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DESCOMPOSICION DEL NEOLIBERALISMO

INTRODUCCION

El neoliberalismo se ha implantado en 1985 y desde entonces como diría Rafael puente


empieza a estructurarse de manera implacable y va arrollando
Políticamente Bolivia llega a su Independencia en ese entonces la Real Audiencia deCharcas
posteriormente el Alto Perú y luego el grito libertario de Chuquisaca, nacecon sus territorios y
con el nombre de República de Bolivia Independiente; y con eltiempo a ser Estado Plurinacional.

El 6 de agosto es el día de la patria en esta fecha Bolivianació a la vida independiente y unitaria


con el LibertadorSimón Bolívar y como también Mariscal Sucre, esto se produjo en 1825
Bolivia nación sobre la base geográfica de la realaudiencia de Charcas, Bolivia se presentó
como naciónmoderna con provincias, el 6 de agosto de 1825 cuandoel congreso se reunió en
Chuquisaca.
Bolivia nace a la vida independiente unitario conforme a sus leyes de ese entoncesen el 6 de
agosto de 1825, analizando la independencia de Bolivia en la forma deadministrar el país de
que conforme a las leyes se refiere que Bolivia (Real Audienciade Charcas) en el tiempo anterior
de los tihuwanacotas como base social en el ayllu.
Nacionalismo. Viendo la realidad en Bolivia, el nacionalismo es debido a un proceso histórico
detrasformaciones socioculturales como económicos y políticos como una gema de 15años
donde se realizó una declaración de independencia para el país Boliviano en1909, 1825 se ha
considerado transformación sociocultural como partidos políticos.
Se refiere a que son partidos políticos del país de unanación Boliviana.Sin embargo estos
partidos nacionales se dan en los primeros años de la vida de la república de Bolivia
condiferentes administraciones en el país.

Partidos políticos en Bolivia: del colapso del neoliberalismo al proyecto Plurinacional

En octubre próximo Bolivia celebrará treinta años desde la recuperación de la democracia, un


hecho significativo para este país sometido a recurrentes turbulencias políticas. Pero han
sucedido muchos cambios en estas tres décadas, un complejo tejido de rupturas y
continuidades históricas siguen provocando transformaciones sustantivas en la distribución y
administración del poder, condiciones de enorme desafío para los partidos políticos bolivianos
así como para otras plataformas de gestión política.
La democracia contemporánea boliviana (1982-presente) ha transitado por cuatro momentos
históricos: de la violenta y turbulenta sucesión de gobiernos dictatoriales a la frágil –y también
turbulenta- composición democrática liderada por la UDP, una coalición de izquierda (1982-
1985); el proyecto estatal neoliberal, la inserción a la economía de mercado y la reconfiguración
del mapa político bajo el sistema representativo (1985-1999); la crisis neoliberal (2000-2006); y
el actual proyecto de Estado Plurinacional (2006-presente).

Estos periodos, claro, no son lineales y contienen en sí contradicciones y continuidades de


procesos sociales, culturales y políticos más largos, como el Nacionalismo Revolucionario que
trasciende desde los años 50, o la exclusión social y política de masas indígenas que se
remonta siglos en la configuración del poder colonial y republicano.

El proyecto neoliberal

El proyecto de Estado neoliberal enfrentó una compleja y quizá autodestructiva paradoja.


Propuso la “modernización” del aparato institucional-estatal en la búsqueda de eficiencia
burocrática y equilibrio fiscal, en directa correspondencia con ello, el sistema de partidos fue
montado a partir de la “democracia pactada”, una lógica de “transiciones” –aunque decir
“transacciones” sería también acertado– en el poder durante los años 1985-2003 que sólo
confirman su vocación sistémica cerrada y de monopolio de la representación política. Pero al
mismo tiempo no logró desmontar el clientelismo ni la prebenda, mucho menos la corrupción,
prácticas que más bien se reprodujeron y convirtieron en mecanismos de cooptación de
espacios partidarios en todo el Estado boliviano.

Este periodo neoliberal también vivió el liderazgo “outsider” de los carismáticos líderes
populares Carlos Palenque y Max Fernández, quienes inquietaron al sistema político pero
fallecieron a mediados de los noventas y con ellos progresivamente sus proyectos políticos.
Paralelamente, mientras el sistema de partidos neoliberal entraba a un “callejón sin salida” con
pactos y prebendas en el Estado, la reconfiguración del país en más de 300 municipios a través
de la Participación Popular y la articulación política de organizaciones sindicales campesinas
e indígenas germinaba un nuevo proyecto histórico de poder. Paradójicamente, la Ley de
Participación Popular fue promovida e implementada por Sánchez de Lozada en su primer
mandato, el mismo que dejaría abruptamente su segunda gestión en 2003 tras decenas de
muertos en lo que se conoció como la “Guerra de Gas”.
Se atribuye de manera a veces muy autómata a la “democracia pactada” como la causa
fundamental del “desmoronamiento” institucional del sistema de partidos políticos cerrado y
“neoliberal”. Esto no es del todo preciso y más bien el proceso es social, económica, cultural, y
políticamente más complejo.

La apertura política del proceso de participación popular, aunque parcial y con varios bemoles,
representa un antecedente crucial para ver la ruptura del monopolio partidario. Las elecciones
generales de 1997 y las municipales de 1999 son el principio de la emergencia de fuerzas
políticas locales de izquierda y con reivindicaciones sobre los indígenas y campesinos. Tal es
el caso del Movimiento Al Socialismo de Evo Morales, quien sería electo diputado en 1997 por
la zona cocalera del Chapare, en representación del “Instrumento Político” de los pueblos
indígenas.

El proyecto neoliberal boliviano buscó recurrentemente su razón de ser en el contexto


mundialización de la economía, las reformas políticas y estatales liberales en la Región y las
oportunidades del mercado como ruta para el desarrollo. Su desmoronamiento se explica
también en la irresuelta extrema pobreza y la desigualdad – ambas de las más altas de América
Latina–, la dependencia económica al mercado primario y mono exportador, la reproducción del
Estado clientelar y corrupto y el desplazamiento o limitación a indígenas e inmigrantes rurales
de opciones de educación, empleo digno y acceso a instancias de decisión y poder.

Entonces, el quiebre neoliberal responde al anacrónico funcionamiento del sistema político


montado por tres o cuatro partidos quienes reproducen prácticas prebéndales y corruptas en el
Estado lejos de lidiar con la extrema pobreza y la desigualdad. Pero también entra en escena
la apertura política de representación local en áreas rurales, proceso que es acompañado por
una nueva dimensión ideológica y política de movimientos sindicales, campesinos e indígenas
con proyectos propios pero también apoyado por militantes de izquierda urbanos desde algunas
ONG, quienes asumen estrategias colectivas de presión e interpelación al Estado y al poder.
Este es el escenario en el que surge el MAS-IPSP (Movimiento Al Socialismo, Instrumento
Político para la Soberanía de los Pueblos) y el liderazgo de Evo Morales, quien progresivamente
irá capitalizando y concentrando mayor poder y representatividad simbólica en desmedro de
otros líderes indígenas y campesinos.

La práctica política con Evo, el MAS y el proyecto Plurinacional


La crisis política que marcó el colapso del proyecto de Estado neoliberal (2000-2006) culmina
no sólo con la llegada de Evo Morales al poder, sino que con la implosión del sistema de
partidos. Desde entonces, la desarticulada y desorientada oposición boliviana ha buscado
erróneamente articular una opción en contra de Morales, aunque normalmente ha apelado al
capital político reciclado del orden neoliberal, con desastrosos resultados, por supuesto.

Es que sucede que las organizaciones políticas y sindicales detrás del MAS han transformado
los mecanismos de acceso y reproducción del poder a partir de una nueva Constitución Política
(2009) que emerge de un proceso constituyente y que busca “desmontar el Estado colonial”
para construir el “Estado Plurinacional”, lo que cambia completamente las posibilidades de
prácticas político-partidarias.

El MAS es un partido campesino, explica el sociólogo francés y militante de izquierda Herbé do


Alto, uno de los que quizá más ha estudiado al MAS[i], que configura sus relaciones de poder
corporativamente, es decir, reproduce el sindicato en el Estado Alto afirma que “Instrumento
Político” es una instancia política de campesinos para campesinos, un fenómeno sui géneris en
la política latinoamericana e incluso mundial. Sin embargo, el MAS-IPSP llegó al poder a fines
de 2005 articulando orgánica y simbólicamente apoyos también en las urbes, pero sobre todo
con organizaciones vecinales, gremiales (la inmensa multitud de trabajadores y comerciantes
informales) y sectores progresistas de clase media.

El MAS-IPSP ha tomado el poder íntegro en el Estado y lo ha enlazado a algunos sindicatos y


los “Movimientos Sociales” a partir de una plataforma denominada “el Pacto de Unidad”. Así, su
arrolladora maquinaria electoral también es acompañada del acecho a cualquier opción
opositora, lo que deriva en la tesis del partido hegemónico y autocrático.

Sin embargo las contradicciones y disputas internas también acechan. La consecuencia más
visible es la ruptura del Pacto de Unidad (otrora conformado por cinco organizaciones de
campesinos e indígenas de occidente, de oriente, y de mujeres), tensionada sobre todo por el
conflicto del proyecto carretero que pretende atravesar al TIPNIS, pero con un trasfondo aún
más complejo.

El MAS es un partido que apoya fervientemente la ampliación de la frontera agrícola (aplicable


plenamente al caso del TIPNIS), la cuestión campesina ante todo, y el modelo económico
extractivista, lo que constituye una condición de dependencia al capitalismo financiero
internacional, contrariamente a lo que argumenta su relato y discurso. La visión desarrollista
persistente en la esencia misma del proyecto político del MAS se contradice con cualquier
enfoque medioambientalista o de equilibrio con la Madre Tierra.

Otro escenario de contradicciones y disputas se evidencia en el ejercicio orgánico del poder.


Por ejemplo, en el último gabinete ministerial designado días atrás, únicamente tres de las
veinte autoridades son indígenas y/o tienen filiación al aparato sindical-campesino antes
descrito. El resto de “colaboradores” proviene de la clase media urbana, pretendidamente
“comprometida con el proceso de cambio”. Este hecho se contrasta con la recientemente creada
bancada parlamentaria indígena impulsada por diputados indígenas de oriente que abogaría
por los intereses de las masas indígenas antes que del partido y que pueden comprometer

Si sumamos todo lo anterior a las fracturas políticas con algunos frentes de composición urbana
y de izquierda como el Movimiento Sin Miedo, además del desencanto de Morales entre las
clases medias y también algunas zonas periurbanas de las grandes ciudades como El Alto y La
Paz, es posible vislumbrar en lo sucesivo una nueva recomposición del sistema político de
partidos con liderazgos progresistas mirando de centro a la izquierda, aunque claro, ya no
meramente desde los escaños congresales, o la representación en gobiernos departamentales
y locales, sino también desde plataformas colectivas de acción y presión política, desde las
organizaciones indígenas, las multitudes mestizo-urbanas (sobre todo periurbanas) que aún
viven la pobreza y la desigualdad día a día.

Sintéticamente se debe considerar que el neoliberalismo fue ideado por la escuela de


economistas reunidos en Suiza, que tenía como horizonte restablecer las condiciones de
acumulación de capital previas a la Segunda Guerra Mundial cuando comenzaron a erigirse en
Europa y en los Estados Unidos los denominados “Estados de Bienestar” o del “New Deal”.
Dichas formaciones estatales tenían como objetivo contener grandes masas de desempleados
mediante la participación activa en la economía pactando con las empresas y los sindicatos,
creando una triada de relaciones que serían la base del desarrollo capitalista. En América Latina
y en Bolivia en particular, la situación había sido muy similar. El auge del movimiento obrero a
nivel internacional obligó a las burguesías a ceder terreno ante ciertas demandas de los
trabajadores en la participación en la economía. El denominado “Estado del ‘52” fue resultado
de la irrupción de las masas de trabajadores, especialmente los mineros, agrupados en la
Central Obrera Boliviana (COB en adelante). Se conformó entonces una estructura que
contemplaba las demandas obreras y que lo reconocía como un actor corporativo de la
sociedad. Es por eso que a pesar de las intervenciones militares, con mayor o menor represión,
era impensado dejar de lado a las masas como parte de la gobernabilidad.

La crisis del ’73 abre en los Estados Unidos de América y en Europa el ciclo de prueba y error
de estas concepciones económicas anteriormente mencionadas. Según Perry Anderson, la
primera en aplicar las teorías neoliberales fue la dictadura chilena de Pinochet como tubo de
ensayo para el resto del mundo, lo siguieron Europa (Inglaterra en el ’79 con Thatcher), mientras
que, una vez acabado el comunismo, lo siguieron EEUU y los países de la ex-URSS. Bolivia
por su parte comenzará a aplicar las “recetas” neoliberales en 1985 bajo el gobierno de Víctor
Paz Estenssoro. A continuación se reconocerá la aplicación del modelo neoliberal en Bolivia de
manera esquemática, a partir de la descripción que hacen Anderson, Vilas y Torre del fenómeno
desde diferentes ángulos de análisis.

El primer problema que dice atacar el neoliberalismo en los países Europeos es la inflación.
Bolivia utilizará este mismo fundamento para aplicar las reformas en 1985 a partir de la crisis
hiperinflacionaria que dejó la coalición de centroizquierda comandada por Hernán Siles Zuazo.
(instrumento legal para la aplicación de la reforma del Estado) Que los factores
hiperinflacionarios, combinados con una profunda recesión económica han debilitado en forma
peligrosa el aparato productivo y provocado en el organismo nacional una grave crisis
económica que castiga, particularmente a las grandes mayorías nacionales” y más adelante
recalca “que el factor de mayor incidencia en el ritmo inflacionario radica en el sostenido y
creciente déficit fiscal del sector público”. En este sentido, la hiperinflación y el Estado
burocrático son los nuevos amedrentadores del bien común, por lo cual deben ser extirpados
del cuerpo social a cualquier precio. Sin embargo, Carlos Vilas reconoce las causas materiales
de estas reformas, en el poder de las cada vez más poderosas corporaciones transnacionales,
el pasaje de una economía de producción por una de simple circuitos de rápida extracción de
recursos con preponderancia de la economía financiera especulativa; y, por último, la definitiva
victoria del capital sobre el trabajo a nivel mundial reflejada principalmente en el retroceso global
del comunismo como máximo exponente del ideal de gobierno obrero, sin dejar de lado el
retroceso de las estructuras sindicales todo el mundo. Observa a su vez que “estamos en
presencia de un nuevo tipo de acumulación de capital, que a través de la conversión de los
procesos complejos en secuencias sencillas de operaciones simples conduce a una de-
calificación de la fuerza de trabajo, y a una fácil rotación y sustituibilidad de la misma. Se genera
así un efecto de redundancia laboral que contribuye a la exclusión social de un numero grande
de trabajadores y sus familias”.

Ante este panorama, Vilas observa que se reforman: elementos materiales, el poder del
Estado, el sentido de la intervención estatal, se redefine lo público y lo privado, y el llamado
“pacto social”. A estas reformas agregaría el modelo económico expresado por la Nueva Política
Económica

En cuanto a elementos materiales, se reforma la población principalmente afectada por el cierre


de las minas y la redefinición económica. Grandes bolsones de excluidos irán a asentarse en la
localidad de El Alto en La Paz para vivir de changas, otros buscaran en la coca o en el petróleo
nuevas formas de subsistencia. Vilas refiere en este punto a los recortes a servicios básicos
que brindaba el Estado anterior, como ser salud, educación, agua, luz, gas, seguridad social,
obras públicas. La otra redefinición material será de tipo territorial donde se genera una retirada
del estado respecto de áreas amplias de su territorialidad, que progresivamente adquieren la
fisonomía de espacios vacios de autoridad pública. El territorio cedido es apropiado por actores
particulares (familias, empresas, grupos de interés) que ejercen el poder político y el poder
económico real.

El poder del Estado se vio recortado en su autonomía respecto de las fracciones hegemónicas
del capital. Por un lado, con la instrumentalización abierta del Estado en función de los intereses
y líneas de expansión de las fracciones financieras y especulativas del capital que conducen
los procesos de acumulación, es decir, el Estado convierte en asuntos de prioridad pública las
prioridades privadas del capital financiero transnacional. Por otro lado, se observa una crisis de
los modos previos de mediación clase/estado con la incorporación de gran numero de
empresarios al Estado y con el desplazamiento del movimiento obrero como factor social de
poder en las tomas de decisiones. Se pasa así de un esquema trienal del poder a uno binario
con una fuerte tendencia a la sumisión del Estado ante el capital concentrado. Es por eso que
observamos como todo el arco político boliviano se apega a la misma corriente de pensamiento
neoliberal. El Estado, además, pierde su soberanía respecto a las condiciones impuestas por
las agencias multilaterales y los grandes inversores que limitan el accionar estatal a sus propias
necesidades, se observa entonces como el 29 de agosto de 1985 “implanta una tasa de cambio
de divisas uniforme, libre y flotante; se eliminaron todos los controles de precios y salarios; se
elevaron sustancialmente los precios del sector público; se redujo drásticamente el gasto
público; y se redujeron los salarios reales de los empleados públicos” junto a la privatización de
áreas del Estado y de sus empresas estratégicas como se observa a partir del gobierno de
Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), quien con el Plan de Todos sanciono las leyes de
Reforma de la Educación, de Participación Popular, de modificación del Servicio Nacional de
Reforma Agraria (Ley INRA) y de Capitalización para privatizar empresas estatales y bienes
públicos (como el sistema de pensiones y la YPFB). Finalmente se reforma la organización del
poder, donde la llamada “descentralización” administrativa crea multiplicidad de
subdependencias municipales.

Se cambia el sentido de la Intervención Estatal a través de la desregulación asimétrica y el


manejo sesgado de instrumentos de política económica, financiera y comercial (tipos de cambio,
tasas de interés, políticas crediticias) el estado crea condiciones preferenciales y garantías para
la rápida circulación de capital financiero. La política tributaria asume un carácter regresivo. El
estado se achica en términos administrativos y presupuestarios pero también en la calidad de
los servicios que brinda. Esto termina por redefinir lo público y lo privado como se observa en
el proceso de privatizaciones donde mucho de lo que debe ser público, pasa a ser privado.

“CONSIDERANDO que es necesario aplicar una Nueva Política Económica que tenga la aptitud
de ser realista y pragmática con el objeto de atacar las causas centrales, de la crisis en el marco
de una racionalidad de medidas fiscales, monetarias, cambiarias y de ajuste administrativo del
sector estatal que, además de su contenido, radicalmente antiinflacionario, siente los
fundamentos para reiniciar, redefinir y encaminar el desarrollo nacional liberador, dotado de
profundo contenido social que rescate los valores morales del pueblo boliviano”. Así se
planteaba el nuevo modelo de acumulación económica el pero en su contenido solo se detalla
del nuevo plan la centralidad que pasaría a tener el Banco Central de Bolivia como herramienta
de control monetario y financiero. En la realidad concreta, el sector productivo se reorientó de
la minería a la producción de coca para el mercado ilegal de estupefacientes y la extracción de
petróleo y gas desamparando a las miles de familias que vivían del sector más pujante de la
economía como era la minera.

Por todo lo expuesto, para que el sistema funcione, se debía aplastar de un solo golpe al
movimiento obrero organizado. Por ello el nuevo pacto social no contemplaba a la clase obrera,
generando gran resentimiento y distanciamiento cada vez mayor entre la elite política y las
clases subalternas. A partir de todo este esquema desarrollado, se logro solucionar la crisis de
gobernabilidad que Torre entendía como la causante principal de la aplicación del
neoliberalismo. El MNR como el antiguo partido de la Revolución del ’52 y creador del Estado
precedente, fue el encargado de dinamitar sus bases para mantener el dominio del aparato
político como una expresión puramente pragmática de conservación de privilegios.

Para entender la aplicación del plan neoliberal en Bolivia es indispensable observar que la
desarticulación del movimiento obrero fue de vital importancia para los ideólogos de la reforma
del Estado. Es por eso que el sector más combativo, el de los mineros agrupados en la FSTMB,
a partir de la privatización y cierre de minas junto a la redefinición de la estructura productiva
del país perdió gran cantidad de trabajadores (27 mil de 30 mil en las minas del Estado)
reduciendo significativamente el poder de fuego de la COB. La gran masa de desempleados se
va a relocalizar en los sectores de la economía agrícola y petrolera o en los barrios de El Alto
como cuentapropistas, saliendo de las minas y entrando en contacto con las raíces indigenistas
de las agrupaciones kataristas que venían desarrollando su actividad sindical en ascenso,
nutriendo sus filas y compartiendo sus antiguas formas de organización.

Descomposición económica

Se denomina descomposición económica a ese proceso en el que la economía de nuestro país


se halla en situación alarmantemente precaria, para comprender dicha descomposición es
necesario anotar los siguientes datos

En el año 1999 el crecimiento económico no llega siquiera al 1 por ciento lo que obliga al cierre
de 300 pequeñas empresas

En el 2000 el producto interno bruto disminuye un 0,1 por ciento


El gobierno Banzer experimenta un alarmante déficit fiscal, situación que obliga al gobierno
incrementar el impuesto al consumo especifico (ICE)

Bolivia es calificada de país mendigo, por cuanto un tercio de su presupuesto procede de


donaciones de países amigos

La capitalizada empresa del Lloyd aéreo Boliviano, anuncia su inminente quiebra

En 1999,la capitalizada YPFB solo aportan 41 millones de dólares a las arcas del estado,
cuando antes de ser capitalizada aportaba 440 millones de dólares

En 2001 la empresa privada habla de colapso económico y algunas analistas hablan de una
autopsia a la economía

El desempleo es creciente y la brecha salarial escandaloso. El salario mínimo es de Bs.330.


contrastando con el salario de los diputados que alcanza a 20 mil bolivianos

Los agroindustriales del oriente boliviano se declaran incapaces de honrar sus deudas con los
bancos

En 1999 los ingresos económicos han disminuido en un 41 por ciento

Estaba establecido que el bonosol(bs. 1800) qu el estado pagaba a los ancianos de 65 años
para arriba, seria pagado con el crédito de las empresas capitalizadas. sin embargo, en
noviembre de 2002 anuncio que dichas empresas no podían cumplir con dicha obligación y que
se acudirá al fondo de pensiones. esta situación es muestra clara del fracaso de la capitalización

Estos son algunos de los datos que permiten comprender, que el neoliberalismo había entrado
en franca decadencia con Guyana y Haití, países mas pobres de Latinoamérica

Descomposición social

Mientras la descomposición económica era alarmante , la descomposición social era muy


evidente. veamos algunos datos.

Desconocimiento de los cocaleros al estado neoliberal por las contantes y salvajes represiones

Incapacidad del estado neoliberal de resolver las constantes enfrentamientos entre dos ayllus
hermanos Laymes de norte potosí Qacachacas de Oruro
En julio del 2001 los pequeños prestatarios irrumpen en las calles con unas deudas en la
espalda que se le hace imposible pagar a los bancos y amenazan con colgarse. Después de
mas de tres meses de inútiles protestas, intervienen la superintendencia de bancos, para
resolver pacíficamente en la conciliación de cuentas

En el periodo gubernamental de Hugo Banzer se realiza el congreso de la central obrera


boliviana, paradójicamente auspiciada por la coca cola, en cuyo evento se producirá graves
pugnas internas que hará tambalear la unidad de los trabajadores

Estos hechos y otros permiten concluir la descomposición social, causada por el implacable
modelo neoliberal

Descomposición política

Si bien es alarmante la descomposición económica y la descomposición social, la


descomposición política no es un ente que se haya salvado de los brazos del corrosivos del
neoliberalismo. Por tanto, los datos que hablan de dicha descomposición, puntualizamos a
continuación

Sometimiento del gobierno a organismos internacionales como el FMI, cuyo presidente se


constituye en parte del gabinete ministerial y es el principal asesor del gobierno

La descomposición del ADN por problemas de corrupción, que distanciara entre los
denominados ”pitufos” y ”dinosaurios” del partido. Esta situación se debe a la caída del
ciudadano italiano, Diodato Marino, cuyas declaraciones delataran y enlodara al MNR, ADN,
UCS y MIR, este ultimo partido, en el año 2001 sufrirá su propia descomposición

Cuatro alcaldes de cuatro principales ciudades son encarcelados por problemas de corrupción

En 2001 los principales partidos del neoliberalismo, firman un pacto para sobrevivir, que
consiste en recibir fondos económicos para las siguientes elecciones generales,
paradójicamente apoyadas por el cardenal, Julio Terrazas

Por problemas de salud, Hugo Banzer renuncia al cargo y asume en su lugar el vicepresidente,
Jorge “Tuto” Quiroga, que gobernara exactamente un año
El modelo neoliberal, había llevado a Bolivia, en lo económico, en lo social y en lo político a
limites demasiados peligrosos que en cualquier momento podría desencadenarse conflictos sin
precedentes, era cuestión de tiempo.

El pueblo ya no estaba para tolerar una arremetida más del neoliberalismo

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