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EL PROCESO DE AMPARO CONTRA AMPARO EN EL PERÚ

Autor: LUIS ALBERTO LIRA A.


Abogado -

Publicado el: 08/10/2007

EL PROCESO DE AMPARO CONTRA AMPARO EN EL PERU

INTRODUCCIÓN

La justicia constitucional, ha tenido vital importancia en el reconocido Estado Constitucional de Derecho de hoy en día, habiendo
desarrollado importantes avances en su producción doctrinaria, haciendo uso de innovaciones, tomando en cuenta el derecho
comparado y su incidencia en nuestro medio social.

En nuestro tema abordado, debemos considerar el desarrollo introductorio ya aprendido del Derecho Procesal Constitucional, el mismo
que se ocupa de estudiar los órganos y de las normas procesales que deciden en cuanto a los derechos reconocidos en la
constitución, sin inferir profundamente en ello, limitaremos este estudio en el desarrollo específico del tema,

Debe tenerse presente además que la Jurisdicción Constitucional en el Perú, tiene un funcionamiento de sistema dual de control, que
en sus inicios fue considerada como un sistema mixto, fruto de la conglomeración de los sistemas implantados en Europa y Estados
Unidos, y en específico gobierna la jurisdicción constitucional de la libertad ,en cuanto a la garantía del amparo, que protege derecho
de naturaleza especial y distinta a la de los derechos subjetivos ordinarios, por ser protectores de la dignidad y la existencia humana.

El Tribunal Constitucional es el encargado de ejercer el control concentrado de constitucionalidad de la ley, es decir que se encarga de
efectuar el control de constitucionalidad.

El proceso de amparo como institución procesal, tiene por finalidad el proteger los derechos constitucionales que se concretan con la
reposición de las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación del derecho constitucional invocado, teniendo en
cuenta que el diseño constitucional de los derechos protegidos por el proceso de amparo, puede caracterizarse por tener carácter
totalizador, comprendiendo la protección de todos los derechos constitucionales no protegidos por los otros procesos de tutela de los
derechos fundamentales como son el hábeas corpus y hábeas data, incluso a decir de la disposición constitucional del númerus
apertus, estos derechos deben extenderse a todo tipo conexo de derecho contemplado en la constitución que afecte los valores
fundamentales del ser humano, siendo una interpretación extensiva.

MARCO TEORICO

1. ANTECEDENTES DEL PROCESO DE AMPARO.

En el Perú, inicialmente no se consideró al amparo como institución autónoma; hasta 1979, la única garantía existente era el hábeas
corpus, la misma que fue desnaturalizada por atribuírsele la tutela de derechos de todo tipo[1]. Se puede hablar de Amparo de manera
autónoma, regulando de manera expresa y por primera vez postivizado, desde la entrada en vigencia de la Constitución de 1979,
quedando consagrado como mecanismo de protección jurisdiccional de los derechos reconocidos constitucionalmente, que
especificaba los siguiente:

Artículo 295.- “La acción de amparo cautela a los demás derechos reconocidos por la Constitución que sean vulnerados o
amenazados por cualquier autoridad, funcionario o persona”.
La constitución Política del Estado, norma jerárquicamente superior del Estado Peruano, cuando tuvo vigencia en 1993, respecto al la
acción de amparo señalo:

Artículo 200.- Son garantías constitucionales:


“2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera
o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución. No procede contra normas legales ni contra resoluciones judiciales
emanadas de procedimiento regular”[2].

Posteriormente mediante modificación del inciso en referencia por el artículo único de la Ley Nº 26470, publicada el 12/06/1995,
vigente hasta la fecha, tiene el siguiente texto:

Artículo 200.- Son garantías constitucionales:


“2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera
o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los señalados en el inciso siguiente.
No procede contra normas legales ni contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular”.

En cuanto a normas específicas, se tuvo regulado con una mala denominación como “Acción de Amparo”, precisando que el término
acción, es entendida como la facultad que tienen todas las personas para poder acudir al órgano jurisdiccional a fin de hacer valer una
pretensión y no el efecto perseguido de solicitar tutela de una garantía constitucional, expresamente en leyes distintas que fueron
actualmente suprimidas por el Actual Código Procesal Constitucional, empero dichas disposiciones fueron esgrimidas en las siguientes
normas y sus consiguientes modificaciones parciales a saber: 1) La Ley Nº 23506, Ley de Hábeas Corpus y Amparo; 2) La Ley Nº
25398, Ley complementaria de la Ley de Hábeas Corpus y Amparo; 4) La Ley Nº 25011, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506;
5) La Ley Nº 25315, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506; 6) El Decreto Ley Nº 25433, que modifica la Ley Nº 23506 y la Ley Nº
24968; 7) La Ley Nº 26248, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506; 9) Los artículos 20 al 63, con excepción del artículo 58, así
como la primera y segunda disposición general de la Ley Nº 26435, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional: 11) El Decreto
Legislativo Nº 824, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506; 12) La Ley Nº 27053, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506; 13)
La Ley Nº 27235, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506, y 14) La Ley Nº 27959, que modifica parcialmente la Ley Nº 23506.

Todo este cúmulo de dispositivos fueron derogados por la Actual Ley Nº 28237,
”Código Procesal Constitucional” Promulgado 28-05-2004, y Publicado el 31-05-2004, para entrar en vigencia a partir del uno de
diciembre del año 2004.

2. LA ACCION DE AMPARO EN EL PERU

La defensa de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución es aquello que se llama garantías constitucionales, en tanto
que específicamente, la acción de amparo, protege todos los derechos constitucionales que no sean cautelados ni por el Hábeas
Corpus, ni por el Hábeas Data[3], constituyen residualmente el catálogo de derechos a ser tutelados mediante el amparo. Por ello es
principio del amparo la procedencia contra agresiones manifiestas del Derecho Fundamental.

La defensa de los derechos contenidos en la constitución en su ámbito adjetivo, parte del derecho de defensa, el cual es un atributo
esencial del debido proceso,

Conforme a Pedro Néstor Sagues, el amparo es “... una acción formal autónoma, que debía proteger todos los derechos humanos
reconocidos por la Constitución, siempre que fueran ciertos, exigibles, concretos, y que proviniera la lesión o amenaza desarticulares o
del Estado...Se juzga el amparo como una acción excepcional, en defecto de las ordinarias interponibles por cualquier persona, con
trámite rápido, viable incluso contra actos del poder judicial”[4].

Por ello, se puede afirmar que la acción de amparo tiene la magnitud de ser derecho adjetivo, sustentado en su derecho sustantivo
que viene a ser el texto constitucional, otorgado según el poder constituyente, para que tenga la calidad de norma suprema.

La doctrina ha ido evolucionando y adaptando su ámbito de aplicación, este mismo criterio debe establecerse al tener el aspecto
positivo, referido a que el Amparo por la vulneración de los demás derechos contenidos en la constitución diferentes de las otros
procesos constitucionales, por ello, se puede inferir de acuerdo a los criterios de interpretación, que la constitución garantiza y solventa
a todo ciudadano en todos sus derechos y libertades, incluso aceptando la tesis del los derechos no estipulados expresamente, por la
concepción del numerus apertus, que consagra la posibilidad de garantizar derechos conexos a los establecidos en la constitución y el
derecho internacional.

La tesis que a continuación se viene llegar, es esa, de proteger el respeto de la persona humana y su dignidad, pero que en
contraposición de la normativa adjetiva, interrumpe esta posibilidad al diferir con la garantía de protección sólo de derechos
expresamente contenidos en la constitución, tema que debe salvarse.

Empero en principio, se puede establecer que la protección es el rasgo fundamental de la Acción de Amparo y que conduce a
tipificarlo al interior de la Teoría General del Proceso, como un gran proceso cautelar de Derechos Constitucionales.

DESARROLLO

1. PROCESOS CONSTITUCIONALES DE AMPARO CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES.

Este Instituto procesal, pese a su relativa data, se canalizó, gracias a que en un ámbito del respeto del debido proceso –muy amplio
por cierto-, se establezcan muchos más mecanismos de protección y examen de posibles violaciones de derechos constitucionales
que puedan ser afectados en la tramitación de las causas.

Por ello, el llamado amparo contra resoluciones judiciales, en la doctrina se establecido como el “Amparo contra Amparo”, y debe
referirse que ni la Constitución ni la Ley 23506 se pronunciaron respecto al amparo contra amparo, de manera expresa.

Empero, el proceso Constitucional de Amparo respecto de Resoluciones Judiciales, tiene en la doctrina vertientes diferentes a saber:

la Tesis Restrictiva, por el cual no resulta posible la procedencia del amparo frente a una resolución judicial, y

la Tesis Permisiva, a decir de Carlos Mesía[5], que como su mismo nombre indica da por válida la posibilidad de que una resolución
judicial sea cuestionada en un proceso constitucional de amparo, con el propósito de asegurar la vigencia y el respeto de los derecho
fundamentales.

La tesis permisiva presenta dos variantes: Tesis permisiva amplia, según la cual se pueden invocar amparos contra todo tipo de
resoluciones judiciales siempre que su expedición haya estado sujeta a la violación o amenaza de un derecho constitucional. En
cambio, la otra, la tesis permisiva moderada, supone la interposición de un proceso constitucional de amparo contra una resol ución
judicial solamente cuando está en juego la violación de los derechos a la tutela judicial y al debido proceso y sólo procede si el
agraviado no ha dejado consentir la resolución judicial que lo lesiona, que siempre debe ser la última ya que hay que agotar todos los
medios impugnatorios al interior del proceso judicial ordinario, sea civil, laboral, penal, administrativo, tributario, etc. El código acoge,
pues, la tesis permisiva restrictiva pero impide la interposición del “amparo contra amparo”, sin que ello sea obstáculo para su
procedencia en casos excepcionales, según los parámetros que ha sentado el Tribunal Constitucional.

Por su parte el Tribunal Constitucional en la medida que la intangibilidad de la cosa juzgada o cosa decidida está condicionada por la
regularidad del proceso, cabe la excepción de la procedencia de la acción de amparo contra las resoluciones judiciales incluso en vía
de ejecución de sentencia o de otro tipo, siempre que ese proceso se haya realizado incumpliendo los principios y derechos
constitucionales del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Asimismo, si en dicho proceso se hubiera respetado el debido proceso, la
cosa juzgada sería material y no habría recurso de amparo válido contra el mismo.

Pero, la tutela del debido proceso y la tutela jurisdiccional en lo que sea aplicable alcanza a todo tipo de procesos siendo exigibles de
manera general.

2. IMPROCEDENCIA DEL AMPARO CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES.


La institución jurídica que la doctrina denomina “amparo contra amparo”, que se encuentra subsumida de acuerdo al artículo 5.6 del
Código Procesal Constitucional, determina su improcedencia.

Artículo 5.- Causales de improcedencia


No proceden los procesos constitucionales cuando:
6. Se cuestione una resolución firme recaída en otro proceso constitucional o haya litispendencia;

Por ello a decir de Carlos Mesia, no caben pues, en consecuencia, la impugnación de procesos constitucionales con resolución firme,
ya que la lesión al derecho fundamental debe ser tan manifiesto en su ilegalidad, arbitrariedad e ilegitimidad, que no requiere de
ningún tipo de probanza. La causal de improcedencia que aquí se consagra, tiene como objeto impedir que el proceso constitucional
se convierta en otra instancia más en la cual discutir el restablecimiento de un derecho absolutamente restablecido o denegado porque
el acto lesivo no fue tal, pues puede ser que la autoridad haya actuado en el ejercicio regular de sus competencias que lo habilitan a
restringir razonablemente el derecho[6].

Asimismo tampoco puede ventilarse a través del proceso constitucional en caso de litispendencia, es decir no procede si la
controversia esta siendo discutida en otro proceso judicial.

Empero, el Tribunal Constitucional ha señalado que dicho dispositivo de improcedencia del Amparo contra Amparo, no debe
interpretarse en el sentido literal, pues en un Estado Constitucional de Derecho toda motivación y justificación de fallos deben
adecuarse a este parámetro.

Este parámetro de interpretación debe entenderse a la luz de las normas constitucionales, por ello el Código Procesal Constitucional y
el cúmulo de normas positivas del estado peruano, deben reflejar el orden jurídico en una jerarquía formativa cuya cúspide se
encuentra en la Carta Magna, por ello no debe escapar de este criterio interpretativo el citado artículo 5.6 del Código Procesal
Constitucional, sino interpretarse conforme al artículo 200.2 de la Constitución, que señala “que no procede el amparo contra (…)
resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular”.

Por ello, de acuerdo a lo preceptuado por el Tribunal Constitucional, debe entenderse que la prohibición del artículo 5.6 del C.P.Const.
es sólo para casos en los que el tribunal jurisdiccional encargado de resolver una demanda amparo lo ha hecho de acuerdo a derecho
y respetando todas las garantías del proceso, es decir siempre que haya sido resuelto de acuerdo a un procedimiento regular, sin
afectar los derechos fundamentales, asi se estableció en el Caso Municipalidad Provincial de San Pablo Exp. Nº 3846-2004-PA/TC.

3. CARÁCTER EXCEPCIONAL DEL AMPARO CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES.

El modelo de interpretación del Tribunal Constitucional respecto de la procedencia del Amparo contra Amparo, el mismo que establece
dicha posibilidad, se ha asegurado de enfatizar que la naturaleza de dicha institución es siempre excepcional. Para que ella sea
procedente, tenemos que encontrarnos ante una grave y manifiesta vulneración de los derechos fundamentales que adquieran
relevancia constitucional.
De ahí se desprende que una persona no podría interponer un amparo contra un proceso anterior de la misma naturaleza, si es que la
vulneración de derechos en este último sólo tiene deficiencias de carácter legal, y no afecta el contenido de constitucional de los
derechos fundamentales.

En ese entender el proceso constitucional de “amparo contra amparo” se configura como una excepción dentro de la excepción, por lo
que los jueces deben valorar la intensidad de la afectación y el nivel de acreditación que se presente a efectos de no permitir que
cualquier alegación pueda merecer una nueva revisión de los procesos constitucionales. Este Colegiado considera pertinente dejar
establecido que su uso excepcional sólo podrá prosperar por única vez y conforme a las reglas que se desarrollan más adelante.

Las razones de orden jurídico e institucional que respaldan el Amparo contra Amparo, son:

a) El principio de seguridad jurídica, indispensable para el goce y disfrute de los derechos y libertades en el Estado democrático, en la
medida en que permitir amparos sucesivos generaría una permanente inestabilidad e inseguridad en los justiciables;
b) El principio de inmutabilidad de las decisiones judiciales, sobre todo cuando en los procesos constitucionales se trata de restablecer
situaciones producidas a consecuencia de afectaciones a los derechos constitucionales;

c) El principio de oportunidad y eficacia de la protección de los derechos. Esto está, además, íntimamente vinculado a los principios de
sumariedad o urgencia que caracteriza a los procesos constitucionales, en la medida en que dejar abierta la posibilidad de amparos
sucesivos, terminaría por desnaturalizar el carácter mismo de los mecanismos destinados a proteger en forma oportuna y eficaz los
derechos más importantes en la sociedad democrática;

d) Finalmente y, en todo caso, quien considere que, después de haberse resuelto un proceso de “amparo contra amparo”, persiste una
situación de lesión a un derecho fundamental, puede recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados
o convenios de los que el Perú es parte, tal como lo dispone el artículo 205 de la Constitución y el artículo 114 del Código Procesal
Constitucional.

4. CONTROL CONSTITUCIONAL DE RESOLUCIONES JUDICIALES

El Tribunal Constitucional ha establecido canones para el control constitucional de las resoluciones judiciales, esto debido a los
cambios jurisprudenciales que ha venido llevándose a cabo de acuerdo al cambio legislativo, variación de la doctrina o la adaptabilidad
de normas de conviviencia social.

Por ello hizo necesario desarrollar parámetros de examen de interpretación bajo el cual realizará el control constitucional de las
resoluciones judiciales, como una forma de legitimizar sus actuaciones, esto canon está compuesto, en primer lugar, por un examen
de razonabilidad; en segundo lugar, por el examen de coherencia; y, finalmente, por el examen de suficiencia, y en forma desarrollada
tenemos:

1. Examen de razonabilidad.– Por el examen de razonabilidad, el Tribunal Constitucional debe evaluar si la revisión de todo el proceso
judicial ordinario es relevante para determinar si la resolución judicial que se cuestiona vulnera el derecho fundamental que está siendo
demandado.

2. Examen de coherencia.– El examen de coherencia exige que el Tribunal Constitucional precise si el acto lesivo del caso concreto se
vincula directamente con el proceso o la decisión judicial que se impugna; de lo contrario no estaría plenamente justificado el hecho de
que el Tribunal efectúe una revisión total del proceso ordinario, si tal revisión no guarda relación alguna con el acto vulneratorio.

3. Examen de suficiencia.– Mediante el examen de suficiencia, el Tribunal Constitucional debe determinar la intensidad del control
constitucional que sea necesaria para llegar a precisar el límite de la revisión del proceso judicial ordinario, a fin de cautelar el derecho
fundamental demandado.

5. SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL RESPECTO AL AMPARO CONTRA RESOLUCIONES JUDICIALES,


CRITERIO ANTERIOR.

Se ha establecido a través de distintas jurisprudencias, este criterio para la procedencia del amparo contra amparo y son:

a.- El expediente 127-2002-AA/TC, publicada el 15 de julio de 2003, en su fundamento 5, establece:

En tal sentido "la interposición de una demanda de amparo para cuestionar lo resuelto en otro proceso constitucional de amparo no
deja de ser una modalidad del amparo contra resoluciones judiciales, con la peculiaridad de que sólo busca proteger derechos
constitucionales relacionados con el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva, teniendo como premisa la posibilidad de que se
pueda, también, en sede judicial y en la tramitación de una acción de garantía (en este caso el amparo) vulnerar tales derechos".

Estableciendo además criterios para la procedencia de una demanda de amparo contra amparo, y son:

Que sólo debe operar en aquellos casos en que la violación del debido proceso resulte manifiestamente evidente.

Que sólo debe centrarse en los aspectos estrictamente formales del debido proceso, excluyendo toda posibilidad de análisis sobre el
fondo controvertido en el proceso constitucional cuestionado.

Que sólo ha de proceder contra sentencias constitucionales definitivas, siempre que ellas no sean favorables al actor, ya que de lo
contrario se contravendría el principio de inmutabilidad de la cosa juzgada; lo que no sucede en el caso de autos.

b. Expediente 200-2002-AA/TC, ratificado en el fundamento segundo de la Sentencia del Expediente 564-2002-AA/TC, del 27 de enero
del 2003,

Esta sentencia implanto jurisprudencia, señaló que el “amparo contra el amparo” era procedente sólo en casos en que había una
sentencia constitucional firme que tenía carácter desestimatorio. Por cuanto dicha resolución, en tanto tiene carácter denegatorio, no
adquiría el carácter de cosa juzgada. Esta afirmación se basaba a partir de la interpretación del artículo 8 de la Ley Nº 23506,
derogada por el actual Código Procesal Constitucional, el cual indicaba que “la resolución final constituye cosa juzgada únicamente si
es favorable al recurrente”. En esa misma línea, no era posible entablar un “amparo contra amparo” cuando la resolución judicial
amparaba la pretensión del demandante, es decir era estimatoria o fundada, ya que se atentaba contra el mencionado principio de la
“cosa juzgada”.
En esta resolución, el Tribunal Constitucional, ha pautas generales en los casos debe proceder la acción de amparo contra amparo,
estableciendo cinco reglas para restringir el uso del amparo como medio para cuestionar lo resuelto en otro proceso de amparo y son:

Cuando la violación al debido proceso resulte manifiestamente evidente. En este caso, la carga de la prueba se convierte en una
necesaria obligación del actor, ya que debe demostrar fehacientemente la inconstitucionalidad que afirma;

Cuando se haya agotado la totalidad de los recursos que franquea la ley, necesarios para que la violación de algún derecho
constitucional puede ser evitada, y que no obstante esto, el juzgador constitucional haya hecho caso omiso de los mismos, lo que es
conforme a lo dispuesto en el artículo 10° de la Ley N.° 25398, Complementaria de la Ley de Hábeas Corpus y Amparo;

Solo debe centrarse en aspectos estrictamente formales del debido proceso, excluyendo toda posibilidad de análisis sobre el fondo
controvertido en el proceso constitucional cuestionado;

Solo ha de proceder contra sentencias constitucionales definitivas, siempre que estas no sean favorables a la parte actora, ya que de
lo contrario se contravendría el principio de la inmutabilidad de la cosa juzgada, y

Solo debe proceder cuando se trate de resoluciones emitidas en procesos constitucionales provenientes del Poder Judicial y no del
Tribunal Constitucional, toda vez que este se pronuncia sobre los procesos constitucionales de defensa de derechos amenazados o
vulnerados, por lo que resulta imposible que sus resoluciones sean inconstitucionales.

c.- En el Expediente N.° 3179-2004-AA/TC[7], HUAMANGA, instado por APOLONIA CCOLLCCA PONCE, de fecha 18 de febrero de
2005, establece en sus considerandos 5, 6, 7 y 14, donde se daban vistos respecto a lo que venía por llegar, disponiendo lo siguiente:

El amparo contra resoluciones judiciales y el derecho a la tutela procesal

En concreto, la interpretación de la limitación contenida en el segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución, cuyo
texto reproduce con algunas variantes lo que en su momento preveía el inciso 3) del artículo 6 de la Ley Nº. 23506, ahora derogado,
según el cual el amparo

(...) no procede contra (...) resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular

Descartada una lectura de dicho precepto constitucional en el sentido de que no cabía la interposición de un amparo contra
resoluciones judiciales, existe consenso en admitirse que, más que una prohibición, en realidad, dicho precepto contiene una
limitación, cuyo ámbito de actuación opera en aquellos casos en los que la resolución judicial emana de un proceso “regular”, pero no
en aquellos otros donde ésta se expide en el seno de un proceso “irregular”.

Ante ello era necesario establecer si un proceso judicial era “regular” o “irregular”, siendo que el proceso regular es aquella que
respeta los derechos del debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva.

En cierta forma, tal tendencia se ha concretado en el Código Procesal Constitucional, cuyo artículo 4 establece:

El amparo procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que
comprende el acceso a la justicia y el debido proceso (...)

Por tanto, la concreción sobre el ámbito de protección del amparo contra resoluciones judiciales se ha circunscrito sólo a la protección
de los derechos fundamentales de orden procesal, quedando fuera de su ámbito todos los otros derechos igualmente fundamentales.

El Tribunal Constitucional diseña el ámbito de derechos protegidos por el proceso de amparo, que refiere la excepción los protegidos,
a su vez, por el hábeas corpus y el hábeas data, y cuando la irregularidad de una resolución judicial, se produce por la violación de
cualquier derecho fundamental.

En definitiva, a partir del diseño constitucional del ámbito de derechos protegidos por el amparo, el Tribunal considera que es
constitucionalmente inadmisible sostener que del referido segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución se pueda
inferir una limitación de la competencia ratione materiae del amparo contra resoluciones judiciales, más allá de los derechos
garantizados por el hábeas corpus y el hábeas data.

d. El Expediente N° 5374-2005-PA/TC[8], respecto al Caso Adela Eskenazi de Yarin,

publicada en fecha 02 de Febrero de 2006 , refiere en su fundamento jurídico 5 y 6, que: “El Proceso de amparo procede también
contra decisiones de la "autoridad" judicial. De este modo, es plenamente admisible que un proceso de amparo pueda controlar las
resoluciones judiciales, sin que ello implique desconocer que la disposición mencionada establece una limitación a la procedencia del
amparo, al establecer que éste no procede cuando se trate de resoluciones judiciales emanadas de "procedimiento regular". La
existencia de un "procedimiento regular" se encuentra relacionada con la existencia de un proceso en el que se hayan respetado
garantías mínimas tales como los derechos al libre acceso a la jurisdicción, de defensa, a la prueba, motivación, a la obtención de una
resolución fundada en Derecho, la pluralidad de instancias, al plazo razonable del proceso, a un juez competente, independiente e
imparcialidad, entre otros derechos fundamentales, por lo que un proceso judicial que se haya tramitado sin observar tales garantías
se convierte en un "proceso irregular"que no sólo puede, sino que debe ser corregido por el juez constitucional mediante el proceso de
amparo”
e. El Expediente N° 04135-2006-PA/TC , respecto al Caso Promotora de Servicios Educativas S.A.C., publicada en fecha 31 de Julio
de 2006 , refiere en su fundamento jurídico Nº 2, lo siguiente: “El Tribunal Constitucional reitera su doctrina jurisprudencial respecto a
que una acción de garantía constituye la vía idónea para evaluar la legitimidad constitucional de los actos o hechos practicados por
quienes ejercen funciones jurisdiccionales, en la medida en que de ellas se advierta una violación del derecho al debido proceso. Es
decir, que solo cabe incoar una acción de amparo contra resoluciones judiciales emanadas de un "procedimiento irregular", lo que se
produce cada vez que en un proceso jurisdiccional se expidan actos que violen el derecho al debido proceso”.

f. En el Expediente N.° 5194-2005-PA/TC[9], en el caso Pesquera Diamante S.A, de fecha 04 de Abril de 2007, establece en su
considerando 8, que: “El amparo contra resoluciones judiciales no es un instrumento procesal mediante el cual, el juez del amparo,
pueda evaluar la interpretación y aplicación correcta de una norma legal, al resolver una controversia suscitada en el ámbito de la
jurisdicción ordinaria o al resolver sobre la admisión o no del recurso de casación”.

6. PROCEDENCIA DEL PROCESO CONSTITUCIONAL DEL “AMPARO CONTRA AMPARO”, PRECEDENTE VINCULANTE.

La sentencia Nº 4853-2004-PA/TC, de fecha 19 de Abril de 2007, que versa sobre una demanda de amparo interpuesta por la
Dirección Regional de Pesquería de la Libertad contra una resolución firme de la Corte Suprema, que declaró improcedente un
proceso de amparo en el que la Dirección Regional de Pesquería de la Libertad era la parte procesal que resultaba perjudicada, por
esta sentencia se establece nuevos criterios para determinar cuándo es posible que se configure un “amparo contra amparo”,
reevaluando la anterior jurisprudencia, y apartándose de ella, establece un precedente vinculante.

Establece nuevos criterios de procedencia del amparo contra una resolución emanada de otro proceso de amparo con relación a las
sentencias estimatorias de segunda instancia. Es decir Con esta sentencia se ha abierto la posibilidad de que los procesos
constitucionales declarados fundados en segunda instancia –y que antes terminaban en dicha instancia- ahora, excepcionalmente,
lleguen a conocimiento del Tribunal Constitucional vía recurso de agravio constitucional, a partir de una re-interpretación (técnica
conocida como el overruling) de la Constitución que ha realizado, esta sentencia además abarca temas tan importantes como el
“amparo contra amparo” y el “recurso de agravio constitucional en contra de resoluciones estimatorias de segunda instancia”.

Esta sentencia, dispone como precedente vinculantes los fundamentos expuestos en el considerando 39 y 40 de dicha sentencia, y
son:

En este nuevo contexto, es admisible interponer una demanda de amparo contra otro proceso constitucional del mismo tipo es decir
otro proceso de amparo, sin importar si este primer proceso fue estimatorio (fundado) o desestimatorio (improcedente o infundado).
Las reglas que el Tribunal Constitucional establece para estos casos son las siguientes:

Para el caso de sentencias estimatorias.-

- El órgano jurisdiccional de segunda instancia emite una sentencia que declara fundada la demanda de amparo –es estimatoria-, pero
ello constituye una afectación directa al contenido constitucional de un derecho fundamental (debido proceso, tutela judicial y cualquier
otro que sea objeto de protección por medio del amparo).

- Cuando el órgano judicial falla declarando fundada la demanda de amparo, pero va en contra de la doctrina jurisprudencial del TC. Es
decir, cuando ha interpretado una norma en un sentido distinto al que el Tribunal ha determinado, o ha optado por una interpretación
que no es conforme a la Constitución.

Para el caso de sentencias desestimatorias.-

- La sentencia de segunda instancia desestima el petitorio del amparo y ello vulnera el derecho fundamental de un tercero legitimado
que no se ha apersonado al proceso (porque no conocía de la existencia del mismo; o porque su solicitud de incorporación al mismo
fue rechazada).

- La sentencia de segunda instancia que desestima la demanda de amparo, afecta el derecho del propio interesado o de la parte que
interpuso el primer amparo, quien por causas ajenas a su voluntad no ha podido interponer el recurso de agravio constitucional que
establece el CPC.

En estos dos casos el “amparo contra amparo” sólo procede si es que no se ha presentado el recurso de agravio constitucional que el
ordenamiento establece en el artículo 18 del CPC, y que se configura como alternativa frente a sentencias de segunda instancia que
tengan carácter desestimatorio.

Por otra parte, el TC también hace referencia a la pretensión que se puede alegar cuando se pretende interponer una demanda de
amparo contra otro amparo:

- Se puede invocar la vulneración de doctrina jurisprudencial emitida por el TC. Es decir, cuando ha interpretado una norma en un
sentido distinto al que el TC ha determinado, o ha optado por una interpretación que no es conforme a la Constitución.

- Se puede plantear la misma pretensión establecida para el primer amparo, pero esto es excepcional. Es admisible sólo si la decisión
del juez que conoció el primer proceso viola el contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental, de tal forma que
desnaturaliza la decisión misma y la convierte en inconstitucional.

7. DERECHOS FUNDAMENTALES VULNERADOS PARA LA PROCEDENCIA DEL PROCESO DE AMPARO CONTRA AMPARO.
El fundamento generalizado para la procedencia del amparo contra amparo nace de la institución denominada “procedimiento regular”,
el mismo que debe entenderse a aquel que sea llevado a cabo con fiel respeto de los derechos fundamentales al debido proceso y a la
tutela jurisdiccional efectiva, los mismos que han sido desarrollados ampliamente en otros trabajos, por lo cual no abordaremos para
examinar a cabalidad, sin concentrarnos en el tema tratado.

CONCLUSIONES

El Tribunal Constitucional mediante el control concentrado y desarrollando los procesos constitucionales, debe sentar y crear doctrina
nacional, en especial con los precedentes vinculantes, la misma que debe ser de obligatoria aplicación, defensa y seguimiento por los
ciudadanos, y en especial por otros los operadores del derecho dada su responsabilidad en el Estado Constitucional de Derecho,
previniendo y publicitando el contenido de sus resolución, adecuando sus decisiones a los tiempos modernos.

A lo largo de la historia se ha visto la utilización maliciosa de los procesos constitucionales como vías extraordinarias para impugnar
resoluciones judiciales y administrativas o decisiones particulares cuando una parte ha sido vencida en el proceso o cuando
omisivamente no ha recurrido contra la misma en el mismo proceso; por lo que ha devenido en un juicio contradictorio del juicio
ordinario, como una cuarta instancia o como una articulación no prevista dentro de las causases de nulidad procesal.

Las resoluciones del Tribunal Constitucional, respecto a la procedencia del proceso contra amparo, ha ido variando en su criterio
jurisprudencial, el mismo que a la fecha delimito en su sentencia Nº 4853-2004-PA/TC, de fecha 19 de Abril de 2007, en primer lugar
que la resolución a impugnarse sea firme y en segundo lugar cuales son los derechos perseguidos.

Según los últimos criterios esgrimidos por el Tribunal Constitucional, respecto a la procedencia del amparo contra amparo, será
procedente únicamente cuando se haya infringido el derecho al debido proceso y a la tutela procesal efectiva de manera manifiesta.

Tanto los supuestos materiales y sustanciales del amparo contra amparo, debe entenderse en función de si se puede acreditarse o no
un agravio manifiesto a los derechos constitucionales a consecuencia de los jueces constitucionales que desnaturalice su tutela, pero
no entendida en función de que el fallo en el primer amparo sea estimatorio o desestimatorio.

Debe considerarse además para la aplicación correcta de garantizar derechos vulnerados en el Derecho Internacional, respecto a la
procedencia del amparo contra amparo, teniendo presente los principios de efectividad e idoneidad que fuera desarrollado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, estipulada en la opinión consultiva Nº 9 respecto a las “Garantías Judiciales en Estado de
Emergencia”, desarrollando en su artículo 25.1 las características que debe tener el recurso que tenga por objeto la protección de los
derechos fundamentales que especifica “toda persona tiene derecho a un recurso sensillo y rápido o a cualquier otro recurso ante los
jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución,
la ley o la presente Convención, aún cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones
oficiales”.

Por tanto el Tribunal Constitucional como intérprete supremo de la Constitución tiene la responsabilidad en última instancia de
garantías por las vías de las garantías constitucionales, delimitar y establecer un camino de protección de los derechos fundamentales
de las personas, y en especial cuando se violen el debido proceso y la tutela jurisdiccional.

BIBLIOGRAFIA

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- BERNALES BALLESTEROS, Enrique, “La Constitución de 1993” Análisis Comparado. Editora RAO S.R.L., Lima, Quinta Edición
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