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Sin duda, las energías renovables como fuente primaria de energía son algo que la

humanidad deberá adoptar tarde o temprano si planea subsistir en este planeta en los
próximos siglos.

Actualmente la cantidad total de energía eólica y solar que se produce es pequeña y la


demanda restante es satisfecha gracias a centrales que utilizan combustibles fósiles o
materiales radioactivos. Pero las ERNC (Energías Renovables No Convencionales) están
creciendo deprisay la infraestructura existente quizá no sea suficiente para mantenerlas en
marcha.

El principal problema con las energías renovables es su elevado costo, pero el avance
tecnológico está reduciendo progresivamente la brecha con respecto a las energías
convencionales. Siguiendo esta línea es que la nanotecnología podría ser una gran aliada al
momento de empezar a cambiar las matrices energéticas existentes.

Baterías, el talón de aquiles


Las baterías que almacenan la energía producida en las horas de mayor exposición al recurso
energético son más limpias que las centrales que funcionan a base de combustibles fósiles y
además pueden responder a cambios en la cantidad de sol y viento mucho más rápido que
estas, pero desgraciadamente, su capacidad de almacenamiento es insuficiente.

Para las centrales renovables el gran desafío es el almacenamiento de la energía para los
momentos en que el recurso principal no se encuentra disponible. El caso más emblemático
es el de las plantas solares que no disponen de energía solar durante la noche, momento en
que la demanda energética alcanza su peak. Para solucionar este problema, es que se usan
complejos sistemas de baterías, los que además de no ser muy eficientes, resultan ser
demasiado costosos.

Solución: la batería de flujo


Para abaratar los costos de las baterías, se ha propuesto utilizarlíquidos que contengan una
red de partículas fluctuantes a nanoescala. Las baterías convencionales son demasiado
costosas para almacenar muchas horas de electricidad de las grandes centrales solares y
eólicas, pero las nanopartículas en red podrían dar lugar a un nuevo tipo de batería, más
barata, llamada batería de flujo.

En el caso de las baterías convencionales, los materiales que almacenan la energía y el


equipo necesario para introducir y extraer la electricidad en ellas, se empaquetan en un único
contenedor. En las baterías de flujo, los materiales que almacenan la energía son líquidos
que se pueden guardar en grandes tanques y bombearse a un dispositivo relativamente
pequeño que bien extrae la energía, bien recarga el líquido.
Figura 1: Esquema básico Baterías de Flujos. Wikimedia Commons.

Figura 2: Batería de Flujo Comercial. Global-Sei.com

Aumentar la capacidad de almacenamiento de energía de una batería de flujo es fácil y


barato, basta con construir tanques más grandes. Sin embargo, los materiales que se usan
para fabricar las baterías de flujo en la actualidad son relativamente caros (en particular
el vanadio como componente activo principal del conductor eléctrico), y los investigadores
buscan alternativas más económicas.

En el caso de las baterías tradicionales, la electricidad sólo se extrae de la parte de los


materiales que entra en contacto directo con una placa de metal, en cambio , una red de
nanopartículas crea caminos para que la electricidad fluya por todo el líquido. De esta
forma se puede extraer de cinco a seis veces más energía de una de batería de flujo
experimental hecha de litio y azufre, por ejemplo. Esta red de nanopartículas la ha
desarrollado el laboratorio del profesor de ciencia de los materiales del Instituto Tecnológico
de Massachusetts (MIT) de EE.UU., Yet-Ming Chiang.
Hace tiempo que se usan nanopartículas en las baterías convencionales con electrodos
sólidos. La diferencia es que este nuevo desarrollo logra una red de nanopartículas en un
líquido a la vez que se mantienen las conexiones eléctricas incluso mientras el líquido
fluye.

Vale destacar que la energía que la Tierra recibe en un año desde del sol supera ampliamente
todas las reservas de combustibles fósiles (y elementos radiactivos) que quedan disponibles
en el planeta. Lógicamente, aprovechar esta energía no es una tarea simple, pero en la
actualidad la tecnología solar (tanto fotovoltaica como térmica) se vuelve cada día más
eficiente y va reduciendo gradualmente sus costos, y si a esto se le suman los avances en el
almacenamiento energético mediante baterías de flujo, tal vez un futuro brillante, y
sustentable, nos espere en el mediano plazo.

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