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Casa de la Independencia.
La independencia del Paraguay fue el proceso histórico por el cual la actual República
del Paraguay se independizó de España, su metrópoli colonial, al tiempo que rechazaba
también incorporarse al estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata (del
mismo modo que a su sucesor, la Confederación Argentina), que pretendía ejercer
soberanía sobre todos los dominios del extinto virreinato del Río de la Plata, incluida
la intendencia del Paraguay.
No existe consenso entre los historiadores acerca de las fechas que definen los límites de
dicho proceso independentista. No obstante, se admite generalmente que a partir de
la revolución de mayo de 1811 y en adelante, el Paraguay se administró a sí mismo sin
subordinación a gobiernos exteriores.nota 1
Índice
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1Antecedentes
2Constitución de la Junta Provisional Gubernativa
o 2.1Primer contacto de la junta de Buenos Aires con Asunción
o 2.2Congreso del 24 de julio de 1810
o 2.3Ultimátum de la Junta de Buenos Aires
o 2.4Preparativos militares en el Paraguay
o 2.5Requisa de armas en las Misiones
o 2.6Liberación de barcos retenidos y control del Paraná
o 2.7Expedición de Belgrano
o 2.8Velasco pide ayuda a los portugueses
o 2.9Ocupación de Corrientes
3El Paraguay prepara su propia revolución
o 3.1Medidas preventivas y represivas del gobernador Velasco
o 3.2Vísperas de la Revolución
4Revolución del 14 de mayo
o 4.1Gobierno de Velasco y sus consocios
5El Congreso de junio de 1811 y la Junta Superior Gubernativa
o 5.1Tratado entre las juntas de Asunción y Buenos Aires
o 5.2El vocal Francia y la Junta Superior Gubernativa
6El Congreso de 1813 y el Consulado
o 6.1Congreso de 1813
o 6.2Controversias sobre el Reglamento de Gobierno de 1813
o 6.3Consulado
7Dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia
8El Acta de la Independencia
o 8.1Muerte y sucesión del Doctor Francia
o 8.2El Acta de la Independencia Paraguaya
o 8.3Reconocimiento de la Independencia
9Notas
10Fuentes
o 10.1Referencias
o 10.2Bibliografía citada
11Véase también
Antecedentes[editar]
La ciudad de Asunción del Paraguay fue la primera capital de la gobernación del Río de la
Plata; desde allí partieron las expediciones que fundaron las demás ciudades de la misma,
entre ellas Buenos Aires. Eso le valió, entre los historiadores, el calificativo de «madre de
ciudades».1
La división de la gobernación en dos, quedando Buenos Aires como capital de
la gobernación del Río de la Plata y Asunción como capital de la gobernación del
Paraguay, no alteró durante mucho tiempo la primacía del Paraguay en la cuenca del
Plata. En primer lugar, primacía poblacional: hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la
población de Buenos Aires fue menor que la de Asunción, y no fue hasta bien entrado
el siglo XIX que la jurisdicción de Buenos Aires superó en población a la del Paraguay.12
La revolución comunera del Paraguay, ocurrida entre 1717 y 1735, inició un proceso de
pérdida del favor real para esa provincia,13 proceso que fue continuado con la
preponderancia del gobernador de Buenos Aires en las guerras guaraníticas,4 y con el
encargo real del rey español al gobernador de Buenos Aires Francisco de Paula
Bucarelli de dirigir la expulsión de los jesuitas no solamente de su jurisdicción, sino
también de las gobernaciones vecinas.5 El proceso culminó en el año 1776, con la
creación del virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y en cuya
jurisdicción figuró la provincia del Paraguay. En 1782 el virreinato se dividió en
gobernaciones militares y en ocho intendencias siendo una de ellas el Paraguay.67
Otro factor que amplió los resentimientos paraguayos fue el cierre de la navegación
paraguaya hacia el Río de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas dispuso
que Santa Fe fuera un puerto preciso de la navegación del Paraguay, lo que fue
confirmado por la real cédula del 1 de abril de 1743. Todos los barcos procedentes del
Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para luego de pagar un impuesto
seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos y
gobernadores de las tres ciudades. El 13 de abril de 1780 el virrey Pedro Melo de
Portugal abolió provisoriamente los privilegios del puerto preciso de Santa Fe, lo que fue
confirmado por el Consejo de Indias el 14 de febrero de 1781.8
En general se supone que los paraguayos solamente toleraron la nueva situación, que los
ponía manifiestamente en inferioridad de condiciones respecto a la ciudad que había sido
fundada por asuncenos y gobernada desde Asunción.9 Se generó entre la población
paraguaya un resentimiento contra Buenos Aires, que se mantuvo oculto hasta el final del
período colonial. Incluso la decisión de deponer al virrey Sobremonte, tomada
exclusivamente por los estamentos porteños en 1807, fue aceptada sin reclamación
alguna en el Paraguay, y esta intendencia participó en la defensa contra las Invasiones
Inglesas con una fuerza de 953 hombres, parte de ellas comandados por el coronel de
milicias José de Espínola y Peña.1
La oposición del Paraguay a la influencia porteña se debía también a factores económicos.
Durante y después de las invasiones inglesas, los comerciantes porteños se beneficiaron
de un libre comercio que no modificó la situación desfavorable que el Alto Plata mantenía
con ellos. A esto se agregó que la mayor influencia de los comerciantes porteños sobre las
autoridades coloniales en comparación con sus colegas del Alto Plata generó en las
distintas áreas que componían dicha región (Paraguay, las provincias del Litoral, sur del
Brasil) un profundo sentimiento de suspicacia y recelo hacia la poderosa ciudad-puerto.10
Luego de las Invasiones Inglesas, el virreinato quedó regido de hecho por un sistema
de libre comercio internacional, y el antiguo monopolio colonial fue reemplazado por una
relación mercantil muy favorable a Buenos Aires. En los años siguientes a las invasiones
británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de sus
exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre la venta
de tabaco, llamado estanco del tabaco. Los asuncenos pretendían reducir así la
competencia de la Villa Real de la Concepción y obtener mayores ganancias a expensas
de los consumidores de Buenos Aires, que sufrirían los efectos del monopolio. El
secretario del Real Consulado de Buenos Aires, Manuel Belgrano, presionó exitosamente
al virrey para impedir que se concretara el monopolio, lo que generó profundos
sentimientos de suspicacia y recelo en las regiones productoras de yerba mate, que
estaban en su apogeo al momento de la Revolución de Mayo.
En las comunicaciones que trajo el coronel José de Espínola y Peña, la Junta de Buenos
Aires decía:
"V.S. conoce muy bien los males que son consiguientes a una desunión, que abriendo la puerta, a
consideraciones dirigidas por el interés momentáneo de cada pueblo, produzca al fin, una recíproca
debilidad que haga inevitable la ruina de todos, y ésta debería esperarse más de cerca, si la
potencia vecina que acecha, pudiese calcular sobre la disolución de la unidad de estas provincias."
Oficio del 27 de mayo de 1810 de la Junta Provisional Gubernativa en (Instituto Belgraniano
Central, 1982, p. 168, tomo III, vol.1)
Velasco dio a conocer al pueblo lo decidido y aconsejó que se evitase toda discusión y
controversia sobre los puntos ya decididos, amenazando con poner en prisión a quienes
perturben la tranquilidad pública.
El 30 de julio Velasco publicó otro bando llamando a los paraguayos a alistarse para
cuando la Patria los necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente,
secundado por un encargado de la economía y con una fuerza efectiva de todos los
ciudadanos y habitantes sin distinción de patricios ni forasteros. Al capitán Carlos
Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio, nombrado por el
cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de Asunción
y de las armas en manos de particulares. El 8 de agosto Velasco prohibió que se gastase
o vendiese pólvora y estableció un toque de queda en la ciudad.18
Ultimátum de la Junta de Buenos Aires[editar]
A principios de agosto llegaron tardíamente a Asunción dos circulares de Buenos Aires,
fechadas el 18 de julio, comunicando que los diputados a elegirse debían serlo en los
términos de la Real Orden del 6 de octubre de 1809. El Cabildo, cuyo alcalde de primer
voto era Bernardo de Haedo, respondió esas notas el 18 de agosto sobre la base de lo
dispuesto por el congreso del 24 de julio: "este Cabildo les dará el debido cumplimiento
luego que Su Majestad lo ordene", comunicándole además que se había recibido la Real
Cédula de erección del Consejo de Regencia, "a cuyas órdenes se halla sumisa y sujeta
toda esta Provincia."
Antes de recibir la comunicación de lo resuelto en Asunción el 24 de julio, la junta de
Buenos Aires bloqueó las comunicaciones con el Paraguay e incentivó contra el
gobernador Velasco a grupos paraguayos favorables a Buenos Aires. Además, en
respuesta a la nota del 27 de julio, la junta de Buenos Aires envió un ultimátum el 18 de
agosto al gobernador, al Cabildo y al obispo del Paraguay. Asumía que la negativa de la
provincia del Paraguay a depender legalmente de ella se originaba exclusivamente en el
gobernador Velasco:
(...) Prescinda Vuestra Señoría de su interés personal, cierre los ojos a todo temor de que peligre su
empleo o padezca su individuo; y entonces quizás no se presentará el nuevo sistema tan terrible,
como ahora pretende pintarlo (...) requiere a Vuestra Señoría por última vez que se una a la Capital,
que deje obrar al Pueblo libremente, que reconozca la dependencia establecida por las Leyes, y que
promueva la remisión del Diputado, para la celebración del Congreso, que debe tranquilizar a estas
Provincias. Si Vuestra Señoría persiste en su pertinacia, será responsable ante Dios y el Rey de los
males, que se preparan.
Junta de Buenos Aires a Velasco en (Garay, 1897, p. 34-35)
Pese a las buenas relaciones de Velasco con Francisco das Chagas Santos, el
comandante portugués de las Misiones Orientales, el superior de este, el Capitán
General Diego de Souza le pidió explicaciones a raíz de la incursión que había realizado
en Candelaria.31
Después de la derrota de Belgrano en Paraguarí y su lenta retirada hacia el Paraná,
Velasco intentó asegurar la estratégica vía de comunicación por el río Uruguay que lo
comunicaría con las fuerzas de Vigodet en Montevideo y con los portugueses de las
Misiones Orientales y de paso presionar por la retaguardia a Belgrano. A tal efecto solicitó
a Diego de Souza unos 200 soldados para tal fin.32
El 3 de febrero de 1811 teniendo noticias vagas sobre la derrota de Belgrano en Paraguarí,
Diego de Souza propuso al flamante virrey Elío, en Montevideo poder ingresar con sus
tropas —previo común acuerdo con Velasco— para recuperar la zona del Uruguay y
Paraná:
(...) convendría que V.E., de acuerdo con el gobierno del Paraguay, y protegido de las tropas de mi
mando, entrase sin demora en el proyecto de libertar de la jurisdicción de aquella Junta el territorio
del Uruguay y Paraná, como supongo interesa a su posición y a la mía.
Aunque Galván cedió al requerimiento de Ferrer de liberar los buques paraguayos, este no
se retiró pues tenía que esperar a los barcos que venían de Montevideo. En los siguientes
días, además del único barco paraguayo detenido, y para evitar sorpresas, Ferrer exigió la
entrega de algunas naves correntinas. El 17 de abril, cuando llegaron los tres barcos más
otros tres capturados en el camino, Ferrer exigió a Galván, en el término de dos horas, que
se declarase aliado de la Provincia del Paraguay y reconociera al Consejo de Regencia y
al virrey Elío.38 Ferrer tenía ya diez buques mayores y menores armados, cuatro
mercantes más los tres de Montevideo. Sus tropas eran de 300 hombres.39 Galván intentó
resistir en Las Lomas (cerca de la actual Laguna Seca, en Corrientes) pero sus fuerzas,
escasas y mal armadas, se dispersaron no bien las fuerzas de Ferrer pudieron conseguir
caballos. Galván se retiró hasta La Bajada, donde le dijeron que no tenían recursos para
ayudarlo. En Corrientes quedó el regidor del cabildo local Ángel Fernández Blanco para
que se entendiera con los paraguayos. El 19 de abril de 1811 el cabildo de Corrientes
aceptó el ultimátum y Ferrer ocupó la ciudad. Días después se retiró aguas arriba dejando
una guarnición a cargo de Blas José de Rojas, quien asumió como Teniente de
gobernador y Capitán general el 28 de abril. Con ese motivo lanzó una proclama contra la
"turbulenta" y "facinerosa" Junta de Buenos Aires y su política de levas:40
"Paraguayos somos; no esperemos que unos salteadores enemigos de nuestro idolatrado Fernando
nos imponga con ardides un yugo vergonzoso, para ir después a costa de nuestra sangre a
aumentar su ambición y sus conquistas en Montevideo y Provincias del Perú". Proclama de Blas
José de Rojas en (Cardozo, 1963, p. 19/20)
Debe destacarse que estos conceptos provenían de un oficial que había combatido en
Tacuarí y que además compartía con Fulgencio Yegros un alto grado de confianza e
identificación con sus ideas según consta en las notas intercambiadas entre ambos.
A mediados de mayo de 1811 se produjo en Asunción el alzamiento militar que impuso al
gobernador Bernardo de Velasco dos consocios para que gobernaran con él. Al conocerse
este hecho, Rojas, que era uno los principales conspiradores y que ya venía trabajando
con Fernández Blanco, apresó a unos 100 españoles y se apoderó de 13 barcos. En un
bando del 30 de mayo, impulsado por el doctor Francia, el gobierno de Asunción,
anticipando lo que sería después su política frente a la junta de Buenos Aires, ordenó
evacuar Corrientes y reponer las autoridades y la subordinación existentes antes de la
ocupación.
Habiendo tenido el actual gobierno por objeto de sus primeras atenciones y cuidados el conservar la
tranquilidad interior y la paz, unión y buena armonía con la ciudad de Buenos Aires y las demás del
continente, siempre que pueda efectuarse de un modo digno y compatible con el decoro y libertad
de esta antigua, vasta y respetable provincia de la Asunción, ha juzgado conducente a tan
importante fin el evacuar y dejar libre la ciudad de Corrientes ocupada por nuestras armas,
considerando que el pueblo ilustrado de Buenos Aires y todo el mundo imperial, a vista de un
ejemplo singular de moderación y generosidad después de las victorias conseguidas por las armas
de la provincia, se convencerá mejor de la sinceridad de nuestras intenciones y de que el pueblo
valeroso del Paraguay, desplegando la energía de sus fuerzas, nada más a deseado sino el que se
respete su libertad. Bando del 30 de mayo de 1811 en (El paraguayo independiente, 1859, p. 6-7,
tomo I)
El resentimiento de los oficiales criollos contra el gobernador Velasco luego de que éste no
recompensara a los milicianos por sus victorias, junto con el temor del ingreso de fuerzas
portuguesas al Paraguay, y el accionar propagandístico de Belgrano, llevó a que
condensara en torno a Fulgencio Yegros una conspiración para finalizar la dependencia
del Paraguay respecto del virrey Elío y del Consejo de Regencia de España. Como Yegros
se hallaba en Itapúa, Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la planificación del golpe en la
capital. Allí fue decisivo el accionar del capitán Pedro Juan Caballero y del alférez Vicente
Ignacio Iturbe, quienes lograron el concurso de los soldados del cuartel de Asunción.
El plan inicial preveía un movimiento sincronizado. En Itapúa se levantaría Fulgencio
Yegros; en Corrientes, Blas José de Rojas; quienes destacarían columnas hacia Asunción,
a las que se uniría Manuel Atanasio Cabañas en la Cordillera, entrando en la capital el 25
de mayo, primer aniversario de la revolución de Buenos Aires.41
El 24 de abril de 1811 Iturbe fue llamado a prestar declaración, ya que el abogado Juan de
la Cruz Bargas delató la existencia de una conspiración, poniendo en sospechas a las
autoridades. Como el viaje de Yegros a Asunción para ponerse al frente de la revolución
no podría dejar de ser advertido por Velasco, Caballero decidió no esperarlo y adelantar el
golpe ante el peligro de que fueran arrestados. El 13 de mayo el Cabildo aceptó
unánimemente el ofrecimiento del ingreso al Paraguay de tropas portuguesas, pese a la
oposición de Velasco. El asesor del gobernador, Pedro Somellera, afirmó que él comunicó
a los principales complotados la decisión secreta del Cabildo, alarmado por el peligro
portugués. En la mañana del 14 de mayo Iturbe recibió el aviso de su pariente, el síndico
procurador del cabildo Juan Antonio Fernández, sobre que Velasco estaba al corriente de
sus reuniones subversivas en el caso de Juan Francisco Recalde, transmitiendo la noticia
a Caballero. El día 15, Abreu debía partir con la comunicación del Cabildo.
Revolución del 14 de mayo[editar]
Véase también: Revolución de mayo de 1811
A las 10 de la noche del día 14, Pedro Juan Caballero hizo repicar inesperadamente las
campanas de la catedral; era la señal convenida para que los complotados se reunieran en
el cuartel general frente a la plaza. Caballero e Iturbe avanzaron hacia el cuartel con 3
compañías de infantería y 3 de artillería, siéndole franqueado el paso por el comandante
de la guardia, capitán Mauricio José Troche, lográndose apoderar del parque de artillería y
de las armas sin ninguna resistencia. Las fuerzas acantonadas en el cuartel eran: 106
soldados al mando del capitán Juan José Vera, 34 milicianos de San Isidro de
Curuguaty al mando de Troche, y una compañía de fusileros al mando de Cuestas.
Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al cuartel con 8 soldados que realizaban una
ronda, fue arrestado por Iturbe.
Caballero fue reconocido como comandante del cuartel y comenzó a reunirse parte del
pueblo en torno al mismo. Velasco envió a un sacerdote al cuartel para averiguar qué
ocurría, y luego recibió una intimación de Iturbe para que renunciara al gobierno. Velasco
se negó a renunciar, intimando además a Iturbe que no dejara partir a los enviados
portugueses. Se le hizo una nueva propuesta para que admitiera a dos personas como
adjuntos en los despachos de gobierno hasta la celebración de un congreso provincial que
determinara la forma de gobierno. El gobernador rechazó también esta segunda
comunicación.
Como el gobernador no cediera, se dispuso de dos cañones y se enviaron patrullas a
recorrer las inmediaciones, mientras se convocaba a más adictos para aumentar las
fuerzas y se repartían armas. Durante la noche, el teniente coronel Gamarra presentó a
Velasco un plan para atacar el cuartel, pero el informe convenció al gobernador de su
propia debilidad.
En la mañana del 15 de mayo, Velasco desestimó los planes de resistencia, y finalmente
aceptó que le fueran asociados dos individuos para el despacho de gobierno. . El nuevo
gobierno sería provisorio hasta la celebración de un congreso provincial. El asesor de
Velasco, el porteño Pedro Somellera, propuso enviar un pliego a Buenos Aires relatando lo
ocurrido. Para esa misión fue designado José de María, pero al llegar Francia al cuartel
disuadió a Caballero de enviar la nota para no darles un alegrón a los porteños. Ese
mismo día se integró el gobierno provisional con Velasco al frente del mismo y como
consocios el doctor Gaspar Rodríguez de Francia y el comerciante español Juan Valeriano
de Zeballos. El nuevo gobierno no solo eliminó el cargo de "Asesor" sino que al poco
tiempo encarceló a Somellera y su hermano. Así comenzó la consolidación del doctor
Francia en su rol de "letrado", en su calidad de hombre de letras, inteligencia, saber y
talento, como motor de la política. No es casualidad que la serie de sucesos que definieron
la constitución del Estado paraguayo fueran conceptualizados por los contemporáneos de
aquellos hechos y los primeros ensayos historiográficos como una "guerra de
secretarios".42 El cambio de gobierno se consumó sin disparar una sola bala.
Gobierno de Velasco y sus consocios[editar]
En la tarde del 15 de mayo, Velasco emitió un bando prohibiendo la circulación de
personas desde las 9 de la noche. Dos días más tarde, en otro bando, ordenó que todo
aquél que tuviera armas de fuego la entregase al gobierno en 24 horas. También aclaró el
sentido del cambio de gobierno:
(...) no ha tenido por causa y por objeto en la presente determinacion, el entregar, ó dexar esta
Provincia al mando, autoridad y disposición de la de Buenos Ayres, ni de otra alguna ni de mucho
menos el sugetarla á ninguna Potencia extraña. (...) reconociendo siempre al desgraciado Soberano
bajo cuyos Auspicios vivimos, uniendo y confederandose con la misma Ciudad de Buenos Ayres
para la defensa comun y para procurar la felicidad de ambas Provincias y las demas del continente,
bajo un sistema de mutua union, amistad y conformidad, cuya base sea la igualdad de Derechos.
Antes de partir de Itapúa, Yegros arrestó a 115 españoles y se apoderó de los botes que
custodiaban el río Paraná. Marchó inmediatamente con sus soldados hacia Asunción,
dejando a Vicente Antonio Matiauda como comandante interino de la frontera. En el
camino fue alcanzado por un mensajero de su hermano, que le comunicó los sucesos de
Asunción. Hasta ese momento, Yegros era partidario de la Junta de Buenos Aires, de
modo que hizo seguir al mensajero hacia Itapúa, para que Matiauda comunicara los
acontecimientos a las autoridades fronterizas dependientes de Buenos Aires. Yegros entró
en Asunción el 21 de mayo, saludado por una salva de 21 cañonazos.
El comandante de Ñeembucú y de la flota fluvial, Jaime Ferrer, fue separado de ambos
mandos.
En Corrientes, el 16 de mayo, Blas José de Rojas de acuerdo con el regidor Ángel
Fernández Blanco, apresó a unos 100 españoles de la ciudad, apoderándose de 13
barcos. El 30 de mayo, el gobierno de Asunción, anticipando lo que seria su política frente
a la junta de Buenos Aires, anunció:
"La ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas de esta provincia fue solamente
consultando la seguridad, necesária en mención á la falta de espresión suficiente en la capitulación
hecha después del ultimo combate en Tacuarí entre el General de las tropas de esta ciudad, y el de
las de Buenos Aires, pero el presente Gobierno de acuerdo con el Comandante y Oficiales del
cuartel general de esta plaza, ha resuelto el procurar terminar por medios pacíficos las diferencias
ocurridas con la citada ciudad de Buenos Aires, y como no hay motivo de esperar de la prudencia y
circunspección de la Excelentísima Junta de aquella ciudad el que penetrada de iguales
sentimientos de razon y humanidad deje de adoptar un sistema tan benéfico y justo como el mas
natural y aun necesario en las presentes circunstancias a fin de conservar la unión y seguridad
general de las provincias de este continente: se ha acordado igualmente prevenir a Usted que luego
al recibo de esta orden evacué y deje enteramente libre esa ciudad, dando a saber á su Ilustre
Ayuntamiento y Comandante, si este se hallase en oportunidad, que en lo sucesivo deben observar
el mismo régimen y gobierno que tenian anteriormente subordinado, a la propia Exma. Junta de
Buenos Aires como Dependiente de aquella capital."
En lugar del Gobernador y sus consocios, el Congreso nombró una Junta Superior
Gubernativa, presidida por el teniente coronel Fulgencio Yegros, como presidente y
comandante general de armas, e integrada por los vocales Rodríguez de Francia, el
capitán Pedro Juan Caballero, el sacerdote Francisco Javier Bogarín y Fernando de la
Mora; la misma Junta nombraría además un secretario. Se dispuso que los cargos de la
Junta no duraran más de 5 años. Quedaban dentro de las atribuciones de la Junta
nombrar y señalar los sueldos de los empleados públicos, mantener el ejército y establecer
impuestos, así como nombrar por única vez a los miembros del Cabildo de Asunción. Los
españoles fueron cesados en todos sus empleos, excepto Zeballos. Todo reconocimiento
de autoridades españolas quedaba suspendido, pero los miembros de la Junta debían
reconocer como único soberano a Fernando VII.
Se resolvió además que:
(...) esta Provincia no sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con la Ciudad de
Buenos aires y demás provincias confederadas, sino que también se una con ella para el fin de
formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad (...)
Las bases de la relación con Buenos Aires fueron determinadas por el Congreso como de
independencia absoluta del Paraguay hasta la reunión de un congreso de las Provincias
Unidas. Se nombró como diputado al Congreso a reunirse en Buenos Aires a Gaspar
Rodríguez de Francia, que anteriormente había sido nombrado para ese cargo por el
cabildo. Un requisito fundamental era que los reglamentos, formas de gobierno o
constitución que sancionara dicho Congreso debían ser ratificados por el Congreso
paraguayo.
Las principales medidas fiscales fueron la abolición del impuesto de sisa y arbitrio que la
yerba mate pagaba en Buenos Aires, y la extinción del estanco de tabaco
La Junta asumió sus funciones el 20 de junio de 1811. El vocal Mora asumió
provisoriamente la secretaría de la Junta. El 22 fue emitido un bando con las disposiciones
del Congreso, entre ellas nombrando al comandante Blas José de Rojas como
subdelegado del Departamento de Santiago, con agregación de los Pueblos de Itapúa,
Trinidad y Jesús, y comandante de la frontera. Para la subdelegación de Candelaria la
junta debía nombrar un subdelegado.
Tratado entre las juntas de Asunción y Buenos Aires [editar]
Artículo principal: Tratado confederal entre las juntas de Asunción y Buenos Aires
El 20 de julio de 1811 la Junta Superior Gubernativa envió una nota a la Junta de Buenos
Aires comunicándole las resoluciones del congreso del 17 de junio. Una de ellas determinó
que la provincia del Paraguay se gobernaría por sí misma, aunque mantendría el propósito
de defender la causa común del señor Don Fernando VII. La junta de Buenos Aires
respondió por nota del 28 de agosto de 1811 diciendo que reconocía el autogobierno e
independencia: Si es la voluntad decidida de esa provincia gobernarse por sí y con
independencia del gobierno provisional, no nos opondremos a ello.
El 12 de octubre de 1811 se firmó con los enviados de Buenos Aires, Manuel Belgrano
y Vicente Anastasio de Echevarría, un Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio,
reconociendo el gobierno de Buenos Aires la autonomía de la Provincia del Paraguay
hasta la celebración de un congreso general que decidiera la forma de gobierno,
estableciendo de hecho la independencia del Paraguay. Rodríguez de Francia fue elegido
como diputado al congreso general de las provincias del Río de la Plata, aunque no viajó.
Ningún otro paso se dio hacia la formación de una confederación y la Provincia del
Paraguay actuó como un estado independiente tal cual lo estableció un año antes el
congreso del 24 de julio de 1810, artículo 2°, y el reciente de junio de 1811.
El río Paraná quedó como límite provisorio entre las juntas de Asunción y Buenos Aires,
pero se dejó en custodia provisoria del gobierno de Asunción el Departamento de
Candelaria y el partido de Pedro González hasta que un congreso general fijara la
demarcación definitiva.
El vocal Francia y la Junta Superior Gubernativa[editar]
Artículo principal: José Gaspar Rodríguez de Francia
El miembro más activo de la Junta era el doctor Francia, cuyos ideales independentistas
habían tomado estado público en su discurso en el Congreso General del 24 de julio de
1810.43 Considerando a los demás miembros de la Junta como ineptos, dubitativos o
contrarios a la independencia, y también demasiado sometidos a las presiones militares,
Francia abandonó la Junta el 1 de agosto de 1811. Rápidamente algunos miembros de la
Junta, en forma colectiva o individual pidieron su retorno.44 45 El 2 de septiembre de 1811,
el comandante del cuartel, sargento mayor Antonio Tomás Yegros, hermano del presidente
de la Junta, Fulgencio Yegros, pidió al Cabildo la inmediata remoción del vocal Bogarín y
la reunión de un congreso para nombrar otro vocal si el doctor Francia no se reincorporaba
a la Junta.46 El Cabildo pidió a la Junta su opinión sobre el tema y por nota oficial solicitó a
Francia su reincorporación. La Junta resolvió suspender al vocal Bogarín el 2 de
septiembre y tras una serie de negociaciones con los militares, mediados por el Cabildo, el
doctor Francia se reincorporó a la Junta. Influyó en este rápido acuerdo la llegada de la
importante misión Belgrano-Echevarría.
Fernando de la Mora, miembro de la Junta, fue comisionado al norte del país, con la
misión de expulsar a los portugueses que habían ocupado Fuerte Borbón y a los indígenas
mbayá, que cometían desmanes en toda esa región.47
En diciembre de 1811, nuevamente ciertos miembros del sector militar, con la complicidad
o complacencia de miembros de la Junta, vulneraron el poder de esta. Francia se retiró de
la junta el 15 de diciembre y propuso que se realizara un nuevo congreso pues con su
renuncia eran dos los vocales que faltaban. En nota del 16 de diciembre de 1811, los tres
miembros de la Junta restantes, adoptaron una línea más dura y apoyándose en el poder
militar, rechazaron sus razones.
El cabildo trató de impedir que la disminuida Junta intentara nombrar por si misma los
reemplazantes sin llamar a un congreso ad-hoc como pedía Francia. Si bien la Junta
rechazó esta nota no realizó cambios, dejó en suspenso la renuncia de Francia y la
separación Bogarin para no convocar a un nuevo congreso. Para cubrir las funciones
nombró como asesor a Gregorio Tadeo de la Cerda, un amigo de De la Mora. De origen
cordobés, poseía mucha experiencia administrativa a la que sumaba su oportunismo y
falta de principios. Por la poca capacidad de los tres miembros de la Junta ejerció
prácticamente el gobierno durante la ausencia de Francia.48
Recién en noviembre de 1812, Yegros y Caballero, presionados por todas partes y con
una situación internacional en permanente deterioro, le solicitaron a Francia que vuelva a
ejercer sus funciones en la Junta. El 16 de noviembre de 1812 se llegó a un acuerdo entre
ellos. En él se estableció la creación de un segundo batallón, equivalente al primero, al
mando del vocal decano doctor Francia.49 De esta manera Francia logró equilibrar el poder
de los militares y a partir de entonces la conducción de la Junta quedó prácticamente en
sus manos.
El vocal Fernando de la Mora fue suspendido el 4 de junio de 1813 y a mediados de
septiembre del mismo año, por acuerdo de Yegros, Caballero y Francia, fue expulsado
definitivamente de la Junta. Días después, su influyente amigo Gregorio de la Cerda tuvo
que abandonar el país acusado de ser informante del Triunvirato porteño.50
En mayo de 1813 llegó a Asunción Nicolás de Herrera, enviado por el gobierno de
las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su misión era invitar al Paraguay al envío de
diputados a la Asamblea General Constituyente que se había ya reunido en Buenos Aires.
Francia decidió no contestar esa invitación, aduciendo que había que esperar la reunión
del Congreso, que se reuniría en agosto.2
Una medida de importancia fue la solicitud de devolución de las causas judiciales en
recurso de apelación ante la ex Real Audiencia de Buenos Aires, declarándose la Junta a
sí misma tribunal de apelación. La solicitud fue planteada el 19 de marzo de 1812 y
aceptada por el Trinvirato que gobernaba en Buenos Aires el 2 de abril.51 Desde esa fecha
data la independencia judicial del estado paraguayo.52
Otras medidas de la Junta fueron la supresión del tributo indígena, la gratuidad de la
enseñanza primaria, el establecimiento de relaciones con el jefe federal de la Banda
Oriental, José Artigas, y otras de carácter puramente administrativas.53
Consulado[editar]
El consulado sería ejercido por los dos cónsules alternativamente durante cuatro meses;
Francia ocupó el primer y tercer turno, ocupándolo Yegros solamente durante el segundo,
entre febrero y junio de 1814. Aun así, durante todo el Consulado, Francia relegó a Yegros
a un segundo plano; también alejó a los oficiales favorables a Yegros y Caballero de la
capital, reuniendo en ella un ejército completamente adicto a su persona.65
El 1° de marzo de 1814, los cónsules Francia y Yegros firmaron una resolución para
facilitar los objetivos de la "causa sagrada" contra las maquinaciones de los tenaces,
feroces e irreconciliables enemigos de la República. La misma prohibía la autorización de
matrimonio de "varón europeo" con "mujer americana conocida y reputada por española en
el público", aclarando respecto de estas: "desde la primera hasta la última clase del
estado, por ínfima que sea y llana [baja]" [artículo 1°] o "mujer americana de la expresada
calidad y clase española" [artículo 2°]. El incumplimiento penaba al párroco o cualquier
eclesiástico que hubiera autorizado tal matrimonio a la expulsión perpetua de la república y
la confiscación de todos sus bienes; por su parte, al "europeo" contrayente se lo penaba a
prisión en el fuerte Borbón por 10 años, quedar a disposición del Estado una vez cumplida
la prisión, y la confiscación de todos sus bienes.
La resolución se extendía a los matrimonios que se realizaran sorprendiendo a las
autoridades, no admitiéndose el valor de los mismos para la vida común, herencia,
sucesión ni transmisión de apellidos. Tampoco se admitían las demandas judiciales de
esponsales originadas en escrituras públicas o en situaciones de estupro, siendo en este
caso responsables los funcionarios públicos con penas iguales al de los miembros de la
Iglesia. Tampoco podían ser testigos de casamientos, confirmaciones, apadrinar
bautismos, salvo que el padre del bautizado fuera europeo.
Sin embargo, la resolución permitía a los europeos casarse libremente "con indias de los
pueblos, mulatas conocidas y reputadas públicamente por tales, y negras". [Resolución
consular, 1° de marzo de 1814, B.N.R.J., Col. R.B.]
El historiador Julio César Chaves definió estas medidas como "muerte civil" de los varones
europeos.66 Fue un obstáculo legal para impedir que estos se relacionaran con sectores de
la elite paraguaya. Constituyó además un avance del poder del Estado paraguayo sobre la
Iglesia respecto de las autorizaciones para contraer matrimonio.
Otra medida que adoptó el Consulado fue declararse neutral en el conflicto entre Artigas y
el Directorio, que ya había encendido la primera guerra civil rioplatense. El oficial
Matiauda, que había apoyado a Yegros en 1811, se pasó a los artiguistas y participó en la
política de la provincia de Corrientes.65
El Acta de la Independencia[editar]
Muerte y sucesión del Doctor Francia[editar]
El mismo día de la muerte de Francia, asumió el mando una Junta de los comandantes de
los cuatro cuarteles de la capital, bajo la presidencia del alcalde del cabildo, Manuel
Antonio Ortiz. Se asignó a sí misma la misión de convocar un Congreso, pero las semanas
pasaban sin que éste fuera anunciado. De modo que el 22 de enero de 1841, un golpe de
estado dirigido por un cabo de ejército terminó con la Junta. En su lugar asumió un
Triunvirato, formado por Juan José Medina, José Gabriel Benítez y José Domingo
Campos, que convocó al Congreso; éstos fueron a su vez derrocados el 19 de febrero por
un segundo golpe de estado. El jefe de este golpe de estado, subteniente Mariano Roque
Alonso, asumió el gobierno con el título de Comandante General de Armas. Ejercía como
secretario el doctor Carlos Antonio López, sobrino del dictador Francia.75
El 12 de marzo se reunió el Congreso. Su primera preocupación fue formar un gobierno, al
que dieron el nombre de Consulado. Se regiría por los mismos principios del Consulado de
1813, y lo formarían Alonso y López, y durarían tres años en su mandato. El cónsul Alonso
se concentró en la seguridad y defensa del país, mientras todo el resto de la
administración pública era llevada adelante por López.76
Fuera de esta elección, el Congreso decidió la apertura comercial y diplomática con los
países vecinos; lo hizo en forma bastante moderada, ya que se habilitaron solamente los
puertos de Pilar e Itapúa. Pese a que los más letrados de los paraguayos esperaban la
sanción de una Constitución, el tema no fue siquiera considerado.77
El Acta de la Independencia Paraguaya[editar]
Artículo principal: Acta de la Independencia del Paraguay
Notas