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Técnicas de integración

Toda técnica expresiva es una técnica de integración, porque expresar significa


trae al percatarse lo que estaba disociado de éste, o traer al dominio de la acción
algo que persona lleva en su mente como un pensamiento, imagen o sentimiento
disociado -y por lo tanto, ineficaz.

El terapeuta indicará un recurso adecuado para una situación específica -como


al sugerir un rol que representar, el cual constituirá una síntesis de elementos
ahora en conflicto en la psique del paciente.

Técnicas integradoras o integrativas:

Basadas en el principio del tao, el yin-yang, apuntan al encuentro de la unidad,


la esencia, la propia religión, el alma. Integran, aglutinan, entrelazan dos
partes de la persona, una aceptada y otra rechazada.

Encuentro Intrapersonal

Una de las técnicas más originales de la terapia gestáltica es la de poner en contacto


a los sub-sí mismos de una persona, indicándole que represente sus partes en
forma alternada y haga hablar a estos “personajes” entre sí (o que se relacionen de
alguna manera).

Diálogos internos, el paciente es un estimulado a cambiarse de una silla a otra para


reforzar la realidad, de su identificación con estos sub-sí mismos alternantes.

Fritz Perls, con mucho humor decía: todo lo que necesitaba era su destreza,
la colaboración del paciente, algunos pañuelos desechables, la “silla caliente”
y una silla vacía.

 Encuentro intrapersonal / interpersonal: La silla vacía.

Se trata de experimentar sin hablar acerca de: La forma estándar se realiza


colocando tres cojines sobre el suelo (sería más oportuno llamarle el cojín
vacío). Uno va a ser para la o el terapeuta, otro para el explorador o
exploradora en lo que de sí aprueba o conoce, y el tercero para aquella parte
que la persona que explora rechaza de sí misma, o para una persona con quien
quiera tener un encuentro inmaterial. Estos son ejemplos de quién o qué
podríamos sentar en cada unos de los dos cojines aparte del que corresponde
al terapeuta o la terapeuta: El egoísta y el complaciente. Él y su papá. Ella y
su mamá. Él y su abuela. La llorona y la “puedocontodo”. El tramposo y el
comprometido... Es importante que las palabras que definen las posiciones
sean del explorador o exploradora. La finalidad de este ejercicio es la
integración de polaridades, para que la persona pueda responder a sus
necesidades y a su entorno según lo más adaptativo en cada momento, en
lugar de según un patrón identificatorio preestablecido o ego.

La idea del encuentro intrapersonal es bastante simple: hacer que dos o más
lados de una persona se relacionen entre sí de modo que se establezca un
diálogo.

Perls frecuentemente daba la instrucción: “Inventa un sketch”.

Lo que determina la eficacia o éxito de este procedimiento, yace en factores que


pueden requerir de la sutileza del terapeuta para evaluar.

1. Un encuentro no debe ser prematuro. Antes de que Juan egoísta pueda


hablarle a Juan generoso, por ejemplo, es necesario que Juan se haya
percatado lo suficiente de estos dos lados en sí mismo y haya
contactado sus modos de vivenciar.

2. El encuentro no debe generar en una discusión intelectual o en un juego de


ping-pong de acusaciones mutuas y defensa; el contacto entre los sub-sí se
debe tratar de lograr a nivel de los sentimientos. Cuando el mandado está
suplicando: “No soy culpable”, por ejemplo, el terapeuta puede que
tenga que introducirse en la conversación para preguntar “¿Qué estás
vivenciando en vista de esta acusación?”. Luego el diálogo puede
continuar con la expresión de vergüenza o ira del Mandado.

Ejemplo

Una mujer explica que le gustaría recordar el sueño que tuvo la noche anterior. Se
le instruye a que llame al sueño, que se dirija a él directamente, y ella dice con una
voz muy baja y monótona: “Ven, sueño, quiero recordarte”. Cuando se le hace
prestar atención a la falta de sentimiento en su llamado, vuelve a intentarlo varias
veces, pero sin éxito.

Al hacer esto, es capaz de vivenciar el hecho de que en realidad no tiene un


verdadero deseo de recordar. Más bien, se siente un tanto indiferente al asunto y
se ha estado interpretando mal, suponiendo que tenía ese deseo. Ahora puede ver
que ha estado representando el rol de la “buena paciente”.

Muchos de los encuentros, y tal vez los más importantes, son en formas particulares de una
muy diseminada división en la personalidad: el “yo debiera” versus el “yo quiero”.

Inspiró a Perls (en su inclinación por una nomenclatura fenomenológico) a llamarlas


Mandón y Mandando.
El Mandón puede ser descrito como normativo, amatonado, persistente, autoritario y
primitivo…
El Mandado desarrolla una gran capacidad para evadir los mandatos y exigencias del
Mandón.
Son en realidad dos payasos que representan sus raros e innecesarios juegos en el
escenario del Sí Mismo tolerante y mudo.

Sólo entonces se escuchará mutuamente los dos maestros. Una vez que llegan a sus
sentidos (en este caso, que se escuchen el uno al otro), se abre la puerta de la integración y
la unificación. La oportunidad de hacer una persona entera a partir de la división, se hace
cierta.

Asimilación de proyecciones

Cuando decimos “se siente bien” en lugar de “yo me siento bien en relación
con...”, “se siente incómodo” en lugar de “yo me siento desagradado”, nos
estamos proyectando en el “ELLO”. Puede ser un asunto de lenguaje o para
disimular nuestro compromiso personal, minimizar nuestra asertividad o
enmascara la responsabilidad de nuestras reacciones.

Un aspecto importante de la Teoría Gestáltica es “asimilar las proyecciones”,


incorporar en nosotros mismos lo que hemos desheredado, reconociendo como
parte de nuestra experiencia lo que hemos estado colocando fuera de nosotros
mismos.

La técnica es la identificación de la proyección por medio de la actuación de su


parte, se formula la experiencia proyectada como si fuera suya (sustitución del
“ello” por el “yo”) “¿este es tu propio sentimiento?”

La asimilación de una proyección se puede realizar convirtiendo un diálogo


interpersonal en uno intrapersonal.

Ejemplo

T: ¿Qué sientes ahora?


P: Me siento bajo escrutini. No creo que yo te agrade.
T: Sé yo por un momento. Imagínate en mi lugar y ponle palabras a los
sentimientos o pensamientos que yo pueda tener.
P:”Ella es aburrida. Preferiría estar en mi casa en lugar de tener que escucharla.
Simplemente es poco interesante y estoy clavado con ella porque supuestamente
tengo que ayudarla”.

T: Por favor, repite esto ahora como tu propia afirmación acerca de ti misma y ve
si calza.
P: Soy aburrida. Soy poco interesante y no puedo creer que yo te agrade o que
quieras brindarme tu atención, ya que no puedo darte nada que valga la pena. Por
supuesto. Esto es exactamente lo que pienso.

La asimilación de una proyección se puede realizar convirtiendo un diálogo


interpersonal en uno intrapersonal.

La proyección puede revelar lo que la introspección simple o el encuentro


intrapersonal prematuro no podrían, y el terapeuta quizás desee ocupar más
tiempo para estimular la expresión de las proyecciones (por ejemplo, por medio de
sonidos) y su explicitación o desarrollo, antes de cualquier intento de
reasimilación.

Como una consecuencia de desheredar tanto el desagrado como la agresión -sus


mecanismos sanos de rechazo-, el individuo debe “tragarse” todo aquello con lo
cual el ambiente “lo alimenta”, ya se adecuado a sus necesidades o o no.

En terapia gestáltica, un introyecto es visto como una situación inconclusa, algo


incorporado a la personalidad sin una asimilación adecuada, lo cual involucraría
una acción de masticación psicológica -análisis- e incorporación selectiva o
rechazo de las partes o aspectos componentes del objeto.

 Asimilación de proyecciones.

Desde el discurso. Se trata de incorporar en nosotros lo que dejamos fuera de


nuestra experiencia. Ayudan preguntas tipo: ¿Cómo te manejas tú con eso?
O cuando nos dicen; es que no me respeta; ¿y cómo le respetas tú? Es que
nunca viene a abrazarme; ¿Y cuándo vas tu a abrazarle? Es que tal persona
es cual cosa; ¿Y tú, te permites ser esa cosa? ¿Y si te lo permitieras que
pasaría?...
Es importante de nuevo hablar en primera persona. Las identificaciones con
objetos, dibujos, partes del sueño… son también asimilación de
proyecciones.

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