el pnm �r greso . Pero todas aquellas decisiones que hicieran caso omiso de ese proceso
y único presidente que decidiera no concurrir -segun lo estab�ecia la tradi­ de formación del consenso a través de la institución parlamentaria estaban
ción- a las aperturas anuales del Congreso, subrayando su desmteres _ or el destinadas , a su juicio, a ser antidemo cráticas por definición; lo que autori­
Parlamento. Ilustrativo fue también el deslizamiento del rol Y la func10n . p de­ zaba a las minorías a oponerles su resistencia y su condena.
cisional hacia el Poder Ejecutivo. Es verdad que es siempre posible sostener Planteada de este modo la controversia, para muchos conservadores, a
que esta última tendencia no es peculiar sino �ntr�nse�� a un régimen presiden­ quienes seguramente la necesidad hizo virtuosos, el presidente Yrigoyen esta­
cialista como el argentino . Sin embargo , la distnbucwn del poder ei?-tre 1916 ba destruyendo "la confianza en la estabilidad de las instituciones el temor
, y
y 1922 no favorecía justamente el desarrollo de dicha tendenc�a. Solo podia reverencial de la Constitu ción" 54 • Algunas, incluso, fueron más
lejos y apun-
abrirse cauce a ella marginando a la oposición. El papel predommante del Po­
der Ejecutivo que en el pasado estaba garantizado por la existencia de mayo­
53 DSCD, 1921, vol. U, pp. 613·617.
rías adictas artificialmente fabricadas por el fraude, ahora se asentaba en las 54 Discurso de Matías Sánchez Sorondo, en la Asamblea inaugural de la Concentració Nacio·
decisiones unilaterales del presidente . na!, en SANCHEZ SORONDO, o p. cit n

En la visión de Yrigoyen el consenso mayoritario era el que se recogía



par idos provinciales de origen
. , pág. 447. La Concentraci ón Nacional era una agrupación de
conservador, creada para disputar las elecciones presidenciales de 1922.
L a Integraban los partidos:
Conservador de Buenos Aires; Demócrata de Córdoba; Liberal y Autono·
en las urnas -para canalizarlo directamente hacia la presidencia- Y no el qu� mista de Corrientes; Concentració n Popular
de Entre Ríos; Liberal de Mendoza; Concentració n Cata·
se lograba en el ámbito de las negociaciones en el Parlamento . Lo q�e coloco marqueña ; Unión Provincial de Salta;
no m ista de Santiago del
Concentració n Cívica de San J uan; Liberal de San Luis; Auto·
Estero y Liberal de Tucumán.
también a sus propios correligionarios en el Congreso frente a un dilema. En
ANA MARIA MUS TAPIC N OTAS Y C O M E N TA R I OS
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taron decididamente al campo extrainstitucional. Aduciendo la violación de


las normas constitucionales por parte del presidente concluyeron justificando
el derecho de rebelión:
Creemos que el movimiento armado es el último procedimiento que deben em­
plear los ciudadanos y se j ustifica únicamente en circunstancias extremas, entre las
ESTADISTICA CRIMINAL Y ACCION POLICIAL
que debe incluirse, en primera línea, la existencia de la dictadura. ¿Cuándo existe
ésta? Cuando los mandatarios desconocen la Constitución y las leyes y violan fran· EN BUENOS AIRES, 188 7 - 1914
camente sus prescripciones . .s s ..

Entre las razones que llevaron a Yrigoyen a designar a un moderado co­


mo Marcelo T. de Alvear como su sucesor en la presidencia, ¿habrá estado JULIA KIRK BL ACKWELDER y L YMAN L . JOHNSON*
acaso el reconocimiento de la necesidad de restaurar la confianza en las filas
opositoras? Si así fuera, ¿por qué no concederle al caudillo radical la reluc­
tante admisión de los peligros que comportaba el conflicto institucional plan­
Durante muchos años los historiadores lo cual coincide con actitudes similares
teado? Esta hipótesis retrospectiva bien podría servir para justificar la perti­ han estudiado y discutido sobre el impacto en los Estados Unidos; demuestra también
nencia del argumento que hemos avanzado en este trabajo. de la urbanización sobre los cambiantes el uso de la policía como agentes de la
niveles y composición del crimen. Dentro estabilidad política.
de esta área sumamente amplia de estudio Para aquellos crímenes con víctimas,
muchos investigadores han tratado de eva: los registros policiales permiten una compa­
RESUMEN SUMMA R Y
luar las reacciones de la polícía al cambio ración entre los observados ( denunciados)
social. Las investigaciones más recientes se y los arrestos. Si bien los registros son
Este artículo se ocupa de los conflictos y las This article {acuses on the conflicts and ten­ han centrado en los Estados Unidos y en
tensiones generadas por los desajustes existentes sions triggered by the lack of adjustement incompletos ya que no todas las víctimas
Europa occidental. El período posterior
entre el marco constitucional y las creencias polí­ between the institutional framework and poli·
·tical beliefs during H. Yrigoyen 's first presiden-
a 1 8 6 0 , en el que los departamentos de
ticas durante la prim era presidencia de Yrigoyen • Profesores asociados, Departamento d e
(1916-22). tia/ period (1916-22).
·
policía de las principales ciudades introdu·
Historia, Universidad de North Carolina, Char·
Los resultados de las elecciones de 1916 die­ jeron estadísticas uniformes sobre arrestos
The results of 1916 elec tions gave rise to a
ron lugar a una singular distribución del poder.
peculiar distribution of political power. While
a�r�j? el interés de muchos investigadoresy lotte.
1 Una colección Útil de ensayos, algunos con
Mientras que la UCR accedía a la primera magis· SU"VIO de base para una serie de trabaj os
the Radical Party seized the Execu tive power, perspectiva comparada, es la de Hugh D .
tratura, la vieja elite dirigente continuaba con­
the traditional elite retained its majority in both
que trataron de analizar estos temas en GRAHAM y Ted R . G U R R : Violence in Ame·
trolando am bas ramas legislativas. Aunque en forma comparada ! . Buenos Aires y otras
legislative chambers. Even when the latter lost rica: Historical and Comparative Perspectives,
1 918 pierde el control de la Cámara de Dipu ta­ con trol of the Chamber of Deputies, in 1 918, grandes ciudades de América Latina no A Report to the National Commission on the
dos, su firme posición en el Senado le permite
its strong placing in the Senate, allowed it to �an. �ido estudiadas, a pesar de que hay Causes and Prevention of Violence (Nueva
retener aún un poder de veto en el proceso de
preserve a veto power. Simibtudes muy obvias con las ciudades York , 1 969). Si bien no es específicamente com·
decisiones. Dado que la Constitucion del '53
concebía al t]ecutivo y al Legislativo como Since the 1853 Constitu tion established the
�e rápida industrialización en Norteamé· parativo , el trabajo de Eric H . MONKKONEN:
rica y Eu;opa2. El p�esente trabajo explora Po/ice in Urban America 1 8 6 9-1 920 (Cambridge ,
poderes colegisladores, la paridad de fuerzas entre Presidency and the Congress as colegislative
las estadistlcas pobCiales de Buenos Aires 198 1 ) se basa en estadísticas policiales unifor·
radicales y conservadores amenazaba con para· powers, the balance of [orces between radicals mes para 2 3 grandes ciudades de los Estados
/izar el aparato gubernam ental. � nt�e 1882 y 1 9 1 4, consider adas como un
ln� Ic�dor de cambios en la organización y
and conservatives threatened to paralyze govern­ Unidos. Ted GURR y sus colaboradores estudia·
Las estrategias posibles eran las clásicas: o se ron las ciudades de Calcuta, Londres, Estocol·
ment decisions. In arder to deal with this situa·
optaba por una política de cooperación o por una pr10ndades de la policía, y comparándolo m o Y Sydney. Sus resultados aparecen en Rogues,
de confrontación. En el caso de la confrontación, tion, the stra tegies availables were the classic con el caso de las ciudades europeas y Rebels, and Reformers: A Political History of
se intenta transformar, ya sea al Ejecutivo o al ones: confrontation or cooperation. In the case norteamericanas. Urban Crime and Conflict (Beverly Hills, 1976)
Y en The Po/itics of Crime and Conflict (Be·
Congreso, de poder concu"ente en au toridad of confrontation either the Executive or the Con­
exclusiva. De hecho esto fue lo que sucedió, tal gress turns out as exclusive authorithies instead � partir de 1882 el Departamento de verly Hills, 1 977). Louise S. SHELLEY h a
como es ilustrado en nuestro estudio de la of being concurrent po wers. In fact, that was Pohci_a de Buenos Aires comenzó a reco­ sintetizado gran parte d e l a bibliografía más
interpelación parlamentaria y la intervención the actual outcome of the conflict, as our lectar sistemáticamente los datos sobre reciente sobre el crimen en las ciudades en
federal. A través del análisis de este conflicto se
study of the parliamentary interpellation and the �estos y crímenes denunciados a la poli· Crime and Modernization: The Impact of Indus·
intenta mostrar, por un lado, que los principales Cia Y a presentarlos anualmente al Direc­ trialization and Urbanization on Crime (Car·
federal intervention illustrates. Through the
protagonistas del período sostuvieron visiones bondale, 198 1).
analysis of th is conflict we try to show that the tor General de Estadísticas Municipales.
opuestas acerca del régimen democrático desea· 2 Hemos publicado recientemente un artículo
ble. Por otro, que ello afectó los mecanismos main political actors held opposite views about Las � stadísticas policiales aparecen en
a�uar10s que fueron publicados con el usando los registros policiales d e Buenos Aires
constitucionales poniendo a prueba su flexi· the desirable democratic regime. Thus, the cons­
para docu mentar el impacto d e la inmigración y
bilidad pero al precio de crear profundas tensio­ titutional mechanisms were affected, creating mismo formato desde 1887 hasta 1 9 1 3 .
del cambio económico sobre el crimen y la acción
nes en el sistema político. deep tensions within the political system. Los arrestos por mantenimiento del orden policial. "Changing Criminal Patterns in Buenos
sufren una declinación, índice de una me­ Aires, 1 8 9 0· 1 9 14", Journal of Latin American
ss D iscurso de Francisco J. Beazley, presidente de la Concentración Nacional, La Nación,
nor preocupación de la policía por los Studies, 1 4 ,2 (noviembre, 1 982), págs. 359·
21 de noviembre, 1 92 1 . desmanes públicos durante ese período, 379 .

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