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La Teoría de la Justicia de John

Rawls
Analizamos las ideas principales de este filósofo sobre la justicia y
la organización social.

Sin duda, si ha habido una figura dominante en la filosofía política durante la


segunda mitad del siglo XX, esa es la figura de John Bordley Rawls (1921 –
2002).

La Teoría de la Justicia de John Rawls, que es también una forma de


contrato social, ha venido siendo la principal forma de fundamentación
filosófica del liberalismo en su vertiente social, así como un punto de
referencia de obligatoria confrontación para otras corrientes políticas.

El experimento de la “posición original”


La teoría de Rawls sobre la justicia, que tiene en su núcleo el experimento
mental de la “posición original”, expuesto en su obra magna "A Theory of
Justice" (1971), es también una propuesta sobre la subjetividad humana y los
motivos últimos que rigen el comportamiento moral.

El experimento mental de la posición original pretende fundamentar los


principios básicos de la justicia a partir de una reflexión que, al esconder
ciertos conocimientos sobre nuestras circunstancias vitales concretas detrás de
un “velo de ignorancia”, nos permite reflexionar como personas libres e
iguales sobre cuáles deben ser los principios básicos de la justicia.

La influencia del imperativo moral de Kant


El experimento mental de John Rawls se puede remontar a filósofos como
Hume o Kant. De hecho, hay una clara relación entre la posición original y el
imperativo moral kantiano, ya que este último se basa en la fundamentación
de los principios morales a través de una reflexión basada en la capacidad
racional del sujeto, y no en su pertenencia a cierto grupo cultural o
histórico.

La diferencia estribaría en que, mientras que Kant supone que es posible


llegar a estos principios de forma individual, Rawls plantea la posición
original como un ejercicio de deliberación entre personas que ocuparán
distintos lugares en la sociedad, aunque en el momento de la posición original
desconozcan cuáles serán esos lugares.

Así pues, no es solamente una deducción abstracta de los principios morales


universales realizada individualmente por cada persona, sino que es además
una forma de contrato social que sienta las bases de la justicia y la
estructura básica de la sociedad.

Otra diferencia con Kant estribaría en que, si bien el primero concebía su


imperativo categórico como un principio al que puede llegar cualquier ser
racional, Rawls rectificó su teoría con posterioridad para afirmar que su
posición original solamente es factible en sociedades históricas que reconocen
como sus principios básicos la libertad y la igualdad.

 Artículo relacionado: "Tipos de filosofía y principales corrientes de


pensamiento"

El velo de ignorancia
Como hemos visto, Rawls supone que las personas que deliberan en la
posición original desconocen qué posición ocuparán en el futuro en la
sociedad. Desconocen, por lo tanto, a qué clase social pertenecerán o qué
posiciones de poder ocuparán. Desconocen también qué habilidades naturales
o disposiciones psicológicas tendrán que podrían suponerles una ventaja
respecto a otras personas.
De hecho, para Rawls, la lotería natural no es ni justa ni injusta, pero lo que sí
que tiene que ver con la justicia es cómo una sociedad trata las diferencias
naturales entre las personas. Por último, estas personas saben que tendrán una
determinada concepción del bien (de lo que debe ser una vida vivida de forma
significativa) que guiará sus vidas, y que como seres racionales podrán
reconsiderar y modificar con el paso del tiempo.

En contra de otras teorías de la justicia, John Rawls no presupone ninguna


concepción del bien históricamente heredada que funcione como fundamento
de la justicia. De ser así, los sujetos no serían libres. Para Rawls, los
principios de la justicia son generados en la posición original y no son
previos a esta. Son los principios surgidos de la posición original los que
marcarían los límites de las futuras concepciones del bien elegidas por cada
persona en su vida concreta.

Así pues, los participantes en la posición original son concebidos como


representantes de personas concretas obligados, sin embargo, a deliberar
bajo el velo de ignorancia.

Los participantes del experimento de la posición


original
Pero estos sujetos no son totalmente ignorantes. No conocen ningún detalle de
su vida como sujetos concretos, pero sí se les supone conocimiento científico
sobre la naturaleza humana (conocimientos de biología, psicología, así
como una presuposición de la validez de la teoría económica neo-clásica) que
les permite saber cómo se comportarán en sus vidas, de forma que puedan
negociar con los demás en igualdad de condiciones los mejores principios en
los que fundamentar la justicia.

Además, a estas personas se les presupone un sentido de la justicia, lo que


significa que desean cumplir las normas reconocidas como justas tras el
proceso de negociación.
Por último, Rawls presupone que los sujetos de la posición original están
mutuamente desinteresados, lo cual no significa necesariamente que sean
seres egoístas, sino que en el contexto de la posición original su interés es
únicamente el de negociar con la limitación del velo de ignorancia a favor de
una futura persona concreta a la que representan. Su motivación es esta y no la
beneficiencia.

Los principios de la justicia


De aquí, Rawls extrae una serie de bienes sociales primarios necesarios para
el desarrollo de los “poderes morales”, el anteriormente mencionado sentido
de la justicia, así como la capacidad para revisar y perseguir una determinada
concepción del bien.

Dichos bienes sociales primarios son los derechos y libertades, las


oportunidades, los ingresos y la riqueza o las bases sociales para respetarse a
uno mismo (como una educación que nos prepare para la vida en sociedad así
como unos ingresos mínimos).

Rawls aplica la teoría de elección racional a las condiciones de incerteza de la


posición original para extraer los principios de la justicia. El primer principio
que extrae de la posición original es aquel según el cual cada persona debe
tener las mayores libertades básicas posibles que permitan que el resto de
integrantes de la sociedad dispongan también de dichas libertades. Dichas
libertades son la libertad de expresión, de asociación o de pensamiento. Este
principio fundamenta la idea de libertad.

El segundo principio fundamenta la igualdad. Según Rawls, los sujetos


racionales abstractos que deliberan en la posición original llegarían a sostener
que las desigualdades económicas y sociales son permisibles en la medida en
que funcionen a favor del mayor beneficio posible para los más
desaventajados de la sociedad y dependan de cargos abiertos a todos en
condiciones de igualdad de oportunidades.
¿Cuál es la mejor forma de organizar la
sociedad?
Puesto que los participantes en la posición original desconocen qué lugar
ocuparán en la sociedad, es decir, desconocen de qué ventajas sociales o
naturales dispondrán para competir por los distintos cargos y posiciones en la
sociedad, llegarían a la conclusión de que lo más racional y seguro es
maximizar los mínimos, el llamado "maximin".

Según el maximin, los recursos limitados de una sociedad deben ser


distribuidos de forma que los menos favorecidos puedan vivir de una forma
aceptable.

Además, no se trata simplemente de distribuir una serie de recursos limitados


de una forma justa, sino que dicha distribución permita que la sociedad en su
conjunto sea productiva y basada en la cooperación. Así, las desigualdades
solamente pueden tener sentido una vez esas necesidades mínimas han sido
cubiertas para todos, y solamente en tanto que funcionen a favor de la
sociedad, especialmente de los más desfavorecidos.

De este modo, los participantes en la posición original se aseguran de que,


ocupen el lugar que ocupen en la sociedad, vivirán de forma digna y podrán
competir por el acceso a los distintos cargos posibles. Cuando los
participantes en la posición original tienen que elegir entre distintas teorías de
la justicia, elegirán la justicia como equidad propuesta por Rawls frente a
otras teorías como el utilitarismo.

Además, según Rawls su concepción de la justicia como equidad puede


traducirse a posiciones políticas como el socialismo liberal o la democracia
liberal, donde existe la propiedad privada. Ni el comunismo ni el capitalismo
de libre mercado permitirían articular una sociedad basada en la justicia
entendida como equidad.
 Artículo relacionado: "Las 9 reglas de la democracia que propuso
Aristóteles"

El legado de John Rawls


Por supuesto, una teoría como la de Rawls, central en las reflexiones en torno
a la política y la justicia, ha suscitado muchas críticas. Por ejemplo,
pensadores libertarios como Robert Nozick (1938 – 2002) están en contra de
la redistribución por parte del gobierno, ya que eso entra en contradicción con
el derecho básico a disfrutar de los frutos del propio trabajo.

También ha recibido críticas por parte de pensadores comunitaristas por su


concepción de la subjetividad. Como se desprende de su teoría, para Rawls los
seres humanos, en todo aquello que responde a articular las bases de la
sociedad, pueden ser reducidos a seres racionales (o, como él diría,
razonables).

La sociedad se constituiría con un acuerdo entre iguales previo a las distintas


concepciones del bien. Sin embargo, desde el comunitarismo se argumenta
que no hay sujeto posible que no venga precedido de una concepción del bien.

Según esta concepción, no podemos tomar decisiones que fundamenten los


principios de la justicia al margen de los valores comunes que nos han
conformado como sujetos. Estos pensadores tienen una concepción del sujeto
como constituido en relación con su entorno cultural y social, de forma que la
subjetividad no puede ser reducida a una entidad abstracta e individual.

John Rawls es sin lugar a dudas el filósofo político que más impacto tuvo en
la segunda mitad del siglo XX. Sus teorías no sólo han ayudado a fundamentar
determinadas posiciones políticas, sino que han servido como horizonte
desde el cual pensar la justicia y la política, aunque sea desde posiciones
políticas opuestas.

Referencias bibliográficas:
 Freeman, S. (2017). Original Position. [online] Plato.stanford.edu.
Disponible aquí.
 Rawls, J. (1980). Kantian Constructivism in Moral Theory. The Journal of
Philosophy, 77(9), p.515.
 Rawls, J. (2000). A theory of justice (1st ed). Cambridge (Massachusetts)
[etc.]: Harvard University Press.
Rawls y Habermas: una disputa de familia.

"Una disputa de familia" Por: Angelina Uzín Olleros.

Bajo el título "Reconciliación mediante el uso público de la razón", Habermas se dedica a


desplegar una crítica a la teoría rawlsiana de la justicia, él considera que el diseño de la
posición original es inadecuado para explicar el punto de vista del juicio imparcial y los
principios de justicia entendidos deontológicamente. También propone separar más
rigurosamente la fundamentación de la aceptación de esos principios para asegurar la
validez cognitiva de la neutralidad de su definición de justicia.
Entiende que el objetivo de Rawls que es, en primer lugar, renovar el propósito de Kant de
formular las preguntas morales de tal modo que podrían hallar una respuesta racional, así
en caso de conflicto debemos hacer lo que resulte igualmente bueno para todos; pero no
asume el trasfondo de supuestos de la filosofía trascendental. En segundo lugar, en
oposición al utilitarismo y al escepticismo, propone Rawls una lectura intersubjetiva del
concepto de autonomía kantiano diciendo que actuamos de modo autónomo cuando
obedecemos aquellas leyes que podrían ser aceptadas con buenas razones por todos los
afectados sobre la base de su uso público de la razón.
"Puesto que yo admiro este proyecto, comparto su intención y considero sus resultados
esenciales como correctos, el desacuerdo que quiero formular permanece dentro de las
limitadas fronteras de una disputa familiar. Mis dudas se limitan a la cuestión de si Rawls
hace valer siempre del modo más convincente sus importantes y, en mi opinión, correctas
intuiciones normativas" ( Habermas, J. Rawls, J. Debate sobre el liberalismo político.
Barcelona. Paidós. Pág. 42).
Para Habermas, Rawls coloca los derechos básicos liberales por encima del principio de
legitimación de la postura democrática, en este punto se equivoca y por lo mismo no logra
poner en armonía el concepto de libertad de los antiguos con el de los modernos, que era
junto a otros, su objetivo.
Ya hicimos referencia suficiente a la Teoría de la justicia en el artículo anterior, por lo que
no expondremos en detalle el análisis de Habermas de los puntos salientes de esa obra. En
síntesis él se cuestiona acerca de los siguientes ítems: "1) ¿Pueden las partes en la posición
original representar los intereses preferentes de sus clientes sobre la base de su egoísmo
racional?. 2) ¿Se pueden asimilar los derechos básicos a bienes básicos?. 3) ¿Garantiza el
velo de la ignorancia la imparcialidad del juicio?" (Habermas, J. Rawls, J. Obra citada. Pág.
45).
Los actores en esa posición original deberían estar dotados de competencias cognitivas para
decidir racionalmente los intereses de la justicia y el sentido deontológico de sus principios.
Intentaremos resumir en algunos puntos las observaciones de Habermas a la concepción
de justicia en Rawls, y por ende a su concepto de libertad.
Primero: Mientras que Habermas sostiene una ética discursiva, entiende que Rawls cae en
una ética de los bienes, ya que los principios de la justicia se orientan a una distribución de
los bienes básicos. Esto acercaría a Rawls, muy a pesar suyo, a posiciones más
comunitaristas o utilitaristas. Al confundir derechos con bienes, ya que los primeros no
pueden ser distribuidos como cosas, el presupuesto moral de la teoría rawlsiana toma
partido por una orientación más consecuencialista que deontológica. "Los derechos se dejan
'disfrutar' tan sólo en la medida que se ejercen. No se pueden asimilar a bienes distributivos
sin perder al tiempo su sentido deontológico. Una distribución igualitaria de derechos resulta
posible sólo cuando quienes gozan de derechos se reconocen mutuamente como libres e
iguales. Naturalmente, existen derechos a una parte equitativa de bienes u oportunidades,
pero los derechos mismos regulan relaciones entre actores, y no pueden ser 'poseídos'
como cosas" (Habermas, J. Rawls, J. Obra citada. Pág. 48).
Segundo: La imparcialidad es el soporte teórico de la equidad; esa imparcialidad se
despliega en la posición originaria gracias al velo de la ignorancia. Pero ese velo se levanta
en la medida en que sus actores ingresan en la sociedad real, lo que preocupa a Habermas
es la privación de información que predomina en esa ignorancia inicial, que tiene el sentido
de asegurar la imparcialidad. ¿Qué ocurre con los hombres de carne y hueso una vez que
forman parte de una comunidad donde están presentes y vigentes determinados contenidos
normativos?. "Tras la fundamentación de los principios de justicia, el velo de la ignorancia
es progresivamente levantado en los sucesivos pasos de las constituyentes, de la legislación
básica y de la aplicación del derecho. Puesto que entonces las informaciones que fluyen en
torrente tienen que armonizar con los principios ya elegidos en condiciones de privación de
información, no debe haber ninguna sorpresa desagradable. Si queremos asegurarnos
frente a ello, tenemos que construir la posición original ya con conocimiento e incluso con
previsión, de todos los contenidos normativos que pudieran representar en el futuro un
potencial que estimule la comprensión compartida de sí mismos y del mundo de ciudadanos
libres e iguales" (Habermas, J. Rawls, J. Obra citada. Pág.53).
Los principios de la justicia que son presentados en un primer estadio, en el que predomina
el velo de la ignorancia, deben ponerse en discusión pública en un segundo estadio; es en
esta segunda instancia en donde se pone en juego el factum del pluralismo de una sociedad
democrática y se ponen a prueba esos principios. La teoría de la justicia debe exponerse a
la crítica de los ciudadanos que ejercen su uso público de la razón; y éstos no son
ciudadanos imaginarios de una sociedad justa. El mismo Rawls se pregunta "¿Qué ocurre
si resulta que los principios de la justicia como equidad no pueden conseguir el apoyo de
doctrinas razonables y acaba fracasando su estabilidad?".
En este punto entra en discusión la naturaleza del consenso entrecruzado, que es según
Habermas, "un síntoma de la utilidad de la teoría, pero ya no su corrección".
Tercero: El problema que se presenta es el de la autonomía privada y la autonomía pública.
Habermas se presenta como partidario de una distinción entre la teoría moral y la teoría de
la acción. Es necesario comprender la diferencia entre cuestiones de una justicia política y
una teoría normativa, en Rawls no está presente esa distinción suficientemente. Es en este
punto donde Habermas expone la diferencia de enfoque de ambos: "Los liberales han puesto
el acento en la 'libertad de los modernos', en primer lugar, la libertad de creencia y de
conciencia así como la protección de la vida, la libertad personal y la propiedad, es decir el
núcleo del derecho privado subjetivo. El republicanismo, por el contrario, ha defendido 'la
libertad de los antiguos', es decir, aquellos derechos de participación y de comunicación
política que posibilitan la autodeterminación de los ciudadanos" (Habermas, J. Rawls, J.
Obra citada 66).
La autonomía política que se presenta en la posición original encuentra dificultades a la hora
de desplegarse en el juego mutuo de las partes que deciden racionalmente la adopción de
esos principios básicos de justicia en una sociedad real, constituida jurídicamente.
En este punto aparece la cuestión, que a nuestro entender, es la más importante, ¿qué
entiende Rawls por teoría política?. En el texto sobre el neocontractualismo hemos afirmado
que Rawls fundamenta su noción de justicia en la Filosofía moral, él mismo estaría en
desacuerdo con nuestra afirmación. Ya en la "Réplica a Habermas" afirma que él deriva su
teoría de la justicia de la Filosofía política desde la postura del liberalismo político. Nos
dedicaremos a continuación a exponer sobre la concepción de política en la postura
rawlsiana.
Cuarto: Habermas entiende que Rawls utiliza la expresión "política" en un triple sentido,
desde el punto de vista teórico. En primer término una definición de justicia es política
cuando es neutral con relación a las concepciones del mundo. En un segundo lugar Rawls
emplea la expresión "político" en el sentido corriente relativo a los asuntos de interés público,
"de ahí que se limite a la justificación del marco institucional y de la estructura básica de la
sociedad". En tercer término hace referencia tanto a las convicciones comunes de los
ciudadanos como para el punto de vista de la delimitación regional de su objeto.
La consecuencia de esto es que las libertades políticas desempeñan un papel instrumental
en la preservación de las demás libertades mientras que la protección de las libertades
individuales gozan de privilegio sobre otras. Esto es propio de la teoría liberal en general.
"Trazando semejante frontera a priori entre la autonomía privada y la autonomía pública
Rawls contradice, sin embargo, no sólo la intuición republicana de que la soberanía popular
y los derechos humanos derivan de la misma raíz. Contradice también la experiencia
histórica, especialmente la circunstancia de que las variables fronteras entre la esfera
privada y la pública siempre han sido problemáticas desde el punto de vista normativo.
También en el desarrollo del Estado social se puede observar que las fronteras entre la
autonomía privada y la pública de los ciudadanos son fluidas y que el trazado de tales
fronteras tiene que estar a disposición de la formación de la voluntad política de los
ciudadanos, si es que éstos han de tener la posibilidad de reclamar el 'justo valor' de sus
libertades subjetivas frente a la justicia y la legislación" (Habermas, J. Rawls. J. Obra citada.
Pág. 68).
Queda sin presentar suficientemente, en el concepto de justicia rawlsiano, el problema de la
regulación jurídica. Como afirma Habermas, y en esto también estamos de acuerdo con el
filósofo de la Escuela de Frankfurt, "Es finalmente el medio del derecho positivo y obligatorio
lo que regula legítimamente la convivencia de una comunidad política".
Siguiendo a Kant, la autonomía de los ciudadanos en términos políticos, es posible cuando
ellos pueden entenderse conjuntamente como autores de las leyes a las que se someten y
de las que cuales son destinatarios.
Entendemos que los principios en los que Rawls asienta su noción de justicia son más
cercanos a una teoría moral que a una teoría política. Chantal Mouffe plantea que la
aceptación del liberalismo político no nos lleva a aceptar el apoyo al individualismo o al
liberalismo económico, de esto Rawls es un claro ejemplo. Pero encuentra las limitaciones
de la teoría política liberal a la hora de definir un concepto de justicia.
"(...) las dos ideas intuitivas principales de las cuales parte Rawls son que la sociedad es un
sistema de cooperación social y que los ciudadanos son libres e iguales en virtud de su
posesión de dos potencialidades morales - a) capacidad para un sentido de justicia, b)
capacidad para una concepción del bien -, aún nos hallamos inmersos en el discurso moral,
y difícilmente su concepción de ciudadanía sea política" (Mouffe, Ch. El retorno de lo político.
Barcelona. Paidós. Pág. 76).
Desplazar el discurso propio de la moral al terreno político nos conduce a reducir la política
a un proceso de negociación entre intereses privados que se encuentran limitados por la
esfera moral. Sin embargo, Mouffe destaca el mérito de Rawls en insistir que una concepción
de justicia no debe derivarse de una concepción religiosa, moral o política particular,
defender la existencia del pluralismo en una sociedad democrática, no significa caer en un
relativismo axiológico ni normativo.
En Rawls se encuentra ausente el sentido del ordenamiento simbólico de las relaciones
sociales, el modo específico en que se instituye lo social, para él, aparentemente, la tradición
democrática queda como una mera colección de significados, instituciones e ideas
compartidas.
En adelante nos queda como tarea el propósito de comprender lo escolar, como práctica
social e institucional, a la luz de estas teorías que hemos recorrido. ¿Cómo entendemos la
justicia al interior de la escuela desde estas posturas. ¿Qué nos aporta la analítica del poder
en Foucault, la teoría de la acción comunicativa en Habermas y la teoría de la justicia en
Rawls?.
Hicimos "dialogar" a estos filósofos, entendiendo que en la singularidad de sus propuestas
y en las diferencias que ellas exponen, podemos tomar categorías fundamentales para
atender a nuestro propósito: definir la justicia como la posibilidad de inclusión de los sujetos
a la institución escolar, rescatando aspectos de la tradición ilustrada a los que no queremos
renunciar. La escuela se encuentra dentro del contrato social y por lo tanto no escapa a su
ordenamiento normativo y a sus reglas.
TEORÍA DE LA JUSTICIA. RAWLS Y HABERMAS.
OTROS AUTORES.

TEORÍA DE LA JUSTICIA. RAWLS Y HABERMAS. OTROS AUTORES.

Las teorías de John Rawls y Jürgen Habermas sobre la justicia y la organización política de la
sociedad son las dos teorías más relevantes del último cuarto del siglo XX y principios del XXI.
La teoría de Rawls es generalmente conocida como teoría de la justicia como equidad (TJE). La
teoría de Habermas es la teoría de la acción comunicativa (TAC). Centrada en las prácticas
comunicativas
implicadas en los procesos de deliberación y decisión.

Para Habermas el criterio es el de la acción comunicativa. Para Rawls es el de un consenso.


Es decir, que la concepción pública de la justicia elegida por todos (derechos, oportunidades,
etc) no pueda ser realizada razonablemente, sino que sería el acuerdo sobre las concepciones
política centrales a los que acceden personas que se adscriben a doctrinas o concepciones del
bien distintas e incluso opuestas.

1. RAWLS. TEORÍA DE LA JUSTICIA.


[BIOÉTICA , revista]
[CRITICAS DE HABERMAS Y SANDEL A LA CONCEPCIÓN DEL CIUDADANO DE
RAWLS.Iván Teimil (Univ. Oviedo)]
[Paradigmas de la Filosofía Política Contemporánea, Juan Francisco Fuentes]

*Las instituciones sociales deben ser, ante todo, justas. Debe prevalecer sobre otros criterios
como la estabilidad, la eficacia, la coordinación, … Justicia que lleva a una sociedad de personas
libres e iguales. Los principios de la justicia están destinados a regir los cauces de una
cooperación equitativa entre ciudadanos libres e iguales en el seno de una sociedad bien
ordenada (aquella sociedad regida por principios que nadie podría razonablemente rechazar).

*La justicia debe estar basada en un contrato social original que sea justo y equitativo.

*Concepción de las personas como libres e iguales: capaces de actuar de forma tanto
razonable como racional y, por ello, como capaces de tomar parte en una cooperación social
entre personas así consideradas. Es doctrina tomada de Kant.

* ¿Cómo elegir los criterios de justicia?. Para ello habría que partir del supuesto de que pasaría
en una situación imaginaria: en la posición original. Imaginemos las personas desconocen tanto
sus identidades personales como los detalles relativos a la salud, la inteligencia y las
capacidades que ostentarán en la vida real. Esto permite a las partes ejercer su elección en
condiciones de completa equidad, esto es, en circunstancias en las que todas aquellas
características moralmente irrelevantes –tales como el vigor físico, la salud, los talentos y la
posición social- han sido canceladas. Para impedir que la inequitativa distribución de
capacidades con que la naturaleza o la fortuna provee a las personas, pueda llevar a distintos
poderes de negociación de las partes. La posición original viene a reflejar entonces una situación
de contrato hipotético.

*Justificación de la posición inicial: Para ordenar sobre bases de justicia (equidad) la vida en
una sociedad, es necesario llegar a una concepción pública de la justicia: que pueda ser
reconocida como aceptable por todos los miembros de aquella, sean cuales sean sus
posiciones dentro del entramado social correspondiente, o sus intereses particulares.

* Por lo tanto, una situación inicial de suma imparcialidad en que las partes o representantes de
los ciudadanos reales se enfrentan a la elección de principios sobre la base de una motivación
absolutamente racional y autointeresada
*La justicia es justicia distributiva. Según este criterio las partes tratarán de maximizar la posición
social menos aventajada de tal manera que favorecerán aquella configuración de principios
según los cuales la peor posición salga mejor parada que la peor de cualquiera de las
alternativas. Una estrategia maximin.

* Principios de la justicia.
El primero de ellos consagra para cada persona un derecho igual al esquema más extenso de
libertades básicas compatible con un esquema semejante de libertades para los demás, este
principio se resume en la fórmula del “valor equitativo de las libertades”. Sistema equitativo de
libertades. Pleno ejercicio de la autonomía individual y colectiva.

El segundo, en su formulación más precisa, estipula que las desigualdades sociales y


económicas deben disponerse de tal modo que sean para el mayor beneficio de los menos
aventajados. Justa igualdad de oportunidades.

* Cualquier sistema político que acepte las libertades contenidas en el primer principio y aplique
una política socioeconómica dirigida a propiciar la igualdad de oportunidades y la preservación
de un mínimo vital para todos los sectores sociales, podría ser compatible con sus criterios de
justicia. Para ello, sería preciso que ese sistema afianzara las libertades políticas, favoreciendo
un intercambio de opiniones, de organización de partidos, etc. de una forma absolutamente
transparente.

*Críticas. A. Chantal Mouffe emprende una descalificación de todo el proyecto rawlsiano por no
hacer frente a los problemas de la política real. El conflicto, el poder, la violencia se hace invisible
debido a su obsesión por el consenso y la neutralidad.
B. La noción de justicia requiere la presuposición de un individuo de actitudes éticas, un
ciudadano que esté capacitado para poseer un sentido de la ecuanimidad y para dirimir
cuestiones acerca del bien y de sus aplicaciones.
C. Habermas rebate el intuicionismo de esta teoría y le reprocha duramente el intento de
pretender sustituir el concepto de verdadero con el predicado de razonable, destacando la
carencia de fundamentos objetivos.
D. Hobbes contestaría que la cesión de derechos y libertades es absoluta: se cede todo a un
soberano que decidirá el sistema social. Sea cual fuere la apariencia formal, la realidad es la
cesión a una autoridad final y absoluta o soberano.

2. Nozick, “Anarchy, state and utopia” (1975).


[http://www.ellibrepensador.com/2012/05/03/robert-nozick-vs-john-rawls/]

Nozick está en desacuerdo con la concepción de Rawls de la justicia distributiva en lo que


respecta a las desigualdades económicas. Rawls consideró que las desigualdades económicas
sólo se permitirán si son para el beneficio de la sociedad, y especialmente si son en beneficio de
sus miembros menos favorecidos, lo que ha llegado a ser conocido como “el principio de
diferencia”. Nozick está completamente en contra, puesto que para él, siempre y cuando las
desigualdades económicas se deriven de un intercambio voluntario, éstas no podrán ser
injustas. Apoya la justicia conmutativa, jamás la distributiva.

Según Nozick, hay tres conjuntos de reglas de la justicia:


cómo las cosas que antes no poseído por nadie puede ser adquirida ;
cómo la posesión puede ser transferido de una persona a otra, y
lo que se debe hacer para corregir las injusticias derivadas del incumplimiento de lo anterior..

Una distribución es justa si se ha producido de acuerdo con estos tres conjuntos de normas.
Nozick, en contraposición a Rawls, sostiene que las personas tienen derecho únicamente a las
explotaciones que han adquirido inicialmente de manera justa o que han sido transferidos a ellos
de una manera justa. Las personas son dueñas de sí mismas, de su trabajo y de los frutos dé
éste. Así, Nozick considera que los impuestos son equivalentes al trabajo forzoso, siguiendo a
John Locke: es injusto forzar a una persona a trabajar para el beneficio de otro. Locke
consideraba que una persona tiene una propiedad en sí mismo y en su trabajo,y que cada
persona tiene la libertad de decidir lo que hará (con sujeción a los derechos de los demás), y el
derecho a cosechar los beneficios de sus propias acciones. Distribuir por impuestos es injusto.

3. Adorno.
[BIOÉTICA , revista]
*Considerado uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort y de la teoría
crítica. Nació el 11 de septiembre de 1903 en Alemania.

* Filosofía centrada en el análisis del racionalismo como instrumento a la vez de libertad y de


dominio, y de una crítica de la sociedad capitalista como restricción de las formas de pensamiento
y acción.

*La obra Dialéctica de la ilustración fue escrita de forma conjunta con Max Horkheimer durante
el exilio en Los Ángeles (EE.UU.), en 1944, y se publicó en 1947 en una pequeña editorial de
Ámsterdam. En su prólogo: “Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender
por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en
un nuevo género de barbarie”. Para responder a la cuestión, en el primer capítulo de la obra
titulado Concepto de ilustración realizan un análisis del concepto de razón tal como se ha
fraguado y convertido en hegemónico en la civilización occidental, llegando a la conclusión de
que en él participan por igual las ideas de “liberación” y de “dominación”.

* Negative Dialektik fue publicada en 1966. Pretende proseguir la obra de Hegel en una situación
diferente: el movimiento dialéctico del pensamiento no termina en una síntesis superior de los
opuestos, sino que deja las contradicciones con toda su crudeza como muestra de las
contradicciones reales existentes en la realidad

* El punto de partida de la dialéctica reside precisamente en aquella crítica que hacemos de la


propia razón cuando nos sobrevienen las contradicciones.

****Habermas.
[BIOÉTICA , revista]
GUILLERMO HOYOS VÁSQUEZ
Democracia y derecho.
El debate entre Habermas y Rawls

*Habermas es el más importante representante de la segunda generación de la Escuela de


Frankfurt (Neo-marxistas) y constituye un referente imprescindible para la filosofía y las ciencias
sociales de
los últimos cincuenta años. Fue alumno de T. Adorno y ayudante de este, de HG Gadamer y E.
Horxheimer, entre 1956 y 1959, en el Instituto de Investigación Social de Frankfurt. Fue profesor
de esa Universidad de 1964 a 1971. Dirigió el Instituto Max Plank de Ciencias Sociales hasta
1982, cuando regresó a su cátedra de Frankfurt.

* En su primera etapa, el pensamiento habermasiano discurrió por la senda de la teoría crítica


de la sociedad, que constituía el núcleo central del pensamiento de la Escuela de Frankfurt: es
necesaria una crítica de la razón instrumental, que adquiera la lucidez del conocimiento,
afirmando la denuncia de –y la renuncia a- la ilusión de los falsos ídolos.
* Crítica al desarrollo de las ciencias sociales las aproxima al ideal positivista de la ciencia,
predominando en ellas un interés cognoscitivo de carácter puramente técnico. Enfocadas así,
nos pueden indicar los medios para alcanzar los fines, pero no puede fundamentar estos. Al
positivismo del conocimiento le corresponde el decisionismo de las elecciones en el campo de la
praxis. No hay fundamento racional para los fines, éstos se eligen por una decisión emotiva, sin
posible racionalidad.

* Intenta demostrar que no existe un pensamiento totalmente desinteresado, ya que la capacidad


cognoscitiva se encuentra condicionada por intereses y finalidades. Su objetivo declarado
consiste en superar las limitaciones de las ciencias sociales en la dirección de una orientación
normativa, con la ayuda de un análisis histórico global. Para superar la ya mencionada dicotomía
entre hechos y elecciones, propone la concepción dialéctica.

* En la evolución de su pensamiento busca la solución a los problemas planteados por la teoría


crítica de la sociedad sustituyendo las referencias a la dialéctica marxista y hegeliana, por una
teoría de los actos lingüísticos. Asimismo, se interesó por la democratización de los Estados
modernos: no puede haber autonomía del sujeto, ni Estado de derecho, sin que la idea racional
de democracia sea también una realidad.

*La teoría de la acción comunicativa se propone, además, investigar la “razón” inscrita en la


propia práctica comunicativa cotidiana y reconstruir, a partir de la base de validez del habla como
un concepto no reducido de razón. Este concepto de “racionalidad comunicativa”: capacidad de
aunar sin coacciones y de fundar consenso, que tiene un habla argumentativa en la que distintos
participantes superan la subjetividad inicial de sus concepciones y, merced a la comunidad de
convicciones racionalmente motivadas, se aseguran simultáneamente de la unidad del mundo
objetivo y de la intersubjetividad del plexo de la vida social en que se mueven.

*Rechaza el determinismo marxista y la teoría del reflejo ideológico, que no dejaría espacio para
el pensamiento crítico. La teoría crítica de la sociedad, por su parte, no se basa en el primado
absoluto de la economía, sino en la denuncia y el análisis de la así llamada lógica de dominio. El
mecanismo social ha escapado al control del hombre, al que oprime y aplasta. La sociedad
moderna, pues, se enfrenta a la persona humana y en ella predomina la lógica del dominio.

* Si en Kant se miraba al horizonte de la realidad a partir de estructuras de conciencia, en


Habermas vemos que la clave está en la razón comunicativa a partir de invocar razones o
fundamentos argumentativos. En Habermas hay un intento de reconstrucción de la razón práctica
en términos de razón comunicativa. Si para Kant el imperativo categórico era atribuir a otros
como válidos aquellas máximas que puedan querer que sean leyes universales, para Habermas
“lo que debo hacer es someter esas máximas a los otros para probar la pretensión de validez
universal”. Ya no se trata de lo que pueda querer cada uno, sino en aquello con lo que todos
puedan estar de acuerdo. El imperativo categórico se sustituye por un procedimiento de
argumentación práctica.

* Crítica de Habermas al liberalismo político: la inconsistencia entre la concepción de la persona


derivada de la posición original y la interpretación rawlsiana de las relaciones de cooperación
entre los ciudadanos. Habermas: las partes son incapaces de tomar la perspectiva recíproca que
se supone toman los ciudadanos al decidir lo que está en el interés de todos por igual. Si las
partes han de comprender el sentido valorativo de los principios que buscan y además tomar en
consideración -tal como Rawls lo expresa- los intereses de las personas a las que representan,
tales competencias rebasan en mucho las capacidades cognitivas de unos actores movidos
únicamente por el autointerés.
* El esquema del liberalismo que pretende que el derecho y las instituciones son garantes de las
libertades subjetivas debe reinterpretarse desde una óptica en que lo público muestra un carácter
abierto a todos los ciudadanos y grupos sociales. Entender la autonomía pública y la privada
como originales ambas, al modo de Habermas, significa afirmar su obligatoria coimplicación. Así,
el ciudadano no podría hacer uso de su autonomía pública, esto es de su derecho a discutir
cuestiones de interés general con otros ciudadanos o de ejercer su derecho al voto si no
dispusiera de la independencia que garantiza la autonomía privada. Y, a su vez, no podría
establecerse un consenso sobre los usos y límites de nuestra autonomía privada si no fuera
posible abrir una discusión pública para consensuarlos. La perspectiva de Rawls, si bien lleva a
cabo una audaz apuesta en favor del igualitarismo, escinde en dos terrenos separados estos dos
conceptos maestros de la ética, y ello tiene como resultado una teoría de la justicia que, pese a
su riqueza y fortaleza frente a sus competidoras, concede poca estima al ámbito de la
deliberación pública ciudadana.

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