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EL TRIMESTRE ECONÓMICO

VOL. 1 MÉXICO, 1*34 NUM. 5

El Plan Sexenal
de Gobierno
VICENTE LOMBARDO TOLEDANO

Definición de Conceptos

I. -Qué debe entenderse por revolución

Como ocurre con todos los conocimientos del hom-


bre, hay dos maneras de juzgar un fenómeno de
la naturaleza: la manera imperfecta—que va desde la
simple conjetura basta la apreciación parcial del he-
cho—. y la manera científica, que es la que propor
ciona un conocimiento más cercano a la verdad. Es-
tos dos modos de conocer son los únicos y se aplican,
en consecuencia, a todos los fenómenos, desde los físi-
cos hasta los sociales, sin que sea posible encontrar
una posición intermedia o distinta a la que señalan ta-
les métodos.
Si el fenómeno histórico de las revoluciones se ob-
serva superficialmente, la definición que conviene pa-
ra ellas es la de alboroto, de conmoción pública, o de
cambio violento de las instituciones políticas de un
país. Esta es la manera imperfecta de apreciar las re-
voluciones: la manera científica consiste en compro-
bar si el descontento del pueblo y el cambio realizado
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por él en las instituciones públicas, ha transformado


el régimen de la vida colectiva o sólo ha modificado
algunas de las relaciones sociales; porque en la comu-
nidad humana, en la que concurren diversos factores
que la forman, es preciso distinguir categorías, grados
de importancia entre esos mismos factores. El econó-
mico,, el político, el moral, el religioso, el estético, son
fundamentalmente los factores que constituyen la so-
ciedad; ¿cuál de éstos ocupa el primer sitio, según
el orden jerárquico de su influencia en la vida colecti-
va? Sin entrar en discusiones inútiles para el objeto de
estas notas, sobre las doctrinas relativas a la natura-
leza del proceso histórico, es indudable que en la so-
ciedad contemporánea el factor económico ocupa el
primer lugar entre todos los que determinan la fisono-
mía de la organización social. Las características del
factor económico, es decir, el régimen de la producción
material y las formas que adopta la producción, cons-
tituyen el eje, la estructura de la vida social; alrede-
dor de ella y completándola; pero participando de su
esencia, concurren los demás factores: el político, el
moral, el religioso, el estético, los cuales forman, en
conjunto, la unidad viviente, heterogénea y compac-
ta a la vez que denominamos sociedad, empleando un
término sintético.
Si por revolución hay que entender un cambio en
las instituciones públicas, y si éstas dependen del ré-
gimen económico, lógico es concluir que, cuando una
revolución no altera el sistema de la producción de
una comunidad humana, el cambio sólo ha sido su-
perficial. Eri este caso el hecho histórico no puede lla-
marse, desde el punto de vista científico, una revo-
lución.
La revolución consiste, en suma, en realizar un
cambio en el régimen de la producción económica de
una sociedad determinada.
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H.—Qué debe entenderse por Plan de Gobierno

Hablar de un plan, refiriéndolo al Estado y par-


ticularmente al Gobierno, que es su órgano de expre-
sión, equivale a hablar de una serie de instituciones
jurídicas en las que se establecen las funciones propias
del Estado, en relación con las que corresponden a la
población y a los individuos que la integran, y, ade-
más, a las medidas concretas que el Gobierno debe
realizar, para que las instituciones jurídicas tengan
eficacia. Un Plan de Gobierno consiste, pues, en dos
conjuntos de cosas: en las normas jurídicas y en los
actos mediante los cuales se cumplen esas normas.

III.—Qué debe entenderse por Plan Revolucionario de


Gobierno

Si el Plan; de Gobierno se concreta a organizar los


medios prácticos para hacer cumplir las normas jurí-
dicas ya establecidas, tal Plan será solamente un pro-
grama de la Administración Pública. Tendrá tam-
bién este mismo valor si se propone reformar las ins-
tituciones jurídicas establecidas, manteniendo el régi-
men económico existente.
Por tanto, un Plan Revolucionario de Gobierno
consiste en transformar las instituciones jurídicas que
definen v amparan el régimen económico que prevale
ce en una sociedad determinada, y en formular un
programa de medidas concretas para hacer cumplir el
nuevo orden económico.

Aspecto General del Plan Sexenal


I.—El Plan Sexenal y las ideas revolucionarias

La sociedad contemporánea—principalmente en
las naciones de civilización europea—, se caracteriza
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por tener como base y objeto de sus instituciones la


propiedad privada, con las consecuencias que este ré-
gimen de producción ha alcanzado en un período his
tórico en que el progreso técnico de menos de un si-
glo supera al de todos los que la preceden: concentra-
ción del capital, fruto del trabajo colectivo, en manos
de una minoría social, la clase capitalista o burguesa;
producción creciente para garantizar una utilidad al
capital invertido; crisis periódicas por exceso de pro-
ducción o falta de consumo, que traen aparejada la
desocupación de los trabajadores y nuevos desequili-
brios entre la producción disminuida y el mercado re-
ducido por segunda vez; búsqueda de nuevos merca-
dos para el capital improductivo en los países en crisis
o de mercados indispensables para integrar su econo-
mía propia, a veces con medios violentos; crisis en las
naciones coloniales o semicoloniales provocadas por
esta política imperialista, con resultados semejantes al
de las naciones que desempeñan para ellas e! papel
de núcleos; sujeción de la economía productiva al ca-
pital financiero para hacer frente a sus desequilibrios;
pactos y consorcios internacionales entre los banque-
ros de los países de grande industria; repercusión de
las crisis de una nación a otras y generalización del
desconcierto provocado por los atributos inherentes a
la propiedad privada; utilidades para el que la posee,
derecho de hacerla producir en el momento y con las
condiciones que el propio poseedor le imponga, o de
mantenerla inactiva o de suprimirla totalmente.
Conocida la situación, descubierta la causa funda-
mental del fracaso del régimen capitalista, las asocia-
ciones y los partidos avanzados del mundo entero
estiman que la revolución debe consistir en transfor-
mar el régimen de la producción económica, basado
en la propiedad privada, en un régimen en el que la
propiedad de las fuentes y de los instrumentos de
la producción pertenezcan a la colectividad. Suprimir
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la propiedad privada, socializarla, es, en consecuencia,


el principio de la revolución social.
Juzgado de acuerdo con este principio, el Plan
Sexenal de Gobierno que ha formulado para nuestro
país el Partido Nacional Revolucionario. Partido que
controla por hoy, de un modo absoluto, los diver-
sos órganos del Estado a través de la República, re-
sulta que dicho Plan no se refiere a la idea científica
de^ la revolución, sino al concepto que de la revolu-
ción han tenido en México la mayor parte de los ele-
mentos que han detentado el Poder en los último;;
veinte años, y que creen ver cristalizada en la Consti-
tución Política de 1917. Este documento establece
ciertas limitaciones a la libertad de disponer del pro-
pietario, en sus artículos 27. 28 y 123, y hace inter-
venir al Estado en la vigilancia de tales ¡imitaciones;
pero mantiene la propiedad privada como garantía
del individuo, como base y objeto de las instituciones
públicas. En otro sentido es idéntica a la Constitu-
ción de 1857. que tuvo suspendida durante el perío-
do llamado pre-constitucional, de I 9 15 a abril de 1917,
y que tuvo como modelo la tradición de la Constitu-
ción española de 1812. la forma de gobierno estable-
cida en la Constitución de los Estados Unidos y la
filosofía social individualista de la Revolución fran-
cesa.
No sólo no hay, en efecto, en el Plan del P. N. R..
ninguna resolución categórica encaminada a suprimir
la propiedad privada, sino que tanto en su exposición
de motivos como en numerosos párrafos de las dispo-
siciones gubernativas que contiene, insiste en que su
propósito estriba en realizar plenamente las institucio-
nes jurídicas de la Constitución de 1917. He aquí dos
ejemplos típicos; el párrafo 3 5 dice: "El Partido Na-
cional Revolucionario señala como primordial y apre-
miante obligación el seguir dotando de tierras y
aguas a todos los núcleos de población de
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acuerdo con el Artículo 27 Constitucional". Y el 42:


el Partido Nacional Revolucionario declara en-
fáticamente que es fundamental el estricto apego a la
pequeña propiedad".
No es, en consecuencia, un plan revolucionario el
redactado por el P. N. R. Es, solamente, un progra-
ma que trata de realizar los principios establecidos en
la Carta Política de México, muchos de los cuales han
sido letra muerta hasta hoy. Dicho de otro modo:
el Plan Sexenal es un proyecto para organizar debi-
damente la Administración Pública, sin pretender cam-
biar el régimen económico en que vivimos.

II.—Contradicciones teóricas del Plan

Lo anterior no obsta para que el Plan Sexenal es-


té lleno de diversas afirmaciones respecto de uno solo
o de varios problemas. Su simple lectura da la impre-
sión de que no hubo acuerdo entre las personas que lo
redactaron, pues cada capítulo tiene su declaración de
principios sobre lo que debe ser la Revolución Mexi-
cana, respecto de las funciones del Estado y acerca de
!a política económica del país, empleando para ello
conceptos distintos, opuestos a veces y hasta contradic-
torios en algunos casos. Dice, v. gr., una parte del pá-
rrafo 11 : "La Revolución es un fenómeno histórico que
consiste en el hecho de que el pueblo asuma activamen-
te la empresa de realizar una nueva concepción de la
vida en sociedad, transformando las instituciones pú-
blicas y el régimen de la producción". En cambio, en
el párrafo 4 puede leerse: "debemos estudiar lo que po-
demos alcanzar, dadas las posibilidades de nuestros pre-
supuestos y las realidades nuestras". En el primero de
los párrafos citados se afirma que debe transformarse
el régimen de la producción, es decir, que debe sociali-
zarse la propiedad privada, lo cual implica, como he
EL PLAN SEXENAL DE GOBIERNO 233

explicado antes, una reforma radical al régimen jurí-


dico en que vivimos; en el otro párrafo se afirma lo
contrario: que el Plan no sólo no transformará el ré-
gimen económico, sino que debe circunscribirse a las
posibilidades del presupuesto de ingresos del Gobierno,
presupuesto basado en el régimen existente, en la reali-
dad económica actual, producto de la tradición jurídi-
ca, fiscal, bancaria. monetaria y comercial en que el
país se encuentra desde hace por lo menos medio siglo.

III.—Propósitos abstractos del Plan

Reducido el Plan Sexenal a! valor ideológico que


tiene, como mero programa administrativo, quizá su
defecto más grave consista en hacer declaraciones abs-
tractas en lugat de dictar acuerdos concretos, órdenes
cuantitativas que den una idea clara de lo que el Go-
bierno va a hacer en el período de 19 54 a 1 Q39.
Consta el Plan de 2 72 párrafos v se refiere a la
obra de las ocho Secretarías v de los dos Departamen-
tos del Ejecutivo Federal, a la de los Poderes Judicial
y Legislativo de la Unión y a la de las autoridades d<
los Estados, durante seis años, v sólo tiene catorce re-
soluciones concisas, catorce acuerdos de ejecución visi-
ble: los demás párrafos, o se dedican a hacer teorías
económicas, políticas o morales, o afirman actos guber-
nativos futuros, pero sin señalar número, calidad, fe-
cha v métodos para su realización, o se deslíen en re-
comendaciones curiosas que se apoyan en la ignoran-
cia completa de las leves sociológicas. Entre las reso-
luciones concretas puede citarse ésta, del párrafo 201.
que traduce en cifras el alcance preciso del desarro-
llo que durante los seis años del Plan deberá tener el sis-
tema de escuelas rurales: "En 1934 se aumentarán
1.000 escuelas rurales: en 1935 se aumentarán 2,000
escuelas rurales: en 1936 se aumentarán 2,000 escue-
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las rurales; en 1937 se aumentarán 2,000 escuelas ru-


rales; en 1938 se aumentarán 2,000 escuelas rurales y
en 1939 se aumentarán 3,000 escuelas rurales". Entre
las que más abundan por su carácter impreciso, por su
inutilidad ostensible, o por la ignorancia científica o la
ausencia ideológica que revelan, reproduzco las que
siguen. Párrafo 223: "Campañas para combatir las
causas determinantes de la prostitución, a fin de evitar
que ésta constituya un medio de vida para la mujer: y
para evitar la mendicidad profesional". Párrafo 233.
incisos c) y d). "Recomendaciones e instrucciones a los
gobiernos locales para que presten seguridades, garan-
tías y posibilidades de trabajo a los mexicanos, a efec-
to de evitar que se provoque su emigración, labor de
ilustración y persuasión para convencer a los trabaja-
dores nacionales de los perjuicios que les reporta su
emigración".—Párrafos 253 y 2 55 al 266. En éstos
se emplean los siguientes términos sobre materia fis-
cal: "se procurará", "debe buscarse una solución equi-
tativa", "deberá procurarse", "se darán los primeros
pasos" , etc.. etc.—Párrafo 172: "Se combatirán de
preferencia las siguientes enfermedades peligrosas
para la colectividad y de fatales consecuencias para las
generaciones futuras: lepra, oncbocercosis, tuberculo-
sis y venéreas".—Párrafo 169: "Se expedirán leyes
que fijen los principios técnicos de higiene en materia
de alimentación en toda la República para evitar el
alto porcentaje de mortalidad causada por la alimenta-
ción insuficiente" Párrafo 141: "mantener conse-
jos consultivos de planeación y regulación de las acti-
vidades industriales".—Párrafo 94: "Todo individuo
tiene derecho al trabajo que le permita satisfacer sus
necesidades y placeres honestos, como consecuencia de
la obligación que la sociedad le impone de contribuir
con su esfuerzo al desenvolvimiento colectivo".—Pá-
rrafo 95: "El Estado intervendrá, directa o indirecta-
mente, a fin de que todo individuo en la República
EL PLAN SEXENAL DE GOBIERNO 23S

pueda ejercitar su derecho al trabajo".—Ante la lec-


tura de estas resoluciones literarias surgen innumera-
bles preguntas: Las causas determinantes de la prosti-
tución ¿se combaten con campañas? ¿Campañas de
qué clase? ¿La emigración se evita con recomendacio-
nes y con consejos a los campesinos y obreros mexi-
canos que van buscando qué comer a los Estados Uni-
dos? ¿Por qué se va a combatir de preferencia la on-
cbocercosis—que sólo afecta a núcleos reducidos de la
población—, y no se combate de preferencia también
el paludismo, que es ur( azote para la tercera parte del
pueblo de México? ¿Cómo se van a combatir esas en-
fermedades? ¿Y con leyes sobre dietética se piensa evitar
el alto porcentaje de la mortalidad causada por la ali-
mentación insuficiente? ¿Y para qué decir que se ha-
rán consejos de planeación—en plural—. de las acti-
vidades industriales, si no se dice cómo, cuándo v con
qué fin social, fiscal y técnico? ¿Y para qué se habla
en abstracto de que todos debemos trabajar y comer?
¿Y para qué se compromete el Estado, así. en abstrac-
to también, a que cada individuo pueda ejercitar su de-
recho al trabajo? Como resumen de éstas v de otras
preguntas más que se agolpan en la mente del lector
del Plan, la fatalidad de la lógica nos lleva a formular
dos últimos: un plan de la Administración, del Go-
bierno dispuesto a la obra, ¿puede realizarse con esas
bases? ¿No necesitará este Plan otro plan que lo acla-
re, lo coordine, lo precise y haga posible su cumpli-
miento?

IV.—Propósitos concretos del Plan

Desentendiéndonos ahora de su parte abstracta o


inútil, y fijando el análisis en las disposiciones con-
cretas que tiene, advertimos también, como en aquélla.
contradicciones evidentes, debido a la ausencia de un
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EL TRIMESTPE ECONÓMICO

propósito político bien definido, que es la falla más


seria de que adolece el Plan Sexenal. Un solo ejemplo
basta para confirmar esta opinión: en el párrafo 152.
que expresa la política del Gobierno y del P. N. R.
sobre caminos, se dice que la construcción de éstos de-
be obedecer a finalidades económicas, para estimular
y facilitar el transporte de los productos nacionales v
su conveniente distribución: y dos párrafos adelante,
en el 155. se declara que durante la vigencia del pro-
pio Plan, se concluirá la carretera de Nuevo Laredo
a Acapulco y se construirá la de Sonora a Chiapas
Estos dos caminos, como todo el mundo sabe, no tie-
nen finalidades económicas para nuestro país, sino fi-
nes militares para los Estados Unidos: la protección
del Canal de Panamá, movilizando su ejército en au-
móviles. en corto tiempo, desde su frontera sur y a
lo largo de los dos océanos, para avudar a sus escua-
dras y completar su dominio sobre el Continente, del
Ecuador hacia el norte. Este propósito de imperialis-
mo típico no es un secreto: en los últimos meses se
han publicado en los diarios de México y de los Esta
dos Unidos, frecuentes noticias oficiales sobre la urgen-
cia que el Gobierno de la Casa Blanca tiene en ver con-
cluidas esas carreteras para su ejército, y respecto del
ofrecimiento en dinero que hará a los gobiernos de
México y de Centroamérica. para que terminen las
dos rutas protectoras v complementarias del canal.
Por otra parte, esos caminos acabarán de arruinar a
nuestros ferrocarriles, casi en bancarrota, porque son
vías paralelas a ellos, excepto en tramos breves abier-
tos en zonas incomunicadas por razones de econonía
y no de servicio público: la experiencia tenida basta
hoy sobre las carreteras que van junto a las vías fé-
rreas—México-Puebla: Monterrey--Laredo: etc.—.
demuestra que el programa de los caminos para auto-
móviles en nuestro país debe ser el opuesto al que se
ha estado realizando: integración de los ferrocarriles.
EL PLAN SEXENAL DE GOBIERNO 237

programa complementario de las vías férreas y no de


competencia con éstas. Y las carreteras de Laredo a
Acapulco y de Nogales a Chiapas corresponden a la
antítesis: quiebra de nuestros ferrocarriles y servidum-
bre militar de nuestro país en favor de los Estados
Unidos.

Valoración del Plan Sexenal


I.—Como plan revolucionario

El Plan Sexenal no es, en consecuencia, un plan


revolucionario de Gobierno: mantiene y ofrece seguir
protegiendo el régimen económico en que vivimos.
No obstante, no debe ser considerado como un plan
basado en las doctrinas económicas del siglo XIX; en
este sentido participa de las ideas del intervencionismo
del Estado en el proceso económico, empleando las si-
guientes frases—párrafos del 24 al 29—, que contie-
nen, según su propia expresión, "los aspectos más al-
tamente meritorios" del Plan: "en primer término,
conviene apuntar que nuestro país, con la aplicación
del Plan Sexenal, entrará en la primera etapa de un
régimen progresivo de economía dirigida, cuya trascen-
dencia es mayor sin género de duda, a todo lo previ-
sible. El Plan adquiere por esta razón, en nuestra his-
toria, los caracteres de un punto de referencia, que se-
ñala el fin de una etapa y el comienzo de otra". "Ade-
más, adopta el Plan Sexenal una definición precisa de
nacionalismo económico, el cual, siendo como es una
política de legítima defensa, tiende a colocarnos en
una actitud internacional firme, sobre bases sólidas de
alta ideología moral y humana y con autonomía de
sustentación".
Los anteriores conceptos entrañan una forma de
organización social que se llama: fascismo.
No hay más que dos medios, acaba de decir el
23s
EL TRIMESTRE ECONÓMICO

profesor Clarence Darrow al Presidente Roosevelt, co-


mo conclusión del informe que le pidió sobre los re-
sultados obtenidos basta hoy por la legislación de Re-
cuperación Nacional que se ha venido ensayando en el
país vecino; no hay más que dos medios a seguir fren-
te a las consecuencias del desorden creado por el régi-
men económico de la libre concurrencia: los monopo-
lios, las combinaciones y los negocios de una minoría
sostenida por el Gobierno, es decir, la continuación de
la situación que prevalece, y "una economía planifica-
da que implica el control y la socialización de la pro-
piedad de los particulares: pues únicamente la propie-
dad colectiva puede resolver la pugna entre éstos por
conquistar un mercado, que desaparecería en favor de
la planificación de la producción". Y concluye: "dar
el apoyo del Gobierno para sostener ganancias priva-
das, no es una economía planificada, sino un régimen
orgamzado para la explotación". Es decir, si el con-
trol de la economía se hace por los particulares—sis-
tema de los frusrs—, o por el Estado, de acuerdo con
un plan: pero subsiste la propiedad privada y su prin-
cipal objeto, que es la utilidad particular del que la
detenta: la economía así planificada o dirigida mantie-
ne el régimen de explotación social en que nos halla-
mos. Esta es. justamente. la diferencia que existe en-
tre el régimen fascista y el régimen socialista: ambos
limitan la libertad económica del individuo, los dos
se sirven del Estado para sujetar el proceso económi-
co a normas rígidas, haciendo extensiva la dictadura
técnica al campo político para garantizar el plan prin-
cipal: pero mientras el fascismo conserva el principio
del lucro, de la utilidad, de la renta, del interés indivi-
dual, como consecuencia de conservar y proteger la
propiedad privada, el socialismo suprime el lucro in-
dividual, por haber hecho de la propiedad el patrimo-
nio colectivo, al que todos tienen ¡guales derechos.
En suma: toda economía dirigida o planificada.
EL PLAN SEXENAL DE GOBIERNO 559

toda economía intervenida por e! Estado, que descansa


en la propiedad particular, es un régimen fascista. Es-
ta es la característica de los regímenes actuales en Ita-
lia, en Alemania, en Austria, y en los pequeños países
satélites de los potencias centrales de Europa.
¿Nos propone un régimen fascista el Plan Sexenal
de Gobierno formulado por c! Partido Nacional Re-
volucionario?

II.-—Como plan de la administración pública

Un plan para cualquier acción, es una ruta acota-


da, un camino con distancias medidas, con metas in-
termedias y finales, a cada una de las cuales debe lle-
garse de acuerdo con el itinerario general, como en el
sistema de los ferrocarriles. Un plan de gobierno no
escapa a esta regla: conocido el propósito último, se-
ñalada la finalidad política a la que debe llegarse, tie-
nen que formularse las tareas concretas—en cantidad,
calidad, tiempo y duración—. que a cada órgano de la
Administración Pública corresponde cumplir: sin esta
división del trabajo y esta especialización de funcio-
nes, perfectamente combinadas y dirigidas para evitar
las interferencias y las contradicciones en la acción
particular, no es posible el éxito. Ni un plan fascista
puede librarse de esta condición; precisamente el fas-
cismo—acabo de recordarlo—. es un ejemplo de plan,
de programa inflexible en sus partes y en su conjunto.
El Plan Sexenal formulado por el P. N. R. no
posee las características de un plan eficaz de Gobicr
no: ya he hecho notar que sólo tiene docena y media
de disposiciones concretas para los diez órganos admi-
nistrativos del Ejecutivo Federal. Su observancia de-
penderá, por tanto, de la aplicación que cada Secreta
rio de Estado y cada Jefe de Departamento haga de
las ideas generales que encierra. No será un plan im-
240 EL TRIMESTHE ECONÓMICO

personal, en atención a un propósito histórico, colec-


tivo, que durará seis años, sino un programa sujeto a
interpretaciones personales, suponiendo que no haya
cambios en el Gabinete, que por sí mismos traen serios
trastornos en la prosecución de los negocios públicos.

III.—Posibles resultados del Plan

Aunque el Plan ha comenzado a cumplirse, legal -


mente, a partir del presente año. en realidad tocará al
Gobierno Constitucional que se inaugura en el próxi-
mo mes de diciembre, darle la interpretación definiti-
va, toda vez que el Plan—hecho quizá con la inten-
ción de colocarlo por encima de los individuos—. ten-
drá, por sus defectos, la vida que éstos quieran darle.

Conclusiones

Primera.—El Plan Sexenal de Gobierno para el


período 1934-1939. hecho por el Partido Nacional
Revolucionario, es un plan mal formulado, de ten-
dencia fascista.
Segunda.—Desde el punto de vista internacional,
reafirma la política imperialista de los Estados Unidos
sobre México y los países del Caribe.
Tercera.—Su falta de precisión y las contradiccio-
nes en que incurre, se prestan para interpretarlo de
cualquier modo, por lo cual su cumplimiento depen-
derá de las personas que deban aplicarlo.
Cuarta.—Para la iniciación de un régimen verda-
deramente revolucionario en nuestro país, el Plan Se-
xenal es un obstáculo y no hay sino dos medios para
destruirlo: o declarar que queda sin efecto, o hacer con
él lo que los pretores romanos con la ley escrita: apli-
carla en forma que jamás estuvo en la mente de sus
autores.

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