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Resumen. En los últimos años se han tenido grandes avances en el campo de los compuestos
macrocíclicos, la tecnología de enzimas y en la química del reconocimiento molecular; como
consecuencia, se ha descubierto un nuevo tipo de amilosa y resurgen las ciclodextrinas. Estas
últimas son anillos de seis a ocho unidades de glucosa con enlaces α-1,4, y han demostrado tener
una gran variedad de usos, que van desde la manufactura de productos farmacéuticos,
conservación de saborizantes, fragancias y pesticidas, hasta la elaboración de enzimas
artificiales. La base fundamental que permite a estos compuestos tener esa gran versatilidad es
su capacidad para formar complejos de inclusión, misma que ha servido para el desarrollo de
una nueva tecnología: el encapsulamiento a escala molecular. En este artículo se describe en
detalle la estructura de las ciclodextrinas, y se hace una revisión de los avances más
significativos en sus aplicaciones.
INTRODUCCIÓN
Las moléculas, o algunos de sus grupos funcionales, pueden atraparse en la cavidad de estos
compuestos cíclicos, con lo que se forman complejos de inclusión; obviamente, deben tomarse en
cuenta las interacciones moleculares específicas y la estructura geométrica. Así, de las estructuras
lineales a las cíclicas, se refina la disposición de la forma molecular para permitir una correspondencia
cada vez más perfecta entre receptor y sustrato, o entre cerradura y llave, según el prototipo de Emil
Fischer1. Este hecho es la esencia del encapsulamiento molecular y de la obtención de agentes que
sirvan como modelos para ciertos procesos enzimáticos, lo que ha permitido el desarrollo de la química
del reconocimiento molecular.
Entre los macrociclos naturales más estudiados se encuentran algunos antibióticos, las
ciclodextrinas1, y recientemente un nuevo tipo de amilosa2; sin duda, las ciclodextrinas son las más
conocidas. Estos compuestos, que pueden clasificarse como derivados del almidón, son moléculas
cíclicas que tienen de seis a ocho unidades de D-glucosa con enlaces glucosídicos α-1,4 y, se sabe
2
desde hace tiempo, que pueden formar complejos de inclusión con varios compuestos de bajo peso
molecular, incluso iones3. Sin embargo, el proceso de obtención era demasiado complicado y costoso,
por lo que las ciclodextrinas no habían pasado de ser una mera curiosidad científica, “cápsulas vacías”
de tamaño molecular sin ninguna utilidad aparente.
Esta situación ha cambiado radicalmente en los últimos años, pues se ha descubierto que las
ciclodextrinas tienen una gran variedad de aplicaciones, por lo que pueden considerarse como un nuevo
grupo de materiales industriales básicos. Entre las áreas beneficiadas por sus sorprendentes
propiedades se encuentran la farmacéutica, alimenticia y cosmética. Las ciclodextrinas son, además de
“cápsulas moleculares”, reactivos en química analítica y diagnóstico, sustancias biológicamente activas,
agentes quelatantes y de separación quiral; se han usado recientemente para crear películas
nanomoleculares y membranas, en procesos de filtración y purificación. Para tener una idea de este
fantástico desarrollo, baste decir que en 1988 se publicaron unos 600 artículos y patentes sobre estos
compuestos, y en 1995 este número se duplicó4. Es por este motivo que la presente investigación del
estado del arte está orientada, principalmente, a exponer las aplicaciones de las ciclodextrinas, a partir
de una breve revisión de las propiedades moleculares de estos oligosacáridos.
Los gránulos de almidón son virtualmente insolubles en agua fría, pero se hinchan cuando el
agua se calienta y producen una suspensión coloidal de la cual pueden aislarse dos productos. Una
fracción se llama amilosa (10 a 20%), y es un material soluble en agua; la fracción insoluble (80 a
90%) es la amilopectina (Fig. 1). Cuando se trata almidón con ácido diluido o con las enzimas
adecuadas, se hidroliza progresivamente a maltosa y después a D-glucosa5-6.
Figura 1. El almidón se compone de amilosa (izquierda) y amilopectina (derecha). La diferencia entre ambos
compuestos estriba en que el último es ramificado6.
Como la celulosa, la amilosa es un polímero lineal de la glucosa con enlace glucosídico 1,4, con
más de 1000 unidades enlazadas cabeza-cola. La diferencia en las dos estructuras estriba en la
3
estereoquímica del enlace, ya que la amilosa tiene enlaces α, mientras que los de la celulosa son β. Esta
sutil diferencia origina diferencias físicas y químicas notables: el enlace α de la amilosa tuerce la cadena
de polímero en forma helicoidal, lo que aumenta los puentes de hidrógeno con el agua y, en
consecuencia, la solubilidad7.
En la estructura helicoidal de la amilosa pueden alojarse algunas moléculas, lo que sirve de base
a una reacción interesante y útil: el interior de la hélice es del tamaño y polaridad adecuada para aceptar
yodo, con lo que se forma el complejo almidón-yodo, de color azul intenso7; esta reacción se
aprovecha en pruebas yodométricas como el número de kappa, que se emplea en la industria de pulpa
y papel. La propiedad, llamada oclusión, también se utiliza en la industria alimenticia: pequeñas
moléculas de saborizantes pueden quedar dentro de la hélice del espiral, previniendo así la pérdida de
volátiles valiosos durante el proceso8.
†
También se conocen como dextrinas Schardinger, aunque este término ya no se usa.
4
Recientemente, Takaha et al.2 descubrieron una nueva serie de amilosa, que comprende de 17
a varios cientos de unidades de glucosa, producida mediante la acción de la D-enzima de la papa.
Aunque aún no se tiene información sobre la estructura de estos compuestos, hay una fuerte evidencia
bioquímica de que sus moléculas son circulares (Fig. 3). Esta serie de cicloamilosas representa una
nueva familia que se une a las ciclodextrinas, de moléculas mucho más pequeñas.
La cavidad del anillo de las ciclodextrinas es ligeramente cónica, de manera que la molécula
adquiere la forma de un cono truncado. Sus lados los representan un lazo de seis o más hexágonos, y
en consecuencia, la profundidad del cono es el ancho del anillo piranósico (Figs. 4 y 5). Por fuera de él,
en torno al borde “inferior” (mayor), se hallan los –OH secundarios de C-2 y C-3; en torno al borde
“superior” (menor), se hallan los –OH primarios de C-6, esto es, los grupos –CH2OH. Debido a la
presencia de estos grupos hidroxilo hidrofílicos en los extremos de la cavidad, las ciclodextrinas son
solubles en agua. El interior del cono consiste de tres bandas superpuestas: dos de unidades C—H y,
en medio, una de unidades de oxígeno glucosídico10. Por lo tanto, los pares electrónicos no
compartidos de los puentes de oxígeno hacen que la cavidad interior sea hidrofóbica11.
Figura 4. Representación esquemática de la ciclodextrina. Los –OH secundarios apuntan hacia afuera en el borde
“inferior”; los –CH2OH se dirigen hacia afuera en torno al borde “superior”. La cavidad está tachonada con los C—H
y oxígeno glucosídicos, en tres bandas superpuestas 11.
5
Figura 5. Estructura tridimensional de la β-ciclodextrina. Vista inferior (izquierda), superior (centro) y lateral
(derecha). Las bolas grises, rojas y azules representan carbono, oxígeno e hidrógeno, respectivamente.
1. Una ciclodextrina admite en su interior lipófilo una molécula no polar como huésped; obviamente la
bondad del acomodo de la molécula huésped depende de su tamaño y polaridad, así como del
tamaño de la ciclodextrina particular que se use.
2. El exterior hidrófilo del complejo resultante le confiere solubilidad en agua.
Estas características son las que permiten a las ciclodextrinas formar complejos de inclusión
(clatratos), que son la base fundamental del encapsulamiento molecular (Fig. 6). Se cree que estos
complejos anfitrión-huésped se forman gracias a las interacciones hidrofóbicas y dipolo-dipolo, así
como a la acción de las fuerzas de van der Waals y enlaces de hidrógeno. La α-ciclodextrina, que tiene
la cavidad más pequeña (Fig. 7) y por ende, el menor volumen (Tabla 1), acomoda mejor un núcleo
bencénico, mientras que la β-ciclodextrina lo hace con un núcleo de naftaleno12. Casi todas las
aplicaciones de las ciclodextrinas involucran la formación de complejos de inclusión; éstos son
relativamente estables y pueden separarse en forma más o menos pura como sustancias cristalinas que
se aprovechan directamente (por ejemplo, complejos de medicamentos y saborizantes). En otros casos,
el complejo es sólo un estado de transición (catálisis, separación de mezclas)4.
Figura 6. Modelo del complejo de inclusión de la β-ciclodextrina (encapsulamiento molecular). La cavidad fue
“cortada” por un cilindro imaginario para apreciar la molécula atrapada en su interior.
6
o o o
14.6 A 15.4 A 17.5 A
o o o
4.7 a 5.3 A 6.0 a 6.5 A 7.5 a 8.3 A
α β γ
o
7.9 A
Figura 7. Dimensiones de las moléculas de ciclodextrina.
Por otro lado, hay una intrigante clase de complejos de ciclodextrinas, en la que los huéspedes
tienen la capacidad de encapsular otras moléculas y pueden, potencialmente, crear sistemas
extremadamente complicados. Los primeros en sintetizar este tipo de complejos fueron Vogtle y Muller
en 1979, y posteriormente Hirotsu estudió unos cuantos con cristalografía de rayos X.
Sorprendentemente, hay muy poca información relacionada con estos complejos en solución,
posiblemente debido al hecho que tienen una estabilidad moderada y a que su formación es difícil de
seguir usando los métodos espectroscópicos convencionales, tales como UV y RMN 13.
Se han estudiado los complejos del 12-corona-4 (12C4), cicleno (12N4) y 1,4,7,10-
tetratiociclodecano (12S4) con ciclodextrinas (Fig. 8). Estos tres macrociclos forman sistemas de
estabilidad moderada con la γ-CD, y han servido para llegar a conclusiones muy interesantes.
Anteriormente, se había propuesto que la fuerza intramolecular que desempeñaba el papel principal en
la formación de complejos era la interacción hidrofóbica entre la molécula orgánica y la cavidad13.
7
CH2OH O
Si lo anterior fuera verdad, no sería sorprendente
O
OH O HO
O
HO que la adición de solventes orgánicos, como alcohol o
CH OH
HOH C
2
HO 2
éter, redujera considerablemente las constantes de
OH O
asociación (K a) de los complejos, ya que disminuiría la
polaridad del medio. No obstante, el valor de Ka para el
O
OH
O O HO
Por otro lado, en años recientes se ha logrado la formación de complejos entre ciclodextrinas y
polímeros. El primer caso conocido es el reportado por Harada et al., quienes lo hicieron con α-CD y
polietilén glicol para dar complejos cristalinos con rendimientos altos. Después se experimentó con
polipropilén glicol, poliaminas y polisobutileno (Fig. 9)15.
favorece también por la formación de enlaces de hidrógeno entre las ciclodextrinas; así, los arreglos
cabeza-cabeza y cola-cola, serían las estructuras más probables17.
Los medicamentos poco solubles, los saborizantes que se deterioran rápidamente, las fragancias
volátiles, los pesticidas tóxicos, los explosivos peligrosos, incluso los gases, pueden atraparse y
liberarse justo cuando se requiera, mediante el encapsulamiento molecular. Por todo esto, las
ciclodextrinas se emplean en los campos de la industria química, alimenticia, farmacéutica, cosmética,
etc. Las medicinas hidrofóbicas, que son insolubles en el cuerpo humano altamente acuoso, se vuelven
más solubles y/o estables cuando se añaden ciclodextrinas; de esta manera los medicamentos pueden
administrarse metiéndolos dentro de estas “cápsulas moleculares”. La formación de un complejo de
inclusión es muy sensible al tamaño, forma, posición del sustituyente e hidrofobicidad de las moléculas
huésped, por lo que en un futuro las ciclodextrinas podrían usarse como sensores para sustancias
particulares4.
Debido a estas propiedades tan características, las ciclodextrinas son un producto en torno al
cual se han especializado y formado varías compañías. En los Estados Unidos, Cerestar18 ofrece
ciclodextrinas nativas, Wacker19 además de éstas, la metil-β–CD, y CyDex comercializa desde
septiembre de 1993 un compuesto patentado, de nombre sulfobutiléter β-ciclodextrina (SBE-CD),
desarrollado en la Universidad de Kansas. Al igual que las ciclodextrinas nativas, la SBE-CD amplía la
solubilidad en agua, promueve la estabilidad y reduce la volatilidad de los complejos, mientras que las
pruebas iniciales indican que no es tóxica20.
Las ciclodextrinas y sus derivados permiten el surgimiento de una tecnología que puede usar
cualquier industria que requiera un incremento en la solubilidad, así como el aprovechamiento de estos
compuestos como distribuidores de liberación lenta para sustancias volátiles o inestables. Por ejemplo,
la disolución de pigmentos para la industria de la pintura y colorantes; la retención de saborizantes y
fragancias, para las industrias alimenticia y de cosméticos. Además, los complejos con ciclodextrinas
normalmente tienen una presión vapor baja, lo que reduce la volatilidad; de esta manera, se podría
retener un insecticida en el lugar que se aplicó en lugar de dispersarse en el aire. Esta misma propiedad
ayudaría a los perfumes a retener sus esencias más tiempo sobre la piel20.
Aunque estas cuantas aplicaciones bastan para considerar a las ciclodextrinas como un tipo de
materiales con propiedades sorprendentes, en las siguientes secciones se presentarán en detalle otro
tipo de usos. Sin lugar a dudas, las ciclodextrinas tienen un gran potencial que aún no se conoce en
detalle, y no es de extrañar que en un futuro cercano estos compuestos ganen una importancia sin
precedentes.
9
Las ciclodextrinas pueden utilizarse para catalizar reacciones orgánicas, a menudo con
regioselectividad y cierto grado de estereoselectividad; y como modelos relativamente simples mediante
los cuales pueden estudiarse las acciones de enzimas. Los efectos de las ciclodextrinas sobre
reacciones químicas pueden manifestarse de varias maneras10:
a) Simplemente pueden ocultar ciertas partes de una molécula huésped y exponer otras.
b) Pueden modificar la conformación del huésped.
c) Su lineamiento lipófilo proporciona un medio no polar para el huésped, pero dentro de un solvente
polar.
d) Sus grupos –OH pueden participar en la reacción; ya sea directamente –como bases y nucleófilos, o
como sitios para puentes de hidrógeno–, o bien por medio de intermediarios transitorios (ésteres,
por ejemplo) generados por reacción con el anfitrión o con el reactivo atacante.
Estas características tienen una gran importancia, pues favorecen la síntesis de nuevos
productos y la separación de mezclas racémicas, como se verá más adelante. Sin embargo, las
ciclodextrinas sólo pueden aportar grupos OH a las reacciones químicas, lo que en cierta forma podría
limitar su uso. Para superar esta circunstancia, se han desarrollado métodos para elaborar ciclodextrinas
con los grupos funcionales que se deseen (ver sección siguiente), lo que ha incrementado de manera
notable sus áreas de aplicación. Estos derivados poseen propiedades que rayan en lo increíble, al grado
que con ellos pueden fabricarse enzimas artificiales.
La electroforesis capilar (CE) es una técnica de separación a escala analítica capaz de separar
solutos iónicos, y se basa en las diferencias de la movilidad electroforética. Entre las características que
han ayudado a impulsar la CE a la vanguardia de las técnicas modernas de separación son su
excepcional eficiencia, velocidad y versatilidad. Añadiendo varios reactantes a una solución tampón es
posible discriminar entre solutos que poseen movilidades muy similares o idénticas. Los derivados de
ciclodextrinas pueden mejorar considerablemente la selectividad enantiomérica en la electroforesis
capilar; además, el método es más simple y barato comparado con los métodos HPLC 24.
normalmente han incrementado la solubilidad en las soluciones, y con ello, la resolución de compuestos
racémicos23.
Con base en estos resultados, también se han diseñado y construido columnas de separación
quiral empacadas con un gel de base polimérica, en las que se unen como ligandos derivados de
ciclodextrinas. La separación se hace por la inclusión de la estructura hidrofóbica de los isómeros
ópticos en la estructura cíclica del ligando. Por lo tanto, las columnas pueden usarse para el análisis de
una gran cantidad de isómeros25. Un tipo especial de columna, conocida técnicamente como CP-
ciclodextrina-β-2,3,6-M-19, utiliza β-ciclodextrina en fase diluida, y logra separaciones, anteriormente
imposibles, de una gran variedad de isómeros ópticos. La columna fue desarrollada por el Prof. Schurig
y el Dr. Nowotny, de la Universidad de Tubingen, y también se usa para compuestos no quirales y,
debido a su selectividad, pueden separarse orto, para y meta xilanos. La fase es muy inerte, lo que
representa una gran ventaja, y las clases de compuestos que se pueden separar van de los
hidrocarburos cíclicos no polares hasta los dioles26.
Reconocimiento molecular
Entre los muchos receptores modelo posibles, las ciclodextrinas y los ciclofanos son los más
29
viables . La utilidad particular de las ciclodextrinas como modelos de enzimas se debe al hecho de que
ligan primero el sustrato, como las enzimas, y luego, actúan sobre él mediante grupos sustituyentes10.
Se espera que la síntesis química de proteínas enzimáticas, que permiten la introducción de las partes
estructurales deseadas en las enzimas, sea una herramienta eficiente para elucidar los mecanismos de las
enzimas y construir algunas con funciones deseadas. Sin embargo, aún no se han establecido los
procedimientos para este propósito28.
En un estudio reciente sobre la termodinámica del reconocimiento molecular, Liu et al.30 usaron
algunos derivados del naftaleno con ciclodextrinas naturales y sustituidas para comprender mejor la
cooperación de varias fuerzas débiles que existen entre el receptor y el sustrato, incluyendo
interacciones hidrofóbicas y dipolo-dipolo, fuerzas electrostáticas y de van der Waals, así como los
12
Por otro lado, Nozaki et al.31 construyeron un sistema de reconocimiento molecular controlado
por estímulo externo. Ellos seleccionaron a la ciclodextrina como huésped, e introdujeron cadenas de
poli(N-isopropilacrilamina) en los grupos OH primarios.
Un miembro del equipo de investigación, el Prof. Roger Dean, espera que en este año
comiencen los experimentos con animales; pero incluso si las pruebas fueran exitosas, faltaría aún
mucho tiempo para que la β-CD esté disponible como producto terapéutico. Otras ciclodextrinas han
mostrado que también tienen efectos benéficos en la eliminación de grasas, incluyendo un proceso
patentado, el CSIRO, que usa uno de tales compuestos para eliminar la mayoría del colesterol de la
yema de huevo.
De esta manera, el encapsulamiento molecular comienza a ser un mecanismo muy excitante para
el campo de la medicina.
CONCLUSIONES
Sin duda, las ciclodextrinas contribuirán a mejorar nuestro nivel de vida: con ellas será posible
obtener medicamentos más puros y efectivos, serán un elemento fundamental para aumentar nuestro
conocimiento de los procesos enzimáticos, podrán servir para crear catalizadores más selectivos y
eficientes. Parece irónico que lo mismo se usarán para limpiar nuestro organismo de grasas dañinas, que
satisfacer nuestro ego como preservadores de fragancias.
Sin embargo, aún faltan muchos campos por explorar; por ejemplo, podrían usarse estos
carbohidratos en el tratamiento de aguas residuales de un gran número de procesos, específicamente
encapsulando partículas suspendidas. La formación de complejos de inclusión con polímeros está en
sus primeras etapas, por lo que es de esperar grandes avances en esta área, con un gran número de
nuevas aplicaciones.
Pocas veces se encuentran sustancias con una versatilidad tan sorprendente, y con un potencial
tan enorme como las ciclodextrinas. Y esto es sólo el principio, por lo que es de esperar que estos
oligosacáridos aún nos reserven muchas sorpresas.
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