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“Y Jesús le dijo:
Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para El Reino de Dios.”
Es cierto que El Señor nos escogió de entre lo peor, “Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que
lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para
deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. (1 Corintios 1:26-29) y ¿Cómo nos
encontró El Señor? ¡Perdidos, sucios, ignorantes, insatisfechos, tristes, desesperados, amargados,
ineptos para vivir como debiéramos, necios, trastornados, endemoniados, etc.! Y ¿Nos dejó así? Verdad
que “…si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17) ¡No nos dejó como nos encontró! ¡Nos ama demasiado
como para dejarnos así! “Él nos sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso
nuestros pies sobre peña, y enderezó nuestros pasos. Puso luego en nuestra boca cántico
nuevo, alabanza a nuestro Dios.” (Salmo 40:2,3) ¿No alaba usted al Señor?
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Es muy cierto que somos salvos por la fe en Jesucristo. El pagó el total de nuestra
salvación, sin embargo, se nos manda tener una fe viva, hacer frutos dignos de arrepentimiento,
ir por el camino angosto, entrar por la puerta estrecha, entrar a santificación, ¡prepararnos!
¡Cuidar esa salvación tan grande!
La Biblia dice que La Iglesia se unirá a Jesús para vivir con Él para siempre. Pero no es
posible que cualquier criatura descuidada, perezosa, conformista, impuntual, informal, sucia e
irresponsable sea el equivalente al Hijo de Dios y que aspire a ser parte de La Esposa espiritual.
En el mundo se llama a los capacitados, ¡Dios capacita a los llamados! ¿Verdad que Él
es diferente? ¡No se desanime! El Señor hace lo que nosotros no podemos hacer por nosotros
mismos, pero nuestra parte es estar dispuestos, entender de lo que se trata esta nueva vida y
disciplinarnos cada día en cada área.
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios
por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer
con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
si en verdad le habéis oído, y habéis sido por Él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
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¿A qué se refiere Jesús cuando dice “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira
hacia atrás, es apto para El Reino de Dios.”? ¡Por lo menos a dos cosas! Primero a no hacer
Surcos Torcidos. ¿Y qué estamos cultivando? ¿Cómo está el terreno? ¡El corazón! ¿Qué
siembra? ¿Quién riega? ¿Quién da el crecimiento? ¿Qué cosecha? ¡Mucha gente no cosecha
nada en la vida cristiana porque no ha sembrado nada! ¡Hay que meter el arado, hay que
ponerse las pilas, echarle ganas, aplicarse! Por eso muchos que dicen que se han hecho
“cristianos” se siguen quejando que las cosas les van mal y hasta peor. ¡Se hacen! La verdad, se
hacen “los cristianos” pero no quieren trabajar en sus propias vidas o en su familia con
responsabilidad por sus propias almas. ¡Hay que hacer un barbecho!
Debo explicar esto a nuestros jóvenes y a nuestros niños, porque de seguro ellos no saben
que es barbechar ni lo que es un surco. ¿Sí saben? Antes que hubiera tractores los campesinos
dependían de animales fuertes para trabajar en el campo. Podían ser dos bueyes, o vacas, o dos
caballos o burritos, les ataban todas esas cosas que vemos en la imagen para que entre los dos,
jalando parejo, el arado, esa pala metálica, fuera cortando la tierra, abriéndola y preparándola
para cultivar. Y los surcos son las líneas de tierra que van haciendo uno por vuelta, con
paciencia, Debían estar atentos para hacer bien el trabajo. Si quedaba mal la culpa no era de los
bueyes sino de quien los maneja con el arado.
Dios que nosotros somos su labranza, compara nuestro corazón con el terreno. ¿Pero qué
clase de terreno es nuestro corazón? ¡Trate de sembrar algo en el freeway!
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Vivir con sabiduría… Pero La Escritura dice en Eclesiastés 1:15 “Lo torcido no se puede
enderezar, y lo incompleto no puede contarse.” No hemos vivido con sabiduría… ¡hemos sido
necios! La palabra necio en griego se dice morós y significa “Retrasado mental” ¡…hemos sido
insensatos! ¡Insensato significa sin sesos! Por eso es que sufrimos y hacemos sufrir a quienes
nos rodean, porque no hemos vivido bien. ¿Quién se atreve a entrar al orden de Dios, a su diseño
perfecto para la clase de vida que Él quiere que tengamos como Persona, Matrimonio, Familia,
Comunidad, y en El Cielo? Si dijo amen, Él lo escuchó. ¡Usted tendrá que disciplinarse! Sabe
algo, En esta congregación podemos ayudarle con ese plan de discipulado.
“Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas
delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.
Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo:
Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré.
Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató,
y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen.
Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.”
1 Reyes 19:19-21
Esa es la otra cosa que significa poner la mano en el arado… ¡Darle hasta que los bueyes
se hagan barbacoa! No es solo cuestión de empezar. Pero muchos se retiran y ya no quieren
andar con Jesús. Esta mañana alguien me dijo en la escuela que cayó en una crisis de fe y que
mejor quería quitarse la vida. Hablamos un buen rato y aceptó haberse alejado del Señor y ha
dejado de congregarse en su grupo por muchos pretextos.
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Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él.
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído y conocemos que Tú eres El Cristo, El Hijo del Dios viviente.
Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar,
y era uno de los doce.”
Juan 6:59-71
¡Era! ¡Y muchos eran pero ya no son! A Jesús se le fue la gente incrédula, se volvieron
atrás y dijeron que su Palabra era muy dura, murmuraban que les ofendía, etc. También Pablo
tuvo que intervenir cuando algunos se endurecieron, no creyeron y maldijeron El Camino. Mire:
“Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses,
discutiendo y persuadiendo acerca del Reino de Dios.
Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud,
se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos,
discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.
Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia,
judíos y griegos, oyeron La Palabra del Señor Jesús.”
Hechos 19:8-10
Cada uno es responsable por su andar con Jesús. En este tiempo mucha gente cree que la
iglesia consiste en llegar tarde a tomar café con galletas o ver si le dan otra cosa y los pastores así
le hacen, para que la gente no se les vaya… No me importa cómo le hagan en otro lado para
tener gente, a mí me interesa que usted llegue al cielo, a la presencia de Dios y por eso en esta
congregación haremos no lo que todos están imitando, sino lo que estamos aprendiendo de La
Palabra. Y si alguien es impuntual, si no obedece al Señor, si no da señales de vida, ¡pues
apártese de él y cuéntele a quien más confianza le tenga! ¡Usted siga al Señor! Mire los
siguientes testimonios que da Pablo a Timoteo. Distinga lo que es aceptable y lo que es
inaceptable:
“Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo,
y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.
Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo,
porque me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso.
Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo,
y los libros, mayormente los pergaminos.
Alejandro el calderero me ha causado muchos males;
El Señor le pague conforme a sus hechos.
Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras.
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No se trata de lo famoso que alguien pueda llegar a ser, ni las obras que realice. Se trata
de su andar fiel con El Señor. Santiago dice “Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto
de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened
también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se
acerca.” (Santiago 5:7,8) Leeremos la última cita de hoy en Hebreos 10:35-39 y vamos a invitar
a quienes han de acercarse al frente hoy pero no para ser de esa gente que ni cambia, sino porque
realmente sabe que necesita a Dios en su vida y porque ya quieren ser cristianos ¡Eficientes!