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Revista SAAP.

Publicación de Ciencia
Política de la Sociedad Argentina de
Análisis Político
ISSN: 1666-7883
revista@saap.org.ar
Sociedad Argentina de Análisis Político
Argentina

Goldwaser, Nathalie
El debate modernidad–posmodernidad. Nicolás Casullo (comp.) Edición ampliada y actualizada,
Retórica Ediciones, Buenos Aires, 2004, 328 páginas
Revista SAAP. Publicación de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político, vol. 3,
núm. 1, agosto, 2007, pp. 236-237
Sociedad Argentina de Análisis Político
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=387136360010

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Revista SAAP . Vol. 3, Nº 1

El debate modernidad–posmodernidad
Nicolás Casullo (comp.)
Edición ampliada y actualizada, Retórica Ediciones,
Buenos Aires, 2004, 328 páginas

Nathalie Goldwaser

Nicolás Casullo, en su antología, iden- ría de los ensayos aquí compilados tie-
tifica la posmodernidad con las contradic- nen un fuerte anclaje en el arte y en la
ciones intrínsecas que ya incluía la moder- experiencia estética, como es el caso del
nidad. La lectura del libro, además, demues- primer texto de “Los debates”: “Moder-
tra cómo la posmodernidad ha devenido nidad: un proyecto incompleto” de J.
en un paradigma tremendamente contro- Habermas. Aquí, el autor se concentra
vertido entre los estudiosos. Muchos de los en aquella modernidad estética diseña-
que reflexionan aquí están situados en da por Baudelaire pero que, en un giro
Europa y Estados Unidos, por eso la intro- historizador, la sigue en varios movimien-
ducción de Casullo y la incorporación del tos de vanguardia como el dadaísmo y
ensayo de del Barco ubican el mencionado surrealismo. A modo de ejemplo, pare-
debate en América Latina y, particularmen- ce interesante mencionar una conclusión
te, en Argentina. El librosse divide en tres que se desprendería de ello, a saber:
partes: una primera denominada “Los de- aquellos movimientos han impreso abs-
bates”, le sigue “Lecturas y configuraciones tracción al lenguaje permitiendo detec-
sobre la modernidad” y culmina con una tar la intención anárquica de hacer ex-
tercera parte dedicada a la posmodernidad. plotar el continuum de la historia, a par-
Es posible encontrar un abanico de tir de la fuerza subversiva de esta nueva
pensamientos útiles para comprender y conciencia estética. Nos permite enten-
explicar un posible curso, complejo como der, entonces, un nuevo impulso políti-
fascinante, de las ideas filosófico - polí- co producto de una época en la que, se-
ticas occidentales en torno a las diversas gún Habermas, predominaba la concien-
concepciones sobre esta temática. Para cia estética. Asimismo, es posible des-
ello hemos focalizado nuestra mirada en prender las características del espacio
dos interrogantes centrales. Por un lado, público propio de la modernidad: el
nos parece que vale la pena preguntarse clivaje ocultamiento vs. escándalo públi-
acerca de la actualidad del debate, ya co. Punto interesante ya que entra en diá-
que la primera edición del libro data de logo con lo que Lyotard observa cuando
1988. Y por el otro, destacar cuáles son el poder se llama Partido. Allí encuentra
los aportes que estas reflexiones proveen el triunfo del realismo y el neoclasisimo
para la ciencia, la teoría y la filosofía por sobre la vanguardia experimental.
políticas. Esta última tarea se vuelve com- Tanto Habermas como Lyotard conclu-
plicada ya que vale aclarar que la mayo- yen aseverando que la posmodernidad

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Reseñas

forma parte de lo moderno, aunque el universo de discursos, subjetividades, re-


primero levante en alto las banderas de presentaciones sociales y mitos, que signi-
la Revolución Francesa, confiando en la ficó la condición moderna del hombre y de su
razón como medio por el cual el hom- historia” (p. 18, cursivas mías). Paradójica-
bre habrá de emanciparse; mientras que mente, aun cuando él afirma que dicha
el segundo niega radicalmente tal posi- época fue el puntapié inicial de la condi-
bilidad. ción moderna, definiendo a la moderni-
A lo largo de la lectura de El deba- dad “como una experiencia inusual de los
te... la diferencia entre ambos términos lenguajes del hombre” (p. 20), quizá olvi-
se vuelve —por momentos— difusa, da que bajo la figura hombre se desdibuja la
poco nítida, dispersa y controvertida. En presencia de la mujer que efectivamente
el recorrido de la primera parte se po- emerge en la modernidad europea.
drá observar que el debate se desarrolla Volviendo a la noción de moderni-
a favor —como es el caso, en parte y sólo dad, el compilador, en un esfuerzo por
en parte, del texto de Bürger denomina- rescatar sus distintas acepciones (al ha-
do “El significado de la Vanguardia”— ber sido tamizada por la crítica de la
o en contra del ensayo de Habermas cuyo posmodernidad), observa que ésta com-
ejemplo lo podemos observar en el muy prende un desplegarse de la escritura
recomendable texto de de Ventos que civilizatoria empapada de certezas y pro-
plantea toda su discusión sobre la cues- fecías. No obstante, parece interesante
tión del “hacer política” en relación al anclar dicho concepto en América Lati-
Estado teorizado. na: Casullo verifica esta modernidad bajo
A modo de digresión (y apertura de una característica de “descentramiento y
un diálogo), no queremos dejar de señalar crisis agudizada”, observando irraciona-
que este debate tiene como peculiaridad lidad entre discurso y realidad. En el caso
el de ser compuesto por pensadores del argentino, asevera que estamos “inmersos
género masculino (Habermas, Lyotard, en una realidad de mutaciones, agota-
Rubert de Ventos, Bürger, Berman, mientos y profundas reformulaciones de
Anderson, Viano, Subirats, Crespi, los mundos simbólicos, referenciales,
Infantino, del Barco, Wellmer, Huyssen, donde se modifican memorias, formas de
Jameson, Lash y Foster), por lo tanto, es representaciones y significados de las co-
posible encontrar una pequeña —aunque sas” (p. 48). ¿Acaso estos hechos no han
muy enriquecedora— muestra de pensa- existido en otros tiempos?
mientos masculinos sobre la modernidad/ La experiencia de lectura de El de-
posmodernidad. Así, es notorio que al bate..., en varios aspectos, fue enriquece-
momento de referirse a los seres huma- dora. Este es un libro fructífero para todo
nos, muchos autores se refieren a los “hom- estudiante que quiera comprender el es-
bres”, produciendo un solapamiento de cenario reflexivo de los años ’80: por un
lo humano con los varones, tal como suce- lado, porque aún sigue vigente el para-
dió en el Renacimiento europeo. Un ejem- digma de la modernidad; por el otro, por-
plo de ello lo encontramos en el propósi- que deja abierto —a través de diversas
to del prólogo introductorio del propio aristas— un debate inconcluso que per-
Casullo cuando advierte que su intención mite pensar la posibilidad de indaga-
es “incursionar en la sugerencia de aquel ción en este campo.

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