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ALCOHOLISMO

El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central que inhibe los
centros cerebrales del autocontrol. No es una droga estimulante, como se cree. La
euforia inicial que provoca es debida precisamente al efecto de inhibir dichos
centros responsables del autocontrol.

El alcohol es la droga más aceptada socialmente y la más usada, y también la que


más problemas sociales y sanitarios causa.

El componente principal de las bebidas alcohólicas es el alcohol etílico o etanol.


Las bebidas tienen diferente concentración de etanol en función de su elaboración.
Según esta elaboración tenemos bebidas alcohólicas fermentadas (cerveza, vino)
o bebidas alcohólicas destiladas (vodka, whisky, ginebra, etc)

Según la cantidad de etanol que tengan, las bebidas alcohólicas tienen una
diferente graduación, siendo más elevada en bebidas destiladas en las que puede
llegar a 40º y 50º.

ORIGEN DEL ALCOHOLISMO

Nuestros ancestros -el linaje de primates del que descienden los humanos-
comenzaron a ingerir alcohol hace unos 10 millones de años.
Es decir, mucho antes de que los seres humanos abandonaran su vida nómada en
favor de la agricultura y mucho antes de que empezaran a fermentar comida con
la intención de crear una bebida alcohólica.

Esto es lo que afirma una nueva investigación que descubrió el momento en que
se activó en nuestro organismo una de las enzimas encargadas de metabolizar el
etanol contenido en las frutas.

Según los científicos del Santa Fe College, en Estados Unidos, esta mutación
genética se produjo cuando el ancestro común del hombre, gorilas y chimpancés
bajó de los árboles y se adaptó a la vida en el suelo.
Tipos de alcoholismo

No todos los que beben habitualmente tienen por qué convertirse en alcohólicos.
¿Existen individuos con mayor predisposición que otros a caer en el alcoholismo?
Sin duda sí. Abundan los estudios que demuestran que los hijos de alcohólicos
tienen más posibilidades de convertirse, a su vez, también en alcohólicos.

Esta predisposición tiene que ver, según se ha comprobado en distintos trabajos,


con factores sociales y ambientales, pero también con factores genéticos.
Entonces ¿Alguien puede estar “condenado” a ser alcohólico? Ni mucho menos.
La predisposición, tanto genética como social o ambiental, no deja de ser un
condicionante, más o menos influyente, pero nunca absolutamente determinante.
Del mismo modo, mucha gente genéticamente condicionada a tender al sobrepeso
lo controla sin problemas gracias al ejercicio y la dieta sana.

Jellinek describió los tipos de alcohólicos clasificándolos en cinco grupos. Las


categorías de Jellinek son antiguas (1952) pero su clasificación ha tenido mucha
influencia en modelos posteriores. Los tipos de bebedor

Alcohólico ALFA: Es el tipo de bebedor al que podemos caracterizar como


enfermo psíquico. El alcóholico alfa presenta una dependencia del alcohol
psicológica, pero no física. No existe, por tanto, síndrome de abstinencia. El
consumidor mantienen el control sobre el consumo, pero no lo abandona porque
utiliza la sustancia para paliar algún dolor emocional o psíquico.

Alcohólico BETA: Bebedor excesivo regular. Tampoco existe dependencia


fisiológica. Los factores socioculturales son determinantes. Presentan
complicaciones alcohólicas como gastritis, cirrosis hepática, etc.
Alcohólico GAMMA: Bebedor Alcoholómano. Existe dependencia fisiológica, pero
también una gran importancia de los factores psicológicos, que son los más
importantes. En estos casos son relativamente frecuentes largos periodos de
abstinencia

Alcohólico DELTA: Bebedor alcoholizado. Dependencia fisiológica y psicológica.


Los factores sociales son determinantes, son bebedores sociales incapaces de
largos periodos de abstención. Es un perfil de progresión lenta.

Alcohólico EPSILON o DIPSOMANIA: Bebedor episódico. el estado habitual de


abstinencia o consumo moderado se interrumpe por episodios de ingesta masiva
de alcohol.
RAZONES POR LAS QUE SE CONSUME ALCOHOL

1. Otras personas — Los adolescentes ven a muchas personas usando varias


sustancias. Ven a sus padres y otros adultos consumiendo alcohol, fumando y,
algunas veces, abusando otras sustancias. Además, con frecuencia la escena
social de los adolescentes gira alrededor de beber y fumar marihuana. Algunos de
los amigos se presionan entre sí para probar bebidas o fumar algo, pero es
igualmente común que los adolescentes empiecen a usar alguna sustancia porque
se encuentra fácilmente disponible, además de que ven a todos sus amigos
disfrutándola. En sus mentes, ven el uso de drogas como una parte normal de la
experiencia de ser adolescente.

2. Medios de comunicación populares — El cuarenta y siete por ciento de los


adolescentes estuvieron de acuerdo en que las películas y los programas de
televisión hacen que parezca que está bien usar drogas, según un estudio que se
llevó a cabo en el año 2011. Entonces, no es sorprendente que los niños de 12 a
17 años de edad que vieron tres o más películas con clasificación “R” por mes,
eran siete veces más propensos a fumar cigarrillos, seis veces más propensos a
usar marihuana, y cinco veces más propensos a beber alcohol, en comparación a
los que no vieron películas con clasificación “R” (Amy Khan 2005).

3. Escape y automedicación — Cuando los adolescentes se sienten infelices y


no pueden encontrar una salida saludable para sus frustraciones o una persona de
su confianza con quien hablar, pueden recurrir a sustancias químicas en busca de
consuelo. Dependiendo de lo que usan, pueden sentirse felizmente inconscientes,
maravillosamente felices o llenos de energía y confianza. Los años de la
adolescencia son a menudo difíciles y pueden tener un costo emocional en los
niños, a veces incluso llegando a causar depresión, así que cuando a los
adolescentes se les da la oportunidad de tomar algo que los haga sentirse mejor,
muchos no pueden resistir.

4. Aburrimiento — Los adolescentes que no pueden tolerar estar solos, que


tienen problemas manteniéndose ocupados o que anhelan las fuertes emociones,
son los principales candidatos para el abuso de drogas. No solo el alcohol y la
marihuana les dan algo que hacer, sino que esas sustancias ayudan a llenar el
vacío interno que sienten. Es más, proporcionan un base común para interactuar
con otros jóvenes similares – una manera de establecer vínculos instantáneos con
un grupo de niños.

5. Rebeldía — Diferentes adolescentes rebeldes eligen usar diferentes sustancias


basado en sus personalidades. El alcohol es la droga de elección para el
adolescente que siente enojo, porque lo libera para comportarse de manera
agresiva. La metanfetamina también fomenta el comportamiento agresivo,
violento, y puede ser mucho más peligrosa y potente que el alcohol. La marihuana,
por otro lado, a menudo parece reducir la agresión y es más una droga de
evasión. LSD y los alucinógenos también son drogas de escape, a menudo
utilizadas por los adolescentes que se sienten incomprendidos y anhelan poder
escaparse a un mundo más idealista y amable. Fumar cigarrillos puede ser una
forma de rebeldía para hacer alarde de su independencia y hacer que sus padres
se enojen. Las razones por las que los adolescentes usan drogas son tan
complejas como lo son los propios adolescentes.

6. Gratificación instantánea — Las drogas y el alcohol funcionan rápidamente.


Los efectos iniciales son muy buenos. Los adolescentes recurren a las drogas
porque ellos las ven como un acceso directo, a corto plazo, hacia la felicidad.
7. Falta de confianza — Muchos adolescentes tímidos a quienes les falta
confianza indican que mientras se encuentran bajo la influencia de las drogas o
del alcohol hacen cosas que de otra manera no se atreverían a hacer. Esto es
parte del atractivo que tienen las drogas y el alcohol aun para los adolescentes
que tienen confianza en sí mismos; les da el valor de pararse a bailar aunque no
sean buenos bailarines, o a cantar a pleno pulmón aunque su voz sea terrible, o a
atreverse a darle un beso a la chica que les gusta. Y el alcohol y otras drogas no
solo tienden a relajar sus inhibiciones, sino a aliviar la ansiedad social. No solo
tienen algo en común con las demás personas a su alrededor, sino que existe la
mentalidad de que si se hace o se dice algo estúpido, todo el mundo creerá que es
porque tomaron unas copas de más o que fumaron demasiada marihuana.

8. Mala información — Quizás la causa de abuso de sustancias que más se


puede evitar es la información incorrecta acerca de las drogas y el alcohol. Casi
todos los adolescentes tienen amigos que dicen ser expertos en diversas
sustancias recreativas, y que les pueden asegurar que los riesgos son mínimos.
Eduque a su hijo adolescente sobre el uso de drogas para que conozcan los
hechos reales acerca de los peligros del consumo de drogas.

EFECTOS DEL ALCOHOL

Al ingerir alcohol, el cuerpo recibe una gran cantidad de etanol (derivado


alcohólico). Esta sustancia nos hace adquirir una dependencia. Esto es así porque
el cuerpo experimenta una sensación de éxtasis, frenesí o falsa euforia. Primero
nos sentimos alegres y luego tristes, por ejemplo. Las sustancias que liberamos
afectan el cerebro y causan trastornos diferentes, que pueden derivar en
problemas psicológicos.
A nivel físico, el exceso del alcohol es devastador. Como se procesa a través del
hígado, acarrea enfermedades hepáticas como la cirrosis. A su vez, el alcohol
incrementa la cantidad de triglicéridos y colesterol, empeorando la circulación de la
sangre y aumentando las posibilidades de padecer infartos, por ejemplo.

Por otra parte, los sentidos se ven afectados, hay una falsa apreciación de las
distancias, no tenemos control de nuestro cuerpo, perdemos el equilibrio y no sólo
aumentamos de peso (el alcohol se fija) sino que disminuye la masa ósea,
causando fragilidad en el esqueleto, osteoporosis y somos más proclives a sufrir
quebraduras o lesiones. Se estima que cada gramo de alcohol contiene 7 kcal y
escaso valor nutricional, pero a su vez, elimina el apetito y sustituye la ingesta de
alimentos. Además, inhibe la absorción de los minerales y las vitaminas.

Efectos del alcohol en cada área del cuerpo

Además de las apreciaciones generales que se indicaron anteriormente en


relación al consumo de alcohol, es bueno ahora hacer un desgloce para conocer
en detalle lo que causa la bebida alcohólica en nuestro organismo.

Efectos del alcohol en el cerebro

Daña las células cerebrales de manera irreversible, cambia la acción de los


neurotransmisores, es decir que se alteran la forma y la función y puede causar a
enfermedad de Wernicke Korsakoff (debido a la falta de vitamina B1). Mala
pronunciación al hablar, reacciones más lentas, pérdida de equilibrio, tartamudeo.
Efectos del alcohol en la psiquis

Afecta las emociones, cambios súbitos de humor, en los procesos del


pensamiento, para tomar decisiones y en el juicio, trastornos del sueño, disminuye
el autocontrol, la capacidad de concentrarse, discusiones, problemas con
familiares o entorno, pérdida del empleo, depresión, pérdida de la memoria,
disminución de las capacidades mentales y periodos de amnesia o consciencia de
tiempo alterada (no se tiene noción del paso de horas, minutos, etc).

Efectos del alcohol en el hígado

Provoca aumento de grasa en este órgano, puede producir hepatitis alcohólica por
la irritación de las células hepáticas. Si el consumo es habitual y prolongado, se
inflaman y destruyen dichas células, provocando cirrosis. Desnutrición, piel de
color amarillento (ictericia) y edemas por acumulación de líquidos en las
extremidades.

Efectos del alcohol en el estómago

Puede causar cáncer estomacal, inflamación de esófago (llamada esofagitis),


úlceras pépticas, hemorragias y paredes del estómago que se irritan o inflaman.
Aumenta la producción de ácido gástrico, causa úlceras, perforaciones
estomacales.

Efectos del alcohol en el corazón

Aumenta la actividad cardíaca, eleva la presión arterial y produce daños en los


músculos cardíacos debido a la toxicidad del alcohol, debilita la musculatura y las
paredes del corazón y disminuye la capacidad de bombear sangre, causa
vasodilatación periférica, aumento de la temperatura superficial de la piel y
enrojecimiento de la dermis.

Efectos del alcohol en el páncreas y el riñón

Diabetes, peritonitis y pancreatitis aguda y crónica, pudiendo ocasionar la muerte.


Altera las funciones renales, reduce los niveles de la hormona anti diurética, por lo
cuál deshidrata. Genera dolor de cabeza porque el cuerpo va “tomando” el agua
disponible en otros órganos.

Efectos del alcohol en la sangre

Inhibición de glóbulos blancos, anemia por déficit en la producción de glóbulos


rojos, colesterol, hipertensión, enfermedades cardíacas o coronarias.

Efectos del alcohol en el aparato reproductor

A diferencia de lo que se cree, disminuye la libido y por ende, la actividad sexual,


puede causar infertilidad en ambos sexos, aumento de glándulas mamarias e
impotencia en los hombres, trastornar el ciclo menstrual y alterar las hormonas en
las mujeres. Durante el embarazo, el alcohol puede desencadenar el denominado
síndrome alcohólico fetal, que producen retraso en el crecimiento, malformaciones
cardíacas, hepáticas, renales u oculares, retraso mental y problemas cráneo-
faciales.

Efectos del alcohol en el sistema inmune


Debido a la poca producción de glóbulos blancos, más posibilidad de enfermarse y
además, aumenta el riesgo de padecer infecciones bacterianas o virales.

UTILIZACION DEL ALCOHOL EN LOS JOVENES

Por lo mismo que los adultos. No tanto por el sabor sino por el efecto. Hay una
cierta hipocresía social acerca de este tema, que nos impide ver claro que el
alcohol "pega" y que en eso consiste su éxito. Es una droga; una droga legal, pero
una droga. Y aun más: una droga encantadora, sensacional, socializante,
divertida, accesible, barata, generalmente manejable. Los chicos toman alcohol
para sentir la libertad y la distensión que a los adultos tanto nos gusta sentir al
tomar cerveza, vino, champagne o whisky. El problema es que mientras los
adultos pueden manejar su consumo, por experiencia y porque la madurez
aumenta la capacidad de autoconocimiento y autocontrol, los chicos no evalúan
correctamente los peligros y pueden dañarse severamente.

El consumo de alcohol adolescente es uno de los temas más preocupantes para


los padres que adoran a sus hijos, un tema que quita el sueño y genera una
comprensible angustia. El problema merece ser abordado seria e
imaginativamente.
Causas del alcoholismo

Al tratar durante tantos años el alcoholismo y a pacientes con adicción al alcohol,


la experiencia nos ha hecho ver que hay muchas causas que llevan a la persona a
caer en la adicción al alcohol, relacionadas con situaciones personales y
psicológicas del individuo.

Una de las causas de la adicción al alcohol pueden ser factores internos de la


persona, como miedos personales, traumas, situaciones de estrés prolongadas,
bajo nivel de autoestima o situaciones personales similares que provocan que la
persona busque en el alcohol una forma de evadirse de estas realidades y caiga
en el alcoholismo.

El estilo de vida y el entorno que rodea a la persona puede ser otra causa del
alcoholismo. Si la persona lleva unos hábitos y rutinas poco saludables y poco
beneficiosas en su vida que le incitan a beber, es fácil que caiga en el alcoholismo.

La falta de habilidad para socializarse y encontrarse a gusto con el entorno y el


mundo que le rodea, y la falta de habilidades sociales para desenvolverse en el
trato diario con los demás también pueden provocar la búsqueda de dichas
habilidades a través del alcohol. Este es una causa común del abuso del alcohol y
del alcoholismo.

Otro motivo por el que la persona puede verse con una adicción al alcohol y un
grave problema de alcoholismo es una mala situación familiar. Situaciones de
violencia dentro de la familia, o una mala situación sentimental con la pareja llevan
a la persona al consumo de alcohol y al alcoholismo, en vez de afrontar las
situaciones.

Los problemas de salud provocados por el consumo de alcohol o por el estilo de


vida asociado hacen que la persona tenga que cambiar sus hábitos y conductas
para superar las enfermedades asociadas, pero no querer afrontar estos
problemas puede provocar que precisamente se "refugie" en el consumo de
alcohol para no tener que hacer frente a su realidad en materia de salud.

Tratamiento del Alcoholismo

Una vez conocidas las causas y efectos del alcoholismo, y con la experiencia de
años tratando la adicción al alcohol, hemos comprobado que las Comunidades
Terapéuticas, como centros de desintoxicación del alcoholismo son el mejor
recurso para el tratamiento, desintoxicación y deshabituación del alcoholismo en
adictos al alcohol, ya que cuenta con unos beneficios para el paciente que otros
recursos no tienen.

Un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales de diversos campos que


intervienen en el proceso de recuperación de la persona adicta al alcohol.
Médicos, psiquiatras, psicólogos, educadores sociales, fisioterapeutas, auxiliares
socioeducativos, abogados, etc, hacen que la asistencia y ayuda que reciba la
persona en tratamiento de alcoholismo sea completa en todos los niveles.

Los cambios de hábitos y rutinas que van asociados a la propia identidad de este
tipo de centros de tratamiento para adicciones. Al estar conviviendo en el centro,
la persona tiene que adecuarse a los horarios, rutinas y métodos del centro, por lo
que varía sus hábitos anteriores relacionados con el consumo de alcohol.

Además de las terapias individuales, en los centros y comunidades terapéuticas


los se crean grupos de autoayuda, lo que favorece notablemente que adquieran
habilidades sociales, sientan empatía, aprendan a gestionar y solucionar conflictos
y establezcan relaciones personales positivas.

La situación de las comunidades terapéuticas favorece también el distanciamiento


con el entorno próximo de la persona, asociado al consumo de alcohol. El contacto
con la naturaleza y la ausencia de estímulos externos negativos evitan situaciones
de riesgo y ayuda a preparar a la persona y aprender las habilidades para afrontar
la posterior salida del centro y reencuentro con su entorno.

DIFERENCIA ENTRE DROGADICCION Y ALCOHOLISMO

Comúnmente se habla del alcoholismo y la drogadicción como problemas graves


de relevancia social; lo evidencian las noticias, estadísticas y estudios al respecto.
Sin embargo, surgen dudas y preguntas sobre las diferencias que se pueden
encontrar entre estas dos problemáticas. Las creencias y mitos en cuanto a esta
cuestión son crecientes; se llegan a pensar que una puede ser más problemática
que la otra, que una es una enfermedad y la otra no, entre otras cosas. Pero,
¿conocemos a qué se refiere el alcoholismo? ¿Conocemos qué es una
drogadicción?
El alcoholismo

El alcoholismo se define como una enfermedad de carácter crónico y progresivo,


que afecta a nivel biológico, químico (sistema nervioso central), psicológico y
social al individuo, y que se caracteriza por una ingesta compulsiva de bebidas de
contenido alcohólico de manera continua y repetida, con el objetivo de
experimentar efectos psicológicos que llegan a interferir con la salud y las
diferentes áreas del individuo (OMS, 1976 citado por Rodríguez, Castillo, Torres y
Zurita).

El alto grado de dependencia puede explicarse a nivel cerebral, entendiendo que


el alcohol actúa en las zonas responsables del placer y otras sensaciones
deseables, lo cual hace que cuando se ingieren bebidas por períodos prolongados
y con una marcada frecuencia, el cerebro empiece a adaptarse a los cambios
producidos por este y se vuelva dependiente a ellos.

Desde el punto de vista científico, el Manual diagnóstico y estadístico de los


trastornos mentales (DSM-IV) cataloga el alcoholismo como un Trastorno por
dependencia de alcohol, caracterizado por la demostración de tolerancia frente la
ingesta y síntomas de abstinencia. La abstinencia de alcohol se caracteriza por la
aparición de síntomas cerca de 12 horas después de disminuir la ingesta, y debido
a que la abstinencia de alcohol puede ser desagradable e intensa, los sujetos con
dependencia del alcohol pueden continuar consumiendo alcohol, a pesar de las
consecuencias contrarias, para evitar o aliviar los síntomas de abstinencia.

De acuerdo con esto, una vez presentan el patrón de uso compulsivo, las
personas con problemas de alcoholismo pueden dedicar mucho tiempo al
consumo de bebidas, continuándolo con frecuencia a pesar de la demostración de
las consecuencias adversas físicas o psicológicas (p. ej., depresión, pérdidas de
memoria, enfermedades hepáticas u otras secuelas).

La drogadicción

Por otro lado, la drogadicción es hoy en día definida como “una enfermedad
caracterizada por la dependencia de sustancias psicoactivas, que afecta el
sistema nervioso central, y que produce efectos en la percepción, juicio,
comportamiento y emociones de la persona”.

Esta dependencia puede ser física o psicológica. La primera se refiere a que el


organismo experimenta un deseo incontrolable por la droga y cuando se
interrumpe su consumo sobrevienen consecuencias a nivel fisiológico (como por
ejemplo, la abstinencia). La dependencia psicológica se refiere a un estado de
euforia que lleva a la persona a seguir consumiendo para evitar malestar y obtener
placer, pudiendo llegar a tolerar la sustancia y consumir dosis cada vez más
elevada para poder sentir esa primera sensación, e involucrándola con actividades
cotidianas como el afrontamiento de situaciones, la adquisición de habilidades, la
minimización de los problemas, entre otros aspectos (Arango, 2010).

Entonces ¿hay diferencias?

Con lo anterior podemos concluir que tanto el alcoholismo como la drogadicción


comparten características similares siendo las dos una forma de adicción las
cuales traen repercusiones a nivel cerebral y en el funcionamiento de este, a nivel
biológico, psicológico y social. La única diferencia entre estas dos, o por lo menos
la más relevante, es que una es de uso legal mientras que la segunda no.

Sin embargo, ambas problemáticas generan una marcada dependencia, que


puede llevar al individuo a cometer actos impulsivos y compulsivos para obtener la
sustancia y a su vez lo puede hacer alejar de sus vínculos familiares y sociales,
dado que generalmente, sobre todo en etapas iniciales de la dependencia, el
individuo suele fijarse únicamente en el placer que produce el consumir la
sustancia, y en los efectos positivos de las mismas (euforia constante,
distanciamiento de la realidad, “aumento de capacidades”, etc.).

Al decir que ambas son adicciones, es importante entonces resaltar que producen
en la persona una sensación física y psicológica de dependencia con
comportamientos compulsivos, tolerancia a la sustancia cuando esta se consume
periódica y repetitivamente, estado de abstinencia cuando se interrumpe su
consumo, y consecuencias negativas en las áreas del cerebro involucradas con el
juicio, las emociones y comportamiento de la persona, así como un impacto
negativo en las diversas áreas del individuo (familiar, laboral, social, personal,
afectiva, etc.), puesto que en la gran mayoría de ocasiones el individuo centra sus
acciones en aspectos relacionados con la sustancia (sea alcohol u otra sustancias
psicoactiva). En conclusión: Tanto el alcohol como las demás sustancias
psicoactivas generan adicción, y las características suelen ser poco diferenciadas;
lo que diferencia el concebir el alcoholismo como una adicción “menos grave” es la
valoración social con la que se cuenta generalmente en el contexto cultural.

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