Conceptos como el de soberanía popular, de acuerdo al cual se entiende
que el poder radica en el pueblo, quien se reconoce capaz de darse sus propias leyes y hacerlas respetar, o la noción de autodeterminación, que deposita en los habitantes de una unidad territorial la decisión acerca de su organización política, son parte de las bases del pensamiento liberal. Igualmente importante para la fundación de los nacientes Estados americanos fue el principio de gobierno representativo, según el cual las autoridades deben ser designadas de acuerdo a algún principio de elección, para que ejerzan las labores de gobierno en nombre del pueblo. Fue necesario que, a comienzos del siglo XIX, nuevos acontecimientos políticos ocurridos en Europa debilitaran el Imperio español, para que las ideas independentistas comenzaran a traducirse en acciones concretas.
Luego de la Independencia, una de las premisas del liberalismo era creer
firmemente en el progreso histórico, es decir, que era posible perfeccionar y mejorar progresivamente la sociedad, cambiando las conciencias y la mentalidad de la población. Para que esto ocurriera, era fundamental el debate intelectual y la divulgación de disciplinas como el Derecho, la Literatura y la Historia, además de la expansión y el desarrollo de la educación. Asimismo, las ideas liberales propugnaban una amplia gama de iniciativas culturales, cuyo objetivo era construir una nueva sociedad con una nueva cultura. Lo importante era que esta nueva cultura se apartara de la herencia hispana y se acercara lo más posible a las ideas modernas y civilizadas que provenían de otras naciones de Europa, especialmente de Francia. En este contexto, desde la independencia, el desarrollo de la educación fue un tema que despertó gran interés. Esto debido a que se criticaba el atraso en que España mantuvo a sus colonias americanas, por lo que la creación de organismos educacionales fue una de las prioridades de los nuevos gobiernos.
Por último, el liberalismo planteaba que los derechos y libertades de los
individuos eran inviolables, debido a que la plena manifestación de la voluntad de cada cual era la fuente principal para el bienestar colectivo. Las ideas liberales establecían, entonces, que ante una mayor cuota de libertades individuales, se podría acceder a la prosperidad y bienestar colectivo. Llevando estas ideas al ámbito político, debían ser las personas las que ejercieran su voluntad entregando sus votos a quienes mejor las representasen. En materia cultural también debiera prevalecer la plena libertad, así cada cual elegirá qué leer, cómo comportarse y en qué creer.
Pipiolos: Grupo compuesto mayoritariamente por jóvenes profesionales (médicos,
abogados), comerciantes e intelectuales. Luchaban contra la hegemonía de la Iglesia católica, la instauración de un gobierno democrático y la igualdad entre las provincias chilenas.
Actividad:
En relación a las ideas antes expuestas, generen un discurso o proclama de
una página, en donde representen a un liberal de la época. Para ello deberán presentarlo ante el curso. Colegio Cristiano Curicó Subsector: Historia y Ciencias Sociales Profesor: Miguel Gamboa Santelices
Ideas Conservadoras
El sistema de gobierno imperante entre 1830 y 1860 en Chile, se
caracterizó por otorgar al presidente amplios poderes, haciéndolo asumir como jefe de Estado y jefe de gobierno. Poseía amplias atribuciones, como, por ejemplo, la posibilidad de ser reelecto para gobernar por dos períodos consecutivos: de allí el origen de los períodos presidenciales denominados decenios. Existía también la posibilidad de ejercer el veto presidencial ante el Congreso, facultad que suspendía las iniciativas de ley en cuestión. El presidente poseía amplios poderes sobre el gabinete, el poder judicial, la administración pública y las fuerzas armadas; contaba, además, con la posibilidad de asumir facultades extraordinarias y de suspender las libertades públicas, decretando estado de sitio. Junto a ello nombraba de forma directa a las principales autoridades provinciales y locales. Además de las disposiciones constitucionales, una serie de prácticas fortalecieron aún más el poder del presidente: por ejemplo, la represión política concretada en prisión, relegación y exilio de adversarios o la intervención electoral que permitía al presidente asegurar que el candidato por él propuesto ganara las elecciones. En las primeras décadas del Chile independiente, tras años de inestabilidad, los grupos conservadores buscaron así asegurar el orden y el progreso del país, a través de un régimen autoritario marcadamente presidencialista. A lo largo del siglo XIX el sistema político se hizo más complejo, pero mantuvo como carácter esencial el hecho de que en la actividad política solo participaran los miembros de las clases sociales más adineradas, excluyéndose con ello del debate político a la gran mayoría de la sociedad.
Pretendían un consolidado orden institucional, basado en la
administración centralizada del poder. Junto con ello sus principales postulados se regían porque la base de cualquier sistema político debía ser el orden; una sociedad como la chilena, en la que había grandes masas de población poco instruida, no estaba preparada para un gobierno democrático; mientras no existiera una institucionalidad sólida y una cultura cívica bien cimentada, lo más conveniente era imponer una autoridad fuerte; la autoridad debía ser sobria, con vocación de servicio público y sin ánimo de personalizar las funciones de Estado.
Pelucones: En su mayoría eran comerciantes, liderados por Diego Portales.
Defendían los monopolios comerciales y el fin de los impuestos a las importaciones y a las ganancias. Apoyaban la idea de un gobierno fuerte y centralizado, que le pudiera dar fin a la inestabilidad política y económica.
Actividad:
En relación a las ideas antes expuestas, generen un discurso o proclama
de una página, en donde representen a un conservador de la época. Para ello deberán presentarlo ante el curso.