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No obstante que Chile, como se vio anteriormente, aun no destaca en la prueba PISA, el
análisis interno del logro académico sugiere un impacto favorable de la Jornada Escolar
Completa (JEC) en el logro académico, valorado a través de la prueba SIMCE (Sistema de
Medición de la Calidad Educativa). Así pues, a medida que aumentan los planteles con
horario extendido (para 2017, ya representaban 70% del total), los puntajes en la prueba
también van a la alza, pasando, por ejemplo en el nivel de cuarto básico, de un promedio
nacional de 250 en Lectura y Matemáticas en 1999 a 262.5 en 2015. Al respecto, se advierte
que “la extensión de la jornada en Chile ha significado para los establecimientos un
incremento en los aprendizajes por año de 1.6 puntos en el SIMCE de lenguaje y 1.8 puntos
en el SIMCE de matemáticas” (Martinic, 2015, p. 486). La mejora en los resultados, al igual
que en el caso uruguayo, no puede ser entendida únicamente como consecuencia del
incremento temporal, sino además por el fortalecimiento de la infraestructura y el
equipamiento de este tipo de planteles, así como la asignación de tiempo (dos horas
semanales) para que los docentes efectúen trabajo técnico-pedagógico colectivo (Martinic,
2015).
En suma, lo dicho en párrafos anteriores confirma que el éxito educativo no puede ser
explicado considerando un solo factor como, en este caso, las horas de enseñanza. La
cristalización de los aprendizajes representa un fenómeno en el que confluyen diversas
variables, teniendo algunas mayor peso que otras y estando sólo algunas al alcance de los
actores escolares. Lo que está claro pues es que el tiempo que los alumnos pasan en la escuela,
por si solo, no es un factor tan decisivo en la construcción de los aprendizajes, tal como lo
advierten los resultados de PISA 2015 y su contraste con la cantidad de horas destinadas a la
enseñanza básica. Es de suponer entonces que aun cuando el tiempo escolar se incremente
significativamente, si la infraestructura escolar, las prácticas pedagógicas y el contexto
socioeconómico (por mencionar sólo unos factores) permanecen estáticos, será poco
probable conseguir mejores resultados: si un maestro enseña mal en una jornada de cuatro
horas, seguirá enseñando mal en una de seis u ocho horas; si un alumno no aprende por
hambre en una escuela de cuatro horas, tampoco aprenderá en una de ocho horas.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim.
Distribuidores Nissan No. 61 T.V.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación
Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.