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Control Obsesivo
He observado que tanto los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad como
los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo persiguen un ideal de mundo personal
que construyen en su imaginario y no ahorran esfuerzos ni miden costos para obtenerlo.
Es frecuente encontrar pacientes que plantean metas en las distintas áreas de su vida tan
idealizadas que dan poco o ningún margen al disfrute y la relajación. Sostienen
actividades físicas y mentales persiguiendo sus metas sin tomar conciencia que son ellos
con su única vida y su único cuerpo en el tiempo y espacio los que deben llevar a cabo
el trabajo que los acerque al objetivo. Aparecen dificultades para reconocer los propios
límites de recursos, ya sea tiempo, fuerza, capacidades o apoyos.
El perfeccionismo y la sobreexigencia se asocian en lo que algunos pacientes relatan
con el “querer es poder” que vuelve a negar las diferencias de recursos y medios que a
cada uno lo posicionan en sus circunstancias.
Borran las diferencias y omiten que parecido no es igual.
Usualmente están bajo mucho estrés, fatigados o con síntomas físicos, ya que su
exigencia no les da tregua.
Tienen problemas con el sentido del humor, se toman la vida tan rígidamente que si
desdramatizamos algo, o nos reímos de una idea, sólo de una idea pueden ofenderse
“cómo te burlarás vos de los pacientes”. Les resulta difícil entender que otra persona
pueda hacer cosas de manera responsable u obtener un buen resultado sin sobreexigirse,
si se ríe o tiene sentido del humor les resulta sospechoso. Confunden seriedad con
solemnidad. Son fáciles de ofender.
Sobrevaloran su pensamiento sin considerarlo una herramienta más de aproximación al
conocimiento de los hechos, incluso en detrimento de las propias percepciones visuales,
auditivas, kinestésicas. Tienen grave problema para hacerse cargo que hay un aspecto de
su pensamiento que procesa la información del mundo de manera disfuncional. Piensan
desafiando las evidencias o pruebas de realidad. Sufren de manera crónica y tienen
periodos de alivio con recaídas frecuentes. Su tendencia al control indica claramente
que creen que pueden hacer con la vida y sus circunstancias más de lo que en realidad
depende de ellos.
He observado que estos pacientes rehuyen a la sensación de incertidumbre, ya que les
resulta desorganizante para el sistema entrar en contacto con esta emoción. Intentan
resolver rápidamente con un acto compulsivo o ritual mental. Lo que cuenta es restaurar
rápidamente la idea de estar en control para bajar la ansiedad. Por lo tanto se observa en
estos pacientes:
Proceso de Autoobservación
– En este recorrido he observado que es difícil que los pacientes quieran conectarse con
sus emociones. Quieren no tener obsesiones y no tener que ritualizar por el sabido costo
que conlleva, pero rehuyen sentir su miedo y tolerarlo aún guiados. Pueden hablar de él
pero al sentirlo automáticamente lo interrumpen. No confían en que sobrevivirán,
rápidamente hacen cosas para restaurar la sensación de control, toman las que creen
medidas de seguridad, resguardos, y diferentes maniobras para restaurar la sensación de
control. Ya que su temor a la pérdida de la sensación de control les resulta muy
desorganizante. Me parece importante en esta etapa acompasar a los pacientes en el
miedo y el dolor que sienten cada vez que tienen que afrontar su sensación de
incertidumbre, ya que están asociadas a niveles de ansiedad tan altos que les resultan
desorganizantes. En esta etapa creo que es crucial realizar un sostén emocional muy
firme con ellos para ayudarlos a confiar en que todo pasa.
Pienso que aquí la presencia emocional del terapeuta hace diferencias en los resultados,
esto todavía lo estoy explorando y será material de otras investigaciones.
Intentos de Control
Cuando continúo trabajando con el paciente sus intentos de control, integro la duda
obsesiva como un intento de control más, ya que enfoca su aparato psíquico evitando
nuevamente el contacto con la confianza básica. Trabajamos con el paciente con las
ideas y evidencias del mundo en que no sé, puedo no saber, no controlar, hay variables
externas a mi que me condicionan (siempre las hubo) y aún así sigo viviendo, las cosas
pasan, los cambios suceden y mi ser esencial sigue existiendo.
Trabajo con la autoobservación actual de su situación y le pido que reconozca cómo
pensaba de algún tema en su infancia, adolescencia, hasta llegar a su edad actual. Que
observe el recorrido del pensamiento y cómo ideas que en algún momento eran certezas
fueron evolucionando y cambiando. Cómo las prioridades fueron cambiando, los
objetivos, los recursos con que contaba en algún momento histórico y con los que
cuenta ahora que integre los cambios y la permanencia.
Obstáculos Frecuentes
Los obstáculos más frecuentes que he encontrado son que el paciente confíe en que
puede hacer algo por modificar su forma de pensar, ya que la sobrevalora y a lo largo de
su vida ha solido identificarse con sus pensamientos. Trabajo “yo no soy mis
pensamientos ni mis emociones y sensaciones” que los reconozcan, se autoobserve y
transite un proceso de reatribución de nuevo significado personal.
En los pacientes obsesivos he observado una particular dificultad para dejar ir meta
inalcalzable, ya sea en los pacientes con toc que buscan la certeza absoluta o garantía o
en los pacientes con trastorno obsesivo de la personalidad la idea que la perfección es
posible. Esta falta de habilidad para abandonar metas imposibles o cambiarlas por otras
los lleva a continuos reprocesamientos de las distintas situaciones repetitivas.
Proceso de Aceptación
Trabajo con el paciente para reestructurar la meta imposible, el camino que recorremos
incluye centrarse en el presente, la autoobservación del dolor corporalmente sentido y el
tránsito por el mismo. Esta situación que ya he mencionado es rehuida por los pacientes
pero debe ser estimulada y sostenida en un contexto de seguridad y apoyo por parte del
terapeuta. Incluye la elaboración del duelo por la meta inalcanzable.
Este camino conduce a la aceptación de los límites propios y la integración de las
diferencias entre lo deseable y lo posible.
No se trata de analizar el contenido de los pensamientos obsesivos sino de detener la
respuesta automática del ritual físico o mental para conectar al paciente con la secuencia
emocional asociada y la aceptación de la misma.
En primera instancia pudiendo transitarla sin interrupciones para luego reprocesarla,
duelo mediante, y simbolizarla con la mayor cantidad de matices posibles para salir del
absolutismo dicotómico todo-nada, ya que este camino ayudará al paciente a integrar
diferencias, y sabemos que cuando aceptamos que la vida transcurre en diferencias y
paramos de negarlas o pelear con eso algo del orden del sosiego y la calma comienza a
aparecer.
Este cuento empieza cuando una gatita ve la luna llena en el cielo, y se cree que es un
platito de leche.
Decide entonces que tiene que alcanzar ese plato sea como sea...
Lo primero que hace es cerrar los ojos, estirar el cuello, abrir la boca y sacar la lengua....
Pero no tiene suerte. El plato estaba demasiado lejos, y lo único que ha conseguido
atrapar la gatita es una mosca con la lengua.
La gatita observa que el plato de leche sigue allí, en la misma posición, así que intenta
algo nuevo.
En esta ocasión coge carrerilla, se sube al escalón más alto de la escalera y se abalanza
en dirección al platito, pero nada. No solamente no lo localiza, sino que se cae, dándose
un golpe en la nariz y pellizcándose la cola.
¿Se rendirá entonces? Pues no, porque ve que su rico manjar sigue esperándola.
Decide entonces perseguirlo por la acera, por el jardín, por el campo, por el estanque...
pero no da con él.
¿Qué hacer entonces? Pues la gatita decide subirse al árbol más alto, pero aun así no
consigue alcanzar el plato de leche.
Desde allí arriba, en el estanque, ve otro plato de leche diferente, que es incluso más
grande que el que hay en lo alto... ¡Menuda suerte!
Ni corta ni perezosa, baja corriendo del árbol, corre rápidamente por la hierba y se lanza
al estanque con todas sus fuerzas....
¿Conseguirá por fin su apreciada bebida? Pues evidentemente no. Lo único que logra es
acabar empapada por el agua, triste, cansada y muerta de hambre.
Con respecto a las ilustraciones, como os comentaba al principio y habéis podido ver,
son todas en blanco y negro, algo muy inusual en los libros para niños.
A mi la verdad es que me gustan mucho, no solamente porque soy una enamorada del
blanco y negro, sino porque creo que en esta historia en concreto esas tonalidades te
ayudan a sumergirte de lleno en el escenario, en la noche que está viviendo la
protagonista.
Feliz día :)