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5/11/2017 El hijo pródigo - 01.10.

2013 - LA NACION

El hijo pródigo

MARTES 01 DE OCTUBRE DE 2013 Beatriz Sarlo PARA LA NACION

F ue el gobernador que dio el salto más nítido de la UCR al kirchnerismo. A mediados de 2007, Néstor Kirchner lo llevó a un
acto en Gualeguaychú, por el conflicto sobre las papeleras. Frente a 25.000 personas, Julio Cobos hizo su primer discurso
como protagonista provincial de la "transversalidad" que el presidente quería y necesitaba. Discurso opaco, oratoria deslucida, pero
nadie buscaba en ese acto del corsódromo entrerriano un nuevo tribuno. En julio, el Frente para la Victoria consagró la fórmula
Cristina Kirchner-Julio Cobos para las elecciones de 2007. Un radical como vicepresidente de una peronista (o kirchnerista).
Aunque ninguna de esas denominaciones sirviera del todo para calificar aquella escena de partidos volátiles y piruetas vertiginosas.

Empeoraba la debilidad de una vasta organización política, el radicalismo, que después de la Alianza, de la "Banelco", de la crisis y la
caída de De la Rúa, tomaba un largo camino de fracasos, traiciones y desgracias. La opción de Cobos por la "transversalidad"
kirchnerista fue un golpe duro a una UCR que estaba en retroceso. Como dice un cruel refrán popular: le pegó al perro cuando estaba
en el agua. La UCR no tenía respuesta, indefensa y torpe, como un animal arrastrado por la corriente de sus errores.

Cobos no quiso seguir ese destino, ya porque creyó verdaderamente que la "transversalidad" era una alternativa nueva, ya porque
eligió salvarse. Quizá las dos razones hayan sido concomitantes. Es posible que Cobos, hombre dialoguista y conciliador, confiara en
la frase de Néstor, temperamento agudo y dominante, que entonces dijo: "Yo creo en una Argentina transversal, ya vimos lo que pasó
cuando teníamos una Argentina uniforme". También es posible que la UCR ya no ofreciera más nada a ese dirigente que, con ese
partido, había llegado a gobernar Mendoza en 2003. Cobos dejó la UCR y se fue con Kirchner. O pensó que yéndose con Kirchner se
sumaba a una construcción política de nuevo tipo que, finalmente, se mostró como una subordinación de los exitosos locales a los
más exitosos nacionales. Elíjase lo que a cada uno parezca verosímil o edificante.

Éste es el primer dilema planteado por Cobos, que hoy ha vuelto a la UCR y ha sido recibido allí sin beneficio de inventario ni
requisitos de autocrítica. La necesidad tiene cara de hereje. Y la historia es tan dramática como irónica, si se piensa en otros
mendocinos que no creyeron en la transversalidad y que siguieron en el viejo partido, sosteniéndolo en tiempo nublado. Ernesto Sanz,
por ejemplo. La política es cruel y la constancia se premia a veces, no siempre. Fin del primer acto.

Segundo acto: el voto "no positivo" de Julio Cobos al proyecto de ley que ratificaba la resolución 125 sobre retenciones agrarias. En
este caso, las cuestiones son más complejas todavía y sólo un experto en derecho constitucional podría dar respuestas seguras. El
vicepresidente de la república es presidente del Senado, donde no vota sino en caso de empate (o sea que no está habilitado a votar
como un senador cualquiera). Tampoco el vicepresidente es reelegible indefinidamente como un senador; sucede automáticamente al
presidente de la república y completa su período, sin ninguna otra mediación institucional, porque es sucesor nato. Se le aplican los
mismos límites que al presidente para ser reelegido.El vicepresidente es elegido en la misma boleta que el presidente. Nadie hubiera
podido votar a Cristina Kirchner y no a Cobos, o viceversa. El binomio es inescindible.

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La pregunta a contestar es, entonces, ¿en calidad de qué, en la larga noche de julio de 2008, Cobos emitió su famoso voto "no
positivo"... Era vicepresidente de la Nación y presidente del Senado porque había aceptado integrar con Cristina Kirchner el binomio
del Frente para la Victoria. Acá viene entonces el segundo misterio de Cobos: al votar en contra de un proyecto enviado por el Poder
Ejecutivo, ¿era políticamente lícito que se independizara? ¿Era suficiente para liberarse del compromiso contraído en 2007 que el
kirchnerismo lo hubiera marginado, maltratado o ninguneado?

Lo sucedido en esa noche es conjetural. Hipótesis: Cobos votó en contra de la Presidenta de quien era vicepresidente porque consideró
que, de aprobarse la ley sobre retenciones agrarias, la Argentina entraría en una grave inestabilidad con movilizaciones, más cortes
de ruta y, quizá, represión. Ésa es la hipótesis que más lo favorece: optó por la responsabilidad y no por los principios, que se habrían
vuelto abstractos si atenerse al compromiso adquirido en 2007 hubiera generado condiciones de grave peligro. Seguir al Ejecutivo
habría significado (pudo haber pensado Cobos) poner en riesgo la estabilidad de esa misma institución que debía defender. Los
historiadores harán un examen más prolijo de este punto.

No interesa si esa noche avisó a alguien en la Casa de Gobierno o en la UCR. Tampoco interesa si consultó con su familia. Anécdotas
piadosas o conciliábulos. Tampoco es interesante que, después, volviera a Mendoza y se recluyera en su casa. Interesan todavía
menos las explicaciones fragmentarias o el reconocimiento entusiasta. Quizá más reveladora sea la forma en que soportó el desprecio
de los kirchneristas con quienes había caminado varios años. Indica una fibra dura bajo la superficie suave. No atravesó el desierto
porque existen, por un lado, los medios de comunicación que lo buscaron y a los cuales él respondió con mesurada astucia, y porque
el partido radical estaba derrotado y a la defensiva. Cobos supo que, en esas condiciones, el hijo pródigo siempre puede volver a casa.

Queda como enigma la figura bifronte de un hombre de modales sobrios que, dos veces, cruzó una línea. Y que ninguna de esas dos
veces la línea estuvo claramente dibujada.

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