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EL FIN DE LA LITERATURA: ¿HACIA UNA POLITIZACIÓN DE LA CULTURA?

Author(s): Ernesto Baltar


Source: Ábaco, 2 Epoca, No. 82, TIEMPOS REVUELTOS: HECHOS E IDEAS ANTE UN MUNDO
CONFUSO (2014), pp. 51-56
Published by: Centro de Iniciativas Culturales y Estudios Economicos y Sociales (CICEES)
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/44243717
Accessed: 18-06-2018 16:16 UTC

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Recibido: 26/10/2014 • Aprobado: 30/11/2014 Ernesto Baltar


Licenciado en Filosofía y en Teoría de La Literatura
Universidad Complutense de Madrid

llorar»), aunque también han surgido en los últimos años un


rable, de tan apocalíptico: todo es oscuridad, depresión, buen número de editoriales pequeñas, independientes , que
El rable, lamento, ambiente
lamento, ruina.deLatancadena
ruina.tradicional
de apocalíptico:
del librola-autores,
La industria cadena tradicional todo editorial es oscuridad, se del ha libro vuelto depresión, -autores, irrespi- parecen sobrevivir modestamente a la tormenta perfecta.
editores, distribuidores, libreros.. - entona una jeremiada, se Ouizá lo que ocurre, simplemente, es que hay quien iden-
da golpes en el pecho y se rasga las vestiduras, tocando las tifica de manera un poco megalómana el fin de la profesio-
trompetas ante las murallas de Amazon, Google o Apple, los nalización del escritor con la muerte de la literatura.
nuevos amos del mundo, con la esperanza -ilusoria, vana-
de derribar o frenar sus boyantes negocios, los más adap- Por una literatura política
tados al nuevo paradigma digital. ¿Estamos asistiendo a la
selección postrera, definitiva como un disparo de gracia, del En 2013 se publicó Oué hacemos con lo Literatura, un libro
darwinismo cultural globalizado? El último LIBER, más que escrito conjuntamente por David Becerra, Raquel Arias, Ju-
una feria profesional del libro, parecía una procesión de pe- lio Rodríguez y Marta Sanz. El calificativo de «panfleto» se
nitentes camino del suicidio colectivo. ajusta, sin matiz peyorativos sus características. El titulo , de
A la crisis económica general se une la crisis del libro resonancias leninistas , sintetiza con claridad sus intenciones
como tal, o eso se dice. Internet y la piratería son los fantas- cuando se extiende al completo en la portada: Oué hace-
mas multiusos agitados por los menos audaces. Se mezclan mos para construir un discurso disidente y transformador con
en una maraña indiscernible las soluciones con los pro- aquello que hoy sirve para enmascarar la realidad y transmitir
blemas, los síntomas con las posibles terapias: libro elec- ideología : la literatura. El único suspense que deja al lector
trónico, crowdfunding , IVA cultural, acceso libre, copyright/ el pormenorizado epígrafe es cómo definirán y analizarán
copyleft... El hecho es que las librerías cierran, las distribui- los autores términos tan evanescentes como «disidente»,
doras se hunden, las editoriales se venden al mejor postor y «transformador», «enmascarar» o «ideología». Lamentable-
los autores no llegan a mediados de mes (en realidad, nun- mente, hay que decirlo, al terminar las 64 páginas del librito
ca han sido muchos los escritores con posibles en un país (bibliografía incluida) el lector seguirá con las mismas in-
en el que, como dijo Larra hace casi dos siglos, «escribir es cógnitas al respecto: no hay explicación ni descripción ni

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□ CL FIN De LA LITERATURA. ¿HACIA UNA POLITIZACIÓN DĒ LA CULTURA?
Ernesto Baltar

análisis de esos conceptos; sólo su repetición machacona, minal: «nuestros explotadores»), hasta aquí nos encontra-
como si de un mantra mágico y autorreferencial se tratara. mos básicamente ante un clásico discurso teórico de corte
Resumamos el meollo del planteamiento: frente al dis- marxista. Ortodoxia de manual, marketing de guerrilla. El
curso humanista que asume que los hombres, aun de dis- problema llega cuando, para ilustrar esas formulaciones ge-
tintas épocas, somos todos ¡guales en nuestra sustancia néricas y abstractas, los autores descienden a lo concreto y,
espiritual y que, por tanto, podemos buscarnos a nosotros por ejemplo, analizan el concepto de «alma» en un poema
mismos en los textos que leemos (construyendo una ima- de amor de Garcilaso de la Vega, considerándolo un símbo-
gen ideai de la literatura por encima del entramado político lo ideológico del capitalismo emergente en defensa de la
y social), hay que entender la literatura como el producto categoría burguesa de individualidad, que trataría de opo-
ideológico de unas condiciones históricas concretas: «No nerse a la jerarquía de sangre de la época feudal. O cuando
existe una lectura ¡nocente. Todas las formas de discurso erigen como modelo de la tan deseada «politización de la
-independientemente de que este sea literario o no- con-literatura» la producción de culebrones bolivarianos, que
tienen siempre ideología» (p. 15); «La literatura no sólo noexaltan los valores socialistas y revolucionarios.
puede entenderse fuera de su propia Historia, sino que, en No sé si, como defendía Popper, el marxismo es inmune a
tanto resultado de las relaciones sociales en las que se pro-la falsación porque, en tanto que discurso totalizante, enca-
duce, cumple una función de reproducción y legitimaciónja a su favor todos los posibles contraejemplos. Pero, desde
ideológicas» (p. 19). De ahí que los textos literarios de losluego, algunos de los ejemplos propuestos por los propios
últimos siglos hayan funcionado «como aparato de legiti- autores para ilustrar su teoría (como los que acabamos de
mación social de la burguesía en su lucha por el poder». mencionar) ponen a ésta al borde del ridículo.
Desde esta posición, la literatura se presenta como una
mercancía más insertada en la lógica de la sociedad deNo tan incendiario
consumo capitalista: el lector se ha convertido en cliente
y lo único importante es seducirlo. Existe, sin embargo, se- Más interesante es el ensayo No ton incendiario, de la no
gún los autores, la posibilidad de una lectura crítica y unavelista Marta Sanz (coautora también del anterior títu
escritura disidente. Leer críticamente significa saber quiénpublicado en 2014 por la editorial Periférica y situado e
escribe, para quién escribe y desde dónde escribe, pues una Linea de pensamiento muy similar. Es normal que la a
«aceptar los discursos literarios supone la mayoría de lastora reivindique la figura del autor-creador y desconfíe
veces asumir la ideología de nuestros explotadores» (p. 21).las obras colectivas, pues ahora sí se trata de un ensay
Y la escritura disidente es aquella que consiga localizar las literario incisivo, inteligente, irónico, variado, ameno y, sobr
contradicciones históricas en el interior de la ideología, quetodo, muy bien escrito. Además, no desbarra cuando de
desenmascare el funcionamiento del capitalismo y muestreciende a comentar casos concretos, sino que resulta aú
los mecanismos ideológicos no visibles que nos conducen más iluminador.
a aceptar nuestra alienación. Una literatura que desvele el Marta Sanz trata de dar respuesta a distintas baterías
funcionamiento objetivo y real del sistema y que, de esta preguntas que ella misma se plantea (nos plantea) en v
manera, pueda contribuirá la emancipación política y socialrios pasajes del libro, aunque desde el principio se confie
de las clases explotadas. incapaz de responder a todas ellas: ¿tiene la cultura algu
Al margen de que uno pueda estar en desacuerdo con utilidad?, ¿por qué o para qué leemos y escribimos?, ¿qu
estas formulaciones tan redondas y definitivas, acríticasentendemos por cultura popular?, ¿sólo la «literatura p
respecto a sus propios presupuestos y fundamentos (lo quelítica» es literatura política o toda literatura lo es?, ¿exi
más nos inquieta es ese reiterado y furibundo sintagma no- una cultura de la izquierda?, ¿qué es el yo?, ¿y ta ficción

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Revista Ábaco • 2a Época • Volumen 4 • número 82 • 2014 • ISSN: 0213-6252
TIEMPOS REVUELTOS. HECHOS E IDEAS ANTE UN MUNDO CONFUSO

identificarse
¿y lo Literario?, ¿existe la verdad o lo único que existe es el con la cultura fácil o la cultura basura, ni c
la cultura
lenguaje ?, etc. Al margen de las soluciones propuestas, se de masas o la más vendida/consumida, sino co
trata de preguntas elocuentes por sí mismas y que«aquella
obligan capaz de reflejar problemáticas que afectan a l
a reflexionar al lector. comunidades, las hacen visibles entre las interferencias d
El punto de partida es la afirmación de que todatelevisor
la cul- y consiguen que su mensaje sea escuchado entr
tura encarna un posicionamiento ideológico, desde los de mensajes» (p. 31).
la maraña
diferentes movimientos artísticos como el expresionismoFrente a la «estética de la ternura» de cierta izquierd
abstracto, el pop, el barroquismo o el minimalismo, tradicional,
hasta que encarna en el fondo una «ética inmovilis
los programas infantiles de Pocoyó o los Teletubbiesy reaccionaria»,
: «La este libro aboga por una literatura realis
cultura como artefacto ideológico conforma la visión del que cuestione los límites entre los géneros, ha
y política
mundo y el espacio sentimental de los seres humanos ble de las cosas que nos parecen «normales» y se atreva
que,
a revisar ciertos conceptos asentados: «Nuestras propuest
interactivamente, se convierten en productores de cultura»
(p. 29). Desde esta posición rayana en la paranoia, culturales
las for- pasan por pensar en el ahora y en el aquí, por ver l
mas culturales que guardan apariencia de neutralidadviga son
en el ojo propio, por reconocer el peso y el volumen d
las que entrañan mayor peligro. nuestras alienaciones cotidianas: las que tienen que ver co
Propugna Marta Sanz una cultura que nos saquelade la
obsesión por la salud, por la seguridad, por el fútbol y l
parálisis y de la astenia colectiva, que no sea sólopatrióticos
supo- triunfos deportivos, por las grandes superfic
sitorio antiestrés, que no sea sólo ocio y espectáculo,
comerciales
sino y la televisión, por el concepto mismo de u
literatura
«herramienta crítica para ver, pensar y actuar de otra mane- reducida a autoayuda, a buenos sentimientos,
ra», que desenmascare esa ideología invisible que denuncia
"lo bonito" -yo quiero escribir feo de lo feo y dinamitar c
Zizek. Por eso considera que la «cultura popular» violencia
no debe los dictados deltanonSpor las redes sociales, e

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□ 6L FIN DÊ IA LITERATURA. ¿HACIA UNA POLITIZACIÓN D€ LA CULTURA?
Ernesto Baltar

aire acondicionado y el calor, los móviles -¿producen cán- Comienzan enumerando los arribafirmantes algunos de
cer?- y las tecnologías que imponen nuevas formas de rela- los problemas fundamentales que, desde su punto de vista,
ción humana» (p.42). Como figuras más destacadas de este corroen a la cultura en el presente:
tipo de literatura y que han logrado resultados de mayor • «La cultura está fuera de la sociedad: ya no genera
calidad, estarían los novelistas Belén Gopegui (La conquis- beneficios económicos ni distinción social, sus crea-
ta del aire , El padre de Blancanieves, Acceso no autorizado) e ciones se han hecho demasiado banales, demasiado
Isaac Rosa (El país del miedo , La mano invisible , La habitación crípticas o demasiado centradas en el autor mismo y
oscura ), y como sus principales defensores mediáticos, el ya no se percibe como un instrumento de crecimien-
editor Constantino Bértolo y el crítico Ignacio Echeverría. to personal o de transformación social».
En el fondo, dice Marta Sanz, se trata de considerar que la • «La multiplicación de la oferta, con la fragmen-
palabra puede intervenir en el espacio público para ensan- tación que la acompaña, nos ha conducido a un
charlo. Como nos faltan realidades , concluye, «es necesario mundo mucho más reaccionario en lo formal, en las
contar historias y volver, en definitiva, a la literatura como estructuras profesionales y en el carácter social de
forma de conciencia de la vida y como capacidad de nom- las obras producidas».
brar y de intervenir en el mundo». • «La industria cultural se ha adentrado en una in-
sistente racionalización, buscando la rentabilidad
La politización está d€ moda por los caminos más obvios, lo que tiende a aplanar
lo producido, convirtiendo las creaciones en produc-
Desde que en 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis tos de consumo esencialmente idénticos».
económica mundial, se publicaran las obras La cena de los • «El aficionado a la cultura se sumerge en un har-
notables de Constantino Bértolo y Un pistoletazo en medio tazgo similar al de un votante que no percibe dife-
de un concierto de Belén Gopegui (basada en una conferen- rencias entre las posibles opciones de voto, y en una
cia leída dos años antes en la Universidad de California y saturación que le vuelve anómico».
cuyo título hace referencia a la afirmación de Stendhal de Para entrar a valorar estos puntos, lo primero sería en-
que meter la política en una obra literaria es como dar un tenderlos cabalmente, pero la vaguedad y confusión de al-
pistoletazo en medio de un concierto), que podemos con- gunos conceptos hace que antes tuviéramos que sostener
siderar como dos textos fundacionales, el movimiento en con los firmantes una prolongada sesión de preguntas y
favor de la «politización de la cultura» no ha hecho más que aclaraciones.
incrementar sus filas en nuestro país, hasta haberse conver- Como era de esperar, sitúan la solución a todos los males
tido prácticamente, a día de hoy, en una especie de moda o en la politización de la cultura: «Es hora de cambiar esa
conjunto borroso de lugares comunes. situación, lo que sólo puede hacerse politizando la cultu-
El (penúltimo hito de esta corriente carpetovetónica ha ra. Esto no significa que las creaciones culturales ofrezcan
sido el manifiesto «Politicemos la cultura», publicado el 13 muchos más contenidos políticos, sino la construcción de
de noviembre de 2014 en el diario Publico.es y que aparece un contexto que haga posible que la cultura tenga lugar.
firmado por Esteban Hernández, Juan Diego Botto, Javier Ga- Politizar la cultura implica poner en marcha iniciativas que
llego, Nacho Vegas, Germán Cano, Carolina del Olmo, Fernan- construyan esos espacios y que, al mismo tiempo, abran ca-
do Pardo, Víctor Lenore (autor, por cierto, del reciente Indies, minos para que quienes operan en el sector cuenten con
hipsters y gafapastas , crónica de una dominación cultural , así posibilidades reales de subsistencia. Politizar la cultura im-
como de uno de los capítulos de CT o la Cultura de la Transi- plica operar sobre esas estructuras, perniciosas para todo
ción), César Renduelesjuan Santaner y Santiago Alba Rico. el mundo salvo para unos cuantos operadores, en que se

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Revista Ábaco • 2a Época • Volumen 4 • número 82 • 2014 • ISSN: 0213-6252
TI6MPOS RGVUeiTOS. HGCHOS € ID€AS ANTG UN MUNDO CONFUSO

desenvuelve el mercado de la creación. Politizar la cultura Desde mi punto de vista, esa dicotomía que establece
significa sacarla del entorno estructuralmente conservador Benjamin es un síntoma evidente de la tragedia de una
en el que vive. Pero sobre todo, significa dotarla de la im- época polarizada en dos bandos totalitarios, competidor
portancia social que en sí misma tiene». en odio y criminalidad, en pugna por apropiarse de la ma
El primer comentario que aparece on line bajo el mani- a base de propaganda. En realidad, su propuesta de «pol
fiesto, escrito por uno de los lectores, resulta bastante ex- tización del arte» no sería sino otra forma de apropiació
presivo en su malevolencia: «Traduciendo para el que no ideológica de la masa por parte del poder: la enajenación
entienda: quiero mi subvención». total del pueblo a favor de la causa del Partido y el some
El ejemplo más reciente de esta deriva imparable bordea la timiento panfletario del artista a la Doctrina. ¿Qué tipo d
parodia: a mediados de diciembre de 2014 una editorial bar- actitud crítica podía despertar Octubre de Eisenstein en u
celonesa escenifica el supuesto robo de libros en una librería soviético de finales de los años veinte?
y propaga vídeos por las redes sociales; aunque la gente no Creo que a estas alturas, si conseguimos abstraemos de
lo sepa, se trata de una «campaña de marketing viral». Varios sus ideologías, podemos disfrutar igualmente de las pelí-
días después la editorial convoca una rueda de prensa para culas de Riefenstahl o de Eisenstein; el arte no mata, la
desvelar el engaño y lanza un comunicado reivindicando «su política sí. Mi sensación es que lo que unía a ambos artes
lucha decidida por una lectura más libre y menos obedien- totalitarios era la falta de sentido del humor: se respira en
te. Lucha que empieza por reclamar el valor del libro como ellos un aire enrarecido, de odio, de dolor, de ignorancia,
arma de resistencia crítica y de la lectura como forma de li- de violencia, de muerte. Nada que ver con las películas de
beración». Supongo que algunos intelectuales protestarán Charlot, cuya capacidad crítica con la sociedad capitalista
argumentando que el sistema se ha apropiado de su discurso en la cual surgen -formando parte, incluso, de su forma más
contestatario y lo ha anulado al convertirlo en mero eslogan depurada de dominación: el star-system- supongo que na-
publicitario para vender productos, aunque sean libros; sin die pondrá en cuestión.
embargo, si profundizan un poco en la autocrítica y son sin- Volviendo a la actualidad, ¿qué es lo que subyace a esta
ceros consigo mismos, deberán reconocer que ya algo de eso corriente de pensamiento que abandera la «politización
existía también en su propio discurso. del arte»? ¿Es una nueva estrategia de marketing de la con-
La politización de la literatura está de moda. Convertida tracultura (porque «rebelarse vende»,corr'o decían Heath y
en trending topic, hype o estrategia de marketing, va camino Potter)? ¿Quieren los intelectuales más o menos jóvenes
de erigirse en pensamiento único. ¿Cómo hacerse corgo de La complacer y halagar a su nuevo target , el público «Pode-
paradoja de que la contracultura sea mainstream ? mos»? ¿Toman posiciones los más avispados ante la de-
riva de las encuestas de intención de voto, para ser los
La tentación totalitaria primeros en poner el cazo en el futuro reparto de dinero
público? ¿Se quiere derrocar el régimen de la Transición
En su ya clásico ensayo de 1936 «La obra de arte encomo simple estrategia de relevo generacional? ¿O se tra-
la era
de la reproductibilidad técnica», Walter Benjamin ta del último intento (desesperado) de unos pocos privile-
estable-
giados por
cía una dicotomía radical entre la estetización de la política , salvar su mueble-bar? ¿Es posible el odio entre
propugnada por el fascismo, y la politización del arte generaciones?
, impul- ¿Hay resentimiento de clase (que, dada la
sada por el comunismo. La primera convierte al caudillo elefantiàsica
en crisis que nos carcomecería el resentimien-
un objeto de culto para las masas, mientras que la to del 99% de la sociedad frente a la «casta» corrupta del
segunda,
según Benjamin, trataría de despertar la actitud crítica bipartidismo)?
en- ¿Hay cierto ánimo revanchista contra no se
tre los explotados. sabe muy bien qué? ¿Es una deriva lógica de la desespe-

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O et FIN De IA LITERATURA. ¿HACIA UNA POLITIZACIÓN D6 LA CULTURA?
Ernesto Baltar

ración, el cabreo o la indignación? No sé. Quizá de todo un Bibliografía


poco, quizá nada de nada.
En cualquier caso, no parece que la politización de la cultu- BECERRA, David, ARIAS, Raquel, RODRÍGUEZ, Julio
ra sea la mejor manera de lograr que la cultura deje de ser, y SANZ, Marta, Qué hacemos con la literatura, Akal,
como decía Rafael Sánchez Ferlosio en 1984, «ese invento Madrid, 2013.
del Gobierno» (que, en cuanto oye la palabra «cultura», ex- BENJAMIN, Walter, «La obra de arte en la era de su repro-
tiende un cheque en blanco al portador). Más bien todo lo ductibilidad técnica», Obras completas, Abada, Madrid,
contrario, pues puede propiciar que la tentación totalitaria 2012.
asome la cabeza. BÉRTOLO, Constantino, La cena de los notables, Periférica,
Hay muchas formas de servidumbre voluntaria, y la «cas- Cáceres, 2008.
ta» de los intelectuales se ha mostrado como una de las GO PEG U I, Belén, Un pistoletazo en medio de un concierto.
más maleables y corruptas a lo largo de la historia. Ante Acerca de escribir de politica en una novela, UCM-Edito-
la perspectiva de una dictadura del proletariado artístico rial Complutense, Madrid, 2008.
(valga el oxímoron) o de un Mundo Feliz dominado por los SANZ, Marta, No tan incendiario , Periférica, Cáceres, 2014.
culebrones bolivarianos, repetidos ad infinitum en los tele-
W.AA., «Politicemos la cultura », Publico.es, 13 de noviembre
visores como en un loop eterno o cuento-de-nunca-acabar, de 2014 (http://blogs.publico.es/otrasmiradas/2967/
al escéptico político sólo le cabe exclamar (como al prota- politicemos-la-cultura/). E3
gonista de El corazón de las tinieblas de Conrad): «¡El horror!
¡El horror!».

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