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Escrito por JENNIFER O'DONOGHUE el 31 Agosto 2017. Publicado en Blog de Mexicanos Primero |
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La transformación educativa que buscamos desde la sociedad civil, puede parecer algo abstracto,
amplio y general, pero en realidad consiste en políticas públicas concretas: algunas buscan
mejorar la formación y el acompañamiento docente, otras impulsar una educación incluyente,
reorientar el gasto educativo o fomentar la participación social.
Lo que tienen en común estas políticas es que todas buscan cambiar prácticas, sobre todo en las
escuelas y las aulas, con el propósito de que aprendamos cada vez más y mejor. Esto sólo pasará
cuando los actores en el nivel local tengan el compromiso (“el querer”) y la capacidad (“el poder”)
para hacerlo, es decir, cuando se conviertan en agentes de cambio.
Los agentes de cambio son las personas que impulsan, facilitan o coordinan cambios en ellos
mismos así como en otras personas, prácticas o culturas institucionales. En el ámbito educativo
son los titulares del poder ejecutivo, federal y estatal, así como las Secretarías de Educación
federal y estatales, los legisladores, los consejeros del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE), y los jueces del poder judicial. Son los que toman decisiones y definen políticas
públicas. Ellos marcan la pauta.
Sin embargo, los actores más relevantes y determinantes para la implementación son los que, en
el contexto local, aterrizan, ejecutan, monitorean, evalúan y retroalimentan estas políticas
públicas. De un lado, son los “liderazgos intermedios”, funcionarios intermedios, supervisores,
inspectores y jefes de sector, así como los directores o coordinadores de otros institutos
relevantes, como, por ejemplo, los directores de las escuelas normales.
También son agentes de cambio imprescindibles, desde las escuelas, las y los directores escolares,
maestros, estudiantes y familias. Asimismo, juegan un papel fundamental de acompañamiento,
monitoreo y exigencia los actores sociales, como las organizaciones de sociedad civil, los medios
de comunicación y los académicos.
La eficacia de la implementación de las políticas públicas educativas dependerá en gran parte del
compromiso y capacidad de estos agentes. Si no quieren o no pueden, no llegaremos a nuestro
objetivo. No se puede mandatar un cambio en el aula desde arriba.
Para fortalecer el compromiso y la capacidad de los agentes de cambio, es necesario que cuenten
con:
1) espacios y mecanismos de participación y comunicación para que puedan sentirse parte del
proceso y puedan desarrollar capacidades necesarias para su implementación.
2) un marco regulatorio adecuado que brinde claridad sobre las expectativas así como libertad de
actuar.
4) las habilidades técnicas necesarias y oportunidades para seguir desarrollándolas según las
exigencias del contexto y del cambio deseado; y