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Con la crisis general que viven Venezuela y Nicaragua, el cambio en Ecuador y la nueva ola
de gobiernos derechistas encabezados por empresarios, Evo Morales Ayma parece encarnar la
soledad de la izquierda en América Latina. Tras 12 años de gobierno, surgen muchas preguntas
acerca de la realidad democrática de Bolivia y el proceso de cambios encabezados por Morales.
Tras ser invitada a nuestro país por el Observatorio de Historia Reciente de Chile y América
Latina de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales. María Teresa Zegada,
socióloga de la Universidad Mayor de San Andrés, ofrece su diagnóstico.
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http://historiareciente.udp.cl/el-observatorio-de-historia-reciente-de-chile-y-america-latina-entrevista-
a-sociologa-boliviana-maria-teresa-zegada/
que obviamente es la que define el poder público, pero que no por eso no existen otras formas
de ejercicio político ¿No? Quizás Bolivia es el país de América Latina donde ha habido una
mayor participación de lo social en lo político porque no tenemos una larga tradición de historia
partidista como ustedes en Chile, las mediaciones han sido más bien ausentes. Lo que hemos
tenido partidos de la oligarquía que eran absolutamente elitistas y más adelante algunos más
diversos, como de líneas más nacionalistas, comunistas.
¿Qué particularidades tiene el caso boliviano con los otros gobiernos de esta oleada
progresista?
La diferencia es que Bolivia es un país con un fuerte componente indígena, a diferencia de
Venezuela, por ejemplo. El tema de la inclusión social, de la plurinacionalidad, por lo menos
en la constitución y en algunos aspectos de la vida cotidiana ha sido lo que ha marcado la
diferencia con los otros, porque en lo demás al igual que los otros, el Evo ha tenido políticas
muy redistributivas, discursos muy populares el tema del caudillismo, todos estos rasgos de tal
vez más neo-nacionalismo popular más que izquierdismo o socialismo.
Pero en 2009 Silvia Rivera Cusicanqui y su grupo se salieron del gobierno precisamente
por eso, denunció la inclusión indígena como una cuestión vacía ¿Aún se puede entender
el gobierno del presidente Evo Morales como uno por y para los pueblos indígenas?
Lamentablemente, la realidad ha ido demostrando que no, hay una distancia entre este discurso
y la realidad. Primero, hay una tendencia muy fuerte en el gobierno por los proyectos
extractivistas y eso es en muchos lugares del país un atentado flagrante contra comunidades
indígenas. Porque los lugares de extracción petrolera están en el corazón de los pueblos, por
ejemplo, hoy día un gran debate porque el gobierno ya tiene aprobado un proyecto de represa
en La Amazonía, llamado el Chepete y el Bala, que está en el Parque Nacional Madidi, que es
nuestro lugar de mayor riqueza biodiversa. Por otro lado, a casi 10 años de la constitución, uno
se pregunta qué tanto se ha avanzado con la inclusión indígena y en verdad, no se ha adelantado
prácticamente nada, tenemos 36 pueblos indígenas, pero sólo tienen 7 curules en nuestro
parlamento.
¿Los espacios autonómicos indígenas no están funcionando?
En el tema de autonomía indígenas concretamente, o sea son 8 años de la ley del tema, pero
hay tantos obstáculos para el avance de las autonomías, que en muy pocos casos se han logrado
consolidar. En Bolivia hay 3 autonomías consolidadas, y hay unos 5 más que van en camino.
Entonces, uno no ve una voluntad política del gobierno para impulsar esto, tienen todos los
poderes para impulsar un salto en esta materia. Pero la descentralización significa
desconcentración del poder, esto no le conviene al gobierno, entonces están en esa pulsión
constantemente entre control y empoderamiento real, lo que provoca que el proceso no fluye.
¿Cree usted que sería sano para la democracia boliviana una nueva reelección del
presidente Evo?
No es tanto que Evo se quede o deje de quedarse. En la constitución hay un escrito claro al
respecto, irse en contra de tus propias normas es complicado. Segundo, ha habido un
referéndum convocado por el propio gobierno, en que la gente le ha dicho que no y ese es un
mandato institucional democrático, debe respetarse. Pero meses después aprueban este fallo
constitucional forzado, pero notoriamente forzadas y todo esto se ve como una afrenta contra
la parte institucional de la democracia. Eso se confronta contra el discurso más oficialista de
que hay un Evo en 200 años, de que cómo lo vamos a desperdiciar, pero eso significa un
caudillismo muy fuerte. Por otro lado, Evo dice yo me puedo ir, pero el pueblo no quiere que
me vaya y como yo mando obedeciendo al pueblo, tengo que hacerles caso a mis bases.
Pero se señala por parte del gobierno que el contexto del referéndum estuvo marcado por
que al presidente se la haya inventado una hija, se haya quemado la Alcaldía de El Alto
y se haya destapado el caso de corrupción del Fondo Indígena ¿Esto no influyó?
Pero más allá de eso, la gente no es una masa ignorante, la gente también supo discernir.
Después, lamentablemente lo del Fondo Indígena se comprobó, que fue una de las cosas más
malas que le ha pasado a este gobierno. La gente ha votado, al final ese voto ¿cuenta o no
cuenta? ¿De qué democracia estamos hablando? Si él hubiese ganado por dos puntos, haría eso
valer eso, pero como ley, por qué no hace valer como ley si ha salido como lo contario. O sea,
estas son las reglas de la democracia.