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Punto de encuentro entre la religión y la ciencia

La pugna por saber quién tiene la razón o quien puede explicar mejor y
convincentemente el tema del origen de todo lo existente, ha estado en discusión a
lo largo de nuestra historia; y a pesar de no tener una respuesta concreta sobre el
origen del universo la mayor parte de los creyentes se conforman con saber que
todo fue creado por un ente divino, interesándose poco en justificar esta creación
desde una perspectiva racional y comprobable, hecho que posiblemente sea
producto de una herencia cultural.

Pueden la ciencia y la religión tener puntos de encuentro en la explicación de la


existencia del universo, a pesar de que sus métodos y formas de demostrar son
vías distintas y se justifiquen desde lo racional o movidos por lo divino, los impulsa
un querer justificar la existencia? Esta singular controversia de si provenimos de la
creación de un ente superior en sus distintas manifestaciones o si por el contrario
se dio una evolución por selección natural y gracias a la aparición de elementos
pluricelulares se logró generar vida en el planeta tierra, abre una discusión en torno
a cómo asumimos como sociedad y construimos una conciencia social respecto a
esas ideas.

Para el dogma religioso se justifica nuestra existencia en un plan maestro,


orquestado por algo divino que se encarga de darle vida a todo, y que lo hacen a su
antojo pero que ese plan es para bien, se dice para bien pues tanto en los mitos,
leyendas, textos sagrados se empieza desde cero queriendo organizar algo que no
estaba bien. Es decir coinciden los textos religiosos y míticos en que había un caos
o un desorden y que esta entidad divina metió su mano para darle forma y sentido
a lo que sería su creación.

La otra contraparte que se encuentra ciencia intenta explicar las cosas


racionalmente, y en su estudio del ser humano y emplea la comprobación a través
de los cambios que ha tenido este en su proceso evolutivo por medio de la
observación y el experimento, tomando lo que su entorno lo afecte y le genere
alguna reacción de supervivencia que le permitan tener una visión lógica del hombre
y la naturaleza.

Esta otra orilla totalmente opuesta a la idea de que todo tiene una intencionalidad y
el ser creado tiene un propósito, que existe porque es parte clave en esa gran obra,
toma fuerza con la afirmación de que emerge todo por un proceso que se generó
inicialmente con una aparición de formas de vida espontanea. Tanto el origen del
universo, la evolución de las especies como el origen de la vida son explicadas
desde la comprobación.

Ya sea que todo haya aparecido hace miles de millones de años debido a un cambio
climático y los diferentes elementos químicos al entrar en contacto generaran una
reacción que dieran como resultado las primeras células, lo cierto es que los
científicos han dedicado sus estudios en la comprobación y demostración del mundo
físico como se creó y como funciona. Todo el proceso evolutivo a partir de diferentes
hipótesis que puedan ser sometidas a pruebas donde los cambios entre las
especies han dado como resultado un hilo conductor de donde provenimos y la
manera de adaptarnos a este planeta cambiante.

Desde el dogma religioso los personajes de las narraciones que aparecen en las
diferentes historias de la conformación de todo, tienen similitud con el
comportamiento humano que tienen que ver con anhelos y miedos, que coinciden
en la procreación y multiplicación de la especie dominante, relatos que generan gran
impacto en la vida del hombre como la muerte, el poder, la violencia, el
sometimiento de unos hacia otros, el renacer, persistir en el tiempo esto reafirma el
argumento de dar respuesta a los grandes interrogantes.

Por esto la necesidad de atribuir acciones directas de la naturaleza a una divinidad,


por la incapacidad de suplir necesidades insatisfechas, el límite como entes
mortales conlleva a la creación de entidades divinas, para explicar lo que se nos
sale de las manos y que necesita ser resuelto porque siempre queremos respuestas
y verdades, somos seres que ya sea de un lado o del otro queremos un bien común
y nos valemos de todos los recursos que sopeemos para descifrar los enigmas que
de antaño nos persiguen.

Ser personas de fe y tener una perspectiva de la ciencia como manera de


comprobar y develar algunos misterios que no pudieran ser resueltos por los
conocimientos religiosos sería una forma de acercarse a la construcción de las
verdades que tanto buscamos. El conocimiento se reproduce en generación en
generación, y hace parte de la cultura, la que compartimos con lo que nos rodea y
donde pasamos la mayor parte de nuestra vida. Seguramente nos sentimos muy
tranquilos con la idea de pase lo que pase seguiremos existiendo o en otro lugar y
por muy fantástico que resulten las historias mitológicas, hacen parte de nuestra
herencia y lo que representa nuestros pueblos.
La ciencia produce conocimiento sobre la naturaleza del mundo y el papel del
hombre en él basándose en la observación, someter las diferentes teorías a la
discusión, sobre si la evolución a través de los registros fósiles tiene validez. Pero
de algún modo también quien deposita la confianza en la ciencia tiene cierto grado
de fe, puesto que tiene que confiar en que el origen del universo y las especies no
son comprobables en el tiempo real, por ende hay que confiar en esos registros de
millones de años. Esto lleva un voto de confianza en la ciencia que parecería algo
más justificable por sus métodos de investigación y rigurosidad, pero también hay
cierta creencia en ella.

Por ser seres sociables es que decidimos confiar y depositar nuestra fe con quien
compartimos nuestras creencias, siempre creemos en que hay algo que nos mueve
y la certeza de que podemos construir una conciencia colectiva independientemente
de las posturas de cada quien, esa reproducción del conocimiento y de las
manifestaciones de los pueblos, enriquecen nuestra universalidad y maneras de ver
y comprender el mundo; saber que en otros tiempos y lugares se hacían las mismas
preguntas pero siempre con el mismo fervor de encontrar lo que nos falta contándola
a través de historias.

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