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DASSONVILLE

CONCLUSIONES DEL ABOGADO GENERAL


SR. ALBERTO TRABUCCHI

presentadas el 20 de junio de 1974 *

Señor Presidente, la mercancía, expedido por la autoridad


Señores Jueces, británica. Aunque no se puso en duda la
autenticidad del producto, el Procureur du
Roí entabló contra ellos una acción penal
1. En 1970 se importaron a Bélgica, para imputándoles la comisión de un delito de
ser vendidas en dicho país, varias decenas falsificación por haber fijado la etiqueta y
de botellas de whisky de dos conocidas las menciones aludidas, y haber infringido
marcas británicas, compradas en Francia de esta forma tanto el artículo 2 del Real

por concesionarios exclusivos del productor Decreto belga n° 57, de 20 de diciembre de


después de haber sido legalmente importa­ 1934, sobre aguardientes, así como el ar­
das y despachadas en aduana. tículo 1 del mismo Decreto al haber impor­
tado, vendido, expuesto al público, estado
en posesión y transportado whisky con la
El producto, convenientemente embotellado denominación «Scotch Whisky» debida­
por el productor, se presentaba en las bote­ mente homologada por el Gobierno belga
llas de origen, sobre las cuales los compra­ sin que la mercancía fuera acompañada de
dores (el comerciante Gustave Dassonville un documento que certificara oficialmente
y su hijo Benoît) habían fijado, antes de el derecho a dicha denominación. En princi­
ponerlas a la venta, una etiqueta en la que pio, las dos acusaciones para las que se
figuraba impresa la inscripción «British prevén sanciones que pueden llegar hasta
customs certifícate of origin», seguida de la una pena privativa de libertad, pueden
inscripción manuscrita del número y de la reconducirse a la falta de este documento.

fecha de la botella que acreditaba el pago de


la fianza prescrita por la administración
francesa. Como consecuencia de una ins­ En su resolución de remisión al Tribunal de

pección efectuada posteriormente en Uccle Justicia, el tribunal de Bruxelles señala que


en una tienda de bebidas alcohólicas perte­ las normas vigentes en Bélgica en materia
neciente a los Dassonville por un inspector de denominación de origen pueden dar
del servicio de control de productos alimen­ lugar a un completo aislamiento del merca­
ticios, se pudo comprobar que los Dasson­ do belga, sobre todo habida cuenta que
ville no poseían el certificado de origen de otros Estados miembros, como es el

* Lengua original: italiano.

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

caso de Francia, no conocen una reglamen­ vos», el tribunal de Bruxelles ha preguntado


tación análoga en materia de certificados al Tribunal de Justicia:

de origen; ello tiene por consecuencia que


un tercero, comprador de dicha mercancía
en estos Estados no puede procurarse el 1) Si los artículos 30, 31, 32, 33, y 36
documento exigido para la importación a deben interpretarse de manera que deba
Bélgica. considerarse como una restricción
cuantitativa o una medida de efecto

equivalente una disposición reglamen­


La condición de «importador exclusivo» de taria nacional que prohíbe, entre otras
los productos de que se trata y que sólo cosas, la importación de una mercancía
reivindican en Bélgica dos empresas que se como el aguardiente que tenga una
han constituido en acusación particular en denominación de origen debidamente
el proceso penal a fin de proteger sus dere­ homologada por un Gobierno nacional
chos de concesionarios exclusivos de estos cuando estas mercancías no van acom­

productos, tiene una gran importancia en pañadas por un documento oficial ex­
este asunto. El órgano jurisdiccional belga pedido por el Gobierno del país de
señala que el contrato de exclusiva celebra­ exportación que certifique su derecho a
do entre estas dos empresas y los producto­ dicha denominación.

res británicos fue notificado dentro de plazo


a la Comisión la cual, hasta el presente, no
ha iniciado el procedimiento contemplado 2) Si un acuerdo que tiene por efecto
en el artículo 9 del Reglamento n° 17. Por restringir la competencia y afectar el
su parte, en las observaciones que la Comi­ comercio entre los Estados miembros

sión ha presentado en este asunto, informa únicamente cuando se combina con una

de que sus servicios examinan actualmente reglamentación nacional relativa al


un caso piloto de contrato de exclusiva certificado de origen es nulo cuando
entre un productor de whisky y un conce­ solamente autoriza o no se opone a que
sionario francés sobre todo en relación con el importador exclusivo invoque dicha
la prohibición de exportar, que también reglamentación para impedir importa­
parece estar presente en sendos contratos ciones paralelas.
de exclusiva celebrados entre las dos em­

presas belgas que se han constituido en


acusación particular y el respectivo provee­ 2. La exigencia de un certificado de ori­
dor británico. gen de las mercancías procedentes de otros
Estados es de uso común en el marco de las

zonas de libre cambio en las que, a falta de


Teniendo en cuenta el efecto restrictivo que un arancel aduanero exterior común, es
podría ocasionar en el comercio entre los necesario distinguir los productos origina­
Estados miembros la aplicación de la legis­ rios de la zona, admitidos como tales en
lación belga vigente y las pretensiones de libre circulación, de los productos proce­
los mencionados «importadores exclusi- dentes de países terceros.

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DASSONVILLE

Sin embargo, en nuestro caso, esta exigen­ original, incluso independientemente de la


cia no tiene una función arancelaria, sino indicación del destinatario de la mercancía,
que su único objeto es garantizar la obser­ sin posibilidad de presentar copias equiva­
vancia de las denominaciones de origen lentes legalmente autentificadas. En efecto,
homologadas por la autoridad belga. incluso consideradas separadamente, quien
compra los productos de segunda mano en
un Estado miembro de la Comunidad con
A falta de una definición comunitaria de la objeto de reexportarlos a Bélgica no puede
denominación de origen, los Estados miem­ cumplir fácilmente tales exigencias.
bros son libres para aceptar la definición de
un producto típico tal como es dada por las
autoridades competentes del tercer Estado Pero, sin detenerme ahora en estos casos
productor, a fin de proteger la denomina­ extremos, voy a concentrar mi examen en la
ción de origen de productos extranjeros, en cuestión más general de la compatibilidad
cumplimiento de acuerdos internacionales. con el Derecho comunitario de la exigencia
del certificado de origen en relación con
mercancías que llevan una denominación
La primera cuestión se refiere no a la com­ debidamente homologada en el Estado
patibilidad con el Tratado de las legislacio­ importador.
nes nacionales que tienen por objeto la
protección del origen de las mercancías,
sino solamente a la legalidad del medio La exigencia del certificado de origen expe­
particular empleado por la legislación belga dido por las autoridades del país de produc­
relativa a la prueba de que el producto es ción generalmente en el momento de la
conforme con la definición legal, y que importación tiene un efecto restrictivo sobre
consiste en exigir un certificado de origen la circulación de productos entre los Esta­
expedido por las autoridades del país en el dos miembros a causa de las dificultades

que se produjeron las mercancías, aun en el prácticas que encuentran los comerciantes
caso de que las mercancías ya se hayan de segunda mano, los cuales, para obtener
admitido en libre práctica debidamente en el certificado, se limitan normalmente a
otro Estado miembro. comprar al concesionario exclusivo un lote
de una partida mayor. Aunque también los
terceros tengan teóricamente la posibilidad
El temor del tribunal de Bruxelles a que de solicitar con posterioridad el certificado
esta exigencia ponga trabas a la libre circu­ a la autoridad británica, la necesidad de
lación entre los Estados miembros, incluso disponer de una serie de datos precisos que
hasta el punto impedirlo radicalmente en permitan identificar exactamente el lote que
algunos casos, es realmente fundado. Ello es objeto de una operación de exportación
se produciría sobre todo si se exigiera un determinada hace muy difícil en la práctica,
certificado de origen expedido directamente cuando no completamente imposible, la
a nombre del importador belga; también si obtención de este certificado, sobre todo
la autoridad nacional exigiera el certificado para las cantidades pequeñas de partidas

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

mayores. Ello es aún más cierto cuando los de origen de las mercancías, se desprende
diferentes concesionarios exclusivos de los objetiva y necesariamente de la ley misma,
distintos Estados miembros no están dis­ cuya aplicación no depende de la iniciativa
puestos a cooperar de alguna manera con de los particulares interesados. Mientras
los terceros comerciantes, sea porque han que en los asuntos Grundig/Consten se
acordado formalmente con el exportador no empleaba la marca expresamente en interés
exportar, sea para no ir en contra de un privado de las empresas particulares con el
reparto territorial cómodo de los mercados. objeto de impedir las importaciones parale­
En la práctica, ello impediría la circulación las de los productos de un mismo fabrican­
de mercancías entre los distintos mercados te, en nuestro caso las sanciones previstas
nacionales, ya que ésta sólo podría tener por la ley tienen por objeto garantizar la
lugar en sentido único, en las direcciones observancia de una exigencia legal estable­
fijadas, con las posibilidades ya conocidas cida para proteger un interés público, que
de diferenciaciones, objetivamente injustifi­ esencialmente se identifica en el Estado de

cadas, de los niveles de precios de un mis­ importación con el interés de los consumi­
mo producto en los distintos Estados miem­ dores en poder determinar la calidad de las
bros. En efecto, los productos de que se mercancías. Por otra parte, mientras que en
tratara sólo podrían importarse legalmente el asunto Grundig/Consten las trabas a las
a Bélgica por los concesionarios o importaciones paralelas derivadas del dere­
agentes exclusivos de los productores, cho de marca constituía un obstáculo jurídi­
puesto que sólo ellos obtendrían las mer­ co insuperable en el Derecho interno a
cancías de primera mano y podrían de esta causa de la exclusividad absoluta garantiza­
manera obtener el certificado de origen sin da directamente al titular nacional de la
dificultades. marca, en el presente asunto no existe
prohibición legal alguna a las importaciones
paralelas a Bélgica de productos que lleven
A causa de su carácter antieconómico, la una denominación de origen. Únicamente
posibilidad que tienen los terceros países de se exige un documento que, en teoría, po­
importar libremente a Bélgica el Scotch dría obtener cualquier persona y que, consi­
whisky original como whisky ordinario no derado en sí mismo, constituye indudable­
basta para desvirtuar la situación descrita. mente un medio eficaz para controlar la
autenticidad del producto.

Nos encontramos aquí con una situación


que presenta analogías con la que examinó 3. Por lo que se refiere a la primera cues­
el Tribunal de Justicia en los asuntos Grun­ tión, se trata de establecer criterios que
dig/Consten. Pero también aparecen impor­ puedan permitir al órgano jurisdiccional
tantes diferencias. En primer lugar, el efecto nacional decidir si las reglas relativas al
restrictivo de la libre circulación y de la certificado de origen cuya aplicación se
competencia, que deriva aquí no del dere­ invoca son o no compatibles con el Tratado.
cho de marca sino de la reglamentación A este respecto, la primera regla que reviste
relativa a la protección de la denominación importancia es el artículo 30, que establece

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la prohibición de restricciones cuantitativas men de la compatibilidad es lógicamente


y de medidas de efecto equivalente. prioritario con respecto a la solución de las
dificultades que entraña el procedimiento
de aproximación de las legislaciones.
Pero, en primer lugar, es necesario precisar
la discusión evitando plantear la cuestión de
una forma a mi entender errónea. Ya se ha Por otra parte, la discusión descansa sobre
señalado que cuando los efectos restrictivos un sofisma: en realidad, la restricción al
para la circulación de mercancías entre los comercio entre Francia y Bélgica que existe
Estados miembros no resultan de una nor­ en el presente asunto no se deriva del hecho
mativa nacional incompatible con el Trata­ de que la legislación francesa no exija la
do, sino simplemente de la coexistencia de misma formalidad que la legislación belga,
legislaciones nacionales diferentes, estos sino de que esta legislación exige un requi­
inconvenientes solo pueden eliminarse, en sito que no puede cumplir el tercero adqui­
principio mediante aproximación de las rente en el mercado francés. Por lo demás,
legislaciones conforme al procedimiento no se puede afirmar en absoluto con certeza
previsto por el Tratado. Nos podemos pre­ que, incluso si la ley francesa exigiera para
guntar si no es éste el caso en el presente la introducción de estos productos en Fran­
asunto. En efecto, cabe pensar que las cia la misma formalidad que la ley belga, el
dificultades que se objetan se atenuarían tercero que sólo comprara, por ejemplo, una
considerablemente si la legislación francesa parte del lote de mercancías importado por
también impusiera a la importación y co­ el concesionario exclusivo en Francia pu­
mercialización del Scotch whisky en Fran­ diera obtener de éste, o de un adquirente
cia la misma exigencia que la legislación posterior, una copia del certificado de ori­
belga relativa al certificado de origen, de gen. Para ello haría falta en efecto que la
forma que fuera absolutamente superflua legislación francesa impusiera al concesio­
una nueva verificación en el momento de nario exclusivo la obligación de entregar
pasar la frontera hacia Bélgica. Ello podría una copia de este documento a petición de
llevarnos a la convicción de que la situación sus compradores o de terceros que hayan
creada en nuestro caso depende de una comprado, incluso de segunda o tercera
situación objetiva de diversidad de legisla­ mano, las mercancías que él ha importado y
ciones nacionales que sólo puede remediar­ que, después de varias transmisiones y de
se por el procedimiento de aproximación de subdivisiones sucesivas de partidas de
las mismas. mercancías, aún fuera posible determinar
todos los intermediarios.

Pero éste no es el medio de resolver el

problema. En primer lugar, sólo se puede


hablar de aproximación de las legislaciones En consecuencia, puede concluirse que las
en la medida en que las disposiciones inter­ dificultades comprobadas en el comercio
nas consideradas no estén prohibidas en sí entre los Estados miembros a consecuencia

mismas por el Tratado, por tanto, este exa- de la exigencia de un certificado de origen

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

se derivan directamente de la legislación Según el apartado 2 del mismo artículo la


del Estado que exige este documento. Sólo Directiva se refiere especialmente a aque­
falta pues examinar la compatibilidad de llas «medidas que supeditan la importación
esta exigencia con el Derecho comunitario o la venta de los productos importados, en
en relación con la prohibición de restriccio­ cualquier fase de comercialización, a un
nes cuantitativas y de medidas de efecto requisito -y no a una mera formalidad-
equivalente. exigido únicamente para los productos
importados, o a un requisito diferente cuyo
cumplimiento es más difícil que el del
exigido para los productos nacionales».
4. Mientras que el concepto de restriccio­
nes cuantitativas es muy preciso y se identi­
fica con el de contingente, el concepto de Además de estos preceptos, el artículo 3
medida de efecto equivalente es menos fácil exige también la supresión de las medidas
de definir, dado que su efecto restrictivo que rigen la comercialización de productos
sobre las importaciones o exportaciones es y que se refieren entre otras cosas a su
únicamente indirecto, y que existe una gran identificación, aplicable indistintamente a
variedad de medios que pueden contribuir a los productos nacionales y a los importados
producir un efecto de este tipo. «cuyos efectos restrictivos sobre la libre
circulación de mercancías sobrepasen el
marco de los efectos propios de una regla­
mentación comercial». Con arreglo al mis­
La Comisión tuvo la ocasión de precisar mo artículo, tal es el caso en particular
este concepto al cumplir la tarea que le «cuando los efectos restrictivos sobre la

atribuye el apartado 7 del artículo 33 del libre circulación de las mercancías son

Tratado. Conforme a esta disposición, desproporcionados en relación con el resul­


estableció, mediante Directivas adoptadas tado pretendido; cuando el mismo fin puede
en distintas fechas, la supresión de las alcanzarse empleando un medio distinto,
medidas de efecto equivalente a contingen­ que ponga menos trabas a los intercam­
tes que existían en la fecha de entrada en bios». Aquí la Comisión utilizó un criterio
vigor del Tratado. Para nosotros reviste general que rige la aplicación de las limita­
importancia sobre todo la Directiva de 22 ciones autorizadas a la plena eficacia de las
de diciembre de 1969 (DO 1970, L 13, libertades fundamentales que constituyen la
p. 29), según la cual «las medidas distintas base del mercado común.

a las aplicables indistintamente a los pro­


ductos nacionales y a los productos impor­
tados, que constituyen un obstáculo a las La normativa interna relativa a la denomi­

importaciones que podrían tener lugar sin nación de origen constituye un aspecto de la
dichas medidas, comprenden aquellas que normativa comercial. La competencia que
dificultan las importaciones o las hacen más cabe reconocer todavía a los Estados miem­

onerosas en relación con la producción bros en este ámbito debe ejercerse respetan­
nacional» (apartado 1 del artículo 2). do los rigurosos límites establecidos por el

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Tratado CEE. La libertad de circulación en prueba de los efectos cuantitativos que en


la Comunidad de productos que se encuen­ cada caso particular haya tenido sobre los
tran en libre práctica en un Estado miembro intercambios la medida de que se trate.
es uno de los principios fundamentales del Si no fuera así, se debería admitir también
Tratado. Una reglamentación estatal del el mantenimiento de restricciones cuantita­

comercio distinta de una medida que esta­ tivas en el caso de que la cantidad de mer­
blece contingentes y que, contemplada en el cancías importadas resultara inferior al
contexto de su aplicación, pueda poner contingente.
serias trabas al tráfico de determinadas
clases de mercancías entre los Estados

miembros, debería ser considerada, en 5. Sin embargo, el artículo 36 del Tratado


principio, como una medida de efecto equi­ CEE permite a los Estados evitar establecer
valente a una restricción cuantitativa. excepciones a la prohibición de las restric­
ciones cuantitativas y medidas de efecto
equivalente por determinadas razones y con
Contrariamente a lo que opina el Gobierno ciertos límites. Esta posibilidad de estable­
británico, la prohibición de las medidas de cer excepciones está prevista, en concreto,
efecto equivalente a restricciones cuantitati­ para permitir a los Estados cumplir sus
vas no está supeditada, en cuanto su aplica­ funciones en materia de protección de la
bilidad, al requisito de que se produzca una propiedad industrial y comercial y de la
concreta disminución cuantitativa en la protección de la moralidad, de la salud de
circulación de mercancías entre los Estados las personas, etc.
miembros. Conforme a la línea trazada por
la jurisprudencia del Tribunal de Justicia en
materia de derechos de aduana y medidas Se trata de una cláusula de excepción y,
de efecto equivalente, que responde a las como tal, debe interpretarse estrictamente,
exigencias lógicas y prácticas, se aplica la permite a los Estados proteger intereses
prohibición automáticamente por el hecho nacionales de naturaleza diversa ligados al
de que las medidas consideradas, aunque no ejercicio determinadas competencias que
tengan carácter discriminatorio o proteccio­ siguen reservadas a los Estados de forma
nista, constituyan una carga injustificada exclusiva.

para los importadores, lo que hace que


puedan provocar restricciones ilegales en el
comercio intracomunitario (Sociaal Fonds
voor Diamantarbeiders, asuntos acumulados La protección de la denominación de origen
2/69 y 3/69,<—>Rec. 1969, pp. 221 y ss.). de los productos está efectivamente com­
Ello es perfectamente conforme con el texto prendida en el ámbito de la propiedad in­
del Tratado, el cual, una vez finalizado el dustrial y comercial para la que el artícu­
período transitorio, prohíbe absoluta y lo 36 autoriza las excepciones necesarias a
automáticamente tanto las restricciones la prohibición de restricciones cuantitativas
cuantitativas como las medidas de efecto y medidas de efecto equivalente. No obstan­
equivalente independientemente de la te, con arreglo a dicha norma, los Estados

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI -ASUNTO 8/74

sólo pueden adoptar tales medidas de ex­ Cuando el Estado productor sea un país
cepción con objeto de proteger sus propios tercero en relación con la Comunidad, como
intereses y no los intereses de otros Esta­ era el caso de Gran Bretaña en el caso de

dos. Así, por ejemplo, las limitaciones a la autos, los Estados miembros que hayan
libre circulación que puede adoptar un contraído con dicho país obligaciones inter­
Estado en defensa de la salud pública de nacionales para la protección de sus pro­
conformidad con aquella norma no podrían ductos típicos, podrán adoptar todas las
justificar en ningún caso el establecimiento medidas necesarias a este respecto, pero
de limitaciones a la exportación de produc­ siempre observando los límites que el Dere­
tos considerados nocivos con objeto de cho comunitario fija a su libertad de acción.
proteger la salud pública de la población de Ciertamente, no sería conforme ni con el
otros Estados miembros. El artículo 36 espíritu ni con la función del artículo 36
permite a cada Estado proteger exclusiva­ admitir excepciones a la libertad de circula­
mente sus propios intereses nacionales. Por ción de las mercancías en el seno de la

tanto, para la protección de la propiedad Comunidad en mayor o menor medida,


industrial y comercial cada Estado puede según el alcance de las obligaciones inter­
establecer limitaciones a la libertad de nacionales de cada Estado miembro con
circulación de mercancías solamente con Estados terceros.

objeto de proteger los derechos subjetivos


y los intereses económicos comprendidos
en la esfera de su competencia. Puede que sea precisamente en atención de
estas consideraciones que las partes consti­
tuidas en acusación particular hayan inten­
tado justificar la aplicabilidad del artícu­
Desde el punto de vista del derecho de lo 36 exclusivamente para la protección de
propiedad, es obvio que la protección de la la salud pública en el Estado importador.
denominación de origen está en función del Pero, tal y como ha puesto de manifiesto la
interés económico del productor. Si se trata Comisión, la consecución de este fin podría
de un producto extranjero y, con más razón, justificar la prohibición de entrada de pro­
en el caso de un país tercero, el interés que ductos nocivos en el Estado, pero no las
se pretende proteger rebosa el ámbito de dificultades puestas a la entrada de un
protección permitido a cada Estado por el producto ligadas a su denominación. Como
artículo 36. Así, en relación con la denomi­ hemos visto, nada se opone a la entrada y a
nación de origen, solamente el Estado pro­ la venta en Bélgica de un Scotch whisky
ductor, y no el Estado importador, estará desprovisto de denominación de origen si se
facultado para hacer uso de las posibilida­ denomina pura y simplemente whisky.
des que ofrece el artículo 36 con objeto de
establecer las condiciones (relativas por
ejemplo a la fabricación, el etiquetado, la Por ello no cabe a mi juicio, decir que el
venta, etc.) que considere necesarias para artículo 36 permitía a un Estado miembro
garantizar la protección del producto de aplicar a las importaciones procedentes de
origen. otros Estados miembros medidas restricti-

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vas que equivalen a restricciones cuantitati­ Por tanto, es necesario ver si las limitacio­
vas con objeto de proteger la denominación nes de que se trate pueden justificarse en
de origen de productos de países terceros. cuanto a su adecuación a los objetivos en el
sentido de que no impliquen restricciones
más graves de lo necesario. En este caso, se
6. En cualquier caso, incluso si hubiera podría considerar que se ha sobrepasado el
que considerar el artículo 36 aplicable en límite mismo que impone expresamente el
abstracto, todavía hay que tener en cuenta artículo 36 al prohibir las «restricciones
que sólo está permitido adoptar una medida encubiertas» del comercio intracomunitario.

excepcional basada en esta norma si las También debemos examinar si, pese a no
prohibiciones o las restricciones estableci­ existir diferencias de trato con los produc­
das por los Estados para la consecución de tos nacionales similares, estas restricciones
los objetivos previstos no constituyen un no terminan por producir, de hecho, una
medio de discriminación arbitraria ni una diferencia de trato injustificada entre los
restricción encubierta del comercio entre los sujetos comunitarios y, consecuentemente,
Estados miembros. una discriminación arbitraria. Quizás podría
parecer un poco artificioso considerar sepa­
radamente estas dos condiciones puesto que
Independientemente de ello en este punto no se puede concebir fácilmente el que una
rige, como en cualquier otro caso de aplica­ restricción pueda considerarse adecuada al
ción de normas que permiten excepciones a fin perseguido, en el sentido ya indicado, si
los principios fundamentales del mercado tiene por efecto producir una discrimina­
común, el principio fundamental de que las ción arbitraria. Si cabe pensar que una
normas que constituyen excepciones a las restricción a la importación es el único
prohibiciones del artículo 30 sólo están medio adecuado para alcanzar uno de los
permitidas en la medida estrictamente nece­ objetivos autorizados por el artículo 36,
saria para la consecución del objetivo legal. será imposible, por principio, considerar la
Entre todas las medidas que pueden servir desigualdad de trato resultante como una
para alcanzar este objetivo sólo están per­ discriminación arbitraria. Y, a la inversa,
mitidas aquellas que perturben en menor una diferencia de trato injustificable parece­
medida el funcionamiento del mercado rá implicar que existen medios diferentes
común, y ello de conformidad con la juris­ para alcanzar el objetivo legal distintos del
prudencia del Tribunal de Justicia. que provoca tal desigualdad. Sin embargo,
en aras de la claridad en la exposición, me
gustaría proceder a examinar en concreto
los requisitos de admisibilidad de un régi­
Este criterio general de interpretación que men de excepción conforme al artículo 36.
delimita la competencia de los Estados para
establecer excepciones coincide con el
enunciado en la última parte del artículo 3 7. En primer lugar, puede afirmarse el
de la mencionada Directiva de la Comisión carácter excesivo e injustificado de las
de 22 de diciembre de 1969. restricciones a la circulación ya menciona-

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

das al principio y derivadas de la exigencia ger a los productores contra los fraudes y
de que el certificado de origen indique el dar a los consumidores una garantía de
nombre del destinatario en el Estado miem­ calidad, el hecho de exigir este certificado
bro que hace uso de dicho certificado para a alguien que no puede procurárselo fácil­
la importación y la comercialización de los mente, incluso cuando no cabe duda razo­
productos. Efectivamente, existen otros nable alguna en cuanto a la regularidad y a
medios, menos restrictivos que la mención la autenticidad de una mercancía, puede
de este nombre en el certificado, que pue­ constituir para el comercio un obstáculo
den permitir identificar claramente la inútil y, por tanto, injustificado. Esta obser­
partida de mercancías a que se refiere un vación coincide con el principio general
certificado de origen, sobre todo si se trata restrictivo que rige la aplicación de las
de un producto habitualmente embotellado cláusulas que autorizan excepciones, uno de
en origen. Por tanto, un requisito de este cuyos aspectos es el criterio afirmado en la
tipo entraña limitaciones al comercio sentencia de este Tribunal en el

entre los Estados miembros que no se justi­ asunto 78/70 (Deutsche Grammophon,~
fican a tenor de la primera frase del artícu­ Rec. 1971, pp. 487 y ss., especialmente p.
lo 36. Tampoco es admisible la negativa a 499), apartado 11, precisamente a propósito
aceptar copias autentificadas del certificado de la aplicación del artículo 36, que sólo
original. admite en materia de propiedad industrial y
comercial para la salvaguardia de los dere­
chos que constituyen el objeto específico de
A continuación hay que examinar si el esta propiedad.
certificado de origen no tiene un carácter
más restrictivo de lo necesario, incluso en
el caso de que no deba expedirse directa­
mente para la importación en un Estado Es cierto que al apreciar la carga que puede
miembro determinado y, además, no deba hacer pesar sobre el comercio una regla­
ser nominativo. mentación determinada relativa a los me­

dios de prueba de la autenticidad de las


mercancías, también es preciso tener en
cuenta las ventajas prácticas que pueden
Es imposible afirmar de manera general y resultar de tal reglamentación para el rápido
abstracta que la exigencia de un certificado desarrollo de la actividad de las autoridades

de origen sea el único medio eficaz de aduaneras del Estado importador. Pero la
protección. Esto sólo puede decirse con facilidad de las tareas de estas autoridades
relación a las características de los distintos debe estar en función de la libertad de

productos y teniendo en cuenta la situación circulación de las mercancías. En el plano


en la que se desarrolla el comercio de los del Derecho comunitario, no se podría
mismos. En general se puede afirmar que, justificar una simplificación del trabajo de
puesto que la razón de ser del certificado de las administraciones que se manifiestan en
origen -y la justificación de la carga que una disminución efectiva de esta libertad

puede constituir para el comercio-es prote- para los operadores económicos.

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DASSONVILLE

En consecuencia, cuando no puede haber relativas a las imitaciones fraudulentas de

dudas sobre la autenticidad de un producto mercancías y a la competencia desleal, y sin


que lleve una denominación protegida ni perjuicio igualmente de la fuerza probatoria
sobre su conformidad con la definición conforme a la legislación interna del certifi­
legal, el hecho de continuar exigiendo un cado de origen en el caso de que el importa­
certificado cuya obtención pudiera ser dor pueda disponer de él, los importadores
difícil para el comerciante comunitario, que no hayan recibido las mercancías direc­
sería contrario al criterio general que, como tamente del país de origen deben poder
hemos visto, rige la aplicación de las cláu­ probar la autenticidad por cualquier medio
sulas derogatorias. adecuado para demostrarla.

Por otra parte, incluso cuando la autentici­


dad de una mercancía pudiera no ser evi­ 8. Con relación a la prohibición de discri­
dente (lo cual puede deberse a causas abso­ minaciones arbitrarias, baste con añadir que
lutamente independientes del comporta­ el hecho de pedir un certificado de origen a
miento del importador, como, por ejemplo, un importador de un Estado miembro que
cuando se trata de productos sin envase no puede procurárselo por sí mismo, por
original), debe admitirse al interesado que necesitar la improbable cooperación de un
no haya podido, por causas ajenas a su tercero, no sólo constituye un serio obstácu­
voluntad, procurarse un certificado, que lo a la circulación de mercancías en la

pruebe por cualquier medio razonable la Comunidad, sino que también puede tener
conformidad de la mercancía con las exi­ un alcance fundamentalmente discriminato­

gencias de la ley. rio en el caso de que esta exigencia se


impusiera también a la comercialización de
mercancías similares de producción interna,
Otra cosa sucedería en los casos en que el puesto que, en el caso de estas últimas, por
propio Derecho comunitario exigiera el regla general los comerciantes comunitarios
certificado de origen para la importación de no se tropezarían con dificultades serias
determinadas mercancías en la Comunidad. para obtener el certificado de origen del
En efecto, en esta hipótesis, de ello no productor local. Al no ser necesaria tal
resultaría ningún inconveniente para la restricción para alcanzar el objetivo legal­
circulación de las mercancías en el interior mente admitido de proteger los productos
del mercado común, una vez que han sido que lleven una denominación de origen, se
regularmente admitidas en libre práctica en convierten en cualquier caso en una discri­
un Estado miembro. minación arbitraria, si no entre mercancías
extranjeras y nacionales, sí al menos entre
operadores económicos de la Comunidad en
En conclusión, y, en cualquier caso, sin relación con las posibilidades efectivas de
perjuicio de la posibilidad de proteger los venta de un mismo producto en un determi­
intereses públicos y privados contra los nado Estado miembro. También por este
fraudes recurriendo a las reglas generales motivo se ha sobrepasado el límite infran-

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CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

queable que el artículo 36 establece expre­ minación de origen de un producto cuyo


samente a las posibilidades de establecer origen, así como su conformidad con la
excepciones. definición legal, en realidad no se pone en
duda.

9. En consecuencia, puesto que el Tratado


no permite a un Estado prohibir la importa­ La falta en el texto del contrato de exclusiva

ción de productos que lleven una denomi­ de una obligación del concesionario o del
nación de origen protegida, admitidos en agente que consista en no prevalerse de su
libre práctica en otro Estado miembro de la Derecho nacional para prohibir las importa­
Comunidad, por el mero hecho de no dispo­ ciones paralelas no podría en ningún caso
ner el importador del certificado de origen, hacer el contrato incompatible con el artícu­
incluso si no hay dudas sobre la autentici­ lo 85 del Tratado.

dad de las mercancías o cuando ésta pueda


probarse de cualquier manera, la segunda
cuestión, relativa a la interpretación del Sabemos que en Bélgica un contrato de
artículo 85 en función de la valoración del exclusiva celebrado entre el concesionario
contrato de exclusiva celebrado entre el belga y el productor no es jurídicamente
concesionario exclusivo belga y el produc­ oponible a terceros, posibles importadores;
tor británico reviste una importancia muy por otra parte, no es necesaria la iniciativa
secundaria. del concesionario exclusivo para que se
aplique la citada Ley penal belga relativa a
la protección de las denominaciones de
Observado de forma realista, el proceso que origen de las mercancías. Puesto que dicha
ha provocado este procedimiento prejudi­ Ley penal es aplicable de oficio, a iniciativa
cial nos hace pensar que el interés en juego del Ministerio Fiscal, el obstáculo al comer­
estaba menos vinculado a la protección de cio entre los Estados y, consecuentemente,
la apelación de origen y, quizás, más estre­ a la libre competencia, se desprende esen­
chamente a la protección de una situación cial y directamente de la legislación nacio­
contrarias a la libre competencia. Precisa­ nal misma, mientras que la eventual consti­
mente hay que examinar desde esta perspec­ tución en acusación particular por parte de
tiva la segunda cuestión planteada por el los concesionarios exclusivos en un proceso
Tribunal de Bruxelles, a la que es fácil dar penal de este tipo sólo puede agravar, desde
una respuesta que se inscribe en la línea el punto de vista económico, la posición de
unívoca de lajurisprudencia del Tribunal de los posibles acusados, pero no determinar la
Justicia. restricción al comercio que se deriva direc­
tamente de una prohibición legal.

Sólo el mantenimiento de una posición de


exclusividad puede haber empujado a los En cualquier caso, el comportamiento del
concesionarios belgas a invocar una regla concesionario exclusivo en Bélgica, aunque
que se refiere a la protección de una deno- sea jurídicamente indiferente a efectos de la

402
DASSONVILLE

aplicación de la prohibición establecida por rios franceses ante la solicitud de los acusa­

la legislación belga sobre protección de la dos de una copia del certificado de origen
denominación de origen, también puede de la partida de Scotch whisky.
revestir importancia en el marco del Dere­
cho comunitario de la competencia como
índice del carácter contrario a la libre com­ Cuando, mediante su comportamiento en
petencia de acuerdos o prácticas concerta­ conjunto (del que son elementos innegables
das que afecten al comercio de los produc­ la constitución en acusación particular y,
tos dentro de la Comunidad. aún más, la posible denuncia al Ministerio
Fiscal, instando el ejercicio de una acción
penal contra el competidor, aun cuando no
Por tanto, los contratos de exclusiva cele­ se discuta la autenticidad del producto y la
brados entre concesionarios instalados en regularidad de su despacho a libre práctica
Estados miembros y productores de terceros en la Comunidad), un concesionario de­
países podrían tener un efecto restrictivo de muestra que quiere impedir o eliminar las
la competencia y de los intercambios entre importaciones paralelas para asegurarse o
los Estados miembros, a causa de la situa­ conservar un monopolio de hecho del pro­
ción que provocan y que debe apreciarse en ducto de su marca en el territorio nacional

conjunto. y evitar cualquier competencia, incluso la


lícita, en relación con esta marca, y cuando
el comportamiento de otros distribuidores
Este podría ser el caso, en particular, cuan­ del mismo producto en el mercado común
do los concesionarios no solamente se han facilita que pueda lograrse dicho objetivo
obligado frente al único productor a no es posible deducir de ello la existencia de
volver a exportar directamente a otros una práctica concertada que tiene por
Estados miembros, sino que también adop­ objeto asegurar la protección territorial
tan un comportamiento que de hecho tiene absoluta del mercado nacional de que se
un efecto disuasorio de tales exportaciones. trate, práctica que, en relación estrecha con
Una situación de reparto de hecho de los el contrato de exclusiva del concesionario

mercados nacionales, unida al aislamiento protegido de esta forma, puede hacerla


de algunos de éstos del comercio intraco­ ilícita.

munitario de dichos productos podría darse


también gracias a la combinación de los
efectos que producen algunas leyes inter­
nas, como por ejemplo, una ley que exigiera Por tanto, considerado desde este ángulo y
en el momento de la importación un certifi­ en el marco del contexto económico y
cado cuya obtención depende de la buena jurídico en el que se ha desarrollado en
voluntad de un tercero que tiene un interés concreto, el contrato de exclusiva al que se
contrario a la creación de una competencia refiere el órgano jurisdiccional belga podría
real para determinados productos. Desde estar prohibido por el apartado 1 del artícu­
este punto de vista se puede explicar la falta lo 85 del Tratado. Sin embargo, una apre­
de cooperación por parte de los concesiona- ciación de este tipo sólo es posible proce-

403
CONCLUSIONES DEL SR. TRABUCCHI —ASUNTO 8/74

diendo previamente a un examen de los presente asunto es competencia del órgano


hechos y, consecuentemente, en el marco de jurisdiccional belga.

10. En vista de todo ello, propongo al Tribunal de Justicia que responda como
sigue a las cuestiones planteadas por el tribunal de première instance de Bruxelles:

1) La prohibición de importar a un Estado miembro productos extranjeros que


lleven una denominación de origen protegida y se encuentren ya en libre
práctica en un Estado miembro, impuesta únicamente por no poderse aportar
el certificado de origen, constituye una medida equivalente a una restricción
cuantitativa, prohibida, en principio, por el artículo 30 del Tratado CEE e
inadmisible en virtud del artículo 36.

2) Un contrato de concesión mercantil en exclusiva, en sí mismo compatible con


el artículo 85 del Tratado CEE, puede estar sometido a la prohibición
establecida por este artículo cuando, considerado en el contexto normativo y
en el conjunto de las relaciones contractuales que se refieren al mismo
producto y teniendo en cuenta el comportamiento adoptado en el mercado y en
relación con los terceros por los distintos concesionarios del mismo producto,
pone de manifiesto una práctica concertada que tiene por objeto aislar o
mantener aislados del libre comercio intracomunitario los mercados nacionales.

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