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alter Christus, sino ipse Christus, ¡el mismo bién, tan conformes unos con otros como
Cristo!” (ECP, 104). los santos, que no serían santos si cada
Si la primera de esas fórmulas, alter uno de ellos no se hubiera identificado con
Christus –presente también en la tradición Cristo”.
doctrinal y espiritual de la Iglesia–, alude Ese texto, en el que san Josemaría
a la configuración bautismal del cristia- establece la sinonimia entre «ser santo» y
no con Cristo (pues cada bautizado es «haberse identificado con Cristo», procede
ontológicamente semejante a Cristo), la a su vez –como se muestra en CECH, p.
segunda, ipse Christus, que es propia de 1008– de un pasaje de sus Apuntes ínti-
san Josemaría, indica más bien el fruto del mos, fechado el 24 de diciembre de 1931.
crecimiento en dicha configuración como El dato es importante al menos por dos ra-
efecto de la conjunción entre gracia y co- zones: a) por la profundidad teológica de
rrespondencia a la gracia, así como de la tal sinonimia que, expresada con tales tér-
eficacia apostólica que conlleva. El alter minos, no es nada habitual en la literatura
Christus (es decir, el fiel cristiano en toda la espiritual del primer tercio del siglo XX; y b)
extensión del término: laico o ministro, va- porque permite comprender, precisamente
rón o mujer), que libremente coopera con por remontarse a época tan temprana, que
la acción del Espíritu Santo en su alma y san Josemaría, ya desde los comienzos de
responde a la misión apostólica recibida, su misión fundacional, comprendía el sig-
es ya no sólo ontológicamente otro Cris- nificado teológico de la santidad cristiana
to, sino que lo es también operativamente en clave de “identificación con Cristo”. Así
y, sobre todo, eficazmente. La imagen de lo seguirá formulando ya siempre en sus
Cristo en él va siendo cada vez más seme- escritos (cfr., por ejemplo, CONV, 70, 72,
jante al Modelo, tanto en el ser como en 91; ECP, 106, 110 y tantos más).
el obrar, con la correspondiente eficacia en ¿Cómo había llegado san Josemaría
el orden de la salvación. Espiritualmente, a establecer y formular así una correlación
por su progresiva identificación ontológica entre santidad e identificación con Cristo,
y operativa con el Hijo de Dios, es cada vez insólita en los años treinta? No podemos
en mayor medida ipse Christus, el mismo dar razones categóricas, pero cabe pensar
Cristo: Cristo obra eficazmente a través que tras esta correlación, contando tam-
del testimonio, de la palabra, de la acción bién con el auxilio de específicas luces
apostólica de quien es imagen suya. Vol- carismáticas, se esconde una meditada
veremos a estas ideas en los apartados lectura de la doctrina paulina –sobre todo
sucesivos. en Romanos, Efesios y Gálatas– acerca de
En los escritos de san Josemaría, la la elección de los cristianos en Cristo para
noción que estudiamos aparece bajo dis- ser santos y del don de la adopción filial.
tintas formulaciones: identificación, identi- Así parecen darlo a entender, por ejem-
ficarse, identificado…, con Cristo. Aunque plo, unas palabras que pronunciaba san
citaremos en las páginas sucesivas distin- Josemaría en 1963, en las que se puede
tos párrafos, a efectos históricos es par- constatar que la santidad filial y heroica
ticularmente interesante su presencia en a la que era llamado es entendida por él
el punto 947 de Camino, que dice así: “Te como identificación amorosa con Cristo en
pasmaba que aprobara la falta de «unifor- la Cruz. Dicen así:
midad» en ese apostolado donde tú traba- “Cuando el Señor me daba aquellos
jas. Y te dije: Unidad y variedad. –Habéis golpes, por el año treinta y uno, yo no lo
de ser tan varios, como variados son los entendía. Y de pronto, en medio de aque-
santos del cielo, que cada uno tiene sus lla amargura tan grande, esas palabras: tú
notas personales especialísimas. –Y, tam- eres mi hijo (Sal 2, 7), tú eres Cristo. Y yo
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tro con Cristo, que nos llama a identificar- hombres. Diciéndolo con otras palabras, la
nos con Él, para realizar –en el lugar donde vida del cristiano en Cristo tiene siempre
estamos– su misión divina” (ECP, 110). para san Josemaría un significado apostó-
La doctrina espiritual de san Jose- lico último: continuar la misión redentora
maría, intensamente cristocéntrica, tiene del Verbo Encarnado. “Abrazar la fe cris-
un firme fundamento teológico en la inse- tiana es comprometerse a continuar entre
parable unidad en Cristo entre persona y las criaturas la misión de Jesús. Hemos de
misión. Como se lee en una de sus obras: ser, cada uno de nosotros, alter Christus,
“No es posible separar en Cristo su ser de ipse Christus, otro Cristo, el mismo Cristo.
Dios-Hombre y su función de Redentor. El Sólo así podremos emprender esa empre-
Verbo se hizo carne y vino a la tierra ut om- sa grande, inmensa, interminable: santi-
nes homines salvi fiant (cfr. 1 Tm 2, 4), para ficar desde dentro todas las estructuras
salvar a todos los hombres. Con nuestras temporales, llevando allí el fermento de la
miserias y limitaciones personales, somos Redención” (ECP, 183).
otros Cristos, el mismo Cristo, llamados Desde esa perspectiva, la noción de
también a servir a todos los hombres” identificación con Cristo encierra, no se-
(ECP, 106). Una formulación semejante se paradamente sino en indivisible unidad,
encuentra en estas palabras: “No cabe di- dos claves teológicas de fondo, pues es,
sociar la vida interior y el apostolado, como al mismo tiempo, semejanza participada
no es posible separar en Cristo su ser de en la filiación de Cristo (el cristiano es,
Dios-Hombre y su función de Redentor” por la gracia, hijo en el Hijo) y semejanza
(ECP, 122). El importante principio cristo- participada en la misión de Cristo y en
lógico aquí invocado, y las consecuencias su eficacia salvífica (el cristiano es por la
espirituales que de él se derivan, brotan de gracia, y está llamado a ser por la propia
las raíces más profundas del Nuevo Tes- correspondencia, “redentor en el Reden-
tamento, y están presente con una u otra tor”). Es importante destacar este segun-
formulación en toda la tradición teológica do aspecto, a veces algo relegado en la
y espiritual. Estamos ante un importante reflexión teológica y también quizás en la
principio cristológico, con numerosas con- formación de la conciencia cristiana. No
secuencias espirituales y apostólicas. así en la enseñanza de san Josemaría. Él
La inseparabilidad en Cristo entre ser lo expresa, por ejemplo, en no pocas oca-
y función, o entre persona y misión, cons- siones, por medio del término y la noción
tituye en el pensamiento de san Josema- de “corredención”, que tiene en gran apre-
ría una honda convicción doctrinal y es, cio. He aquí un ejemplo: “La gran misión
al mismo tiempo, un principio fundante que recibimos, en el Bautismo, es la co-
–cabría incluso llamarlo estructural– de su rredención. Nos urge la caridad de Cristo
contemplación del misterio de Cristo. El (cfr. 2 Co 5, 14), para tomar sobre nuestros
fundamento revelado es paulino y joánico: hombros una parte de esa tarea divina de
el Hijo de Dios se ha hecho hombre para rescatar las almas. Mirad: la Redención,
redimir a los hombres (para liberarlos del que quedó consumada cuando Jesús mu-
pecado, elevarlos a la condición de hijos rió en la vergüenza y en la gloria de la Cruz,
del Padre), y los ha redimido porque es el escándalo para los judíos, necedad para
Hijo de Dios hecho hombre. Ser y función los gentiles (1 Co 1, 23), por voluntad de
(persona y misión) forman en Cristo una Dios continuará haciéndose hasta que lle-
unidad inseparable, y como tal ha de ser gue la hora del Señor. (…) De ahí el deseo
considerada en sí misma y, participada- vehemente de considerarnos corredento-
mente, en el cristiano, alter Christus, ipse res con Cristo, de salvar con Él a todas las
Christus, llamado como el Maestro a en- almas, porque somos, queremos ser ipse
tregarse al servicio de la redención de los Christus, el mismo Jesucristo, y Él se dio a
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con las demás criaturas. Necesito gritar- donde Él anduvo, apoyar tus plantas
les esta verdad divina: si permanecéis en sobre la impronta de sus pisadas,
medio del mundo, no es porque Dios se adentrarte en su Corazón humilde y
haya olvidado de vosotros, no es porque el paciente, beber del manantial de sus
Señor no os haya llamado. Os ha invitado mandatos y afectos; en una palabra,
a que continuéis en las actividades y en las has de identificarte con Jesucristo,
ansiedades de la tierra, porque os ha he- has de procurar convertirte de verdad
cho saber que vuestra vocación humana, en otro Cristo entre tus hermanos los
vuestra profesión, vuestras cualidades, no hombres” (AD, 128).
sólo no son ajenas a sus designios divinos, – “Seguir a Cristo: éste es el secreto.
sino que Él las ha santificado como ofren- Acompañarle tan de cerca, que viva-
da gratísima al Padre” (ECP, 20). mos con Él, como aquellos primeros
El tema exigiría mayor atención (cfr. doce; tan de cerca, que con Él nos
Aranda, 2001, pp. 161-178). Pero lo que identifiquemos. No tardaremos en
ahora interesa señalar, sobre todo, es que afirmar, cuando no hayamos puesto
el seguimiento-imitación de Cristo por obstáculos a la gracia, que nos hemos
parte del cristiano corriente, que es alter revestido de Nuestro Señor Jesucristo
Christus, ipse Christus, tiende por su pro- (cfr. Rm 13, 14). Se refleja el Señor en
pia naturaleza a la identificación con Cristo. nuestra conducta, como en un espejo.
En la enseñanza de san Josemaría, las dos Si el espejo es como debe ser, recoge-
primeras nociones desembocan directa- rá el semblante amabilísimo de nuestro
mente en la tercera. Sus frecuentes exhor- Salvador sin desfigurarlo, sin caricatu-
taciones a seguir a Jesús (cfr., por ejem- ras: y los demás tendrán la posibilidad
plo, S, 728); a obrar como Él obró (cfr., por de admirarlo, de seguirlo” (AD, 299).
ejemplo, ECP, 106), a revestirse de Él (cfr., Este último pasaje, tomado de Amigos
por ejemplo, F, 155), etc., son en realidad de Dios, va seguido de otras palabras de
exhortaciones –como puede comprobarse san Josemaría en las que se ofrecen pistas
en los pasajes citados– a identificarse con para seguir ahondando en las dimensiones
Él, que es el objetivo a alcanzar (“¡Cuándo espirituales de la noción que estudiamos.
te propondrás de una vez identificarte con Queda aquí simplemente recogido, aunque
ese Cristo que es Vida!”: F, 818). merecería un apartado propio: “En este es-
Para ayudar a captar la hondura cris- fuerzo por identificarse con Cristo, he dis-
tológica de la noción de identificación tinguido como cuatro escalones: buscarle,
con Cristo, así como su centralidad en el encontrarle, tratarle, amarle. Quizá com-
pensamiento de san Josemaría, podrían prendéis que estáis como en la primera
aportarse numerosos textos, pero nos etapa. Buscadlo con hambre, buscadlo en
basta con fijar la atención en los dos que vosotros mismos con todas vuestras fuer-
transcribimos a continuación, que, por su zas. Si obráis con este empeño, me atrevo
propia elocuencia, no tienen necesidad de a garantizar que ya lo habéis encontrado, y
comentario. Ambos hablan de seguimiento que habéis comenzado a tratarlo y a amar-
y de imitación, pero sobre todo hablan de lo, y a tener vuestra conversación en los
identificación, y más aún –se refieren a la cielos (cfr. Flp 3, 20)” (AD, 300).
existencia del cristiano alter Christus, ipse
Christus– de sus importantes consecuen- b) La identificación con Cristo, sinónimo
cias apostólicas: de santidad y vía de santificación
– “Hemos de aprender de Él, de Jesús, En continuidad con el apartado ante-
nuestro único modelo. Si quieres ir rior, traemos a colación algunos de los pa-
adelante previniendo tropiezos y ex- sajes en los que san Josemaría equipara
travíos, no tienes más que andar por “santidad” e “identificación con Cristo”. La
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cosa que el trato asiduo e íntimo con Cris- meditar la historia de Cristo, desde su na-
to, para identificarnos con Él” (ECP, 56). Es cimiento en un pesebre, hasta su muerte
decir, para identificarse con Él es preciso y su resurrección” (ECP, 107). “Fijaos con
tener trato habitual con Él: vida interior. calma en el ejemplo del Maestro, y com-
Ahora bien, “la vida interior supone creci- prenderéis enseguida que disponemos de
miento en la unión con Cristo, por el Pan y tema abundante para meditar durante toda
la Palabra” (ECP, 122). la vida, para concretar propósitos since-
La correlación establecida por esos ros de más generosidad. Porque, y no me
dos textos es muy clara: para identificarse perdáis de vista esta meta que hemos de
con Cristo es preciso tratarle asiduamen- alcanzar, cada uno de nosotros debe iden-
te, uniéndose a Él en la Eucaristía y en la tificarse con Jesucristo, que –ya lo habéis
oración. He aquí un nuevo pasaje que lo oído– se hizo pobre por ti, por mí, y pade-
confirma: “La meta no es fácil: identificar- ció, dándonos ejemplo, para que sigamos
nos con Cristo. Pero tampoco es difícil, si sus pisadas (cfr. 1 P 2, 21)” (AD, 111).
vivimos como el Señor nos ha enseñado:
si acudimos diariamente a su Palabra, si d) La identificación con Cristo es insepa-
empapamos nuestra vida con la realidad rable de la referencia a la Cruz
sacramental –la Eucaristía– que Él nos ha Recogíamos párrafos atrás unas pala-
dado por alimento” (ECP, 32). bras de san Josemaría de particular signi-
Como se aprecia, el camino de la iden- ficado en el tema que estudiamos: “Tú has
tificación con Cristo es el de la vida interior hecho, Señor, que yo entendiera que tener
o, con otras palabras, el camino del amor y la Cruz es encontrar la felicidad, la alegría.
el conocimiento. El amor personal, en efec- Y la razón –lo veo con más claridad que
to, impulsa a quienes se aman a conocerse nunca– es ésta: tener la Cruz es identificar-
bien, buscando la mutua identificación de se con Cristo, es ser Cristo, y, por eso, ser
intenciones, afectos y actitudes. Así, aná- hijo de Dios” (citado en Aranda, 2001, pp.
logamente, la identificación del cristiano 16). Es tal la fuerza y elocuencia de estas
con Cristo por amor, requiere buscar la in- últimas palabras: “tener la Cruz es identi-
timidad de su trato en la Eucaristía: querer ficarse con Cristo”, que todo el apartado
ser, con expresión de san Josemaría, “al- queda compendiado en ellas. No haría fal-
mas de Eucaristía”: “Vamos, pues, a pedir ta decir más.
al Señor que nos conceda ser almas de La identificación con Cristo en la Cruz
Eucaristía, que nuestro trato personal con (con sus sentimientos, su entrega, su
Él se exprese en alegría, en serenidad, en amor) es para san Josemaría el camino
afán de justicia. Y facilitaremos a los de- real, la vía regia de la vida cristiana: “Si no
más la tarea de reconocer a Cristo, con- luchas, no me digas que intentas identifi-
tribuiremos a ponerlo en la cumbre de to- carte más con Cristo, conocerle, amarle.
das las actividades humanas” (ECP, 156). Cuando emprendemos el camino real de
No es necesario detenerse ahora en este seguir a Cristo, de portarnos como hijos de
importante tema, que se estudia en otras Dios, no se nos oculta lo que nos aguarda:
voces del Diccionario. la Santa Cruz, que hemos de contemplar
Y junto al trato eucarístico, el trato de como el punto central donde se apoya
la oración, de la meditación personal que nuestra esperanza de unirnos al Señor”
busca conocer más hondamente al Señor: (AD, 212).
“Cuando se ama a una persona se desean La identificación con Cristo en la Cruz
saber hasta los más mínimos detalles de es también, en consecuencia, el camino de
su existencia, de su carácter, para así la humildad y alegría cristianas, que trazan
identificarse con ella. Por eso hemos de el del cielo. Basten, como ejemplo, estos
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dos textos: “Cuando sentimos el orgullo –y ruegue al Señor– a lo segundo (ser ins-
que barbota dentro de nosotros, la sober- trumento apostólico eficaz). “Señor, lléna-
bia que nos hace pensar que somos super- me de tu claridad, endiósame: que yo me
hombres, es el momento de decir que no, identifique con tu Voluntad adorable, para
de decir que nuestro único triunfo ha de ser convertirme en el instrumento que deseas”
el de la humildad. Así nos identificaremos (S, 273). “Has de convencerte de que, para
con Cristo en la Cruz, no molestos o inquie- ser levadura, necesitas ser santo, luchar
tos o con mala gracia, sino alegres: porque para identificarte con Él” (F, 397).
esa alegría, en el olvido de sí mismo, es Identificarse con Cristo conlleva, pues,
la mejor prueba de amor” (ECP, 19). “Para identificarse con sus ansias redentoras (cfr.
acompañar a Cristo en su Gloria, en el triun- ECP, 138), para realizar en la vida corriente
fo final, es necesario que participemos an- y ordinaria –sin salir del lugar que cada uno
tes en su holocausto, y que nos identifique- tiene en el mundo– “esa misión sacerdotal
mos con Él, muerto en el Calvario” (F, 1022). que Él ha encomendado a todos sus discí-
pulos sin excepción, que nos empuja a ser
e) La identificación con Cristo es condi- sal y luz del mundo” (ECP, 96).
ción para ser instrumento eficaz al ser-
vicio de la Redención
4. El modelo de María
El cristiano, alter Christus, ipse Chris-
Para poner punto final a esta síntesis
tus, a través de los dones recibidos y por
de la enseñanza de san Josemaría en el
su personal correspondencia es, como
tema central de la identificación (ontoló-
veíamos, sujeto de una semejanza par-
gica y espiritual) del cristiano con Cristo,
ticipada en la filiación y misión de Cristo.
no puede faltar una referencia a su identi-
Participa también, por tanto, en diversos
ficación con el ejemplo de Santa María, en
modos, en la eficacia de la acción santifi-
quien se refleja a la perfección la imagen
cadora del Redentor. Quiere esto decir que
del Salvador. Como en todo lo anterior,
la acción apostólica del ipse Christus –por
podrían ser citados muchos pasajes de las
estar realizada en Cristo y en el Espíritu
obras de san Josemaría, pero nos limita-
Santo– es siempre de algún modo eficaz
mos a transcribir uno, que incluye todo: la
en el orden de la salvación. El cristiano,
exhortación a identificarnos con María, el
ipse Christus, en cuanto identificado con camino a seguir para conseguirlo y, en fin,
Cristo, es también, en Él, corredentor. Esa la eficacia apostólica que se alcanza por
es justamente la idea expresada en el título esa vía: “Si nos identificamos con María,
del apartado. si imitamos sus virtudes, podremos lograr
En la enseñanza de san Josemaría tal que Cristo nazca, por la gracia, en el alma
idea se encuentra formulada de muchas de muchos que se identificarán con Él por
maneras. En realidad, está siempre im- la acción del Espíritu Santo. Si imitamos a
plícita o explícitamente presente cuando María, de alguna manera participaremos
trata de la vocación cristiana, lo cual es en su maternidad espiritual. En silencio,
muy frecuente en sus textos. Siendo la vo- como Nuestra Señora; sin que se note,
cación cristiana una llamada a identificar- casi sin palabras, con el testimonio íntegro
se y a corredimir con Cristo (“La vocación y coherente de una conducta cristiana, con
cristiana, esta llamada personal del Señor, la generosidad de repetir sin cesar un fiat
nos lleva a identificarnos con Él. Pero no que se renueva como algo íntimo entre no-
hay que olvidar que Él ha venido a la tierra sotros y Dios” (AD, 281).
para redimir a todo el mundo”: AD, 256), es
lógico que al exhortar a lo primero (iden- Voces relacionadas: Contemplativos en medio
tificación) impulse también san Josemaría del mundo; Dios Padre; Espíritu Santo; Filiación
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divina; Infancia espiritual; Inhabitación trinitaria; toda predicación, la suya responde a cir-
Jesucristo; Sagrada Familia; Santidad; Trinidad cunstancias y objetivos determinados. Sus
Santísima; Unidad de vida; Vida ordinaria, San- homilías actualizan la Palabra de Dios en
tificación de la. orden a la conversión y al seguimiento del
Señor. Algunas poseen un contenido ecle-
Bibliografía: Antonio Aranda, “El bullir de la siológico directo, como El gran Descono-
sangre de Cristo”. Estudio sobre el cristocentris- cido (25-V-1969, ECP); El fin sobrenatural
mo del Beato Josemaría Escrivá, Madrid, Rialp, de la Iglesia (28-V-1972, AIG); Lealtad a la
20012; Id., “En torno al «alter Christus, ipse
Iglesia (4-VI-1972, AIG); y Sacerdote para
Christus» de S. Josemaría Escrivá”, en Tomás
la eternidad (13-IV-1973, AIG); estas tres
Trigo, Dar razón de la esperanza. Homenaje al
Prof. Dr. José Luis Illanes, Pamplona, Servicio últimas homilías aparecen al inicio de la
de Publicaciones de la Universidad de Navarra, compleja década de los años setenta del
2005, pp. 763-794; Id., Identità cristiana. I fon- siglo pasado, y recuerdan puntos principa-
damenti, Roma, EDUSC, 2007; José Luis Illa- les de la enseñanza católica sobre la Igle-
nes, “El cristiano «alter Christus-ipse Christus». sia y el ministerio sacerdotal. Importancia
Sacerdocio común y sacerdocio ministerial en especial posee la homilía Amar al mundo
la enseñanza del beato Josemaría Escrivá de apasionadamente (CONV, 113-123), que
Balaguer”, en Gonzalo Aranda - Claudio Base- ofrece unas coordenadas para la existen-
vi - Juan Chapa (eds.), Biblia, exégesis y cultura.
cia cristiana en el mundo. Con frecuencia
Estudios en honor del Prof. D. José María Cas-
aparecen formulaciones clarificadoras de
ciaro, Pamplona, EUNSA, 1994, pp. 605-622;
Id., Existencia cristiana y mundo. Jalones para la fe católica, como la misión de la Iglesia
una reflexión teológica sobre el Opus Dei, Pam- o su dimensión jerárquica; o la existencia
plona, EUNSA, 2003; Paul O’Callaghan, “The y sentido del sacerdocio ministerial; junto
Inseparability of Holiness and Apostolate. The con esos resúmenes catequéticos, se en-
Christian, «alter Christus, ipse Christus», in the cuentran sembradas aquí y allá afirmacio-
Writings of Blessed Josemaría Escrivá”, AnTh, nes que implican presupuestos y conse-
16 (2002) 1, pp. 135-164; George Pell, “Blessed cuencias teológicas de gran alcance. Los
Josemaría Escrivá’s Christocentrism”, en GVQ, textos de carácter pastoral-espiritual (C,
I, pp. 141-153; Giuseppe Tanzella-Nitti, “Perfec-
S y F) contienen consejos surgidos de su
tus Deus, perfectus homo. Reflexiones sobre la
experiencia de la Iglesia como habitat de la
ejemplaridad del misterio de la Encarnación del
Verbo en las enseñanzas del beato Josemaría vida cristiana (cfr. Rodríguez, 2004, p. 200).
Escrivá”, Romana. Boletín de la Prelatura de la Otros escritos ofrecen orientaciones para
Santa Cruz y Opus Dei, 25 (1997), pp. 360-381. la recepción de la enseñanza eclesiológica
del Concilio Vaticano II, como la entrevista
Antonio ARANDA “Espontaneidad y pluralismo en el Pueblo
de Dios” (CONV, 1-23). En la diversidad
de géneros y destinatarios san Josemaría
IGLESIA transmite un vivo sensus Ecclesiae, amor
a la Iglesia, y una intensa conciencia de la
1. La Iglesia, misterio de fe. 2. Propiedades grandeza de la vocación en Cristo (cfr. AIG,
de la Iglesia. 3. La Iglesia, Pueblo sacerdo- pp. 25-26, 37, 56-57; Degenhardt, 2002,
tal. 4. Los laicos y la misión de la Iglesia. pp. 91-104; Del Portillo, AIG, pp. 99-125;
Burke, 1981, pp. 691-701).
La comprensión de la Iglesia en san
Josemaría se manifiesta en su predicación
y escritos, pero también en su praxis pas- 1. La Iglesia, misterio de fe
toral y espiritual. Antes que una eclesiolo- Para san Josemaría, la Iglesia es el
gía sistemática, ofrece una experiencia de misterio de vida del Dios Trino, que ha
fe vivida, testificada y comunicada. Como irrumpido en la historia para que los hom-
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