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EL HOMBRE DE LAS RATAS 1909

HISTORIAL CLINICO

Fenómenos psicopatológicos: la ambivalencia se encuentra en la base de los síntomas y atraviesan


todo el caso.

1- Representaciones obsesivas: desde la infancia, más intensamente 4 años antes de la consulta.

- Contenido principal: TEMORES de que le suceda algo malo a su padre y a una dama a quien
admira. Tormento de las ratas.

- Impulsos obsesivos: cortarse el cuello con una navaja

2- Ideas Delirantes:

- Tormento de las ratas.

- Devolver las 3.80 coronas al teniente A

3- Acciones obsesivas:

- Contar 40 0 50 veces entre un rayo trueno: como una medida de defensa contra temores que
significaban peligro de muerte.

- Sacar y poner la piedra.

- Cura de adelgazamiento.

- Compulsión a comprender.

4- Rituales obsesivos:

- Ritual de media noche:

- Rezar a media noche.

5- Prohibiciones:

- no podía masturbarse.

Síntomas: Temores obsesivos, impulsos y prohibiciones. Ceremonias obsesivas. Duda

Desencadenamiento: Relato del capitán

Menciona la tortura con las ratas

Le reclaman dinero para el Teniente A

Relación con el padre

Interposición entre ambos en el ámbito de la sexualidad

Padre como perturbador del deseo (“Vas a hacer el ridículo”)

Identificación inconsciente con el padre


La deuda con el Teniente A le sacó como alusión la deuda del padre

Construcción: A los 6 años tuvo una situación de masturbación y el padre lo reprimió

Efecto

Recuerdo de la infancia: Había mordido a una niñera y el padre le había pegado

Formaciones del inconsciente

Actuar en transferencia (Agieren)

Representación del castigo con las ratas

Estimuló ciertas pulsiones

Despertó recuerdos

Despabiló el estímulo anal

Ratas

Cuotas → Dinero

Portadoras de peligrosas infecciones

Descrito como gusano

Hijos

Halla en ella la viva imagen de sí mismo

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Introducción

Las primeras presentaciones hechas por Freud del caso del hombre de las ratas fueron realizadas
en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, presentando un informe más extenso en el “1° Congreso
Psicoanalítico internacional” de 1908, realizado en Salzburgo. En 1909 prepara el historial
publicándose el 7 de julio de dicho año. Las aproximaciones iniciales a la neurosis obsesiva fueron
publicadas por Freud en 1896. Por medio de este caso logra profundizar sus conocimientos en el
tema. Estas son comunicaciones fragmentarias de un historial clínico de carácter grave, por las
consecuencias en la vida del paciente y por la percepción subjetiva de éste. El hombre de las ratas
es un caso exitoso donde mediante el método psicoanalítico logró la mejoría del paciente y
pesquisar los mecanismos de formación de síntoma y su génesis. Freud plantea que la neurosis
obsesiva es un dialecto de la histeria, que se asemeja a nuestro pensar consciente y que no contiene
el salto anímico a la inervación somática. Es importante destacar que del historial sobreviven
apuntes originales de la primera parte del tratamiento, los cuales, se encuentran publicados al final
del caso. Posteriormente retomará la neurosis obsesiva a través del caso del hombre de los lobos
publicado en 1918.

Del historial clínico


Freud inicia el análisis en el año 1907, a los 29 años del paciente. Paul llega a su consulta aquejado
por representaciones obsesivas que padece desde su infancia, las cuales se han intensificado hace 4
años. Presenta temores obsesivos, impulsos suicidas y prohibiciones. El paciente posee temores de
que le suceda algo a su padre y a una mujer. Da cuenta del inicio del onanismo adolescente a los 16
años y de su primer coito a los 26 años de edad. El hombre de las ratas consulta después de haber
leído “Psicopatología de la vida cotidiana”, publicado en 1901. Había intentado diversas curas y al
decir del paciente, la única provechosa, fue un tratamiento de aguas; debido a que en ese lugar
había trabado relación con una mujer con la cual sostuvo relaciones sexuales regulares.

Introducción al tratamiento

Freud introduce al paciente en el método psicoanalítico de asociación libre. Es importante


mencionar que ya había desechado la hipnosis y método catártico para acceder al inconsciente, a
través de flujo de las asociaciones del paciente. Paul, comienza a hablar de un amigo que lo protege.
En su adolescencia habría tenido otro amigo que cumplió el mismo rol, sin embargo, éste último
habría estado interesado en su hermana, lo cual se traduce en la primera “decepción” vivida por él.

Sexualidad infantil

En las primeras comunicaciones da cuenta de sus experiencias sexuales infantiles y de


menosprecio, a partir de la relación con sus gobernantas: Srta. Peter y Lina. Recuerda cuando
ambas institutrices comentan: “con el pequeño es claro que uno lo podría hacer (hermano), pero
Paul es demasiado torpe, seguro no acertaría” (Freud, pág. 129). Esta experiencia se liga
posteriormente al rechazo de la mujer amada hacia el paciente. A los 6 años tiene sus primeras
erecciones y es recriminado por su madre. Tras este episodio surge la idea enfermiza de que sus
padres escuchan sus pensamientos, lo que el paciente identifica como el inicio de su enfermedad.
Esto se enlaza con el hecho de que cuando piensa en mujeres (contenido sexual) se siente culpable
y sobreviene la idea que algo malo (muerte del padre) va a pasar y es por esta razón, que intenta
impedir esos pensamientos. Esta dinámica es permanente en el vivenciar de Paul, a pesar de que su
padre muere cuando el paciente tenía 21 años. Freud plantea que ya se figura una neurosis obsesiva
completa y no falta ningún elemento esencial: componente pulsional sexual-placer de ver-deseo de
ver mujeres desnudas. Sublevación -sentimiento penoso de mal agüero-idea supersticiosa de que
algo malo va a pasar. Temor obsesivo-muerte del padre-“si yo deseo ver desnuda a una mujer mi
padre tiene que morir”. Sentimiento penoso-medidas protectoras-impulsos para sustraerse de la
desgracia. Delirio-los padres sabrían sus pensamientos. A partir de esto, Freud conjetura que antes
de los 6 años hubo traumas y vivencias, que aunque cayeron en la amnesia, dejaron residuos que se
manifiestan a posteriori en el temor obsesivo; lo que nos muestra que los factores constitutivos de
la psiconeurosis se deben buscar en la sexualidad infantil.

El gran temor obsesivo

Paul habla de una vivencia ocurrida durante unas maniobras militares en X, donde un capitán checo
habría descrito una tortura practicada en Medio Oriente que involucraba ratas (ratten). Con “horror
y resistencia” Paul explica que sobre el trasero del torturado se pone un tarro con ratas que
penetran en el ano. Tras esta explicación el paciente dice que cuando le contaron la tortura, le vino
a la mente que eso le sucede a una persona amada. El paciente agrega que ha imaginado esto
también en su padre. Para Freud la cara de horror de Paul daría cuenta del pavor ante su placer
ignorado y que confiesa más tardíamente lo del padre, porque esto es más extraño en vista de que
su padre está muerto. Mientras se encontraba en las maniobras militares, Paul pierde sus quevedos
(quevedos- zwicker-zwicken-pellizcar-torturar) y manda a pedir unos a Viena. El capitán checo que
habría relatado la tortura de las ratas entrega el paquete que contenía los quevedos a Paul y le dice
que el teniente A habría pagado el costo del envío, por tanto debe pagarle a éste. Se le plasma la
sanción de no devolver el dinero, de lo contrario, la fantasía de las ratas sucedería sobre el padre y
la amada. En lucha contra esta sanción se ha impuesto el mandamiento de que tenía que pagarle a
A, sin embargo, cuando va a reembolsar el dinero- 3,8 coronas- al teniente A, éste le dice que fue el
teniente B quien pagó. A pesar de ello, el paciente se va obligar a cumplir su mandato y generará
una serie de estrategias para lograrlo. Paul no logra devolver el dinero al Teniente A y retorna a
Viena. Busca a su amigo, quien lo tranquiliza y lo acompaña a pagar la deuda a la estafeta postal. El
paciente siempre tuvo conocimiento que no era el Teniente A el que había pagado el reembolso,
sino la empleada de correo. Freud destaca que a pesar de ello, Paul se hizo el juramento basado en
ese error, que se convertiría en un martirio. Tras este esclarecimiento el comportamiento del
paciente se vuelve aún más incompresible. Para el hombre de las ratas, la decisión de asistir a un
médico, fue motivada por la idea delirante de obtener un certificado para que el Teniente A le
aceptara el pago que le permitiera cumplir el mandamiento.

La introducción al entendimiento de la cura

Paul habla sobre la muerte de su padre aquejado de enfisema pulmonar. Se reprocha por no haber
estado presente en el momento de su muerte y a partir de ello surge la fantasía de que su padre va a
aparecer desde “el más allá” (idea deseada por el paciente). Al año y medio después, la muerte de
una tía política, despierta en él un reproche martirizador de sentirse un criminal, afectando toda su
vida cotidiana. Freud plantea que el afecto es exagerado, demasiado magnificado para el reproche
“ser un criminal”, lo cual da cuenta de una mésalliance-enlace falso; el afecto por tanto corresponde
a otro contenido de origen inconsciente. El afecto despojado de su contenido original, es acogido a
un contenido conveniente y aparece exacerbado e ilógico a vista de cualquiera. Esto explica el duelo
patológico del paciente y de cómo su enfermedad se ha exacerbado a partir de la muerte de su
padre. El paciente hace un nexo con lo infantil, lo cual da cuenta, de que descubre un carácter
esencial de lo inconsciente: el vínculo con lo infantil. Los rebrotes de ese inconsciente reprimido
son los elementos que sostienen el pensar involuntario del paciente. Paul comenta que se tiene por
una persona ética, pero que durante su infancia ha hecho cosas que partían de “la otra persona”.
Cuenta que a los 12 años amaba a una niña, pero ella no le correspondía; no era lo suficientemente
tierna. Se le viene la idea de que ella le mostraría amor si a él le ocurre una desgracia, muerte del
padre, idea que rechaza rotundamente. Aún, en la terapia se defiende ante la idea de que la muerte
del padre pueda ser manifestación de un deseo, pues su padre es la persona más amada para él.
Freud da cuenta de que efectivamente es un deseo reprimido, lo que armoniza con que el
inconsciente es lo opuesto contradictorio de lo consciente, el amor intenso es la condición del odio
reprimido. Freud conjetura que el odio infantil podría estar relacionado con el delirio infantil de
que sus padres adivinan sus pensamientos. La fuente de hostilidad al padre por su naturaleza ligada
a los apetitos sexuales se vuelve indestructible. El padre aparece como perturbador de los deseos
sexuales infantiles del paciente. Paul recuerda un hecho acontecido con su hermano, cuando tenía 7
años. Le dispara en el ojo con una escopeta de juguete, acto originado por los celos del paciente
hacia su hermano respecto de Lina, manifestando que su propósito era hacerle daño. Agrega otros
relatos donde aparece la manía de venganza hacia la amada.

Freud conjetura, que probablemente también haya ejercido un acto parecido contra el padre, pero
que el paciente no recuerda. Le señala que desde el punto de vista lógico no puede
responsabilizarse por ellos, ya que fueron cometidos en la infancia y bien sabe que en el niño no
rige la responsabilidad ética. Paul pone en duda que todas las mociones hostiles provengan de la
infancia.

Algunas representaciones obsesivas y su traducción

Freud acentúa la importancia de descubrir el nexo de la idea obsesiva con el vivenciar del paciente,
averiguando la primera emergencia de cada idea obsesiva y el contexto externo bajo las cuales
suele repetirse. Ideas obsesivas: Estas ideas tienen su génesis frente a la ira que le provocan las
personas perturbadoras del amor, ira que no es aprehensible a la consciencia. El primer ejemplo es
cuando se le viene el impulso de cortarse el cuello y lo que sigue es el pensamiento de cortar el
cuello de la abuela de la amada. El segundo ejemplo es la idea de tirarse por una ladera y
posteriormente piensa que es Dick (celos hacia Dick por cortejar a su amada) debería sufrir dicha
caída. Ambas ideas, producto del autocastigo, aparecen en la consciencia en forma invertida.
Compulsiones protectoras: Dan cuenta de la lucha de mociones opuestas-amor-odio hacia un
mismo objeto. Se traducen en acciones obsesivas de dos tiempos propios de la neurosis obsesiva,
donde el pensar consciente las racionaliza. Paul recuerda un verano que tropieza con una piedra y
se le viene la idea de que su amada pasaría por ese lugar y decide levantarla para evitar un
accidente. Después surge la idea-racionaliza- de que es algo ridículo y se obliga a poner la piedra
nuevamente en su lugar. La compulsión protectora se generaría producto de una moción hostil, el
paciente piensa algo malo de la dama; se autocastiga porque se arrepiente y la protege. Freud
plantea que estas mociones opuestas –amor-odio- tienen una relevancia teórica particular porque
dan cuenta de un nuevo tipo de la formación de síntoma. En la neurosis obsesiva los opuestos son
satisfechos por separado, mientras que en la histeria hay un compromiso de los opuestos en una
sola figuración.

El ocasionamiento de la enfermedad

El autor plantea que la neurosis obsesiva usa un mecanismo particular, en lugar de olvidar el
trauma sustrae la investidura de afecto quedando como secuela un contenido de representación
indiferente. Las premisas infantiles han caído en una amnesia incompleta, mientras que los
episodios recientes se conservan en la memoria sin afecto, “es como tener noticia, sin tener noticia
de ello”. Respecto del ocasionamiento de la enfermedad, Freud retoma la prehistoria del paciente,
que da cuenta de la elección de objeto de amor de su padre. Éste se vio en la disyuntiva de elegir
entre la madre de Paul (mujer rica) y la muchacha pobre. Tras la muerte del padre, la madre de Paul
habría arreglado el matrimonio de éste con una hija de su primo (mujer rica), tras lo cual se
enciende un conflicto para el paciente, si ser fiel a su amada pobre o elegir según el modelo del
padre a la mujer rica. Frente a este conflicto amor-voluntad del padre, el paciente se sustrae de la
realidad objetiva enfermándose, aparece como consecuencia la imposibilidad de terminar sus
estudios, sin embargo, la consecuencia de la enfermedad es la causa del devenir enfermo. Con la
ayuda de una fantasía de transferencia y de un sueño en análisis, se ratifica el conflicto de la
elección de objeto.

El Complejo Paterno y la solución de la idea de las ratas.

El conflicto de la enfermedad es una querella entre la voluntad del padre y su inclinación amorosa.
Este conflicto se remonta a la niñez de Paul, donde el padre juega un papel de perturbador del
erotismo del hijo, de esta manera, la satisfacción sexual queda ligada a la muerte del padre. Varios
años después de la muerte del padre, cuando el paciente experimentó el placer de su primer coito
se le vino la idea: “¡esto es grandioso!, a cambio de ello uno podría matar a su padre” (Freud, pág.
158), esta idea no es otra cosa que un eco de sus ideas obsesivas infantiles. Además, antes de la
muerte de su padre, éste le habría desaconseja a Paul, el cortejo hacia su amada “que no era
prudente y que sólo conseguiría ponerse en ridículo (Freud, pág. 158)”. Freud argumenta que el
onanismo de la pubertad, al cual los enfermos le atribuyen la fuente de su padecer, no es otra cosa
que el refrescamiento del onanismo infantil, donde los psicoanalistas buscan la etiología de las
posteriores neurosis. Si bien la sexualidad infantil es parte del normal desarrollo de los individuos,
algunos a consecuencia de un desarrollo perturbado, enferman. Paul a raíz de los retos de su padre,
no desarrolla onanismo en la pubertad. El quehacer onanista sólo irrumpe a los 21 años, posterior a
la muerte del padre, quedando muy avergonzado tras cada satisfacción. La masturbación aflora en
extrañas ocasiones y su rasgo común de esas situaciones era la presencia de prohibiciones y el
sobreponerse a un mandamiento. La misma conexión tiene una fantasía sobre la aparición de su
padre ya muerto mientras preparaba un examen. Se ponía a estudiar y luego abría la puerta y se
contemplaba desnudo en el espejo. Paul dentro de esta acción obsesiva daba expresión por un lado
a la idea de complacer a su padre estudiando y por otro provocarlo esperándolo completamente
desnudo. Apoyado en sus esclarecimientos, Freud hace una construcción: el paciente siendo un
niño de 6 años habría hecho algo sexual relacionado con el onanismo que provocó una reprimenda
por parte del padre y como resultado deja de masturbarse, dejando como consecuencia una
aversión al padre al ser el perturbador de su sexualidad. En asociación a lo anterior, el paciente trae
un recuerdo de su infancia que la madre le habría relatado: cuando era pequeño hizo enojar a su
padre y éste le pegó. Lleno de ira, Paul, al no conocer insulto, recurrió a nombres de objetos para
ofenderlo. Frente a esto, su padre deja de pegarle y dice: “¡Este chico será un gran hombre o un gran
criminal”(Freud, pág 161). El padre nunca más le pegó, pero desde ese momento el paciente tuvo
temor a los golpes y se volvió cobarde. Aparece nuevamente la idea del padre como perturbador de
la sexualidad del paciente, a lo que Paul se resiste. Por vía de la transferencia, a través de fantasías y
sueños le sucede que insulta a Freud y aparece el temor de ser golpeado por éste. Esto, abre el
camino para el convencimiento del paciente de su relación con el padre y la posibilidad de
esclarecer el enigma de las ratas. Sobre por qué, los dichos del capitán checo, le causaron tal
conmoción al paciente, a saber la tortura de las ratas y el reclamo que debía pagarle al teniente A,
Freud plantea que existe una “sensibilidad de complejo”, es decir, que estos dichos habrían tocado
lugares hiperestésicos de su inconsciente. Hay una identificación con el padre que fuera militar.
Aparece un elemento común en ambos, una deuda. El padre habría sido aficionado a los juegos de
naipes (spielratte) y en una ocasión perdió mucho dinero y un amigo le habría prestado esa
cantidad para saldar la deuda, sin embargo, su padre nunca pudo devolver el dinero a su amigo. A
Paul le resultaba penoso ese pecado de juventud de su padre. Las palabras del capitán le resonaron
a la deuda impaga de éste. El conflicto de elección de objeto de las dos muchachas-empleada de
correo-hija del posadero- refuerza la identificación con el padre, en tanto éste tuvo que elegir entre
dos mujeres para contraer matrimonio. El teniente A y B son sustitutos también de las dos mujeres.
“La representación del castigo consumado con las ratas había estimulado cierto número de
pulsiones, despertando una multitud de recuerdos, y por eso las ratas, en el breve intervalo entre el
relato del capitán y su reclamación de devolver el dinero, habían adquirido una serie de significados
simbólicos, a los que se fueron agregando de continuo otros nuevos en el tiempo que siguió” (Freud,
pág.167). La palabra estímulo ratten (rata) para el paciente tiene diferentes simbolizaciones:
primero asociado a la palabra raten (cuota) rata de juego (spielratte). También pene pues al igual
que las ratas transmite infecciones, sífilis infección común en los militares. Pene como gusano,
asociación al castigo de las ratas, en tanto las ratas cavan en el ano como los gusanos (parásitos que
tuvo en la infancia). Pene del niño puede ser descrito como un gusano. La significación del pene
como rata descansa en el erotismo anal. Heiraten (casamiento). Otro significación es hijos, asociado
al cuento “El Flautista de Hamelin” y a “La Damisela de las ratas” de Henrik Ibsen. El flautista
primero sedujo a las ratas al agua y posteriormente a los niños de la ciudad para que no volvieran
nunca más. También se liga a la dama que amaba, en tanto ella no podía tener hijos (ratas). A Freud
le llama de sobremanera la atención, la poca relevancia que da Paul a este hecho, cuando tenía
especial amor por los niños y era la principal razón de sus dudas con respecto a la dama.
Finalmente las ratas son la imagen de sí mismo, significado que surge al recordar una visita a su
padre al cementerio y ve una rata y pensó que ésta se habría dado un festín con su padre (rata
mordedora –roñosa-perseguida por el humano) asociando esta imagen de tipejo roñoso que en la
ira puede morder a alguien y ser perseguido y golpeado- castigado por eso (él en su infancia). El
castigo de las ratas se asocia a la escena infantil de morder y al capitán cruel como su padre,
posicionándose Paul en el lugar de las ratas. La idea del castigo hacia las personas amadas (padre-
enamorada) surge del deseo de que el capitán cruel reciba el castigo como sustituto del padre. Así
mismo la devolución de dinero al teniente A, basado en el error del capitán cruel, responde a una
ironía inconfesable basada en una afirmación, anudada en lo absurdo e incumplible, donde piensa
que si su padre y su amada tienen hijos, devolverá el dinero al teniente A. Es a partir de esa
afirmación absurda que se cumple la blasfemia contra las personas amada; es desde ahí que surge
el castigo, una imposición de un juramento incumplible: pagar los quevedos a A. La idea de que la
tortura de las ratas se cumpla en el padre y la amada, proviene de teorías sexuales infantiles, a
saber que los hijos nacen por el ano y que los hombres pueden tener hijos al igual que las mujeres.
Si bien la solución de las ratas es compleja, es difícil pensar que esto no sea así para ideas obsesivas
tan graves. Con este esclarecimiento, Freud refiere que quedó eliminado el delirio de las ratas.

Sobre la teoría II

A.Algunos caracteres generales de las formaciones obsesivas.

Freud plantea que su definición de 1896 de las representaciones obsesivas “reproches mudados,
que retornan de la represión {esfuerzo de desalojo] y están referidos siempre a una acción de la
infancia, una acción sexual realizada con placer” (Freud, pág 173) es objetable, ya que muestra un
excesivo empeño unificador. Prefiere hablar de pensar obsesivo, como concepto más amplio. En la
neurosis obsesiva, en la lucha defensiva secundaria, lo que deviene consciente está desfigurado, son
mestizos. Hay una formación de compromiso entre el pensar consciente e inconsciente. Tales
formaciones las llama delirios. Cuando Paul estudiaba a media noche y esperaba desnudo en el
espejo la aparición de su padre, procuró rectificarse con esta amonestación “¡qué diría el padre si
realmente viviera todavía!”(Freud, pág. 174), sin embargo, esto no tuvo efecto y la fantasmagoría
sólo cesó con la amenaza delirante. Si vuelve hacer algo así al padre le pasará algo en el más allá.
Los enfermos no tienen noticia del contenido de sus representaciones obsesivas y es en el análisis
que prestan atención a sus formaciones patógenas. Freud nos dice que hay dos caminos para
esclarecer las formaciones obsesivas: mediante la interpretación de los sueños y la indagación
analítica de un historial. Agrega que el clínico se da cuenta que varias representaciones obsesivas
son una sola y llevan la huella de la defensa de la lucha primaria. La desfiguración de las
representaciones es visible tanto en la lucha primaria como secundaria. Como ejemplo muestra las
fórmulas protectoras de las cuales Paul hace uso. Se refiere a modificaciones de palabras
reacomodando las letras y palabras que ejemplifica con: Abér (pero), llegando a la palabra “samen”
(semen). Otro caso es la desfiguración por omisión, donde se omiten nexos del pensamiento. Va a
puntualizar que a veces en la neurosis obsesiva los procesos anímicos inconscientes penetran en la
consciencia en forma pura y menos desfigurada.

B. Algunas particularidades psíquicas de los enfermos obsesivos; su relación con la realidad, la


superstición y la muerte.

Paul muestra un alto grado de superstición y a la vez no lo es. Estás convicciones son contrapuestas.
El paciente creía en sueños proféticos y signos premonitorios. Freud le muestra al paciente que es
parte activa de la fabricación de los milagros, llegando éste a confesar sus técnicas y artilugios.
Respecto de sus pensamientos y sentimientos omnipotentes, los cuales se encuentran relacionados
con la manía de grandeza que tienen origen en la infancia, Freud pone como ejemplo, cuando el
paciente deseó la muerte a un hombre que ocupó una habitación de hotel que él quería, que
posteriormente tuvo un ataque de apoplejía. La segunda vivencia se relaciona con el rechazo a una
mujer que lo cortejaba y que posteriormente se suicidó. El enfermo está constreñido a sobreestimar
el efecto que sus sentimientos hostiles generan en el medio exterior. Sus mociones hostiles son
hiperpotentes y por tanto de esos sentimientos, emanan sus pensamientos obsesivos, de los cuales
el paciente se defiende sin lograrlo y no comprende de donde provienen. La producción de
incertidumbre es el medio que ocupa la neurosis para sacar a los enfermos de la realidad y aislarlo
del mundo circundante. Los obsesivos esquivan todo lo que genere certidumbre, de esta forma se
aferran a la duda, cautivados por temas que generan dudas existenciales. Como ilustrativo de lo
anterior el paciente evade las noticias que le permitan la certidumbre sobre quién operó a su
amada y si le extirparon o no sus dos ovarios. No es capaz de preguntarle directamente a ella y así
resolver la duda. La relación del paciente con la muerte: Paul era asiduo a participar en funerales y
en su fantasía mataba gente para empatizar con los deudos. Además desde pequeño lo ocupaba el
pensamiento de la muerte del padre, lo que hace pensar que el origen de su enfermedad sería una
reacción frente a esta compulsión que lo habría ocupado por tantos años. Como se ha mencionado
anteriormente un año y medio después de la muerte del padre, surge el temor obsesivo relacionado
con éste, para desafiar la realidad con la extensión de sus temores al más allá. Freud expresa que los
obsesivos necesitan la posibilidad de muerte para solucionar conflictos no resueltos y es así como
en cada conflicto idean la muerte de alguna persona significativa. En la relación a la muerte en la
neurosis obsesiva, palpamos lo que concierne a la vida pulsional de los pacientes.

C. La vida pulsional y la fuente de la compulsión y la duda.

Son las fuerzas psíquicas latentes que dan cuenta del origen de la enfermedad. Estas fuerzas en el
devenir cotidiano de Paul, se van haciendo presentes hasta desencadenar la neurosis, la cual, es
gatillada cuando el paciente se encuentra ante la posibilidad de casarse con una mujer distinta de
su enamorada. Al mismo tiempo, aparecían en Paul mociones opuestas (amor-odio) en relación a su
amada. Respecto de ella, los sentimientos hostiles se hacían más conscientes a diferencia de su
padre, con quién también tenía una relación teñida por estas mociones contradictorias. En cuanto a
él, sustrajo de la consciencia toda hostilidad originada en la infancia, reprimiendo todos esos
afectos negativos, acto en el que se funda la enfermedad en el paciente. En cuanto a la oposición
entre el padre y la amada, -si bien en los primeros años en los niños la elección de objeto tiene un
carácter intransigente- o el uno o el otro-, con el tiempo esa contradicción deja de ser excluyente, lo
que no sucede en Paul, ya que, él asocia a que si ama a esa mujer debe odiar al padre y viceversa,
por tanto, ambas mociones conviven en forma extrema dentro del paciente, lo cual es posible
cuando una de estas mociones se traslada al inconsciente, mientras que la que permanece
consciente crece para mantener a la otra reprimida. Esto último es una característica propia de la
neurosis obsesiva, donde en los casos de odio inconsciente, el componente sádico del amor se
desarrolla intensamente observando ternura excesiva en el sujeto. Tomando en cuenta lo anterior,
existen entonces dos fuerzas pulsionales opuestas que conllevan como consecuencia una
paralización de la voluntad, o sea, la incapacidad de decidir. Es a partir de ello, que se va instalando
la compulsión de la duda, muy característico de la neurosis obsesiva, principalmente al dudar de las
medidas protectoras que desarrolla el paciente frente a sus representaciones, ya que al hacerlo, el
enfermo tiende a repetir compulsivamente la medida para desterrar la duda. La incertidumbre que
deviene de que si va a funcionar o no la medida protectora, surge de la mociones hostiles
inconscientes que hacen finalmente que la medida no funcione y se tenga entonces que repetir. La
compulsión tiene como función hacer desaparecer la duda, es decir, dejar de estar paralizado frente
a la voluntad. Para ello, la energía de la moción hostil se desplaza hacia la moción tierna,
manifestándose la compulsión que se exterioriza en mandamientos y prohibiciones. Si esta
compulsión no es llevada a cabo la energía se acumula, la tensión aumenta y deviene la angustia.
Además de estas compulsiones, también existe un pensamiento obsesivo. Mediante una suerte de
“regresión”, el pensar sustituye a la acción, es decir, se impone de manera compulsiva el
pensamiento ante la acción, en tanto toda la energía que el paciente descarga por medio de la
acción es gastada en aquellos pensamientos que reemplazan estas acciones. La “regresión” del
actuar al pensar, Freud la explica a partir de la represión que se ejerce en la sexualidad infantil y
sobre su temprana emergencia, la cual, trae como consecuencia que el niño sexualice su
pensamiento y obtenga placer a partir de éste. Por otra parte, los pensamientos obsesivos al
hacerse conscientes siempre aparecen desfigurados, lo cual dificulta el acceso a la idea obsesiva que
impera detrás. Esta dificultad se explica por dos factores: primero, la situación patógena y la idea
obsesiva no se presentan en el mismo tiempo; y segundo, el contenido de la idea obsesiva tiende a
generalizarse en el pensamiento obsesivo. Finalmente Freud, a partir de este caso refiere que lo
característico de la neurosis obsesiva ha de buscarse en las constelaciones psicológicas del paciente
más que en la vida pulsional, dado que lo que observó en Paul es que estaba fragmentado en tres
personalidades: una inconsciente, relacionada a las mociones sofocadas tempranamente y dos
preconscientes: entre las cuales oscilaba su consciencia sustentando diversas cosmovisiones.
El “El Hombre de las Ratas”, es un caso exitoso en la obra de Freud, en tanto que el paciente logra
restablecer su personalidad, pudiendo realizar su vida en forma normal.

LA PREDISPOSICION A LA NEUROSIS OBSESIVA Contribución al problema de la elección de


neurosis (1913)
Freud va a tratar acá dos temas...El problema de la elección de neurosis: en tempranos exámenes de
la cuestión pueden verse dos soluciones, ambas postulan para la neurosis una etiología traumática.
Por un lado la teoría de la pasividad y la actividad (experiencias sexuales pasivas de la primera
infancia predisponen a la histeria y, las activas, a la NO). Freud dejo esta teoría después.

La segunda teoría le daba influencia decisiva a factores cronológicos. La forma adoptada por la
neurosis dependía del periodo de la vida en q había tenido lugar la vivencia traumática, o bien del
periodo en el q se iniciaba una acción defensiva contra el reavivamiento de dicha vivencia
(dependía de la naturaleza de la oleada, de su deslinde en el tiempo).

Pero luego, en 1899 dice q depende de la edad en q ocurrieron los traumas sexuales, de la edad q se
tenía al vivenciar. Aquí se aproxima a lo q dijo en 3 ensayos, el proceso del desarrollo sexual le
sugería una nueva versión de la teoría cronológica, la de una sucesión se “lugares de fijación” en q
ese proceso puede quedar detenido, y hacia los cuales es posible q haya una regresión si se
presentan dificultades en la vida.

El segundo tema es la importancia de las organizaciones pregenitales de la libido: lo nuevo acá es q


en el desarrollo sexual hay fases regulares en q una u otra de las pulsiones parciales domina el
cuadro integro. Acá solo habla de la fase anal sádica. Pero ya había discernido dos previas, pero no
las había caracterizado con ninguna pulsión (autoerotismo, 1905; y narcisismo, 1911), y faltaban
dos fases más, la oral (la describe en 1915) y la fálica (ya no pregenital, descripta en 1923).

Hay dos causas q cuentan para las neurosis: las q trae el ser humano consigo (causas
constitucionales), y las q la vida le trae (causas accidentales), y la regla es q solo su conjugación
produce la causación patológica. Pues bien, las causas decisorias en la elección son siempre las
primeras, o sea, son las predisposiciones, independientes de las vivencias de efecto patógeno.

Las funciones psíquicas q entran en cuenta (funciones yóicas y función sexual) tienen q recorrer un
largo y complejo desarrollo hasta alcanzar el estado de la persona normal. Pues bien, toda vez q un
fragmento se quede en el estadio anterior, se produce uno de los llamados “lugares de fijación”, a
los cuales la función puede regresar en caso de q se contraiga enfermedad por una perturbación
exterior.

Ahora bien, el orden en q se citan las psiconeurosis (histeria, NO, paranoia, dementia praecox)
corresponde a la secuencia temporal con q tales afecciones irrumpen en la vida. Las formas
patológicas de la histeria pueden observarse en la primera infancia, las de la NO en el segundo
periodo (6 a 8 años), las otras dos psiconeurosis (las parafrenias) aparecen después de la pubertad
y en la madurez. Los caracteres de estas últimas (manía de grandeza, extrañamiento del mundo de
los objetos, dificultad de transferencia) nos obliga a inferir q la fijación q predispone a ellas se debe
buscar en un estadio del desarrollo libidinal anterior al establecimiento de la elección de objeto, o
sea, en la fase del autoerotismo y del narcisismo.

De acuerdo con esto, la predisposición a la histeria y la NO (las neurosis de transferencia), de más


temprana formación de síntoma, se situarían en las fases posteriores del desarrollo libidinal.

Yo al comienzo había distinguido solo la fase del autoerotismo (pulsiones parciales singulares q
cada una por si, busca su satisfacción de placer en el cuerpo propio) y luego la síntesis de todas las
pulsiones parciales en la elección de objeto, bajo el primado de los genitales y al servicio de la
reproducción.

El análisis de las parafrenias nos llevo a intercalar en el medio un estadio de narcisismo en q la


elección de objeto ya se ha consumado, pero el objeto coincide con el yo propio. Y ahora inteligimos
un posterior estadio previo a la plasmación final: en él, las pulsiones parciales ya se han reunido en
la elección de objeto, y éste ya se contrapone a la persona propia como objeto ajeno, pero no está
instituido el primado de las zonas genitales. Las pulsiones parciales q gobiernan esta organización
pregenital de la vida sexual son, más bien, las anal-eróticas y sádicas.

Examinemos el orden sexual pregenital:

a. Es un gran papel el q el odio y el erotismo anal desempeñan en la sintomatología de la NO toda


vez q estas pulsiones parciales asumen en la neurosis la subrogación de las pulsiones genitales.

b. La oposición de masculino-femenino (introducida por la función de reproducción) no está


presente en el estadio de la elección pregenital de objeto. En vez de ella, hallamos la oposición entre
aspiraciones de meta activa y de meta pasiva (q más tarde se suelda con la oposición de los sexos).
La actividad es sufragada por la pulsión ordinaria de apoderamiento, “sadismo”. La corriente pasiva
es alimentada por el erotismo anal, cuya zona erógena corresponde a la antigua cloaca
indiferenciada. Un acusado relieve de este erotismo anal en el estadio de la organización pregenital
deja en el varón, cuando alcanza el estadio siguiente de la función sexual, la del primado de los
genitales, una sustantiva predisposición a la homosexualidad.

c. En el desarrollo del carácter tropezamos con las mismas fuerzas pulsionales q en el desarrollo de
las neurosis. Pero falta en el primero, lo peculiar del mecanismo de las neurosis, el fracaso de la
represión y el retorno de lo reprimido. En el caso de la formación de carácter, la represión no entra
en acción, o bien alcanza bien su meta de sustituir lo reprimido por unas formaciones reactivas y
unas sublimaciones.

Ahora bien, es sabido q las mujeres, después de resignadas sus funciones genitales, alteran su
carácter (se vuelven peleadoras, martirizadoras, querellonas, mezquinas y avaras) o sea, muestran
típicos rasgos sádicos y anal-eróticos q no tenían antes, en la época de la feminidad.

Esta mudanza del carácter corresponde a la regresión de la vida sexual al estadio pregenital en el q
hallamos la predisposición a la NO. Entonces esa mudanza no solo es la precursora de la fase
genital, sino su sucesora y su relevo, después q los genitales han cumplido su función.

d. Respecto de la pulsión de saber, podría sustituir directamente al sadismo en el mecanismo de la


NO. Es q ella, en el fondo, es un brote sublimado, elevado a lo intelectual, de la pulsión de
apoderamiento; y su rechazo en la forma de la duda conquista un gran espacio en la NO.

Y en cuanto a la predisposición histórico-genética a la neurosis, sabemos q solo queda completa


cuando toma en cuenta la fase del desarrollo yóico en q sobreviene la fijación, a la vez q la fase del
desarrollo libidinal.

Un apresuramiento en el tiempo del desarrollo yóico respecto del libidinal se anota en la


predisposición a la NO, y obliga a una elección de objeto desde las pulsiones yóicas, mientras la
pulsión sexual no ha alcanzado todavía su plasmación ultima, así, deja como secuela una fijación en
el estadio del orden sexual pregenital.

Si se tiene en cuenta q los neuróticos obsesivos desarrollan una hipermoral para defender su amor
de objeto contra la hostilidad q tras ese amor acecha, entonces se puede suponer un grado de esta
anticipación del desarrollo yóico como típico de la naturaleza humana, y así queda fundada la
aptitud para la génesis de la moral en la circunstancia de q el odio es el precursor del amor.

e. En cuanto a la histeria, nos resta el vínculo con la última fase del desarrollo libidinal (primado de
los genitales) y la introducción de la función reproductora. En la histeria, es esta adquisición la q
sucumbe a la represión, a la cual no se también en la histeria hay una regresión conecta una
regresión al estadio pregenital.
Pero: la sexualidad de la niña esta bajo el imperio de un órgano rector masculino (el clítoris) y se
comporta como un varoncito. Una última oleada de desarrollo, en la pubertad, remueve esa
sexualidad masculina y eleva a la vagina, derivada de la cloaca, a la condición de zona erógena
dominante. Es muy común q en la histeria sobrevenga una reactivación de esta sexualidad
masculina reprimida, y contra ella se dirige luego la lucha defensiva de las pulsiones acordes con el
yo.

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