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© Alejandro Dávila Bolaños

© De esta Edición: Banco Central de Nicaragua 2011

Diseño y Diagramación: Inty Pereira A.

Ilustración de Portada:
Busto de Rubén Darío, 1964
Edith Gron, (1917-1990)

Reproducción fiel del original impreso


Managua, Nicaragua
Publicaciones Literarias 2011
Banco Central de Nicaragua
Alejandro Dávila Bolaños

DARÍO
ROJO

Estelí, Nicaragua,
1970
DARÍO ROJO

Dávila Bolaños
- “Oh, señor! El mundo anda muy mal. La sociedad se desquicia.
El siglo que viene verá la mayor de las revoluciones que han
ensangrentado la tierra. El pez grande se come al chico? Sea; pero
pronto tendremos el desquite. El pauperismo reina, y el trabajador
lleva sobre sus hombros la montaña de una maldición. Nada vale
ya sino el oro miserable. La gente desheredada es el rebaño eterno
para el eterno matadero. No ve usted tanto ricachón con la camisa
como si fuese de porcelana, y tanta señorita estirada envuelta en
seda y encaje? Entre tanto las hijas de los pobres desde los catorce
años tienen que ser prostituídas. Son del primero que las compra.
Los bandidos están posesionados de los bancos y de los almacenes.
Los talleres son el martirio de la honradez; no se pagan sino los
salarios que se les antoja, y mientras el infeliz logra comer su pan
duro, en los palacios y casas ricas los dichosos se atracan trufas
y faisanes. Cada carruaje que pasa por las calles va apretando
bajo sus ruedas el corazón del pobre. Esos señoritos que parecen
grullas, esos rentistas cacoquimios y esos cosecheros ventrudos
son los ruines martirizadores. Yo quisiera una tempestad de sangre;
yo quisiera que sonara ya la hora de la rehabilitación social, de la
justicia social…”
Así comienza el más conocido, y para la mayoría de las gentes,
el único poema rojo de nuestro Rubén. Su tono es tan alto y los
señalamientos sociales y políticos tan realistas y proféticos, que
los intelectuales que se han ocupado de la exégesis de la Obra del
Genio, generalmente burgueses o hijos de burgueses, empeñados
en conservar el sistema capitalista, deliberadamente lo ignoran,
y claro está, se abstienen de comentarlo. Hasta este momento
nuestro Rubén, pertenece a la Reacción, la cual lo explota como si
se tratara de un latifundio o un monopolio exclusivo, extrayendo
sólo las maderas y las materias primas necesarias para satisfacer las
exigencias de los grandes exportadores y compañías extranjeras,
empeñadas en mantenernos en el sub-desarrollo y en la ignorancia.

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Continúa el Maestro:
- “No se llama democracia a esa quisicosa política que cantan los
poetas y alaban los oradores? Pues maldita sea esa democracia.
Eso no es democracia sino baldón y runia. El infeliz sufre la lluvia
de plagas; el rico goza. La prensa venal y corrompida, no canta
sino el invariable salmo del oro. Los escritores son los violines
que tocan los grandes potentados. Al pueblo no se le hace caso.
Y el pueblo está enfangado y pudriéndose por culpa de los de
arriba…”
Y más adelante:
- “ Yo no sé cómo no ha reventado la mina que amenaza al
mundo, porque ya debía de haber reventado. En todas partes arde
la misma fiebre. El espíritu de las clases bajas se encarnará en
un implacable y futuro vengador. La onda de abajo derrocará la
masa de arriba. La comune, La Internacional, el nihilismo, eso es
poco; falta la enorme y vencedora coalción ! Todas las tiranías se
vendrán al suelo: la tiranía política, la tiranía económica, la tiranía
religiosa …”
En 1847, Marx y Engels habían escrito en el Manifiesto Comunista,
palabras semejantes, que habían sacudido la conciencia de los
pueblos, y empujado el movimiento obrero hacia fines políticos
concretos: - “ Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro
del Comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa
jauría todas las potencias de la vieja Europa, el papa y el zar…
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas
e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo
pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden
social existente. Tiemblen si quieren, las clases gobernantes, ante
la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios con
ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. “Tienen
en cambio, un mundo entero que ganar. ”
Y sigue el Maestro:

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- “ Pero los anuncios del cataclismo están ya a la vista de la


humanidad y la humanidad no los ve. Lo que verá bien será el
espanto y el horror del día de la ira. No habrá fuerza que pueda
contener el torrente de la fatal venganza. Habrá que cantar una
nueva marsellesa que como los clarines de Jericó destruya la
morada de los infames. El incendio alumbrará las ruinas…”
Marx y Engels, habían expresado medio siglo atrás:
- “ El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una
inmensa mayoría en interés de mayoría inmensa. El proletariado,
la capa más baja y oprimida de la sociedad actual, no puede
levantarse, incorporarse, sin hacer saltar, hecho añicos desde los
cimientos hasta el remate, todo ese edificio que forma la sociedad
oficial…”
Y concluye nuestro Rubén:
- “ La pata del hombre descalzo manchará la alfombra del opulento;
se romperán las estatuas de los bandidos que oprimieron a los
humildes; y el cielo verá con temerosa alegría, entre el estruendo
de la catástrofe redentora, el castigo de los altivos malhechores, la
venganza suprema y terrible de la miseria borracha ! ”
Engels afirmaba:
- “ Ese día, unidos el campesino y el proletario, declararán la
guerra a la burguesía…”
- “ Dictad vuestras leyes, brillad en el trono de la majestad creada
por vosotros mismos, celebrad vuestros banquetes en los salones
de los reyes y tomad por esposa a la hermosa princesa, pero no
olvidéis que …. “ a la puerta os espera el verdugo…”
Este implacable Poema, apareció por primera vez publicado en
Costa Rica, en el año de 1892, meses antes que el Genio, partiera
para España, llevando la representación de Nicaragua en las
fiestas del Cuatri-Centenario del Descubrimiento de América,

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DARÍO ROJO

y tres años después de su regreso de Chile, país donde ya por


entonces el Marxismo era ampliamente conocido, y los obreros e
intelectuales luchaban organizadamente por alcanzar un más alto
nivel de vida. Y es muy probable que en ese tiempo nuestro Rubén
haya leído numerosa literatura revolucionaria, y frecuentado los
numerosos círculos de estudio y centrales sindicalistas, donde
se nutriría ideologicamente del Socialismo científico, y luego
combatiría junto a los obreros, por salarios más altos, disminución
de las horas de trabajo y otras reivindicaciones sociales. De sus
probables contactos con los socialistas de Santiago de Chile no
existe documento alguno, más es muy revelador lo que afirma en
su Autobiografía, de su estadía en el puerto de Valparaíso. Así
escribe que pasaba el tiempo en : - “ invitaciones a bordo de los
barcos por marinos amigos y literarios; horas nocturnas y ensueños
matinales. ”
Los burgueses y sus corifeos, siempre proclives, sin duda piensan
que esas veladas eran sesiones tremendas de vino y superficialidad,
más sin embargo esos marinos amigos y literarios, procedentes
de una Europa convulsa por las luchas sociales, debieron de
haberle infundido de ese rico humanismo proletario y de esa gran
sensibilidad social, de cuyo testimonio dejó constancia en gran
parte de sus escritos.
Todos conocemos AZUL, y su significado en las letras latino-
americanas, pero ninguno ha revelado hasta este momento, la
intención revolucionaria de algunos de sus Poemas, sobre todo
el primero, titulado El Rey Burgués, y donde aplica este vocablo
“burgués”, en todo su verdadero valor de explotador e ignorante.
Oigamos la presentación:
- “ Había en una ciudad inmensa y brillante un rey muy poderoso,
que tenía trajes caprichosos y ricas esclavas desnudas, blancas y
negras, caballos de largas crines, armas flamantísimas, galgos
rápidos y monteros con cuerpos de bronce, que llenaban el viento
con su fanfarrias. Era un rey poeta? No, amigo mío, era el Rey

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Burgués… ”
Ahora escuchemos la violenta oposición que hace a esta falsa e
inestable opulencia, al identificarse con el explotado:
- “ Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un
Mesías todo luz, todo agitación y potencia, y es preciso recibir su
espíritu con el poema que sea arco triunfal, de estrofas de acero,
de estrofas de oro, de estrofas de amor… ”
En El Fardo, otro poema de Azul, nuestro Rubén confiesa:
- “ Y empezó la charla, esa charla agradable y suelta que me
place entablar con los bravos hombres toscos que viven la vida
del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del
músculo, y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente
de la viña.”
Y más abajo:
- “ El muchacho era muy honrado y de muy de trabajo. Se quiso
ponerlo a la escuela desde grandecito; pero los miserables no deben
aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho… ”
Después la trágica realidad de los hogares proletarios, en brochazos
enérgicos:
- “ Su mujer llevaba la maldición del vientre de los pobres: la
fecundidad. Había, pues, mucha boca abierta que pedía pan,
mucho chico sucio que se revolcaba en la basura, mucho cuerpo
magro que temblaba de frío; era preciso ir, a llevar qué comer, a
buscar harapos, y para esto quedar sin alientos y trabajar como un
buey… ”
Nuestro Rubén partió de Chile para Nicaragua en los primeros
meses de 1889, y veintitrés años más tarde, en 1912, anotó en su
Autobiografía:
- “ En todo ese viaje no recuerdo ningún incidente sino la visión

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de la “debacle” de Panamá: Carros cargados de negros africanos


que aullaban porque según creo, no se les habían pagado sus
emolumentos. Y aquellos hombres desnudos y con los brazos al
cielo pedían justicia.”
Como se vé su sensibilidad hacia los débiles se hacía extensiva a
todas las razas humanas, rasgo tanto más notable por cuanto en ese
tiempo, época del gran desarrollo del imperialismo, se consideraba
a los hombres de color, como inferiores, como bestias parlantes,
como sub-hombres.
Y así como pudo ver esta tremenda injusticia en Panamá, cuando
llegó a España, por primera vez en 1892, pudo observar a su paso
por Barcelona, “ lo arraigado del regionalismo intransigente y la
sorda agitación del movimiento social, que más tarde habría de
estallar en rojas explosiones,” según sus textuales palabras que
aparecen en su Autobiografía aludida. Siete años más tarde, en
1899, visitaría de nuevo esta ciudad, y escribiría:
- “ El Obrero sabe leer, discute; habla de la R.S. o sea, si gustáis,
Revolución Social; otro mira más rojo y parte derecho a la
anarquía. No muestran temor ni empacho en cantar canciones
anárquicas en sus reuniones, y sus oradores no tienen que envidiar
nada a sus congéneres de París o de Italia. Ya recordaréis que se
ha llegado aquí a la acción, y memorias sonoras y sangrientas hay
de terribles atentados…”
Sólo una honda convicción revolucionaria y marxista de la
sociedad, impulsa al individuo a fijarse donde quiera que va, en
la situación y en la actividad de la clase obrera, vanguardia de
la nueva sociedad del futuro. La mayoría de los intelectuales
que sólo piensan en ellos mismos, o para halagar a quienes les
pagan, o sencillamente interesados en mantener este orden social
político-económico, suelen olvidarse con amnésica preocupación,
de las cosas que ofenderían y que perturbarían la digestión de
los magnates o el sueño de sus papás. Por eso evitan con mucho

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cuidado escribir sobre cuestiones de Trabajo, de Obreros y de las


Organizaciones Proletarias. Pero esto no es el caso de nuestro
Rubén, el cual donde quiera que estuvo - y viajó demasiado -,
siempre dejó constancia de la situación social y moral de los
trabajadores, de sus luchas y anhelos, al mismo tiempo que
señalaba la posición de privilegio, los abusos, extravagancias, y
la violencia desatada por la burguesía frente a los reclamos. Por
eso al hablar de París, en su crónica Hombres y Pájaros, escribe:
- “ A un lado y otro se extienden los brazos. Es el París que trabaja,
las extremidades llenas de fábricas, cuajadas de usinas, de telares,
de chimeneas. Por allí, constantemente, bullen las muchedumbres
de obreros que forman la vitalidad productora: los obreros que
saben leer y luchar, los trabajadores que salen de sus labores y
van a las Universidades Populares a comunicar con sus hermanos
intelectuales, ya en elfaubourg Saint Antonine, ya en Montruil
sous Bois, en Grenelle, De Vincennes a Puteaux, a Lavallois, a
Courbevoie. Pues los brazos de París manejan alternativamente
herramientas y libros, antorchas e ideas. Son brazos robustos e
inteligentes, y también terribles.”
De Londres, entonces capital del más vasto imperio esclavista del
mundo, dice:
- “ Enorme bulle el profuso amontonamiento de hombres,
cinco millones casi, en su fabuloso inmóvil océano de sombrías
construcciones, partido por el glauco Támesis, sobre el que flotan
brumas y pesadillas… Esa gente va, va. A dónde va? Adelante,
más adelante. Y lo dicen en sus divisas, en sus proloquios, cortos,
porque no son verbosos como nosotros los latinos, raza de retores.
Y lo hacen. País de rapiña, se dice: tanto peor para los que no
pueden resistirle y caigan bajo su zarpa. Esta gente va, va…”
Recordando el principio del período victoriano, nuestro Rubén,
explica:
- “ El comienzo de la época victoriana no fue copioso a este

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respecto. El tesoro inglés padecía las consecuencias de las guerras


que turbaron los albores de la pasada centuria. Mientras en las
altas regiones se verificaban los apuros, descendías sobre el pueblo
los aumentos de impuestos, que eran recibidos con las protestas
consiguientes…”
Y subraya: -- “ El imperialismo pide sangre y oro.”
De Roma, después de describir con infantil emoción su visita al
Papa, dice:
- “ A la entrada he asistido (refiriéndose a las Catacumbas),
al repugnante espectáculo de un cambalache sagrado. Frayles
odiosos vendían cirios como macarrones, frascos de específicos,
medallas y recuerdos santos, con la misma avidez y las mismas
maneras que el más sordo y brutal almacenista.”
Berlín es definida magistralmente: - “ Ciudad en que se siente la
influencia del cuartel junto a la de la Universidad.”
De nuestra Patria, en su libro Viaje a Nicaragua, escribe:
- “ Aunque las condiciones de vida del país son tan diversas
de las que hacen levantar tantas protestas al obrero en naciones
europeas y americanas, no ha dejado de sentirse por allá uno que
otro vago soplo de espíritu socialista…”
Testimonio de primera mano, muy importante, por cuanto revela
que ya en ese tiempo (1909), nuestros obreros y campesinos,
comenzaban a organizarse, y luchaban por conquistar algunos
derechos y exigir la derogación de algunas leyes, entre otras la
oprobiosa y esclavista Ley de Agricultura.
En Madrid, y en su carácter de Miembro del Cuerpo Diplomático,
pues era Representante del gobierno de Zelaya ante el rey de
España, Alfonso XIII, asistió a la ceremonia del “lavatorio de los
piés”, celebrada en Semana Santa, en el Palacio Real, y efectuada
por la Reina y su familia. Comienza la descripción, recordando

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el origen de la ceremonia, instituída por Fernando de Castilla en


1242; luego describe la ampulosidad del acto, la entrada de la
familia real, los aplausos, y el lavatorio propiamente, descrito así:
- “ De pronto María Cristina está ciñéndose ya una toalla,
mientras las duquesas, llenas de diademas, las condesas fastuosas,
descalzan a los convidados miserables (25 indigentes de ambos
sexos)… La Reina con una esponja y una toalla enjuga los
lamentables piés de esas gentes que en un halo de inexplicable
asombro deben sufrir extraña angustia… ”
Pero el sentimiento revolucionario que vive en el pecho de nuestro
Rubén, se revela delante de esta hipócrita y falsa ceremonia, y lo
hace exclamar :
- “ Y en ese mismo instante, dos voces hablaban al oído del
observador (que era él mismo), meditabundo. La una era la del
demonio de la calle, el demonio de la murmuración que se cuela
por los misterios de las casas y se propaga en la frase afilada por
la inevitable malignidad humana. Esa voz hablaba a la oreja
izquierda y decía: -- Es hermoso, es de un simbolismo grandioso
y conmovedor ese acto de humildad que recuerda a las Isabeles
de Hungría, que nos aleja del ambiente contemporáneo asfixiante
de egoísmo, quemante de odio y mentira; pero… Y la miseria?
Y los inumerables mendigos que andan por las cortes y por toda
España rugiendo de hambre? Y los martirios de Mont juich? Y el
anarquismo, flor de los parias? Y la perversión infantil instalada
a los ojos de la capital de S.M. Católica? ”
Ese mismo sentimiento por los dolores humanos y por los
explotados y habrientos obreros, se revela con honda intensidad,
cuando viajando por una calle de París, alguien le dice que cruzan
por un cementerio de animales:
- “ Un cementerio para perros, para gatos, para pájaros! Y la
parte anarquista que hay dentro de mí ser se sublevaba. Cómo!
Mientras hay tantas persona estimable que se muere de hambre,

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al pié de la letra; mientras en tanta casa del vasto París se siente


la obra espantosa de la miseria, hay dinero que los ricos emplean
en levantar monumentos a sus amigos, en una extensión de
solidaridad harto censurable.”
En su escrito Paris y El Zar, publicado inmediatamente después que
supo la noticia de la masacre de obreros y trabajadores, ordenada
en San Peterburgo por el Zar Nicolás II, nuestro Rubén, revela con
meridiana simpatía, la admiración que profesaba al movimiento
revolucionario del pueblo ruso. En él, compara la fiesta que los
parisienses tributaron al genocida hipócrita, y la violenta reacción
expontánea que los mismos ciudadanos expresaron cuando
tuvieron conocimiento del Domingo Sangriento. Oigámosle:
- “ Era una gran alegría nacional; la Francia estaba de fiesta.
El cañón había tronado gloriosamente en las revistas navales.
Los marineros de los barcos de Rusia eran abrazados y besados
en las calles por una muchedumbre entusiasta y clamorosa. El
autócrata heredero de Pedro el Grande hacía, como su fuerte
abuelo, una visita a París. París se puso su mejor tocado, se
embanderó, se coronó de luces, cantó en hermosas canciones
músicas, salutaciones al poderoso recién venido y a su hermosa
compañera la emperatriz Alix. Todas las gentes manifestaban su
contentamiento singular…”
Después una línea que resumía todo París:
- “ Hoy se grita en reuniones y mitines: Abajo el tirano de Rusia!”
Y luego un breve comentario de la inminente revolución:
- “ Los bravos ciudadanos franceses, dicen, creen que la
revolución francesa se ha realizado el 14 de julio de 1789, entre
el amanecer y el ponerse el sol. La Revolución Rusa ocupará el
mismo espacio de tiempo.”
Con intuición profética, nuestro Rubén anticipó en doce años,
lo que Lenín, el genial dirigente, escribiría el día anterior del
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comienzo de la Revolución bolchevique:


- “ Camaradas: Escribo estas líneas el 24 por la noche. La
situación es sumamente crítica. Está más claro que la claridad
misma que la contemporización es la muerte. Es necesario, a
toda costa, detener esta noche al Gobierno… No podemos esperar
más… El asunto debe quedar liquidado hoy sin falta por la tarde
o en el curso de la noche…”
Y más abajo, nuestro Rubén, traza estos paralelos que aún
asombran:
- “ Los intelectuales desencadenan el movimiento; no serán
ellos los que lo conducirán. Cien millones de paisanos iletrados,
supersticiosos, salvajes, no se portarán como los franceses del
siglo XVIII; apenas si están al mismo nivel que los “Jacques”
del siglo XIV. Su insurrección será, pues, una “jacqueríe”. De ese
caos, surgirá algún genio bárbaro, Atila-Napoleón, que limpiará
la Europa. Amén…”
Los EE. UU. siempre preocuparon a nuestro Rubén. De ellos
hay numerosa constancia, hasta en sus versos. Quién no conoce
la celebrada Oda a Roosevelt, ahora postergada y hasta olvidada
concientemente por los apologistas siempre serviciales al
Imperialismo yanque? Pero no; no nos ocuparemos ni de Roosevelt
ni tampoco del demócrata Whitman, sino del pensamiento de
nuestro Rubén, sobre los prácticos rubios del norte, en su casi
perdido relato, El Triunfo de Calibán:
- “ No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de
dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de
la sangre latina, son los Bárbaros. Así se estremece hoy todo
noble corazón, así protesta todo digno hombre que algo conserve
de la leche de la loba. Y sí los he visto a esos yanquees, en sus
abrumadoras ciudades de hierro y piedra, y las horas que entre ellas
he vivido las he pasado con una vaga angustia. Parecíame sentir
la opresión de una montaña, sentía respirar en su país de cíclopes,

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comedores de carne cruda, herreros bestiales, habitadores de casas


de mastodontes. Colorados, pesados, groseros, van por las calles
empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dólar. El
ideal de esos calibanes esta circunscrito a la bolsa y a la fábrica.
Comen, Comen, calculan, beben whisky y hacen millones… ”
Años antes, otro genial latino-americano, había escrito:
- “ Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas… ”
Martí y nuestro Rubén por una casualidad se habían encontrado
en Nueva York.
Cuando los obreros se presentan con sus bastos trajes de
trabajadores, su pluma los describe, breve pero con una honda
y sincera expresión de simpatía y admiración. Así por ejemplo,
relatando el entierro de Emilio Zola, creador de la novela
naturalista, nuestro Rubén, dice:
- “ Acabo de regresar de su entierro. Un pueblo en silencio,
pueblo de pensadores y de trabajadores, le acompañaba. Fue
ceremonia imponente de recogimiento y de severidad. Iban los
hombres de la idea y los hombres del taller. Se extendían, en
el vasto cuerpo de la negra procesión, los grupos de eglantinas
rojas. Un minero iba, piés desnudos entre gruesos zuecos, con
su uniforme de trabajo. Un herrero, los brazos al aire, llevaba
con dignidad su pesado martillo. Un cultivador gigantesco hacía
brillar al sol opaco, sobre su hombro, una hoz. Esa es la gloria…
Iban sabios y poetas. Iban obreros de blusa y niños y niñas con
sus padres. Se llevaba al camposanto de Montmatre al potente
bondadoso, al creador de tanta obra robusta y fecunda, al poeta
homérico de la sociedad futura, al servidor de la verdad, al profeta
de los proletarios…”
Ese mismo sentimiento se pone también de manifiesto en el estudio
que dedica a Máximo Gorki, el gran novelista ruso, que asombraba
a los europeos de aquel tiempo, con sus novelas realistas, y

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cuyos personajes eran vagabundos, obreros, campesinos, popes


hambrientos, mujiques avariciosos, que se mueven entre la nieve
y la miseria, bajo el peso de la oprobiosa aristocracia zarista.
Oigamos:
- “ Gorki es una voz que clama en la estepa; y el mundo le
escucha porque ha tenido la suerte de llegar en buena hora.
Gorki es lengua de pueblo, y se hace oír con el aliento de todo
un vasto pueblo; y como es hondamente humano, su palabra es
comprendida por toda la pensativa humanidad. Es vasto pensador,
brotado entre la muchedumbre como un alto pino en la floresta…
Ha vivido la vida de un atorrante, de los tristes, de los pobres, de
los hambrientos que en la horrible miseria rusa mascan tinieblas
y beben aguardiente, el veneno nacional; luego, la vida de los
obreros, peor por otros motivos que la de los vagabundos; y en
esa enorme nación, cuasi oriental, en que ha nacido y ha sufrido,
ha sentido las palpitaciones y los suspiros de las masas pasivas,
las manifestaciones de esa enigmática alma rusa, tan propicia a la
visión y al misticismo, entre las labradas arquitecturas, sobre el
país extensísimo y frío, y bajo la opresión de un Gobierno semi-
teocrático, y de una vida social abrumadora, extraña a la piedad,
en un ambiente de fatalismo…”
Y más enseguida, criticando a los defensores del “arte puro”, a
los lectores de novelas burguesas insustanciales, nuestro Rubén,
escribe:
- “ Los libros de Gorki pueden parecer demasiados secos a los
lectores de cosas bonitas, de libritos coquetos y sabrosos, hechos
por desahogados dilettanti o por industriales de la literatura;
pueden parecer inmorales a los hipócritas que se regodean con las
peores obscenidades con tal que vayan disimuladas entre encajes
de Francia o decoradas de estetismo italiano; pueden parecer
absurdas a quienes van por el mundo como dormidos o privados
por ingénita estupidez del don de comprensión y de meditación…”

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DARÍO ROJO

Por ese mismo tiempo, Plejanov, escribía:


- “ La tendencia de los artistas y de las gentes que se interesan
vivamente por la obra artística hacia el “arte por el arte”, surge
en el terreno, del desacuerdo insoluble con el medio social que
lo rodea. Cualquier artista de positivo talento puede aumentar en
grado sumo la fuerza de sus obras de arte, si se compenetra con las
grandes ideas emancipadoras de nuestro tiempo.”
Y más modernamente, Mao-Tse-Tung, refiriéndose al mismo
tema:
- “ La Literatura y al arte revolucionario son los productos
cerebrales de los escritores y artistas revolucionarios que reflejan
la vida del pueblo. En la vida del propio pueblo reside la mina de
materias primas necesarias al arte y la literatura, es decir, cosas
en estado natural, cosas toscas, pero también extraordinariamente
vivas, ricas, y fundamentales. ”
Pero nuestro Rubén no solo se indigna por los graves problemas
que sufren los trabajadores, sino que también revela contra las
consecuencias que tienen su origen en las condiciones miserables
que viven los proletarios. En el Reino de las Tinieblas, refiriéndose
a la pérdida de la visión, escribe:
- “ Mientras la miseria reine omnipotente sobre el hombre;
mientras la necesidad estreche al trabajador; mientras el hambre
sea la suprema razón, la más inflexible ley social, continuarán
llegando a las clínicas, hombres jóvenes, hombres pletóricos de
energía, luchadores en pleno vigor, a los que el exceso de trabajo,
la tarea hecha en malas condiciones y la nutrición insuficiente
privaron de la vista; y que tendrán siempre pronto el tremendo
comentario: - Mis hijos no tenían pan.- Las grandes ciudades con
sus hacinamientos absurdos y sus cinturas circundantes, verdaderos
laboratorios de la miseria; los populosos centros industriales sin
condiciones higiénicas… ”

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DARÍO ROJO

Es muy ilustrativo para comprender la razón de la expontánea


y honesta sensibilidad del pensamiento rubeniano hacia la clase
trabajadora, los proletarios, conocer su fundamento teórico, la
raíz filosófica de esa actitud realista, tan alejada de la orientación
burguesa de su inspiración poética, tan apreciada por los idealistas
reaccionarios de nuestra época. Pero no nos precipitemos
demasiado ni con rapidez, así a la ligera. Que sus versos tengan
mucha musicalidad y helenismo, sea; pero también están escritos
con metáforas y acentos revolucionarios, como lo reconocieron
sus contemporáneos. Y esta fue la tónica dominante de su extensa
prosa. Así en su interesante artículo Los Miserables, expone
con claridad meridiana su teoría económica sobre el origen de
la pobreza, basada fundamentalmente en los escritos marxistas,
coincidentes, desde luego, con los actuales. Estos “lumpen”,
estos despojos de la sociedad capitalista, los ex hombres, como
los llama Gorki, son denominados por nuestro Rubén, como los
“gueux”, franceses; los atorrantes argentinos; y los “tramps”,
yanquis. Hablando de los primeros, dice muy claramente: - “ La
caridad no puede matar tantas hambres por más que se establezcan
lugares donde haya sopa barata o gratuítas.” Al hablar de los
segundos, escribe: - “ La miseria toma creces en Buenos Aires.”
De los terceros, expone su criterio socialista. Leamos:
- “ El tramp puede reunir en sí todo lo que hay de abominable,
puede tener todas las depravaciones y todos los vicios; pero es
un hecho innegable que el tramp obrero ha sido obligado a serlo
a causa de los cambios industriales de este siglo. Por qué en
América, donde el suelo es generoso hasta la prodigalidad, hay
hombres hambrientos, miserables y desesperados? No hay
campos que ondulan verdaderos mares de trigo? Hay sus causas
indudablemente. Esos tramps que no lo son sino por necesidad,
han pertenecido al gremio de los trabajadores y aún querrían volver
al seno de la clase obrera; pero las máquinas han vuelto inútiles a
los útiles é inútiles a muchos obreros. Ejemplo: En los EE. UU.
se puede atravesar a caballo las grandes llanuras de California y de

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Dakota, milla por milla, sin encontrar la más humilde habitación,


allí donde antes de la invención de las máquinas agrícolas se
encontraban miles de hombres.”
Marx y Engels, habían escrito medio siglo antes:
- “ La situación del obrero moderno es muy distinta, pues lejos
de mejorar conforme progresa la industria, decae y empeora por
debajo del nivel de su propia clase. El obrero se depaupera y el
pauperismo se desarrolla en proporciones mucho mayores que la
población y la riqueza.”
Pero, volvamos a nuestro Rubén:
- “ Es verdad que las máquinas contribuyen, al fín, a la distribución
de la riqueza, que hacen bajar los precios de los productos y los
ponen al alcance de todas las bolsas; pero es un hecho también que
los primeros efectos de la introducción de las máquinas tienden a
privar a los obreros de su única fortuna: el trabajo.”
A este respecto, Engels, había dicho:
- “ El proletariado es aquella clase social cuyos medios de vida
dependen por entero de la venta de su trabajo.”
Y de nuevo, sigamos a nuestro Rubén:
- “ Por la sola razón de las máquinas, millares de obreros son
despedidos de las fábricas; las máquinas que reemplazan a los
trabajadores, pueden ser manejadas por pocos empleados. Eso
mismo establece un enorme aumento de cesantes en todos los
centros industriales, de desempleados que no encuentran empleo.
Esos obreros van de ciudad en ciudad, en espera de encontrarlo.
No lo hallan, se desazonan y se deslizan por la pendiente que les
hace caer en la dantesca región del tramp.”
Marx y Engels habían escrito antes:
- “ El trabajador se convierte en un simple resorte de la máquina…

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En cuanto suprime la necesidad de gran energía muscular, la


máquina se convierte en un medio para dar entrada en la fábrica
a obreros de menos resistencia física… El resultado es que
proporcionalmente a la acumulación del capital, las condiciones
de vida del obrero, sean altos o bajos sus salarios, tienen
necesariamente que empeorar… El pauperismo es un estado en
que sólo se halla el proletariado arruinado, el último escalón a que
desciende el proletariado que ha perdido su fuerza de resistencia
ante la presión burguesa.”
Y sigue nuestro Rubén:
- “ Los grandes capitalistas, sobre todo aquellos que se encuentran
a la cabeza de las empresas mineras de carbón o de hierro, pueden,
a su gusto echar al arroyo miles de obreros con sólo alzar el precio
de las materias primas deteniendo la producción.”
Comparemos con lo que dice Stalin:
- “ Los capitalistas, no encontrando compradores solventes, como
consecuencia del empobrecimiento de la masa de la población,
provocado por ellos mismos, se ven obligados a quemar los
productos, a destruir las mercancías elaboradas, a paralizar
la producción y a desvastar las fuerzas productivas, y en que
Millones y millones de seres se ven condenados al paro forzoso
y al hambre, no porque escaseen las mercancías, sino por todo lo
contrario: por haberse producido en ecseso.”
Y concluye nuestro Rubén:
- “ Con estos detalles es fácil darse cuenta de que el tramp, es
decir, el hombre errante de plaza en plaza, fatigado, extenuado,
en busca del trabajo que no obtiene, es el resultado inevitable de
un sistema industrial desorganizado y establecido contra todo
principio de humanidad. ”
AMIGOS: larga es todavía la distancia que separa la obra de
nuestro Rubén y su apreciación por el inmenso pueblo trabajador.
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DARÍO ROJO

Distancia que crece cada día más, por cuanto hay marcado interés,
por los que hasta en este momento han detentado con exclusividad,
en nombre del “arte puro”, la interpretación del pensamiento
dariano.
Vivimos en una época de violentos y sorpresivos cambios
políticos, o mejor dicho, de profundas divisiones que se originan
en los antitéticos conceptos prácticos que se tienen con respecto a
la riqueza material que produce la sodad humana. Y como estos
principios forman parte también de la superestructura de cada
una de las clases fundamentales, que hoy luchan por necesidad
histórica, lógico es pensar que una de ellas unmudezca en todo
lo que pueda favorecer al adversario. Tal es el caso de nuestro
Rubén.
Para los hasta hoy interpretadores – y en esta especial apreciación-,
para los darianos de nuestro terruño, nacidos y sotenedores
también del sistema económico capitalista, Rubén fue el más
grande Poeta de América Latina, y uno de los Príncipes de la
Lengua Española. Naturalmente ! Y es que su Poesía de gran
sonoridad, ampulosidad y universalidad, en nada lastima los caros
intereses de su clase burguesa decadente y corrompida. Salvo la
conocida Oda a Roosevelt, un poema anti-yanquista, casi toda la
obra poética del Genio, apenas roza la delicada sensibilidad del
régimen económico político dominante. Y es que se puede ser
asimismo un gran defensor de los derechos de las naciones del sur
del Río Grande, y sostener equivocadamente la bondad de la libre
empresa, del libre albedrío y del derecho de la libre escogencia, por
parte del trabajador, de doblar la cerviz al industrial o de morirse
de hambre en su miserable habitación. Por este motivo celebran
con mucha demagogia la viral protesta del Maestro.
Nuestro Rubén en su Poesía, satisfizo el doce farniente de la
ilustrada feudo burguesía latino-americana, que como él dijo con
acierto, tenía su “querida en París.” A los españoles les asombró,
porque, producto de un Continente menos conventual y tradicional,

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DARÍO ROJO

abierto a todas las corrientes progresistas del pensamiento, supo


interpretar con novedoso acierto, en una forma sorprendente,
lumínica y vivaz, todas las aspiraciones y esperanzas del espíritu
hispano, en un momento histórico trascendental y decisivo para
la Península. No fué, entonces, una mera casualidad que nuestro
Rubén sellara para siempre el círculo de cuatro centurias que nos
ataba a la vieja España. Y así como junto al arcabuz conquistador
nos llegó Las Casas, Motolinia y Ercilla, nosotros enviamos junto
a los cañones derrotados para siempre en Cuba, a nuestro Rubén,
que les tendiera la mano franca y amiga, que dijo Martí.
Pero el Maestro sabía bien el terreno que pisaba, comprendía su
misión precursora y el alcance de su voz. Por eso mismo sabía
guardar “bajo tres llaves”, como él mismo confiesa, “sus princesas
y príncipes, sus “duques y duquesas”, sus “caballeros y pajes”,
poner sus “lises en lo más oculto del cofre”, y “encasquetarse la
caperuza roja”, como acabamos de oírlo. Y es que nuestro Rubén
escribía la prosa con la mano izquierda, que es la prolongación
del corazón, donde vive el amor.
Tiempo era ya que el sufrido pueblo nicaragüense descubriera en
nuestro Rubén el estrecho nexo que los unía. Fuerte lazo, que si
bien existía, poderosos intereses clasistas, trataban de encubrirlo
y hasta negarlo rotundamente. Tal era la intención meditada de
los exégetas darianos también panegiristas del sistema social
capitalista, y quienes hasta este momento acaparaban con mucha
astucia la Obra del Genio, y deformaban con usura la belleza
imaginativa y la visión del mundo explotado, concebida por
nuestro Gran Poeta.
No nos toca a nosotros enjuiciar la Poesía de nuestro Rubén. Bien
pueden hacerlo todos los darianos del mundo, pero oigamos por un
momento lo que él mismo opinaba de la Poesía, para que podamos
comprender su íntimo pensamiento, y lo que sentía por la América
Latina. Dijo él:

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DARÍO ROJO

- “ Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas:


en Palenque y Utatlán, en el Indio legendario, y en el Inca sensual
i fino, y en el Gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es
tuyo, demócrata Walt Whitman… Buenos aires: Cosmópolis. Y
mañana… ”
Nuestro Rubén siempre estuvo atento a los justos movimientos de
los trabajadores y hasta los alentó con admiración y coraje. El
mismo escribe que a su regreso hacia Nicaragua, fue despedido
por la Liga de Obreros de Valparaíso, porque “los había aplaudido
y alabado en el diario local”, donde trabajó. Y como el pueblo
nunca se equivoca, este mismo sentimiento fué el que se apoderó
años más tarde, cuando herido ya de muerte, el pueblo y los
universitarios quitaron los caballos del coche que lo conducía,
y victoriosamente lo arrastraron en triunfo por las jubilosas y
empedradas calles de León.
Sirvan estos breves apuntes, tomado de la extensa obra en prosa
de nuestro Rubén, para tender de nuevo el abrazo fraterno entre
su pluma viril y el poderoso músculo de los trabajadores; entre su
verdadero pensamiento y los anhelos de los obreros; entre el dolor
que le causaba la pena de los proletarios y la extrema angustia que
hoy vivimos los que constituímos el pueblo de Nicaragua.
Y si por un infortunado momento nos sentimos desfallecer,
recodemósle:
“ Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
Pueblo que tiene conciencia de ser vivo
y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz”.
Gracias.
Dávila Bolaños

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DARÍO ROJO

Charla leída en la CASA DE LA CULTURA de Masaya, el día


4 de febrero de 1970, en ocasión de la Semana Dariana. El autor
agradece al Br. Sergio Caldera, a D. Carlos Adán Sanchez, al Dr.
Alfonso Dávila Barboza y al Dr. L. Santiago Palacios, la invitación,
las palabras de bienvenida y la presentación en dicho Acto.-
El trabajo mimeográfico lo mismo que su impresión fué realizado
por Merceditas de Dávila Bolaños, quien hizo las correcciones del
caso. La Portada fue hecha por Bayardo Gámez M. Se hicieron
15) ejemplares para distribuirse gratuitamente. Se autoriza
la publicación parcial o total, siempre que por una elemental
cortesía se publique el nombre del autor. Ayudó al tiraje la Srta.
Tina Osorio L.
El autor recuerda con gratitud la numerosa concurrencia de
Obreros y trabajadores que le escucharon ese día en la ciudad de
Masaya.-
Se terminó de imprimir a las 10 pm. del día 9 de febrero de 1970.-
Ps: dahetrdlobc.

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