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“ORGANOS NO JURISDICCIONALES DE BOLIVIA”

1. INTRODUCCIÓN

Entenderemos por órgano jurisdiccional a todo tribunal de justicia (juzgado o corte) cuya
finalidad principal es ejercer la jurisdicción, es decir, resolver litigios con eficacia de cosa
juzgada. Sin perjuicio de cumplir actos de otra índole que las leyes que los organizan les
puedan atribuir; estos asuntos son denominados no contenciosos.

Entonces cuando nos referimos a órganos no jurisdiccionales nos estaremos refiriendo en


Bolivia, a la defensa y protección de los derechos humanos que tiene en nuestro país dos
grandes representaciones la asamblea permanente de derechos humanos y el defensor del
pueblo esta última reconocida por la constitución política del estado plurinacional de
Bolivia de febrero de 2009.

Que desde la recuperación del estado de derecho y la democracia en el año 1982, con la
primera elección de gobernantes por la vía democrática hace un referente muy importante
en la conquista de derechos reconocidos dentro de la Constitución Política del Estado.

Estos órganos tienen como fin el poder asegurar la protección y promoción de los
derechos humanos es una de sus obligaciones básicas y dedicaciones casi de manera
exclusivas.

Los organismos no-jurisdiccionales llevan a cabo, adicional a su labor de protección, otro


tipo de actividades como la divulgación y difusión de la enseñanza y promoción de los
derechos humanos, tratando de generar una cultura de conocimiento en las personas
respecto de los derechos que las mismas poseen, y que así puedan defenderlos y evitar que
sufran violaciones en ellos a causa de su desconocimiento.

Por ello es importante que en todo Estado constitucional se fije como una de las prioridades
la creación de estos organismos para la protección de los derechos humanos.

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2. MARCO HISTÓRICO

2.1. El Capitulo Boliviano de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo

Es una asociación de carácter nacional, donde participan organizaciones no


gubernamentales, instituciones y organizaciones sociales, que trabajan en la promoción y
defensa de los derechos humanos para su realización en un ambiente de justicia, equidad y
participación democrática.

Forma parte de la Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y


Desarrollo, cuya acción está orientada a desarrollar estrategias de exigibilidad y vigilancia
de los derechos humanos económicos, sociales y culturales en los ámbitos nacionales e
internacionales.

El Capítulo es un espacio de:

 Reflexión y análisis conceptual


 Diseño de metodologías comunes
 Elaboración de planes de acción conjunta
 Para la defensa de los derechos humanos desde una perspectiva integral y de
construcción de ciudadanía
 De articulación y posibilidades de trabajo conjunto con otras plataformas
nacionales, la Plataforma Interamericana, y otras iniciativas que hacen a las
temáticas centrales del Capítulo
 Gestión de financiamiento para el desarrollo de planes conjuntos

2.2. Antecedentes institucionales del CBDHDD

El Capítulo Boliviano de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo aglutina a


organizaciones e instituciones de la sociedad que trabajan en la construcción de un modelo
de desarrollo fundado en la democracia y en la promoción y el respeto integral de los
derechos humanos. El Capítulo Boliviano se caracteriza por realizar acciones que están

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orientadas a desarrollar estrategias de exigibilidad, vigilancia y justiciabilidad de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) para fortalecer los procesos de
democratización y de implementación de estrategias de desarrollo sostenible.

La conformación del Capítulo, es producto de un proceso de reflexión desarrollado en los


años noventa, de manera simultánea a nivel nacional e internacional en al ámbito
interamericano-, ante necesidades detectadas con la recuperación de la Democracia y los
procesos de globalización, que exigían nuevos abordajes y marcos conceptuales más allá de
los Derechos Civiles y Políticos, de manera que se vaya perfilando las articulaciones entre
Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo.

3. MARCO TEORICO

3.1. CONCEPTO DE JURISDICCIÓN Y FUNCIÓN JURISDICCIONAL

Jurisdicción, proviene de la expresión latina iuris dictio que significa 'decir el Derecho' y
alude a la función que asume el Estado, a través de los jueces y tribunales, de administrar la
justicia, aplicando el Derecho a los casos concretos que se les presentan. En este sentido se
habla también de función jurisdiccional y corresponde a los juzgados y tribunales
determinados por las leyes.

En sentido estricto, por jurisdicción se entiende la función pública de administrar justicia,


emanada de la soberanía del estado y ejercida por un órgano especial. Tiene por fin la
realización o declaración del derecho y la tutela de la libertad individual y del orden
jurídico, mediante la aplicación de la ley en los casos concretos, para obtener la armonía y
la paz sociales.

Tomando estos conceptos en cuenta, se puede definir a la jurisdicción como: El poder


emanado del estado, aplicado por órganos dedicados a la función de administrar justicia,
para investigar y sancionar delitos e ilícitos de toda clase o adoptar medidas de seguridad
ante ellos, mediante la aplicación de la ley.

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Función Jurisdiccional, es la que realizan los órganos, ordinarios o especiales, de la
jurisdicción, y que se traduce en la aplicación del derecho por la vía del proceso.

José Becerra Bautista, nos ofrece la siguiente definición de la función jurisdiccional: “Es la
facultad de decidir, con fuerza vinculativa para las partes, una determinada situación
jurídica controvertida”

3.2. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL DESDE EL PUNTO DE VISTA


FORMAL Y MATERIAL

La función jurisdiccional desde el punto de vista formal alude a la organización


constitucional que asigna la tarea de ejercer dicha función al poder judicial de la federación,
fundamentalmente para preservar el derecho.

La función jurisdiccional desde el punto de vista formal, es la actividad que normalmente


corresponde al poder judicial.

Para caracterizar a la función jurisdiccional es necesario también considerar el criterio


material y detenernos en los elementos propios lógicos o naturales del acto jurisdiccional.

La función jurisdiccional es una actividad del estado subordinada al orden jurídico,


productora de derechos, en los conflictos concretos o particulares que se le someten para
comprobar la violación de una regla de derecho y adoptar la solución adecuada.

La finalidad del acto jurisdiccional es declarar imparcialmente el derecho en los casos


controvertidos o de conflictos que son de su competencia. En todo acto jurisdiccional
estamos en presencia de un conflicto de intereses que amerita la intervención judicial para
mantener el derecho o la naturaleza del derecho controvertido. Establecida la litis, ofrecidas
las pruebas, la sentencia es la culminación de ese proceso.

El acto jurisdiccional es imparcial, hace cierto y establece el derecho dudoso o incierto que
se ha planteado al juez.

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3.3. ORGANIZACIÓN DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL

3.3.1. Justicia y jueces.

Los fines de la jurisdicción solo pueden ser alcanzados mediante un órgano jurisdiccional
cuya composición permita su adecuado funcionamiento y mediante unas normas positivas
de derecho procesal que sean aptas para los mismos propósitos.

Es este el problema fundamental de la justicia. Las normas positivas de derecho material


resultan ineficaces si no es posible su adecuada actuación en los casos particulares,
mediante un proceso; y esto no se logra sino cuando se dispone de esos dos medios
indispensables que son: El órgano calificado para hacerlo y las normas procesales
adecuadas para su intervención.

3.3.2. Jueces y órgano jurisdiccional

Son los jueces y magistrados las personas encargadas de administrar justicia; pero no son el
órgano jurisdiccional, ya que éste existe independiente de las personas físicas que ocupan
sus cargos.

Los jueces y magistrados personifican los diversos despachos en que se descompone el


órgano jurisdiccional: Corte, tribunales, juzgados; pero no se confunden con ellos.

Teóricamente, la justicia se administra por esos órganos o entidades, no por un juez o


magistrado; es el juzgado, el tribunal o la corte, quienes pronuncian las sentencias.

3.4. LOS ORGANOS NO JURISDICCIONALES DE BOLIVIA

3.4.1. Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia

La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, como entidad civil


independiente de toda filiación política y religiosa y avocada al ejercicio y vigencia plena
de los derechos humanos en todos los sectores del territorio nacional.

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Que se encarga de investigación, seguimiento y sistematización sobre el estado de situación
de los Derechos Humanos en Bolivia.

3.4.2. Defensor del pueblo

Los principios institucionales son: la defensa de los derechos humanos es y será siempre
nuestro horizonte de vida, de conciencia y de trabajo

Nuestro compromiso por defender y promover los derechos humanos no solo responde a un
y mandato y una responsabilidad constitucional; es ante todo una decisión de vida y de
conciencia. Durante tres años lo hemos asumido con esfuerzo y sacrificio, pero también con
la certeza que estamos aportando con este esfuerzo a la construcción de una sociedad que
tenga en los derechos humanos su referente de conducta y de valores, una sociedad que
sepa defenderlos y protegerlos de cualquier intento por conculcarlos, invisibilizarlos o
vulnerarlos, pero también que los respete y los promueva más allá de cualquier otra
consideración.

Hemos aportado también para que el Estado y sus instituciones y quienes ejercen el poder
político, económico y de otra índole comprendan que los derechos humanos no son ni serán
simples enunciados discursivos que se pueden ignorar según las condiciones e intereses y
que al vulnerarlos o negarlos, siempre encontrarán una respuesta firme en la Defensoría del
Pueblo, una institución con fortaleza de principios, con claridad de su mandato y con
servidores y servidoras que tienen por encima de todo, una conciencia plenamente
comprometida con los derechos humanos.

Nuestros principios y nuestro deber han sido siempre los modelos y las guías de conducta
que han dirigido cualquier acción o iniciativa, y estos principios son los que hoy reflejamos
en este documento que es una síntesis de los preceptos en los que creemos y de las normas
que obedecemos.

Su construcción no es fruto de la reflexión aislada ni de una doctrina impuesta, es el


producto de una tradición de vida y de compromiso que nació hace quince años, que se

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forjó en el camino del trabajo y el servicio y que hoy alcanza un nivel de profunda
importancia en este proceso de construcción de una nueva forma de Estado y de país y en
un momento histórico en que tenemos la posibilidad real de dar un salto gigantesco para
alcanzar esta sociedad con justicia, paz, igualdad, libertad y respeto por los derechos
humanos. Es el resultado de un proceso conjunto que ratificamos en la reunión nacional de
enero de 2013 en Cochabamba y que hoy plasmamos como el referente del pensamiento
institucional con el que iniciamos el camino de nuestro relanzamiento buscando generar un
proceso de mayor acercamiento y defensa del pueblo.

Queremos dejar explicitados nuestra doctrina y nuestros principios, que son claros, firmes y
transparentes y que no solo deben ser conocidos y practicados por todos y todas los
servidores y servidoras de la institución, sino que pueden ser demandados por cualquier
persona en cualquier momento, si entiende que algunos de nosotros perdemos o
equivocamos el camino.

A todas mis hermanas y hermanos de la Defensoría, les pido con humildad pero también les
demando con firmeza, que asuman estos principios como aquellos a los que responde la
institución más allá de cualquier coyuntura o situación específica.

3.4.2.1. Misión

“Somos una institución pública al servicio del pueblo boliviano, referente de derechos
humanos que contribuye a la construcción del Estado Plurinacional”

3.4.2.2. Visión

“Conciencia comprometida por los derechos humanos”

3.5. LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CONSTITUCION POLITICA DEL


ESTADO PLUIRNACINAL DE BOLIVIA

La corriente positivista concibe a la Constitución Política como un pacto supremo de paz


que regula las relaciones entre la sociedad y el Estado, a través de principios, mecanismos e

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instrumentos normativos, jurídicos y políticos con el fin de alcanzar, sostener y reproducir
la armonía y el equilibrio entre los miembros de una comunidad organizada, estableciendo
límites y control al ejercicio del poder y al mismo tiempo formulando derechos y deberes
comunes, en un marco histórico e ideológico determinado. A partir de esa definición,
entendemos que el contenido, principios y orientación de la Constitución deben
interpretarse desde la comprensión de los valores morales comunes a una sociedad, las
ideologías dominantes y el equilibrio de las fuerzas políticas, en un determinado contexto
histórico.

En el caso boliviano, y luego de una crisis estatal profunda, caracterizada por una pérdida
sistemática y progresiva de legitimidad de los actores hegemónicos, era ya evidente que la
orientación constitucional de entonces no respondía a las nuevas realidades históricas y por
el contrario aportaba a la profundización de las tensiones que generaban los nuevos actores
políticos en emergencia.

En la década de 1990 se produjo en Bolivia la primera gran movilización social que


demandaba reconstituir este pacto cohesionador, a través de la marcha de los pueblos
indígenas de las llamadas tierras bajas, curiosamente minoritarios en número,
invisibilizados, dispersos y fuertemente afectados por la cultura colonial y republicana. La
denominada “marcha por la vida y la dignidad” tuvo un fuerte impacto en la percepción
pública, especialmente de las clases medias urbanas, e impulsó las últimas reacciones de los
grupos de poder que a través de una serie de reformas constitucionales intentaron sostener
el modelo de país, impuesto desde los años 50.

Estas medidas reformistas endógenas, solo reajustaron mecanismos de participación y


vigilancia, manteniendo intactos los esquemas de poder y asegurando su reproducción. Es
curiosamente en este proceso que se crea formalmente la Defensoría del Pueblo, que sigue
el modelo clásico del Ombudsman nórdico.

Paralelamente a esta movilización, se multiplicaban en Bolivia nuevos escenarios


reivindicatorios de grupos organizados pero todavía dispersos entre sí que demandaban,
además del reconocimiento de derechos, un conjunto de verdaderos cambios en la relación

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Estado sociedad que el sistema político y el ordenamiento jurídico ya no alcanzaban a
responder.

Es a partir del 2007, con la convocatoria a una Asamblea Constituyente que el proceso
alcanza una etapa superior y aunque el evento no pudo realizarse según fue planificado y el
texto final surgió como consecuencia de pactos y acuerdos entre las fuerzas políticas en
disputa, logró abrir los suficientes espacios a los movimientos sociales para que se
introdujeran un gran conjunto de derechos, lo que al final le dio una de sus características
más importantes: su orientación garantista más allá de cualquier ejemplo anterior y por
encima de la mayoría de los textos constitucionales de la región. Más de 250 artículos se
refieren a derechos reconocidos, se incluye el concepto de derechos colectivos y se los
definen como inviolables, universales, interdependientes e indivisibles y progresivos.

3.5.1. Jerarquía normativa

La Constitución de 2004, consagraba una primacía implícita sobre los tratados


internacionales al señalar que: “La Constitución Política del Estado es la ley suprema del
ordenamiento jurídico nacional. Los tribunales, jueces y autoridades la aplicarán con
preferencia a las leyes, y éstas con preferencia a cualesquiera otras resoluciones. Así, se
entendía además que los tratados estaban por debajo de la Constitución al ser aprobados
mediante leyes”.

Por su parte, la Constitución del año 2009, incorpora un artículo que, en una primera parte
señala que “La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico boliviano y
goza de primacía frente a cualquier otra disposición normativa”. A partir de este principio
se infiere que, a nivel general seguimos con la lógica de la anterior Carta Magna.

Sin embargo, la citada disposición a continuación indica “El bloque de constitucionalidad


está integrado por los Tratados y Convenios internacionales en materia de Derechos
Humanos y las normas de Derecho Comunitario, ratificados por el país”, lo que introduce
una excepción a la regla, mediante la cual no todas las disposiciones serán
infraconstitucionales; sino que existirán otras que tiene rango constitucional.

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Posteriormente, determina el mencionado precepto que “La aplicación de las normas
jurídicas se regirá por la siguiente jerarquía, de acuerdo a las competencias de las entidades
territoriales:

1. Constitución Política del Estado


2. Los tratados internacionales
3. Las leyes nacionales, los estatutos autonómicos, las cartas orgánicas y el resto de
legislación departamental, municipal e indígena
4. Los decretos, reglamentos y demás resoluciones emanadas de los órganos ejecutivos
correspondientes.

A partir de esto, entenderíamos que el rango de los tratados en general es supralegal,


aunque sean aprobados mediante leyes del Estado.

Finalmente, el artículo 13 de la Constitución boliviana determina que “Los tratados y


convenios internacionales ratificados por la Asamblea Legislativa Plurinacional, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los Estados de Excepción,
prevalecen en el orden interno. “Los derechos y deberes consagrados en esta Constitución
se interpretarán de conformidad con los Tratados internacionales de derechos humanos
ratificados por Bolivia”.

Nuevamente con esta definición, inferimos un rango supra constitucional.

Por lo tanto, en una interpretación amplia, podemos aseverar que los tratados de derecho
internacional de los derechos humanos y los de derecho comunitario, forman parte de
nuestra Constitución boliviana y tiene aplicación preferente a cualquiera de sus
disposiciones.

3.5.2. Los derechos humanos en el texto constitucional

La nueva Constitución desarrolla de manera suficiente derechos humanos tanto individuales


así como colectivos, sin embargo es evidente que se jerarquiza los derechos colectivos,
estableciendo mayores garantías para su implementación.

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Entre los derechos fundamentales expresamente reconocidos tenemos los civiles, políticos,
los de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, los sociales, económicos
(donde se encuentra el derecho al medio ambiente saludable, protegido y equilibrado), a la
salud y seguridad social, al trabajo y al empleo, a la propiedad. También se hace mención
expresa a los derechos de la niñez, adolescencia y juventud, las personas adultas mayores,
de las personas con discapacidad, de las privadas de libertad, de las usuarias y usuarios, de
las consumidoras y consumidores y otros sujetos colectivos.

La educación está concebida como intercultural y están desarrollados los derechos


culturales. Se tiene una sección dedicada a ciencia, tecnología e investigación y un capítulo
sobre comunicación social, ámbitos que no formaban parte del anterior texto constitucional.

La Constitución establece claramente la relación jurídica entre la población y el Estado; la


primera está definida como sujeto activo titular del derecho, mientras que el segundo es el
sujeto pasivo que debe cumplir un deber u obligación; en algunas ocasiones la formulación
del deber jurídico es genérica, en tanto que en otras disposiciones se encuentra más
desarrollada.

Sin embargo, los derechos no quedan como simple declaración: para que se cumplan
indefectiblemente, la Constitución otorga recursos constitucionales. Entre las garantías
tenemos las jurisdiccionales, las acciones de defensa, entre las que se encuentran la acción
de libertad, la acción de amparo constitucional, la acción de inconstitucionalidad así como
las acciones de protección de privacidad, acción de cumplimiento y la acción popular.

Se establece los estados de excepción y se define la ciudadanía. Como se puede ver, la parte
declarativa de la Constitución forma parte del constitucionalismo más evolucionado, de
las grandes tradiciones liberales, incluyendo el avance del liberalismo comunitario, de las
tradiciones sociales, incluyendo todas las conquistas de las clases, sectores y estratos
sociales.

Con relación al Órgano Judicial, se proyecta un sistema de pluralismo jurídico al reconocer


al sistema jurídico indígena con el límite del respeto a la Constitución, las leyes y los

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derechos humanos. Los motivos que orientan esta definición se refieren a la diversidad
cultural que caracteriza a la población boliviana y a la concreción de la plurinacionalidad en
la estructura jurisdiccional.

En la nueva Constitución, se asigna a la justicia comunitaria el valor de sistema jurídico


bajo el razonamiento de que cuenta con normas y procedimientos propios (derecho
consuetudinario), además de dotarse de autoridades a las que se reconoce competencia
(legitimidad) para administrar justicia.

3.6. La vía jurisdiccional y no-jurisdiccional de protección de los derechos


humanos

La defensa y protección de los derechos humanos tiene en nuestro país dos gran¬des vías
por medio de las cuales se realiza: la primera de ellas es llevada a cabo a través de los
medios jurisdiccionales, en los cuales las autoridades judiciales analizan las demandas que
ante ellas se presentan por presuntas violaciones a los derechos fundamentales y
determinarán si en realidad existe una violación en un caso concreto, haciendo un examen
de constitucionalidad y legalidad sobre el mismo.

El máximo órgano que existe para realizar esta actividad en nuestro país es la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Son tres los medios de defensa que contempla la
Constitución Política:

a) El juicio de amparo.

b) Las acciones de inconstitucionalidad.

c) Las controversias constitucionales.5

Es por estos tres medios jurisdiccionales que se realiza la protección de los derechos
fundamentales e incluso se atienden cuestiones de invasión de la so¬beranía de las
entidades federativas, atendiendo siempre a un examen de con¬cordancia y respeto de los

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actos realizados (y que constituyen el objeto de la denuncia) y lo que nuestra Constitución
Política establece. Todo esto se hace a través de los medios de control de la
constitucionalidad que la Suprema Corte de Justicia realiza.

Por otra parte, existe otra vía para la protección de los derechos en nuestro país, y ésta es la
que se encargan de realizar los organismos no-jurisdiccionales, a quienes les corresponde la
protección de los derechos humanos, que en el caso de México quedan divididos en dos
grandes vías: por un lado está la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y
por otra parte se encuentran las comisiones de derechos humanos de las 31 entidades
federativas y la del Distrito Federal.

De esta manera encontramos que al lado del sistema jurisdiccional, y como un instrumento
complementario, se creó la fi gura del ombudsman, que tiene el mismo propósito de
protección ante violaciones a derechos humanos, pero el cumplimiento de su
responsabilidad se realiza de manera distinta. Estos sistemas no son antagónicos entre sí;
por el contrario, se complementan uno con el otro y sus fi nalidades son las mismas.

Otras instituciones especializadas encargadas de la protección de los derechos humanos son


la Procuraduría Federal del Consumidor, la Procuraduría Agraria, la Procuraduría Federal
del Medio Ambiente, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico y el Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación. Éstos son los or¬ganismos no-jurisdiccionales más
representativos que en el Estado mexicano se encargan de realizar la promoción, difusión y
divulgación de la protección a los derechos humanos, todos ellos por medio de la fi gura del
ombudsman, sin que posean todas sus características, como la de autonomía.

Un aspecto importante que se debe señalar respecto de los organismos no-jurisdiccionales


de protección de los derechos humanos es que poseen facultades más amplias que las de los
tribunales para califi car la naturaleza de las violacio- 103 nes a los derechos
fundamentales, ya que en tanto los propios tribunales tienen que tomar en cuenta
esencialmente el principio de legalidad y constitucionali-dad, los citados organismos no-
jurisdiccionales pueden conocer de conductas administrativas no sólo ilegales sino también

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irrazonables, injustas, inadecuadas o erróneas, con lo que en esencia su competencia es más
amplia.

3.7. Los Principios de París como instrumento fundamental para la constitución de


las instituciones de derechos humanos

Un punto de referencia obligado para estudiar y comprender el funcionamiento de las


instituciones nacionales de derechos humanos es el tema relativo a los Principios de París y
su infl uencia en la constitución de este tipo de organismos.

Los Principios relativos al Estatuto y Funcionamiento de las Instituciones Nacionales de


Protección y Promoción de los Derechos Humanos, mejor cono¬cidos como Principios de
París, se elaboraron como resultado del Primer Taller Internacional de Instituciones
Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, que se celebró en la
ciudad de París, Francia, del 7 al 9 de octubre de 1991. Posteriormente, estos principios
fueron adoptados por la Comi¬sión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con la
Resolución 1992/54, de marzo de 1992, reafi rmada por la Asamblea General con la
Resolución 48/134 del 4 de marzo de 1993.

Los Principios de París son un documento que contiene las características principales que
debe reunir toda institución nacional protectora de los derechos humanos y el papel crucial
que deben desempeñar como medio de protección y promoción de los derechos en una
sociedad determinada. En ellos se establecen la competencia, responsabilidades,
composición, entre otras características, que una institución de este tipo debe tener.

Las reglas que contemplan los Principios de París pueden ser divididas en los siguientes
criterios o categorías:

1) En la esfera relativa a “las competencias y atribuciones” que atañen a una


institución nacional de derechos humanos (INDH), se establece que una institución
con este carácter debe estar autorizada para poder supervisar cualquiera situación en
la que se encuentre una violación de los derechos humanos.

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2) En lo relativo a su “composición y garantías de independencia y plura
lismo”, se menciona que la composición de la institución y la elección de sus
miembros deberá ajustarse a un procedimiento que ofrezca todas las garantías para
asegurar la representación pluralista de las fuerzas sociales interesadas en la
promoción y protección de los derechos humanos. Así como también que la
institución disponga de la estructura necesaria para lograr el correcto desempeño de
sus funciones, teniendo de igual forma como fi n lograr su autonomía respecto del
Estado y no tener una dependencia financiera que pudiera limitar sus funciones. Y,
por último, referente al nombramiento de las personas que estarán al mando de las
instituciones, el cual deberá hacerse mediante acto oficial en el que se señalará la
duración del mandato.
3) La tercera categoría se refi ere a “las modalidades de funcionamiento” de estas
instituciones, dentro de las que se encuentran: examinar cada uno de los asuntos
dentro de su competencia; recibir todos los testimonios y ob¬tener todos los
documentos necesarios para el examen de los asuntos so¬metidos a su competencia;
dirigirse a la opinión pública para dar a conocer los resultados de sus opiniones y
recomendaciones; reunir a sus miembros de manera regular y cada vez que sea
necesario; estar en coordinación y mantener comunicación con los demás órganos
de carácter jurisdiccional o de cualquiera otra índole encargados de la protección de
derechos hu¬manos, y establecer relaciones con las organizaciones no-
gubernamentales que se ocupen de la protección y promoción de los derechos
humanos.
4) Por último, el criterio relativo a los “principios complementarios relativos al
estatuto de las comisiones dotadas de competencia cuasi jurisdiccio¬nal”, donde se
menciona que la comisión podrá estar facultada para recibir y examinar denuncias y
demandas de los particulares; también pueden acudir a ella las organizaciones no-
gubernamentales, las asociaciones de sindicatos, etcétera; en tales casos, las
funciones que se les encomiendan podrán tratar de buscar soluciones de
conciliación para las partes, infor-mar a los reclamantes de sus derechos y de los

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recursos de que disponen, y por otro lado transmitir a las autoridades competentes
las denuncias que conozcan, así como formular recomendaciones.

Estos principios y reglas se han convertido en el fundamento y fungen como el principal


punto de referencia del cual se debe partir para la creación de las INDH alrededor del
mundo.

Bajo la influencia de los Principios de París, la década de 1990 fue testigo de la formación
de numerosas institucionales nacionales, y las INDH desempeñan hoy un papel importante
en la protección y promoción de los derechos humanos en un gran número de países.7

En lo que respecta al mandato, los Principios de París hacen una referencia expresa a dos
funciones que pueden ser atribuidas a estas instituciones:

a) Consultiva: contempla la posibilidad de: a) emitir informes sobre la si¬tuación de


los derechos humanos en general o con respecto a algún tema en específi co; b)
impulsar la ratifi cación de tratados internacionales en la materia, así como la
armonización de la legislación local a dichos tratados; c) participar en los procesos
de elaboración de informes periódicos que de¬ben ser presentados ante organismos
internacionales, y d) colaborar en la elaboración de programas de educación de
derechos humanos para todos los niveles de enseñanza, entre otras.
b) Cuasi jurisdiccional: implica, de manera concreta, la posibilidad de reci¬bir y
examinar denuncias relativas a la situación de particulares, grupos, organizaciones,
etcétera. Después de investigar la denuncia, las institu¬ciones habrán de emitir sus
recomendaciones dirigidas a la autoridad competente.

El papel que desempeñan estas instituciones puede considerarse complementario del trabajo
que realizan otras instituciones en la protección y promoción de los derechos humanos.

Estos principios, como ya se mencionó, han signifi cado a lo largo de la crea¬ción de las
INDH el punto del cual se debe partir siempre; aunque, por otro lado, en el caso de México
la CNDH se creó antes de que se dieran los Principios de París, y la referencia directa que

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se tuvo en el momento de hacerlo fue otra referencia internacional, la fi gura del
ombudsman escandinavo para ser precisos.

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Conclusiones

 Los organismos protectores de derechos humanos en nuestro país constituyen un


apoyo muy importante en la obligación de protección de los derechos
fundamentales de los ciudadanos que todo Estado plurinacional de Bolivia, tiene
que garantizar. La reciente reforma en materia de derechos humanos pretende
fortalecer esta protección, y es por ello que se ha dado pauta para que la defensa de
los individuos con respecto a sus derechos no se realice únicamente a través de
medios jurisdiccionales, en los cuales muchas veces se pueden sentir más expuestos
y vulnerables por la ignorancia que existe sobre el campo de lo jurídico y la
corrupción que abunda en el mismo. Así pues, los organismos no-jurisdiccionales
cumplen con una labor de difusión, enseñanza, divulgación y protección de los
derechos humanos en todo el país, y otorgan orientación y protección en los casos
en que se pueda presumir que existe una violación a estos derechos por parte de las
autoridades o servidores públicos.
 Estas instituciones en nuestro país son la asamblea permanente de derechos
humanos y el defensor del pueblo, que son órganos del sistema no-jurisdiccional
de derechos humanos deben ser un medio efectivo para lograr la justiciabilidad de
los derechos sociales, al tener un amplio margen de acción, al no ceñirse a
tecnicismos procesales, y tener como objetivo proteger a las personas frente a las
acciones u omisiones del Estado.
 De entre los mecanismos de que puede valerse están las acciones de
inconstitucionalidad y las recomendaciones, ya sean particulares o generales, para
terminar con un estado de cosas que sea violatorio de los derechos sociales,
requiriendo la adopción de políticas públicas por parte del Estado en la materia.

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Bibliografía

o Gaceta Oficial de Bolivia, Constitución Política del Estado Plurinacional de


Bolivia, del 9 de enero de 2014
o GALVÁN RIVERA, FLAVIO. “Facultad indagatoria de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación”, en FERRER MAC-GREGOR,
o EDUARDO (coord.). Derecho procesal constitucional, 4ª ed.
o MARTÍNEZ B ULLÉ-GOYRI, VÍCTOR. “La reforma constitucional en materia de
derechos humanos”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, nueva serie, año
XLIV, No. 130, enero-abril de 2011, p. 421.

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