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Estilo divergente

El arte tiene un modo de conocimiento que parte del ser emocional que dialoga y enfrenta la realidad social,
económica, política que rodea al individuo, ello requiere que en el proceso de aprehensión de la realidad el
individuo pueda encontrar diversos caminos que le permitan resolver cada situación enfrentada como una
situación problemática, en esta búsqueda de respuesta inéditas se fortalece el individuo, y el mediador es el
docente que le apoya y orienta en un contexto escolar. En la educación artística, en un primer momento, el
docente muestra rutinas de trabajo, técnicas para aprender con los ojos, con el cuerpo, es el estilo convergente.
Y luego cada estudiante recibe el estimulo para resolver de manera inédita utilizando aquellas rutinas en otro
orden, combina, mezcla, hasta alcanzar la expresión emocional con los mismos recursos y da una respuesta, crea
conocimiento. El estilo convergente es la manera en que el docente hace la mediación para que cada estudiante
fortalezca su individualidad, este el enfoque pedagógico, como lo llama en su artículo la maestra Mariela A.
Ferreira Urzúa (2009) referido a la danza.

La identificación de una metodología de el taller de educación artística llevó a la búsqueda de una epistemología
que sea coherente con las artes con un modo propio de aprehensión de la realidad. Así la maestra Ferreira Urzúa
nos llevó al trabajo de los expertos Muska Mosston y Sara Ashworth (2002) en la enseñanza de la educación física,
en la que planea este estilo divergente (estilo G en su clasificación). A partir de estos fundamentos, se hizo la
adaptación, se analizó el contexto de trabajo, las escuelas, los docentes, y los docentes especialistas como primera
generación de docentes en servicio actualizados con la formación en educación artística.

El estilo convergente es el resultado o el punto natural de conclusión de la labor hecha con los otros estilos que
pueden agruparse como convergentes (por ejemplo, estilo de mando directo). Este estilo consiste en que el
docente planea un estímulo (E), para el caso del taller presentar un problema vinculado a los contenidos claves
de cualquiera de las cuatro disciplinas de la formación en educación artística (plástica, música, danza y teatro) que
provoque una disonancia cognitiva; el segundo momento es mediación (M), como la búsqueda de soluciones, el
cerebro clasifica, genera hipótesis, dispara el pensamiento divergente, y finalmente las respuestas (R), la fase de
presentación de las respuestas de manera múltiple y divergente.

Descrito brevemente el planteamiento de Mosston y Ashwoth (2002), también agregan que el docente pasa por
tres etapas de planificación y mediación pedagógica: preimpacto, impacto y postimpacto. En preimpacto el
docente diseña el problema a partir del tema pivote o tema clave de una o varias disciplinas artísticas; en el
impacto el alumno decide cuáles soluciones divergentes son aplicables al problema, y finalmente el postimpacto,
el alumno evalúa las soluciones al problema, verifica que su solución resuelve el problema, válida sus soluciones
si funcionan o no.

Qué se decidió en la planificación de los talleres con el estilo divergente, que cada experto planifica un problema
a partir de un tema pivote de su disciplina, y que lee el problema a los docentes especialistas, los invita a plantear
las soluciones, luego el experto desarrolla la lección con el tema pivote, hacen ejercicios prácticos (convergente),
luego de nuevo el experto motiva a que evalúen las soluciones y que incorporen los nuevos conocimientos de la
lección a sus soluciones.

Qué sucedió y qué mejorar, los expertos deben redactar un problema verosímil que provoque plantear varias
soluciones, que mientras los docentes expresan sus soluciones el experto solo escucha, no juzga; que el experto
debe diseñar una lección en el enfoque CTI, y que en el postimpacto el experto procure que los estudiantes
muestren sus soluciones, a nivel práctico, que les permita evaluar sus soluciones.

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