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UNIVERSIDAD PRIVADA DOMINGO SAVIO

Reserva de tariquia
Renzo ramirez landivar
DESARROLLO DEL MERCADO DE HIDROCARBUROS
ING. LORENA ZOBEIDA
Reserva nacional de flora y fauna de Tariquía

División Departamento de Tarija

Subdivisión Provincias de Cercado, Burdet O'Connor, Arce y Gran Chaco

Coordenadas 21°59′10″S 64°20′24″OCoordenadas: 21°59′10″S 64°20′24″O


(mapa)

Datos generales

Administración Servicio Nacional de Áreas Protegidas

Fecha de creación 1 de agosto de 1989

Superficie 246.870 hectáreas

La Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía se encuentra en Bolivia, en la


región sureste del Departamento de Tarija, en las provincias O'Connor, Arce, Gran
Chaco y Cercado, en proximidad a la frontera con la República Argentina. Los
municipios involucrados son Padcaya, Entre Ríos, Caraparí y Tarija. Ocupa la región
fisiográfica del subandino sur caracterizada por abruptas serranías paralelas y
profundos valles, orientados al rumbo mayor de la Cordillera. La hidrografía está
definida por las cuencas de los ríos Salinas, Tarija y Chiquiacá. El Área corresponde
mayormente a la subregión biogeográfica bosque húmedo montañoso de Yungas o
Bosque Tucumano-Boliviano.

La Reserva ofrece una notable belleza escénica conferida por el relieve montañoso y
sus bosques mayormente bien conservados. Existen ruinas de las misiones
jesuíticas y dominicas al interior. La población está conformada por campesinos
inmigrantes de otros valles y del Chaco.

Dada su categoría, la Reserva presenta una interesante potencialidad para


desarrollar programas de manejo de vida silvestre con repercusión y aplicabilidad
regional, es sin duda una reserva natural de una notable diversidad de recursos
genéticos.

Las principales amenazas que enfrenta, provienen del avance de la frontera


agropecuaria y el desbosque en terrenos de pronunciada pendiente, de la
explotación maderera y del impacto del ganado (vacunos, ovinos y caprinos) en
zonas de bosque. La implantación de programas de operación turística no regulados,
representaría un riesgo para la estabilidad de los ecosistemas y la calidad ambiental
que ofrece la Reserva.
Flora : Se tienen registradas 808 especies de flora y se estima la existencia de 1500
especies de plantas superiores. La Reserva es la única Área Protegida de Bolivia
que protege muestras bien conservadas del bosque del Yungas Tucumano-Boliviano.
Existen zonas de bosques nublados de ceja de monte, además de praderas
neblinosas de altura que corresponderían a formaciones de afinidad parámica.
También se presentan en las zonas menos húmedas transiciones al bosque seco de
valles mesotérmicos y bosque seco del Chaco serrano. La vegetación presenta una
estratificación altitudinal, en la que se distinguen: Selva pedemontana entre 400 y
900 msnm, con una precipitación de 900 mm y una temperatura de 20°C, siendo éste
el sector más seco. La selva montana entre 900 y 1500 msnm, cubre casi el 80% de
la reserva, siendo el sector más húmedo con una precipitación entre 1500 a 3000
msnm. El bosque montano, por encima de los 1500 msnm, en el que se encuentran
bosques oligo-específicos de pino de monte (Podocarpus parlatorei) y aliso (Alnus
acuminata). En estos bosques se pueden encontrar unas 112 especies arbóreas,
siendo las más comunes el cebil (Anadenanthera colubrina), la tipa (Tipuana tipu), el
barroso (Blepharocalyx salicifolius), el nogal (Juglans australis), el laurel
(Cinnamomum porphyria), el cedro (Cedrela lilloi), los tajibos o lapachos (Tabebuia
spp) y muchas especies de la familia de las mirtáceas.

Fauna : Se tienen registradas 406 especies de fauna en la Reserva. La fauna del


Área se caracteriza por la presencia de especies que se encuentran amenazadas en
Bolivia como el oso jukumari (Tremarctos ornatus), el puma (Felis concolor), la taruca
o venado andino (Hippocamelus antisiensis), el yaguar (Panthera onca), el
quirquincho (Dasypodidae), el taitetú (Tayassu tajacu), el mono silbador (Sapajus
apella), aves como el papagayo militar (Ara militaris bolivianus), el tucán (Tucán
toco), el loro hablador (Amazona tucumana), la pava del monte (Penelope dabbenei),
el tero-tero, el chajá y varias especies de aves pequeñas que son raras o se
encuentran amenazadas. Se estima la existencia de unas 400 especies de aves, de
las cuales 241 especies están registradas.

proyecto de exploración de hidrocarburos en área protegida preocupa y divide


a comunidades

La Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, área protegida boliviana de unas


246 870 hectáreas ubicada en el departamento de Tarija (al sureste del país), se
vería afectada debido al deseo del Gobierno por incrementar la producción de gas,
advierte un grupo de expertos.

El gas es un importante generador de recursos en la economía boliviana desde que


se descubriera el campo San Alberto en la década de 1990, el pozo que puso a
Bolivia en el mapa gasífero y cuya producción comenzó a declinar en el 2014. En
ese sentido, el anuncio del presidente Evo Morales en julio de 2015 sobre ingresar a
las áreas protegidas para buscar reservas de gas generó la preocupación de
diversos actores en Tarija.

Tariquía está en una zona de gran actividad petrolera. Esta se inició en la década de
1920 cuando descubrieron el pozo Bermejo X2 en el Campo Bermejo, que forma
parte del lineamiento estructural San Telmo, Tigre, Toro, Barredero, Arrozales y
Bermejo, campos petroleros situados en la provincia Arce (Tarija).

Lo que rige a las áreas protegidas en Bolivia es el Reglamento Nacional de Áreas


Protegidas de 1997, que le da al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP)
autoridad sobre estas zonas. Sin embargo, según explica Enrique Tejerina, director
de la reserva, un artículo en el reglamento, el número 33, abre las posibilidades para
ingresar a ellas cuando se trate de “proyectos de prioridad nacional”. Y agrega: “No
sé por qué dejaron ese artículo, pero supongo que fue porque ya había una intención
de explorar la áreas protegidas en ese momento”.

De acuerdo con Jorge Campanini, en 1998 se llevó a cabo en Tariquía un proceso de


sísmica 2D en los bloques Churumas – Bermejo. De allí deriva la existencia de pozos
perforados.

Además, según el geólogo Daniel Centeno, director de Hidrocarburos del Comité


Cívico de Tarija, en 2003 se aplicó la tecnología 3D para explorar nuevamente el
área. “En aquellos tiempos no hubo oposición, como sucede actualmente, debido a la
falta de conciencia ambiental que existía en esa época y porque se creía que iba a
traer riqueza para el departamento”, explica a Mongabay Latam.

El gobierno actual ha explicado en diferentes oportunidades que la exploración se


hará con tecnología magnetotelúrica, por lo que “el impacto ambiental será mínimo”.

El que ya se haya hecho exploración en la zona en anteriores gestiones de Gobierno,


según Centeno, indica que se hará extracción de hidrocarburos, y agrega que hoy, la
exploración con tecnología magnetotelúrica en las áreas aledañas a la reserva es
para tener información más precisa sobre volúmenes de gas.

“Antes de llegar a la magnetotelúrica necesitan como base haber perforado pozos


hasta los objetivos que están buscando, en este caso están tomando los pozos de
otra megaestructura que es Churumas”, explica Centeno.

El especialista añade que en Tariquía existen tres megaestructuras: San Telmo,


Astilleros y Churumas. “San Telmo es el corazón de Tariquía, cuando ellos dicen
que no van a entrar al pueblo es verdad, pero la estructura de San Telmo está a
pocos kilómetros del pueblo, en el corazón de la reserva. Se ha hecho sísmica 2D
para tener la información geológica del subsuelo, posteriormente se hizo sísmica 3D
para mejorar la información estratigráfica y estructural de esa megaestructura, y
como último recurso para mejorar la información del núcleo de estructura de la
formación Huamanpampa se está haciendo la magnetotelúrica”.

En 2003, cuando se realizaron intervenciones de exploración hidrocarburífera, los


habitantes de la reserva fueron informados de manera superficial sobre ello, según
Francisco Romero, habitante de Motoví, una de las comunidades del cantón de
Tariquía.

Riqueza que se busca proteger

Prometa, que ha trabajado en la constitución de la reserva, sostiene que el área tiene


un incalculable valor en biodiversidad. Presenta gran potencial para desarrollar
programas de manejo de vida silvestre y es un reservorio natural de recursos
genéticos que han sido poco estudiados y brindan oportunidad para la investigación
científica.

Tariquía es parte del corredor ecológico binacional Tariquía-Baritú, que se sitúa entre
el sur de Bolivia y el norte de Argentina. En Tariquía hay registradas 808 especies
de flora, según el informe del Ministerio de Medioambiente y Agua. En lo que a fauna
se refiere, hay 406 especies registradas, como el oso de anteojos, el jaguar y el tapir.

Es una zona poblada por colonos que migraron de regiones circundantes que se
presume ingresaron poco a poco por la actividad ganadera y se fueron quedando
debido al potencial productivo de la zona. Actualmente viven en la reserva unas 3000
personas distribuidas en 10 comunidades, pero hay además 12 comunidades en el
área de amortiguamiento que tienen aproximadamente 1500 habitantes.

Impacto ambiental

Diversas organizaciones ambientales bolivianas dicen que es preocupante el impacto


tanto de la exploración como de la explotación hidrocarburífera, aunque el impacto
de esta última sería mucho más grande. La principal consecuencia sería la
deforestación.

En el área de Tariquía, tomando en cuenta que se trata de tres megaestructuras que


ya han sido exploradas en el pasado, la situación sería la siguiente, según Daniel
Centeno: “Se abre un camino de unos seis metros de ancho y varios kilómetros de
largo hasta llegar al punto donde se va a perforar, y en ese lugar se hace la
planchada. Se deben deforestar unas seis hectáreas mínimo para instalar el
campamento. Si ese pozo sale productor se viene el desarrollo de la
megaestructura. Una estructura tiene unos 50 kilómetros de largo, quiere decir que
para sacar el gas y el petróleo con el primer pozo van a tener que perforar unos 10
pozos, para conectarlos entre sí se debe hacer caminos y otras 10 planchadas, una
para cada pozo, por lo que estamos hablando de sesenta hectáreas solo en
planchadas. Para sacar el producto hay que hacer un tendido de línea, todo esto
significa deforestar”.

Para el ambientalista y biólogo Gonzalo Torrez, los principales daños que implica la
exploración y explotación hidrocarburífera para un área protegida son la
deforestación y la construcción de caminos. “Pocas cosas deben ser más
contaminantes que la explotación petrolera. La exploración sísmica consiste en hacer
unos transectos que consisten en pelar un poco de bosque para introducir
maquinaria. La fragmentación del ambiente, que consiste en dividir el bosque, partirlo
en dos y crear el efecto ‘borde del bosque’. Con los transectos se crean muchos
efectos ‘borde de bosque’ y se pone en riesgo a muchísimas especies, el efecto
borde es complicado en términos biológicos, un ave lo podrá volar pero un caracol
no, para muchas especies los transectos van a significar la muerte”.

Otro impacto para el ambiente es la creación de caminos que posibilitan los


asentamientos humanos con las consecuentes actividades productivas y extractivas
que son altamente depredadoras de la naturaleza, indica Torrez. “Alguien va a
construir una casita, luego un aserradero, luego va a llegar más gente y con el
tiempo aparecerán pueblos y ya no habrá reserva, porque esa área ya no va a estar
reservada para la naturaleza”.

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