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ORACIÓN DE LA NOCHE

Todos tenemos personas queridas a nuestro alrededor que sufren por heridas
del pasado, que no conocen al Señor, que están atrapados por la tristeza, los
vicios, las enfermedades, la depresión, el pecado… Ellos necesitan de nuestra
oración, pero muchas veces “no sabemos cómo pedir para orar como
conviene” (Rm 8,26). ¿De qué manera interceder por ellos? ¿Cómo ayudarlos
para que puedan superar esas situaciones que los oprimen y no los dejan ser
felices ni hacer felices a los demás?
La oración de la noche. Lo hemos aprendido de la Hermana Blanca Ruiz,
que trabaja en el equipo de sanación del Padre Darío Betancourt. Mucho de lo
que leerás en esta pequeña enseñanza está tomado de algunas de sus
conferencias. También te recomendamos el libro DIOS HABLA Y SANA
DURANTE EL SUEÑO. La oración de la noche y la oración a distancia, del
Padre Darío Betancourt.
En la Palabra de Dios dice: “Dejen todas sus preocupaciones a Dios porque Él
se interesa por ustedes” (1Pe 5,7). Pues bien, si tú estás preocupado porque
aquellos que amas viven una vida amargada, tienen grandes problemas,
experimentan en sus vidas verdaderos infiernos que los destruyen más y más
cada día y no sabes cómo ayudarlos… ¡Esta oración puede servirte a ti!
Puede servirte a ti, madre, que estás preocupada por tus hijos tal vez
alcohólicos, tal vez drogadictos o rebeldes. A ti, esposa, que sufres con un
esposo infiel, alcohólico, frustrado. A ti, esposo, que encuentras que tu esposa
tiene problemas y no sabes cómo ayudarla. A ti que tienes en tu familia fuertes
dificultades con tus hijos, tu yerno, tu nuera… A ti, que quisieras ayudar a un
hermano, a un amigo, a una amiga.
Esta oración va a hacer mucho bien a alguien que amas pero que no está
cerca de Dios. A alguien que no acepta oración, que por circunstancias
diversas se ha alejado de Dios y que tú ves que sufre y por eso tú sufres con
él.
Con esta oración tú puedes ayudar a muchas personas para que se
encuentren con Dios y reciban la ternura, la caricia, el amor de Jesús que sane
sus vidas.
¿QUÉ ES LA ORACIÓN DE LA NOCHE?
La oración de la noche es invitar a Jesús para que vaya con la persona por la
que quieres orar. Tú, con tu imaginación, vas a acompañar a Jesús hasta
donde se encuentra esa persona. Y le vas a pedir que la ame y que con su
amor la sane.
Se llama oración de la noche porque se hace en la noche, cuando sabes que
esa persona duerme. Así Jesús puede llegar a sanar su inconsciente, donde
están las raíces de los problemas emocionales y de relaciones.
Consiste en prestarle a Jesús tus emociones, tu corazón, tu mente, y sobre
todo tu imaginación para que Él vaya hasta donde duerme esa persona. Y allí
platique con ella, la acaricie, la perdone, la bendiga… en fin, que la sane.
En el Evangelio de San Mateo 26,41 y ss dice: “Velad y orad para que no
caigas en tentación, porque el Espíritu está pronto, pero la carne es débil”.
Jesús les dijo esto a sus Discípulos en Getsemaní, invitándolos a acompañarlo
en su sufrimiento, en su agonía.
Hoy Jesús también te dice a ti “Velad y orad”. Te dice a ti que veles y ores con
Él, para que lo acompañes en los sufrimientos de aquellos que no lo conocen.
De aquellos que son prisioneros de los vicios, del pecado, del dolor, de la
tristeza, de la angustia… Sé generoso con Jesús y permite que Él vaya en tu
propia persona a consolar a quienes lo necesitan. Vela junto con Él, ora junto
con Él…

¿CÓMO TE TIENES QUE PREPARAR PARA ESTA ORACIÓN DE LA


NOCHE?
Preparación remota
Primero que nada, tú tienes que tener una relación fuerte con Jesucristo. Él
debe ser el Señor de tu persona, debes haberle entregado tu corazón, debes
reconocerlo como el dueño de tu vida. También debes leer cada día su
Palabra, buscarlo en la oración cada día, frecuentar los sacramentos, llevar
una vida en la presencia de Dios.
Esta es, pudiéramos decir, una preparación remota. Si no estás viviendo esto
entonces empieza por hacerlo. Eso te permitirá tener una buena relación con
Dios y te capacitará para ayudar a los demás, especialmente a las personas
que amas: tus padres, tu esposo o esposa, tus hijos, tus hijas, tus amigos o
amigas… en fin, a todos los que tú veas que sufren atrapados por el pecado,
por los vicios, por los problemas.
Preparación mediata
Si tú quieres ayudar a aquella persona que esta frustrada, amargada, rebelde,
oprimida por los vicios, por el pecado, por la infidelidad, etc., primero ponte a
orar varios días. Pídele al Señor que te capacite para interceder por esa
persona, por esa situación concreta en la que ella se encuentra. Dile que te
muestre cuál es la raíz de su problema, pues aunque el Señor ya lo sabe, tú
necesitas cierto discernimiento para saber por qué orar, cómo orar, cómo
pedir.
Necesitas aprender a orar como conviene. Necesitas orar con la guía y la
dirección del Espíritu Santo, ponerte delante de la presencia del Señor para
escucharlo. Así podrás conocer cuál es la raíz del problema de esa persona
por la que quieres orar.
Blanca Ruiz pone el ejemplo de una señora que tenía un esposo muy buena
gente, muy responsable como padre y como esposo, en fin, un buen hombre.
Pero este hombre era alcohólico. La señora sufría mucho por esto. Entonces
ella se puso a orar primeramente para descubrir cómo tenía que hacer la
oración. Y el Señor le mostró que no debía orar precisamente para que ya no
tomara, para que fuera más sobrio, sino que debía orar por la raíz, por aquello
que le había causado el adherirse a ese vicio.
Entonces recordó que en una ocasión su esposo le había platicado que
cuando cumplió 15 años sus amigos lo llevaron a celebrar y le invitaron una
cerveza. Pero como él tenía un padre muy severo, muy recto, y sabía que
beber no era correcto, no quiso aceptarla. Entonces sus amigos se
comenzaron a burlar de él diciéndole que no era hombre. Y él, en su orgullo
ofendido, quiso demostrarles lo contrario y tomó, y tomó, y tomó…
Cuando su padre lo vio llegar a su casa en esas condiciones lo regañó y lo
humilló. El muchacho se sintió muy ofendido y lastimado con lo que su padre
le dijo. Entonces pensó: “¡De ahora en adelante sí me voy a hacer un borracho
como dice mi papá que soy, ahora voy a tomar cada día, cada vez que pueda
voy a tomar hasta que me harte!”
Este hombre se emborrachaba por esa experiencia negativa que había tenido
a la edad de 15 años. Su esposa descubrió que debía orar pidiéndole al Señor
que sanara a su marido de esa experiencia.
Por eso cuando nosotros nos preparamos para orar por una persona tenemos
primero que descubrir cuál es la raíz del problema. En el caso de este hombre
alcohólico, si no tuviéramos ese discernimiento solamente oraríamos: “Señor
quítale lo borracho, Señor que ya no tome… Señor consuélalo, Señor
bendícelo… Señor haz que repugne ese vicio, que rechace el alcohol…” Pero
esa no sería la manera adecuada de orar por él. Entonces es muy importante
ir a la raíz del problema, ir a las causas que han producido tal o cual situación.
Preparación inmediata
Cuando te acuestes invoca al Espíritu Santo. Dile que te despierte en la noche
para hacer esta oración. Trata de dormirte en alabanza, en la presencia del
Señor, repitiendo algún salmo. Porque tú sabes que durante la noche vas a
estar muy fuertemente unido a Jesús para hacer esta oración.
Al despertarte en la noche levántate de tu cama. Ve a una parte de tu casa en
donde puedas estar en oración sin ninguna interrupción, y ponte a orar
invocando al Espíritu Santo. Dedica un breve tiempo para alabar al Señor.
Luego cúbrete con la sangre preciosa de Jesús y pídele que te guarde de todo
mal. Pídele también que Él sea el que venga y te ayude a hacer esta oración.
¿CÓMO SE HACE LA ORACIÓN?
Antes de explicarte cómo se hace esta oración ten en cuenta estas
consideraciones previas:
No es necesario que la persona por quien vas a orar esté en tu casa, que viva
en tu ciudad o en tu país. Puede vivir en otra ciudad, o en un país lejano.
Tampoco es necesario que la persona por quien vas a orar sepa que tú estás
orando por ella. Incluso a veces es mejor que no lo sepa.
Tampoco necesitas imponer las manos sobre ella. Si lo haces podrías
despertarla y precisamente esta necesita estar durmiendo mientras tú horas.
Así el Señor podrá obrar en su subconsciente e inconsciente sin ningún
obstáculo.
Debes tener muy claro que es el Señor el que la va a sanar. Él hará de ti su
instrumento, y tú debes estar disponible para el Señor. A ti te toca hacer la
oración prestándole al Señor tu mente, tu boca, tus ojos, tus manos, tus pies,
en una palabra, todo tu ser. El Señor va a llegar a esa persona a través de ti.
Es a ti a quien va a usar el Señor para llegar.
Ahora sí, vamos a explicarte la forma en que se hace la Oración de la Noche.
Recuerda que esto es solo un modelo para darte una idea de cómo puedes
orar. Tú vas a hacer la oración como Dios te la inspire.
Primer paso
Imagínate que Jesús va contigo al lugar donde duerme la persona por quien
vas a orar. Utiliza tu imaginación. Y con los ojos del cuerpo cerrados, pero con
los del espíritu abiertos, imagínate que Cristo te toma de la mano y va contigo
al lugar donde duerme esa persona.
Segundo paso
Jesús conoce el problema, la necesidad o la debilidad de esa persona. Tal vez
tú no la conoces completamente, pero Jesús sí. Lo que tienes que hacer es
confiar en Jesucristo que va contigo. A través de tu imaginación se acercan al
lugar en donde se encuentra esa persona. Jesús va a hacer algo maravilloso,
algo especial. Lo primero que Él hará es aceptar a esa persona. Entonces tú
debes imaginar en ese instante que Jesús acepta a esa persona. La mira con
cariño, la besa, la abraza… Lo que Él quiere tener con esa persona es un
momento de profunda relación de corazón a corazón.
Cuando te acercas a una persona para mostrarle tu amor, en ti y en esa
persona ocurren cosas muy hermosas. Cuando Cristo se acerca a alguien para
darle su amor pasan cosas trascendentes que le sanan, que le cambian.
Mira a Cristo que se está acercando a esa persona porque tú se lo pediste. Tú
eres el instrumento para que Cristo llegue y le regale eso que ella necesita.
Como tal vez tú no conoces a profundidad el problema solo dile: “Cristo Jesús,
Tú sí le conoces. Tú vas a hacer maravillas en … (di su nombre)”. No trates
de explicarle a Jesús lo que le pasa a esta persona. Solo dile: “Señor aquí
estamos, yo quiero que Tú pongas tus manos divinas en … y que le bendigas.
Regálale lo que Tú sabes que ella necesita…” Tu imaginación esta ahí viendo
a Jesús que con mucho cariño y amor toma a la persona entre sus brazos, la
abraza, la besa.
Tercer paso
Casi todos nosotros tenemos una necesidad muy grande de amor, de cariño.
Aunque nuestros padres y familiares hayan sido los mejores del mundo… Por
el hecho de ser seres humanos fueron o son muy limitados para amarnos y no
nos amaron todo cuanto nosotros necesitábamos.
Por eso muchos de nosotros llevamos una gran necesidad de cariño, una
soledad, un vacío profundo en nuestro corazón. Y muchas veces esa soledad
y ese vacío se manifiestan como amargura, frustración o agresividad. Por eso
necesitamos experimentar que somos amados por Jesús. De esa manera
vamos a ser sanados de esa herida de falta de amor.
Tal vez la raíz del problema de esa persona es esa. Por eso lo que tú vas a
hacer es imaginar que Jesús va hasta la cama de esa persona por la que oras,
y mientras la besa y la abraza muy cariñosamente le dice: “Hijo mío, hija mía,
yo soy tu verdadero papá y te quiero mucho. Tú eres mi hijito, tú eres mi hijita,
tú eres mío, tú eres mía, yo te amo mucho…”
En ese momento, aunque la persona esté dormida, estará sintiendo en su
inconsciente el amor de Jesús, y Jesús la estará sanando. Ella va a sentir y
experimentar que sí tiene un padre, aunque haya sido abandonado o
abandonada, o haya tenido un padre poco amoroso. Estará teniendo así la
experiencia del amor paterno en la persona de Jesús. Y Jesús la estará
sanando de esa soledad, de ese vacío, de esa amargura que dejó la
experiencia negativa con su padre. Cristo le hará sentir su beso, su abrazo, su
amor…
Si esa persona no tuvo madre o le faltó el cariño de una madre, nos
imaginamos que Cristo cuando la besa, la abraza, y la acaricia la pone en los
brazos de su Madre María, la Virgen santísima. Y entonces Ella la cubre con
su manto, la besa y la abraza y le dice: “Tú sí tienes mamá, yo soy tu verdadera
mamá, yo soy tu Madre…”
Por un momento, ahí en el silencio de tu corazón y en tu imaginación espera
a que esa persona sienta toda la ternura del abrazo materno de María, todo el
amor del abrazo de Dios.
Luego te imaginas que Cristo toma en sus brazos a esa persona y le dice:
“Somos tu papá y tu mamá verdaderos, pero también te di un papá y una
mamá en el mundo a quienes les pedí que te cuidaran. Yo también los amo,
son también mis hijos, y tú eres el regalo que di a tu mamá. Yo quiero mucho
a tu papá … (menciona el nombre de su papá). Yo ya lo he perdonado,
ayúdame a amarlo, ayúdame a cuidarlo, ayúdame a bendecirlo…” Imagina que
Jesucristo en ese momento está reconciliando a esa persona con su padre, le
está confiando que también tiene un padre en el mundo.
Luego se repite la escena cuando Jesús le dice: “¿Sabes? También te regalé
una mamá en este mundo. Tu verdadera madre es mi Madre María, pero yo te
di una madre en la tierra. Ayúdame a cuidarla, ayúdame a bendecirla y a amar
a tu madre…”
Imagínate que en ese momento esa persona está sanando en sus relaciones
con su mamá, y que la besa y la abraza, que le dice que la ama… Tal vez la
relación con sus padres sea la causa del problema de esa persona y tú vas a
orar así por ella.
Puede ser que Jesús y el Espíritu Santo te inspiren otra forma de orar. Tú
debes dejarte conducir, ya que cada situación es distinta.
Esta oración la debes hacer durante 3 o 4 semanas noche tras noche. Esta es
otra característica de esta oración: hay que hacerla noche tras noche. Si fallas
una noche no te preocupes, te levantas a la siguiente y continúas esforzándote
todas las noches hasta que termines este período haciendo la oración. No
tienes que repetir exactamente lo mismo todas las noches, pero sí debes orar
por el mismo problema.
CÓMO ORAR POR LOS NIÑOS
Otra de las experiencias que comparte la hermana Blanca Ruiz es la de unos
padres que se pusieron a orar por su hijo. Era un niño rebelde, que no llamaba
a sus papás por el nombre de papá o mamá, que estaba siempre arisco,
aislado. Tampoco dejaba que lo acariciaran o lo besaran. Entonces sus papás
empezaron en la noche a orar por él con este tipo de oración y a los pocos
días el niño empezó a tener una actitud de amor a sus padres, empezó a dejar
de ser rebelde y agresivo.
Esta oración es muy recomendable para ayudar a los niños cuando son
desobedientes o groseros, cuando están adquiriendo malos hábitos. La mamá
o el papá pueden hacer en la noche esta oración. Imaginen que Jesús va a la
cama del niño, lo toma en sus brazos, lo acaricia… Y mientras lo tiene en su
regazo se pone a platicar con él haciéndole sentir su cariño. Y le dice: “Tú eres
un niño obediente, tú eres un niño estudioso, tú eres un niño alegre, tú eres un
niño respetuoso…” Y le va diciendo todas las virtudes o los buenos hábitos
que quieren formar en su criatura.
En esta oración los papás pueden ir trasmitiéndole a su hijo todos esos hábitos
y virtudes que quieren que el niño vaya practicando. Poco a poco irán
descubriendo como esto es muy efectivo.
¿CUÁL ES LA RAZÓN PARA QUE ESTA ORACIÓN SEA TAN EFICAZ?
Para Jesús no existe el tiempo, ni la distancia, ni el espacio. Jesús puede llegar
a cualquier tiempo de la vida. Para Él no existe el pasado ni el futuro. Entonces
en cualquier en momento de su vida la persona puede recibir la visita, la
experiencia, la presencia de Jesús. Y lo más importante: puede ser
transformada por esta presencia. El Señor puede cambiar los esquemas o las
experiencias negativas por experiencias positivas.
No es fantasía, no es solo imaginación, es una realidad. Porque cuando Jesús
llega a la vida de una persona, a su consciente, inconsciente y subconsciente,
ella queda llena de la presencia de Jesús y en ese momento queda sana.
Porque Jesús es paz, amor, luz, vida, alegría, salud…
Tú tienes que tener esa fe cuando oras, tienes que saber que Jesús todo lo
cambia. Con Jesús todo se transforma, para Él no existe pasado o futuro.
Porque Él puede cambiar cualquier situación de la vida, cualquier momento,
cualquier circunstancia por muy triste o desastrosa que parezca… ¡Jesús
puede sanarla!
Por eso te recomendamos que primero le consagres tu vida a Jesús, que
primero tú te entregues a Jesús y lo hagas el Señor de tu vida. Renuncia al
mundo, al pecado, a Satanás y conságrale tu vida a Jesucristo. Hazlo el Señor
de tu vida, el único dueño de tu ser.
Búscalo cada día, ora con Él, lee las Sagradas Escrituras, encuéntralo en la
Eucaristía, reconcíliate en el Sacramento de la Confesión… Así tú irás viviendo
una vida llena de Jesús y podrás hacer esta oración por los que amas, podrás
ayudarlos para que ellos también cambien su vida.

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