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José Manuel Navarro Domínguez

Actas de los “IX Encuentros de Historia y Arqueología”


San Fernando (Cádiz), 1993.
Publicado en 1994.

LA COMARCA DE LOS ALCORES

La comarca de los Alcores, localizada al Este de Sevilla, está conformada


por un conjunto de colinas calizas de escasa altitud (100 m. la cota media), que
cierran por el norte la Campiña sevillana separándola de la Vega del
Guadalquivir.

Está vertebrada por una de las rutas de comunicación más importantes de


Sevilla, la que partiendo de la puerta de Carmona, atraviesa toda la comarca de
Este a Oeste hasta Carmona y pasando por Ecija, se prolonga hasta Córdoba.
Arteria vital para el abastecimiento de la ciudad con los productos agrícolas de
la Campiña, a lo largo de ella se enhebran, como perlas en el hilo del collar,
Alcalá de Guadaira, Mairena del Alcor, El Viso del Alcor y Carmona.

El carácter calizo de la roca permite una gran retención hídrica que aflora
en innumerables arroyuelos y fuentes naturales, especialmente a lo largo de la
vertiente sur. En el mapa 1 pueden observarse los arroyos más importantes, que
constituyen todo un entramado hidrográfico de dirección NO-SE, conformado,
de izquierda a derecha, por el arroyo de Marchenilla, cercano a Alcalá de
Guadaira, el arroyo de los Molinos y el Salado, cercanos a Mairena del Alcor, y
el arroyo de Alcaudete, en El Viso del Alcor. Todos ellos confluyen en el río
Guadaira.

De las tres zonas molineras que existen en la comarca, tan sólo dos de
ellas, tanto por el número de instalaciones como por el buen estado de
conservación de las mismas, nos permiten un estudio en profundidad: El
conjunto de Marchenilla y el de Mairena. Por su parte el grupo de molinos de
Alcaudete, de reducida entidad, apenas conserva edificaciones parciales muy
transformadas y difícilmente reconocibles.
adecuada del molino en la rivera. El sistema hídrico de Marchenilla está
formado por un total de 3 arroyos principales procedentes de 5 fuentes: El
Fontanal, Escurridero, El Junco, Cañiveralejos y Marcheni lía. La mayor parte
de los molinos se localizan en la corriente principal, producida tras la
convergencia de las tres primeras fuentes y son Pared Alta, Cañiveralejos,
Pasadilla, Granadillo, Hornillo, Pared Blanca (San José) y La Boca. En la
corriente de El Fontanal se construyen Tragahierro y el Nuevo.

MOLINOS DE MAIRENA

En el arroyo llamado por ello de los Molinos (mapa 3) se localizan los


cuatro molinos que constituyen el sistema de Mairena. Alineados en el llamado
"Arroyo de los Molinos" se localizan el molino llamado "de la latera", en las
afueras de Mairena y en cuya atarjea estaba instalado un lavadero público, el
"de la tranca", el "de los arcos", llamado así por los arcos sobre los que se eleva
la conducción de agua de su atarjea y por último, más allá del apeadero del tren,
el molino llamado "del culebro".

ESTRUCTURA DEL MOLINO

Los molinos analizados se basan en el esquema fundamental del molino


hidráulico de tradición árabe, que, con diversas variantes locales, encontramos
en toda la Baja Andalucía.

En su forma más simple que es la que encontramos en los modelos


estudiados, se compone de cuatro elementos fundamentales: la Atarjea, el Cubo,
la Sala de piedras y la bóveda del Rodezno (Figura 1).

Están construidos con una tecnología muy sencilla, similara la empleada


en las viviendas particulares. Los muros, algo más gruesos que los usados
normalmente, se componen dc argamasa apisonada, compuesta de tierra, arena
y cal, cementada con agua y apisonada en cajones de madera llamados tapiales,
La sala de piedras se construye abovedada de piedras o ladrillo, evitando
las estructuras de madera a dos aguas, que acumulan una gran cantidad de polvo
en sus vigas, además de ser más inseguras ante la lluvia. La bóveda,
perfectamente cerrada, es más limpia y segura contra la lluvia que las cubiertas
de tejas, empleadas en las restantes salas del molino, incluida la vivienda del
molinero.

LA ATARJEA

Normalmente estaba construida con tapial de argamasa y piedras, con


muros de hasta 50 cm. de espesor. Se reforzaba exteriormente con ladrillos,
formando un canal impermeable muy resistente a la acción de las plantas
acuáticas y el "verdín", que tanto abundan en muros y pozos húmedos, que
podían dañar al muro y filtrar el agua al exterior.

En el molino de la Boca, que por su proximidad al río estaba expuesto a


frecuentes riadas producidas por el desbordamiento del Guadaira, la Atarjea
rodeaba por completo al molino por el lado del río, sirviendo sus gruesos muros
de considerable altura, de dique de contención contra las crecidas.

Apreciamos en las zonas analizadas dos tipos muy diferentes de molino, en


función de sus atarjeas, en las dos zonas más importantes analizadas.

Los molinos de Marchenilla, situados junto a la corriente, con pequeñas


atarjeas y cubos bajos, responden al modelo más conocido del molino de ribera,
tan extendido por la geografía andaluza.

Los molinos de Mairena, por el contrario, presentan largas atarjeas, que


pueden alcanzar los 100 m. de largo, algunas sostenidas por arcadas de medio
punto, altísimos cubos, de hasta 7 m., y estructuras más recias y firmes (Figura
2).

Incluso la decoración exterior se adapta perfectamente al modelo de la


casa particular, con varias capas de encalado y a veces un zócalo rojizo pintado
en la fachada, que disimule un poco la suciedad y el barro de las lluvias, de
natural que abastece a los restantes molinos.

Cuando se comenzaba a moler se elevaba el Tablón Real pasando el agua


de la atarjea al Cárcabo, la entrada del cubo de caída del agua. En el Cubo, de
recias paredes para Soportar la presión, el agua adquiere una gran velocidad, al
precipitarse desde una altura que oscila entre los 5 y los 10 metros,
obteniéndose la fuerza suficiente para mover las palas.

En la "Bóveda", la estructura subterránea situada inmediatamente debajo


de la sala de piedras del molino, se encuentra el "Rodezno", una rueda de palas
curvas, o inclinadas, según los modelos, orientadas para canalizar el agua y
girar con su impulso en una única dirección posible, el sentido de las agujas del
reloj.

Las palas están formadas por dos elementos, la “Puente", una estructura de
madera e hierro formada por aros que forman el disco de la pala, y el "Gorrón",
una estructura de palas en disposición radial, firmemente sujeta a un eje de
hierro en disposición vertical llamado "Palahierro".

El movimiento generado por la corriente de agua en las palas es


transmitido directamente a la salade molienda por el “Palahierro” firmemente
engarzado a la piedra corredera o "muela", pasando a través de un orificio
practicado en la piedra de base o “solera”.

El trigo para moler se echaba en una "Tolba", construída con una boca de
madera cuadrada y un cuerpo de tela de saco con forma de embudo, a veces,
reforzada por una estructura de alambre que remataba en un tubo delgado, la
"Canaleja" que dirigía el trigo directamente sobre las piedras. Generalmente
disponía de una sonaja en el extremo de la "Canaleja" para avisar cuando estaba
vacía.

Poco a poco el trigo iba cayendo sobre las dos piedras, la llamada "Solera",
la piedra de base, la de mayor tamaño y fija al suelo. y la "Muela", más
pequeña, situada sobre la anterior y que giraba impulsada por el "Palahierro",
moliendo el grano.
Como resultado de la molienda una buena cantidad de harina se perdía en
lo que se denomina “jarija” o "espolvoreado", ese polvo finísimo de harina que
llenaba toda la sala de las piedras y que se posaba sobre todos los objetos y las
paredes de la habitación, dando al ambiente un aspecto lechoso. Este polvo de
harina era cuidadosamente recogido por el molinero para alimentar a sus
animales de corral.

EL FIN DE LOS MOLINOS

Los molinos mantienen un elevado nivel de producción hasta la década de


los veinte de nuestro siglo, en que la mecanización del proceso de producción
harinera en instalaciones fabriles, desplazará a los molineros de agua como
abastecedores de harina a los panaderos locales.

Es en Alcalá, llamada "de los panaderos", donde en la segunda década de


este siglo se instala la primera fábrica harinera de la comarca, Nuestra Señora
del Aguila, que comenzó a molturar trigo mediante procesos mecánicos y que
fue llamada la "asesina de molineros" e incluso llegó a sufrir un intento de
incendio por varios molineros exaltados que veían como se reducían
drásticamente sus encargos.

En Mairena, José Monte, hijo de "Quito", molinero de Marchenilla, que


había trabajado muchos años en el molino Pared Blanca, construye el primer
molino mecánico, movido a motor, en 1920, instalándolo en Mairena del Alcor
en la calle Ancha.

La rapidez de trabajo, la velocidad de molienda, permite abaratar


fuertemente los coste de producción, permitiendo no sólo aumentar la cantidad
de trigo molido por día, sino reducir considerablemente el precio de la fanega de
harina molida, lo que supone una dura competencia para los molineros
tradicionales.

Progresivamente, a lo largo de la década de los 30, los molinos van siendo


abandonados. En el Viso dejan de funcionar los de la corriente de Alcaudete,
mecánicos.

Hasta la Guerra Civil se mantienen trabajando algunos molinos de


Marchenilla empleados en la molienda de cebada y avena para piensos. Tan
sólo logran cierta vitalidad durante la década de los cuarenta, porque al estar
localizados fuera del casco urbano pueden escapar más fácilmente que las
harineras al control de la inspección estatal, utilizándose sus instalaciones para
moler grano y venderlo clandestinamente en los pueblos cercanos, sin pagar las
tasas correspondientes y sin someterse al racionamiento impuesto.

Uno de los últimos molineros de Marchenilla, de la familia de Manuel


Alba, llamado "Aberclin" que trabajó en el Hornillo, abandonó los molinos y
terminó sus días asociado con los sobrinos de José Monte y casado con su hija,
en la explotación del molino a motor de Mairena, estableciendo la fabrica de
Harinas A.S.P.A.S.A. en esta misma localidad.

Actualmente estos molinos están abandonados. Los cuatro de Mairena


están en ruinas. Tan sólo el segundo y tercero conservan, aunque no completas,
sus atarjeas de canalización y la estructura edificada de su sala de piedras y el
primero, que tan solo mantiene en pie el cubo y parte de la sala de piedras, se
encuentra prácticamente aterrado junto a una carretera, en las afueras del casco
urbano.

Los molinos de Marchenilla no se conservan mucho mejor. Tan sólo el de


Granadillo parece en buen estado, al estar ocupado por un hortelano que lo ha
remodelado. El molino de Pared Blanca se encuentra convertido en un establo
para ganado vacuno y el de la Boca, apenas logra verse oculto entre las acacias
y las zarzas. Los restantes han sido convertidos en graneros o están demolidos.

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA

Es escasa la documentación existente sobre estos molinos. De gran utilidad


nos ha sido la obra Molinos y Molineros de Marchenilla, de Francisco López
Pérez, que recoge a partir de fuentes orales, una amplia información sobre la

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