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SI EL ACCIDENTE ESTÁ

ES PORQUE LA NATURALEZA VENCE


Y ESTÁ EN LA NATURALEZA QUE NADA SIRVA
PARA LA CONSERVACIÓN DEL ACCIDENTE

Miro cómo el río escribe y borra


a cada instante
y te inunda la casa a las nueve de la noche.

La inundación nos enchastra


para que utilicemos el barro de su creación
por eso, en el lugar donde estoy,
le doy el espacio necesario a la corriente
que quiere vivir bajo los términos
de su propia avalancha.

El pez no se mete, y mantiene en su casa


todas las cosas enfundadas,
los árboles endéchicos a la deriva
parecen verdaderos ómnibus de pájaros
eliminados que cantan y
hacen nacer sobre ellos
apresuradas fogatas
para que sus crías no vivan
manchadas por la humedad
y las plantas acuáticas mantienen su cordura
calentadas por el grueso sexo
de las víboras.

Y a la vez, éstas sobreviven


de los caldos de las rayas ovacionadas.
La inundación arruina cosechas
y mata a los animales.

Ahoga las colmenas de los isleños


y deja sin un paradero sano
toda la superficie del litoral:

Así es la ruptura total que hay


entre la persona de conocimiento
y su familia de sangre.
* En Mecánica de interiores humanos (Buenos Aires: Nulú Bonsai, 2013)

EL ÚLTIMO PULIMENTO

Se afligen de sus aplausos de gravedad,


¿de qué estarán rellenas las estrellas?
La conciencia muerde la oveja
diariamente de un paseador.

Es la incomodidad del afecto del intermediario,


la obra terminada que debe terminar en un rapto.
Es el asiento de espera cerca de un consultorio
en el que nos reclaman los misterios
y, entre ellos, haciéndome viejo doméstico
de sus especiales mesías por un rato
de la muerte que somos espías.

Te consumo de revelaciones cuando te alejas


de mí, un poco,
con sueldos de atontarme
cuando me consuelas;
quitado del valor
y perfecto para el encantamiento
en proclamas y ensayos
que nos buscan,
que nos niegan
las fuerzas imposibles que nos mueven.

Como un albañil trabaja duro


para dar con el último pulimento
de la pared en que trabaja
para que luego esté lista para el pintor,
así quiero que me busques para adentro.

Como el círculo perpetuo de la Tierra


se cierra:

“Primero fueron las nubes,


luego la lluvia,
después el río,
inmediatamente la bruma
y de nuevo las nubes...”

Pues nada de lo que tú intentes


puede estar fuera de esta mano.
* En La empresa del naufragio (Campana: ed. de autor, 2002)

IRIS THE SWEET AND THE TAXI DRIVER

¿Por qué porfían grises


porten los enmascarados voladizos
una eternidad unir;
en la batalla de los sin rumbo?

Quien llenó el infinito en el universo de idilios


por un minuto,
podamos juntar las manos.

Sed como una vidriera de ambos


que quisiéramos vaciar,
bebidas violadas
en el Cádiz apocalíptico
de un Dios desmemoriado de su carnicería.

El hombre de las manchas,


¿pero quién te convirtió en una estatua de sal?

Arderé asilos
si en tí fuera un cocinar
mi herida lavada
por dulce de navajas
En cuanto ansías prepararme
calmo de mieles recintas
en la convertida de las Pléyades
y su mujer de verde
Qué chico queda el globo terráqueo
sentado en el cosmos de tu silla.

Antes sólo confiaba en mí


y ahora sólo confío en tí
pero nos han alejado...

Tú sabes, en el próximo domingo


un día es para siempre contigo
contar que la piel se desvestía de tocarnos...

Escoge tu color preferido de champaña


y de arrojadizos cataclismos
nos beberemos
el último trago de esta sed.

Dicha que la insensibilidad


no alcanzó para todos
a quienes siguen de mí
los otros mundos en éste,
Los caminos del Señor
son impenetrables distancias,
agónicas oscuridades a nuestro empleo
del doble que no se rompe.

Cuando se hace el amor con alguien


es para siempre,
sabia de las presas.

Iris la dulce y el conductor de taxis


sabían que para este levantamiento
otros no alcanzaban.

Encuentro
que las cosas que duran
mucho tiempo
siempre se pierden,
En la empresa de naufragio
confiamos el camino.

Todo lo que pidas en mi nombre, yo te lo daré


Por la cabeza que el señor te trajo,
por la que él no está más aquí
porque no pudo aceptar que lo rechazaras.
Temo que esos lentes de espías
echaran a arruinar tu vista
Como un proceso de paz en ruinas
te unirías con la noche,
del que se ha querido esconder
en un capullo sahariano
la habitación abriéndose como un cuerpo,
Como un fatal error
persiguiéndote
del que nadie te protegerá,
De las manos con mugre del sol
que te han alcanzado.

Un joven florista psicótico de guerra


que su piel está afectada por carne de gallina
murió de miedo entre carcajadas.

Tú sabes,
en el próximo domingo
un día es para siempre contigo
contar que la piel se desvestía de tocarnos...

Que mirar al admirado


es una sospecha inculminable,
Que al fin y al cabo
somos lo único que tenemos:
Salidas de permiso
a este lugar exacto.
* En Música para ballenas (Ugly Records, 2001)

Minner. (Isla de Pascua, 1971) Poeta y artista visual radicado en Campana, provincia de Buenos Aires. Formó parte de la
banda Animadversión con la cual realizaban flash-mobs y ensayos en vivo por todo el país. Con esta banda editó dos
discos: Aquí y ahora: la empresa del naufragio (2005) e Isósceles (2007). Como poeta, su disco de culto Música para
ballenas(Ugly Records, 2001) fue editado y masterizado por Mario Siperman y salió bajo el nombre de “Amaniman
Minner y los Inadaptados”. Publicó cuatro libros: La empresa del naufragio (Campana: ed. de autor, febrero de
2002), Hadas de Londres(Campana: ed. de autor, julio de 2002), ¡Ve a la jungla y entra en mí! (Buenos Aires: Ataque
Emocional al Sistema Capitalista, 2011) y Mecánica de interiores humanos (Buenos Aires: Nulú Bonsai Editora, 2013).

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