You are on page 1of 18

ALUMNOS: CUTIPA PINO JADY – HUAYLLLA QUISPE EDWIN OVER

Título: EL ENIGMA DE MACHUPICCHU - Historia, Arqueología, Estética, Ecología


y Prospectiva del Monumento Artístico – Arqueológico más importante del Perú
Autor: José Tamayo Herrera
Año: 2015
Editorial: Altiplano E.I.R.L.
Lugar: Puno - Perú
El Siglo XX: El Siglo de Machupicchu

"Todo lo excelso, es tan difícil como raro” Baruch Spinoza.

El esquema analítico que hemos propuesto para comprender lo que es


Machupicchu, se nutre también de lo que suele denominarse paradigma de la
complejidad (Edgar Morín), pues lo real y lo numinoso en Machupicchu es
ciertamente complejo, lo que exige un trabajo interdisciplinario que ya no puede
brindarnos el solo conocimiento etnohistórico (en muchos aspectos todavía un
conocimiento de tinte positivista), un criterio amarrado sólo al documento escrito, de
allí que nos complazca tanto que el Antropólogo Jorge Flores Ochoa utilice también
la tradición y la historia oral corno fuente de conocimiento. (Tamayo:28).

En este sentido podemos que semejante proceder implica asimilar la Historia en el


sentido profundo en que lo entiende Gadamer, a las ideas de Rudolf Otto sobre lo
numinoso, a las de Alexis Carrel sobre lo sagrado y las de Kant —junto a sus
predecesores griegos— sobre lo sublime. Acercarnos a la Ecología o la Historia del
Clima y ello aunque a algunos todavía les suene extraño: escribimos para seres
humanos y no para robots. (Tamayo: 29).

…El término medio, por un lado busca unir tanto la lógica de Descartes como su
actitud hacia la inteligencia, y por el otro la lógica de Pascal quien remite siempre a
las razones del corazón, acercándonos siempre a la esfera de la intuición. (Tamayo:
28).
Ni la Arqueología de campo, ni la Etnohistoria meramente descriptiva, podrán
transmitir todo el calor - y el color - revitalizador y profundo que impone el
monumento que estudiamos: la Willkallaqta de Machupicchu. Para la comprensión
de la misma, se requiere del gusto artístico, la sintonía existencial y la información
multidisciplinaria que permitan que el enigma de Machupicchu se deje ver como un
“TODO". Ante tal desafío, la comprensión existencial del fenómeno y sobre todo del
proceso histórico, puede ayudamos a resolver el enigma de Machupicchu, enigma
en cuyo meollo trataremos de penetrar y ello aunque no lo logremos cabalmente,
dada la complejidad del fenómeno que enfrentamos. (Tamayo: 29).

Estas expediciones permitieron a los cuzqueños constatar, “de-visu” (con los


propios ojos) qué obras de arte contenía Machupicchu, lo que en ellos y en su
generación ocasionó un “Silogismo Incaísta”, el que podría enunciarse así: Si estos
indígenas que nos rodean, tan pobres y explotados en las haciendas y en los
potreros de los terratenientes y que habían perdido casi toda su creatividad fueron
capaces de hacer una ciudad tan maravillosa como Machupicchu, un monumento
excelso e incomparable, significa que son capaces también de recuperar su
dignidad y su creatividad y de convertirse en hombres renovados con una buena
educación para ser plenamente útiles y positivos para el Perú del mañana. Se hace
preciso defenderlos, promocionarlos, no como resultado de la compasión, sino de
la admiración por su pasada grandeza y creatividad que se encuentra solamente
dormida y necesita que se la despierte, para que pueda hacer obras tan
maravillosas como acabamos de comprobar con la develación de Machupicchu.
(Tamayo: 31).

…Esto demuestra que realmente la Historia camina con pasos de torcaza y que los
procesos fundamentales nacen y crecen silenciosos y que sólo llegan a su vigor
histórico cuando ha pando el tiempo. (Tamayo: 34).
El “Estado de la cuestión”. Referente a la aparición histórica de Machupicchu

“No es quien obra, quien tiene conciencia, sino quien observa"

Goethe

“Don Julio C Tello, en sus escritos, puntualiza que es deber del arqueólogo mientras
realiza su misión obligarse a desprenderse de toda referencia de carácter subjetivo
para investigar sin más norma que la verdad. Aquello debe constituir la mayor
satisfacción del investigador”. (Kauffmann Doig, 2012). (Tamayo: 52).

¿Qué fue en realidad Machupicchu?

“Lo que nos hace grandes es la contradicción”

José Uriel García

Contra esto, diremos que Machupicchu, plantea desde su nombre un misterio


mucho más complejo de lo que se cree, algo solo comparable con el misterio de su
sentido numinoso. Otra pregunta fundamental, sería saber quién lo construyó
¿Cuándo y para qué sirvió este prodigio de arquitectura perdido en la Selva agreste
del Cañón de Torontoy y que con el tiempo se convirtió en “Maravilla del Mundo”?.
(Tamayo: 57).

Quizás porque no era arqueólogo, ni conocía bien el castellano, en su libro máximo


titulado “Machupicchu: La Ciudadela Incaica” y publicado 1930, Bing-ham cayó en
el desacierto de designar a Machupicchu como Ciudadela, con lo cual contribuyó a
fortalecer un concepto erróneo y se engañó así mismo al bautizar a Machupicchu
como “ciudadela”. (Mould de Pease, 2008). (Tamayo: 58).

Si tomamos el vocablo llaqta y lo estudiamos con los diccionarios clásicos dría


Lengua Quechua: el de González Holguín, el de Jorge A. Lira y el de la Academia
de la Lengua Quechua, veremos que para Lira, “llaqta”, es equivalente a pueblo,
país, lugar donde uno nació, nación, ciudad, patria, es decir que es un vocablo
polisémico. Para González Holguín, “llaqta” tiene una sola significación que es la de
pueblo. Para el Diccionario de la Academia, “llaqta” es igual a ciudad, pueblo,
comunidad, villorrio, comarca, es decir otras formas distintas de polisemia.
(Tamayo: 58).

Precisamente Machupicchu y el Huayna-Picchu se hallan en la cuenca del


Willkanota o Willcamayo, los que están rodeados como por un anillo de acero por el
río de ese nombre, algo totalmente omnipresente que los aísla, los encierra y los
eleva hacia lo sagrado. Utilizaremos el concepto de llaqta en el sentido de pequeña
ciudad, pero precedido por el adjetivo o prefijo de Willka o sagrado, con lo que el
nombre de Machupicchu queda como “Wilkallaqta”. (Ciudad Sagrada). (Tamayo:
59).

Para Valcárcel, Machupicchu, tuvo un carácter mágico-religioso, favore¬cido por el


entorno físico montañés que refuerza su sacralidad y si bien no es exclusivamente
un santuario, es en gran parte un lugar sacralizado. Para este autor esta portentosa
obra arquitectónica incaica, es la muestra máxima de una arquitectura de pasmo,
única en el mundo la que definitivamente es incaica y de la época imperial, y no
anterior al siglo XV, ni posterior a la conquista. (Luis E. Valcárcel: “Machupicchu”.
México, 2009). (Tamayo: 61).

Valcárcel, habla de la región “Tampu”, la cual habría sido un territorio que Pachacuti
utilizó para penetrar contra los Chancas por el Apurímac. Y por eso Pachacuti tomó
para sí la región Tampu como propia. Todo lo construido tiene un carácter religioso:
el agua, el río (sobre todo), la piedra, los árboles, eran hierofanías, asi como el
despliegue violento de las fuerzas naturales (tempestades, diluvios, terremotos,
conformaban Kratofanías20). En la Willkallaqta de Pachacuti, se revela el espíritu
creativo del arquitecto inca quien supo dominar el paisaje del Antisuyo. Por eso, el
prologuista de la reedición de la obra de Valcárcel, Jorge Flores, dice: “que dado el
éxito de la ingeniería inca, Machupicchu ha ganado la denominación de “Obra
Maestra de la Hidráulica Mundial” otorgada por la Asociación de Ingenieros Civiles
de Estados Unidos”. (Jorge Flores Ochoa: “Prólogo”. escrito para la segunda edición
de “Machu Picchu”, del Dr. Luis E. Valcárcel México, 2009) Queda además
demostrado como conclusión para Valcárcel que Machupicchu fue una ciudad
sagrada, pero no exclusivamente un Santuario o un Monasterio, sino que también
ha debido tener funciones políticas, económicas y hasta esotéricas, pues
probablemente era Willkabamba la Vieja, es decir la Universidad de la idolatría
(Vitcos) el que sería su verdadero nombre y del cual procede por adulteración el de
“Picchu”. Para finalizar, Valcárcel se apoya en van der Leeuw, para quien en todo
lo que existe el hecho “primitivo” (o primordial) percibe lo sobrenatural de allí que en
el mundo de la naturaleza, lo profano y lo sagrado conviven, estando Machupicchu
embargado de sacralidad. (Valcárcel, 2009) (Tamayo: 62).

El Valle y el río del Willkamayo proceden de la casa del Sol: Willkan-Uta, en aymara
y Willkanota, río sagrado en quechua, dios del agua, que preside la cuenca hasta la
Amazonia. (Tamayo: 62).

Machupicchu, tiene por eso edificios para residencia del rey y de su corte, pero sus
construcciones sugieren más bien funciones religiosas. Su topografía: peñas, picos
cónicos, cuevas, vistas de nevados eran los elementos importantes para la religión
de los incas. El sitio de Machupicchu debió ser elegido por Pachacuti porque debió
impresionar profundamente al organizador del culto reformado. (Rowe, 1990).
(Tamayo: 63).

3.8.- Manuel Chávez Bailón, que no tiene mucha bibliografía, como sabemos,
excepto tres artículos breves sobre el Cuzco incaico y uno sobre la cerámica de
Machupicchu, declara que él confirma la hipótesis de Rowe, en el sentido de que
Machupicchu era una Hacienda Real de Pachacuti, y que fue construida por el
mismo entre 1450 y 1470, en el camino a las cabeceras de la Selva con rumbo al
Chinchaysuyo. Según este gran conocedor del cuzco antiguo, Machupicchu fue un
enclave de sentido religioso y mágico: y su significación religiosa estaba dada por
la piedra (por la roca) elemento divino de la Pachamama para los incas (Chávez
Bailón, comunicación personal, 11-08-1990). Los baños mismos al pie de la
Willkallaqta, habrían tenido un sentido mágico, porque curan el reumatismo y la
artritis: nuestro maestro Chávez Bailón, consideraba que en Machupicchu habría
habido influencia ecuatoriana, Chinchaysuyana. (Chávez Bailón, comunicación
persoonal, 11-08-1990.). (Tamayo: 63).

Según los arqueólogos Richard Burger y Lucy Salazar, ellos reunieron evidencia
arqueológica, que apoya la idea de que Machupicchu era, en palabra de Salazar,
“una especie de “Camp David” para una cultura en la que el gobernante se permitía
el gusto de ayunar mientras contemplaba la montaña en lugar de quitar 1a maleza
o trotar por el campo”21. (Tamayo: 64).

Esta teoría no pasa de ser un anacronismo, porque si Pachacuti dominaba el Valle


Sagrado de los Incas (Písaq) donde podía ir a refugiarse del invierno cuzqueño (que
dudo mucho que lo molestara a un hombre tan recio como él), resulta innecesario
tener que ir por caminos de montaña y Selva hasta Machupicchu, en una caminata
de varios días. Esto no es sino el tomar el modelo norteamericano de las mansiones
estatales de la Casa Blanca en Washington y de Camp David en Maryland, para las
breves horas de descanso del presidente de la primera potencia de la tierra. Esto
no es más que un etnocentrismo propuesto por una arqueóloga de origen peruano,
por lo demás muy cuidadosa con el tesoro y los restos históricos de Machupicchu
en la Universidad de Yale. (Tamayo: 64).

Como en ningún otro asentamiento, la monumentalidad de las edificaciones y el


tratamiento de los espacios abiertos sugieren usos religiosos vinculados a la
naturaleza circundante, donde el inca inspirador del nuevo culto al Sol podía
meditar. En otro texto (en su prólogo al libro de Valcárcel) Flores Ochoa reconoce
la vocación mística de Pachacuti. (Flores Ochoa, 2009). (Tamayo: 66).

El famoso Julinho Zapata, dice que Machupicchu era un Santuario religioso y un


espacio de intercambio comercial. El primer punto se evidencia en el hecho de que allí
existen 32 huacas. Además el lugar está rodeado por Apus tutelares y la Paqarina
que es un nevado de la cadena del Salcantay. (Tamayo: 67).

Aspecto Numinoso y Sagrado de Machupicchu: los aporstes de Alexis Carrel,


Rudolf Otto, Mircea Eliade, Federico Kauffmann Doig y Johan Reinhard

“Urge reavivar en nosotros, aquellas actividades mentales, que tanto o más


que la inteligencia, dan a la personalidad.

La más ignorada de ellas es el sentido de lo sagrado”

Alexis Carrel
Pero también surge un filósofo, pensador y científico que fue el primero en aplicar el
método fenomenológico de Husserl al estudio de lo sagrado. Se trata de Rudolf
Otto, filósofo y teólogo alemán, casi contemporáneo, nacido en 1869 y que se
doctoró en Teología y fue Privat Dozent en la Universidad de Gotinga y luego
profesor ordinario. Desde el punto de vista fenomenológico, Rudolf Otto, ha
estudiado la experiencia de lo sagrado y ha acuñado un término para designarlo: El
de la numinosidad o de lo numinoso, introducido por él en la etnología religiosa para
designar e indicar la conciencia de cualquier cosa misteriosa y terrible que inspira
temor y veneración y se halla en la base de la conciencia religiosa de la humanidad
(Rudolf Otto, en Nouvisima Enciclopedia Generale de Agostini, concepto de lo
Numinoso, tomo VII: 5039, en Enciclopedia de Agostini, 1998, Novara, Italia.).
(Tamayo: 70).

Todo ello ha contribuido a que el concepto de lo Numinoso es decir de lo Sagrado,


sea un elemento importante en el análisis y la investigación humanística. (Tamayo:
70).

Jhon Rowe nos reveló lo siguiente: “el valor de Machupicchu, para los incas, habría
sido religioso y mágico) y sobre todo paisajístico, porque el paisaje para los incas
Hanan, tenía una fascinación especial: los cerros, cumbres, nevados, abismos,
bosques, conformaron en Machupicchu, un paisaje hermoso, porque el paisaje fue
para los Incas, un componente fundamental de su religión. Por eso Pachacuti,
habría elegido a Machupicchu, por lo excepcional de su paisaje montañoso, fluvial
y biodiverso, porque lo hermoso de ese paisaje natural, los empujo a construir allí
la Willkallaqta, aportando a la hermosura natural del paraje cordillerano la belleza
artística de lo mejor de su arquitectura tan original" (John Rowe, comunicación
personal, Cuzco, 14-VIII-1990). (Tamayo: 71).

Manuel Chávez Ballón, confirma y matiza esta observación tan profunda de Rowe
e insolita en él, porque el rigor del maestro norteamericano se humaniza con sus
palabras, de un contenido estético y humano. Chávez Baillón en su confidencia a
nosotros dice: "Los Incas miraban y admiraban el paisaje, para distraerse y elevar
la calidad de su espiritu, en lugar de mirar la television como nosotros los hombres
del siglo XX. Miraban en el paisaje como una presencia religiosa, porque en ella
estaban el rio, los Apus de las montañas y el bosque siempre verde de
Machupicchu, como una comprension mistica del cosmos y la naturaleza, y esta
inmersion en el paisaje les servia para profundizar de su religion e identificarse con
el ecosistema" (Manuel Chávez Ballón, comunicación personal, Cuzco 16 de Agosto
de 1990). (Tamayo: 71).

Por todo esto, un hombre que sintió al Cuzco como nadie y cuyo verbo fue
inigualable decía que: “para captar el paisaje se necesita una disposición especial,
sentimiento, ímpetu emocional, el paisaje no se entrega al que lo capta como una
cámara fotográfica, sino al que lo siente, y allí está la cuestión, en sentirlo” (Velazco
Aragón: Anteprólogo a “Leyendas del valle sagrado de los Incas y otros estudios”,
1960). Los Incas sabían sentir el paisaje y por eso, lo absoluto, se revelaba a ellos
en su contemplación íntima y cercana. (Tamayo: 71).

Si hoy tenemos en cuenta que el Santuario Sagrado de Machupicchu, la


Willkallaqta, es buscada por hombres de todas las latitudes que hallan en ella
valores místicos además de turísticos, valores que sólo se encuentran en otras
Maravillas del Mundo tradicional, como el Coliseo Romano, el Taj Mahal de la India,
Angkor Wat en Camboya, el Castillo de Chichén Itzá en Yucatán, México y la
Acrópolis de Atenas, joyas realmente incomparables de la humanidad y del sentido
cósmico que allí converge. (Tamayo: 71).

“El otro dios, era el símbolo arquetípico, de la Gea25, la Tierra o Pachamama, que
era un tema o una imagen simbolizada con un motivo escalonado que en alguna
forma imitaba los andenes o terrazas de cultivo, a diferencia del Dios del Agua que
fue muy retratado en la iconografía prehispánica, la Diosa Tierra fue representada
con moderada frecuencia”. (Tamayo: 72).

"Junto a estos dos dioses más encumbrados del Panteón Andino: El Dios del Agua
y la Diosa Tierra o Pachamama, pululaban una infinidad de criaturas divinas
menores que se consideraban sagradas o “huacas”. Como en la historia
prehispánica sobrevenían inveteradas crisis alimentarias por las anomalías climá-
ticas que se suponía eran desatadas por el Dios del Agua y que hoy sabemos, se
deben a causas como la presencia del Fenómeno del Niño y de la Niña; por eso
aparece el relato mítico del “Qhoa”, que es el “felino volador” y que según Valcárcel
representaba el “mayupuma o nutria del río” que era anfibia y era el símbolo de los
malos y buenos tiempos, respecto a la lluvia. El Dios del Agua, se materializaba en
los Apus o cimas cordilleranas y donaba el agua mediante la escorrentía de los
nevados y los ojos de aguas o “Pucyos”. De esta manera los Apus, en otras
palabras, el Dios del Agua, ofrecía a la humanidad, el liquido elemento que ali-
mentaban a las lagunas, y las quebradas, y hacia llover y permitía el riego de las
chacras”. (Kauffmann, 2012) (Valcárcel, comunicación personal de 1976). (Tamayo:
72).

"Parece ser que el Dios del Agua, (era por lo menos en la Costa, la más encumbrada
deidad del antiguo Perú). Así Pachacámac parece haber sido una representación
del Dios del Agua que debía ser fecundante pues fertilizaba a la Diosa Tierra o
Pachamama. Kauffmann, cita a Miguel de Estete (1533), cuando comenta que
Pachacámac sostiene a la gente y cría los mantenimientos, sin tratarse de un Dios
creador, puesto que la humanidad habría tenido lugar, al haber sido expulsada del
vientre de la Diosa Tierra o Pachamama a través de grutas o lagunas. Entre los
muchos nombres que recibía el Dios del Agua en tiempos del Incario, el más popular
era el de “Illapa”, este calificativo no era aplicado tan sólo al rayo, ni al trueno, sino
que incluía los diversos fenómenos atmosféricos que acompañan a las
tempestades”. (Kauffmann, 2012). (Tamayo: 73).

Las investigaciones del arqueólogo andinista Johan Reinhard, han dado un vuelco
a lo que se llama hoy la “Geografía Sagrada”, el “Centro Sagrado” y el “escenario
Geográfico Sagrado”, mostrando cómo el culto a las cumbres más altas o montañas
más importantes, morada de los Apus, estaba en la esencia de la religión cósmica
de los incas. (Johan Reinhard: “Machupicchu el Centro Sagrado”. Edit. National
Geographic Soc Childrens books, 1998) (Tamayo: 73).

Wiracocha, después de la Conquista, fue transformado por los misioneros en


patrono de Tinta, donde se situaba el templo del gran Dios Andino, con la vocación
cristiana de: San Bartolomé, que según la tradición apostólica, vino a América hace
2000 años, para bautizar a los hombres de este Continente. Hay cuadros coloniales
que representan a Wiracocha con el rostro, el vestido y los símbolos de San
Bartolomé y del Dios Andino. (Tamayo: 75).

Johan Reinhard, ha establecido, utilizando dos disciplinas en realidad nuevas y


heterodoxas como la Arqueología de Alta Montaña y la Arqueología Paisajística,
que Machupicchu es la zona arqueológica más importante de América del Sur,
porque se relaciona con uno de los escenarios naturales más espectaculares de los
Andes: “Más allá de la majestuosidad de su entorno, existe un aire de misterio que
envuelve a Machupicchu y que estimula la imaginación de todo aquel que lo visita.
[Machupicchu] ocupa un lugar especial en la geografía sagrada de los incas y si
bien fue mucho más que un centro religioso sabemos que sus construcciones
tuvieron una significación ritual”, (Reinhard, 2002). (Tamayo: 77).

El término “Geografía Sagrada” se refiere a las características geográficas:


montañas, ríos, lagos, grandes rocas, cuevas o manantiales, que según las
creencias populares poseen poderes sobrenaturales; en los Andes las elevadas
montañas comúnmente denominadas Apus en la región del Cuzco se consideraban
y se siguen considerando entre las deidades tradicionales más poderosas y activas.
Los ríos, en especial el Willkanota cumplió a su vez un papel en la geografía sagrada
de la región pero es la accidentada orografía de las montañas que rodean a
Machupicchu, la que juega un papel preponderante. (Reinhard, 2002). (Tamayo:
77).

“El Huayna Picchu se ubica exactamente al norte del Intihuatana de Machupicchu.


Domina el complejo (pues es 200 metros más alto) y disfruta de una vista magnífica:
la cumbre del Salcantay al Sur, los principales picos de la cadena Verónica al Este
y los picos nevados de la cordillera de Pumasillo al Oeste. Igual que en el caso del
Huayna Picchu es probable que el cerro Machupicchu haya sido considerado como
una deidad protectora local”. (Reinhard, 2002). (Tamayo: 77).
El factor Estético y Artístico:

La Arquitectura y el paisaje en Machupicchu, Miguel Bueno, los antiguos


griegos, Immanuel Kant y la Estética del Siglo XXI

“Se distinguen tres estados del saber:

Estos son: el saber mitológico, el saber artístico

Y el saber científico. No hay saber científico del presente o del pasado,

Sin un previo saber artistico”

Jacques L. Monod

2.- Previo este exordio un poco detenido pero indispensable para comprender la
circunstancia, como decía Ortega, es necesario que comprendamos que dentro de
la Estética neokantiana, se diferencia la belleza natural, a la que se llama lo
hermoso, de la obra del hombre, es decir de la belleza artística que se llama lo bello.
A su vez diferentes de la belleza moral a la que se llama lo bueno. Luego la idea de
lo sublime que surgió de algunos filósofos griegos, como el llamado Anónimo,
consiste en: “un no sé qué de excelencia y perfección soberana del lenguaje que
gracias a él lograron su preeminencia los mejores poetas y prosistas”. (David
Sobrevilla: “Estética de la Antigüedad Occidental”. Edit. Universidad Ricardo, Lima,
2010). (Tamayo: 83).

Si contemplamos Machupicchu en sus cambiantes horas de sol y lluvia, de día y de


noche y subimos los escarpados senderos del Huayna Picchu o llegamos por el
“Camino Inca” a su parte sur, encontraremos que hay una serie de motivos para
calificar como sublimes: los abismos, la violencia del río, lo escarpado del Huayna
Picchu y los abismos que se proyectan casi en círculo alrededor del Picacho Joven.
De modo que el conjunto de Machupicchu, no es de una belleza delicada, rococó,
ni es una mera belleza romántica, a lo siglo XIX, sino que es una belleza aún por
descubrir, y a la que podemos denominar como “inóspita” pese a lo moderno del
transporte actual. (Tamayo: 84).
6. —Los incas fueron inmensos creadores, sus arquitectos e ingenieros conforme
lo prueban las ideas de Samanez Argumedo, las de Kenneth R. Wright, Alfredo
Valencia. Zegarra y Jean-Pierre Protzen, demuestran que tuvieron una arquitectura,
una ingeniería civil y una ingeniería hidráulica realmente inventivas, creadoras y
extraordinarias. Que la élite tecnológica incaica podía competir con la de cualquier
otra cultura o civilización, sea americana o europea, y que además - como lo ha
señalado Jorge Flores Ochoa - que sus obras arquitectónicas e ingeníenles han
ganado el reconocimiento más significativo por parte de la ingeniería civil durante
un certamen recientemente realizado en los Estados Unidos, como anota este autor
en el prólogo al libro de Luis E. Valcárcel, “Machupicchu” en el año 2009. (Flores
Ochoa, 2009). (Tamayo: 86).

Insistimos que se trata del arte y ciencia de una élite compuesta por estos
formidables arquitectos e ingenieros Incas, hombres capaces de encontrar
soluciones técnicas y al mismo tiempo bellas y prácticas, y cuya tecnología
desapareció en gran parte como consecuencia la conquista…(Tamayo: 87).

“Igualmente para captar lo incaico sobre todo la arquitectura, la tradición, la música,


etc., es necesario admitir que una parte importante, no desdeñable de humanidad,
está poco dotada para la audición musical y que nadie considera un deshonor no
gustar ni comprender la música, todo el mundo rechaza en cambio la idea de que el
dominio de lo visual le esté vedado. No hay duda, sin embargo de que en este
campo de lo visual constituye uno de los grandes ámbitos de actividad del espíritu
humano, que posee su innegable especificidad y al cual todos los individuos no
tienen por naturaleza igual acceso”. (Tamayo: 87).

“Por una singular paradoja, nuestra época, que se aleja día a día del pensamiento
racional y de la escritura, se esfuerza por identificar las actividades del pensamiento
plástico y figurativo con las del espíritu informador, porque nuestra época está
enamorada de la idea del signo, pero que si bien acepta el signo matemático,
rechaza la idea de que el signo artístico sea de otra naturaleza que el verbal hablado
o escrito”. (Fierre Francastell: “Ensayos sobre Sociología Del Arte”, 1972). (Tamayo:
87).
En Machupicchu es posible utilizar varias categorías de lo estético: primero lo
HERMOSO, para calificar la belleza natural del paisaje: montañas, bosques, ríos,
flores, plantas, frutos y todo el ambiente de nicho ecológico, verde y exuberante de
la Willkallaqta. Esta constituye geográficamente un anfiteatro o atalaya gigantesca
sobre todo un gran pedazo de las cordilleras de Willkabamba y Willkanota, allí se
puede apreciar toda la hermosura de la naturaleza; del nicho ecológico en que se
implanta la Willkallaqta y que se combina con el deslumbrante sol, la visión de los
picos nevados y toda la hermosura del Río Sagrado que encierra su curso en un
anillo en torno al Santuario de Machupicchu. (Tamayo: 89).

“El proceso de diseño y construcción de Machupicchu, no podemos dejar de


vincularlo con la frase de Le Corbusier: La Arquitectura es el juego sabio, correcto
y magnifico de volúmenes ensamblados bajo la luz”. (Samanez Argumedo, 2011).
(Tamayo: 91).

“En el lugar escogido por el inca Pachacuti para crear Machupicchu hace más de
medio milenio se hallaron los factores geográficos, cosmológicos y ecológicos
buscados en una conjunción realmente sorprendente. Eso nos hace comprender el
misticismo de los incas que en su visión intuitiva creían firmemente en la
comunicación del hombre con lo sobrenatural y que les deba alegóricamente una
energía capaz de generar una enorme fuerza creadora expresada en la arquitectura
de 1a Willkallaqta”. (Samanez Argumedo, 2011). (Tamayo: 91).

“Uno de esos factores, el rio Wiillkanota que fluye de sureste a noroeste, reproduciendo la
trayectoria del sol, el Dios y el tótem propio de los incas y que se pone detrás de los picos nevados
que eran otras tantas deidades. La Cruz del Sur conjunto de estrellas de la vía láctea,
la constelación a la que pertenece a la Tierra, el rio celestial en el pensamiento
andino, puede ser observado encima del Nevado Salcantay (el pico salvaje) una de
las montañas más veneradas por los incas. El lugar en que se halla Machupicchu,
según Reinhard, está ubicado al centro de montañas sagradas orientadas en torno
a sus dos ejes, permitiendo la apreciación de los cuatro puntos cardinales. Por eso
Reinhard señala que se trata de Axis Mundi, un centro sagrado que une
conceptualmente la tierra con el cielo, tomando estas ideas de Valcárcel que a su
vez proceden de Mircea Eliade”. (Samanez Argumedo, 2011; Reinhard, 2002).
(Tamayo: 92).

“La arqueóloga norteamericana Katherine Julien, que buscaba conocer la


significación que Machupicchu tuvo para sus constructores, elaboró un trabajo
denominado: “La metáfora de la montaña” donde logró encontrar la imagen de una
montaña cónica de contornos fragosos y escarpados, rematada por un
coronamiento curvo conocido como la cúpula: el admirado templo de las tres
ventanas que destaca por lo perfecto de Manipostería y de piedra construida por los
incas. Al parecer de Julien el lugar de origen de los incas (Tampu-Toco) inspiró las
ventanas de Machupicchu, la relación con la cúpula se explica por la veneración de
las rocas que se proyectan de la tierra hacia las alturas, una forma de manifestación
de la Pachamama, la Diosa Femenina de los Incas, asociada a la fertilidad de la
tierra y cuyo culto como hemos visto en el pensamiento del arqueólogo Federico
Kauffmann, sería una deidad andina milenaria anterior a los incas y una Diosa de la
alimentación y el sustento junto con el Dios del Agua”. (Samanez Argumedo, 2011).
(Tamayo: 92).

“Pero el papel fundamental lo seguía teniendo el Sol, cuyo culto instituyó


revolucionariamente Pachacuti y era un culto exclusivo de la nobleza cuzqueña de
sangre y de privilegio y que no tenía un carácter absolutista y no excluía a los otros
dioses que veneraban, un sinnúmero de huacas pertenecientes a localidades y
regiones” (Samanez, 2011). (Tamayo: 92).

“En la construcción de Machupicchu, que tenía carácter de Willkallaqta, es decir


Santuario místico y espiritual, las construcciones y el diseño planificado de la
Willkallaqta seguían los principios de simetría o posición y repetición como también
el de cuatripartición, de modo que algunos investigadores identifican con el Hanan
o parte alta al sector donde habitaba la élite más importante y en el Urin a gente de
carácter más popular; y dentro de las zonas marcadas como la agrícola y la urbana
estaban divididas por un foso seco que ingeniosamente se hizo coincidir con una
falla geológica. En la zona urbana se observa también una marcada separación
entre los espacios ceremonial y residencial, ambos separados por la explanada o
Plaza Principal”. (Samanez Argumedo, 2011). (Tamayo: 92).

“Además estaban vinculados por caminos y escaleras, el Torreón, la Residencia


Real, el Inti Watana y el Centro Ceremonial. El Torreón era una clara manifestación
de la Arquitectura, empleada como medio de expresión cosmogónica en la parte
inferior de la roca se ubica el mausoleo real, ricamente elaborado cubriendo el
espacio natural de la cueva con aretes y hornacinas de fina cantería junto a una
roca esculpida originado en culturas de épocas más antiguas que los incas”.
(Samanez Argumedo, 2011). (Tamayo: 92).

Para finalizar se encuentra “El Templo del Cóndor”, obra que sin duda sintetiza el
espíritu inca impregnado de simbolismo y gran capacidad para crear con sus
técnicas constructivas, edificaciones que complementaban las formas naturales
porque había en el lugar dos grandes rocas de granito, que debieron dar la
impresión de alas abiertas y labrando en el piso el cuello, la cabeza y el pico del
cóndor, demostrando la capacidad de extracción que tenía la arquitectura de los
incas. (Samanez Argumedo, 2011). (Tamayo: 93).

Además, el Santuario estaba dedicado a ser la tumba definitiva del Inca Pachacuti
y para él, parece que construyeron un mausoleo, que para Lumbreras se trata de
una obra ciertamente equivalente a las que levantaron otras civilizaciones, para sus
héroes sagrados (Lumbreras, 2005) Se trata de una cueva natural agrandada, con
un trabajo de cantería de piedra de exquisita calidad, cubierta por una enorme roca,
sobre la cual se edificó el torreón de planta circular y se ubica en el corazón de la
zona urbana de Machupicchu”. (Flores Ochoa, Jorge; Elizabeth Kuon Arce, Roberto
Zamanes Argumedo, Luis Federico Barrera, etc.: “Cuzco, del mito a la historia”.
Banco de Crédito, 2007). (Tamayo: 94).

9. — Desde un punto de vista estrictamente estético, en Machupicchu coexisten,


unimismados, la hermosura de la naturaleza, la belleza de la arquitectura y lo
sublime del paisaje total, que conmociona al hombre, siendo por lo tanto una obra
maestra digna de ser considerada, junto a las demás maravillas del mundo, como
parte de lo universal y cósmico, al que denominamos como sublime. (Tamayo: 94).
Machupicchu y el efecto estético que causa en sus visitantes, es la contradicción
viva y total de todos aquellos poetas que piensan que la poesía es sólo un ejercicio
verbal de la inteligencia, totalmente liberado del phatos (el sentimiento) y que basta
el ansia de originalidad y el despliegue de un lenguaje caprichoso, para
desencadenar el efecto poético, haciendo abstracción del phatos. En Machupicchu
encontramos no sólo algo que halaga nuestro sentido de la belleza, sino que nos
conmueve y hace surgir de nosotros el phatos, aquello que el abate Brémond
llamaba: “ánima”, es decir la parte sensitiva y emocional de la existencia humana y
así comprendemos realmente lo que enseñaba nuestro sabio maestro Miguel
Bueno: “El arte es la expresión intuitiva del sentimiento” y despojado de éste, una
pieza poética o literaria, puede ser lo original que se quiera, pero no revelará el estro
poético auténtico, porque no accederá al phatos profundo del inconsciente.
(Tamayo: 94).

La catarsis existencial en la Maravilla del Mundo:

Cuatro experiencias personales

“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que permanece en mí,

Como yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí, no podéis


hacer nada”. (Evangelio de Juan, Capitulo 15:5, Biblia de Jerusalén)

Jesús de Nazaret

Pascal, decía que no había otra manera de probar la verdad de las ideas que
percibirlas en el propio corazón. (Tamayo: 133).

La hermosura del paisaje natural compuesto por el conjunto de las montañas y


cumbres que rodean el monumento incaico y su belleza arquitectónica
extraordinaria, hasta llegar a lo sublime, parecen ser la llave que puede abrir este
efecto numinoso, que nos llenará de asombro. Algunas personas hiperestésicas, es
decir que poseen una aguda sensibilidad estética, parecen ser los candidatos a
estas experiencias. (Tamayo: 134).
3. —Luis E. Valcárcel, narra también que concibió en sus mocedades, apenas
aparecido Machupicchu en la historia, “una conciencia de lo universal”, y la sintió
nítida y vigorosa una noche que la luna derramaba su luz pálida sobre las ruinas y
sobre las cumbres nevadas del contorno, luz que llegaba al fondo del valle hasta el
río. Era una comunión con el Cosmos. La sintió también cuando el sol aparecía
iluminando lentamente todo el paisaje o cuando la neblina invade y lo desdibuja
todo, con parecida lentitud. ¿Por qué no pensar que el hombre antiguo experimentó
semejantes emociones que se expresaron mediante la experiencia religiosa de lo
natural? ¿Por qué no creer que el creador de Machupicchu eligió su magna obra
como un conjuro contra lo ignoto de las tierras selváticas, como el rito de una nueva
creación que transformaría el caos en cosmos? (Luis E. Valcárcel, 2009). (Tamayo:
134).

…El Huayna Picchu es la clave del impacto de la ciudadela. Ya se sabe: el sentido


estético y ecológico de los incas era infalible al grado de que sus edificaciones
parecen obra de la naturaleza y el ámbito natural en el cual se alzan, un diseño de
artista. (Tamayo: 135).

Machupicchu y la Literatura,

los homenajes poéticos

a la Maravilla del Mundo

“Los poetas creadores y sus obras son como las altas montañas:

Nadie las ignora, sin embargo pocos subieron hasta ellas”

Fernando Diez de Medina

Machupicchu

Machupicchu

Mi corazón desolado

Abre sus alas para ir en busca

De tus laderas
Siderales

(Gustavo Pérez Ocampo: ‘‘Distancia y Soledad de Machupicchu. Edit. de la


Municipalidad del Qosqo, 1991). (Tamayo: 146).

You might also like