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Usabilidad, y estrategia en Internet
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Qué es la excelencia
Por Daniel Mordecki
5 de junio de 2013
¿Es lo mismo ser excelente que ser el mejor? ¿Todos aspiran a ser excelentes?
¿Todos pueden ser excelentes? ¿Qué decisiones tiene quetomar un equipo
para comenzar su camino a la excelencia?
Son todas preguntas muy importantes, y a la vez esquivas, difíciles de precisar, donde la respuesta parece inmediata, pero luego nos percatamos que hay
nuevas aristas a contemplar, nuevas facetas que influyen decisivamente.
Hace mucho tiempo que me obsesiona el problema de la excelencia. ¿Qué es realmente? ¿Es una opción o un destino obligatorio?
¿Todos pueden conseguirla? ¿Es lo mismo ser excelente que ser el mejor? ¿Es posible transformar una organización mediocre en una
excelente? Estas preguntas y muchas otras dan vueltas permanentemente en mi cabeza, a veces unas son más insistentes, luego dan
lugar a otras, pero siempre alguna de ellas revolotea los pensamientos.
Pienso que arribé a un punto donde vale la pena ordenar y organizar algunas ideas y conclusiones. No se trata de un paquete
completo y totalmente coherente, tampoco es una metodología y mucho menos un recetario. No está cerrado, ya que quedan cabos
sueltos. Pero tengo la impresión de que tal vez algún otro obsesivo con la excelencia pueda aprovechar algo, y si eso es así entonces
valió la pena.
En las discusiones familiares, en las tertulias políticas, en la prensa, en ese imaginario colectivo es frecuente identificar dos ideas que
se dan por apriorismos, por verdades inmutables sobre la calidad y la excelencia.
Son opiniones superficiales pero contundentes, infundadas pero definitivas, falsas pero incontestables, de esas con que muchas
amas de casa ya destilaban rencor cuando llamaban a Sea Juez por un Minuto, del inefable Heber Pintos.
Una mesa ordinaria se hace en un par de días, una mesa corriente se hace en una semana, per
o probablemente una mesa excelente lleve varias semanas.
Esta forma de razonar, corolario ineludible de la tan cristiana idea de ganar el pan con el sudor
de la frente está fuertemente arraigada en el ideario social a todos los niveles. La calidad es
resultado directo del trabajo duro, de mucho trabajo y muy duro, de la camiseta transpirada, del
esfuerzo más allá de los límites de lo razonable.
Que se entienda bien, no es que alcanzar la excelencia no lleve trabajo ni esfuerzo. El
problema es en primer lugar que la excelencia no lleva más trabajo que la mediocridad, y en
segundo lugar que más trabajo y más esfuerzo no necesariamente conducen a mejor La excelencia no lleva más
calidad. Se trata de un caso de confusión entre correlación y causalidad: no hay una trabajo que la mediocridad.
correlación de causa - efecto entre cantidad de esfuerzo y excelencia, ni hacia un lado Lo excelente no deriva del
ni hacia el otro. cuánto, sino del cómo."
Las cosas no se hacen bien porque el ambiente es relajado, los empleados no tienen miedo de que los echen, nadie contr
ola nada.
Esta frase es repetida como una explicación unívoca para los resultados mediocres, para la ausencia de excelencia.
Si se hurga apenas unos centímetros, la afirmación no resiste el menor análisis. Los individuos entregan mejores resultados cuanto
más se los controla y cuanto más riesgo impone ese control. La excelencia sería según
este razonamiento consecuencia del terror. Por supuesto que por la coerción se
pueden obtener resultados, de los legales y de los inmorales e ilegales, pero nunca son
excelentes. Pueden producir enormes beneficios, incluso inmensas fortunas, a quien
ejerce la coerción, pero no abundan, si es que realmente existe algún caso, en el que la
amenaza institucionalizada o el férreo control como eje estratégico produzca Alguien hace, alguien controla,
excelencia. alguien corrige: la santísima
trinidad de la mediocridad
Un dato pintoresco de esta forma de razonar es que quien emite el juicio habitualmente garantizada.
da a entender que eso es para los otros, no para él mismo. Los demás son haraganes,
los demás son avivados, los demás son abusadores. Tal vez se trate de una mutación
del viejo refrán que reza que el ladrón cree que todos son de su condición.
Pero no solamente es importante hacer notar que la excelencia no deriva del control,
sino que la idea del control expresada en esta forma de razonar es garantía de resultados mediocres. No estamos hablando de control
industrial, ni de control de calidad específicamente, aunque en este terreno también parece tomar cuerpo la idea de que más control
no genera necesariamente m ás calidad. Estamos hablando del control como modelo
organizacional, como estrategia: alguien hace, alguien controla, alguien corrige: la
santísima trinidad de la mediocridad garantizada.
La excelencia es uno de esos conceptos muy fáciles de entender en primera instancia, pero muy difíciles de definir con precisión, igual
que sucede con mesa o computadora.
Si hubiera que dar una definición, la de Wikipedia parece la más adecuada: "cualidad de lo que es extraordinariamente bueno y
también de lo que excede las normas ordinarias"[1], acorde con la idea etimológica de lo sobresaliente, lo que sobre sale por encima
de la media. Pero esto no nos ayuda en nuestro problema, ya que define qué es lo excelente, pero no cómo ser excelente.
Sumado a ello, muchas veces el mejor resulta ser mediocre, sencillamente porque todos son mediocres y éste es solamente menos
mediocre que los demás, sin por ello ser excelente.
Tal vez la explicación pase por el hecho de que ser el mejor es un momento y la excelencia es un proceso, y son por tanto objetivos de
distinta naturaleza, no comparables. Tienen una fuerte relación, porque la excelencia
coloca a las organizaciones en una situación privilegiada para ser el mejor, sin que ello
las equipare.
Lo que la experiencia me ha mostrado una y otra vez, es que los gerentes que más
fichas ponen en la casilla de que su empresa sea la mejor, la que más market share Ser el mejor es un momento y la
tiene, la que más vende, la que más negocios gana, rara vez lideran organizaciones excelencia es un proceso, y son
excelentes. Son los que se afilian a la teoría de que no importa si hablan bien de mí, por tanto objetivos de distinta
sino que hablen. Cuando más suerte tienen consiguen ser tuertos en una tierra de
ciegos, y las cocardas que obtienen solo los anclan aún más en las catacumbas de la naturaleza, no comparables.
mediocridad.
Más fácil de comprender que la excelencia organizacional es la excelencia individual, y es por ello que la tomaremos como punto de
partida. Las causas, las características, los parámetros son los mismos, pero las decisiones ocurren en un solo individuo que en su
libre albedrío define los caminos a recorrer.
Sea un artesano, sea un profesional, sea un deportista, o simplemente alguien que Capacidad, pasión y
practica una actividad en su tiempo libre, es frecuente encontrarnos con individuos compromiso. Esos son los
realmente excelentes. Su desempeño es excelso, su creación es admirable, sus ingredientes últimos que
resultados superiores. Alcanzan la excelencia como se fuera algo sencillo y natural; el causan la excelencia.
postre es delicioso, la música es fascinante y la pelota entra en el ángulo como si no
hubiera otra opción, como si cualquiera lo pudiera hacer con la misma facilidad.
¿Qué tienen en común? ¿Qué los distingue del resto? Capacidad, pasión y compromiso. Esos
son los ingredientes últimos que causan la excelencia. Los analizaremos uno a uno.
Capacidad
Es muy duro, inclusive triste, ver a alguien esforzándose hasta lo inconcebible por conseguir resultados en una disciplina para la que
carece de las habilidades innatas imprescindibles. No hay camino a la excelencia si no están dadas las capacidades.
La pregunta interesante es si para cada individuo existe una actividad, un área, una
destreza para la que tienen las capacidades innatas necesarias para la excelencia.
Dicho de otra forma: ¿todos tenemos la capacidad de ser excelentes en algo?
No tengo una respuesta. Unos días pienso que sí, y que el oficio del líder es encontrar esa disciplina en la que cada uno de sus
liderados podrá desarrollar un potencial sobresaliente. Otros días pienso que no, que hay una inmensa cantidad de individuos
condenados a resultados comunes y corrientes. ¿Quién soy yo para decidirlo?
Pasión
La excelencia es una opción demandante, un camino intrincado y desafiante, muchas veces desalentador. La pasión es el combustible
que le permite a un individuo recorrerlo hasta el fin.
Recorre el mundo la idea de que en la sociedad de la información cada cual elige estudiar sólo lo que le gusta, ejercitar sólo lo que le
resulta entretenido, en una especie de "Summerhill reloaded". Es como si el mundo
moderno proveyera conocimiento sólido y profundo en pastillas de 140 caracteres,
leídas de costado entre mail y mail.
Tengo malas noticias: desempeñar una actividad con una solvencia digna requiere
mucho esfuerzo aburrido, mucho ejercicio rutinario, mucha lectura paciente, mucho
conocimiento de base. Y si se aspira a la excelencia mucho, mucho más. Como nos
enseñó el señor Miyagi en Karate Kid: "ir despacio, hacer las cosas bien. Tranquilo, en
armonía: Primero dar cera, después pulir, dar cera, pulir". Solo la pasión nos puede
hacer pasar las horas de gimnasio, el estudio interminable, la práctica repetida una y Desempeñar una actividad con
otra vez. una solvencia digna requiere
mucho esfuerzo aburrido,
Es la pasión la que constituye el hilo conductor de una vida excelente, esa llama mucho ejercicio rutinario,
siempre presente que enciende todas las actividades, que permite dedicar todas las mucha lectura paciente, mucho
energías, que hace superar todas las caídas, que da apoyo para recuperarse de todas conocimiento de base. Y si se
las derrotas. aspira a la excelencia mucho,
mucho más.
Hace unos años me tocó dirigir un equipo en el que trabajaba un Ingeniero de Sistemas
muy capaz. Un buen tipo, de esos que todos apreciamos, compañerazo. Y realmente
muy sólido desde el punto de vista técnico. Pero jamás entregaba lo que se le pedía:
una vez tarde, la otra con errores, la tercera a medias. Cuando las cosas llegaron al
límite, me confesó que él sabía que sus resultados no eran excelentes, y que también
sabía que su capacidad lo habilitaba a resultados muy superiores, pero era para él más
fácil conseguir otro trabajo donde los demás no lo supieran. Ese día aprendí que no
todos tienen la pasión necesaria para la excelencia.
Compromiso
La búsqueda de la excelencia no es una campaña de un día, de un mes o de un lustro, es una forma de vida. ¿Es posible maginar a
Einstein diciendo ya descubrí la teoría de la relatividad, ahora me voy a dedicar al tenis,a Neruda diciendo ya escribí el Canto General, ahora solo voy a
esperar a que se venda bien, o a Leonardo preguntándose para qué pintar La Gioconda si ya pinté La Última Cena, que fue un golazo?
Tal vez compromiso no sea una palabra lo suficientemente fuerte, pero aún no he encontrado una mejor para describir esta arista del
camino a la excelencia, la de la fusión de por vida entre individuo y tarea, en la aplicación plena, máxima y absoluta de todos los
recursos posibles, de todas las opciones disponibles. Un compromiso irrenunciable a recorrer hasta el fin todos los caminos que sean
necesarios para obtener el mejor resultado posible.
Es que la pasión de un día, el entusiasmo repentino no produce excelencia. Solo la combinación de capacidad, pasión y compromiso
habilitan la chance de resultados excelentes.
Claro que el compromiso es una actitud, pero la desidia también lo es. No alcanza con una actitud, ni siquiera una actitud positiva, que
por lo menos en lo personal me suena a calculado, a políticamente correcto. El compromiso con la excelencia es un baúl lleno de
energía, trabajo, esfuerzo y dedicación que permiten alcanzar todo lo alcanzable y derrotar todo lo derrotable, no ceder jamás hasta
alcanzar la medida más alta, solo para descubrir allí que es posible alcanzar una aún más alta.
Los discursos son prolíferos en oxímoron del tipo "superar lo insuperable" o "conseguir
lo inconseguible", pero en la vida práctica es importante saber que siempre existen
restricciones: condiciones a priori, dadas por el contexto e inmodificables para el
individuo, que constituyen el territorio en el que se desarrolla la actividad humana. El
compromiso irrenunciable es el desafío permanente de alcanzar esos límites en cada Se trata de empujar al límite en
actividad que se desarrolla.
cada actividad, por más
pequeña que sea. Todas y cada
Que se entienda bien: no es un impulso grandilocuente de trascender en una instancia.
una de ellas. Y no un día, o un
Se trata de empujar al límite en cada actividad, por más pequeña que sea. Todas y cada una
de ellas. Y no un día, o un mes: siempre. mes: siempre.
Los Beatles no se hicieron Los Beatles porque escribieron una gran melodía, o porque
pegaron un estribillo, ni siquiera porque hicieron muchos de ellos, sino porque además
de eso tomaban cada acorde, cada verso, cada arreglo como si con él se fuera el
mundo. Si está en su lugar la capacidad, si el combustible es la pasión, el compromiso
en toda la línea hace que en cada decisión, grande, mediana o pequeña, se juegue una
batalla decisiva y construye milímetro a milímetro la excelencia. Es por todo eso que ganaron el lugar indiscutido de los músicos de un
siglo.
Conocí un gerente de sistemas, en un gran centro de cómputos, que concluía fácilmente las discusiones con una frase inapelable:
"¿vos pensás que eso es un problema?, ¿sabés los problemas que tengo yo?" y asunto cerrado sin acción alguna. Su mega proyecto,
su gran problema referido una y otra vez, se empantanó en la mediocridad durante cuatro largos años para que la montaña pariera un
ratón. Se retiró casi tarde por la puerta trasera. Jerarquizar es una práctica no solo recomendable: es imprescindible. Pero su
estrategia era muy distinta: posponer casi todo en busca de un gran éxito que lo colocara en el podio y lo cubriera de laureles,
haciendo olvidar todas las renuncias. En definitiva, la falta de compromiso con la excelencia lo condujo lenta e inobjetablemente al
fango de la mediocridad.
La excelencia colectiva
Los componentes esenciales, la materia prima de la excelencia colectiva es exactamente la misma que la de la excelencia individual:
capacidad, pasión y compromiso. El punto clave en la diferencia está en la aparición de las relaciones interpersonales, fundamentalmente
en lo que tiene que ver con los problemas de integración del equipo y de liderazgo.
El equipo
Más arriba expuse mi indefinición en torno a si hay para cada individuo una actividad
en la que se esconde su potencial hacia la excelencia. Para el problema equivalente a
nivel colectivo creo tener una respuesta: no todos los equipos pueden llegar a la No todos los equipos pueden
excelencia. Estoy convencido. llegar a la excelencia. Estoy
convencido.
La integración del equipo es un asunto absolutamente crucial en el camino a la
excelencia: quienes participan y quienes no deben participar y deben por tanto ser
apartados del equipo es premisa determinante para determinar la capacidad de un
colectivo humano en la consecución de la excelencia.
Veámoslo con un ejemplo. Una banda de Heavy Metal busca guitarrista. Se hacen varias pruebas y eligen al que consideran mejor. Es
excelente, los dedos vuelan sobre el encordado, el sonido sale voluminoso por los abultados parlantes. En el tercer o cuarto ensayo,
después de tomar un poco de confianza, sugiere agregar unos vientos a un arreglo, que en el grupo tropical en el que tocaba antes
quedaban muy bien. Insiste dos o tres días después: o es su último ensayo o el Heavy Metal devendrá lentamente en música caribeña.
No se trata de repetir frases hechas del tipo "solo elegir a los mejores", porque inclusive los mejores aquí pueden no ser los mejores
allá. Se trata de la constitución de un equipo que reúna los niveles suficientes de capacidad, pasión y compromiso para ser
excelentes. Y en ese proceso la selección de quién se incorpora y la decisión de quién debe dejar de pertenecer al equipo son dos
caras de la misma moneda, ninguna de las dos es más importante que la otra.
Una de las disyuntivas más acuciantes es la de contar un profesional capaz, pero que
carece o de pasión o de compromiso: no lo dude, más tarde o más temprano se
transformará en un lastre en el camino a la excelencia. Cuando más lo precisemos,
cuando más exigencia tengamos, allí, en ese momento crucial en el que no hay espacio
para los reemplazos, constataremos la gravedad de nuestro error: debimos quitarlo del
equipo a tiempo.
Una de las disyuntivas más
Ante la disyuntiva de tener que alejar a un miembro del equipo muchos líderes deciden acuciantes es la de contar un
dar una nueva oportunidad en base a un "gerenciamiento más cercano". Para unos es profesional capaz, pero que
una tentación, para otros un imperativo. Se le piden al individuo planes más cuidadosos carece o de pasión o de
"con resultados tangibles y medibles", reuniones de control más frecuentes, informes compromiso: no lo dude, más
más detallados. Bajo el argumento de una nueva oportunidad, el resultado es abrirle la tarde o más temprano se
puerta a la santa trinidad de la mediocridad: hacer, controlar, corregir. ¿Es necesario transformará en un lastre en el
aclarar que la burocracia jamás suplanta la pasión? camino a la excelencia.
Si por diversos motivos más o menos azarosos una empresa consigue conformar una plantilla de profesionales excepcionales, será
desafío para el líder construir el camino colectivo a la excelencia. En caso contrario,
tarde o temprano los mejores comenzarán a irse a la búsqueda de desafíos más
interesantes, de liderazgo más estimulante. Y si el azar nos dio una generala de seis la
primera vez, la segunda no tendremos tanta suerte por lo que las vacantes se llenarán
con profesionales menos capaces, menos apasionados y menos comprometidos,
iniciando el camino rectilíneo a la mediocridad.
El líder de un equipo que aspire
El líder de un equipo que aspire a la excelencia tiene un conjunto de tareas a la excelencia tiene un
intransferibles e irrenunciables, so pena de naufragar en la mediocridad. conjunto de tareas
intransferibles e irrenunciables,
Combatir la autocomplacencia. so pena de naufragar en la
mediocridad.
El atractivo canto de sirena de la autocomplacencia es la espada de Damocles que
cuelga permanentemente en la cabeza de cualquier equipo excelente. Está allí al lado,
a un metro de distancia que se cruza
apenas con un paso. Las
organizaciones excelentes no ven
contradicción en disfrutar sus logros y
considerarlos siempre insuficientes: es
el líder quien administra los equilibrios
entre una y otra cosa.
El atractivo canto de sirena de
Crear el ambiente para la excelencia. la autocomplacencia es la
espada de Damocles que
La vida de una organización no es una cuelga permanentemente en la
seguidilla de logros fantásticos, ni cabeza de cualquier equipo
siquiera la más excelente de todas. El excelente.
error forma parte de la actividad
humana; no cometen errores los que no
hacen nada y los que mienten. Es
responsabilidad del líder construir el
ambiente necesario para aceptar el
error como parte de la vida.
Hay una visión que contradice esta afirmación, que ve el error como falta de
planificación, donde los resultados correctos son la conclusión lógica de un plan
correcto, que prevé todo. Si el plan es perfecto, el proceso será perfecto y el resultado
será excelente. En esa visión no hay lugar para el error, apenas para contingencias y
administración del riesgo. Quien comete un error se aleja del plan y es culpable, por lo
que los miembros de esas organizaciones se ven obligadas a barrer para debajo de la Las organizaciones excelentes
alfombra y sino a mentir, por lo menos a intentar ganar tiempo postergando comunicar no ven contradicción entre la
las cosas que no salieron de acuerdo al plan. No es necesario decir mucho más para
adivinar que esto es parase al comienzo del camino a la mediocridad. planificación meticulosa y los
errores, inclusive los humanos y
evitables
Las organizaciones excelentes no ven contradicción entre la planificación meticulosa y
los errores, inclusive los humanos y evitables. Es tarea del líder que esto sea así,
construyendo un ambiente en el que resulta natural entender que el camino a la
excelencia se construye cuando solo cometemos nuevos errores.
Lo habitual es que el líder sea el responsable tanto de la incorporación de individuos como de decidir quién no puede pertenecer más
del equipo. Pero mientras que la primera es delegable, la segunda no.
Un líder comprometido con la excelencia sabe que más tarde o más temprano tendrá
que separar a alguien del equipo: no merece pertenecer y es inevitable su alejamiento.
Se trata de una responsabilidad suya, desagradable pero intransferible e inevitable, y
que cuanto más la demore más lejos de la excelencia colocará al resto del equipo.
Pensemos por un momento en la realización de una fiesta absolutamente inolvidable para 10.000 personas. Una fiesta increíble, en la
que cada invitado se sienta como si fuera el más importante de todos.
¿Cómo organizarla? No hay otra forma que hacer que cada pequeño momento de la
verdad en el servicio de la fiesta sea excelente: cada bandeja, cada copa, cada plato,
cada arreglo floral, cada pregunta del mozo, cada pieza de baile debe ser excelente, o
tendremos invitados que piensen que solo fue una fiesta más.
Del mismo modo, un auto de una marca generalista no es común y corriente porque
tenga solo motor y ruedas, también tiene muchos elementos de confort y seguridad,
algunos modelos con listas muy nutridas. La diferencia con uno de alta gama está en
los detalles en cada uno de estos elementos: el manejo de la inyección variable, el
sistema activo de estabilidad, la sutileza en la regulación del aire acondicionado, la
El gerenciamiento mediocre
infinita calidad del sonido en combinación con la insonorización, en cada uno de los
elementos a comparar hay un detalle que lo hace mejor, para construir una experiencia percibe el éxito como una
de manejo única. cerradura, y la excelencia como
la llave que abre la cerradura.
El gerenciamiento mediocre percibe el éxito como una cerradura, y la excelencia como Puede llamarse el próximo gran
la llave que abre la cerradura. Hay un momento único y delicioso en el que el gerente negocio, el próximo gran
encuentra la llave adecuada, que moverá las trancas y abrirá la puerta que le permita producto, la próxima gran
acceder al éxito tan ansiado. Puede llamarse el próximo gran negocio, el próximo gran innovación o la próxima gran
producto, la próxima gran innovación o idea, pero es siempre una y
la próxima gran idea, pero es siempre promete quebrar la racha de
una y promete quebrar la racha de
injusta mala suerte, para darle el lugar injusta mala suerte.
que merece.
Cuando un líder se coloca frente al desafío de construir un equipo excelente, cuando un equipo asume colectivamente el compromiso
de embarcarse en el camino de la excelencia, debe tener un ojo siempre atento a un conjunto de enemigos naturales, un grupo de
características y alternativas que hacen más difícil alcanzar resultados excelentes.
Tamaño: el peor enemigo
Muchos empresarios creen que primero se cierran los negocios y luego se construyen
los equipos. "Vos traeme el negocio que yo te consigo la gente" es una frase repetida
una y otra vez. Y efectivamente, los recursos que implica la concreción de un negocio
permite ir al mercado a contratar los profesionales necesarios. Inclusive algunas industrias muy intensivas en mano de obra de
bajísima calificación tienen esa modalidad de trabajo. De allí a que esta modalidad
genere equipos excelentes y resultados excelentes, hay un gran trecho, casi
infranqueable.
Vacilación y pasividad
Me cuesta darle un título correcto a este enemigo de la excelencia: es esa actitud que pospone las decisiones que involucran
cualquier dificultad; con clientes, con procesos, con socios, con proveedores, con empleados, con el que sea. Vacila y pospone. Vacila
y pospone.
Siempre se encuentra un argumento para dar una nueva oportunidad, siempre hay un
nuevo camino que recorrer, una nueva promesa que esperar, una nueva fecha que
alcanzar, un nuevo intento que superar. Cada argumentación es consistente y lógica en
forma aislada, pero cuando se mira el camino entero, en toda su extensión se
comprueba que una seguidilla de actitudes vacilantes produjeron pasividad ante los Si quiere una organización
problemas y que no produjimos soluciones, sino que conservamos los problemas. excelente, el líder tiene que
hacer de tripas corazón y
Si quiere una organización excelente, el líder tiene que hacer de tripas corazón y encarar las decisiones y tareas
encarar las decisiones y tareas difíciles lo antes posible. No se trata de ser precipitado, difíciles lo antes posible.
de no dar oportunidades o no darse tiempo para pensar: los equipos excelentes hacen
ésto todo el tiempo. Se trata de actuar sin demoras a partir del momento en que
estamos convencidos de que actuar es necesario. Sin delegarlo, asumiendo toda la
responsabilidad que le cabe al líder.
Pedirle peras al olmo es poético la primera vez, aburrido la segunda y una estupidez
todas las siguientes. O si quiere ser bíblico, recuerde que cada uno de nosotros tiene
solamente 2 mejillas.
Tal vez todo lo anterior sea solamente un preámbulo para llegar hasta aquí: es que hay una fuerza incontenible que lleva a gerenciar
las empresas y organizaciones tras espejismos, falsos atajos y otras fantasías que prometen excelencia y producen burocracia y
mediocridad, cuando no producen pura y destilada insignificancia.
Repito, es una fuerza incontenible que dicta mandatos irrenunciables y recetas infalibles a las que nadie se puede oponer, ni siquiera
opinar en contra. Se genera un consenso perverso, una unanimidad intimidante que aplasta la creatividad y expulsa la pasión. Cuanto
más distancia hay entre lo que se dice en el pasillo de lo que se manifiesta en las reuniones, más reluciente y atractivo es el
espejismo.
Imitación
Este es un caso en el que el famoso diálogo entre El Prinicpito y el Zorro describe a la perfección el problema, ese que el Zorro remata
con el fantástico "lo esencial es invisible a los ojos".
No se necesita una consultora internacional para escribirla y es muy útil: dice qué nos apasiona, lo que nos quita el sueño, a qué le
dedicamos la vida. Le dice a los que quieren trabajar con nosotros a qué tienen que atenerse si quieren trabajar con nosotros.
Proveedores, clientes y competidores saben de una y sin trabajo qué nos agrada y qué nos molesta. Y lo más importante: sirven sólo
para nosotros, nos hacen únicos y diferentes a todos los demás.
"Ser la empr esa líder en ventas de *.*, mediante el logro de la excelencia en la satisfacción de nuest ros clientes y la gestión de
nuestr os recursos. Asegur ando la más alta rentabilidad para nuestr os accionistas y aspirando a constituirnos en una institución
dentr o de las comunidades en las que nos desarr ollemos."
Es una tautología inútil, en la que se puede reemplazar los asteriscos por
cualquier actividad, producto o servicio y dice lo mismo. No agrega ni quita nada, Una misión empresarial es
no produce ningún cambio ni está presente en ninguna decisión. Burocracia
inconducente. importante si sirve sólo para
nosotros, si nos hacen únicos y
diferentes a todos los demás.
Los comités
Son reuniones aburridas, de la que los participantes no esperan nada, o al menos nada
realmente transformador. Son informes aburridos, que nadie va a leer. Son decisiones
intrascendentes, que nadie va a respetar: es que la excelencia es un animal
quisquilloso y escurridizo, y odia las reuniones. La excelencia es un animal
quisquilloso y escurridizo, y
odia las reuniones.
Confundir los medios con el fin
Sucede en todas las organizaciones y a todos los niveles, les sucede a individuos, a las
áreas de una empresa y a organizaciones completas: ven a otros conseguir resultad os
excelentes y copian lo tangible, lo
perceptible, pero naturalmente no
consiguen copiar la pasión y el
compromiso, inclusive aunque tengan la
capacidad.
Las tareas se encadenan en planes, programas y proyectos, pero el efecto sigue siendo el mismo: la excelencia no es un método de
gestión, ni siquiera una estrategia, es una tozuda combinación de capacidad, pasión y compromiso construida durante mucho tiempo.
Como los resultados no van, se hacen reuniones, se agrega planificación, se piden resultados "tangibles y medibles", se contratan
nuevos consultores que aportarán las mejores prácticas.
Allí nace un nuevo ciclo donde se implementarán nuevas tareas, nuevos programas y nuevos proyectos que traerán nuevos resultados
mediocres: es que la excelencia es un proceso interno y su creación es intransferible.
Cesar Luis Menotti fue el técnico de la selección Argentina campeona del mundo en 1978. Tiempo después, ante un partido difícil del
equipo que dirigía, un periodista le preguntó si pensaba jugar como siempre, o iba a tratar de ganar a como diera lugar. Menotti
contestó que no conocía cómo es "tratar de ganar a como de lugar", que él entrenaba al equipo de la forma que creía mejor para
intentar ganar todos y cada uno de los partidos, y que si el periodista conocía un método mejor, que por favor lo contara
inmediatamente.
Altísima productividad
Autodepuración
Alta rentabilidad
Las empresas mediocres sufren un día sí y el siguiente también ante la siguiente interrogante:
¿Quer emos ser líder en rentabilidad, maximizando el margen de ganancia, queremos ser líder en ventas, maximizando la
participación de mer cado o quer emos ser líder en imagen de mar ca, maximizando la calidad de nuestr os product os?
Las empresas excelentes no se plantean esa disyuntiva, y son muy buenas, sino las mejores, en las tres a la vez. Tal vez sea la
afirmación más paradójica de todas y sin dudas la más difícil de creer y asumir, pero es cierta.
Hay dos trabajos excelentes que lo documentan profusamente: "Built to Last"[2] y "Good to Great"[3]. El primero muestra cómo las
empresas que perduran durante décadas, a veces siglos, no tienen el foco en desatar la disyuntiva retabilidad / participación de
mercado / calidad sino que su duración de largo aliento tiene su sustento en prácticas que las hacen excelentes y que es esta
excelencia las que les permite sobrepasar las ganancias promedio del mercado, duplicándolas o triplicándolas en muchos casos.
El segundo libro navega en los problemas que se plantea una empresa que se
transforma de común y corriente en excelente: ninguno de estos problemas es la
disyuntiva entre calidad y rentabilidad o la propuesta de sacar del mercado a un
competidor. Todo se mueve en el trabajoso, lento y desafiante contexto de la
construcción de un equipo de excelencia. Y el resultado trae aparejado ganancias por Las empresas que se
encima de la media. Sorprendente pero real. autodefinen en función de su
rentabilidad o de su
Las empresas que se autodefinen en función de su rentabilidad o de su participación participación de mercado
de mercado tienden a ser como un iPhone trucho: por fuera del envoltorio son iguales, tienden a ser como un iPhone
prometen lo mismo, pero alcanza con quitar la cobertura de la caja para ver la trucho.
diferencia.
Inercia
Una cosa es proponerse lanzar un gran producto y otra distinta es construir una organización que lanza productos excelentes. Lo
primero es un momento, una foto, lo segundo transcurre en el tiempo.
Para comprender cómo una organización se mantiene excelente en contextos Mucho dinero invertido en una
radicalmente distintos hay que ver qué se mantiene invariante: independientemente del empresa mediocre no produce
tiempo o la industria, las empresas sólo son tan buenas como los grupos humanos que excelencia: produce una
las forman y las reglas con que estos grupos humanos se organizan. Es por eso que empresa mediocre más grande.
una empresa excelente tiene las mejores chances en todos los contextos. Durante
décadas y siglos.
Innovación
Dediquemos unas palabras a la innovación. En la misma línea de del líder que espera el
próximo gran negocio para dar vuelta la pisada se encuentra la innovación como esa Esta es una afirmación que
deviene de mi experiencia
deviene de mi experiencia
idea matadora que surge de una tarde de Brainstorming. La concepción de la personal: innovación y
innovación como el resultado de la inspiración, una epifanía que nos conecta de pronto excelencia son conceptos
con las fuerzas del futuro y nos transmite una visión que cambiará el mundo, no solo
es esquiva, sino falsa en sus fundamentos. intercambiables.
Me tocó una vez participar de un tribunal con la consigna de presentar un negocio innovador en Internet: algo que nadie hubiera hecho
antes. El resultado fue penoso: planes de negocios ridículos para soportar ideas ridículas. Pero la culpa no la tenían los alumnos, sino
el docente que propuso la consigna, porque cree que no se puede ser innovador en un almacén, en una sanitaria o en una leñera.
Piensa que un alumno puede sentarse en su casa frente a Google y sacar de la galera un negocio innovador después de unas cuantas
búsquedas.
La excelencia, tanto a nivel individual como organizacional no es obligatoria, no es un destino al que no se pueda renunciar. Construir
una organización excelente es una opción.
Mire a su alrededor, ausculte su entorno, su equipo de trabajo, evalúe sus recursos, sus productos, sus resultados y pregúntese: ¿Estoy
dispuesto a asumir la responsabilidad de conducir esta organización a la excelencia? ¿Tengo el compromiso y la paciencia necesaria?
¿Estoy dispuesto a asumir todos y cada uno de los tragos amargos a los que me tengo que enfrentar?
[2] Built to Last: Successful Habits of Visionary Companies (Hechas para perdurar: hábitos exitosos de compañías visionarias) - Jim Collins, Jerr
y I. Porras
HarperBusiness (USA): primera edición octubre de 1994
[3] "Good to Great: Why Some Companies Make the Leap... and Others Don't" (De buenas a excelentes: por qué algunascompañías dan el salto… y otras no) - Jim
Collins.
HarperBusiness (USA): primera edición octubre de 2001
Comentarios
Rodrigo Hurtado
28 de Setiembre del 2014
Daniel Mordeci
09 de Junio del 2013
Anímese a dejar su comentario: el tema de la ex
celencia lo vale.
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