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República Argentina

PROVINCIA DEL CHUBUT


Ministerio de Educación
Dirección General de EGB III y Polimodal

Operativo de Evaluación de Aptitudes para el Aprendizaje

Nombre y apellido:…………………………………………………………………………………
D.N.I.Nº………………………Escuela de la que proviene:…………...…………………….…
Establecimiento al que desea ingresar:….………………………………………………….…

Primera parte

Utilizá una hoja aparte para resolver las consignas

1.- Leé atentamente el cuento que sigue:

Un destello en la penumbra

¡Uf! Me la paso leyendo historias de miedo que te ponen los pelos de punta. Antes ni las entendía porque
vienen con palabras más raras... ¡Uf! Para decir "casa", nunca dicen "casa"... dicen "lúgubre mansión". Para
decir "una viejita", dicen "una anciana decrépita". Para decir "lombriz", dicen "gusano viscoso ". Todo así. Hay
rostros que se transfiguran, hay manos esqueléticas, uñas curvas y por todos lados aparecen luces
fantasmales, cuchillos que destellan y siluetas siniestras que se deslizan.
¡Yo qué sé! De tanto leer historias de miedo, al final me fui poniendo práctica con las palabras y justo a mí me
tiene que pasar lo de la tía.
Es una tía de mi mamá que se vino a mi casa porque andaba un poco enferma. Yo ni la conocía, pero le tuve
que dar el beso y ¡ffffs! la cara era huesuda. Para colmo habla poco y tiene unos ojos ¡de verdes! Como
eléctricos.
Yo la empecé a vigilar.
Vi que a la noche sacaba un frasco y se tomaba 30 gotas después de comer. Desconfié más.
A la mañana se levantaba amarilla y descompuesta y no se entendía por qué, con lo poco que comía.
Había que tratarla como si se fuera a romper. Se reía para un costado, justo del lado donde tenía el diente
negro.
Aplastaba el zapallo hervido, le daba algún mordisco al pollo, apenas probaba la compota.
—¡Ay, ese hígado!—decía mi mamá y la tía arqueaba las cejas, estudiándonos con sus ojos eléctricos. Después
se iba a su cuarto sin mirar para atrás.
—¡No tomó las gotas! —decía yo, pero ella no se daba vuelta.
—Cada vez más sorda, pobre... —decía mi mamá—. Lleváselas al dormitorio.
¿Yo? Ni loca entraba ahí. La alcanzaba en el pasillo.
—¡Ah!..mis gotitas —decía ella y el rostro se le transfiguraba. Era una mueca horrenda que me hacía transpirar.
El diente negro me daba espanto.
Y no me podía dormir.
Una noche oí deslizarse pasos hacia la cocina. Eran sus pasos, inconfundibles. Un ruido apagado de puerta
que se abre. Pero ¿cuál?... Distinguí una claridad tenue. Me senté en la cama. ¿De dónde venía esa luz? Oí el
roce de un cajón al abrirse. Otros ruidos que no reconocía. Yo apretaba la sábana con las manos frías.
Después, los pasos que volvieron. Y silencio.
A la mañana siguiente, la tía más descompuesta, más pálida, más amarilla.
—¡Si no come nada! —decía mi mamá.
—¡Ajá! —decía mi papá.
—¡Ajmm! —decía el doctor.
La tía cenaba un caldito, tomaba las gotas y vuelta a la cama. Cada vez más flaca. La cara hundida. Las ojeras.
Nos íbamos a acostar y, al rato, las pisadas, la luz, los ruidos, el silencio.
Durante varias noches pasó lo mismo y, a la mañana, la tía más enferma.
Tuve que juntar mucho coraje para espiar, pero lo hice. Sí que lo hice. Esperé a oírla deslizarse por el pasillo de
la lúgubre mansión y me levanté.
Me temblaban las rodillas.
Sus pasos llegaron a la cocina. Yo me pegué a la puerta entreabierta y vi cómo su mano de espectro abrió la
heladera. El sitio se iluminó apenas. Claridad fantasmal. Vi los respaldos de las sillas, la panera sobre la mesa y
la silueta de la anciana decrépita que sacó de la heladera un envoltorio de bordes rectos. Mi estómago era un
revoltijo de gusanos viscosos.
Transparente como una aparición, ella deslizó su mano huesuda por la mesada y abrió el primer cajón. La mano
entró y salió. Empuñaba un cuchillo que destelló en la penumbra. Me tapé la boca con las dos manos. Mi
sangre se helaba. La silueta siniestra giró, cuchillo en mano, hacia la mesa. Con sus dedos esqueléticos de
uñas curvas desenvolvió lentamente el paquete, levantó el cuchillo en dirección a la panera... y se puso a comer
pan con manteca hasta las tres de la mañana.
—¡Así no hay hígado que aguante! —dijo mi mamá cuando le conté.

Extraído, con autorización de la autora, del libro Cuentos con tías/Vivir para contarlo (Lanús, Ediciones del Cronopio Azul,
1997; colección Frente y Dorso) Tomado de la revista digital Imaginaria.
a.- ¿Quién cuenta la historia? ¿Cómo se denomina este tipo de narrador?¿A qué tipo de textos se refiere en la situación
inicial?
b.- Señalá en el texto los fragmentos que describen a la tía. A partir de ellos, caracterizala por medio de tres adjetivos.
c.- ¿Por qué creés que la narradora construyó esa imagen de la tía? ¿Por qué estaba tan enferma?
d.- ¿Por qué el cuento lleva ese título? ¿Qué otro podría llevar?

2.- Leé el siguiente texto. En hoja aparte, continuá el relato hasta el desenlace. Intercalá alguna descripción y algún diálogo.
Colocale un título apropiado. No olvides que se evaluará que el relato sea coherente, el correcto uso de la puntuación y la
ortografía.

Él sintió la luz que se agrandaba sobre su cabeza y casi no podía creer el milagro. La muchacha estaba en la ventana, tan
cerca que parecía imposible. Por fin, se puso en puntas de pie y miró hacia adentro. Él estaba maravillado por todas las
cosas hermosas que tenía la muchacha en su pieza. De pronto, vio la foto. Estaba clavada con tachuelas sobre la pared de
enfrente, y mostraba a la mujer más horrible que él había visto en la vida.
Entonces ……………………………………………………………………………………..……………………

Segunda parte
9 Leé el siguiente texto:
Chocolate. La palabra deriva de la lengua nahuatl. Producto a base de cacao. El chocolate se usa para la
alimentación humana. El polvo de cacao torrefacto, el azúcar y la manteca de cacao son los ingredientes
fundamentales. El porcentaje de estas sustancias no es fijo; varía dentro de unos límites bastante amplios. El
chocolate, valioso proveedor de carbohidratos, se usa como fuente de energía rápida. La leche y algunas
especias aromáticas son ingredientes opcionales. Estos productos completan la preparación y le aportan un
sabor característico.
Los aztecas fueron los primeros consumidores de cacao. Hervían los granos de cacao molidos. Luego,
agregaban a la preparación harina de maíz. En la época de la conquista de México, los españoles incorporaron
el azúcar de caña al cacao para endulzarlo. Los colonizadores, como precursores, introdujeron el chocolate en
España. Casi un siglo después el nuevo producto fue conocido por el resto de Europa. Hay distintas clases de
chocolates. Este producto se utiliza en la elaboración de bebidas, golosinas, salsas y helados.

V.V.A.A. (1998) El libro del lenguaje y la comunicación. Ed. Estrada, Bs. As.
torrefacto: tostado
precursores: que van adelante o son los primeros en realizar algo
carbohidratos: compuestos químicos que almacenan energía.

1.- ¿Qué función tiene el texto anterior? ¿En qué situaciones lo consultarías? ¿Cómo se denomina?
2.- Enunciá brevemente el tema principal del texto.
3.-¿En qué lugar del texto introducirías estas oraciones? ¿Qué cambios harías?
a) Para los aborígenes centroamericanos el cacao era un símbolo de la abundancia, por este motivo, lo usaban en los
rituales ofrecidos a sus dioses.
b) Guardan el cacao en secreto y se niegan a develar la existencia al resto del mundo.

9 Reescribí este fragmento utilizando frases o palabras equivalentes para las segmentos de texto subrayados:
Los colonizadores, como precursores introdujeron el chocolate en España. Casi un siglo después el nuevo producto fue
conocido por el resto de Europa. Hay distintas clases de chocolates. Este producto se utiliza en la elaboración de
bebidas, golosinas, salsas y helados.

9 Imaginá que te piden la entrada de un diccionario para niños que no debe tener más de cuatro oraciones.
Escribí el texto.

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