You are on page 1of 25

señalada, la palabra que falta en nuestro mensaje ha de ser unacorrespondiente a la categoría

morfológica o paradigma de los sustantivos pues sólo a ellos permite la gramática ir precedidos
de otras categorías como el artículo o ir seguidos de un adjetivo; además de que, en el hueco
que falta en el mensaje, ha de aparecer el "nombre de una cosa averiable", concepto para el
que dispone la lengua de la categoría morfológica de los sustantivos concretos, comunes,
contables, individuales e inanimados; y, en efecto, coche, turismo, camión, moto,
furgoneta,...son sustantivos de ese tipo. Del mismo modo, del paradigma de los posesivos se
ha escogido en el mensaje nuestro porque el hablante se está refiriendo a un taller de su
propiedad o de su empresa, pues de haberse tratado de otro taller habría usado otro posesivo
distinto. Y nunca habría podido usarse en el mensaje nuestro y vuestro a la vez. De estas
relaciones se habló por extenso en las lecciones 5ª-10ª, es decir, en toda la Morfología.
Guardan, por tanto, todas las palabras emitidas en cualquier mensaje una relación
relativo-negativa con los restantes miembros del paradigma morfológico al que pertenecen.

Relaciones sintagmáticas
Independientemente del significado del vocablo en cuestión y de la categoría morfológica a que
pertenezca, la palabra que falta en nuestro mensaje ha de cumplir todavía tres requisitos
gramaticales, pues no son aleatorios ni el lugar u orden concreto que tiene en el mensaje ni la
función que cumple con respecto al verbo del que depende ni la concordancia que guarda con
las dos palabras que le preceden y siguen:

con respecto al orden, el vocablo en cuestión ha de ir forzosamente detrás del artículo


precedente, ya que en castellano es imposible otro orden distinto a ese (*---- el); no obstante,
podría ir precediendo al adjetivo que le sigue (---- averiado) o detrás de él (averiado ----), si bien
con una ligera variación significativa. Del mismo modo -y fijándonos ahora en las restantes
palabras del mensaje-, es evidente que la lengua permite un "desorden" aceptable: Ayer
nuestro mecánico un gato utilizó... siempre y cuando sean los grupos menores de palabras
(que después denominaremos "sintagmas") los que guarden su "orden" aceptable (no puede
decirse *mecánico nuestro, ni *taller el en, ni *gato el, ni *levantar para, ni *un de cliente,...).
Del orden de las palabras en castellano se ocupa la Morfosintaxis, y de él hablaremos en la
lección siguiente. Guardan, por tanto, todas las palabras emitidas en cualquier mensaje un
orden entre sí particularmente importante en el nivel de los sintagmas.
con respecto a su función sintáctica, la palabra que falta en nuestro ejemplo viene a ser la
complementación directa de un verbo, al que se refiere y al que respondería en el caso de que
indagásemos lingüísticamente "qué cosa" es la que había que "levantar", pregunta que tiene
como respuesta un complemento directo. Del mismo modo, todas las unidades sintagmáticas
del mensaje que analizamos cumplen una función determinada con respecto al verbo de que
dependen. De todo ello se tratará en las lecciones que siguen (desde la 14ª a la 20ª). Guardan,
por tanto, todas las palabras emitidas en cualquier mensaje una función sintáctica con respecto
al verbo que les da unión y trabazón lógicas y significativas.
con respecto a la concordancia, el sustantivo en cuestión ha de ser forzosamente masculino y
singular ya que las dos palabras que le rodean obligan a que se trate de un sustantivo con esos
rasgos específicos (masculino, en cuanto al género, y singular, en cuanto al número, lo que nos
obliga a descartar moto y furgoneta y a aceptar coche, turismo y camión). Del mismo modo, en
el mensaje que seguimos como ejemplo, nuestro mecánico está en singular porque el verbo
utilizado también lo está (utilizó), y viceversa. Se convierte, pues, la concordancia en otra
suerte de orden interno que relaciona intrínsecamente a unos vocablos con otros de tal modo
que cualquier leve desviación comportaría la expresión de otro mensaje distinto y, por
consiguiente, de otra significación distinta. De la concordancia se hablará en esta misma
lección.
La concordancia
Al hilo de lo que acabamos de decir, la concordancia consistiría en la perfecta compenetración
de las categorías morfológicas escogidas en cada oración. Los tipos de concordancia en
castellano se refieren, básicamente, al género, al número y a la persona, y afectan a cualquier
categoría morfológica de las consideradas "variables": así, en el mensaje Muchas peras de esta
tienda las venden a bajo precio la forma personal las es morfológicamente femenino, plural y
tercera persona, por lo que el vocablo al que se refiera pronominalmente ha de ser también
femenino, plural y equivalente a una tercera persona gramatical.Pero las relaciones de
concordancia no acaban aquí: en algunas oraciones compuestas y en el estilo indirecto
también se exige cierta concordancia entre los tiempos verbales usados en las oraciones
implicadas.

Las reglas de concordancia


Observemos atentamente el siguiente esquema:

esquema67

Este esquema pretende seguir las orientaciones de Andrés Bello, quien enunció las dos reglas
básicas de la concordancia en español del siguiente modo:

la primera afirma que cuando el verbo se refiere a un solo sujeto, concierta con él en número y
persona; y cuando el adjetivo se refiere a un solo sustantivo, concierta con él en género y
número.
la segunda dice que cuando el verbo se refiere a varios sujetos, debe ir en plural y, si concurren
personas diferentes, la segunda es preferida a la tercera y la primera a todas; y cuando el
adjetivo se refiere a varios sustantivos, va también en plural y, si los sustantivos son de distinto
género, predomina el masculino.
Estas reglas tienen multitud de excepciones, las cuales serán estudiadas en los párrafos que
siguen, a los que agruparemos en los correspondientes ocho casos de concordancia en que las
hemos ejemplificado. Y a ellas habremos de añadir también los demás casos de concordancia
que presenta el castellano:

Regla 1ª: Concordancia en número de un solo sujeto


La norma general es que un verbo concierte con su sujeto en número: El niño come; Los niños
comen; Lo de cerrar la ventana fue un despiste;... No obstante, en ciertos casos, la índole del
sujeto o del verbo utilizados permite que pueda hablarse de las siguientes excepciones:
si se trata de un sustantivo colectivo en plural, no existe problema alguno (Las gentes
aplaudían sin cesar); pero si el colectivo aparece en singular ha de distinguirse entre si el
sustantivo aparece solo o seguido de una complementación:
en el primer caso, la lengua se debate entre la semántica y la sintaxis: mientras que esta
considera al sustantivo como singular (La gente aplaudió), aquella lo interpreta como una
pluralidad, especialmente si se alejan sujeto y verbo en el mensaje (La gente, al finalizar la
obra, aplaudieron a rabiar).
en el segundo caso, el añadido de una complementación al sustantivo obliga de nuevo a la
lengua a debatirse, ahora entre el singular del colectivo (Un tropel de autobuses ha llegado esta
mañana) y el forzoso plural del sustantivo que lo complementa (Un tropel de autobuses han
llegado esta mañana).
en las oraciones atributivas, su especial estructuración permite que uno de los dos elementos
sintácticos que rodean al verbo copulativo (el sujeto y el atributo, ambos perfectamente
intercambiables en la mayoría de las oraciones atributivas castellanas: Juan es el médico = El
médico es Juan) pueda no ser concordante con el número del verbo, especialmente cuando se
trata de colectivos (Esta gente parecen generales), o intervienen numerales (Cinco euros es el
precio), o se trata de neutros (Eso son habladurías; Todo son problemas; Lo demás son
cuentos).
en el uso del personal de primera persona (yo, nosotros), suelen producirse casos de
discordancia en los tres casos siguientes:
en construcciones reprensivas como ¡La hemos hecho buena!, o ¡Apañados estamos! y otras
semejantes en las que el plural sintáctico empleado de la primera persona (= nosotros)
corresponde semánticamente al singular (= yo): lo que se viene a decir en ambos ejemplos es
que "¡La he hecho buena yo!" o que "¡Estoy apañado yo!".
en el uso del plural de modestia, ya que un hablante "singular" utiliza la forma plural del verbo
en su primera persona: Sobre este asunto, opinamos que son dos las razones que...
en el plural mayestático (Nos, el Rey, derogamos...) también se percibe semejante discordancia
en el número, pese a la presencia del personal nos en el sujeto.
Regla 2ª: Concordancia en persona de un solo sujeto
La persona de un verbo ha de referirse a la misma expresada por un sujeto (Yo como; El niño
come; Lo que tú decías era cierto;...). Pero hemos de diferenciar a la tercera de las otras dos
personas (primera y segunda) ya que no siempre se refiere a "personas o cosas" (Los hombres
también lloran; El gato duerme ahora; El dolor me consuela) sino también al mismo discurso de
la lengua, que es neutro, además de 3ª persona: Lo que tú decías era cierto. Los casos de
discordancia que pueden presentarse van referidos todos a que la primera (la del hablante)
intenta aglutinar a las otras dos (que es el fenómeno usual cuando se trata de varios sujetos),
por lo que puede hablarse de que el verbo va en primera mientras que el sujeto está:

en tercera: es el caso de Los españoles somos apasionados, pues se trata de un sujeto en


cuya significación entra también la primera persona del hablante (y la segunda del interlocutor,
puestos al caso: Los españoles somos apasionados y los ingleses sois todo lo contrario).
en segunda: en casos como ¡Conque esas tenemos!, queriendo decir "¡Conque esas tienes tú
o tenéis vosotros!", o¿Cómo estamos, abuelo?, ¿Hoy no salimos de paseo?,...
Regla 3ª: Concordancia en número de un solo sustantivo
La concordancia de los sustantivos (y sirva lo que ahora decimos para lo sucesivo) no va
dirigida exclusivamente al adjetivo (caballo blanco, yeguas blancas) pues otras categorías de la
lengua pueden entrar en estas concordancias, precisamente aquellas que pueden funcionar
sintácticamente como determinantes y adyacentes: los artículos (el caballo, las yeguas), los
numerales (segundo caballo, sendas yeguas), los indefinidos (ningún caballo, varias yeguas),
los alusivos (cuál caballo, cuántas yeguas), los posesivos (caballo mío, yeguas tuyas) y los
demostrativos (este caballo, aquellas yeguas).

Con relación al número, un solo sustantivo concuerda con cualquiera de las categorías
señaladas arriba siempre y cuando se encuentren en situación sintagmática, es decir, formando
parte del mismo sintagma: Aquellas primeras hierbas recogidas; Nuestro sincero pésame
expresado;... Pero cuando se trata de sintagmas diferentes (es el caso de los atributos y los
atributivos) podemos encontrar prácticamente las mismas excepciones que vimos entre un solo
sujeto y su verbo, ya que es en los colectivos y en las oraciones atributivas y similares donde
pueden encontrarse casos de discordancia: Esta gente parecen tontos; Esta familia son muy
altos; El populacho venía parte sin armas y parte armados;...

Regla 4ª: Concordancia en género de un solo sustantivo


La concordancia en género de un solo sustantivo con cualquiera de las categorías arriba
indicadas sigue tajantemente el masculino o el femenino del sustantivo utilizado: Estas
manzanas podridas; Dichosas esperanzas mías;... Los casos de discordancia vienen referidos
a los tratamientos interpersonales y a los géneros especiales:

los tratamientos siguen el sexo de la persona a que se refieren: Su Excelencia está servido;
Usted es una presuntuosa;...
los géneros distintos al masculino y femenino han de ser considerados como casos muy
especiales de concordancia:
en cuanto al neutro, al ser este un género de discurso, no admite, en puridad, concordancia, a
no ser que se considere que la categoría concordante adopta la forma masculina para la
expresión del neutro: Aquello estaba asqueroso; Lo bueno siempre es caro;... En los dos
ejemplos ha de interpretarse que los adjetivosasqueroso y caro no son masculinos sino
neutros.
el género común suele seguir el sexo del ser a que se refiere, pero no siempre: La víctima
estaba desnudo; Esta criatura está siempre despistada;...
el género ambiguo no sigue el sexo: La araña macho estaba escondida en el tronco.
No es caso discordante el del adjetivo neutralizado en su forma adverbial: María iba muy lento.
Regla 5ª: Concordancia en número de varios sujetos
La presencia de varios sujetos en castellano obliga a su coordinación copulativa con el nexo "y"
(La entrada y la salida de aviones han sido suspendidas) o a su yuxtaposición mediante pausa
menor (La sepia, el calamar, la gamba,... son platos usuales en este restaurante) y el verbo ha
de aparecer en plural. Pero hay ciertos casos en que el verbo adopta la forma singular; para su
estudio, podemos agruparlos según sigan el orden sujetos + verbo o verbo + sujetos:

cuando aparecen los sujetos ante el verbo, puede colocarse el verbo en singular si se trata de:
sustantivos coordinados, no de sintagmas coordinados: La entrada y salida de aviones ha sido
suspendidano es lo mismo que La entrada y la salida de aviones han sido suspendidas.
sujetos infinitivos: Decirlo tú y salir corriendo ella fue todo lo mismo.
neutros: Todo esto y lo del otro día es lo que me tiene preocupado.
cuando aparecen los sujetos tras el verbo, puede ir también el verbo en singular, pero ha de
ocurrir en todos los casos que en la intención del hablante exista la pretensión de emitir un solo
sujeto cuando inicia la oración con el verbo en singular: Admiró a todos su encanto, y su
belleza, y su saber estar; Me dice mi deber, y mi conciencia, que no debo hacerlo; Me gusta
que cante y que baile. Prueba de lo que decimos es que podría ser utilizado el paréntesis para
los segundos sujetos y posteriores: Admiró a todos su encanto, (y su belleza y su saber estar);
Me dice mi deber, (y mi conciencia), que no debo hacerlo; Me gusta que cante (y que baile).
Regla 6ª: Concordancia en persona de varios sujetos
Esta concordancia apenas presenta excepciones o casos discordantes ya que la conciencia del
hablante es muy despierta para percibir si en el mensaje interviene la primera persona (y
entonces la adopta el verbo: Usted, ella y yo entraremos antes, y tal vez por ello las normas de
educación obligan a colocarla al final de la serie), o la segunda (y también la adopta: Los niños
y vosotras dos entraréis antes), o ninguna de las dos (y entonces se adopta la tercera: Los
niños y ellas entrarán antes). La única excepción se refiere al uso del personal "usted, ustedes",
que adopta la tercera persona:Ustedes entrarán antes.

Regla 7ª: Concordancia en número de varios sustantivos


Aunque la regla general indica que el número del adjetivo o categoría asimilable ha de ser el
plural (como también indica la lógica numérica: Sobrina y sobrino cariñosos), ello ha de venir
acompañado, forzosamente, de la intención del hablante de referirse a los varios sustantivos a
la vez (sobrina cariñosa + sobrino cariñoso = sobrina y sobrino cariñosos): cualquier otra
posible variante viene a indicar en la intención comunicativa otra significación distinta; así,
entreEste hombre tiene una sobrina cariñosa y un sobrino; Este hombre tiene una sobrina y un
sobrino cariñoso; y Este hombre tiene una sobrina y un sobrino cariñosos hay un clarísimo
reparto de la calificación de "cariñoso" por parte del emisor hacia la sobrina, hacia el sobrino o
hacia ambos a la vez. No tiene mayor importancia que el adjetivo vaya antepuesto o pospuesto
(...una cariñosa sobrina y un sobrino; ... una sobrina y un cariñoso sobrino; y ...unos cariñosos
sobrino y sobrina). Puede existir algún caso excepcional, como el tan traído Lengua y literatura
española(s), que no escapa en absoluto de la norma. No ha de confundirse lo que aquí
tratamos con el caso del uso adverbial del adjetivo (María y Juan caminan lento), donde lento
no es singular de lentos (o de lentas, si nos refiriésemos a María y Juana) sino un adverbio y
por tanto invariable en su forma: María camina lento; Juan camina lento.

Regla 8ª: Concordancia en género de varios sustantivos


La norma se cumple en este caso tan exactamente como la anterior referida al número (si bien
el adjetivo ha de ir antepuesto o pospuesto a los varios sustantivos: Este hombre tiene una
sobrina y una tía cariñosas; ...unas cariñosas sobrina y tía; ...un sobrino y una tía cariñosos;
...unos cariñosos sobrino y tía), incluso con la puntualización pertinente que hemos indicado al
final del párrafo anterior: en María y Juan caminan lento, el adverbio lento no sólo es invariable
en número, sino también en género.

Otras concordancias
La lengua presenta múltiples casos de concordancia que se escapan a las dos reglas básicas o
a los ocho casos estudiados. Como su estudio sería demasiado prolijo y de escaso rendimiento
didáctico, podríamos simplemente hacer mención de ellos, agrupándolos según se refieran a
los tiempos verbales, o a otras categorías morfológicas distintas al sustantivo y al adjetivo, o a
su consideración como complementos:

Regla 9ª: Concordancia de los tiempos verbales


Cuando se trata de oraciones compuestas o complejas, la existencia de un verbo principal y de
otro subordinado obliga a una correlación temporal que podemos ejemplificar en los tres casos
siguientes:

en el estilo indirecto el verbo dependiente del de lengua ha de presentar una compleja


correlación temporal que podríamos resumir diciendo que consiste en la trasposición temporal
a un grado anterior en el pasado correspondiéndose casi siempre entre sí los tiempos simples,
(y los compuestos); así a las afirmaciones "Entro a las cuatro", "Entré a las cinco" y "Habré
entrado a las seis" correspondería: Dijo que entraba a las cuatro, que entró (o había entrado) a
las cinco, que habría entrado a las seis. Como ya se indicó en su lugar apropiado, los restantes
elementos de la deixis también precisan de su correspondiente concordancia: Dijo ayer:
"Mañana mismo regresaré" equivale en estilo indirecto a Dijo ayer que hoy mismo regresaría.
en las oraciones condicionales, prótasis y apódosis han de guardar también una especial
correlación temporal: así a Si llueve hoy, lloviera mañana o hubiera (=hubiese) llovido ayer,
correspondería decircojo hoy(=cogeré esta tarde), cogería mañana o habría cogido ayer el
paraguas, según se interpretase el hecho como posible (hoy), probable (mañana) o imposible
(ayer).
algunos verbos, como los de percepción, al indicar simplemente que "se percibe" otra acción,
han de corresponderse temporalmente con ella (Veo que estudias, vi que estudiaste, veía que
estudiabas, Oigo que llueve,...) pues la semántica no admite su uso "cruzado" (*Veo que
estudiabas, *Oyó que había llovido,...)
Regla 10ª: Concordancia de otras categorías distintas al sustantivo y adjetivo
Además de los sustantivos y los adjetivos (considerados estos últimos como "determinativos"
tradicionalmente y, por tanto, asimilables en este sentido a los artículos, numerales, indefinidos,
demostrativos y posesivos) otras categorías morfológicas pueden verse involucradas en
problemas de concordancia:

los artículos (sean determinados o indeterminados) presentan un caso atípico de concordancia


cuando se trata de antonomasia o de elipsis, pues quedan en contacto con sustantivos con los
que "no parecen concordar": Derribó al defensa (=Derribó al jugador que actuaba como
defensa); Juan es un manazas (=Juan es semejante a unas manazas); Juan es un fiera;...
los relativos concuerdan con su antecedente (Asomó la portera, la cual...; Asomaron los niños,
quienes...) en género y número; en el caso de la serie cuyo,a,os,as la concordancia va referida
al sustantivo posterior (Asomaron los niños, cuyas mochilas...).
los personales presentan varios casos de concordancia, que a veces puede ser bastante
atípica:
los átonos de tercera persona lo,s, la,s y le,s guardan evidente relación de concordancia con
los complementos directo e indirecto a que se refieren (A este chico lo vi ayer; Dáselas a ellas;
Le dije a tu padre que viniera) aunque en algún caso, como cuando se refieren a colectivos, se
pierde: Llegó el regimiento muy tarde, por lo que no se les (=le) pudo encontrar alojamiento.
los personales sujeto singular yo, tú y plural nosotros,as y vosotros,as, presentan el caso de
que, cuando aparecen en la oración principal, concuerdan con su verbo correspondiente, pero
no suelen seguir esa concordancia con el verbo subordinado cuando se trata de inordinadas
con nexo relativo:Yo soy el que dijo (dije?) eso; Tú eres el que mintió (mentiste?); Vosotros sois
los que os aprovechasteis (se aprovecharon?);... Las formas plurales presentan además el
caso atípico de que, cuando van precedidos del interrogativo quién,es también han de
concordar con el verbo de modo semejante a lo que acabamos de decir: ¿Quiénes de nosotros
conocemos el informe?, ¿Quién de nosotros conoce el informe?,...
los reflexivos mí, ti, sí, concuerdan obligadamente con la persona a que se refieren, pese a los
continuos errores producidos: El jersey no da más de sí; Tú no das más de ti (*sí); Cuando yo
volví en mí,...
los posesivos, ya que vienen a ser una sustitución pronominal de los personales (tu casa =
casa de ti), a veces los sustituyen innecesariamente y se produce, dentro del error lingüístico,
una tendencia a la concordancia femenina: Sigue detrás nuestra (no nuestro); Estaba delante
mía (no mío);... Lo correcto en estos casos es Sigue detrás de nosotros, Estaba delante de mí.
Cuando se trata de casos correctos, la concordancia entre posesivo y personal es forzosa: Me
costó lo mío (y no lo suyo); Os salisteis con la vuestra (y no con la suya);...
Regla 11ª: Concordancia entre complementos
Tres complementos oracionales (el sujeto, el atributo o Atribo y el atributivo o Atrivo) mantienen
como tales relaciones de concordancia con otros complementos:

respecto al sujeto, ha de concordar en género y número con el Atribo (Juan está contento)y con
el AtrivodelSuj (Juan llegó contento) cuando a ellos va referido. Como ya dijimos al hablar de
las reglas 1ª, 2ª, 5ª y 6ª, la principal concordancia del sujeto la realiza con el verbo, pero
podríamos añadir aquí tres casos especiales:
el primero se refiere a las oraciones impersonales que han de tacharse de incorrectas por
pretender el hablante una concordancia entre el verbo y el complemento directo por entender
erróneamente que se trata de un sujeto: *No hubieron fiestas frente al correcto No hubo fiestas.
el segundo se refiere a las oraciones que denominamos impersonales atípicas pues en ellas
ocurre que en la intención del hablante no entra el interpretar como sujeto lo que concuerda
con el verbo:No me gustan las ventanas (No me gusta la ventana).
el tercero viene referido a las oraciones que denominamos pasiactivas por presentar un "sujeto"
ilógico con preposición: Entre Juan y Pedro movieron el coche.
respecto al Atribo, ha de concordar en género y número con el sujeto cuando a él va referido
(Juan es abogado) incluso si se trata de un Suplemento atributivo (Juan está de abogado).
respecto al Atrivo, este ha de concordar en género y número con el otro complemento a que se
refiera, ya se trate del sujeto (Juan llegó contento), del complemento directo (Juan tiene blanca
la barba), del suplemento (No puedo hablar de Juan como cocinero) o del complemento
indirecto (A Juan le gastaron la broma adormilado).
El orden en castellano
Cada lengua posee su propio orden en la emisión de las distintas unidades lingüísticas (de
lineal es calificado el orden castellano, frente al envolvente de otras lenguas) y por ello la
traducción de una lengua a otra será tanto más correcta cuanto más se acerque al orden propio
de cada idioma: así, la versión española del mensaje inglés Who did you go with? no es
*¿Quién tú fuiste con? -como pediría la "linealidad" del signo lingüístico-sino ¿Con quién fuiste
tú? (por diversas razones sobre las que no viene al caso abundar). Dentro del mismo
castellano, que presenta un orden más libre que el inglés o el francés, en algunas ocasiones se
producen leves alteraciones del orden usual, las cuales apenas llevan aparejado un cambio
significativo (caso de Mi padre ha llegado a Madrid esta mañana, que presenta prácticamente
la misma significación que Esta mañana ha llegado a Madrid mi padre, o que A Madrid ha
llegado mi padre esta mañana, o que Mi padre a Madrid esta mañana ha llegado). Pero no
siempre ocurre así ya que en otras ocasiones el distinto orden oracional puede producir
emisiones semánticamente diferentes: no es lo mismo decir Me duermo pensando en los
aviones que En los aviones me duermo pensando; se trata en estos últimos casos de una
exigencia gramatical referida al orden oracional, la cual obliga, en el ejemplo concreto que
ahora seguimos, a que el sintagma en los aviones sea interpretado en el primer ejemplo como
suplemento y, en el segundo, como complemento circunstancial de lugar. Cada hablante
reconoce, en el momento del habla, un orden "usual" en su lengua y siente como insólito o
afectado otro orden distinto (del cuádruple ejemplo utilizado arriba, el iniciado con Mi padre...
sería preferido por todos los hablantes castellanos a los otros tres, y el último de ellos, por tener
el verbo al final, sería rechazado a su vez por la misma cantidad de hablantes); por ello es
capaz de reconocer como aceptable cualquier orden oracional castellano. Este orden usual no
es en absoluto sistemático ya que en su configuración sincrónica, a pesar de que han
intervenido razones etimológicas y gramaticales, puede ser alterado por cada emisor por
motivos tan "poco" lingüísticos como la intención del hablante, su particular interés expresivo en
el momento del habla, la extensión de la oración, o el deseo de evitar la ambigüedad y la
confusión. Enunciaremos a continuación los principales casos de interés que, en cuanto al
orden o a la posición que adoptan las palabras o grupos de ellas en cada mensaje, presenta
nuestra lengua no sin señalar previamente que en este terreno no existe una norma fija
(excepto en aquellos casos en que se señale expresamente).

El orden "tonal"
Desde el punto de vista de la entonación, la actitud del hablante ante lo emitido o por emitir
parece incidir en que se adopte por la lengua un determinado orden según sea el tipo de
oración de que se trate:
las oraciones imperativas parecen tomar como obligado el verbo al inicio de la oración (¡Venga
usted aquí ahora mismo!) ya que la esencia del mandato emitido se encuentra en la acción
expresada por el verbo y el hablante procura emitirlo cuanto antes.
las oraciones exclamativas no presentan ningún orden especial que no sea la obligada
colocación inicial del alusivo exclamativo cuando se trata de exclamativas parciales: ¡Qué frío
hace esta noche!
las oraciones interrogativas presentan dos casos de orden obligado:
si se trata de interrogativas parciales, el alusivo interrogativo ha de ser colocado al inicio de la
pregunta: ¿A qué hora saldrás esta tarde?
en la práctica totalidad de los demás (exceptuadas las retóricas "confirmativas" del tipo Juan no
ha venido, ¿no?) el sujeto ha de ir colocado tras el verbo (¿No ha venido Juan?) ya que el
orden inverso produce en castellano una pregunta muy distinta a la pretendida y, por tanto,
superflua (¿Juan no ha venido?, pregunta que, en puridad, ni pretende enterarse de si ha
venido Juan, ni dar a entender al interlocutor que no se le ha entendido, ni nada por el estilo: se
trata, simplemente, de una pregunta mal formulada).
las oraciones enunciativas, por ser las usuales en la entonación castellana, no presentan regla
fija que no sea la de que, cuando se trata de una enunciativa negativa, el adverbio "no" ha de
preceder al verbo: No me gusta que me grites; Ya te he dicho que no me gusta que me
levantes la voz.
El orden "morfológico"
Las distintas categorías morfológicas difícilmente aparecen aisladas unas tras otras (Él y yo
somos quienes iremos allí, por ejemplo) sino que, como se verá más adelante, en esta misma
lección, se emiten amalgamadas las unas con las otras conformando sintagmas más o menos
extensos (Un buen amigo mío y yo somos los que iremos a la ciudad, por ejemplo): si bien una
sola categoría morfológica también puede constituir por sí misma un solo sintagma, no es este
el caso más frecuente. Para cuando ello ocurre, pueden presentar las distintas categorías
morfológicas los siguientes casos reseñables en los que un determinado orden o posición
frente a los restantes elementos de la oración es obligado o bastante significativo:

el verbo guarda íntima relación con el orden oracional por ser la categoría morfológica más
importante de cualquier mensaje: es tan importante el lugar que ocupa dentro de cualquier
oración que el hablante no siente como emitido correctamente su mensaje hasta que no ha
dicho el verbo; es como si el hablante estuviera a la espera de expresar el verbo para sentir la
sensación de que todos los elementos oracionales emitidos han alcanzado la trabazón lógica
necesaria. Ello viene a decir que
es la categoría morfológica (y la función sintáctica) que presenta una posición más fija dentro
de la oración, posición que, pese a su importancia, no es ni la primera o inicial ni la final, sino la
posterior a la inicial: Juan come aquí ahora; Aquí come Juan ahora; Ahora come Juan aquí;...
Serían insólitos en castellano los órdenes *Come Juan aquí ahora y *Juan ahora aquí come,
(es decir, los lugares primero o último) excepto, como ya se ha dicho arriba, cuando se trata de
oraciones interrogativas o imperativas
cuando se trata de formas no personales en situación de construcción absoluta, es obligado su
uso al inicio de frase, ya se trate del infinitivo (Al esconderme tras las rocas, me hice una
herida), del gerundio (Escondiéndome tras las rocas, me hice una herida) o del participio
(Escondido tras las rocas, me hice una herida).
incluso puede adelantar su posición al auxiliar de la perífrasis que forme si se persigue el
énfasis: ¡Buscándola estoy! ¡Encontrada la tengo ya! ¡A buscarla iba!
el sustantivo no presenta ningún caso reseñable relacionado con el orden, a excepción del
consistente en que, de dos sustantivos seguidos sin formar un compuesto, el segundo se
convierte en adjetivo del primero: francés sabio (sabio francés); joven estudiante (estudiante
joven),...
el artículo convierte en sustantivo (o sustantivación) a las categorías morfológicas que admiten
su colocación antepuesta: el comer; el gato; lo blanco; el siete; el todo; el que viene; el qué
dirán; el mío; el antes y el después;...
el adjetivo es la categoría que más posibilidades significativas adquiere según sea su
colocación (que, por lo de más, se reduce a ir o delante o detrás del sustantivo al que siempre
acompaña), ya que puede
cambiar en su significación (hombre pobre/pobre hombre),
no significar nada o mucho (blanca nieve/nieve blanca),
apocoparse o no (gran persona/persona grande),...
Reseñable es el caso de la hipálage, recurso retórico consistente en aplicar el adjetivo a otro
sustantivo cercano a aquel al que realmente se refiere: César esperaba los impacientes
puñales de su amigos.
de los numerales podría señalarse que
se posponen los cardinales usados como ordinales: siglo XX, día veinte,... pero los números
redondos pierden a veces su valor: gracias mil,...
los ordinales referidos a papas, reyes, ... van siempre pospuestos: Felipe quinto,...
el partitivo medio va pospuesto si se suma a alguna unidad: media naranja/dos naranjas y
media.
los indefinidos presentan, como único caso llamativo en cuanto al orden, el del doblete
algún,o,a,os,as/ningún,o,a,os,as, cuya posición con respecto al sustantivo con el que van es
incompatible: No tengo ningún libro/libro alguno.
los alusivos presentan la particularidad de ir encabezando siempre la oración en que
intervienen (sea simple o compleja), ya se trate de:
los interrogativos: ¿Qué haces? Cuéntame qué haces.
los exclamativos: ¡Cuánto calor hacía esta mañana!
los relativos: ¡Lo que cuesta comprarse un piso!; No puedo pagar lo que cuesta el alquiler.
respecto a los personales, puede distinguirse, para su estudio, entre las formas sujeto y las
formas átonas:
respecto a las formas sujeto,
el castellano no precisa llevar obligatoriamente el personal sujeto delante del verbo, como sí
ocurre en inglés o francés (Cuando (*tú) lo dices, por algo será) pero, si se usa con cierto
interés significativo, prefiere la posición pospuesta al verbo (Cuando lo dices tú, por algo será) y
equivale entonces a la antepuesta con mismo: Cuando tú mismo lo dices, por algo será.
si interviene la primera persona con otras, va al final: Mi mujer y yo (*Yo y mi mujer)
con adjetivo añadido, van pospuestos: Se me acercó un niño, gordito él, pero no ocurre
siempre, como se acaba de decir arriba: El solito, tú mismo,... Además, en este caso puede
aparecer como caso de "doble sujeto" en posición pospuesta:El niño hace siempre los deberes
él solo; Juan arregla él mismo su coche;...
las formas usted,es pueden adoptar cualquier posición, incluso la "intraperifrástica": (Usted)
tiene (usted) que tomárselo (usted) menos en serio (usted).
con respecto a las formas átonas,
los átonos pueden ir antepuestos o pospuestos al verbo: Me lo dio =Diómelo
el personal átono suele ir pospuesto al complemento al que pronominaliza, sea directo o
indirecto (A Juana la vi ayer; A Juana le dieron la carta; A ti te vi ayer).
cuando acompañan a verbos en forma no personal en posición enclítica, pueden ser atraídos
por el verbo principal a una posición proclítica: El jefe quiere despedirte/El jefe te quiere
despedir,...
en oraciones negativas, se colocan los átonos entre el adverbio "no" y el verbo: No me lo creo.
en cuanto a los posesivos, sus formas apocopadas van siempre antepuestas al sustantivo: mi
deseo es tu felicidad.
respecto a los demostrativos, a veces es peyorativa la colocación pospuesta: el niño ese es hijo
de la mujer aquella.
el adverbio presenta estas tres particularidades destacables:
suelen encabezar la oración cuando van aislados conformando complementos circunstanciales:
Ayer hizo buen día; Casi me da; Bastante has hablado ya.
si va pospuesto o antepuesto a un sustantivo, algo poco frecuente, se adjetiva: calle arriba, el
entonces Presidente,...
el adverbio no puede adoptar distintas posiciones en su oración, pero siempre niega el
elemento al que precede: No por eso lo hagas; No muchos saben eso; Comió no peras, sino
naranjas;...
El orden "sintagmático": estructura del sintagma
Pero es dentro del sintagma (y no tomados como categorías aisladas) donde más claramente
se percibe en castellano una férrea necesidad de orden, ya que los distintos elementos
intervinientes en cada sintagma tendrán una u otra función sintáctica según cuál sea la posición
que adopten con respecto a los restantes elementos integrantes; y viceversa: la posición que
adopten dentro del sintagma será la que determine la función sintáctica adquirida por cada
categoría. Tratamos, por tanto, aquí y ahora un asunto de especialísimo interés, olvidado en la
inmensa mayoría de las gramáticas y, curiosamente, trillado en todas ellas de un modo
acientífico, embrollado y antipedagógico como ningún otro aspecto gramatical: nos referimos a
los conceptos "determinante", "núcleo", "adyacente", "complemento", "pronombre",..., en fin, a
la esencia de una gramática, conceptos que, entiéndase bien, no pueden ni deben ser
estudiadosen la Morfología y en la Sintaxis, o en ambas a la vez, sino por la Morfosintaxis.

Comenzaremos, pues, deslindando lo que es un sintagma: por tal ha de entenderse cualquier


palabra o conjunto de palabras que adopte la función sintáctica de responder a una posible
interrogación parcial dirigida a un verbo (caso de los complementos verbales o "mayores" y del
sujeto) o a un sustantivo o adjetivo aparecidos anteriormente en el mensaje (caso de los
complementos no verbales o "menores"); y para la explicación de tal definición, podemos
empezar constatando que cualquier sintagma puede constar desde una sola palabra (Amigo)
hasta todas las que la garganta humana sea capaz de emitir en un grupo fónico, como puede
apreciarse en la oración que sigue: El amigo del hijo de la vecina de un primo del director de la
oficina de un banco de la zona norte de esta ciudad, lugar apacible, llegará hoy cansado del
viaje, oración que nos puede servir para ir deslindando de modo gráfico sus distintos
sintagmas, que son los que siguen:

sintagma primero, coincidente con un complemento "mayor" (o sujeto, en este caso): El amigo
del hijo de la vecina de un primo del director de la oficina de un banco de la zona norte de esta
ciudad, lugar apacible. Este sintagma está compuesto, a su vez, siempre en orden decreciente,
por los siguientes sintagmas o complementos "menores":
del hijo de la vecina de un primo del director de la oficina de un banco de la zona norte de esta
ciudad, lugar apacible, referido todo él al sustantivo amigo.
de la vecina de un primo del director de la oficina de un banco de la zona norte de esta ciudad,
lugar apacible, referido todo él al sustantivo hijo.
de un primo del director de la oficina de un banco de la zona norte de esta ciudad, lugar
apacible, referido todo él al sustantivo vecina.
del director de la oficina de un banco de la zona norte de esta ciudad, lugar apacible, referido
todo él al sustantivo primo.
de la oficina de un banco de la zona norte de esta ciudad, lugar apacible, referido todo él al
sustantivo director.
de un banco de la zona norte de esta ciudad, lugar apacible, referido todo él al sustantivo
oficina.
de la zona norte de esta ciudad, lugar apacible, referido todo él al sustantivo banco.
de esta ciudad, lugar apacible, referido todo él al sustantivo zona.
lugar apacible, que sería el último posible, referido a cualquiera de los sustantivos anteriores
que semánticamente conlleven la significación de "lugar": ciudad, zona, banco u oficina.
verbo: llegará.
sintagma segundo, coincidente con un complemento "mayor" (circunstancial de tiempo, en este
caso): hoy.
sintagma tercero, coincidente con un complemento "mayor" ("complemento predicativo", en
este caso, al que nosotros denominaremos en su lugar correspondiente "atributivo del sujeto"):
cansado del viaje. Este sintagma está, a su vez, compuesto por otro menor que lo
complementa: del viaje, todo él referido al adjetivo cansado.
Presentan, pues, los sintagmas, una infinidad de posibles combinaciones que van, como
decimos, desde un solo vocablo hasta multitud de ellos (repárese, por ejemplo, en el caso de
los acrónimos, que son sintagmas "resumidos": OMS = Organización Mundial de la Salud).
Pero la estructura de cada sintagma es siempre la misma ya que en todos los casos está
conformado por una palabra nuclear a la que pueden añadirse otros elementos colaterales,
como puede verse en el siguiente esquema:

esquema68
Si nos fijamos ahora en los distintos símbolos que aparecen en el esquema y, muy
principalmente, en la posición que ocupan los unos con respecto a los otros (o en el orden en
que aparecen colocados, que es lo mismo) podemos clasificarlos del siguiente modo:

El núcleo (N), la elipsis ( ) y la pronominalización (Pron)


El núcleo es el elemento básico alrededor del que giran los demás elementos integrantes del
sintagma: adyacentes, determinantes y preposiciones. Este núcleo puede adoptar tres
símbolos distintos según sea su presentación formal:

N, cuando el núcleo esté presente en el sintagma: por la estrecha calle escondida; en este
caso, el núcleo vendrá expresado
por un sustantivo, que es lo más frecuente: Come pan; Juan viene; ... o
por una categoría neutra: esto, lo mío, ello, lo blanco,.... Recuérdese que todas las categorías
neutras son sustantivos de la lengua, del mismo modo que los sustantivos masculinos y
femeninos, pues en todos ellos se produce un proceso de sustantivación. De todo esto se habló
en la lección 6ª.
(N), cuando el núcleo esté omitido o elíptico en el sintagma, pero fácil e inequívocamente
recognoscible: Si me pongo hoy chaqueta, saldré con la (N) verde, donde se aprecia
claramente que el núcleo omitido es "chaqueta". Este caso ocurre cuando el lugar del núcleo
"pretende" ocuparlo
un adjetivo calificativo: Juan es (N) simpático; Juan, (N) atento, acudió.
un artículo: Dame el (N) de la izquierda.
ambos a la vez: Cogeré el (N) verde.
Pron, cuando el núcleo esté sustituido en el sintagma por otra categoría morfológica capaz de
ello: las pronominalizaciones. Por pronominalización hemos de entender un concepto muy
cercano al "pronombre" pero al que "sobrepasa" pues, además de englobar a ese tradicional
concepto en su totalidad, agrupa también a otras categorías no consideradas tradicionalmente
como "pronombres" pero que podrían serlo siempre que funcionen en el sintagma "sustituyendo
a un nombre" (nos referimos básicamente a los adverbios). Y eso ocurre (o, mejor, puede
ocurrir) con las siguientes categorías morfológicas:
los personales, reflexivos y recíprocos, que siempre son "sustitutos de nombres": Me lo comí.
los alusivos interrogativos y relativos: ¿Qué dices?, Quienes beben mucho morirán tan pronto
comolos que no fuman.
los posesivos, demostrativos, numerales e indefinidos cuando son usados de alguna de las dos
siguientes maneras:
de forma independiente (es decir, no unidos a un núcleo ni delante ni detrás de él): Mi casa
esmía;Métete en aquella; Quiero catorce; Alguien lo hizo. Según se ha dicho arriba, sus formas
neutras (lo mío, esto, aquello, algo,...) no son pronominalizaciones, sino sustantivaciones, por
lo que su símbolo sería el de N.
o con artículo masculino o femenino (no el neutro que, como acabamos de decir, sustantiva y
convierte en N a la categoría correspondiente): la mía, el siete, la nada,...
los adverbios de lugar, tiempo y modo: Hoy comerás allí regular. Los de cantidad también son
auténticas pronominalizaciones (He comido demasiado) pero dejan de serlo cuando
acompañan a adjetivos complementándolos de forma antepuesta (Es una chica demasiado
alta) pues se convierten en un mero modificador adjetival con el que conforman locución; y no
puede olvidarse que prácticamente todas las formas de los adverbios de cantidad son
homónimas de los indefinidos (los cuales son determinantes, como ahora se dirá, cuando
preceden a un núcleo: He comido demasiado pan).
Preposición (Prep), determinante (Det) y adyacente (Ady)
Junto al núcleo pueden aparecer en un sintagma otros elementos, como las preposiciones, los
determinantes o los adyacentes, ya que raramente se presenta un N o Pron aislado en el
sintagma: lo más frecuente es que aparezca rodeado de otros elementos sintagmáticos
colocados en posición anterior o posterior. Para su estudio y correcta denominación es
imprescindible tomar en cuenta la posición que pueden adoptar con respecto al núcleo ya que
es esta la que les confiere su función sintáctica. Si se observa detenidamente el esquema
anterior, se apreciará que, tomando al núcleo como referencia, pueden presentarse estos tres
casos:

que esos elementos vayan en posición siempre anterior al núcleo; ello ocurre con dos de ellos,
si bien con función bastante diferente:
la preposición (u otras formas asimilables a ella, como las locuciones prepositivas o algunos
adverbios y conjunciones en mensajes muy puntuales, de los que ya se dio noticia en su lugar
oportuno; el símbolo que las representa es el de Prep y el sintagma en que intervienen pasará
a ser denominado "preposicional" (para lo que utilizaremos el símbolo SPrep; cuando no
aparezca preposición, el símbolo será el de sintagma nominal SN):Esto es para Juan; Aquí ha
comido Juan en compañía de su madre; Hoy tiene como diarrea,...
los determinantes, con el símbolo Det, a los que podemos definir como el conjunto de
categorías morfológicas que pueden aparecer en posición anterior al núcleo de un sintagma
excepto los adjetivos calificativos; son, pues: artículos, posesivos, demostrativos, numerales e
indefinidos (siempre y cuando no aparezcan en las posiciones nucleares descartadas en el
epígrafe anterior), a los que ha de unirse el paradigma completo del alusivo relativo
cuyo,a,os,as. Lo usual es que solamente aparezca en cada sintagma un determinante (La
bonita ciudad; Siete rascacielos, cuyas fachadas de cristal...), pero a veces pueden aparecer
hasta tres de ellos seguidos: Aquellas sus dos feas costumbres, caso en el que podría echarse
mano del término AnteDet ("antedeterminante"), que sólo en algún caso puntual usaremos en
esta gramática, especialmente en el epígrafe siguiente, por ser de escasísimo rendimiento
sintáctico y didáctico.
que esos elementos vayan en posición potestativamente anterior o posterior al núcleo (por ello
aparecen en el esquema entre paréntesis); es lo que ocurre con los adjetivos calificativos
básicamente (de ahí que el símbolo utilizado sea el de Ady o "adyacente") y con otras
categorías que podrían ser determinantes si fueran antepuestas al núcleo pero que no lo serían
por poder ser colocadas de forma pospuesta al núcleo: la casa amarilla, la mansaoveja, la casa
nuestra, el número siete,... En alguna ocasión los adyacentes que necesita el hablante pueden
ser varios, por lo que pueden ir tanto delante como detrás (Una delicada acuarela suya), o los
dos detrás (Una niñaconocida mía, especialmente si son adjetivos de "color": Un jersey marrón
oscuro caoba).Y en algún caso, especialmente en construcciones enfáticas, puede parecer que
el adyacente se ha antepuesto al determinante (¡Muy ricas estas patatas!) cuando en realidad
se trata de una oración completa con verbo elíptico (¡Muy ricas están estas patatas!). El
capricho de la lengua puede dar lugar también a casos realmente curiosos, pero muy
puntuales, como el de que un adverbio se convierta en adyacente (Yo era un niño casi; No me
gustan personas así) o el de que el adyacente prefiera una colocación entre determinantes
(Esos fantásticos seis trajes), casos en los que simplemente se ha producido un leve énfasis en
la adjetivación por parte del hablante.
que esos elementos vayan en posición siempre posterior al núcleo, es decir, que se coloque
tras la "finalización" del sintagma, o, lo que es lo mismo, que se trate ya de otro sintagma
"nuevo" y de "menor rango". Ello ocurre con:
otro sintagma de nivel inferior: amigo de la infancia; un pequeño refugio para pescadores; casa
de madera,... Este sintagma de nivel inferior puede referirse no sólo al núcleo, como en los
ejemplos anteriores, sino también al adyacente: brocha llena de pintura, y nunca al
determinante o a la preposición , lo que viene a decir que tanto el núcleo como el adyacente
pueden ser complementados con otro sintagma "menor" y así sucesivamente en una especie
de escalera descendente. Pese a que dentro de un sintagma "mayor" pueden ir engarzándose
otros muchos menores siempre de forma escalonada, sólo son dos las posibles formas de
unión de unos sintagmas a otros:
mediante unión preposicional, es decir, conformando sintagmas preposicionales (SPrep), los
cuales se unen al núcleo (cacharro para la comida y entonces se denominan complemento
determinativo o CDet, como diremos posteriormente) o al adyacente (cacharro útil para la
comida, con la denominación de complemento del adjetivo o CdelAdj, como también diremos
después)
mediante unión no preposicional, es decir, conformando sintagmas nominales (SN), los cuales
se unen al núcleo directamente (Vive en Madrid provincia, adquiriendo la denominación
deaposición o Apos, de la que también se hablará después).
una suboración adjetiva o sustantiva, ya que este tipo de oraciones tiene la particularidad de
servir de complementación de un núcleo o adyacente anterior: Vive en una casa que ha sido
fabricada con madera; Este es el amigo del que te hablé ayer; ...
Lo hasta aquí dicho puede ser mejor comprendido si se analizan detenidamente los ejemplos
propuestos en el siguiente esquema:

esquema69

Sintagmática de las categorías morfológicas


Deslindados los distintos elementos integrantes del sintagma, convendría ahora especificar y
aclarar lo más didácticamente posible qué categorías morfológicas son las utilizadas por la
lengua para funcionar en cualquiera de las "zonas sintagmáticas". Si bien este aspecto ha sido
ya indicado en epígrafes anteriores respecto a algunas de ellas que están claramente
delimitadas sintagmáticamente (caso de los sustantivos, adjetivos calificativos, personales,
adverbios y preposiciones), el resto de las categorías morfológicas que podrían entrar a formar
parte de un sintagma (artículos, interrogativos, exclamativos, relativos, numerales, indefinidos,
posesivos y demostrativos), simplemente por su especial configuración lingüística, queda en
una situación ambigua que precisa de una pronta delimitación morfosintáctica. En efecto,
muchas de estas formas son sintácticamente de tal índole que, dependiendo del sintagma
concreto en que sean utilizadas, así adoptan la función de determinante, adyacente, núcleo o
pronominalización. No puede, pues, hablarse a la ligera de determinantes posesivos, o de
adyacentes posesivos, o de núcleos posesivos o de pronominalizaciones posesivas, y mucho
menos agrupar como determinantes a posesivos, demostrativos, indefinidos, etc., o como
adjetivos o "pronombres" a todas las categorías aludidas, como tan equivocadamente suele
hacerse en otras gramáticas. Una forma como nuestro, por ejemplo, es morfológicamente un
posesivo (masculino, singular, de primera persona y para varios poseedores) pero
sintácticamente puede funcionar en un sintagma de cualquiera de las cuatro maneras posibles,
dependiendo, claro está, del sintagma concreto en que sea utilizado, o, como venimos
insistiendo, de la concreta posición que ocupe dentro del sintagma: así, es determinante en
nuestro coche, adyacente en el coche nuestro, núcleo en lo nuestro y pronominalización en el
coche es nuestro o en el nuestro. Y lo mismo ocurre con la práctica totalidad de las categorías
morfológicas a que hemos aludido arriba.

Procede, pues, la realización de una serie de cuadros esquematizados en los que se


ejemplifique cómo cada una de las categorías morfológicas puede desempeñar cualquiera de
las cuatro funciones posibles; como se irá apreciando en los sucesivos cuadros, cuando una
función no pueda ocurrir en alguna de las categorías morfológicas, se dejará el hueco en
blanco; todos los sintagmas ejemplificadores son completos, es decir, no son parte integrante
de un sintagma sino sintagmas "enteros"; además, para su mejor comprensión, se ha
procurado que todos los ejemplos giren alrededor de la una misma idea, la de "dormir en una
cama"; se apreciará también que el concepto de "antedeterminante" es desgajado del de
"determinante" cuando ello es posible:

El sustantivo
El sustantivo adopta casi exclusivamente la función de núcleo. Sólo en los casos en que se
trate de un compuesto sintagmático podría interpretarse que el segundo sustantivo ha adquirido
la función de adyacente; de todos modos, no habría inconveniente alguno en considerar a
ambos sustantivos como formantes de una sola unidad nuclear o interpretar que el segundo
sustantivo es una aposición del primero. Los ejemplos correspondientes son los siguientes:

esquema70

El artículo
La función propia del artículo es la de determinante (o la de antedeterminante si ya existe otro
determinante). Pero puede adquirir la función de núcleo cuando se trata del artículo neutro,
especialmente si acompaña a un adjetivo, con el que forma una unidad inseparable y
sustantiva. Cuando se produce la elipsis de un núcleo, queda un "resto" del mismo en el
artículo femenino o masculino [la (cama), el (camastro)], lo cual permite considerar que el
artículo ha adquirido la condición de pronominalización. Todo ello puede verse en el siguiente
cuadro:
esquema71

El adjetivo
La función privativa del adjetivo (calificativo, recordemos) es la de adyacente. No obstante, con
el artículo neutro puede adquirir la función de núcleo, pues equivale con él a un sustantivo.
Cuando se produce la elipsis del sustantivo puede interpretarse que el adjetivo ha adquirido la
condición de pronominalización (o que la ha adquirido el artículo, o ambos a la vez). En el
siguiente cuadro aparecen todos los casos posibles:

esquema72

Los numerales
Los numerales pueden desempeñar, prácticamente, cualquier función en el sintagma, como se
ve en los ejemplos propuestos en el siguiente cuadro:

esquema73

Los indefinidos
La amplia variedad de formas indefinidas permite afirmar que, tomadas en conjunto, pueden
desempeñar cualquier función en el sintagma. No obstante, el único rasgo común a todos es el
de poder funcionar como pronominalizaciones. Obsérvese para ello detenidamente el siguiente
cuadro:

esquema74

Los alusivos
El siguiente cuadro recoge los cuatro alusivos intervinientes en sintagmas (no las formas
cuanto, cuando, como, donde, que siempre funcionan como nexo aunque también pueda
apreciarse en ellas un atisbo de pronominalización) independientemente de su consideración
como interrogativos, exclamativos o relativos, ya que ello no es relacionable en absoluto con su
función sintáctica (la forma que, por ejemplo, puede funcionar de pronominalización tanto en su
valor interrogativo, como exclamativo, como relativo; en cambio, como determinante no puede
funcionar la forma relativa, ya que el sustantivo al que acompañaría -su antecedente- ha de ir
forzosamente en posición anterior). Los casos posibles son, pues, los que aparecen
ejemplificados en el siguiente cuadro:

esquema75

Los personales
La única función que presentan los personales es la de pronominalización. Tal vez sea por ello
por lo que es la única categoría morfológica a la que convendría totalmente la tradicional
denominación de "pronombres".
esquema76

Los posesivos
Los posesivos son la otra categoría morfológica que, junto con los demostrativos, puede
desempeñar cualquiera de las cinco posibles funciones dentro del sintagma, como se aprecia
en el siguiente cuadro:

esquema77

Los demostrativos
Los demostrativos, igual que los posesivos, pueden desempeñar cualquier función en el
sintagma, si bien la de núcleo queda reservada a las formas neutras, como se ve a
continuación:

esquema78

Los adverbios
Los adverbios son la categoría más parecida, en el terreno que nos ocupa, a los personales por
su "casi" exclusiva función de pronominalización, lo que admitiría, por tanto, su consideración
como "pronombres"; esta es, pues, la razón básica que nos ha llevado a desechar el término
"pronombre" en nuestra gramática (ya que, o se aplica a todos los "pronombres", o no se le
aplica a ninguno) y a su sustitución por otro muy semejante (pronominalización) que, al menos,
permite englobar a personales, adverbios, posesivos, demostrativos, etc., y, sobre todo y
principalísimamente, no eliminar a los adverbios. Si nos fijamos en el cuadro propuesto, se
apreciará que a cualquier adverbio le corresponde siempre la función de pronominalización;
pero en algún caso aislado el adverbio puede "perder" su básica función pronominalizadora y
adquirir puntualmente otra función en el sintagma (es lo que ejemplificamos con casi como
antedeterminante; con prontocomo núcleo; y con antes, así, casi como adyacentes). Hemos
evitado, por su prolijidad y escaso rendimiento, el estudio de todos los adverbios ya que su
casuística podría resumirse plenamente con los escasos cinco ejemplos propuestos en el
cuadro.

esquema79

Clasificación de los sintagmas y/o complementos


El modelo de sintagma que hemos expuesto en un epígrafe anterior sirve en su estructura para
cualquier sintagma castellano, conste de una sola palabra o de multitud de ellas. Pero en la
definición que de él hicimos se añadía una posible clasificación que hemos de desarrollar
ahora: independientemente de que el sintagma con que nos enfrentemos para su análisis lleve
preposición o no (lo que le permitiría ser denominado preposicional o nominal -Sprep o SN-,
como dijimos), la clasificación que de ellos puede hacerse se refiere a si el sintagma en
cuestión respondería a una pregunta realizada o no al verbo. Ello nos permite distinguir dos
tipos de sintagmas, los que conforman complementos verbales o "mayores" y los que
conforman complementos no verbales o "menores":

Sintagmas o complementos verbales


Los sintagmas que conforman complementos verbales son aquellos que funcionan en torno a
un verbo predicativo o copulativo; coinciden con los tradicionales complementos de la oración,
incluido el sujeto (que, en puridad, podría ser otro complemento más del verbo). En el siguiente
esquema, que desarrollaremos a lo largo de las dos próximas lecciones, distinguimos cuatro
zonas oracionales "orientativas" y en cada una de ellas aparecen simbolizados los sintagmas
que conforman los complementos o los sujetos de cualquier oración posible; el atributivo o
Atrivo aparece con un solo símbolo pero en realidad habría de haber sido representado en
cuatro ocasiones pues va referido a cuatro complementos distintos, como veremos en la
lección 12ª: al sujeto, al suplemento, al complemento directo y al complemento indirecto :

esquema80

Sintagmas o complementos no verbales


Los sintagmas que conforman complementos no verbales son aquellos que no funcionan en
torno a un verbo sino que se refieren a un N o Ady de un sintagma anterior, el cual puede, a su
vez, ser o no ser verbal: en la oración Vi al abuelo de la niña de mi vecina, el sintagma de mi
vecina se refiere al N del sintagma anterior (de la niña de mi vecina), el cual se refiere al N del
sintagma anterior (al abuelo de la niña de mi vecina), el cual ya sí es verbal pues se refiere al
verbo Vi.Sintagmas de este tipo son los tres que aparecen en el siguiente esquema, que
desarrollaremos en la lección siguiente:

esquema81

Sintagmas "huecos"
Los sintagmas o complementos anteriores (verbales y no verbales) no pueden ser confundidos
con ciertas construcciones sintagmáticas (a las que podríamos denominar sintagmas "huecos")
que tradicionalmente han sido consideradas como complementos pero que en nuestra
gramática no tendrán cabida como tales pues o bien son una variante posible de alguno de los
hasta aquí apuntados o bien son complementaciones ajenas a la oración: nos referimos al
vocativo, al complemento adjetival, al complemento adverbial, al complemento oracional, a la
interjección y al dativo. Con ellos iniciaremos, descartándolos de esta gramática, la lección
siguiente, donde explicaremos todos los posibles tipos de sintagmas.

El orden "sintáctico": los complementos


En la clasificación que acabamos de hacer de los sintagmas o complementos verbales hemos
"insinuado" que cada uno de ellos aparece ocupando una específica "zona oracional" que el
castellano tiene "asignada" tanto al sujeto como a cada uno de los complementos verbales;
cuando procedamos, en las lecciones siguientes, al estudio pormenorizado de cada uno de
ellos, podrá apreciarse entonces la importancia que adquiere la zona oracional o típico lugar
ocupado en una oración-tipo castellana por un determinado complemento para la sintaxis de la
oración en cuestión. No obstante, podemos comentar aquí de modo genérico lo que allí se
estudiará o recordará de modo particular:

el sujeto habría de ocupar, en una oración-tipo castellana, la posición antepuesta al verbo, pero
esta posición no es la más frecuente (ni es la obligada, ya que el único caso obligado de
anteposición del sujeto ocurre cuando se trata de un alusivo:Dime quién viene; ¿Quién viene?).
Parece ganar en frecuencia la posición pospuesta al verbo, que es obligatoria en unos casos y
potestativa en otros:
es obligatoria la colocación pospuesta del sujeto
en las oraciones interrogativas (¿Cuándo ha venido Juan?, ¿Lo hiciste tú?), excepto cuando el
sujeto es extenso: El hombre que iba a traer el paquete, ¿ha llegado ya?
cuando el sujeto acompaña a verbos en forma no personal: Al salir yo..., Saliendo por la puerta
el atracador...,...
es potestativa la colocación pospuesta del sujeto en multitud de casos pero, de todos ellos,
serían realmente extraños al castellano los siguientes casos de anteposición:
con las sustantivas de sujeto, ya que, aunque las antepuestas son perfectamente posibles
(Quien esperábamos no llegó a tiempo; Lo que dijiste ayer no me gustó), su consideración
como oración "subordinada" a otra "anterior" parece pedir una colocación pospuesta (No llegó a
tiempo quien esperábamos).
con los sujetos conformados por sustantivos no contables: Entra aire por la puerta.
con los sujetos de las oraciones impersonales atípicas: Me gusta tu forma de hablar.
con los sujetos demasiado extensos: Todavía no ha venido el cliente que nos encargó la
encuadernación de estos folletos.
con el "doble sujeto", ya que uno de ellos irá antepuesto y el otro pospuesto: Mis amigos de la
Facultad vinieron todos a la fiesta.
los complementos directo e indirecto presentan una casuística parecida entre ambos y
deslindable del resto de complementos:
pueden ser usados en forma enclítica conformando un compuesto con el verbo (El viejo
contómelo todo)
tanto cuando aparece sólo el directo como cuando lo hace este acompañado del indirecto
tienen la posibilidad deaparecer "repetidos" en la oración mediante personales (A la niña le
dieron un juguete) lo que plantea una multiplicidad de posibilidades de aparición delante o
detrás del verbo, sea en forma sustantiva o pronominalizada (Diéronle un juguete a la niña; Un
juguete dieron a la niña; Se lo dieron el juguete; Se lo dieron;...), difícilmente sistematizable
como no sea para indicar que el complemento indirecto antepuesto se pronominaliza
forzosamente o que la pronominalización precede al verbo si no va en enclisis, como se aprecia
en los ejemplos anteriores.
si estos complementos son desempeñados por alusivos, van siempre antepuestos al verbo:
¿Qué comes?, Esta es la ciudad que visité ayer.
el suplemento puede adoptar cualquier posición en la oración pues la preposición que siempre
le acompaña evita su confusión con otros complementos: De eso ya hablaremos (de eso).
el complemento circunstancial es el que mayor movilidad presenta dentro de la oración en
cualquiera de sus tipos debido principalmente a que la marca preposicional que suele
acompañarle evita que pueda confundirse con los restantes complementos más "directos":
Mañana por la tarde iremos a tu casa con el perro. No obstante lo dicho, cuando presenta
forma adverbial, prefiere la posición inicial, como se ve en el mismo ejemplo anterior.
el atributo suele ir tras el verbo copulativo; es más: en caso de posible confusión con el sujeto,
ha de entenderse que el atributo es el pospuesto al verbo: Juan es el médico/El médido es
Juan.
los cuatro atributivos existentes en castellano han de ir colocados tras el verbo pues si se
colocan delante, no sólo han de ir entre pausas, sino que además pierden casi todo su valor
como tales para convertirse en complementaciones del sujeto: A tu amiga le dieron un susto
acostada no es lo mismo que A tu amiga, acostada, le dieron un susto. En el caso del atributivo
del complemento directo, ha de ir colocado delante de este para no confundirse con un mero
adjetivo: Juan tiene negro el pelo (*negro).
El orden "nexual"
Los nexos que intervienen en la construcción de cualquier oración interjectiva, compuesta o
compleja vienen a tener un comportamiento muy sistemático en cuanto al orden (forzosa
posición inicial) pero en algunos casos se pueden presentar particularidades de interés:

aunque la práctica totalidad de los nexos va en posición inicial de la oración que encabezan
(Cuéntanos qué te dijeron), no ocurre así
con los ilativos, especialmente pues, que pueden ir en cualquier posición dentro de su oración,
incluso al final:Todavía sigue lloviendo; no podemos (por tanto, pues) ir al campo (pues, por lo
tanto, por consiguiente).
con los adversativos como empero, sin embargo, no obstante, que prefieren una posición
interior: Diose empero en política el gran paso de atentar al pacto antiguo; A las cinco empieza
la reunión; algunos días, no obstante, nos dan las seis esperando.
aunque el orden usual es el de oración principal seguida de "subordinada", en algunos casos es
obligado el orden inverso, como ocurre con
el condicional como: Como no lo hagas, te denuncio;
el condicional que: Que no puedes venir, me avisas con tiempo,
el causal como: ¡Como no se está quieto, pasa lo que pasa!
las oraciones adjetivas han de ir precedidas, forzosamente, de un antecedente, pues de no ser
así se convertirían en sustantivas: Esa es la (persona) que vimos ayer.
las oraciones sustantivas de complemento determinativo, aposición y de complemento del
adjetivo (es decir, las equivalente a los complementos no verbales o "menores") también han
de ir precedidas de un elemento sustantivo o adjetivo al que poder servir de complementación:
No me gustó aquello: salir corriendo como una gallina.
en el fondo, cualquier oración compuesta o compleja viene a ser el desarrollo oracional de un
sintagma, por lo que lo que se ha dicho arriba sobre los sintagmas o los complementos podría
ser repetido aquí casi idénticamente.
Otro nuevo concepto de "oración"
Todo lo hasta aquí dicho en esta lección (y, en puridad, en todas las anteriores) no tendría
sentido si no se pretendiera con su estudio ahondar en el del concepto básico que ha de
estudiar cualquier gramática: la "oración". Para su mejor estudio y para la mejor y más correcta
comprensión de muchos de los conceptos que, a partir de ahora, hemos de utilizar, nos
serviremos de un ejemplo (tal vez un poco extenso pero de enorme rendimiento didáctico,
como se irá viendo) consistente en la siguiente sucesión de expresiones que una nerviosa
madre puede emitir tras una alambrada cuando ve a su hijo recogiendo setas en una dehesa
sin percatarse del toro que asoma a lo lejos:¡Phsss! ¡Eh! ¡Juan! ¡Cuidado! ¡Mira! ¡Mira a tu
espalda! ¡Mira lo que viene por allí! ¡A que te coge! ¡Cuelga la maldita cesta de las setas en la
rama de ese árbol y corre ya antes de que sea demasiado tarde! ¡Corre hacia donde está el
árbol que tienes enfrente! ¡Corre hasta allí porque, como no lo hagas, te pilla el toro!... Esta
retahíla de expresiones, que van desde un mero ruido gutural humano (¡Phsss!...) hasta una
perfecta oración compuesta y compleja a la vez (la última del mensaje), conforma un texto
formado por una serie de expresiones oracionales (exclamativas todas en este caso); este
texto podría haber tenido cabida dentro de un posible diálogo entre los dos interlocutores; como
no hemos incluido en nuestro ejemplo ninguna intervención del receptor de ese mensaje, nos
hallamos, por tanto, ante un soliloquio, el cual conforma un solo parágrafo ya que el mensaje
reproducido responde todo él a la misma intención semántica comunicativa; pero en él pueden
encontrarse diferentes unidades desgajables las unas de las otras (oraciones) de muy distinta
extensión.

Cualquiera de las expresiones oracionales de nuestro ejemplo podría ser perfectamente


analizada en sus distintos elementos por la Sintaxis pero, por razones didácticas, elegiremos
ahora mismo (en la lección 13ª nos ocuparemos del resto) solamente la que dice ¡Cuelga la
maldita cesta de las setas en la rama de ese árbol y corre ya antes de que sea demasiado
tarde! para ejemplificar los distintos conceptos sintácticos inferiores a la oración, pues es esta
la unidad mayor que estudia la Sintaxis (las restantes unidades expuestas en el párrafo anterior
son estudiadas por la Gramática textual). Iniciamos, pues, nuestro estudio partiendo de la
unidad oracióny nos fijaremos en la que acabamos de desgajar del mensaje que nos sirve de
guía: en ella podemos encontrar tres verbos que producen a su vez dos cooraciones completas
y una suboración (unidas las tres por nexos), y todas ellas conformadas por una serie de
sintagmas.

Antes de proceder al desglose de estos conceptos y a su explicación, creemos conveniente


justificar la definición de "oración" que proponemos en esta gramática (y que daremos a
continuación) dado que tanto la definición tradicional como otras semejantes adolecen de dos
inconvenientes que pasamos a considerar:

el primero de ellos es la imposibilidad de incluir bajo el tradicional concepto de oración (que la


considera, grosso modo, como la "suma" de sujeto y predicado) tanto el hecho de que haya
"oraciones" que no presentan sujeto (Llueve); como el de que haya "oraciones" que,
independientemente de la elipsis subyacente, sólo presentan al sujeto (¿Quién ha sido? Juan),
o al verbo (¡Ven!), o a un complemento (¿Dónde lo pongo? Aquí); como el de que haya
"oraciones" que presentan sólo forma interjectiva (¡Ay de los canallas!). Seguir defendiendo que
la oración es el conjunto de sujeto y predicado sólo acarrea problemas de inclusión de
"oraciones" como las antedichas u otras como ¡Eso sí que no!; De tal palo...; Consulta de 3 a
5; Aníbal cruzando los Alpes; ¡La guitarra!; Sí;... y sin pararnos a mencionar casos como Entre
Juan y Pedro movieron el coche, o Le dispararon un solo tiro, o A Juan le gustan los
macarrones, o El niño lleva comidas dos naranjas,... La solución a este problema está en
interpretar que, dado que pueden aparecer oraciones sin sujeto (Hay huelga) o sin verbo (La
Renfe, en huelga) o sin complementos (La huelga sigue), la oración-tipo castellana es un
posible conjunto de tres elementos (sujeto/verbo/complementos) y no de dos
(sujeto/predicado); el único elemento oracional que sí podría ser definido como la suma de
sujeto y predicado es, curiosamente, el verbo, pues consta de raíz (=predicado) y desinencia
(=sujeto), pero, si se acepta esta interpretación, sería absurda la suma de sujeto y predicado
cuando dentro del predicado también se halla el sujeto. (Es hora, pues, creemos, de desterrar
de las gramáticas la tan traída definición de oración como la unión de sujeto y predicado, no sin
antes rendir un breve homenaje a cuantos sujetos han predicado tan famosa definición).
el segundo de ellos consiste también en la imposibilidad de incluir bajo ese equivocado
concepto de oración a la cuádruple casuística de oraciones simples, interjectivas, compuestas y
complejas, que obliga a ciertos gramáticos a distinguir oraciones de proposiciones o de frases o
de enunciados, por ejemplo, cuando todas ellas han de ser, por definición, oraciones sin más.
Procederemos, pues, a continuación al desglose y explicación de esos conceptos mínimos
sintácticos:

La oración o frase (Símbolo O)


Por oración hemos de entender aquella construcción lingüística, simple o múltiple pero unitaria
de sentido y de tono, que contiene, al menos, un sujeto, un verbo o un complemento, cuando
no una forma interjectiva. Esta definición (que pretendemos que coincida con el tradicional
término "frase") engloba, creemos, a cualquier tipo de construcción oracional castellana (sea
impersonal, sea simple, sea compleja, sea "proposición",...) pero preferimos añadir dos
conceptos inferiores a ella (o subclases dentro de la oración, o modos de presentarse la
oración, o como se prefiera) para que, simplemente a efectos didácticos y especialmente con
vistas al método sintáctico que desarrollaremos en una lección posterior, nos permita
diferenciar gráficamente las distintas tipologías oracionales según se presenten en un nivel
"compuesto" o en un nivel "complejo" de la "mezcolanza" oracional. Estos dos conceptos son:

Cooración (Símbolos O1, O2, O3,...)


Por cooración hemos de entender aquella oración que aparece unida a otra o a otras en un
nivel de equivalencia sintáctica de tal índole que las dos o varias oraciones implicadas (que
serán simbolizadas numéricamente en nuestro método como O1, O2, O3, ...) pueden
intercambiar su posición en el mensaje a gusto del hablante (lo mismo da decir Si lloviera,
cogería el paraguas que Cogería el paraguas si lloviera); este fenómeno o peculiar modo de
presentación oracional ocurre siempre en la yuxtaposición, la coordinación y la subordinación;
así, en el mensaje que nos va a servir de guía hay, por tanto, una sola oración con dos
cooraciones:

cooración primera (O1): Cuelga la maldita cesta de las setas en la rama de ese árbol.
nexo: y.
cooración segunda (O2): corre ya antes de que sea demasiado tarde.
Suboración (Símbolo O)
Por suboración hemos de entender toda oración que aparece unida únicamente a otra en un
nivel de dependencia o de inferioridad sintáctica de tal índole que la relación entre las dos
oraciones implicadas es de inclusión de la suboración en la otra, a la que podríamos denominar
"oración-matriz" y a la que se une como un mero añadido complementario; este modo de
presentación oracional ocurre siempre en la inordinación sustantiva, adjetiva y adverbial; así,
en nuestro ejemplo, la suboración se encuentra incluida dentro de la cooración segunda (antes
de que sea demasiado tarde), según explicamos a continuación:

cooración segunda (O2): corre ya antes de que sea demasiado tarde.


nexo: antes de que.
suboración: (antes de que) sea demasiado tarde. Colocamos aquí entre paréntesis el nexo
dentro de la suboración pues en la mayoría de los casos los nexos suboracionales remiten al
verbo de la suboración que encabezan, convirtiéndose en un elemento más de la suboración
(sin perder por ello su valor nexual).
Para mejor ejemplificar lo que decimos respecto a los conceptos "oración", "cooración" y
"suboración", creemos conveniente reproducir aquí el ejemplo 19 de nuestro método de análisis
sintáctico: en él se apreciará que todo el mensaje analizado es una sola "oración" que está
compuesta por dos "cooraciones" (la O1 y la O2), la última de las cuales contiene una
"suboración".

esquema82

El verbo (Símbolos V y/o Cóp)


El verbo es la parte nuclear de la oración no sólo porque a él remiten los restantes segmentos
oracionales, sino también, y principalmente, porque en su misma forma aparecen condensados
los tradicionales sujeto y predicado: así, en la oración ¡Canta!,el lexema verbal cant- equivaldría
al predicado y la desinencia -a equivaldría al sujeto. Esta forma verbal puede hallarse presente
o ausente (pero fácilmente recognoscible) en el mensaje y alrededor de ella giran todos los
restantes elementos de cada oración e incluso otros verbos productores de suboraciones. Los
verbos pueden ser clasificados en predicativos y copulativos (y para ellos utilizaremos en
nuestro método los símbolos V y Cóp, respectivamente, lo cual nos evita, de paso, el uso de la
inadecuada e ineficaz distinción entre "predicado verbal" y "predicado nominal"), pero su
diferencia es más teórica que real ya que el único rasgo que los distingue y distinguirá en
nuestra gramática será, como veremos en todo momento, la presencia forzosa de atributo en
los segundos. En el ejemplo que nos sirve de guía aparecen los siguientes verbos:

Cuelga, al que se refiere la maldita cesta de las setas en la rama de ese árbol.
corre, al que se refiere ya antes de que sea demasiado tarde.
sea, al que se refiere antes (de que)...demasiado tarde
El nexo (Símbolo "nexo")
Por nexo hemos de entender, según ha quedado ejemplificado arriba, aquella forma lingüística
que sirve tanto para la unión de cooraciones entre sí como para la inclusión de una suboración
en otra cualquiera. En este segundo caso, además de su valor nexual, puede adquirir el valor
de sintagma ("pronominalizado", evidentemente). De los nexos nos ocuparemos en la lección
13ª, cuando vayamos a iniciar el estudio de la oración compuesta y compleja.

El sintagma (Símbolos SN/SPrep)


Por sintagma hemos de entender, como se ha dicho arriba, toda agrupación de palabras que,
en cualquier oración (o cooración o suboración), gira en torno a su verbo o a cualquier
sustantivo o adjetivo anterior de esa misma oración. En este sentido, los sintagmas que
aparecen en el ejemplo que utilizamos son los que siguen a continuación, a los que
clasificamos en los dos grupos ya conocidos:

sintagmas verbales o "mayores", que giran en torno al verbo (y producen, por ende, tanto al
sujeto como a los complementos verbales). Los que aparecen en el ejemplo propuesto son:
la maldita cesta de las setas, que responde a la pregunta ¿qué deja?
en la rama de ese árbol, que responde a la pregunta ¿dónde la deja?
ya, que responde a la pregunta ¿cuándo corre?
antes (de que), que responde a la pregunta ¿cuándo sea?
demasiado tarde, que responde a la pregunta ¿cuándo sea?
sintagmas no verbales o "menores", que giran en torno a un sustantivo o adjetivo anterior (y
producen, por ende, los complementos no verbales). Los que aparecen en el ejemplo
propuesto son:
de las setas, que va referido al sustantivo cesta.
de ese árbol, que va referido al sustantivo rama.

You might also like