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martes, 13 de febrero de 2018

La duración de la jornada escolar: ¿más es mejor?

*Rogelio Javier Alonso Ruiz

El tiempo es un recurso indispensable en la tarea educativa. La duración de la jornada escolar,


por tanto, ha motivado a polémicos debates en torno al impacto del tiempo en los resultados
educativos. Gobiernos como el mexicano han realizado esfuerzos por aumentar el tiempo que
los alumnos pasan aprendiendo, mediante programas como Escuelas de Tiempo Completo
que, según el quinto informe presidencial, fue implementado para 2017 en más de 25,000
centros escolares, atendiendo a aproximadamente 3.6 millones de estudiantes, en
modalidades de jornadas de seis y ocho horas. No obstante las tendencias de algunos sistemas
educativos por alargar la jornada escolar, no existe un consenso en torno al número de horas
adecuado que un estudiante debe pasar aprendiendo en la escuela. Según la OCDE (2017), el
tiempo total de instrucción en la educación primaria y secundaria varía considerablemente
entre sus países miembros: desde 5,720 horas en Hungría en 2014, hasta casi el doble, 11,000,
en Dinamarca.

Si bien los exámenes estandarizados no reflejan, necesariamente, el éxito educativo, los


resultados de la prueba PISA 2015 y su contraste con las horas de enseñanza de 2014
permiten tener un referente concreto para estimar el posible impacto del tiempo escolar en
los aprendizajes medidos. El promedio de tiempo de enseñanza obligatoria de los niveles de
primaria y secundaria en los países de la OCDE fue de 7540 horas en 2014, mientras que la
media del total de puntos obtenidos en la prueba PISA al año siguiente fue de 1476. Al
contrastar estos promedios con las cifras de cada país empieza la confusión: desde naciones
que con poco tiempo obtienen buenos resultados, como Finlandia (16% menos tiempo, pero
6% más puntos con respecto a la media del a OCDE) y Japón (4% menos horas, puntaje 7%
mayor); pasando por países que destinan mucho tiempo a cambio de resultados bajos, como
México (10% más de tiempo, 15% menos puntos) o Chile (carga horaria 11% mayor, puntaje
10% menor); hasta países que se aproximan a la proporcionalidad entre la inversión de
tiempo y los resultados, como Italia (2% menos de tiempo, 1% menos puntos).
En contraste con los resultados del examen PISA y su relación con las horas de enseñanza,
la experiencia uruguaya en torno a la ampliación de la jornada escolar parece haber traído
algunos beneficios. Por ejemplo, en un estudio sobre la implementación de Escuelas de
Tiempo Completo de aquel país, Ramírez (2014) destaca la disminución del nivel de
repetición de los alumnos pertenecientes a este tipo de planteles en el nivel primario: 4.4%,
a diferencia del 5.6% del resto de escuelas. No es posible distinguir si la disminución de la
repetición escolar sea motivo de la mejor calidad de los aprendizajes o simplemente de la
aplicación de mecanismos para evitar el abandono y fomentar la asistencia. Asimismo, en el
estudio se señalan opiniones positivas de los profesores en torno a la recepción de cursos de
actualización que incidieron directamente en la modificación de sus prácticas pedagógicas y
la participación de equipos interdisciplinarios (no en todos los casos). Si bien en este estudio
no se exponen más elementos que permitan profundizar en resultados concretos de la
extensión de la jornada escolar uruguaya, es posible advertir que el aumento de horas de clase
fue acompañado de acciones tendientes a fortalecer otras variables que inciden en las labores
educativas.

No obstante que Chile, como se vio anteriormente, aun no destaca en la prueba PISA, el
análisis interno del logro académico sugiere un impacto favorable de la Jornada Escolar
Completa (JEC) en el logro académico, valorado a través de la prueba SIMCE (Sistema de
Medición de la Calidad Educativa). Así pues, a medida que aumentan los planteles con
horario extendido (para 2017, ya representaban 70% del total), los puntajes en la prueba
también van a la alza, pasando, por ejemplo en el nivel de cuarto básico, de un promedio
nacional de 250 en Lectura y Matemáticas en 1999 a 262.5 en 2015. Al respecto, se advierte
que “la extensión de la jornada en Chile ha significado para los establecimientos un
incremento en los aprendizajes por año de 1.6 puntos en el SIMCE de lenguaje y 1.8 puntos
en el SIMCE de matemáticas” (Martinic, 2015, p. 486). La mejora en los resultados, al igual
que en el caso uruguayo, no puede ser entendida únicamente como consecuencia del
incremento temporal, sino además por el fortalecimiento de la infraestructura y el
equipamiento de este tipo de planteles, así como la asignación de tiempo (dos horas
semanales) para que los docentes efectúen trabajo técnico-pedagógico colectivo (Martinic,
2015).

En suma, lo dicho en párrafos anteriores confirma que el éxito educativo no puede ser
explicado considerando un solo factor como, en este caso, las horas de enseñanza. La
cristalización de los aprendizajes representa un fenómeno en el que confluyen diversas
variables, teniendo algunas mayor peso que otras y estando sólo algunas al alcance de los
actores escolares. Lo que está claro pues es que el tiempo que los alumnos pasan en la escuela,
por si solo, no es un factor tan decisivo en la construcción de los aprendizajes, tal como lo
advierten los resultados de PISA 2015 y su contraste con la cantidad de horas destinadas a la
enseñanza básica. Es de suponer entonces que aun cuando el tiempo escolar se incremente
significativamente, si la infraestructura escolar, las prácticas pedagógicas y el contexto
socioeconómico (por mencionar sólo unos factores) permanecen estáticos, será poco
probable conseguir mejores resultados: si un maestro enseña mal en una jornada de cuatro
horas, seguirá enseñando mal en una de seis u ocho horas; si un alumno no aprende por
hambre en una escuela de cuatro horas, tampoco aprenderá en una de ocho horas.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim.
Distribuidores Nissan No. 61 T.V.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación
Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.

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