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Emancipación peruana
Ayacucho en 1824
Beligerantes
República Peruana
República de Chile Reino de España
Gran Colombia Virreinato del Perú
Provincias Unidas del Río Comandancia General de
de la Plata Maynas
Provincia Libre de
Guayaquil Provincia de Quito
Provincia de Charcas
República de Bolívar
Capitanía General de Chile
Gobierno de Chiloé
Comandantes
Peruanos Realistas
Fuerzas en combate
«Independencia del Perú» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Independencia del
Perú (desambiguación).
La Independencia del Perú es un proceso histórico social, que corresponde a todo un
periodo de fenómenos sociales levantamientos y conflictos bélicos que propició
la independencia política y el surgimiento de la República Peruana como un estado
independiente de la monarquía española, resultado de la ruptura política y desaparición
del Virreinato del Perú por la convergencia de diversas fuerzas liberadoras y la acción de
sus propios hijos.
Los antecedentes más remotos de un afán independentista en el Perú, con relación a la
corona española, se pueden notar en los intentos de algunos de los primeros
conquistadores españoles por liberarse del dominio del rey de Castilla. Luego, a lo largo
del siglo XVIII, se sucedieron múltiples movimientos y manifestaciones indígenas contra la
dominación colonial y el trato de las autoridades coloniales, algunos de las cuales
devinieron en auténticas rebeliones. La aplicación de las reformas borbónicasincrementó la
desazón y la inconformidad tuvo su estallido en la revolución de Túpac Amaru II, la cual
terminó en la represión de aquella revuelta aunque permaneció latente el germen del
descontento indígena. Se discute si éstos movimientos deben o no ser considerados como
precedentes de la emancipación protagonizada por caudillos y pueblos del Perú y de otros
países del continente americano.
Al producirse la invasión francesa a España, los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII
renunciaron al trono de España en favor de Napoleón Bonaparte. El emperador francés,
poco después, cedió la corona a su hermano José Bonaparte. Como consecuencia de la
usurpación francesa y el levantamiento de España, en diversos puntos de la América
española se crean juntas autónomas de gobierno que disputaban por la hegemonía sin
pretender cambiar el orden colonial. Fue entonces que el virrey Abascal hizo del Ejército
Real del Perú y del virreinato peruano la base de la contrarrevolución sobre el Alto Perú,
Quito, Chile y Argentina. Las primeras rebeliones autónomas peruanas surgieron desde
1811 en este contexto de descontento indígena y colaboración criolla con la revolución
rioplatense sin alcanzar la libertad del país.
En 1820, la Expedición Libertadora procedente de Chile desembarcó en el Perú bajo el
mando del general José de San Martín. Éste proclamó en Lima la independencia
del Estado peruano (1821) y bajo su Protectorado se formó el primer Congreso
Constituyente del país. Con la Guerra de Maynas queda pacificado el oriente peruano en
1822. Pero San Martín se ve obligado a retirarse del Perú mientras el flamante estado
sostiene una guerra contra los realistas de resultado incierto hasta 1824, año en que
tuvieron lugar las campañas de Junín y Ayacucho bajo el mando del Libertador Simón
Bolívar. La victoria de Ayacucho concluyó con la capitulación del ejército realista que puso
fin al virreinato del Perú.
La independencia del Perú fue otro capítulo importante en las guerras de independencia
hispanoamericanas. Finalmente en abril 1825 concluye la campaña de Sucre en el Alto
Perú, y en noviembre de ése mismo año, México consigue la capitulación del bastión
español de San Juan de Ulúa en América del norte, y por último, en enero de 1826, caen
los reductos españoles del Callao y Chiloé en América del sur. España renuncia en 1836 a
todos sus dominios continentales americanos.3
En lo político se cortó la dependencia de España; en lo económico se mantuvo la
dependencia de Europa y en lo social el despojo de tierras a indígenas se acentuó en la
era republicana.4 El empleado doméstico indígena fue tratado de forma inhumana, incluso
en las primeras décadas del siglo XX.5 El indígena consiguió la ciudadanía abierta del Perú
en el mismo nacimiento de la república, el 27 de agosto de 1821.67Sin embargo, en pleno
siglo XXI se sigue construyendo una sociedad genuinamente democrática, donde sea
posible la plena garantía y el respeto de los derechos humanos.8
Índice
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Los patriotas peruanos, conocedores del avance de los ejércitos argentinos en el Alto Perú
(actual Bolivia), organizaron en Tacna un movimiento libertario contra el virrey José
Fernando de Abascal y Sousa. El 20 de junio de 1811 (día de la batalla de Guaqui, en
donde las tropas realistas al mando del general José Manuel de Goyeneche vencieron a
los independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela,
asaltaron los dos cuarteles militares realistas de Tacna, proclamando a Zela comandante
militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al
curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de junio se
supo en Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en Guaqui. Aprovechando el
desconcierto provocado por la noticia, los realistas desmontaron el movimiento y tomaron
preso a Francisco Antonio de Zela, a quien llevaron a Lima donde fue condenado a cadena
perpetua en la cárcel de Chagres, Panamá, donde falleció en 1819, a los 50 años de edad.
Segunda revuelta de Tacna de 1813[editar]
Artículo principal: Rebelión de Tacna de 1813
Juan José Crespo y Castillo, uno de los líderes de la rebelión de Huánuco de 1812.
En 1814, se produjo la Rebelión del Cuzco que abarcó el sur del virreinato del Perú. La
rebelión de 1814 se inició con la confrontación política entre el Cabildo Constitucional y
la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro americano y el segundo
como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento, fueron encarcelados los hermanos
Angulo a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos
escaparon y tomaron el control de la ciudad del Cuzco. En esos momentos, ya se habían
aliado con el brigadier y cacique de Chincheros Mateo Pumacahua. Este último personaje
fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac
Amaru II y comandante de los indígenas realistas en la batalla de Guaqui; sin embargo,
había cambiado su postura beligerante movido por imposición del virrey Abascal de no
garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 en el virreinato del Perú.
Los hermanos José, Vicente y Mariano Angulo, líderes de la Rebelión del Cuzco de 1814.
Mateo Pumacahua, cacique de Chinchero y otro de los líderes de la Rebelión del Cuzco.
El marino escocés Thomas Cochrane llegó a Chile el 28 de noviembre de 1818 para tomar
el mando de la marina chilena, contratado por un agente del gobierno de ese país.2223 A
comienzos de 1819 el gobierno chileno había hecho preparativos para hacer incursiones
en las costas del Perú con su flota naval al mando de Cochrane, como medida que sirviera
de antesala para la futura expedición libertadora. El objetivo de esto era para obtener
información, difundir la propaganda patriota para aunar a los locales a esa causa, combatir
a las fuerzas marítimas españolas apostadas en el Callao, bloquear sus puertos y capturar
o destruir cualquier embarcación en la que estuviera comprometido algún interés
español.24 Para estas operaciones Cochrane se valió de diversas tácticas alternativas y
novedosas como el uso de brulotes, cohetes incendiarios, la quinta columna, desembarcos
sorpresivos de pequeñas unidades, entre otros.
En enero de ese año Cochrane hizo una primera expedición a las costas peruanas,
bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando varios buques a los
españoles y encerrando el resto en ese puerto. También pasó
por Huacho, Huaura, Supe (cuyo cabildo se declaró por la
independencia), Huarmey y Paita, para tomar provisiones y buscar la adhesión de sus
pobladores a la causa patriota. Cochrane regresó a Valparaíso en junio.
Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que volvió a
bloquear el Callao, y continuó sobre otros puntos, destacando entre
ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el objeto de
atacar los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando conquistar el primero. En esta
acción se destacó el subteniente peruano Francisco de Vidal, que se había unido a
Cochrane durante sus expediciones a las costas peruanas, y que sería llamado como el
“primer soldado del Perú”.25 Por último, Cochrane procedió a atacar Chiloé pero fracasó,
siendo derrotado por Antonio de Quintanilla.
Luego de estas acciones, Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero
de 1820 para formar parte de la "Expedición Libertadora del Perú" como jefe de la
escuadra del gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando del
general José de San Martín.26
José de San Martín y la expedición libertadora del Perú[editar]
Expedición Libertadora al Perú[editar]
Artículo principal: Expedición Libertadora del Perú
La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la organización de
dos expediciones contra los patriotas de Chile formado por regimientos realistas
de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios europeos. En 1814 la primera expedición
permitió la reconquista de Chile en la Batalla de Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las
armas patriotas en la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del
Perú para salvar la monarquía, y una segunda expedición parte en 1818, obtuvo una
victoria en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San
Martín en la batalla de Maipú.
Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado
entre Argentina y Chile.27 El General José de San Martín creía que la independencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente segura mientras el Perú fuera
un importante bastión de las fuerzas realistas.28 Se organizó una fuerza militar anfibia que
en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile,
pero debido a la situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de
Buenos Aires se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los costos
asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó que el
mando del ejército fuera para José de San Martín y de la escuadra para
el almirante Thomas Alexander Cochrane.
El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del
Perú bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de
septiembre la Expedición Libertadora arribó a las playas del Paracas, en la bahía de Pisco,
en la actual Región Ica. El desembarco en Paracas se inició el 8 de septiembre de 1820 y
continuó los días siguientes.29 San Martín instaló su cuartel en Pisco y recibió el apoyo de
la población.
El 15 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, proclamó la
restauración de la Constitución de Cádiz de 1812, y envió una carta a San Martín
ofreciéndole entrar en negociaciones, teniendo como base la nueva situación política
peninsular. San Martín aceptó, y a partir del día 25 de septiembre, los delegados del
Libertador y del virrey se reunieron en las Conferencias de Miraflores (pueblo situado al sur
de Lima), que concluyeron el 4 de octubre, sin llegar a ningún acuerdo.
Inicio de la campaña del Perú[editar]
Véanse también: Pronunciamiento de Aznapuquio y Primer sitio del Callao.
Óleo de Juan Lepiani que representa la entrevista de Punchauca, entre el virrey del Perú José de la
Serna y el Libertador José de San Martín.
Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima, al
comentar la ceremonia culmina diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles
adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre
aclamaciones como nunca se había oído en Lima.52
Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya había jurado la
independencia peruana el 27 de noviembre de 1820 en la ciudad de Huaura (al norte
de Lima), aunque este tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura San Martín
reorganizo su ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del virreinato.53
El Protectorado de San Martín[editar]
Artículo principal: Protectorado del Perú
Tras proclamar la independencia del Perú, San Martín asumió el mando político y militar de
los departamentos libres del Perú, bajo el título de Protector, según decreto del 3 de
agosto de 1821. Su gobierno se llamó el Protectorado del Perú. Dio al estado peruano su
primera bandera y escudo, su himno nacional, su moneda, su administración primigenia y
sus primeras instituciones públicas. Asimismo, creó la Biblioteca Nacional del Perú, dio
libertad a los hijos de los esclavos negros (libertad de vientres) y abolió el tributo indígena.
Pero quedaba pendiente la Constitución Política (que debía ser obra de un Congreso
Nacional) y mientras tanto, impuso un Reglamento provisorio, reemplazado después por
un Estatuto provisorio.54
Por su parte, el virrey José de la Serna trasladó su cuartel general al Cuzco, y desde allí
trató de auxiliar el Callao enviando una división al mando de Canterac. Esta llegó a Lima
el 10 de septiembre de 1821, y sin que las tropas patriotas intentasen detener su avance,
se unieron a las fuerzas realistas sitiadas en el Castillo del Callao o Fortaleza del Real
Felipe. Luego de dar a conocer las órdenes del virrey y de avituallarse, Canterac regresó a
la sierra el 16 de septiembre de ese año. El mando patriota que contaba con 7.000
efectivos y 3.000 montoneros, reaccionó tarde. Las tropas patriotas al mando del general
Guillermo Miller persiguieron la retaguardia del ejército realista, produciéndose
escaramuzas principalmente por la acción de los montoneros patriotas. Canterac y La
Serna, lograron reunirse en Jauja el 1 de octubre de 1821. Finalmente, los patriotas
lograron la rendición de las fortalezas del Callao, el día 19 de septiembre de 1821. El
general cuencano José de la Mar, que era el jefe realista de dicha plaza, se sumó a la
causa patriota.55
San Martín abandona el Perú[editar]
El 27 de diciembre de 1821, San Martín convocó por primera vez a la ciudadanía con el fin
de que eligiera libremente un Congreso Constituyente, con la misión de establecer la forma
de gobierno que en adelante regiría al Perú, así como una Constitución Política adecuada.
María Parado de Bellido.
Mientras tanto, la corriente libertadora del Norte, al mando de Bolívar, avanzaba hasta la
región de Quito, al norte del Perú. Desde Guayaquil, el grancolombiano Antonio José de
Sucre solicitó la ayuda de José de San Martín, que puso entonces en marcha
la Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito desde Piura el 15 de enero de 1822. La
libertad de Quito quedó sellada en la Batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822.
Posteriormente se produjo la Entrevista de Guayaquil, el 26 de julio de 1822, y los dos
libertadores discutieron sobre el destino de la Provincia Libre de Guayaquil (si debía
pertenecer a la Gran Colombia o al Perú), la ayuda que debía prestar la Gran Colombia a
la independencia del Perú y sobre el sistema político que se instalaría en el Perú:
Monárquico independiente como deseaba San Martín o Republicano como quería Bolívar.
La entrevista se saldó favorablemente para Bolívar que ratificó la anexión de Guayaquil a
la Gran Colombia.56
En abril de 1822 se produjo otra ofensiva realista contra la costa, al mando de Canterac,
que destruyó un ejército patriota en la Batalla de La Macacona o de Ica. Mientras que en la
zona de Ayacucho, se batían bravamente las montoneras de indios patriotas, bajo el
mando de Cayetano Quirós y Basilio Auqui; en ese contexto se produjo el heroísmo de la
dama ayacuchana María Parado de Bellido, que desde Huamanga cooperaba con las
fuerzas de Quirós enviando cartas con informaciones sobre los movimientos de los
realistas. Descubierta, fue fusilada por orden del general José Carratalá el 1 de mayo de
1822.57
Por indisposición contra San Martín, el almirante Cochrane se retiró del Perú el 10 de
mayo de 1822, siendo reemplazado en el mando de la escuadra por Martín Guisse.
Cochrane consideraba que «el protectorado que estaba ejerciendo San Martín carecía de
decisión, se mostraba dubitativo y su contribución no era realmente apreciada ni
aprovechada». José de San Martín terminaría abandonando el Perú en septiembre de
1822.
Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa[editar]
Pintura que representa la instalación del Primer Congreso Constituyente del Perú en la capilla de
la Universidad de San Marcos el 20 de septiembre de 1822.
El 20 de septiembre de 1822 se instaló el primer Congreso Constituyente del Perú,
compuesta por 79 diputados (elegidos) y 38 suplentes (para los territorios que aún se
hallaban ocupados por los realistas, es decir, el sur peruano). Ante este Congreso, San
Martín renunció al protectorado y se dispuso a abandonar el Perú. Como Presidente del
Congreso fue elegido el diputado por Arequipa, Francisco Javier de Luna Pizarro, clérigo
liberal.58
El Congreso entregó el poder ejecutivo a tres de sus miembros, que conformaron un
cuerpo colegiado denominado la Suprema Junta Gubernativa (presidida por el
general José de La Mar e integrada por Manuel Salazar y Baquíjano y Felipe Antonio
Alvarado). Esta Junta entró en funciones el día 21 de septiembre de 1822.59
Primera Campaña de Intermedios[editar]
Mariscal José de la Mar, presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú (1822-1823).
El nuevo gobierno juntista se abocó a la guerra contra los realistas que aún dominaban la
sierra central y sur del Perú (incluyendo el Alto Perú), poniendo en práctica el plan
esbozado por el mismo San Martín, llamado “Plan de los Puertos Intermedios”. Consistía
en atacar a los realistas desde los puertos del sur peruano, combinado con otro ataque
desde la sierra central, junto con una eventual acometida desde territorio rioplatense, para
cercar así al enemigo. Esta primera Campaña de Intermedios, comandada por el general
rioplatense Rudecindo Alvarado, acabó en total fracaso al no seguirse el plan completo y al
no ponerse dinamismo en las acciones, lo que dio tiempo a que los realistas se pusieran a
la defensiva.
Alvarado llegó a Iquique en donde hizo desembarcar un destacamento para que iniciara
acción sobre el Alto Perú. Luego se dirigió a Arica, donde permaneció sin desembarcar por
espacio de tres semanas, dando tiempo para que el virrey La Serna, informado por su
servicio de espionaje de la presencia patriota, ordenara a sus lugartenientes José de
Canterac y Jerónimo Valdés acudir con sus fuerzas a la zona amenazada. Cuando a fines
de diciembre Alvarado desembarcó en Arica y avanzó sobre Moquegua se encontró con
las fuerzas realistas que ocupaban mejores posiciones. Valdés le salió al encuentro,
librándose la batalla de Torata. El jefe realista resistió ocho horas hasta que llegó en su
auxilio Canterac con su caballería; juntos pusieron en fuga a los patriotas, logrando así la
victoria para las banderas del Rey (19 de enero de 1823). Animado por su éxito, Valdés
persiguió a las tropas de Alvarado, alcanzándolas y venciéndolas definitivamente en
la batalla de Moquegua (21 de enero de 1823). Las tropas patriotas, reducidas a la cuarta
parte de su número original, tuvieron que reembarcarse precipitadamente y retornar al
Callao con cerca de 1.000 sobrevivientes.60
La corriente libertadora del Norte y la consolidación de la
independencia (1823 - 1826)[editar]
Véase también: Campañas del Sur
Mapa de las campañas de independencia del Perú y Bolivia entre 1823 y 1826.
Para colmo, aprovechando que Lima se hallaba desguarnecida, el jefe realista José de
Canterac avanzó desde la sierra contra la capital, donde ingresó el 19 de junio de 1823. El
gobierno y el Congreso se vieron obligados a trasladarse al Callao. Esta ocupación realista
de Lima sería efímera.
Por esos días se produjo el heroísmo del pescador indio José Olaya, quien oficiaba de
mensajero o informante al servicio de los patriotas de Lima. Descubierto por los realistas,
fue torturado para que delatara a sus contactos, pero se mantuvo en silencio. El 29 de
junio de 1823 fue fusilado en el callejón de Petateros, cerca de la Plaza Principal de Lima,
hoy llamado Pasaje Olaya, en su honor.63
Destitución de Riva Agüero[editar]
Tras los reveses de los patriotas, surgió una pugna entre Riva Agüero y el Congreso. El
Congreso destituyó a Riva Agüero, el 23 de junio de 1823. Éste marchó a Trujillo (norte del
Perú), donde instaló su gobierno, con su propio Senado, rebelándose así contra la decisión
del Congreso.
En Lima, el Congreso nombró en reemplazo de Riva Agüero a Torre Tagle (el mismo que
proclamara la independencia de Trujillo), que se convirtió así en el segundo Presidente del
Perú. De ese modo, dos gobiernos se disputaron el poder en el Perú, asomando la
amenaza de la anarquía.64
Instauración de la Dictadura de Bolívar.[editar]
Tras el fracaso de la Segunda Campaña de Intermedios emprendida por el presidente Riva
Agüero, el Congreso peruano decidió solicitar en 1823 la intervención del Libertador Simón
Bolívar.65 Bolívar ya había enviado antes al general Antonio José de Sucre, quien mantuvo
la autonomía de las agrupaciones militares de Colombia, sin comprometerlas en las
campañas de intermedios. Bolívar, tras acabar con la resistencia de los pastusos en
la batalla de Ibarra, se embarcó y arribó al Callao, haciendo su entrada a Lima el 1 de
septiembre de 1823.
El día 10 de septiembre el Congreso de Lima otorgó a Bolívar la suprema autoridad militar
en toda la República. Seguía siendo Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de
acuerdo en todo con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero, que
instalado en Trujillo con un ejército de 3.000 hombres, dominaba parte del norte peruano.
La guerra civil se evitó al ser Riva Agüero apresado por sus propios oficiales, encabezados
por Antonio Gutiérrez de la Fuente, quien, desoyendo la orden de Bolívar de que fusilara a
su jefe, optó por enviarlo al destierro. Así se unificó el mando del país en manos de
Bolívar.66
El 5 de febrero de 1824, se produjo una sublevación en la Fortaleza del Callao, instigada
por los españoles. Las tropas argentinas y chilenas, que guarnecían dicha fortaleza, se
amotinaran en reclamo por pagos devengados y otros maltratos. Los amotinados lograron
tomar el fuerte, liberaron a los prisioneros españoles, les devolvieron sus cargos y
jerarquías y junto con ellos, enarbolaron la bandera española, cometiendo así una traición
a la causa libertadora. Ante tal delicada situación, el Congreso dio el 10 de febrero un
memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de los poderes para que hiciera frente
al peligro, anulando la autoridad de Torre Tagle. Se instaló así la Dictadura.67
Campaña y batalla de Junín[editar]
Artículo principal: Batalla de Junín
Con poderes absolutos y contando con refuerzos llegados de la Gran Colombia, Bolívar se
instaló en Trujillo, donde organizó el Ejército Unido Libertador del Perú, con miras a las
campañas finales de la independencia del Perú. Para ello contó con los recursos humanos
y materiales que le brindó la población peruana a manos llenas.68
Mientras tanto, la Restauración absolutista en España causó la división en las filas
realistas, lo que se hizo evidente con la sublevación del 22 de enero de 1824 del
general Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú. La Serna se vio obligado a enviar al
general Valdés contra Olañeta, produciéndose el enfrentamiento de la mitad del ejército
realista entre sí.69 Aprovechando esta coyuntura, Bolívar abrió campaña contra el ejército
realista más cercano, que era el de José de Canterac, el cual estaba acantonado
entre Jauja y Huancayo.
La Batalla de Junín.
El ejército libertador avanzó hacia el Sur, rumbo a la sierra central, apoyado eficazmente
por las montoneras peruanas. En junio de 1824, arribó a Huánuco y luego siguió
hacia Cerro de Pasco.
A principios de agosto de 1824, Bolívar concentró sus fuerzas en la región de Quillota,
Rancas y Sacramento. Sumaban en total unos 8.000 hombres. El 2 de agosto pasó revista
a su ejército en el llano de Rancas, a 36 km de Cerro de Pasco. Terminada la revista,
arengó a sus soldados desplegando una elocuencia arrolladora.
El ejército libertador continuó su avance hacia el Sur, bordeando el lago Junín. Canterac,
que avanzaba por la orilla contraria del lago, fue sorprendido por el avance patriota y
continuó apuradamente su marcha hacia al Sur, con el propósito de enlazar con el grueso
de las fuerzas virreinales, pero ya era tarde. Al amanecer del 6 de agosto, ambos
adversarios convergían al extremo sur del lago sobre la ciudad de Reyes (hoy Junín).
Bolívar, al llegar a la pampa de Junín, observó que la infantería realista ya había pasado y
que sólo la caballería realista, que iba a retaguardia, se encontraba a la vista. Para evitar
que Canterac huyera, Bolívar ordenó a su caballería, al mando del general Mariano
Necochea, que atacara al ejército realista. La infantería patriota se hallaba aún rezagada y
era por ello necesario ganar tiempo.
José Andrés Rázuri.
Por su parte, Canterac ordenó a su caballería que frenara a los patriotas, poniéndose él
mismo a la cabeza, mientras que su infantería continuaba su marcha al sur. Los patriotas,
desplegados en un mal terreno, empezaron a retroceder ante la embestida realista.
Necochea fue herido siete veces y todo hacía presagiar que la lucha culminaría en derrota
para los patriotas. Fue entonces cuando se produjo la intervención de un escuadrón de los
Húsares del Perú, al mando del coronel argentino Isidoro Suárez, quien pidió órdenes a su
superior, el general José de la Mar, con respecto al escuadrón bajo su mando, que
permanecía intacto. El ayudante del escuadrón, mayor José Andrés Rázuri (natural de San
Pedro de Lloc), fue el encargado de llevar el mensaje a La Mar, quien ordenó a Suárez
que pusiera a salvo su escuadrón, pero Rázuri, embargado por el sentimiento patriota,
cambió esta respuesta por la orden de ataque. Suárez ordenó entonces la carga contra la
retaguardia realista, lo que desordenó a esta y dio tiempo para que los perseguidos
patriotas se rehicieran y volvieran a la lucha. La derrota segura de los patriotas se trastocó
así en una espléndida victoria.70
La batalla duró unos 45 minutos; fue un combate cuerpo a cuerpo, con arma blanca
(lanzas y sables), sin que se utilizaran armas de fuego. Murieron 254 realistas y 143
insurgentes. 80 realistas fueron tomados prisioneros. Bolívar, que había dado por segura
la derrota y se había alejado del campo, recibió de pronto el parte enviado por Guillermo
Miller en que se anunciaba la victoria. El Libertador estalló en alegría y dispuso desde
entonces rebautizar a los Húsares del Perú como los Húsares de Junín. Este escuadrón
estaba compuesto por aguerridos montoneros andinos y es otro de los innumerables
ejemplos de la participación activa y decisiva de los peruanos en la lucha por su
independencia.71
Campaña y batalla de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Batalla de Ayacucho
La Batalla de Ayacucho.
El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
Tras la victoria de Junín, Bolívar regresó a Lima para recibir otro ejército de refuerzo,
delegando al general Antonio José de Sucre el mando del excelente ejército patriota de
8,500 veteranos americanos y voluntarios extranjeros, y ordenándole, en caso de peligro,
replegarse desde la línea del río Apurimac obtenida en el avance patriota desde Junín. El
virrey La Serna resolvió un contraataque decisivo antes del regreso de Bolívar, y se vio
urgido a rehacer sus fuerzas con un grupo heterogéneo de hombres, campesinos sin
instrucción militar formado por indígenas y mestizos de “habla quechua”, negros, pardos,
criollos y españoles, supervivientes del antiguo ejército real. En el alto mando español
permanecían el grupo de liberales obligados a jurar por el rey absoluto.
El 9 de diciembre de 1824 se libró la batalla de Ayacucho, que fue el encuentro final por la
Independencia del Perú. Desde el Cuzco y tras una durísima marcha en la cordillera de los
Andes, salpicado de combates como la Batalla de Corpahuaico, ambos ejércitos
mermados alcanzaron el campo de Ayacucho. Los patriotas tan solo contaban con 5.780
hombres mientras los realistas todavía contaban con 6.906 soldados de los 9.310 hombres
que pasaron lista en su cuartel general de Limatambo. El escenario de la batalla final fue la
Pampa de la Quinua, cerca de Huamanga. Los patriotas se desplegaron en la pampa,
mientras que los realistas ocuparon las faldas del cercano cerro Condorcunca. El ejército
patriota estaba dividido en tres divisiones: una peruana, al mando de José de la Mar (que
incluía la Legión Peruana); y dos divisiones colombianas, al mando respectivamente
de Jacinto Lara y José María Córdova. El ejército realista se dividió también en tres
divisiones, comandadas por los generales Valdés, Monet y Villallobos.
Antes de la batalla, Sucre arengó a sus soldados con estas palabras:
De los esfuerzos de hoy pende la suerte de la América del Sur, otro día de gloria va a coronar
vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!
La batalla se inició a las diez de la mañana. La Legión Peruana de La Mar fue la primera
en sufrir el ataque realista, de parte de la división Valdés, sufriendo una fuerte embestida.
Los peruanos resistieron a pie firme, pero cuando empezaron a ceder y requerir auxilio,
Sucre ordenó que fueran en su apoyo las reservas de jinetes peruanos. La División
Peruana pudo entonces contener a Valdés, lo que fue un hecho crucial para el resultado
final de la batalla. Los realistas trataron de adelantar sus milicias por el otro flanco de la
batalla, pero aislados fueron deshechos por la caballería colombiana. Seguidamente,
Sucre ordenó el avance de la división de Córdova, quien al grito de «¡Adelante! ¡Armas a
discreción! ¡Paso de vencedores!», inició el ataque general, desorganizó a la división
Villalobos, llegando arrolladoramente hasta la mitad del Condorcunca. Empezó entonces el
repliegue realista. Canterac no consiguió rehacer la línea. Por su parte, La Mar se repuso y
avanzó contra Valdés, quien resistió desesperadamente. La batalla terminó en la cima del
Condorcunca a la una de la tarde, con una completa victoria de los patriotas.72
Capitulación de Ayacucho, óleo del pintor peruano Daniel Hernández.
Los realistas tuvieron 1.800 muertos y 700 heridos; los patriotas, 370 muertos y 609
heridos. La cuarta parte de los combatientes resultó muerta o herida, lo que nos da una
idea de la ferocidad de la lucha. El mismo virrey La Serna fue herido y tomado prisionero.
A Canterac, que le sucedió en el mando, no le quedó otro recurso que aceptar la oferta de
honrosa capitulación que le hizo llegar el mando patriota, o enfrentarse a Pedro Antonio de
Olañeta en el Alto Perú.
En teoría, en Ayacucho combatieron en filas patriotas unos 4.000 grancolombianos y unos
1.500 peruanos (repartidos en esas fuerza se hallaba una escasa fracción de chilenos y
rioplatenses). Sin embargo, hay que tener en cuenta que las bajas en los escuadrones o
batallones colombianos eran cubiertas con los naturales del país, por lo que el número de
peruanos debió ser más elevado.73
La Legión Peruana, que tuvo una actuación destacada y decisiva en Ayacucho, junto con
los montoneros andinos y el resto de la división peruana, más los oficiales y tropas
realistas capitulados, se constituyó la base del ejército peruano que serviría para libertar
el territorio de la actual Bolivia.
La victoria de Ayacucho determinó el final del virreinato del Perú, que se concretó con la
firma de la capitulación de Ayacucho.74
Últimos focos de resistencia española[editar]
Campaña de Maynas[editar]
Artículo principal: Guerra de Independencia de Maynas
Sitio donde se libro la batalla de Habana en 1822, mapa del actual departamento de San Martín.
A pesar del progresivo desmembramiento del Virreinato del Perú en sus principales zonas
de influencia como Lima y Trujillo; la Comandancia General de Maynas seguía siendo fiel a
la corona española y solía ser refugio de varios soldados realistas que huían de los
territorios controlados por los patriotas, Nicolás Arriola —uno de los militares argentinos
que se quedó en Perú para continuar la guerra de independencia— auspiciado por José
Bernardo de Tagle desde Trujillo decidió comenzar la campaña para expulsar a los últimos
españoles que se refugiaban en la espesura de la selva amazónica, iniciando la guerra
el 28 de julio de 1821 desde la pampa de Higos Urco donde conseguiría sus primeras
victorias, en Higos Urco proclamaría oficialmente la independencia de Maynas el 19 de
agosto del mismo año, posteriormente se alisto para sitiar Moyobamba fracasando por la
traición de uno de sus comandantes que se paso al bando realista, la campaña
desembocaría en una guerra de guerrillas hasta 1822 donde Arriola vuelve a lanzar un
asedio inesperado para los realista, logrando los patriotas la toma de Moyobamba el 4 de
septiembre donde vuelven a juran la independencia de Maynas, la guerra termina
definitivamente el 23 de septiembre cuando el ejército patriota logra la victoria en la batalla
de Habana donde se refugiaban grandes cargos españoles que escaparon
de Moyobamba. Posteriormente Maynas estaría durante unos meses controlado de
facto por un gobierno militar provisional patriota autosustentado y dirigido por Nicolás
Arriola que más adelante cedería y reconocería formalmente la soberanía peruana sobre el
territorio que administraba.757677
Campaña del Alto Perú[editar]
Artículo principal: Campaña de Sucre en el Alto Perú
Bandera utilizada por los independentistas del Alto Perú y posteriormente de la República de
Bolívar.
Pero en el Alto Perú se encontraba el general español Pedro Antonio Olañeta, quien no
aceptó la Capitulación y anunció su deseo de seguir batiéndose por el rey. Sucre abrió
entonces campaña en dicho territorio, cruzando el río Desaguadero con las división de
Córdova y la división del Perú del ejército libertador.78 Bastiones y unidades realistas
capitularon unas tras otras. La guerra regular en el Alto Perú terminó con el combate de
Tumusla, donde el mismo Olañeta resultó victimado en una balacera desatada por sus
propios soldados.79
El gobierno del Perú (lo mismo que el rioplatense el 9 de mayo de 1825), emitió un decreto
donde pidió la delimitación de la fronteras y también dejó en libertad a Simón Bolívar para
resolver la pertenencia del Alto Perú a la Argentina o el Perú, o la independencia de
Bolivia que fue lo que finalmente ocurrió.8081
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento de
un gobierno provisorio en las provincias indemnización para el caso de que las Altas queden
separadas de las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:
artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias
Altas separadas de esta república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos
causados en emanciparlas.
Fin de la guerra[editar]
La guerra sin embargo continuaría hasta su conclusión en el año 1826 con la Campaña de
Chiloé y la rendición de la fortaleza del Real Felipe.82 El 4 de septiembre de 1826, Bolívar
se embarcó en el bergantín "Congreso" con dirección a Colombia y no regresó más al
Perú. La guerra de guerrillas se mantuvo latente sin embargo en los Andes tras la caída de
los bastiones españoles del Callao y Chiloé. El caudillo Antonio Huachaca lideró la
resistencia guerrillera que en 1827 derrotó al batallón de Pichincha conocida como rebelión
de Iquicha. Finalmente fue vencido y no tuvo apoyo exterior.
El pago de la deuda de la independencia[editar]
Consumada la independencia del Perú, quedó pendiente el pago de la deuda que este
país había contraído con Chile y la Gran Colombia, a cuenta de los gastos hechos por
estos países en la organización de las campañas militares de la última fase de la
independencia (es decir, las expediciones libertadoras de San Martín y Bolívar). Con
España también había una deuda pendiente, de acuerdo a lo estipulado en la Capitulación
de Ayacucho. Otro rubro era la deuda con Inglaterra, contraída también durante el proceso
de la independencia y que al permanecer impaga había crecido excesivamente, por los
intereses acumulados.83 De otro lado, existía una deuda interna con particulares que
habían aportado, en especie o en dinero, a favor de las campañas independentistas.84
Por el Tratado de Guayaquil del 22 de septiembre de 1829, el gobierno peruano ratificó su
compromiso de pagar la deuda a la Gran Colombia, pero al fraccionarse esta entidad en
tres países (Ecuador, Nueva Granada y Venezuela), quedaron suspendidas las
negociaciones.85 En cuanto a la deuda con Chile, esta se vio incrementada con los montos
que este país exigió por las campañas restauradoras de 1838-1839, las mismas que
habían puesto fin a la Confederación Perú-Bolivia.83
El pago de la cuantiosa deuda de la independencia peruana se fue prorrogando, hasta
que, bajo el primer gobierno de Ramón Castilla (1845-1851), al contar con una holgura
fiscal producto de las rentas del guano, se resolvió de una vez cancelarlas. Se empezó con
el pago de la deuda interna, conocida con el nombre de "consolidación de la deuda
interna", lo que originó un tremendo escándalo de corrupción, que estallaría en el gobierno
siguiente. Luego, por una ley de 1848, Castilla ordenó el pago de la deuda a todos los
países, menos a España, hasta que este país reconociera la independencia del Perú.
Hubo, sin embargo, voces discrepantes dentro del Perú, de quienes se oponían a realizar
tales pagos, ya que al haber sido la campaña de la independencia una empresa
mancomunada, en la que cada nación aportó de su parte en la consecución de un fin
común, el Perú no debía dar ya más de lo que había dado, pues su aporte en recursos
humanos y materiales había sido tan importante como la del resto de los países. Sin
embargo, en el gobierno de entonces primó la idea de cancelar las deudas, pues había
contratos firmados, que se debían honrar, ya que era una manera de cimentar la confianza
internacional en el país.
Con Chile se firmó una convención el 12 de septiembre de 1848, en la que se acordó
como toda y única deuda el monto de 4 millones de pesos, los que se fueron pagando
hasta 1856, con los intereses correspondientes.86
Con los países de la antigua Gran Colombia se reiniciaron también las negociaciones, las
cuales concluyeron en 1853, bajo el gobierno de José Rufino Echenique. Inicialmente, la
demanda colombiana fue de más de 11 millones de pesos como deuda global, pero luego
quedaron reconocidos a favor de Nueva Granada y del Ecuador 2.860.000 pesos.85 Con
Venezuela se firmó un convenio aparte, reconociéndose su deuda en 855.000 pesos. El
pago se hizo en los años siguientes. El Perú abonó, pues, 3.715.000 pesos a las tres
Repúblicas grancolombianas.86
También se pagó a los herederos de Bolívar la suma de un millón de pesos, decisión
originada por una controvertida ley del Congreso Constituyente de 1825, que de esa
manera había premiado al libertador en medio de la algarabía suscitada por el triunfo de
Ayacucho.86
Y con respecto a la deuda con España, si bien este país exigió su pago durante la crisis
que desembocó en la guerra hispano-sudamericana (1865-1866), ella no se pagó, ni se la
volvió a mencionar en el tratado definitivo de paz firmado entre ambas naciones en 1879.