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MONICA ALABART: “El frente popular como respuesta a la crisis de dominación

oligárquica en Chile (1920-1938)”

Entre 1880 y 1922 la economía salitrera fue el motor del desarrollo agroexportador chileno,
base de la República Parlamentaria. Entre la Primera Guerra Mundial y la crisis económica
del sistema capitalista de 1929 produjo un deterioro del modelo agroexportador, basado en
el enclave salitrero. Con la caída de la demanda de salitre, la acumulación de reservas en
los países consumidores y el impulso dado por Alemania a la producción de nitratos
sintéticos. La depresión económica de posguerra generó el cierre de muchas empresas
salitreras del norte, provocando desempleo y la migración de numerosos obreros mineros a
los centros urbanos abriendo un período de crisis política y de ruptura institucional.

Arturo Alessandri Palma fue el encargado de liderar junto con los sectores medios y
populares las elecciones presidenciales. Planteo una reforma a la constitución de 1833, para
reemplazarla por una de carácter presidencialista, y una regulación de las relaciones
laborales mediante la sanción de un conjunto de leyes sociales. Estas propuestas que
apostaban a la modernización del aparato estatal dividieron a los grupos oligárquicos. La
mayoría conservadora que expresaba el tradicionalismo de los terratenientes impidió el
control del Congreso y la puesta en práctica de las reformas durante los primeros 4 años de
la administración alesandrista.

La intervención de los militares en 1924 desestabilizó el sistema político y originó un ciclo


de desorden y violencia. La primera intervención de los militares chilenos, como cuerpo
profesional, fue la llamada “revolución de septiembre de 1924” con un clara división en el
interior de las Fuerzas Armadas. Las altas jerarquías del ejército y la marina, de tendencia
conservadora, querían la restauración del régimen político parlamentario en provecho de la
derecha, representada por la Unión Nacional, en tanto que los oficiales jóvenes de la
aviación y el ejército, liderados por los comandantes Carlos Ibañez del Campo y
Marmaduke Grove, buscaban un cambio social, político y económico en un sentido
favorable a las clases medias. El golpe militar contra el gobierno de Alessandri fue
controlado por los sectores conservadores del ejército y contó con el apoyo de ciertos
sectores de la elite ligados a los capitales financiero, minero y terrateniente. Un segundo
golpe, encabezado por el grupo de oficiales jóvenes y partir del cual Ibañez comenzó a
cobrar protagonismo en la escena política, le devolvieron el poder a Alessandri, que
impulsó una reforma constitucional que no se pudo aplicar hasta 1932, año en que retornó
la legalidad institucional. El ejército quedo como árbitro de los poderes de Estado.

Como ministro de guerra y como único candidato presidencial Ibañez, en 1927, se colocó
por encima de la élite política, los partidos y las desorganizadas clases subalternas. Durante
su gobierno, alessandri, bravo y grove pasaron al exilio, y los líderes comunistas Manuel
hidalgo y Elías Laffertte fueron confinados a la Isla de Pascua. Las principales
organizaciones políticas de la oposición fueron perseguidas o desarticuladas y las huelgas
obreras duramente reprimidas. Cientos de militantes anarquistas y comunistas fueron
encarcelados o envidados al exilio. La nueva administración tenía un carácter reformista al
intentar responder a las demandas de los sectores populares y asumir una actitud crítica
frente a la élite política oligárquica. Con empréstitos contraídos con capitales
estadounidenses desarrolló un amplio programa de obras públicas e impulsó una tímida
política industrialista. El gobierno de Ibañez se transformó en un régimen más duro y
represivo. Las manifestaciones callejeras de protesta incrementaron en 1931, culminando
con actos de violencia y represión policial. En un clima de inestabilidad política- cambios
de gabinete- y de movilización social- protestas universitarias, huelga de profesionales,
manifestación de la población civil y la agitación de la opinión pública, Ibañez presentó su
renuncia y partió al exilio.

Los próximos 8 meses de gobierno estuvieron marcados por 9 gobiernos, 2 huelgas


generales, un motin en la flota y varios golpes militares. El 4 de junio de 1932 se produjo
un golpe de estado encabezado por el coronel Marmaduke Grove, Eugenio Matte y Carlos
Davila. El primero asumió el gobierno y proclamó la república socialista. Surgido de un
golpe militar con apoyo civil, el gobierno de Grove intento aplicar una serie de reformas
que proponía la dirección estatal de la economía, la amnistía a los presos políticos civiles y
militares, la creación de un banco estatal para regular el crédito y la modificación de los
impuestos de herencia, la nacionalización de las minas de carbón, cobre y salitre y de las
principales industrias manufactureras; el control estatal del comercio exterior y el crédito;
el impuesto progresivo a la renta de la tierra; la reorganización de la enseñanza pública, la
obligatoriedad del trabajo. Sin apoyo institucional de las fuerzas armadas y sin
movilización de las clases subalternas no pudo consolidar su proyecto. La república
socialista duró sólo 14 días.

Secundado por sectores moderados del ejército, se produjo un nuevo golpe que derroco a
Grove. La Alianza declaró la huelga general durante 3 días con los trabajadores
ferroviarios, tranviarios, de la construcción y de la mayoría de los fabriles, más no por lo
mineros, dirigidos por el Partido Comunista oficial. La acción no alcanzo para recuperar el
gobierno.

Entre 1924 Y 1932 los golpes de Estado demostraron su precariedad como salidas a las
crisis de dominación oligárquica. En 1933 comenzó a desarrollarse un proceso de
consolidación del movimiento obrero y una izquierda marxista. Se formó un bloque de
izquierdas, radicales, socialistas, demócratas, sociales republicanos y trotskistas del partico
comunista que sumo importantes adhesiones dentro del proletariado minero del cobre. El
PS postuló la necesidad de arrancar el poder a la burguesía y realizar la revolución
socialista condenando a la II y III internacional. El PC tuvo fuertes disidencias internas y no
pudo movilizar la clase obrera, abandono su aislamiento político y opto por las alianzas con
radicales y socialistas. A partir del nacimiento del PS y el viraje del PC, el sistema político
partidario chileno se modificó, incluyendo en él una izquierda marxista incorporada al
sistema, con capacidad para competir y para negociar alianzas. En 1931 se formó la CGT
de orientación anarquista y en 1934 se constituyó la confederación de trabajadores de chile
con trabajadores del salitre, sobre, carbón, ferroviarios y obreros fabriles. En 1932 el
partido radical apoyo a la derecha para que Alessandri llegue a su segunda presidencia.
Para luego distanciarse y unirse a la coalición.

En 1936 los Partidos Radical, comunista y Socialista formaron el Frente Popular. Los
socialistas fueron los que más crecieron pero no lograron imponer a su candidato,
Marmaduke Grove, para las alecciones presidenciales de 1938. El candidato fue Pedro
Aguirre Cerda. La victoria del frente popular no era esperada por los conservadores y se
impuso sobre Ross.

El Frente Popular propuso un desarrollo de una industria de sustitución de importaciones, a


través de la intervención directa del Estado en la dirección de la economía (creo en 1939 la
corporación de fomento de la producción para el desarrollo del país). Y la democratización
del sistema político con un Estado mediador en las relaciones laborales y regulador del
acceso a la educación, la salud o la previsión de los sectores sociales con menos
oportunidades negociando con los dirigentes de las distintas fuerzas políticas.

Para Moulian las fuerzas agrupadas en el Frente asumieron la dirección política con un
proyecto propio, ligado al componente de clase media de los radicales y al popular de los
partidos de izquierda, enmarcados en la tesis de la revolución democrático burguesa como
etapa previa al socialismo. El agotamiento de la estrategia de los sectores dominantes
tradicionales para resolver la crisis, en convergencia con el fortalecimiento de las fuerzas
políticas de izquierda, crearon condiciones para la formación y el posterior triunfo del
Frente Popular. De esta manera el triunfo de la coalición de centro izquierda, integrada por
dos partidos de orientación marxista, inauguró un período de estabilidad política que
expresó una coyuntura fundante de ciertos rasgos singulares del sistema político chileno.

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