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Revolución francesa

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Revolución francesa

Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789.

Contexto del acontecimiento

Fecha 1789 - 1799

Sitio Francia

Impulsores Sociedad de Francia

Gobierno previo

Gobernante Luis XVI de Francia

Forma de gobierno Antiguo Régimen, Monarquía absoluta

Gobierno resultante

Forma de gobierno Asamblea Nacional Constituyente

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La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de


violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones
de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como
el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea
Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien, después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón
Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló
entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el
final definitivo del feudalismo y del absolutismo en ese país,1 y dio a luz a un nuevo
régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió
en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema
monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un
discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de la Edad
Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el
corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados en el principio de
la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.2

Índice
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 1Antecedentes ideológicos
 2Causas
 3Estados Generales de 1789
 4Asamblea Nacional
 5Asamblea Constituyente (1789-1791)
o 5.1Toma de la Bastilla
o 5.2El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
o 5.3Pérdida de poder de la Iglesia
o 5.4Composición de la Asamblea
o 5.5Camino a la Constitución
o 5.6Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes
o 5.7Últimos días de la Asamblea Constituyente
 6La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-1792)
o 6.1Guerra de Austria y Prusia contra Francia
o 6.2La «segunda Revolución»: Primera República francesa
 7La Convención (1792-1795)
o 7.1Ejecución del Rey y Primera Coalición contra Francia
o 7.2El reinado del Terror
 8El Directorio (1795-1799)
o 8.1Napoleón y la toma del poder
 9El Consulado (1799-1804)
 10La bandera francesa y los símbolos de la Revolución
 11La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
 12Las mujeres y la Revolución francesa
 13Véase también
 14Notas y referencias
 15Fuentes
 16Bibliografía complementaria
 17Enlaces externos

Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas,
denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas,
contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. La filosofía de la
'Ilustración' ha desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos
históricos pero su influencia debe relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada
importancia a los preceptos filosóficos nacidos durante ese siglo se revelaría como una
carencia mayúscula de fidelidad historiográfica.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se
basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a
las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea.
Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de
«trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.

Causas

El Tercer Estado cargando al Primer y al Segundo Estado.

En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución:3


 un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un
mundo cambiante, y que, tras varios intentos de adoptar medidas destinadas a atajar
la crisis política y económica, capituló ante la violenta reacción de la nobleza;
 una aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que
bloqueó todas las reformas estructurales (de Machault, de Maupeou, de Turgot) que
se intentaron implantar desde la Corte;
 el auge de una clase burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder
en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político. Su riqueza y
su cultura la había elevado al primer puesto en la sociedad, posición que estaba en
contradicción con la existencia de los estamentos privilegiados, nobleza y clero;
 la exasperación de las clases populares urbanas y del campesinado, empobrecidos
por la subida de los precios –en particular de los cereales y del pan, base de la
alimentación— y por el incremento continuo de los impuestos y derechos señoriales y
reales. El diezmo que cobraba el clero, apenas servía para mantener el culto y
socorrer a los pobres. El campesinado contestaba además el origen de la propiedad
de los derechos y servidumbres feudales (recogidos en los llamados «libros terriers»),
que les parecían abusivos e injustos;
 la expansión de las nuevas ideas ilustradas;
 la regresión económica y las crisis agrícolas cíclicas (la que estalló en 1788 fue la más
violenta de todo el siglo XVIII), agravados por las malas cosechas en los años que
precedieron a la Revolución;
 la quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal, la mala percepción y
la desigualdad de los impuestos, los gastos de la Corte, los costes de las guerras, y
por los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la guerra de
Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma
de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse
así de la anterior derrota en la guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en
bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la
monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron
los acontecimientos.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas
por Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos
de libertadpolítica, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o
las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue
rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada por
un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos
privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de
la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la
producción agraria de terratenientes y campesinos, lo que produjo una grave escasez de
alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como
políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a
consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de
Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un
gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.
El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los
privilegios de los nobles y del alto clero, que mantenían su dominio sobre la vida pública
impidiendo que accediera a ella una pujante clase profesional y comerciante. El ejemplo
del proceso revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio político entre
otros.

Estados Generales de 1789


Artículo principal: Estados Generales de 1789
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento.
Estos estaban separados a la hora de deliberar, y tenían sólo un voto por estamento. La
convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía
la creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de
manipular la asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba
en juego la idea de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados
de los Estados Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político, particularmente
por la determinación del sistema de votación. El Parlamento de París propuso que se
mantuviera el sistema de votación que se había usado en 1614, si bien los magistrados no
estaban muy seguros acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Sí se sabía, en
cambio, que en dicha asamblea habían estado representados (con el mismo número de
miembros) la nobleza (Primer Estado), el clero (Segundo Estado) y la burguesía (Tercer
Estado). Inmediatamente, un grupo de liberales parisinos denominado «Comité de los
Treinta», compuesto principalmente por gente de la nobleza, comenzó a protestar y agitar,
reclamando que se duplicara el número de asambleístas con derecho a voto del Tercer
Estado (es decir, los «Comunes»). El gobierno aceptó esta propuesta, pero dejó a la
Asamblea la labor de determinar el derecho de voto. Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros del
Tercer Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a escribir
una Constitución. Sectores de la aristocracia confiaban en que estos Estados Generales
pudieran servir para recuperar parte del poder perdido, pero el contexto social ya no era el
mismo que en 1614. Ahora existía una élite burguesa que tenía una serie de
reivindicaciones e intereses que chocaban frontalmente con los de la nobleza (y también
con los del pueblo, cosa que se demostraría en los años siguientes).

Asamblea Nacional
Artículo principal: Asamblea Nacional

El Juramento del Juego de Pelota, obra de Jacques-Louis David.

Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles el 5 de


mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los
miembros del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a
hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado
se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a
las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la
«Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Si bien invitaron a los
miembros del Primer y Segundo Estado a participar en esta asamblea, dejaron en claro
sus intenciones de proceder incluso sin esta participación.
La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde ésta se estaba reuniendo.
Los asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la aristocracia acostumbraba a
jugar el juego de la pelota, conocido como Jeu de paume. Allí es donde procedieron con lo
que se conoce como el «Juramento del Juego de la Pelota» el 20 de junio de 1789,
prometiendo no separarse hasta tanto dieran a Francia una nueva constitución. La mayoría
de los representantes del bajo clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47 miembros
de la nobleza. Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron por
vencidos, y por esa fecha el Rey mandó reunir grandes contingentes de tropas militares
que comenzaron a llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la Asamblea
llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma
«Asamblea Nacional Constituyente».

Asamblea Constituyente (1789-1791)

La Libertad guiando al pueblo, pintura de Eugène Delacroix, erróneamente asociada a la Revolución


de 1789 pese a que corresponde a los sucesos revolucionariosde 1830. Museo del Louvre, París.

Artículo principal: Asamblea Nacional Constituyente

Toma de la Bastilla
Artículo principal: Toma de la Bastilla

El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles
conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al
ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del
pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la
calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se
unieron al pueblo.
El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el
temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo
del absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de represión de Luis
XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los
insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay.
Si bien sólo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo
de todo lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando
al Ayuntamiento, la multitud acusó al alcalde Jacques de Flesselles de traición, quien
recibió un balazo que lo mató. Su cabeza fue cortada y exhibida en la ciudad clavada en
una pica, naciendo desde entonces la costumbre de pasear en una pica las cabezas de los
decapitados, lo que se volvió muy común durante la Revolución.
El Gran Miedo y la abolición del feudalismo
Véase también: Gran Miedo

La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose


nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional
Constituyente. La insurrección motivada por el descontento popular siguió extendiéndose
por toda Francia. En las áreas rurales, para protestar contra los privilegios señoriales, se
llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre servidumbres, derechos feudales y
propiedad de tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta insurrección
agraria se conoce como La Grande Peur (el Gran Miedo).
La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente, actuando detrás de los
nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición
del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, instaurando la igualdad ante el
impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y
el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si
bien la implantación del nuevo modelo no se hizo efectiva hasta 1793. El rey, junto con sus
seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de
la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y
aceptó la escarapela tricolor.
Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo
que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país,
algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones
europeas a respaldar al rey. Estos fueron conocidos como los émigrés(«emigrados»).
Pérdida de poder de la Iglesia
La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica que pasó a depender del
Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer impuestos sobre las
cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron sus bienes. Bajo
el Antiguo Régimen la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó
una legislación que convirtió al clero en empleados del Estado. Estos fueron unos años de
dura represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda
Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y
establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de
diciembre de 1905, cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la
Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado
por Billaud-Varenne, en favor de un «calendario republicano» y una nueva era que
establecía como primer día el 22 de septiembre de 1792.
Composición de la Asamblea

Honore Gabriel Victor Riqueti, Conde de Mirabeau (1749-1791).

Véanse también: Izquierda y Derecha.


Maximiliano Robespierre (1758-1794), líder revolucionario francés.

En una Asamblea que se quería plural y cuyo propósito era la redacción de una
constitución democrática, los 1200 constituyentes representaban las diversas tendencias
políticas del momento.

 La derecha representaba a las antiguas clases privilegiadas. Sus oradores más


brillantes eran el aristócrata Cazalès, en representación de la nobleza, y el abad Jean-
Sifrein Maury, en representación del alto clero. Se oponían sistemáticamente a todo
tipo de reformas y buscaban más sembrar la discordia que proponer medidas.4

 En torno al antiguo ministro Jacques Necker se constituyó un partido moderado, poco


numeroso, que abogaba por el establecimiento de un régimen parecido al
británico: Jean Mounier, el Conde de Lally-Tollendal, el Conde de Clermont-Tonnerre y
el Conde de Vyrieu, formaron un grupo denominado «Demócratas
Realistas»[cita requerida]. Se les llamó más tarde "partido monárquico".4

 El resto (y mayoría) de la Asamblea conformaba lo que se llamaba el partido de la


nación. En él se dibujaban dos grandes tendencias sin que ninguna tuviera
homogeneidad ideológica. Mirabeau, Lafayette y Bailly representaban la alta
burguesía, mientras que el triunvirato compuesto
por Barnave, Duport y Lameth encabezaba los que defendían las clases más
populares; los tres procedían del Club Breton y eran portavoces de las sociedades
populares y de los clubes. Representaban la franja más izquierdista de la Asamblea,
dado que aún no se manifestaban los grupos radicales que iban a aparecer más
adelante.4
En ese primer periodo constituyente, los líderes indiscutibles de la Asamblea eran
Mirabeau y el abad Sieyès.4
El 27 de agosto de 1789 la Asamblea publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano inspirándose en parte en la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos y estableciendo el principio de libertad, igualdad y fraternidad. Dicha declaración
establecía una declaración de principios que serían la base ineludible de la futura
Constitución.
Camino a la Constitución
La Asamblea Nacional Constituyente no era sólo un órgano legislativo sino la encargada
de redactar una nueva Constitución. Algunos, como Necker, favorecían la creación de una
asamblea bicameral en donde el senado sería escogido por la Corona entre los miembros
propuestos por el pueblo. Los nobles, por su parte, favorecían un senado compuesto por
miembros de la nobleza elegidos por los propios nobles. Prevaleció, sin embargo, la tesis
liberal de que la Asamblea tendría una sola cámara, quedando el rey sólo con el poder de
veto, pudiendo posponer la ejecución de una ley, pero no su total eliminación.
El movimiento de los monárquicos para bloquear este sistema fue desmontado por el
pueblo de París, compuesto fundamentalmente por mujeres (llamadas despectivamente
«Las Furias»), que marcharon el 5 de octubre de 1789 sobre Versalles. Tras varios
incidentes, el rey y su familia se vieron obligados a abandonar Versalles y se trasladaron
al Palacio de las Tullerías en París.
Desde la Fiesta de la Federación hasta la Fuga de Varennes
Artículos principales: Fiesta de la Federación (Francia) y Fuga de Varennes.

Los electores habían escogido a los miembros de los Estados Generales por un periodo de
un año, pero de acuerdo al Juramento del Jeu de paume, los miembros del Tercer Estado,
también llamados los «comunes», acordaron no abandonar la Asamblea en tanto no se
hubiera elaborado una Constitución.
Durante 1790 se produjeron movimientos antirrevolucionarios, pero sin éxito. En este
periodo se intensificó la influencia de los «clubes» políticos entre los que destacaban
los Jacobinos y los Cordeliers. En agosto de 1790 existían 152 clubes jacobinos.
A principios de 1791, la Asamblea consideró introducir una legislación contra los franceses
que emigraron durante la Revolución (émigrés). Se pretendía coartar la libertad de salir del
país para fomentar desde el extranjero la creación de ejércitos contrarrevolucionarios, y
evitar la fuga de capitales. Mirabeau se opuso rotundamente a esto. Sin embargo, el 2 de
marzo de 1791 Mirabeau fallece, y la Asamblea adopta esta draconiana medida.
El 20 de junio de 1791, Luis XVI, opuesto al curso que iba tomando la
Revolución, huyó junto con su familia de las Tullerías. Sin embargo, al día siguiente
cometió la imprudencia de dejarse ver, fue arrestado en Varennes por un oficial del pueblo
y devuelto a París escoltado por la guardia. A su regreso a París el pueblo se mantuvo en
silencio, y tanto él como su esposa, María Antonieta, sus dos hijos (María Teresa y Luis-
Carlos, futuro Luis XVII) y su hermana (Madame Elizabeth) permanecieron bajo custodia.
Últimos días de la Asamblea Constituyente

Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el rey Luis XVI con el epígrafe: «Luis XVI rey de
los franceses». El reverso lleva un haz de lictor con un gorro frigio, símbolos de la Revolución, y la
inscripción «la nación, la ley, el rey».

El 3 de septiembre de 1791, fue aprobada la primera Constitución de la historia de Francia.


Una nueva organización judicial dio características temporales a todos los magistrados y
total independencia de la Corona. Al rey sólo le quedó el poder ejecutivo y el derecho de
vetar las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. La asamblea, por su parte, eliminó
todas las barreras comerciales y suprimió las antiguas corporaciones mercantiles y
los gremios; en adelante, los individuos que quisieran desarrollar prácticas comerciales
necesitarían una licencia, y se abolió[cita requerida] el derecho a la huelga.
Aun cuando existía una fuerte corriente política que favorecía la monarquía constitucional,
al final venció la tesis de mantener al rey como una figura decorativa. Jacques Pierre
Brissot introdujo una petición insistiendo en que, a los ojos del pueblo, Luis XVI había sido
depuesto por el hecho de su huida. Una inmensa multitud se congregó en el Campo de
Marte para firmar dicha petición. Georges Danton y Camille Desmoulins pronunciaron
discursos exaltados. La Asamblea pidió a las autoridades municipales guardar el orden.
Bajo el mando de La Fayette, la Guardia Nacional se enfrentó a la multitud. Al principio,
tras recibir una oleada de piedras, los soldados respondieron disparando al aire; dado que
la multitud no cedía, Lafayette ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando más de
50 muertos.
Tras esta masacre, las autoridades cerraron varios clubes políticos, así como varios
periódicos radicales como el que editaba Jean-Paul Marat. Danton se fugó
a Inglaterra y Desmoulins y Marat permanecieron escondidos.
Mientras tanto, la Asamblea había redactado la Constitución y el rey había sido mantenido,
aceptándola. El rey pronunció un discurso ante la Asamblea, que fue acogido con un fuerte
aplauso. La Asamblea Constituyente cesó en sus funciones el 29 de septiembre de 1791.

La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-


1792)

Georges-Jacques Danton.
El calendario republicano.

Toma del palacio de las Tullerías en 1793.

Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía constitucional. El


rey tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto
y la potestad de elegir a sus ministros.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. La componían
264 diputados situados a la derecha: feuillants(dirigidos por Barnave, Duport y Lameth),
y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban 345
diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda 136
diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban
al pueblo llano parisino a través de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, y
con Marat y Hebert como portavoces. Pese a su importancia social y el apoyo popular y de
la pequeña burguesía, en la Asamblea era escasa la influencia de la izquierda, pues la
Asamblea estaba dominada por las ideas políticas que representaban los girondinos.
Mientras los jacobinos tienen detrás a la gran masa de la pequeña burguesía,
los cordeliers cuentan con el apoyo del pueblo llano, a través de las secciones parisienses.
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los partidos políticos.
El más célebre de entre éstos fue el partido de los jacobinos, dominado por Robespierre. A
la izquierda de este partido se encontraban los cordeleros, quienes defendían el sufragio
universal masculino (derecho de todos los hombres al voto a partir de una determinada
edad). Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de la república.
Estaban dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges Danton, representando siempre al
pueblo más humilde. El grupo de ideas más moderadas era el de los girondinos, que
defendían el sufragio censitario y propugnaban una monarquía constitucional
descentralizada. También se encontraban aquellos que formaban parte de «el Pantano», o
«el Llano», como eran llamados aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por
las proposiciones que más les convenían, ya vinieran de los jacobinos o de los girondinos.
En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado una ley que
amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que exigía al clero prestar
juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo fueron los que llevaron más
adelante a la crisis constitucional.
Guerra de Austria y Prusia contra Francia
Artículo principal: Primera Coalición

Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a


invadir la Francia revolucionaria, lo que hizo que el pueblo francés se convirtiera en un
ejército nacional, dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por
toda Europa. Durante la guerra, la libertad de expresión permitió que el pueblo manifestase
su hostilidad hacia la reina María Antonieta (llamada «la Austriaca» por ser hija de un
emperador de aquel país y «Madame Déficit» por el gasto que había representado al
Estado, que no era mayor que la mayoría de los cortesanos) y contra Luis XVI, que casi
siempre se negaba a firmar leyes propuestas por la Asamblea Legislativa.
La «segunda Revolución»: Primera República francesa
El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, y la Asamblea
Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó
convocando elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo
parlamento que recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social
en Francia, así como la amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se
planteaba así entre una monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en
una democracia republicana, y las monarquías europeas absolutas. El nuevo parlamento
elegido ese año abolió la monarquía y proclamó la República. Creó también un nuevo
calendario, según el cual el año 1792 se convertiría en el año 1 de su nueva era.
El gobierno pasó a depender de la Comuna insurreccional. Cuando la Comuna envió
grupos de sicarios a las prisiones, asesinaron a 1.400 víctimas, y pidió a otras ciudades de
Francia que hicieran lo mismo, la Asamblea no opuso resistencia. Esta situación persistió
hasta el 20 de septiembre de 1792, en que se creó un nuevo cuerpo legislativo
denominado Convención, que de hecho se convirtió en el nuevo gobierno de Francia.

La Convención (1792-1795)
Artículo principal: Convención Nacional

Ejecución del rey Luis XVI.

El poder legislativo de la nueva República estuvo a cargo de la Convención, mientras que


el poder ejecutivo recayó sobre el Comité de Salvación Nacional.
Ejecución del Rey y Primera Coalición contra Francia
Véase también: Primera Coalición

En el Manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron con invadir


Francia si la población se resistía al restablecimiento de la monarquía. Esto ocasionó
que Luis XVI fuera visto como conspirador con los enemigos de Francia. El 17 de
enero de 1793, la Convención condenó al rey a muerte por una pequeña mayoría,
acusándolo de «conspiración contra la libertad pública y la seguridad general del Estado».
El 21 de enero el rey fue ejecutado, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra
con otros países europeos. La reina María Antonieta, nacida en Austria y hermana del
Emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo año, iniciándose así una revolución
en Austria para sustituir a la reina. Esto provocó la ruptura de toda relación entre ambos
países.
El reinado del Terror
Artículo principal: El Terror
La guillotina, que fue el instrumento de ejecución de entre 35 000 a 40 000 personas durante la
época del terror.

9 de Thermidor, la caída de Robespierre.

Masacres de septiembre.

Guerra de la Vendée.

El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792), todas las
tropas francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia)
derrotaron por primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo cual señalaba el inicio de las
llamadas Guerras Revolucionarias Francesas.
Sin embargo, la situación económica seguía empeorando, lo cual dio origen a revueltas de
las clases más pobres. Los llamados sans-culottes expresaban su descontento por el
hecho de que la Revolución francesa no sólo no estaba satisfaciendo los intereses de las
clases bajas sino que incluso algunas medidas liberales causaban un enorme perjuicio a
éstas (libertad de precios, libertad de contratación, Ley Le Chapelier, etc.). Al mismo
tiempo se comenzaron a gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de
Francia. En la Vandea, un levantamiento popular fue especialmente significativo:
campesinos y aldeanos se alzaron por el rey y las tradiciones católicas, provocando la
llamada Guerra de Vandea, reprimida tan cruentamente por las autoridades
revolucionarias parisinas que se ha llegado a calificar de genocidio. Por otra parte, la
guerra exterior amenazaba con destruir la Revolución y la República. Todo ello motivó la
trama de un golpe de estado por parte de los jacobinos, quienes buscaron el favor popular
en contra de los girondinos. La alianza de los jacobinos con los sans-culottes se convirtió
de hecho en el centro del gobierno.
Los jacobinos llevarían en su política algunas de las reivindicaciones de los sans-culottes y
las clases bajas, pero no todas sus reivindicaciones serían aceptadas, y jamás se
cuestionó la propiedad privada. Los jacobinos no pusieron nunca en duda el orden liberal,
pero sí llevaron a cabo una democratización del mismo, pese a la represión que desataron
contra los opositores políticos (tanto conservadores como radicales).

Charlotte Corday tras asesinar a Marat, obra de Paul Baudry.

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y
una nueva constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal. El Comité
de Salvación Pública cayó bajo el mando de Maximilien Robespierre y los jacobinos
desataron lo que se denominó el Reinado del Terror (1793-1794). No menos de 10 000
personas fueron guillotinadasante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. La
menor sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona acusaciones
que eventualmente la llevarían a la guillotina. El cálculo total de víctimas varía, pero se
cree que pudieron ser hasta 40 000 los que fueron víctimas del Terror.
En 1794, Robespierre[cita requerida] procedió a ejecutar a ultrarradicales y a jacobinos
moderados.5 6 7 Su popularidad, sin embargo, comenzó a erosionarse. El 27 de julio de
1794, ocurrió otra revuelta popular[cita requerida] contra Robespierre, apoyada por los
moderados que veían peligroso el trayecto de la Revolución, cada vez más exaltada. El
pueblo, por otro lado, se rebela contra la condición burguesa de Robespierre que
revolucionario antes, ahora persigue a Verlet, Leclerc y Roux[cita requerida]. Los miembros de
la Convención lograron convencer al «Pantano», y derrocar y ejecutar a Robespierre junto
con otros líderes del Comité de Salvación Pública.

El Directorio (1795-1799)
Artículo principal: Directorio (Francia)
Napoleón liderando a sus tropas en la Batalla del puente de Arcole.

La Convención aprobó una nueva Constitución el 17 de agosto de 1795, ratificada el 26 de


septiembre en un plebiscito. La nueva Constitución, llamada Constitución del Año III,
confería el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados
directores. El poder legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por
el Consejo de Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución
suprimió el sufragio universal masculino y restableció el sufragio censitario.
Napoleón y la toma del poder

Napoleón Bonaparte, Primer Cónsul.

La nueva Constitución encontró la oposición de grupos monárquicos y jacobinos. Hubo


diferentes revueltas que fueron reprimidas por el ejército, todo lo cual motivó que el
general Napoleón Bonaparte, retornado de su campaña en Egipto, diera el 9 de
noviembre de 1799 un golpe de estado (18 de Brumario) instalando el Consulado.

El Consulado (1799-1804)
Artículo principal: Consulado (Francia)

La Constitución del Año VIII, redactada por Pierre Daunou y promulgada el 25 de


diciembre de 1799, estableció un régimen autoritario que concentraba el poder en manos
de Napoleón Bonaparte, para supuestamente salvar la república de una posible
restauración monárquica. Contrariamente a las Constituciones anteriores, no incluía
ninguna declaración sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos. El poder
ejecutivo recaía en tres cónsules: el primer cónsul, designado por la misma Constitución,
era Napoleón Bonaparte, y los otros dos sólo tenían un poder consultivo. En 1802,
Napoleón impuso la aprobación de un senadoconsulto que lo convirtió en cónsul vitalicio,
con derecho a designar su sucesor.
El cargo de cónsules lo ostentaron Napoleón Bonaparte, Sieyès y Ducos temporalmente
hasta el 12 de diciembre de 1799. Posteriormente, Sieyés y Ducos fueron reemplazados
por Jean Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun, quienes siguieron en
el cargo hasta el 18 de mayo de 1804 (28 de floreal del año XII), cuando un
nuevo senadoconsulto proclamó el Primer Imperio y la extinción de la Primera República,
cerrando con esto el capítulo histórico de la Revolución francesa.
La bandera francesa y los símbolos de la Revolución

Escarapela tricolor.

Los tres colores azul, blanco y rojo eran ya frecuentes en diversos pabellones, uniformes y
banderas de Francia antes del siglo XVIII. El azul y el rojo eran los colores de la villa de
París desde el siglo XIV,8 y el blanco era en aquella época el color del reino de Francia, y
por extensión de la monarquía borbónica.
Cuando Luis XVI visitó a la recién creada Guardia Nacional en el Ayuntamiento de París
el 17 de julio de 1790, aparece por primera vez la escarapela tricolor, ofrecida al Rey por el
comandante de la Guardia, el marqués de La Fayette. Unía la escarapela de la Guardia
Nacional que llevaba los colores de la capital, con el color blanco del reino. No fue sin
embargo hasta el 20 de marzo de 1790 que la Asamblea Nacional mencionó en un decreto
los tres colores como "colores de la nación: azul, rojo y blanco".9 Pero la escarapela no era
aún un símbolo nacional, y el primer emblema nacional como tal fue la bandera diseñada
para la popa de los buques de guerra, adoptada por decreto de la Asamblea Nacional el 24
de octubre de 1790. Constaba de una pequeña bandera roja, blanca y azul en la esquina
superior izquierda de una bandera blanca. Esta bandera fue modificada posteriormente por
la Convención republicana el 15 de febrero de 1794, a petición de los marineros de la
marina nacional que exigieron que se redujera la predominancia del blanco que
simbolizaba todavía la monarquía.10 La bandera adoptó entonces su diseño definitivo, y se
cambió el orden de los colores para colocar el azul cerca del mástil y el rojo al viento por
motivos cromáticos, según los consejos del pintor Louis David.
Otro símbolo de la Revolución francesa es el gorro frigio (también llamado gorro de la
libertad), llevado en particular por los Sans-culottes. Aparece también en los Escudos
Nacionales de Francia, Haití, Cuba, El
Salvador, Nicaragua, Colombia, Bolivia, Paraguay y Argentina.
El himno «La Marsellesa», letra y música de Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de
ingenieros de la guarnición de Estrasburgo, se popularizó a tal punto que el 14 de
julio de 1795 fue declarado himno nacional de Francia; originalmente se llamaba «Chant
de guerre pour l'armée du Rhin» («Canto de guerra para el ejército del Rin»), pero los
voluntarios del general François Mireur que salieron de Marsella entraron a París el 30 de
julio de 1792 cantando dicho himno como canción de marcha. Los parisinos los acogieron
con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como «La Marsellesa».
El lema Liberté, égalité, fraternité («Libertad, igualdad, fraternidad»), que procede del lema
no oficial de la Revolución de 1789 Liberté, égalité ou la mort («Libertad, igualdad o la
muerte»), fue adoptado oficialmente después de la Revolución de 1848 por la Segunda
República Francesa.
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La Marsellesa, himno nacionalde Francia desde 1795.

Bandera de Francia.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del


Ciudadano
Artículo principal: Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

Véase también: Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Uno de los acontecimientos con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos
naturales inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos
naturales e individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los
ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se
proclamaron solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados Unidos
(Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y Constitución de los Estados
Unidos en 1787), la revolución de los derechos humanos es un fenómeno puramente
europeo. Será la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa de 1789
la que sirva de base e inspiración a todas las declaraciones tanto del siglo XIX como
del siglo XX.
El distinto alcance de ambas declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como
de fondo. La declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade
a los derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un texto
atemporal, único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un carácter universal,
a lo que hay que añadir la brevedad, claridad y sencillez del lenguaje. De ahí su
trascendencia y éxito tanto en Francia como en Europa y el mundo occidental en su
conjunto.
La declaración sin embargo excluyó a las mujeres en su consideración de ciudadanas y se
olvidó de las mujeres en su proyecto igualitario. Dos años más tarde de la redacción de
la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano la activista política Olympe de
Gougesescribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793) que se
convierte en uno de los primeros documentos históricos que plantea la equiparación
jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones.11

Las mujeres y la Revolución francesa


Artículo principal: Las mujeres en la Revolución francesa

Olympe de Gouges autora de la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana y


precursora del feminismo

Las mujeres ocupan la calle durante las semanas precedentes a la insurrección y tuvieron
un papel protagonista en el inicio de la Revolución. El 5 de octubre de 1789 fueron ellas
quienes iniciaron la marcha hacia Versalles a buscar al rey. Sin embargo cuando las
asociaciones revolucionarias dirigen el alzamiento las mujeres quedan excluidas del
pueblo deliberante, del pueblo armado -la guardia nacional- de los comités locales y de las
asociaciones políticas.
Al no poder participar en las asambleas políticas toman la palabra en las tribunas abiertas
al público y crean los clubes femeninos en los que leen y debaten las leyes y los
periódicos. Entre los más reconocidos estaba la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de
las Amigas de la Verdad (1791-1792) fundada por Etta Palm en el que se reclamaba
educación para las niñas pobres, divorcio y derechos políticos.
Entre las revolucionarias más destacadas esta la dramaturga y activista política
considerada precursora del feminismo, Olympe de Gougesque escribió la Declaración de
los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1793) reivindicando la equiparación de derechos
entre hombres y mujeres. Olympe se enfrentó a Robespierre y publicó la carta Pronostic
de Monsieur Robespierre pour un animale amphibie12 que la llevó a ser acusada de
intrigas sediciosas. Fue juzgada, condenada a muerte y guillotinada.13
El 30 de septiembre de 1793 se prohibieron los clubes femeninos. En 1794 se insistió en la
prohibición de la presencia femenina en cualquier actividad política y en mayo de 1795, la
Convención prohibió a las mujeres asistir a las asambleas política ordenando que se
retiraran a sus domicilios bajo orden de arresto si no cumplían lo prescrito.14 Finalmente
el Código Napoleónico aprobado en 1804 consagró la derrota femenina en la lucha por
la igualdad, libertad y fraternidad que la revolución significó para los varones.15
Véase también
 Cronología de la Revolución francesa
 Debate historiográfico sobre la Revolución francesa
 Descristianización de Francia durante la Revolución
 Estados Generales
 Guerras Napoleónicas
 Historia de Francia
 Ideologías de la Revolución francesa
 Irreligión en Francia
 Napoleón Bonaparte
 Revoluciones burguesas
 Anexo:Cronología de Francia

Notas y referencias
1. Volver arriba↑ Michel Vovelle. Introducción a la historia de la Revolución francesa, Cap.
I Nacimiento de la Revolución, 1. La crisis del Antiguo Régimen, pág. 11-23. Editorial
Crítica, Barcelona, 2000, 224 págs, ISBN 84-8432-086-3
2. Volver arriba↑ 100 fiches d'histoire du XIXe siècle, Sophie Kerignard. Editions Bréal, 2004,
334 págs. ISBN 9782749503400. Introducción pág. 9. Consultado el 12 de noviembre de
2014. (en francés)
3. Volver arriba↑ Albert Soboul. Compendio de la historia de la Revolución Francesa, Cap.
I La crisis de la sociedad y Cap. II Prólogo de la Revolución burguesa: la rebelión de la
aristocracia (1787-1788). Tecnos, 1994, 464 págs. ISBN 9788430905522.
4. ↑ Saltar a:a b c d François Mignet, History of the French Revolution from 1789 to 1814,
capítulo II, From the Night of the 4th of August to the 5th and 6th of Octobre, 1789 (De la
noche del 4 de agosto a los 5 y 6 de octubre 1789), en línea en historion.net [1], consultado
el 11/10/2010.
5. Volver arriba↑ Georges-Jacques Danton#La revolución
6. Volver arriba↑ Hebertistas#Los hebertistas después del juicio de 1794
7. Volver arriba↑ Enragés#Historia
8. Volver arriba↑ Historia del escudo de París (Histoire du blason de París), artículo de Robert
Louis, consejero técnico de la Sociedad francesa de heráldica y sigilografía. En
jacques.cuny.pagesperso-orange.fr, consultado el 6/10/2010 (en francés)
9. Volver arriba↑ En la página oficial del Senado francés, senat.fr, consultado el
7/10/2010 [2] (en francés)
10. Volver arriba↑ La France maritime por Amédée Gréhan, ediciones Postel, 1837, páginas
116-120, consultado el 7/10/2010 (en francés)
11. Volver arriba↑ «Histoire des femmes. Les femmes et la Révolution de 1789 : un espoir pour
les femmes. Luttes et revendications, Militantes et revendications des femmes en 1789.
Histoire des femmes et République, Florence Brissieux, Aurore
Rubio». www.thucydide.com. Consultado el 9 de noviembre de 2016.
12. Volver arriba↑ Olympe de Gouges. «Pronostic sur Maximilien Robespierre par un animal
Amphibie». www.olympedegouges.eu. Consultado el 9 de noviembre de 2016.
13. Volver arriba↑ Valadés, Patricia Galeana de (1 de enero de 2004). Los derechos humanos
de las mujeres en México. UNAM. ISBN 9789703212378. Consultado el 9 de noviembre de
2016.
14. Volver arriba↑ Eduardo Montagut. «El papel de la mujer en la Revolución
Francesa». Nuevatribuna. Consultado el 9 de noviembre de 2016.
15. Volver arriba↑ Caine, Barbara; Sluga, Glenda (24 de junio de 2000). Género e historia:
mujeres en el cambio sociocultural europeo, de 1780 a 1920. Narcea
Ediciones. ISBN 9788427713215. Consultado el 9 de noviembre de 2016.

Fuentes
Este artículo incorpora material de las siguientes fuentes bajo dominio público:
 XI edición de la Encyclopedia Britannica, de 1911;
 History of the French Revolution from 1789 to 1814, de François Mignet (1824), tal
como es provista por el Proyecto Gutenberg.

Bibliografía complementaria
 Calatrava Escobar, Juan: Estudios sobre la Revolución Francesa y el final del Antiguo
Régimen. Tres Cantos: Akal, 1980. ISBN 978-84-7339-504-5
 Chartier, Roger: Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII. Los
orígenes culturales de la Revolución Francesa. Barcelona: Editorial Gedisa,
1995. ISBN 978-84-7432-509-6
 Cobban, Alfred: La interpretación social de la revolución francesa. Madrid: Narcea de
Ediciones, 1971. ISBN 978-84-277-0003-1
 Furet, François: La revolución a debate. Madrid: Encuentro, 2000. ISBN 978-84-7490-
558-8
 Kropotkin, Piotr: Historia de la Revolución Francesa
 Reichardt, Rolf E.: La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la
libertad. Madrid: Siglo XXI, 2002. ISBN 978-84-323-1081-2
 Soboul, Albert: La Francia de Napoleón. Barcelona. Crítica. 1993. ISBN 978-84-7423-
564-7
 Soboul, Albert: La revolución francesa. Vilassar de Mar: Oikos-Tau, 1981. ISBN 978-
84-281-0485-2
 Souchal, François (1993). Le vandalisme de la Révolution. Nouvelles Editions
Latines. ISBN 9782723304764.
 Vovelle, Michel: Introducción a la historia de la Revolución Francesa. Barcelona:
Editorial Crítica, 2000. ISBN 84-8432-086-3

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