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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

La brigada de monitoreo biológico en los pastizales y


bosque de Milpa Alta: Un estudio antropológico sobre
los límites y alcances del diálogo de saberes desde
una experiencia colaborativa.

TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE
LICENCIADO EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL

PRESENTA
Manuel Manzano Delgado

DIRECTOR DE TESIS: Mtro. Itzam Pineda Rebolledo.

CIUDAD DE MÉXICO [2018]

1
Agradecimientos

Con afecto especial a brigadistas, ex brigadistas y pobladores sanpableños sin


distinción, con quienes pude entablar vínculos que rebasan la realización de este
documento.
A los funcionarios y colaboradores gubernamentales por compartirnos sus
reflexiones.
A Chío por su apoyo y compañía en esta travesía que sin ella hubiera sido
imposible.
A mí director de tesis y a todos los que se tomaron el tiempo de escucharme y
leer este documento, así como compartirme sus comentarios, los cuales han sido
de gran ayuda.
A la banda de la ENAH, docentes, trabajadores y compañeras, con quienes he
compartido inquietudes y sueños otros.
A mí madre y al hermano Lobo, donde quiera que se encuentren.
A toda la familia Manzano Delgado.
A Negrito, Ciris y Rulito, mis incondicionales compañeros no-humanos.
Al monte milpaltense.

2
Introducción general ................................................................................................................ 5
Capítulo 1 .................................................................................................................................... 6
Abordaje metodológico teórico ............................................................................................. 6
1 Planteamiento y delimitación del problema.................................................................... 7
2 Abordaje metodológico ........................................................................................................ 9
2.1 Objetivo general ....................................................................................... 9
2.2 Objetivos particulares ............................................................................10
2.3 Hipótesis ..................................................................................................10
3 Abordaje teórico ................................................................................................................... 10
Capítulo 2 ........................................................................................................................... 15
El uso y conocimiento histórico de los montes milpaltenses ..................................... 15
2.1 La llegada al valle de México ......................................................................................... 16
2.2 El monte un lugar de culto ............................................................................................. 19
2.3 El monte, espacio para el conocimiento .................................................................... 21
2.4 El monte un lugar para la cacería ritual ...................................................................... 23
2.5 Los montes milpaltenses en La Colonia .................................................................... 25
2.6 El uso cotidiano del monte ............................................................................................ 27
2.7 Algunas disposiciones liberales en el territorio milpaltense ............................... 28
2.8 La expoliación porfirista ................................................................................................. 29
2.8.1 Los montes en las proyecciones de los científicos..........................30
2.9 Los montes de Milpa Alta durante el zapatismo ...................................................... 32
2.10 La defensa comunal de los montes milpaltenses ................................................. 35
Capítulo 3 ........................................................................................................................... 39
Recuperando lo comunal en San Pablo Oztotepec: algunos efectos y reflexiones . 39
3.1 Retomando lo propio ....................................................................................................... 40
3.2 Gestión comunitaria......................................................................................................... 41
3.3 Cambios en las políticas ambientales en la Ciudad de México: La ola
partidista de izquierda llega a Milpa Alta .......................................................................... 44
3.5 Reforestación gubernamental en los montes comunales: entre la
colaboración y el conocimiento .......................................................................................... 50
3.6 Aprender entre técnicos: asimetrías y reflexiones.................................................. 53
Capítulo 4 ........................................................................................................................... 58
El monitoreo comunitario ................................................................................................. 58

3
4.1 Las aves en Milpa Alta antes del monitoreo.............................................................. 60
4.2 La Conabio se establece en Milpa Alta ....................................................................... 61
4.3 Inducción al quehacer científico, entre aprendizajes y divergencias ................ 63
4.4 El uso del discurso científico en la brigada .............................................................. 69
4.5 Conservando con fuego: hechura de líneas negras ............................................... 70
4.6 El conocimiento local en contexto: trabajar entre familiares y amigos............. 84
4.7 Conociendo y recuperando el territorio del GS y el conejo Zacatuche ............. 86
4.8 Recorridos de monitoreo: caminando, dialogando y aprendiendo .................... 92
4.8.1 Tras los rastros del saber .................................................................104
4.8.2 Conocimiento entre la regeneración del bosque y la tala
clandestina ..................................................................................................108
Capítulo 5 .......................................................................................................................... 117
Aproximaciones a la validación gubernamental del conocimiento ........................... 117
5.1 Aportes comunitarios a la ciencia dominante y los conflictos en su validación
.................................................................................................................................................... 122
5.2 En los límites del conocimiento científico y el diálogo de saberes .................. 128
Conclusiones .................................................................................................................... 130
Bibliografía: ....................................................................................................................... 137

4
Introducción general
En este estudio abordamos de forma documental un panorama de la relación
histórica entre los milpaltenses, en general y los sanpableños, en particular, con
sus montes comunales. Hacemos énfasis en el conocimiento generado en esta
dinámica e integramos las disposiciones coloniales y estatales para con los
territorios indígenas, lo que conllevado a su vez una lucha entre distintos proyectos
ideológicos. En este sentido, analizamos escenarios de larga data para tener un
panorama histórico donde los grupos locales y gubernamentales delimitan sus
elementos propios para su sobrevivencia como tales (Bonfil, 1988: 10).
Después abordamos algunos datos sobre la historia ambiental
contemporánea de Milpa Alta en general y San pablo Oztotepec en particular.
Incluimos aquí, un primer momento de nuestra participación en campo para así
ilustrar, desde el mismo terreno, una confluencia de actores y disputas que se dan
en el marco de un programa temporal de reforestación gubernamental.
Posteriormente abordamos un segundo momento de participación en campo, al
integrarnos a la brigada de monitoreo biológico Milpa Alta, que auspiciada por la
Comisión de Recursos Naturales de la Ciudad de México (Corena), trata de
salvaguardar la sobrevivencia de dos especies en riesgo de desaparecer; el Gorrión
Serrano (GS) y el conejo Zacatuche o Teporingo, animales endémicos de la región
milpaltense. En esta experiencia hablaremos de cómo distintos actores, locales y
gubernamentales dinamizan diversos conocimientos que por momentos dialogan,
en otros difieren y se disputan, para así llegar al final de este trabajo, donde
hablamos de las formas e implicaciones así como de las ausencias a la hora de
validar el conocimiento local de parte de las instancias gubernamentales
participantes en un programa social-ambiental. En otras palabras analizamos y
describimos algunas estrategias de cambio cultural entre grupos locales y
gubernamentales que se ponen en práctica al operar programas gubernamentales
y donde el conocimiento entra en la dinámica de las relaciones de poder tanto al
interno como al externo comunitario.

5
Capítulo 1
Abordaje metodológico teórico

6
1 Planteamiento y delimitación del problema
Las investigaciones en Milpa Alta han privilegiado el carácter histórico, comunal,
religioso e identitario (Wacher, 2013; Barbosa et al, 2012; Gomezcésar, 2010;
Sánchez, 2006). A pesar de que el monte tiene una gran importancia en la vida de
algunos pobladores sólo algunas investigaciones se han dirigido a su estudio
(Gomezcésar, 2010; Chavira, 1992; Del Conde 1982), especialmente a las luchas
comunitarias por su defensa. Sin embargo, no se ha prestado atención a las labores
de conservación que se realizan cotidianamente. Mucho menos se ha profundizado
en las implicaciones que tienen estas labores cuando está de por medio algún
agente gubernamental.
Desde tiempos Coloniales hasta nuestros días algunos grupos dominantes
han tomado decisiones sobre políticas ambientales que han impactado en el
territorio milpaltense y sus pueblos. Si nos remitimos a la etapa contemporánea una
de ellas fue el decreto de veda forestal emitido en 1947 que prohibió el
aprovechamiento maderable -así como la caza- en todos los bosques de la cuenca
del Valle de México. Esta disposición coartó los sentimientos de arraigo, devenidos
del uso y el conocimiento del territorio, que implicaban las diversas prácticas y
vínculos que tenían los milpaltenses con sus montes; al grado de que llegaron a ser
criminalizados por diversas instituciones del gobierno local y federal.
A esta veda le continuó otra disposición emitida en los setentas: el decreto
de Área de Conservación Ecológica que después cambió el nombre por Suelo de
Conservación de la Ciudad de México, donde las prohibiciones del anterior decreto
continuaron, ya no para mantener una aparente conservación forestal -incluyendo
la flora y fauna-, sino que se buscaba proteger a todo lo que fuera un aporte a la
biodiversidad1.
Bajo estas restricciones gubernamentales las opciones de los milpaltenses
para laborar en sus bosques siguen estando limitadas por el marco de la política

1 Suelo de Conservación Secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA).


http://www.sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/suelo-de-conservacion

7
conservacionista. Por consecuencia varios pobladores decidieron gestionar, con
instancias del gobierno local y federal, algunos programas de conservación
ambiental que les permitieran continuar trabajando en sus montes. En este tenor
se implementaron labores relacionadas con la conservación dirigidas por agentes
gubernamentales que venían del ámbito académico y que desplegaban sus
conocimientos sin tomar en cuenta los saberes y concepciones de los pobladores
con sus montes.
En este trabajo nos proponemos analizar desde distintas perspectivas, tanto
locales como gubernamentales, las formas en que se desarrolla la relación-gestión
de trabajos de conservación enmarcados en programas gubernamentales que
tienen particular importancia para aquellos que están allegados al monte y evitan
acudir a la ciudad.
Para realizar esta investigación haremos énfasis en el trabajo de dos
brigadas2 durante dos momentos en particular: el programa ProArbol referente a
las labores de reforestación que son implementadas por la Comisión Nacional
Forestal (Conafor) y el Programa de Fondos de Apoyo a la Conservación3 Ecológica
(Proface) que incluye el programa de Monitoreo de Biodiversidad y especies en
riesgo y que es implementado por la Secretaria de Medio Ambiente (Sedema) a
través de la Comisión de Recursos Naturales de la Ciudad de México (Corena).
Este último programa cuenta con asesoría técnica de la Comisión Nacional para el
Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio).
San Pablo Oztotepec

2 En San Pablo Oztotepec existen varias brigadas de apoyo que están financiadas por Corena, a través del
Programa Proface, ellas son: Cuatro Pueblos, Comunal San Pablo 1, Comunal San Pablo 2, Comuneros
Organizados de Milpa Alta (Coma) y Monitoreo Biológico Milpa Alta. Existe una más que está financiada por la
Conafor, de forma temporal. Esta última sólo funciona en Programas de Empleo Temporal (PET), no así las
brigadas arriba mencionadas que realizan trabajos de manera permanente en el bosque.
3 Para los términos de este documento la conservación de que hablaremos será la definida desde las instancias

gubernamentales correspondientes, en este caso la Secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México


(Sedema) y que la define como: Conjunto de políticas, planes y programas, normas, acciones, de detección,
rescate, saneamiento y recuperación, destinadas a asegurar que se mantengan las condiciones que hacen
posible la evolución o el desarrollo de las especies de los ecosistemas propios del Distrito Federal.
www.sedema.cdmx.gob.mx/storage/.../Reglas-operacion%20PROFACE%202017.pd. Lo anterior no invalida
las formas propias de conservación de los pueblos, para lo cual hablaremos en términos de usos o prácticas
en el monte o bosque. Estos dos últimos términos serán usados indistintamente ya que así son visualizados de
forma local.

8
Según Abascal (1988) Oztotepec significa “en el cerro de las cuevas”. Su posición
geográfica lo ubica en las inmediaciones de la serranía Ajusco-Chichinautzin.
Colinda al norte con San Bartolomé Xicomulco, al este con San Pedro Actopan, al
sur con los bosques comunales de Milpa Alta que a su vez colindan con el Estado
de Morelos. Al oeste su colindancia es con San Salvador Cuauhtenco, Milpa Alta.
Su topografía es accidentada ya que se encuentra rodeado de volcanes, uno
de ellos, el Cuautzin. Su altura oscila entre los 2650 y 2700 metros sobre el nivel
del mar. El clima es templado y subhúmedo, con fuertes precipitaciones pluviales
en verano propicio para cultivos como el maíz, papa, chícharo, nopal, avena y otras
legumbres. Prueba de ello son las terrazas que todavía sobreviven pese a la
urbanización y al abandono paulatino de las actividades campesinas.
Los suelos de esta zona son de origen volcánico, lo que permite filtración y
los escasos cuerpos de agua en la superficie (Rodríguez, 2006). Los principales
tipos de vegetación son el bosque de pino-oyamel, bosque mixto (pino-aile-encino),
pastizal y matorral. En los usos del suelo se encuentran el forestal, agrícola,
pecuario y urbano (Rodríguez, 2006). El Instituto Nacional de Estadística Geografía
e Informática (INEGI, 2001) señala que un 57.7 % del territorio milpaltense está
destinado como área forestal pero no se reportan actividades de conservación a
pesar de su valiosa importancia ya que permiten la recarga de los mantos acuíferos
que son básicos para la reproducción de la vida en la Ciudad de México.
San Pablo Oztotepec también forma parte, junto con toda la Delegación
Milpaltense, del Área de Conservación Ecológica decretada en el año de 1987 y
ahora llamada Suelo de Conservación. Dicho espacio contiene el 59% del territorio
de la Ciudad de México y es prioridad su preservación y vigilancia

2 Abordaje metodológico
2.1 Objetivo general
Analizar y describir las estrategias de control cultural sobre el conocimiento, dialogo
de saberes y prácticas entre grupos locales y gubernamentales en la operación de
programas de conservación ambiental en el bosque y pastizal de San Pablo
Oztotepec.

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2.2 Objetivos particulares
(a) Realizar un recuento histórico de la relación que los milpaltenses han tenido
con sus montes en el contexto de algunas políticas ambientales. (b) Describir, cómo
en los ámbitos local y gubernamental, se valida el conocimiento relacionado con la
puesta en práctica de los programas ambientales de reforestación y monitoreo de
especies en riesgo. (c) Contrastar las perspectivas y prácticas de conservación
entre grupos locales y gubernamentales. (d) Explicar cómo a partir del diálogo de
saberes que se lleva a cabo en la puesta en práctica de programas
gubernamentales de conservación se observan relaciones de poder en las que el
conocimiento es apropiado, confrontado, impuesto y ampliado. (e) Describir de qué
manera el conocimiento forma parte de la correlación de fuerzas entre grupos
locales y externos a partir de la operación de programas gubernamentales.
2.3 Hipótesis
Los programas gubernamentales de conservación son un medio de pretensión de
territorialización Estatal de las dinámicas socio-espaciales del capital4 que a su vez
son usados por los grupos locales para intentar satisfacer necesidades que van
desde paliar su precariedad laboral hasta controlar la administración de sus
prácticas, recursos y conocimientos relacionados con sus montes.

3 Abordaje teórico
Utilizaré la categoría de control cultural (Bonfil, 1988) para analizar la relación entre
grupos comunitarios y e instituciones del Estado mexicano en la conservación de
los montes comunales milpaltenses.
Para tal fin definiremos en primera instancia el concepto de control cultural
Es el sistema según el cual se ejerce la capacidad de decisión sobre
los elementos culturales. Los elementos culturales son todos los
componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego
para realizar todas y cada una de las acciones sociales: mantener la

4“laterritorialización de las dinámicas socio-espaciales del capital significan explotación/exclusión/dominación


sobre las comunidades, afectando derechos ya reconocidos por el propio Estado. Todo indica que el Estado
juega más del lado del desarrollo del capital, que del desarrollo de la democracia, la ciudadanía y la justicia
social”. - BETANCOURT et al. Tensiones territoriales y Políticas públicas de desarrollo en la Amazonia. Los
casos del Territorio indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure en Bolivia y el Área de Manejo Especial de la
Macarena en Colombia. Concurso CLACSO-Asdi 2013 “Estudios sobre políticas públicas en América Latina y
el Caribe: Ciudadanía, democracia y justicia social”. Rio de Janeiro. 2013 Véase: (pág. 45).

10
vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas,
formular y tratar de cumplir aspiraciones (Bonfil, 1988: 5).
Para el establecimiento de las condiciones en la toma de decisiones propias
o ajenas, sobre los elementos de un grupo étnico, Bonfil Batalla nos propone cuatro
ámbitos o espacios dentro de la cultura total, diferenciados en función del sistema
de control cultural existente. Así, este autor nos ofrece un cuadro que sintetiza sus
planteamientos:

Recursos Decisiones
Propias Ajenas
Propios Cultura autónoma Cultura enajenada
Ajenos Cultura apropiada Cultura impuesta
(Ibídem).
En lo respectivo a quien es el que decide en relación a los elementos
culturales propios, Bonfil Batalla observa que existen múltiples niveles de decisión,
pasando por los domésticos, autoridades comunales, administrativas superiores
entre las que incluye, empresas nacionales y trasnacionales, iglesias centralizadas,
gobiernos estatales y nacionales. Y en donde el rango de decisión “propia” queda
en entredicho (Bonfil, 1988:10).
En el caso particular que nos atañe analizaremos uno de los elementos
culturales, el conocimiento, que para Bonfil implica “las experiencias asimiladas y
sistematizadas que se elaboran, se acumulan y se transmiten de generación en
generación en el marco de las cuales se generan nuevos conocimientos” (ibid).
La conceptualización anterior se circunscribe a un ámbito cultural propio, sin
embargo en este caso, en general implica la relación entre conocimientos
científicos, propios de los agentes gubernamentales (técnicos, biólogos, ingenieros)
y conocimientos locales (brigadistas o jornaleros). Es decir, el ámbito de este
estudio, incluye la relación entre estos dos tipos de actores y que podemos
enmarcar en un diálogo de saberes, con sus diversas disputas, negociaciones, y
concesiones. Nuestra postura política de análisis en torno a la relación entre
conocimiento local y científico está enmarcada en una dinámica de disputa que
implica relaciones de poder, ya que las decisiones por el control cultural de estas

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formas de saberes, devienen en consecuencias sociales, culturales, históricas,
ambientales y políticas.
Es decir, hablamos de conocimientos en relación dónde diversos grupos
subalternos se relacionan con grupos dominantes con el fin de operar programas
sociales de conservación en el territorio comunal milpaltense. En este sentido,
Modonesi (2010) plantea:
una relación sincrónica y diacrónica entre subordinación y resistencia
evitando la rigidez de los esquemas dualistas que aparecieron en la
tradición marxista: conciencia/ falsa conciencia,
racionalidad/irracionalidad, espontaneidad/dirección consiente, clase
en sí/clase para sí. Por el contrario abre el análisis de las
combinaciones y las sobreposiciones que, históricamente
caracterizan a los procesos de politización de la acción colectiva de
los subalternos. El campo de análisis de estos procesos incluye
ámbitos de subjetivación cuya politicidad era anteriormente negada
como por ejemplo, la cultura popular, los mitos, el folklore, y todas las
expresiones populares susceptibles de ser objeto de disputa entre
proyectos conservadores y trasformadores (Modonesi, 2010: 38).
En esta dinámica de análisis donde los conocimientos locales y científicos, se
entreveran, se conflictúan, se buscan controlar o a veces dialogan, abordamos una
relación donde ambos actores deciden las estrategias para llevar a cabo el control
cultural. De ahí que el modelo propuesto por Bonfil, (1988) nos posibilite observar
a lo largo de esta investigación una dinámica relacional y no una exposición a priori
de elementos inconexos– ya sean estos propios o ajenos- como si se tratara de un
cajón de sastre (Bonfil, 1988: 18). Advertido lo anterior, señalamos lo que
entendemos por conocimiento o saber local:
Los saberes locales son el conjunto de conocimientos y prácticas que
las sociedades comparten y realizan cotidianamente sobre su
territorio, su entorno natural y social con el fin de lograr su bienestar.
Estos saberes transmitidos de generación en generación están en
continua transformación, integrando una selección de usos y
costumbres y adaptando nuevos conocimientos externos (Lazos,
2011: 259).
Si bien este concepto no nos dice mucho de los conflictos y divergencias en
el proceso de adaptación de otros conocimientos externos e incluso en los propios,
nos ayuda a partir en nuestro análisis.

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Por otro lado podemos decir que toda relación implica un dialogo, el cual se
da a distintos niveles delimitando sus alcances en función de quién toma las
decisiones que afectarán a unos y beneficiarán a otros. En este trabajo existe una
dinámica donde se juega el poder de decisión entre instituciones gubernamentales
y grupos locales. En este sentido Michel Foucault en el volumen uno de su Historia
de la Sexualidad nos advierte:
por poder hay que comprender, primero, la multiplicidad de las
relaciones de fuerza inmanentes y propias del dominio en que se
ejercen, y que son constitutivas de su organización; el juego que por
medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las
refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza
encuentran las unas en las otras, de modo que forman una cadena o
sistema, o , al contrario, los corrimientos, las contradicciones que
aíslan a unas de otras; las estrategias, por último, que las tornan
efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional toma
forma en los aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las
hegemonías sociales (Foucault, 1998:112-113).
No obstante esta cristalización del poder también incluye efectos contra
hegemónicos intrínsecos en esta relación.
[Las relaciones de poder] no pueden existir más que en función de una
multiplicidad de puntos de resistencia: estos desempeñan, en las relaciones
de poder, el papel de adversario, de blanco, de apoyo, de saliente para una
aprehensión. Los puntos de resistencia están presentes en todas partes
dentro de la red de poder. […] Pero ello no significa que sólo sean su
contrapartida, la marca en hueco de un vaciado del poder, formando
respecto de la esencial dominación un revés finalmente siempre pasivo,
destinado a la indefinida derrota. Las resistencias no dependen de algunos
principios heterogéneos; mas no por eso son engaño o promesa
necesariamente frustrada. Constituyen el otro término en las relaciones de
poder; en ellas se inscriben como el irreducible elemento enfrentador. Las
resistencias también, pues, están distribuidas de manera irregular: los
puntos, los nudos, los focos de resistencia se hallan diseminados con más
o menos densidad en el tiempo y en el espacio […] frecuentemente nos
enfrentamos a puntos de resistencia móviles y transitorios, que introducen
en una sociedad líneas divisorias que se desplazan rompiendo unidades y
suscitando reagrupamientos, abriendo surcos en el interior de los propios
individuos, cortándolos en trozos y remodelándolos, trazando en ellos, en su
cuerpo y su alma, regiones irreducibles. Así como la red de las relaciones
de poder concluye por construir un espeso tejido que atraviesa los aparatos
y las instituciones sin localizarse exactamente en ellos, así también la
formación del enjambre de los puntos de resistencia surca las
estratificaciones sociales y las unidades individuales (Foucault,1998: 116-
117).

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En este marco de dominación y resistencias también planteamos puntos de
convergencia que pueden derivar en un posible dialogo entre saberes, un tema que
diversos autores como: Leff (2011), Lazos (2011), Toledo (2011), Hersch, (2011) y
Argueta (2011) han discutido su necesaria pertinencia en procesos donde la
ecología está en juego. Cabe señalar que, porque las reglas que posibilitan la
implementación de los programas sociales de conservación ambiental que
analizamos en esta tesis son definidas desde las oficinas gubernamentales, en
primera instancia el diálogo de saberes podría verse como una “articulación técnica
y que a su vez es utilitaria, subordinada e instrumental (Leff, citado en Argueta,
2016:180). No obstante en esta investigación partimos de que el diálogo de saberes
es un entramado complejo en el que los límites y alcances se juegan en distintos
sentidos y no son fijos. El diálogo de saberes es una relación entre personas que
va más allá de lo instrumental y mecánico que puede implicar la implementación de
un programa gubernamental.
Sin embargo, también tenemos en cuenta que en la dinámica relacional entre
científicos y jornaleros históricamente: “el acceso a la ciencia y la relación entre
ciencia y verdad en todas las disciplinas establece una diferencia radical entre
sociedad moderna y el resto del mundo. Se da, como señala Bruno Latour, una
diferenciación básica entre una sociedad que posee la verdad –el control de la
naturaleza- y otras que no lo tienen” (Lander, 2000:10).

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Capítulo 2

El uso y conocimiento histórico de los montes


milpaltenses

El moderno, el modernizador es pues


aquel que siempre está en fuga hacía
un futuro radiante, al cual solo puede
capturar en contraste con un pasado
odioso.
Bruno Latour5

5 Bruno, Latour. 2009. Cogitamus: seis cartas sobre las humanidades científicas. Paidós. p. 109.

15
En este capítulo abordaremos brevemente, de forma documental, la relación
histórica que los milpaltenses han tenido con sus montes y la manera en que han
entablado negociaciones, acuerdos y disputas con otros grupos para mantener su
territorio.

2.1 La llegada al valle de México


La conformación de la zona montañosa ubicada al sur de la cuenca del valle de
México6 se fue desarrollando en los últimos 700 000 años (Espinosa, 1996: 33).
Mucho después de esta remota fecha llegarían las primeras incursiones de quienes
poblarían su lado sur, y en su lado norte los primeros asentamientos datan por allá
del 1700 y 1100 a.n.e. (Ezcurra, 2006:56).
Sin duda fueron diversas oleadas migratorias las que poco a poco se fueron
asentando en los alrededores del gran lago de Texcoco, enmarcado por varias
cadenas montañosas, una de ellas al sur:
Cuando en 1240 llegaron los grupos migratorios chichimecas a la
región, encontraron ya disgregado al Imperio Tolteca. Al ser expertos
cazadores, estos grupos aprovecharon la abundancia de fauna en los
bosques y utilizaron los recursos vegetales del lugar y de las riberas
de los lagos de Chalco y Xochimilco. (Torres Lima, 1991:25)
Ya establecidos los grupos Chichimecas, fueron sometidos por los Aztecas en
1409, quedando bajo la tutela de Huellitlehuilanque, quien fundó el señorío de
Malacachtepec Momoxco (lugar rodeado de cerros) (ídem). Lugar donde
actualmente se encuentra Villa Milpa Alta. En el mismo texto Torres Lima (1991)
nos menciona la disputa que había entre este poblado y sus vecinos por el control
de recursos estratégicos como la madera.
A la muerte de Huellitlahuilanque le sucedió en el puesto Huellitlahuilli quien
gobernaría de 1484 a 1528, periodo de innovaciones tecnológicas, ya que el
mandatario impulso la construcción de terrazas para evitar la erosión de la tierra y
cultivar un sembradío de magueyes, también impulso la canalización de agua de

6Gabriel Espinosa describiendo a esta zona nos dice “prácticamente todo cerro, monte, y a veces incluso
pequeña colina de esta región, es en realidad un volcán apagado (…) toda es como una serie de volcanes que
descansan sobre otros volcanes, que a su vez yacen sobre otros: lava sobre lava”.( Gabriel Espinosa (1996)
El embrujo del Lago. UNAM. P 32).

16
manantial del Tulmiac, e implementó el desarrollo técnico de la mampostería,
técnica utilizada para la construcción de centros ceremoniales cercanos al volcán
Tehutli (ídem).
Utilizando lo que había en la región los pobladores supieron enfrentar las
condiciones adversas que se les presentaban, como el autor lo menciona arriba, la
hechura de terrazas representó un avance significativo para el desarrollo de cultivos
que se realizaban en lugares inclinados. El declive que conforma el relieve
montañoso de la región conllevó a la construcción de muros que a manera de
presas retuvieran la tierra e hicieran suelo útil para posteriormente sembrar. Es
decir, utilizaron rocas volcánicas acomodándolas y moldeándolas para levantar
muros, usaron a su vez madera para contenerlos y algún material extra para
solidificar esta construcción (Pérez, 2012: 56-57).
A vuelo de pájaro podemos decir que estos trabajos requirieron un esfuerzo
tanto individual como colectivo. Ingenio aplicado que no sólo se expresó en la
realización de terrazas sino en el cultivo de la milpa que supone un trabajo
extenuante como suponen las labores campesinas. Lo que nos habla de una lógica,
un pensamiento, un conocimiento, una cosmovisión que al ponerse en acción,
implicaban la construcción de obras monumentales.
Esto anterior incluía un intenso esfuerzo grupal en la extracción de madera,
tomando en cuenta que no se contaba con los implementos tecnológicos de hoy,
como son: motosierras, aserraderos, etc. Es decir, el trabajo-manual-artesanal era
el que prevalecía, lo que implicaba una constante inventiva ante los cambios
culturales, propios de la historia regional.
Por otro lado, podemos decir entonces que ante demanda de alimentos la
población que vivía en la montaña buscó proveerse de ellos sin depender de
externos. Sin decir por ello que no necesitaba de los productos de los lagos de
Xochimilco y Texcoco, sino que se abastecía de lo necesario para alimentarse y
tenía excedentes para el intercambio de otros productos que no existían en la
montaña.

17
Cabe señalar que “desde la época prehispánica hasta 1643, Milpa Alta fue
parte de la jurisdicción de Xochimilco y a partir de ese año fue considerada
“cabecera” independiente” (ibídem p, 45).
Para Torres Lima (1991:27) una de las valías del bosque radicaba en que
“proveía a la población de madera para la elaboración de canoas, de canales de
conducción de agua de manantial, resina y brea para la cura y conservación de
canoas, así como barnices y ocote para el alumbrado”. En este mismo texto el autor
detalla los orígenes ecológicos de la región que se componía de múltiples serranías
donde existían diversas especies de árboles como: el oyamel, ocotes, encinos,
madroños. Así como animales silvestres como: conejos, venados, liebres, aves y
crías de guajolote debido al sabor de su carne (Torres Lima, 1991).
Así, siguiendo con el investigador, los principales productos de intercambio
que proveía la población de la montaña eran los forestales y por el lado lacustre se
ofrecían pescados, verduras y petates (ibídem p, 28). En este sentido, la
conformación histórica de los pueblos lacustres se ligó en gran medida a esta
distribución e intercambio comercial que mantuvo con los pueblos enclavados en
las serranías. A estos pueblos no sólo los unía el comercio, sino la religión, así
como los lazos de parentesco entre linajes (Pérez, 2012:69); este último un recurso
de uso común en la cultura Mexica.
Cabe señalar, que el intercambio comercial no sólo se conformó entre la
región lacustre y la montañosa, también incluyó regiones xochimilcas, tales como
Tlayacapan (Morelos), Tepopoalco y Napopoalco ubicadas en lo que ahora se
conoce como la región de “tierra caliente”. Este lugar fue usado como descanso
para el señorío xochimilca (ibídem p, 28). También es referida como región
productora de miel, frutas, aguacate, sal, tabaco, café, piel y sal (ibídem p, 27).
Para Torres Lima (1991:27) la intensificación de estos intercambios regionales
conllevó desgaste ecológico de la región tras años de constante extracción forestal
provocando que hacia el año 1500 hubiera una disminución paulatina de algunos
manantiales de esta región.
La situación arriba mencionada se entrelaza con la demanda tributaria que
era parte de los acuerdos de un altepetl como el de Xochimilco – que sojuzgaba al

18
altepetl de Milpa Alta- el cual estaba imbricado en una red mayor llamada Triple
Alianza y cuyos centros eran: México-Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. Es decir,
la demanda de los productos del monte no solo abasteció a la región, sino que
contribuyó, mediante el pago de tributo, al crecimiento de centros de mayor
jerarquía social en este periodo. Sin embargo no hubo un detrimento de sus
recursos si lo comparamos con el acaecido en la Colonia; que veremos más
adelante.

2.2 El monte un lugar de culto

Junto a los lazos comerciales expuestos arriba es de suponerse que también se


desenvolvieron lazos rituales que conllevaron el uso del monte pero no existen
registros al respecto. Ante la falta de bases documentales Wacher (2013: 60) nos
propone que “la región formaba parte de Xochimilco y a su diosa tutelar, la
Cihuacóatl, seguramente se le rindió culto a lo largo de todo el señorío”. Otros sitios
de posible culto son las cuevas de Mexicaltzingo y el volcán. Para Johana Broda
(ídem) este lugar es considerado monte sagrado y cumplía la función de estructura
ceremonial
Uno de los cultos de mayor importancia para los mexicas y del cual existe
registro arqueológico es el que había en torno al agua. Si bien en Milpa Alta no hay
este tipo de registros, sí existen muchas cuevas al pie de diversas montañas que
pudieron ser escenario de estos rituales o ceremonias. En este sentido Johanna
Broda nos recuerda que:
El dios mexica Tláloc no era sólo patrón de la lluvia y de las tormentas,
sino que también de los cerros; en este sentido era un dios antiguo de
la tierra. Se decía que la lluvia procedía de los cerros en cuyas
cumbres se engendraban las nubes. Para los mexica las montañas
eran sagradas y se concebían como deidades de la lluvia. Se les
identificaba con los tlaloque, seres pequeños que producían la
tormenta y la lluvia, y formaban el grupo de servidores del dios Tláloc.
(Broda et al, 1991: 466).
La importancia del agua en su forma de lluvia era vital para los mexicas ya
que dependían en sobremanera de la agricultura en el altiplano central. Por este y
otros motivos llevaron a la personificación y culto a Tláloc, al que se le solicitaba

19
lluvia o en su defecto se le pedía el cese de la misma. Es decir, la lluvia tenía un
efecto benéfico pero también en exceso era destructiva (ibídem p, 465).
Una cuestión que ponemos a consideración es que si bien entre los
milpaltenses de ese tiempo había cierta concordancia religiosa con las deidades
del Altiplano, la decisión de no construir grandes monumentos, -como en otros
Altepetl-, nos habla de cierta autonomía en la forma de practicar su religiosidad. Así
también observamos del respeto por parte de las jerarquías existentes de mayor
rango en Tenochtitlan, para no imponer una sola forma de rendir culto a las
deidades reinantes en ese momento histórico.
Un cerro que debió tener importancia para los que habitaban en lo que hoy
conocemos como San Pablo Oztotepec, o al menos cerca de ahí, es donde ahora
está erigida la iglesia del Señor de Chalmita que por “su ubicación y disposición, la
iglesia probablemente fue construida en el siglo XVI sobre los restos de un teocalli”,
como señala el catálogo de monumentos históricos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (Barbosa et al 2012: 31).
El templo del Señor de Chalmita en la actualidad es preferido por los
sanpableños por encima del santo patrono del pueblo, San Pablito. Hacia la parte
boscosa de Milpa Alta existen cerros considerados sagrados; el Tláloc, que es el
dios de la lluvia; el Chichinautzin, dios del fuego, el Tzicalo, dios del granizo, el
Teuhtli, dios del polvo, el Tetzacóatl, dios de la serpiente fantasma, y el Xaltepec,
dios del rejuvenecimiento y la transformación (Gomezcésar, 2010:112).
Siguiendo con este recuento histórico, no sólo el culto radicaba en la lluvia
sino en él maíz. Gramínea de singular valor que debía ser solicitada por los mexicas
a sus dueños:
Los tlaloque se vinculaban íntimamente con la agricultura, y eran
considerados los dueños originales del maíz y los demás alimentos.
Los hombres adquirían el acceso al alimento básico mediante el culto
a Tláloc. Se suponía que el maíz, las demás plantas comestibles, y las
riquezas en general eran guardados en cuevas dentro de los cerros
(Broda et al 1991:471).
Los mexicas para sus peticiones de lluvia o agua se servían de personas con
ciertos rasgos peculiares llamados graniceros. Estos tenían un vínculo especial con

20
los tlaloque y con otras deidades con el fin de satisfacer las necesidades de su
altepetl.
En este sentido una leyenda escrita en 1596 referente a Milpa Alta dice:
La leyenda del jagüey contaba que “una mujer muy linda” llamó a
Miguel Téllez para señalarle el sitio donde debía excavar para
encontrar agua para La Milpa: “ahora que empiecen luego a trabajar
a donde yo entre, allí empezaron a escarbar la tierra, harán un jagüey
muy grande: allí ha de salir el agua” Testimonio otorgado del pueblo
de Santa María Asunción Milpa Alta, 1596 (Pérez, 2012: 53).
Es probable que el testimonio anterior haga referencia al manantial que se
encuentra a los pies del cerro Tulmiac, no muy lejos de San Pablo Oztotepec.
También nos ofrece un sencillo panorama de la función de quienes tenían el poder
de comunicarse con los dioses o diosas para satisfacer de agua a los habitantes de
La Milpa.
Así, el control cultural que se tenía por un recurso vital, como el agua,
implicaba la comunicación que había entre personas indicadas y deidades. Por lo
que se conformaba un todo relacional, además del arraigo territorial implicado en
dicha dinámica.

2.3 El monte, espacio para el conocimiento

En lo relativo a cómo construían el conocimiento los antiguos cabe señalar que,


siguiendo a Johanna Broda, esto era una consecuencia de la observación que
tenían de la naturaleza ligada a diversos rituales. Es decir, el conocimiento de la
naturaleza servía para controlarla por mecanismos sagrados y al hacerlo de manera
sistemática esto derivó en lo que se conoce como cosmovisión (Broda et al
1991:462). En sus propias palabras la autora nos dice; “Por cosmovisión
entendemos la visión estructurada en la cual los antiguos mesoamericanos
combinan de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que
vivían, y sobre el cosmos en que situaban la vida del hombre”.
Vale la pena señalar que inferir que los antiguos tenían nociones de los
conceptos como medio ambiente o cosmos, usados por Broda, es forzar la
interpretación de términos que llegaron con la ideología occidental. Lo valioso de
las indagaciones de esta autora es la recopilación de datos que ejemplifican el
conocimiento prehispánico no sólo en relación a los astros, sino también en torno
21
al clima, a la geografía, a la botánica, a la zoología, a la medicina, etc. (ibídem p,
463).
Sin embargo, pareciera que estos conocimientos fueron interrumpidos o
destruidos tras la llegada española. La destrucción de códices o libros como los
Tonamalatl serían la prueba de ello. Se hablaría de conocimientos perdidos o
anulados sin tomar en cuenta su transformación o continuidad por otros medios. En
contrasentido a esta idea de pérdida Ana María Díaz (2016) nos propone, en su
libro El maíz se sienta a platicar, observar las diferencias epistemológicas en cuanto
a las producciones escritas entre hispanos y nativos. Los primeros sustentarán sus
conocimientos mediante la palabra escrita, mientras que para los segundos la
escritura será periférica, dinámica y accesoria.
En este sentido, las maneras de conocer de los nativos recaerán en la
memoria y en la adquisición de conocimiento mediante la práctica. Códices y
Tonamalatl serán recursos gráficos que complementarán este tipo de saber.
Además, para la autora no resulta suficiente dar cuenta de esa aparente pérdida o
interrupción de conocimientos, habría que tener presente que hubo un proceso de
imposición epistemológica que pretendió aniquilar una manera distinta de saber:
la existencia de códices prehispánicos resulta una condición
necesaria para confirmar el alto grado de desarrollo cultural de los
pueblos indígenas, antes del contacto con los españoles.
Irónicamente este mismo criterio es el que permitió al Estado
moderno negar el reconocimiento de saberes y prácticas autóctonas,
considerando a los indígenas y campesinos como grupos
socialmente vulnerables por su bajo nivel educativo –pues ya no
producen, no leen libros- (Díaz, 2016: 57).
En otras palabras, lo que Ana María Díaz nos propone, es desenfocar el status
colonial asentado en el logocentrismo (cultura alrededor de la palabra escrita), y
observar la existencia de otras maneras en que los antiguos mexicas construían y
transmitían su saber.
En este sentido, si ponemos el foco en el control cultural que los milpaltenses
tenían sobre el conocimiento escrito, al ser este periférico, nos exige mirar otros
tipos de saberes que podemos encontrar en la construcción de terrazas, la
recolección, la práctica de la cacería, así como el uso ritual de su territorio.

22
2.4 El monte un lugar para la cacería ritual

“Al no haber animales para el pastoreo, la cacería debe haber sido de gran
importancia para las sociedades mesoamericanas” (González, 2001: 110). La
relación de cazadores –recolectores se ligaba a su origen chichimeca, al dios
Mizcoatl, deidad que tenía un templo mexica en el cerro Zacateptl, ubicado en lo
que hoy es el Pedregal de San Ángel, en el cual se llevaban a cabo decapitaciones
de venados después de cacerías rituales (Broda et al, 2001:176).
Si imaginamos el desplazamiento de los mamíferos y sus captores por toda la
cordillera montañosa Ajusco-Chichinautzin, que rodea parte de la Cuenca,
podemos decir que esta actividad formaba parte de la vida cotidiana de los
pobladores de ésta región. Es ilustrativo que una de las distintas versiones de la
historia de la fundación de Milpa Alta sea el relato de una cacería 7, liderada por
Cuacoyotecatl, un joven guerrero que con varios de sus amigos logra la hazaña de
atrapar veinte venados de siete puntas y formar tiras con la piel de estos, al tiempo
que va colocando mojoneras y nombrando lugares de lo que será su territorio
(Gomezcésar, 2010: 111-112). Un dato importante a resaltar es que ésta forma
ritual de hacer territorio no es propia solo de Milpa Alta sino de Mesoamérica y de
distintas partes del mundo, donde se remarca que:
la necesidad de cooperación entre el cazador y la presa, confirman
que esta cooperación es una parte esencial del orden moral del
universo. Cuando la relación moral y simbólica correcta ha sido creada
a través del proceso ritual, se cree que la presa está dispuesta a morir
voluntariamente y que su muerte no causará ningún daño, sobre todo
no afectará la abundancia de la caza (González, 2001: 110-111).

Lo anterior nos habla de un proceso histórico relacional entre animales y


cazadores donde se van construyendo vínculos de cooperación y reproducción sin
afectar la desaparición de aquellos. En este sentido, mostramos un fragmento de
La Historia Legendaria de Milpa Alta:
Cuacoyoltecatl mandó dos hombres de su confianza, que son
Cuatzilinque y Coyotzi, para que inspeccionaran más al este de la
cordillera, pues se encontraban en un lugar en donde se miraba más

7 Carlos López Ávila Malacachtepec Momoxco. Historia Legendaria de Milpa Alta. CIESAS, 1982.

23
al este, un tanto despejado; sin perder tiempo, los dos hombres se
acercaron a la orilla de la cordillera para mirar más allá; lo que sus
ojos vieron fue un plano con pocos árboles, unos cuantos matorrales
y un pasto verde como sábana, en donde pastaban tres ejemplares
con muchas puntas en sus astados; su pelaje era de un color pardo
que cambiaba del color natural, por los rayos del sol que se ponía
apenas en las copas de los árboles, en plena primavera de un
bosque. Coyotzi quería correr para avisarle a Cuacoyotecatl y actuar
en el acto; pero el temple de Cuactzilinque que mucho ha aprendido
de su mejor amigo Cuacoyoltecatl, lo detuvo y le dijo: ten paciencia,
no tengas prisa, amigo; observa con cuidado y descubrirás que los
animales entienden el destino que él les depara; están al alcance de
nuestras flechas, pero no los queremos muertos; los queremos
vivos, sanos y salvos, como los ves pastando en este Axayotl o
Axayopa, que quiere decir plantío; sin querer, Cuactzilinque le había
dado su nombre (López, 1982:110-111).
Esta relación entre el cazador y su presa, en que el cérvido conoce el destino
que le depara es también una relación mítica entre huicholes y venados, donde el
resultado de esta entrega sacrificial será la transformación de estos últimos en
peyote para después ser consumidos por los huicholes. El análisis de ese mito es
de Johannes Neurath, en su obra Las fiestas de la casa Grande sobre los Huicholes
de Santa María Cuexcomatitán, Jalisco (Méndez, 2013: 18).
Hablando de cuestiones míticas, en el altiplano central hay un vínculo entre la
deidad de la cacería ritual, Mixcoatl y venus, este último en su papel de guía de los
grupos chichimecas a esta Cuenca (Oliver, 2016: 411). Una de estas migraciones
es la que pobló lo que ahora se conoce como Milpa Alta. Es decir, la cacería ritual
vendría siendo como una reelaboración de este camino mítico fundacional y que
refiere tanto al lugar de donde se vino (del norte) así como al lugar donde se llega,
el cual es nombrado y delimitado como se expone el milpaltense don Carlos López
Ávila (1982).
Con relación a la construcción histórica del saber local, en Milpa Alta la cacería
sería el reconocimiento de los lugares que conforman el territorio y que después se
llamarán parajes. Se nombran por medio de topónimos y refieren sus
características paisajísticas o ambientales. En este sentido, recorrer y nombrar
dichos lugares implicará hacer presencia ante otros grupos rivales. Al respecto
Guillem Oliver nos menciona: “Las cacerías colectivas eran ocasiones para

24
desplegar el poder –incluso militar- de los gobernantes, tanto en el México
prehispánico como en España” (Oliver, 2016:450).
En los tiempos de cacería: “En Santa Ana Tlacotenco, cerca de Milpa Alta
(Distrito Federal), se nos comentó que antaño la época para cazar venados era
durante los meses de octubre y noviembre” (Oliver, 2016: 378). La cacería también
era extensiva a las aves, actividades como la cetrería era practicada por
Motecuhzoma II quien contaba con un lugar donde tenía numerosas aves llamado
totocalli “casa de las aves” (ibídem p, 445).
Ir puntualizando algunas de las prácticas realizadas por quiénes en ese
periodo habitaban los montes milpaltenses, nos da cuenta de su conformación
(etnogénesis) como un grupo, frente a otros. Y también nos habla de conocimientos
de larga data, no encerrados en el tiempo, sino transformados en el devenir
histórico.

2.5 Los montes milpaltenses en La Colonia

Esta etapa se caracterizó por la urbanización que a su vez implicó un largo proceso
de secado de los lagos que tardó unos tres siglos después de la recién arrasada
Tenochtitlan. Para este propósito se requirieron grandes cantidades de madera
para la construcción de los nuevos asentamientos así como de las vialidades.
Dichos requerimientos quedaron plasmados en documentos de la administración
virreinal (Pérez, 2012: 53-54). A esta transformación ambiental se le sumó la
introducción de diversos animales que no había en esta Cuenca; porcinos, equinos,
caprinos y ovinos (ibídem p, 45), así como técnicas y herramientas de trabajo como;
azadón, arado y animales de tiro que sustituyeron a la coa y el hacha de piedra.
También se introdujeron cultivos como; avena, chícharo y haba. El maíz, el frijol y
la calabaza siguieron sembrándose (Torres Lima, 1991:29).
De lo que encontraron los conquistadores a su llegada por estas tierras dan
cuanta diversas crónicas. En ellas podemos encontrar la forma en que se concebía
a lo que ahora se le conoce como medio ambiente. Las descripciones que aparecen
es estos documentos suelen ser fragmentadas por temas. Así la flora aparece
descrita por un lado y los animales por otro. Los oficios, como el de leñador
aparecen en una crónica y el producto de su oficio en otra distinta referida.
25
Por otra parte tenemos que de 1519 a 1811 la parte sur de la Cuenca sufrió
una baja considerable en su población causada por hambre o enfermedad producto
de las diversas sequías, heladas e inundaciones así como por el trabajo forzado
para el pago de tributos a los peninsulares. La pérdida de cosechas y el
encarecimiento de diversos productos pusieron en una difícil situación a esta región
(Pérez, 2012:73). La gravedad del problema fue tal que “la población de Milpa Alta
pasó de 2,500 habitantes en 1586 a 1,033 en 1795 (Torres Lima, 1991: 29).
A pesar de lo difícil de estas condiciones en que vivían los habitantes de La
Milpa, contaban con conocimientos para negociar con los grupos dominantes la
posesión de su territorio ante su despojo. Así en 1591 una cédula real buscaba la
ocupación de tierras baldías bajo un programa llamado “composiciones de tierras”
(Barbosa et al, 2012: 48). Ante singular embate los momoxcas elaboraron unos
documentos que los amparaban como legítimos poseedores del territorio en
disputa, los Títulos Primordiales. La ideología contenida en estos papeles apelaba
a la protección de la tierra y exhortaba a su defensa en contra de los peninsulares
quienes buscaban enajenarla (Gibson, 2007:278).
El escritor de Los Aztecas bajo el dominio español 1519-1819 resalta una de
estas exhortaciones contenidas en los “títulos” y que a la letra dice:
Esto es lo que nuestros abuelos y nuestros padres dejaron…Hijos
míos, vosotros debéis guardarlo como el pueblo de Dios…Nunca
abandonéis lo que es de Dios…Nuestros abuelos y nuestros padres
lo ganaron contra los ataques…el enemigo fue rechazado…Esto
ocurrió porque Dios lo ordenó…Erigieron una Virgen y Señora y le
pusieron en la mano un báculo real… Vosotros debéis conservar
esta protección divina…Así os dejamos conocimiento de la manera
en que debéis vivir…No todo debe perderse cuando morimos…los
españoles vienen a apoderarse de lo que hemos obtenido
justamente… Instamos a nuestros hijos a conocer, a guardar, a
conservar el agua, el monte, las calles y las casas del pueblo…Hijos
del pueblo, guardad las tierras… Aquí están sus límites y sus
fronteras…no olvidéis… Guardad este papel. (BNM, ms.no.1312,
fols.22r ss. en (Gibson, 2007: 278).
Resaltamos lo plasmado arriba, la importancia que se da al conocimiento de
los montes, de sus límites, de sus aguas así como del manejo local de los formatos
peninsulares para defender el territorio milpaltense. Además, hacemos énfasis en
el conocimiento como un elemento sagrado y estratégico usado para conservar su

26
territorio. Es decir, que el valor otorgado al saber es producto de un arraigo. Dicho
arraigo implica una liga de pertenencia que se sitúa más allá de la posesión de
documentos utilizados en un ámbito legal. Lo anterior no descarta las prácticas
estratégicas informales para este propósito.
Por lo tanto, el saber tiene una función para la sobrevivencia humana y
también divina, sagrada y cosmológica. La forma de conservación territorial de los
milpaltenses, en este sentido, estaba ligada al uso y disfrute del monte y a la
pertenencia a un espacio local con sus diferentes implicaciones.
2.6 El uso cotidiano del monte
Cabe señalar que los productos del monte como la piedra y la madera eran de uso
común para la población milpaltense. La primera además de servir para la
construcción de los muros de las casas8 también se usaba para el empedrado de
las calles. La segunda servía entre otras cosas para la elaboración del tejamanil o
tejas de madera que servían como techo de las casas (Hernández ,2012:118). Para
ese tiempo imperaba ese tipo de arquitectura en diversas regiones colindantes con
Milpa Alta. Puede inferirse que el uso de estos productos y otros trascendía la
región, por lo tanto era de esperarse que hubiera conflictos por la obtención de los
mismos.
El uso cotidiano de los productos-indirectos del monte también incluía el de la
vestimenta. Extraían la piel de borrego e hilaban y tejían, 9 en otate, telas de lana.
Estas prendas servían para mitigar un poco el frío reinante en estas alturas de la
cordillera del Ajusco-Chichinautzin (ibídem p, 121).
Sin lugar a duda el periodo colonial marcó un parte aguas para los antiguos
milpaltenses: la introducción de nuevas herramientas y técnicas en la agricultura,
así como la implantación de especies de animales como el caballo, borregos y
bueyes en el pastoreo y en la ganadería. Hablamos así de la adquisición de nuevas
habilidades y conocimientos para el desarrollo de distintas labores. En este sentido,

8 Todavía se pueden apreciar en la zona urbana de San Pablo Oztotepec este tipo de casas.
9 Desde hace unos años en la Casa de Cultura Santa Martha en Villa Milpa Alta un grupo cultural lleva a cabo
talleres para incentivar el uso del telar de cintura que en tiempos pasados era cotidiano.

27
lo propio se va conformando de lo ajeno y viceversa, quedando como practicas
relacionales, donde la sobrevivencia local está de por medio.

2.7 Algunas disposiciones liberales en el territorio milpaltense

Para la etapa independentista el volcán Chichinautzin, o Cerro Grande, servirá de


resguardo para una de las tantas guerrillas surgidas al calor de la lucha contra los
gachupines. Una de ellas comandada por el coronel González que usó este
estratégico lugar como campamento. Aun a principios del siglo XX se le siguió
nombrando Campamento de González10(ibídem p, 125). Pasada la justa de
Independencia se sobrellevaron disputas internas por límites entre pueblos y así
San Pablo Oztotepec en 1865 se convertiría en ayuntamiento. Con esto el pueblo
tuvo una redefinición identitaria apoyada más en lo local que en lo regional y un
mejor dominio territorial (ibíd).
Este control se verá afectado tras la emisión de la Ley de Desamortización
emitida por el gobierno liberal en 1856 ya que en 1874 se documentaron, en un
anexo que acompañaba el acuerdo presidencial de dicha ley, una lista de conflictos
por el usufructo de las tierras de uso común. Esta disposición jurídica prohibía entre
otras cosas el corte de madera en ciertas zonas (ibídem p, 139). Esta medida
tomada por el gobierno liberal buscaba un marco jurídico con el cual tener control
de los productos del monte. Para este efecto se realizaban inspecciones de
vigilancia con tal de hacer valida esta legislación (ibíd). En este sentido, años
después, en 1892, un acuerdo del gobierno del Distrito Federal ordenará que la:
Dirección de Obras Públicas era la única autorizada para otorgar
licencias en caso de solicitud de extracción de productos de montes.
Con ello se completó el control del uso y aprovechamiento de aguas
y montes, que se adjudicaba el Estado porfiriano en detrimento de la
práctica tradicional realizada por los pueblos indígenas en ellos
(Ibídem p, 140).
Bajo estas restricciones muchos habitantes de Milpa Alta se alejaban de sus
tierras de cultivo y los montes con el fin de alquilarse como jornaleros en haciendas

10El nombre dado a este lugar sigue persistiendo en la actualidad. Y aun se pueden apreciarse pequeñas
construcciones hechas con piedra volcánica que simulan trincheras que servían para la vigilancia y resguardo
del campamento. Lo abrupto del paisaje volcánico combinado con el arbolado ofrecía un lugar óptimo para
estas tareas.

28
e ingenios azucareros que circundaban la región (Ibíd). La división de clases era
palpable en el uso dado a los montes: por un lado, de recreo y cacería para la
diversión de Porfirio Díaz11 y sus huestes y por el otro, un lugar de explotación
laboral para el jornalero así como terreno prohibido para el usufructo de la clase
trabajadora.
No obstante esta situación, se siguió practicando la recolección que la gente
de Milpa Alta hacía para obtener alimentos o dinero producto del intercambio
comercial. Recordemos que el intercambio de productos era a nivel regional, así la
gente del monte disfrutaba también de los bienes del lago y viceversa 12.

2.8 La expoliación porfirista


El Porfiriato se caracterizó por la extracción cada vez mayor de las haciendas
asentadas en la región, implicando una relación complicada entre pueblos y
montes. En otras palabras, las transformaciones derivadas de la imposición del
sistema colonial y capitalista emergente conllevaron varios cambios en el entorno
ecológico milpaltense:
el recrudecimiento de la situación social a finales del siglo XIX, estuvo
relacionado también con su parte ambiental. La implantación de una

11 Este gobernante construyó una vía de ferrocarril que atravesaba los montes comunales milpaltenses con el
fin de llegar con cierta holgura a sus propiedades adentradas en el bosque. Su afección a la cacería es algo
que circula aún en la memoria de algunas personas de edad avanzada en Milpa Alta.
12 Manuel Pérez Cevallos nos ofrece un listado de varias especies tanto de la zona lacustre como montañosa:

Del Reino animal: leopardos, lobos, venados, jabalíes, coyotes, tlalcoyotes, gatos monteses, cacomiztles,
tlacuaches, tusas, ardillas, comadrejas, escorpiones de tierra y del cieno de la laguna, escorpioncillos, culebras
de agua y caseras, víboras de todas las especies, cientopiés, mestizos, animal semejante a la oruga de las
viñas de España, dicen es torpe en picar y tarda para ello veinticuatro horas, pero es mortal en su herida. El
aceite en que se fríe este animal es excelente para el dolor de costado untado en el paraje adolorido. Araña
capulina, tarántulas y alacranes poco nocivos. Pescados de la laguna, pescado blanco menudo ajolotes, juiles,
acociles mucha rana y sapos; éstos últimos los comen los indios y les causa daño. Este listado también incluye
diversos tipos de aves: Patos de diferentes especies, agachonas, gallaretas, martinetes, tulcumús, alcatraces,
ánsares pardos, garzas blancas, chachalacas, pito real semejante al de tierra caliente pero muy escaso, pájaro
azul, correcaminos, tórtolas grandes y chicas, palomas torcaces, chupamirtos, guacamayas, cardenales,
grajos, zopilotes, carpinteros, quebrantahuesos, milanos, gavilanes y multitud de tordos de varias castas. De
canto: Jilgueros, cuitlacoches, cenzontles, gorriones, calandrias, trigueros y triguerillos. Además de: Del reino
vegetal: árboles; algunos cedros, ocote, xalocote, oyamel, encino, madroño, aile, tepozán, fresno, álamo
blanco, sauces, cipreses y ayacahuite. Hierbas: la del pavo, verbena del pájaro, lengua de ciervo, capitaneja,
betónica, celidonia, berenjenilla, escolopendra, saúco, marrubio del negro, paletaria, malvas, llantén del pastor,
toronjil, epazote, neldos, estafiate, hinojo, manzanilla, zarzaparrilla, pericón, contrahierba, culantrillo,
escorzonera, del ángel, sierpecilla, tomillo, adormidera, terebinto del gato, sangre de drago, lentejilla, sábila,
ruda, de San Juan de dios, de Santa María, cardo santo, del tejocote, del aguacate, chalote, alta reina, cardo
cimarrón, del pollo, xoneculchi (sic). Hierba de la Puebla venenosa y para remedios, del garbancillo, Ídem
cebolleja, ídem toloache, ídem tlalcapulin muy venenosa, sacasoliman, ídem hierba de perros, ídem en la
laguna se da mucho el tule del que se hacen petates (Pérez, 2012: 55). Como se observa, el conocimiento de
la especie incluía su valor medicinal y nutritivo.

29
industria fabril en los ramos textil y papelero demandó grandes
cantidades de agua y madera para su funcionamiento. Aunado a esto
el amigo de Porfirio Díaz, Iñigo Noriega, decidió desecar el lago de
Chalco para convertirla en un enorme granero, decisión que dio al
traste con la vía comercial existente en ese entonces, entre la zona
del lago y la de montaña, quedando estas partes aisladas (ibídem p,
142-143).
Así, la explotación forestal será una constante. La obtención de celulosa para
la fabricación de papel afectará los bosques de Cuajimalpa, Contreras, Tlalpan y
Milpa Alta (ibídem p, 144). El despojo forestal no fue un proceso que llegó de la
noche a la mañana, estuvo fraguándose en el seno de gobiernos liberales que
buscaban quitar sus tierras a los indígenas por medio de la Ley de Desamortización
(1857). En curso estaba la consolidación del Estado-nación mexicano, un modelo
fraguado en el colonialismo que devendría en su forma capitalista mercantil, y que
para su consolidación fue necesaria la separación del ámbito político del económico
(Polanyi, 2012: 238). Es decir, se posicionaba al mercado no sólo separado de lo
político y sino por encima de éste.
En consecuencia se buscó cimentar una concepción de naturaleza escindida
de lo humano. La nueva ideología científica liberal no daba cabida a otro tipo de
relación que no fuera la capitalista envuelta, claro, en un trasfondo cientificista.
Digamos que el argumento científico sirvió para dar una legitimidad normativa,
higienista y policiaca que validaría el despojo de los pueblos indígenas.
En contrapunto, los montes para los milpaltenses nos indican la confluencia
de un cúmulo de relaciones que implican pertenencia y arraigo, una relación entre
diversas personalidades no humanas y humanas que nos sitúa en un plano distinto
al de la relación humanos-objetos (mercancías).
En resumen, el escenario político conllevó diversos acuerdos, conflictos y
transformaciones del conocimiento local del territorio y que al estar ligado con lo
sagrado, entró en pugna con la idea mercantilista liberal.
2.8.1 Los montes en las proyecciones de los científicos
Un influyente grupo que apoyó a Porfirio Díaz en su proyecto modernizador fueron
los científicos. Uno de ellos fue Miguel Ángel de Quevedo que, después de haber

30
estudiado en Europa, llegó a nuestro país para delinear la política ambiental del
Valle de México con una influencia marcada en las ideas del positivismo.
Las propuestas del científico giraban en torno al embellecimiento paisajístico,
estilo francés, de la ciudad, así en la idea de moda. En aquel tiempo se hacía
referencia a lo limpio y se tradujo en higiene. La cuestión era tratar de borrar lo que
para los ojos de la élite, con mentalidad liberal-francesa, estuviera fuera de la
norma, lo feo, lo desordenado y lo sucio.
La autoridad que le confería el régimen porfirista a Miguel Ángel de Quevedo,
apodado apóstol de los árboles, devenía del prestigio en lo relativo a los avances
científicos-militares que tenía Francia; país modelo para el dictador Díaz. En este
sentido, lo que proponía el recién consagrado especialista forestal en relación a los
bosques comunitarios no estaba a discusión. En consecuencia el grupo dominante
conformado por liberales y la elite de los científicos, comenzó a tomar decisiones
que afectaron la vida cotidiana de los pueblos.
En otras palabras, el proyecto urbanístico y forestal de Miguel Ángel de
Quevedo buscó imponer valores del liberalismo tales como la individualización y la
eficacia para la competencia mercantil como pivotes para el desarrollo Mexicano
en un marco capitalista en expansión. Es decir, un modelo mercantil donde el papel
de México en las decisiones a nivel mundial sería periférico, de ahí que la adopción
e imposición de políticas dictadas en países como Francia o Estados Unidos, en
materia ambiental, se hicieran ley en nuestro país. En este contexto se comenzarán
a popularizar nociones de conservación cosmopolitas. La idea liberal-científica era
implantar la noción de escasez de recursos –supuestamente producto de su sobre-
explotación- para que deviniera necesaria la de conservación. Se buscaba crear un
clima proclive para poder controlar los recursos, lo que incluyó construir una imagen
moderna de ciudad.
En este proceso se ensalzará una forma de vida urbana en detrimento de la
campesina o rural, dónde ésta última vendrá a ser la anti-tesis del progreso
pregonado por la dictadura porfirista. El choque frontal entre proyectos, visiones y
conocimientos entre estas dos visiones de vida, no tardaría en manifestarse en un
movimiento de gran magnitud para la historia nacional y regional milpaltense.

31
2.9 Los montes de Milpa Alta durante el zapatismo
El conocimiento local que se tenía del monte permitió sobrellevar estratégicamente
la tensa situación revolucionaria por algunos años. ¿Pero en qué consistió éste
saber? En este sentido Luz Jiménez, mujer celebre milpaltense, nos describe el uso
dado a los bosques y pastos en aquellos tiempos:
Desde el bosque de Milpa Alta hasta el cerro del Ajusco los bosques
de estos cerros siempre están húmedos. Así es que todos los
hombres y mujeres se ganaban la vida con ellos. Las mujeres que no
tenían marido iban al bosque a buscar hongos y los vendían en la
plaza […] Estas mujeres del bosque, como querían mucho a sus hijos,
traían hongos y tantita leña de allá arriba para darles de comer a sus
hijos. Los hombres de Topilejo y del Cuauhtzin, que está al lado de
San Pablo Oztotepec, también sacaban raíz de ocote y la escoba
llamada “popote” […] las escobas de popote servían para barrer
adentro de las casas y las escobas de vara para barrer los patios de
las casas […] También los hombres cazaban venados, conejos,
teporingos; también zorrillos con que se curaban a los que estaban
enfermos de la sangre. Los hervían sin ponerles sal. El enfermo tenía
que tomar el caldo en el que se había cocido la carne de zorrillo y
tenía que comer un poquito de carne. También, si alguno se picaba
con aguja y se le enterraba en la mano, con la carne o pellejo de este
animal, puesta en la parte donde estaba la aguja la sacaba. Así
curaban en aquellos tiempos […] En este bosque de Milpa Alta había
muchos árboles y leña y muchos hombres iban a leñar. Tumbaban
árboles. En esa época nadie los castigaba ni lo metía a la cárcel por
tumbar árboles […] Y si quería leña para que su esposa la vendiera
en la plaza, tría leña rajada […] también los hombres cargaban sus
escopetas para cazar conejos, venados y otros animalitos que se
llaman teporingos. Se comían y todavía se comen estos animales […]
También debajo de los encinos, ocotes y ailes –debajo de todos los
árboles- nacían los hongos. Empezaban a salir en el mes de mayo
(Horcasitas, 1974: 47-51).
Este retrato nos permite conocer sobre algunos insumos que en esta guerra
fueron defendidos en conjunto por los revolucionarios milpaltenses, un proceso de
recuperación de lo propio que los posiciono otra vez, como legítimos dueños de su
territorio. Así “en el valle de México a partir de la Revolución de 1910, los
campesinos experimentaron una nueva libertad para sacar productos forestales”
(Vitz, 2012: 151). Por lo tanto:
En julio de 1911, dos meses después del triunfo de Madero, unos
revolucionarios de la comunidad de San Pablo Oxtotepec, de la

32
municipalidad de Milpa Alta, descendieron al pueblo de Milpa Alta y
declararon que todos los bosques pertenecían al “pueblo”. Su líder,
Joaquín Miranda, informó a los vecinos reunidos en la plaza que
podían “disfrutar a su arbitrio todos sus productos como madera de
construcción, leña y raíz de zacatón sin dar ningún aviso”. Explicó que
los guardianes forestales “ya no tenían ningún efecto” y recomendó a
los campesinos que los detuvieran por cualquier medio necesario
(Vitz, 2012: 151).
Este hecho resultó ser una afrenta para el maderismo que buscaba el control
de los productos del monte a través de sus ingenieros y guardias forestales,
miembros del Departamento de Bosques. La visión que buscaba implantar esta
institución era una mezcla entre ética conservacionista y una valoración económica
forestal (ibíd). Por lo tanto, podemos decir que estaba dándose un enfrentamiento
entre una economía liberal capitalista y una economía campesina forestal. La
primera usaba discursos de un nacionalismo conservacionista, la segunda apelaba
al derecho del pueblo al uso y disfrute legítimo de los bienes de su territorio; lo que
conlleva un ejercicio de autodeterminación.
Para el gobierno la libertad y la democracia habían sido malentendidas por el
zapatismo por lo que guardias forestales se sumaron al exterminio y persecución
de este movimiento, como si de una cacería humana se tratara. El hecho es que
las fuerzas federales desestimaban a sus enemigos, quienes tenían dominio
territorial de la zona. Cabe señalar que en esta cordillera montañosa la práctica
cinegética –entre otras- implicaba un conocimiento detallado del territorio, un saber
táctico puesto en juego entre la vida y la muerte que implicaba una guerra. Por lo
tanto, este dominio territorial implicó el conocimiento de volcanes como:
El Teuhtli, San Bartolo, Ocusacayo, Tetzacacóatl, Acopiaxco,
Chichinautzin, Cuauhtzin y Tláloc (en orden ascendente desde 2710
hasta 3690msnm) Y, desde esta perspectiva, el territorio de Milpa Alta
formaba parte de una red de caminos antiguos de gran importancia
para las operaciones del Ejercito Libertador (Pineda: 2012, 165).
Estos y otros tantos montes, así como diversos caminos eran lugares
conocidos por quien en la justa revolucionaria formarían las guerrillas zapatistas.
Es decir, grupos armados por gente local y no de otros lugares como sí lo eran los
rurales. “Ante este escenario las fuerzas federales estaban en clara desventaja, ya
que preferían desplazarse en tren, un punto desfavorable para conocer el terreno

33
palmo a palmo” (ibíd). “Allí, el efecto de superioridad tecnológica disminuía de
manera considerable, mientras que el conocimiento del terreno era crucial para el
buen desempeño de una acción en movimiento” (Ibídem p, 166).
Tras las derrotas infringidas por el zapatismo, las fuerzas federales ya al mando
de Victoriano Huerta buscaron una nueva forma de cerrar la llave que abastecía de
insumos a los rebeldes surianos, por lo que procedieron a incendiar los caseríos y
reacomodar a los pueblos (Ibídem p.186). Esta embestida fue anunciada por el
gobierno en turno a través de sus medios de propaganda:
El imparcial informó que Oztotepec había sido incendiado y convertido
en escombros. “El pueblo de San Pablo Oztotepec –explicó el diario
oficialista- era un pueblo en donde dominaba la simpatía por el
zapatismo, simpatía que en todas las oportunidades había quedado
de manifiesto”. Añadió que, cuando las fuerzas del gobierno sometían
al pueblo, los vecinos “externaban la animadversión que tenían por la
gente del orden” (Ibídem p, 186).
El zapatismo no se quedaría con los brazos cruzados ya que logró
posicionarse de nueva cuenta en San Pablo Oztotepec estableciendo un cuartel en
lo que antes era la casa de uno de los ricos del pueblo. Este lugar funcionó como
“hospital de sangre” para guerrilleros heridos en combate (Ibídem p, 190). Tiempo
después, el 19 de julio de 1914, tras la renuncia de Victoriano Huerta, este Cuartel
Zapatista sería el escenario de la promulgación del Acta de Ratificación del Plan de
Ayala por el Ejercito Libertador del Sur, uno de los principales documentos
expedidos por generales zapatistas de todo el país (Ibídem p,193). Este importante
documento estableció:
que el movimiento zapatista buscaba “el mejoramiento
económico de la gran mayoría de los mexicanos” y se oponía a
“la infame pretensión de reducirlo todo a un simple cambio
personal de los gobernantes”. En este documento se reconoció
sólo la autoridad de los grandes dirigentes de los ejércitos
populares y a Emiliano Zapata como “jefe nacional” de su
revolución. Se ratificaban los principios del Plan de Ayala, los
cuales debían ser elevados “al rango de preceptos
constitucionales” (Ibíd).
Un estudio más puntual de este periodo nos podría develar diversas pistas
de la participación social en el zapatismo en San Pablo tomando en cuenta la voz

34
de quienes participaron por convicción13. Ese pequeño gesto sería, al menos, una
muestra de gratitud y justicia para quienes lucharon por la tierra y la
autodeterminación popular; es decir, el poder de decidir sobre lo propio. Presentar
a los pobladores de Milpa Alta como víctimas de este proceso histórico niega su
agencia y el poder de acción colectivo aplicado en el despliegue de saberes que
estuvieron en juego en esta guerra.

2.10 La defensa comunal de los montes milpaltenses


En 1928 se constituye en el Valle de México la empresa papelera Loreto y Peña
Pobre S.A. (Del Conde, 1982: 27), hábida de recursos forestales. En 1947 el
Estado mexicano le otorgaría una concesión a través de una Unidad de Explotación
Forestal que abarcó varios bosques de la Cuenca, incluyendo los milpaltenses
(Ibídem p, 28). En este mismo año otra disposición limitaba el libre uso del monte
para los campesinos forestales de esta ciudad. La imposición de la veda forestal
era ilimitada para todo el Distrito Federal y aún sigue vigente hasta nuestros días.
Es decir el Estado beneficiaba sólo a los particulares con recursos para la
explotación y comercialización de madera, dejando a los milpaltenses sólo fungir
de mano de obra barata y excluidos del derecho de monte (Del Conde, 1982:97).

13 Una prueba de ello son las historias que actualmente se escuchan en voz de sanpablenses: El charro
revolucionario: La otra vez con mi hermano, fuimos a los hongos y él dejo unos binoculares y unos taponcitos,
un recibo de unas bocinas…creo, y si no entregaba ese recibo pues no le pagaban o no recibía las bocinas y
que me empiezo a pelear con él, entonces yo me voy sólo ¿y sabes dónde lo dejé? Si has visto donde hay un
bebedero a orillas de El Pedregal, ya ves que está Teuxijio y un camino que se va por Tepuerta y otro que se
va por el Temascal para Morelos, todavía caminé, ya estaba atardeciendo y encontré los recibos. Cuando ya
me venía caminando, sentí un aire y donde pasaba el camino del ferrocarril, me iba siguiendo un cuate, alto,
su sombrero de pana así grandote, y un gabán así medio destruido y apenas si se le veía la cara y ya estaba
obscureciendo, eran las siete y media ya casi las ocho y me paraba y se paraba, y caminaba y ya cuando veía,
que empiezo a correr, sí está largo de aquí hasta La Vuelta de Zoquiac. Así me fui y en eso pues ya casi yo iba
llegando ese camino que sigue para San Salvador [Cuauhtenco] por Tulmiac, y en La Vuelta de Zoquiac se
baja uno, pues ya venía y en eso veo que me andan persiguiendo y de repente volteo de frente y estaba mi
hermano, nooo se siente!!!. Se me hace que fue un revolucionario. (Testimonio brigadista septiembre, 2015).
El tren: Lo que se rumora, es que ahí había un rancho en el Llano. Teníamos becerros. Éramos como diez
socios, y nos tocaba de un día a quedarnos y aquí abajito había otro ranchito. Esa vez yo me quedé hasta allá
arriba porque dejaron el árbol hasta allá arriba -¿Para reforestar? -Ajá y habían dejado sólo el campamento y
había que quedarse alguien a cuidarlo, no sé ni para qué pero en ese entonces daba igual. Ya me quede, y el
otro que estaba acá abajo estaba cuidando las vacas y se llama Alfredo y me dice -yo pensaba que te ibas a
quedar conmigo wey, -porque, -no mames es que aquí se escucha no sé qué, de Zoquiac abajito. Dice él que
a veces se escuchaba el tren, y le digo -no mames y dice -si neta escucho el tren, lo he escuchado. Es que en
las vías allá donde pasaba se escuchaba cómo silbaba, cómo venía silbando y cómo iba pasando, yo nunca lo
escuché nunca, él sí lo escuchó por tanto es que tenía miedo de quedarse (Testimonio brigadista octubre,
2015).

35
En este sentido Loreto y Peña Pobre también aprovechó un conflicto de larga
data entre San Salvador Cuauhtenco y la Confederación Milpaltense, formada por
nueve pueblos co-propietarios, relacionado con la pertenencia de siete mil
hectáreas de bosque. Así fue incentivaba, mediante la corrupción y el contubernio
de algunos líderes comunales, la explotación de los bosques de esa área en disputa
(Del Conde, 1987:29).
En 1952 la recién creada asamblea comunal de Cuauhtenco presentó ante las
autoridades agrarias unos títulos obtenidos de autoridades Xochimilcas buscando
avalar la posesión del territorio en conflicto. La Confederación respondió
interponiendo un amparo que desacreditaba la titulación Cuauhtenquense. Este
litigio fue aprovechado por la papelera que no cesó en realizar talas en alianza con
San Salvador (Ibídem p, 31).
Tras años y años de saqueo el descontento se hacía patente y la empresa lo
sabía. Por eso promovió la creación de grupos armados que contuvieran la molestia
de los milpaltenses de la confederación (Ibídem p, 111). No obstante el
desarrollismo inmobiliario se apoderó de varios bosques en delegaciones como
Contreras, Tlalpan, Cuajimalpa y el Ajusco, donde se invadieron y se fraccionaron
terrenos (Del Conde, 1982). La mirada capitalista estaba puesta también sobre
Milpa Alta, así que varios habitantes de Santa Ana Tlacotenco, apelando a la
conservación de la tradición náhuatl en la defensa territorial, formaron una
organización que se nombró Constituyentes de 1917.
Conformada por varios notables, este grupo buscaba agrupar un frente con
dos objetivos específicos: oponerse a la concesión de Loreto y Peña Pobre y sus
aliados, los apodados vaqueros de San Salvador Cuauhtenco y a la venta de un
terreno de 350 hectáreas para la construcción de un inmueble del Instituto
Politécnico Nacional (IPN) efectuada por La asamblea Comunal Milpaltense dirigida
por Daniel Chícharo y el delegado local. La construcción del inmueble del IPN no
había sido previamente consensada por la mayoría comunal lo que provocó varios
enfrentamientos y se detuvo.
La propiedad comunal estaba en juego y la mayoría de sus propietarios
tuvieron una participación activa en la defensa de su bosque (Ibídem p, 127). Otro

36
de los objetivos de los Constituyentes era la confirmación y titulación de 27 mil
hectáreas comunales “para lo cual era necesario presionar a las autoridades
agrarias a fin de elaborar censos comunales (Ibídem p, 118); una tarea imperiosa
ya que no olvidemos que Loreto y Peña Pobre operaba en las cerca de 7 mil
hectáreas en litigio con San Salvador Cuauhtenco.
No obstante este complicado panorama, la afrenta gubernamental-
empresarial en contubernio con “los chicharistas milpaltenses” fue contenida por
los Comuneros Organizados de Milpa Alta (COMA) -antes Constituyentes del 17-
en alianza con Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA). Ambos pugnaron
ante las autoridades agrarias la realización de un censo comunal que se llevó a
cabo en 1980.
La finalidad de este paso era la elección de nuevas autoridades comunales en
este mismo año, algo que afectaba los intereses del chicharismo y sus aliados
externos. Daniel Chícharo buscaba, por todos los medios posibles, manipular este
proceso definitorio. Este hecho encrespó más los ánimos de sus opositores ya de
por si molestos. Así la tensión comunitaria llegó a un punto de inflexión que derivó
en el linchamiento de este cacique, una acción producto de la ira de miles de
milpaltenses agraviados (Ibídem p, 161).
Según Bonfil (1988: 14), la legitimidad deviene de la capacidad de manejo de
repertorios propios y ajenos que tienen algunas personas en el seno comunitario.
Se pierde cuando adquieren predominio las decisiones relacionadas con intereses
ajenos sobre los propios.
Si bien Daniel Chícharo tuvo conocimiento para negociar con la empresa
maderera, ignoró el poder de la mayoría milpaltense para controlar su territorio.
Este intermediario olvidó su papel de negociador y se unió como operador local de
la elite empresarial maderera, gesto que lo confrontó con el movimiento comunal
llegando a un punto de tal inflexión que le costó la vida.
En lo que transcurría la lucha comunal milpaltense, por el lado gubernamental
capitalino se imponía una zona de veda que se traslapaba con la de 1947 y que fue
nombrada Área de Conservación Ecológica. Esta área mide unas 88,444 hectáreas
de superficie, es decir, engloba un 59% del territorio que comprende la CDMX

37
incluida la totalidad de la Delegación de Milpa Alta. Posteriormente el nombre de
dicha área cambiaría al de Suelo de Conservación Ecológica. Una de las
justificaciones para llevar a cabo éste decreto fue la pretensión de detener –desde
arriba- el avance de la mancha urbana14.
La decisión del gobierno capitalino venía a reforzar una política de larga data
en relación al ideal conservacionista estatal y con ello la criminalización del uso libre
de los montes milpaltenses. El gobierno intentaba coartar los ejercicios de
autodeterminación de los pueblos que para esas fechas estaban haciendo frente al
modelo empresarial privado de explotación forestal. Una investigación más puntual
sobre éste periodo nos pudiera dar luces sobre la existencia o no de una defensa
legal por parte de algunos miembros del Movimiento Comunal frente a lo decretado
por las instancias ambientales capitalinas. Ya que con ésta política
conservacionista se vulneraba el carácter autonómico en la toma de decisiones
milpaltenses para con su territorio.
En resumen, el recuento de esto datos históricos busca acercarnos a
visualizar al conocimiento local como un fenómeno en trasformación constante, no
encerrado sobre sí mismo sino en una relación estratégica donde se van
apropiando conocimientos y poniendo límite a otros. Es decir, este saber se
conforma, despliega y proyecta en relación con otros. Una de las expresiones de
ésta dinámica fue poner coto a un modelo mercantil ajeno que implicaba la
enajenación de la naturaleza –en particular de los bosques- y que ya había ganado
adeptos en el interior comunitario. Un proyecto que incidirá después en otras
variantes y que mostraremos más adelante.

14Para más información de la implementación de éstas políticas ambientales capitalinas véase: Consuelo
Sánchez y Héctor Díaz-Polanco (2011) Pueblos, comunidades y ejidos en la dinámica ambiental de la Ciudad
de México. Cuicuilco vol. 18 núm. 52 Escuela Nacional de Antropología e Historia, ENAH.

38
Capítulo 3
Recuperando lo comunal en San Pablo Oztotepec:
algunos efectos y reflexiones

Porque entendemos que esto es nuestro


mientras más trabajo haya dentro de
nuestro bosque, entonces para nosotros
es mejor, porque sí nosotros
mantenemos un bosque con árboles, lo
que sembremos allá abajo como frijol,
haba, maíz, se va a dar un poquitín más
porque vamos a tener un poco más de
retención de humedad…
Brigadista

39
Como parte de los efectos de la lucha comunal relatada con anterioridad,
abordaremos un fragmento del movimiento sanpablense que implicó la
recuperación de algunos terrenos. Uno de estos serviría para la creación de un
vivero local llamado Tepetlehualco, donde confluyeron conocimientos propios y
extraños. En este tenor también abordamos algunos cambios a nivel de las políticas
ambientales en la Ciudad de México (CDMX) que incidieron en la dinámica
contemporánea sanpablense. Por último, integramos una primer experiencia de
campo, en relación a nuestra participación en un programa de Reforestación en los
montes comunales milpaltenses, así como reflexiones de brigadistas
experimentados que han participado de forma constante en programas de
conservación.
En términos globales damos un panorama contextual de cómo fuimos
definiendo nuestro tema de investigación: el conocimiento local en relación y flujo
constante, así como de su control cultural. Ofrecemos elementos para comprender
la forma en que se fue delimitando una confluencia de saberes entre instituciones
gubernamentales y grupos locales, mostrando algunas de sus implicaciones.

3.1 Retomando lo propio


Corría la década de los ochenta y un movimiento comunitario recuperaba una
Casona emblemática tanto del caciquismo, como de la lucha comunitaria, la Quinta
Axayopa15. La participación juvenil fue clave en ese episodio histórico. Algunos
activistas eran estudiantes o maestros de la Preparatoria Popular Tacuba (Wacher,
1997: 84), al igual que hijos de anteriores luchadores comunales. En palabras de
Wacher:
Un factor que ayudó a cimentar la idea de que la Quinta era un bien
comunal que le había sido arrebatado a la población fueron las
historias de los ancianos empezaron a verter sobre los antiguos
habitantes del inmueble. Así se señaló que en la Quinta había vivido
un individuo llamado Brigido Molina, quién había sido el cacique y el
prestamista del pueblo. De él se decía que, habiendo hecho todo tipo

15 Sobre este movimiento comunitario la antropóloga por la ENAH, Mette Wacher Rodarte, escribió su tesis de
licenciatura, Faccionalismo Político en San Pablo Oztotepec, Milpa Alta. México, 1997.

40
de trampas, se había apropiado de muchos de los terrenos de San
Pablo y, entre ellos, la Quinta (Wacher, 1997: 85).
En estas historias de los ancianos se realiza la transmisión de un conocimiento
estratégico para la defensa comunitaria y, en este caso, para la recuperación de algo
que había sido apropiado de manera injusta. Las experiencias vividas de los
ancianos seguían encarnadas en su memoria. Ahora los jóvenes estaban viviendo
las propias. Tras esta victoria, la Quinta tuvo varias actividades en pro de la mejoría
económica del pueblo (Ibídem p, 89).
Dos propuestas se debatirían para llevar a cabo talleres o cursos en la Quinta
Axayopa: “la que surgió aproximadamente en la década de los cuarenta y que
privilegió el trabajo urbano; y, la que plantea la necesidad de regresar al trabajo
agropecuario frente al problema del desempleo” (Ibídem p, 97). Dos visiones de
mundo y de vivir la vida en un contexto complicado. La segunda de estas posturas
implicó buscar apoyos en programas gubernamentales.

3.2 Gestión comunitaria


Así, en los albores de los noventa a través de la Comisión Coordinadora para el
Desarrollo Rural (Cocoder) se contrataba a peones milpaltenses que en verano
reforestaban con árboles exóticos16 para después ser abandonados en el monte.
Algo que era mal visto por algunos sanpableños (Ibídem p, 103), mismos que
optaron por producir sus propias plantas para reforestar. Así un grupo denominado
Coordinadora Popular Axayopan logró gestionar el equipamiento de un vivero
comunitario ante la entonces Secretaria de Desarrollo Social (ibíd). Una participante
en este proceso nos dice:
-bueno lo que fue, es, parar [la urbanización], para que la gente que
vivía allá abajo no se siguiera metiendo para arriba, porque agarraron
todo lo que era la parte de la carretera, agarró mucha gente…son
como diez gentes e hicieron sus casas y porque son de San Pablo, no
pues soy de San Pablo y nadie nos dice nada, por eso se inventó el

16 Una especie exótica conocida también como especie introducida, es aquella especie foránea que ha sido
introducida fuera de su distribución natural. Tomado de:
https://allyouneedisbiology.wordpress.com/2015/07/23/especies-exotica-invasora/. En el periodo de campo
donde subí de manera constante a los montes milpaltenses (2014-2016), este tipo de reforestaciones con
árboles no propios del lugar se seguía realizando. En estos esos periodos, habitantes locales como personas
visitantes del centro de la ciudad, participan en este tipo de labores. En este sentido, las reforestaciones sirven
tanto para el acercamiento y conocimiento, aunque sea momentáneo, de un bosque poco conocido en la Ciudad
de México.

41
vivero y yo pensaba y no tenemos agua. El agua la traíamos con
Rotoplas de la Quinta [Axayopa] (Habitante San Pablo, mayo 2016).
Esta Coordinadora Axayopan, denominada Los Quinteros, fue formada
por hombres y mujeres habitantes de San Pablo fueran o no nativos. Debido a
que carecía del conocimiento adecuado para producir árboles decidió
capacitarse en Michoacán en torno a la producción forestal. Eran los primeros
pasos de lo que sería el vivero comunitario Tepetlehualco, ubicado a las orillas
de pueblo y parte de los terrenos recuperados. Al respecto una colaboradora
nos dice:
-Yo fui a San Juan Nuevo [Michoacán]17 quince días para que me
capacitaran, fuimos diez mujeres, pero de las diez nada más yo me
quedé en el vivero de acá. Y entonces yo vi cómo llenaban bolsas,
sembraban y como reforestaban. Y yo vine a darle los cursos a la
gente, por eso ahí estoy [me enseña una foto] enseñándole a los niños
de la Plan Sexenal [primaria] cómo sembrar (Testimonio habitante de
San Pablo, mayo, 2016).
Este testimonio nos habla de un proceso de aprendizaje y conocimiento entre
comunidades que también llevó a Los Quinteros a relacionarse con voces de
técnicos, donde la relación interpersonal no fluyó como en la experiencia
Michoacana. Veamos por qué:
-Nos mandaron a una maestra me parece que es agrónoma (…) para
que ella también nos ayudara a sembrar, llega y me dice -harnee dos
carretilladas de tierra- dije sí, la harnee, ¿ahora? -dos de arena-, y dije
¿qué va a hacer esta mujer con esto no? Dije, si fuera a lo mejor
mezcla, pues llevaría arena y cemento ¿no? ¿Pero tierra? Y ya la
eché. Y me dijo. -Ahora vamos a llenar bolsa- nada más yo y ella. Y
sembró la planta y cree que tenían cinco meses y la plantita estaba
chiquitita y la que sembraba directo a la tierra, ya estaba así (más
grande).
-¿La que usted sembraba directo a la tierra?
-Sí
-¿Eso lo vio de Michoacán?
-Sí sí, lo vi en Michoacán, vi cómo sembraban, lo hice y entonces lo
vine aplicar aquí y está maestra no, pues ella se decía agrónoma, la
gran cosa, como que sabía todo, y todo lo que me decía pues yo lo
hacía, pero después yo le dije, yo no veo resultado, yo mi sembrado

17 Comunidad modelo a nivel internacional por su manejo forestal comunitario. Véase en: Capítulo 5 La

Comunidad modelo de San Juan Nuevo Parangaricutiro http://www.era-


mx.org/Estudios_y_proyectos/RecupBosq/Captiulo-5-Nuevo-San-Juan-Parangaricutiro.pdf

42
así (grande), no, es que quien sabe que le está echando, ya le dije,
nada, tierra usted me está viendo tierra, ella, inclusive trajo unas
pastillas, le escarbó y la puso y la planta siguió igual […] pues no, no
convivimos, digamos bien, porque ella se enojaba, yo me enojaba, y
una vez que le digo, qué te parece, agárrate un pedazo de terreno y
yo otro, al fin hay mucho y sembramos y la planta que esté bonita la
llevamos al bosque y la planta que no pues ni modo… (Habitante de
San Pablo, abril, 2016).
Los testimonios presentados nos hablan de diferentes formas y prácticas de
construir conocimiento. En el primero el intercambio de conocimientos e ignorancias
entre Milpa Alta y Michoacán, al parecer, se dio sin mayores problemas y en
dialogo. Caso contrario, donde la persona no acepta otro tipo de conocimientos de
alguien que no pertenece a su estatus académico.
Por otro lado, siguiendo con este proceso de vinculación comunitaria con el
monte, un brigadista que participó en el vivero Tepetlehualco, agrega:
-En ese vivero producimos una gran cantidad de árboles que nadie
nos apoyaba excepto la Semarnap […] con un poco de bolsa, ahora
sí que nos apoyaba con bolsa y nosotros veníamos a recolectar
semilla, todo el proceso, entonces cuando tú haces todo el proceso,
de ir por tierra, de llenar las bolsas, de cernir la tierra, de meterle los
componentes que debe de llevar para que el sustrato sea bueno, de
trasplantar las plantulitas que tienes en el almacigo, todo eso hace
que te encariñes con la planta, es algo…como si fueran tus hijos…por
ejemplo en las plantaciones que nosotros hicimos llegamos a
mimarlas tanto, tú ves la reforestación que está en Zoquiac y está
excelente. […] yo en aquel entonces lo hacía por amor al arte, aquí se
dice de Xulaltequetl.18 […] En el 98 llega la primera reforestación
masiva19 donde ya contratan a mucha gente para trabajar
reforestando y por las necesidades económicas pues nos sumamos a
esto, ya percibíamos un sueldo. Lo hicimos por salario y eso creo que
contaminó el grupo que teníamos. Ya cada quien vio por intereses, se
empezaron a separar, ya no era con el amor […] duramos algunos
años pero dijimos, bueno ya hay un vivero el más grande de toda
Latinoamérica y ¿cómo competir contra eso? (Brigadista, marzo,
2015).

18 Una forma de trabajo colaborativo que en otros lugares se le conoce como faena.
19 Las reforestaciones masivas en aquel tiempo, buscaban desalentar la ocupación de asentamientos
irregulares, -llamados así por la informalidad de su adquisición- o contener el acelerado crecimiento de la
mancha urbana que, para los años noventa, había crecido en un orden aproximado de 300 ha/ año, en el suelo
de conservación ecológica (Sánchez-Polanco,2011: 197).

43
Sin duda la experiencia en el vivero Tepetlehualco conllevó, entre otras cosas,
un proceso donde el vínculo entre humanos y no humanos se estrechó a tal grado
que la gente veía a los árboles “como si fueran sus hijos”.
Este vínculo que puede verse como una articulación entre cultura y naturaleza,
en palabras del antropólogo Bruno Latour (2008 [2005]), es algo que la misma
ciencia no ha podido separar. “Lo social no está en lugar alguno particular, como
una cosa, entre otras, sino que puede circular por todas partes, como un
movimiento que relaciona cosas no sociales.” (Bruno Latour, 2008 [2005]:156).
En este caso observamos que si bien la silvicultura implica un lenguaje
científico, en la práctica los brigadistas pueden incorporar el nombre técnico más
no el fundamento científico al identificar a los árboles. Digamos que los brigadistas
no establecen una línea divisoria tajante entre cultura y naturaleza.

3.3 Cambios en las políticas ambientales en la Ciudad de México:


La ola partidista de izquierda llega a Milpa Alta

En otra serie de cambios, no podemos omitir la llegada del Partido de la Revolución


Democrática (PRD) al poder gubernamental capitalino y también al delegacional
milpaltense en 1997. Este hecho marcó un parte aguas en las formas de hacer
gobierno en esta demarcación, ya que al tomar los milpaltenses la dirección local
se agudizaron los conflictos políticos en parte por el manejo presupuestal del
gobierno delegacional. Es decir, el acceso a los recursos gubernamentales implicó
un reacomodo-disputa entre grupos locales, generando nuevos cacicazgos y
agudizándose otros.
En este tenor fue cambiando la dinámica comunitaria en que el pueblo
elegía a sus autoridades por medio de las asambleas que ahora servirán a intereses
partidistas. El poder de las decisiones para elegir a los representantes que había
radicado en lo local ahora se tornaría ajeno. Fue un proceso no exento de
negociaciones y concesiones entre ámbitos partidistas y comunitarios pero que en
jerarquía los últimos debieron de plegarse a los primeros. La forma-estructural
partidista no concebía otra manera de repartir el poder.
Las prácticas del todavía partido oficial (PRI) eran ahora usadas por un
partido que se afanaba por presentarse con una ideología de izquierda. Una de
44
ellas tuvo que ver con la trasformación del proceso de elección del Coordinador
Territorial, antes juez de paz, que contaba con amplia legitimidad moral y política al
interior del pueblo para dirimir problemas de índole comunitaria, y que ahora
resultaba en una figura bisagra entre el gobierno central capitalino y los pueblos
milpaltenses. Se instaló una práctica de elección por medio del depósito del voto
en una urna cuando, al decir de un habitante de San Pablo 20, antes era a mano
alzada y en asamblea.
Ahora los cotos de poder de diferentes partidos e ideologías marcaban la
pauta en la vida política de los pueblos. Provocando así nuevas tensiones y
negociaciones que implicaron la apropiación de distintos conocimientos para la
gestión gubernamental.
En este contexto convulso, el vivero Tepetlehualco, dejó de operar en el 2005
después de haber funcionado como escuela ecológica21 donde se impartieron
diversas pláticas y cursos sobre el cuidado del medio ambiente, en particular del
bosque. Se produjeron plantas criollas22, 50 000, tan sólo para reforestar en el
paraje Zoquiac. También contó con una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de
venado cola blanca23, entre otras actividades productivas. En resumen, fue un fluir
constante de trabajo y conocimientos comunitarios.
Uno de los motivos que menguaron estos esfuerzos tuvo que ver con la
creación de un gran vivero en la delegación Xochimilco. Su finalidad fue surtir de
plantas forestales a toda la zona boscosa de la CDMX. Con este paso, el gobierno
capitalino desvalorizaba la autodeterminación comunitaria ya que negaba la
producción local de árboles preferidos por brigadistas porque sí prendían24, a
diferencia de los suministrados por el nuevo vivero. Este aprendizaje fue producto
de la participación de los brigadistas en los trabajos del Programa de Reforestación

20 (Comunicación personal nov 2015).


21 Nombre dado por el brigadista entrevistado.
22 Lo criollo también es usado en el maíz u otra verdura que le da cierto estatus al momento de presentarlo

para su venta por decir un ejemplo. Con este tipo de plantas criollas se reforesto en varios parajes entre ellos,
Pipilactus, Uxpantenco y Zoquiac. (Brigadista comunicación personal junio 2016)
23 Misma especie de la que fue introducida en el periodo porfirista para practicar la cacería.
24 Llegaban a desarrollarse plenamente y con frecuencia no morían, (testimonio de brigadista, mayo 2014).

45
Rural siendo la Corena la institución encargada, desde 1998, de coordinar estas
labores (Sánchez-Polanco, 2012).
Las intenciones de quienes implementaban estos programas capitalinos sólo
vieron en los comuneros y ejidatarios mano de obra barata. El Programa de
Incentivos para la Protección y Cultivo de las Reforestaciones consistía en otorgar
a los brigadistas un peso por cada planta que se mantuviera viva (Sánchez-
Polanco, 2011:213). La Corena se encargó de la evaluación de la sobrevivencia
junto con las autoridades de los núcleos agrarios (Sánchez-Polanco, 2011: 213).
Después de algunos años de laborar en estos programas un brigadista reflexiona:
-ellos nos dijeron ahí está la planta y nosotros no teníamos esa parte
de la clasificación de especies, hasta ahí empezamos a aprender en
que había rabiatas, en que había xerófilas, en que había hardewi, en
que había eso…todo eso no lo sabíamos.
-¿Todas esas especies que metieron llegaban del vivero San Luis
[Tlaxialtemalco]?
-A partir del 98 toda la planta llegaba de San Luis.
-¿De alguna manera fue un cierto golpe para el vivero
[Tepetlehualco]?
-Sí, incluso cuando estábamos proponiendo el vivero y esa parte, nos
decían -no se preocupen por un vivero, ¿cómo le decían?, un viverito
así como chiquitito y así de ustedes-…las autoridades de ese
entonces. -Sí va estar aquí uno que va a producir treinta millones por
año. Entonces para qué quieren hacer un vivero ustedes, ya no va a
haber necesidad si vamos a surtirles planta de calidad y no sé qué
tranza-. Te dicen eso y tú no tienes argumentos para rebatirlo, pasa
el tiempo y me he convertido el enemigo número uno de Conafor y de
eso… porque no nos dejamos y les decimos llévenme a una parte
donde se pueda comprobar eso que ustedes dicen […] qué sentido
tiene que sigamos ocupando al bosque de Milpa Alta como un
laboratorio, de ver lo que sí y ver lo que no pega. Pues nos metimos
y le dicen a la raza, que nos oponemos a la reforestación, “es que ya
no quiere que trabajen” y ¡no! lo que no quiero es que no se meta lo
que se les antoje, la basura que ya no quieren en ese vivero la quieren
meter aquí, nosotros no lo vamos a permitir…
-¿Y la gente que quiere trabajar por necesidad, qué dice?
-A mí no me importa el agua a mí que paguen por lo que voy hacer y
no voy a saber de especies, no voy a saber de distancias, esa es la
parte como que tiene que ir uno aprendiendo a ordenar de una
manera que no se hagan las cosas al aventón o por necesidad de
empleo… (Testimonio de brigadista, mayo, 2016).

46
Interior del vivero de San Luis Tlaxialtemalco. En la imagen un trabajador apila algunos de los miles de
contenedores de plantas usadas para las campañas de reforestación en la CDMX. Foto: Manuel Manzano (junio
2014)

Este testimonio nos refiere la necesidad de algunos brigadistas por aprender


y manejar un nuevo lenguaje de conocimientos forestales; un saber estratégico
para poder gestionar y operar diversos programas gubernamentales de
conservación.
En este contexto, algunos comuneros de San Pablo Oztotepec lograron
gestionar ante las autoridades ambientales de la Ciudad de México, en el 200225,

25 En marzo del 2001 hacía su arribo al Cuartel Zapatista en San Pablo O, la Marcha del Color de la Tierra, del
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En este simbólico lugar se ratificaron los acuerdos del
Congreso Nacional Indígena (CNI), realizado en Nurio, Michoacán
http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/49556.html

47
el pago o, como aquí le llaman, el recurso,26 para establecer brigadas
permanentes que realizaban trabajos no sólo de reforestación, sino de combate de
incendios27.
La gestión de programas gubernamentales implicó la adquisición de un
lenguaje científico especializado, usado por los agentes gubernamentales: biólogos
e ingenieros forestales. Esta manera de hablar será aprendida por algunos
personajes locales para así poder entablar un diálogo no tan asimétrico, en el cual
unos hacían un derroche de lenguaje técnico y otros ponían su conocimiento para
la mano de obra.

Pero más allá de la adquisición de un lenguaje técnico para conseguir


recursos a partir de programas gubernamentales, los brigadistas están conscientes
de la necesidad que tienen como comunidad de trascender el vínculo laboral ya que
guiar sus prácticas desde esta perspectiva no ayuda a mejorar su bosque. Además,
no encuentran una lógica razonable en los gastos que se generan en la producción
de plántulas que no sirven para reforestar sus montes:
-Incluso con las brigadas, Corena no está entendiendo a las
Comunidades, porque [Corena] te producen millones de árboles, y te
ponen una tarea y de pronto te dicen reforesta trecientos árboles y te
pagan ochenta pesos (por jornal) es muy desgastante. Esos trecientos
árboles van a ir mal plantados, porque ya no lo estás haciendo por
gusto, sino por necesidad […] Y si a la Comunidad le dieran diez
árboles, veinte, pero dijera ¡ah! estos son mis árboles los cuidamos,
ya tuviéramos un mejor bosque y tendría más ganancia la comunidad,
porque a Corena le están pagando por producir esos millones de
árboles y a la Comunidad no le están pagando nada. Si ese dinero en
vez de dárselo a Corena se lo dieran a cada Comunidad tendrían
mejores árboles, porque la semilla sabrían de donde la colectan, sería
[semilla] local.

26 El pago quincenal para el 2016, por cada brigadista, era de 1350 pesos. Una cantidad insuficiente teniendo
en cuanta la carestía de insumos básicos, alimentación, casa y vestido. El programa operado es llamado
Programa de Fondos de Apoyo para la Conservación y Restauración a través de la Participación Social
(Profase) y no contempla ninguna relación laboral con los (as) brigadistas, no hay contratos, sólo convenios de
colaboración que se firman en distintos periodos del año y siempre con el previo permiso firmado [Carta de
anuencia] de las autoridades comunales generales de Milpa Alta, lo que a veces provoca incertidumbre laboral,
dependiendo de la situación política entre brigadas comunitarias de apoyo y representantes comunales. Un
problema que no tienen las también brigadas comunitarias de base.
27 Debido a los efectos –por un lado- del fenómeno “El Niño” en la Zona Metropolitana del Valle de México

(Ruiz y López, 2004:75) y por otro a causa del abandono de los pastizales contiguos a las zonas arboladas
dónde la práctica y conocimientos ganaderos mantenían controlado el crecimiento de dicha vegetación, los
incendios aumentaron de forma exponencial a finales de los años noventa.

48
-¿Y después (de sembrarlos) su aprovechamiento, no sólo sembrar y
sembrar no?
-Es como un cultivo, cualquier cultivo. Sí tú siembras maíz, estás
esperando cosechar pero si siembras pinos ¿jamás los vas a
aprovechar? Es ilógico. Tiene que haber un beneficio. No hemos
encontrado ese enfoque de ser productores, sólo somos trabajadores
y nos pagan por hacer un jornal y hasta ahí se acaba, no vemos más
allá (Brigadista, julio, 2016).
En este sentido podemos decir que los programas gubernamentales no han
tenido la capacidad de valorar la producción forestal local y por consecuencia han
desestimado los saberes de los milpaltenses, para quienes “producción, consumo
y la conservación, [son] esferas indisolubles en la práctica cultural local” (Escobar,
1997:34).
3.4 El capitalismo verde en Milpa Alta: Tras la manzana de la
discordia

En el 2005 una nueva reforma a La Ley Ambiental del DF incluía un enfoque que
empezaba a estar en boga a nivel mundial, el de los servicios ambientales, que se
retomó para hablar de la conservación de las zonas boscosas. Entre dichos
servicios se incluyeron, la recarga de mantos acuíferos, la conservación del hábitat
y la belleza escénica para la biodiversidad, la contención del suelo y los
relacionados con valores culturales (Sánchez-Polanco, 2011: 214). En sí, una serie
de elementos cosificados, susceptibles de ser mercancías por las cuáles hay que
pagar para servirse de ellas. Esto implica la visión de la naturaleza como un
servicio; donde quienes la poseen deben brindarlo, y los que no, deben pagar por
dicho servicio. Un discurso mercantilista verde, que el gobierno de izquierda
capitalino asumió como suyo y aplicó en sus programas ambientales. La meta de
la Secretaria de Medio Ambiente del DF, en ese entonces, era lograr proteger áreas
que dotaban de dichos servicios a través de figuras jurídicas como las Áreas
Comunitarias de Conservación Ecológica (ACCE), una especie de Área Nacional
Protegida (ANP) en territorios comunales o ejidales que no implicaba la
modificación del régimen de propiedad (Sánchez –Polanco, 2011: 215).
Una de estas áreas, fue destinada en 2006 para Milpa Alta con acuerdo de las
autoridades comunales, quienes desde entonces reciben una cantidad de dinero del
49
Programa de Retribución por la Conservación de Servicios Ambientales en Áreas
Comunitarias de Conservación Ecológica.
En pláticas con brigadistas este modelo de conservación que conlleva el pago
por servicios ambientales ha provocado más discordias que beneficios debido a
que el monto que se recibe no es repartido de manera equitativa entre quienes se
dedican a realizar trabajos de conservación en esta reserva que es mejor conocida
como Área Comunitaria de Conservación Ecológica (ACCE).

El lenguaje que llegó con el paquete político ambiental de los PSA, ya es


manejado por algunos brigadistas que al recibir visitas de biólogos, de personas
provenientes del centro capitalino, o de otros profesionistas, es desplegado como
una estrategia de comunicación y entendimiento. En este proceso también se apela
a la valoración de los esfuerzos locales por la conservación del bosque
milpaltense28.
Por último, dejamos en claro que la aceptación de los PSA por parte de la
comunidad milpaltense no fue una imposición del gobierno local sino una serie de
acuerdos que derivaron en la implementación de esta política. Según algunos
milpaltenses el dinero percibido de éste programa sería destinado a los gastos de
los servicios jurídicos en las labores de titulación de las tierras comunales
milpaltenses, algo que hasta la fecha no ha sucedido29.

3.5 Reforestación gubernamental en los montes comunales: entre


la colaboración y el conocimiento
Mejor conocidas localmente como zonas de influencia o polígonos, cada brigada
delimita su territorio a laborar en conjunto con la Corena o Conafor, -dependiendo
del caso y el programa-. En lo que respecta a los programas de reforestación

28 Como estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia no fuimos ajenos a este discurso y en
el verano de 2011 como parte de la materia Etnografía de México realizamos una visita de campo al bosque
de San Pablo Oztotepec, Milpa Alta. Posteriormente tuvimos varios acercamientos y pláticas hasta llegar a
colaborar con una brigada en un programa de reforestación.

29 Plática informal con habitante de Milpa Alta, febrero, 2016.

50
(Conafor) la distancia o polígono fue de 5000 hectáreas.30 En específico en los
parajes de Las Minas, Amolo y Cerro Pelón31 [zonas de bosque].
En el periodo vacacional del verano participé en labores de reforestación
financiadas por el Fondo Nacional Forestal32, mediante las reglas de operación del
programa ProArbol de la Comisión Nacional Forestal (Conafor)33. Acarree plantas
a un lugar sombreado para que se mantuvieran frescas. De ahí otros brigadistas
las recogían para plantarlas en lugares específicos. La coordinación era vía radio
portátil y en claves que sólo los brigadistas veteranos conocen. El uso de estos
implementos deviene de más de diez años de participación como jornaleros en
programas de conservación y donde el conocimiento de cada paraje es clave para
la dirección de estas labores.

Traslado de contenedores de plantas a los lugares a reforestar. Foto Manuel Manzano (junio 2014)

30 Comunicación personal jefe de brigada, agosto 2014)


31 Los nombres de algunos parajes han ido cambiando conforme al tiempo y al uso que se les ha dado. Muchos
de estos lugares todavía mantienen su nomenclatura en náhuatl.
32 Comunicación personal de uno de los ingenieros encargados de la reforestación.
33 Dicho programa era de carácter temporal o como los brigadistas llamaban PET, (Programa de Empleo

Temporal). Y consiste a grandes rasgos en reforestar zonas anteriormente acordadas entre brigadistas y
personal de Conafor aunque no siempre es así. La coordinación y hechura de los trabajos ésta a cargo de la
brigadas, la supervisión y pago de los mismos a cargo de la institución. Conafor dota de insumos para estas
labores, tales como: herramientas y uniformes aunque de baja calidad teniendo los brigadistas que usar el
propio. Así también la institución dota de la planta para reforestar, que compra con dinero de fondos públicos
en distintos viveros, uno de ellos el de San Luis Tlaxialtemalco. La implementación del programa es a solicitud
de una autoridad comunal auxiliar.

51
En un momento del periodo de reforestación se terminaron las plantas, así
que nos asignaron para ir a recoger más en el vivero de San Luis Tlaxialtemalco,
en Xochimilco. Acudimos con una camioneta de redilas a recoger algunos miles de
plantas forestales, esto implicó trabajo en equipo para cargar y acomodar las
plantas dentro del transporte. Ya en el pueblo, dos ingenieros forestales
improvisaron un curso exprés de reforestación para los pocos que no habíamos
participado en esta labor y se llevó a cabo en un campo de cultivo de maíz, no en
el bosque. La mayoría de los brigadistas se quedó a cierta distancia y observó con
indiferencia la escena. Los técnicos alegaron que no contaban con mucho tiempo,
así que tomaron muchas fotos y se retiraron a la brevedad.
En el monte, después de terminar una jornada de reforestación descansamos
alrededor de la camioneta que nos llevó de regreso al pueblo. Mientras esperamos
al resto de brigadistas un jornalero preguntó si faltaba mucho árbol qué plantar, a
lo que otro respondió “en la plantación vamos a salir antes, el problema un poquito
es que hace falta un buen tanto de mantenimiento a la plantación y no hay varo
para eso”34. Aunado a esta cuestión, los brigadistas comentaron que muchas de las
plantas recogidas en el vivero de San Luis presentaban algunos problemas:
-por curiosidad desenrollen las raíces y van a ver cómo están
enredadas como cola de cochino […] neta, y eso lo que hace en lugar
que se desarrollen, que vayan así para anclarse bien las raíces, lo que
hacen es, hacer un muñón y al rato como si tuvieras un muñón en los
dedos, te queda así como puño y por eso con el pinche vientecito se
caen, se plagan, quince años, diez años se mueren los arboles
(brigadista, junio, 2014).
Otra problemática observada es la introducción masiva de especies
desarrolladas en un clima distinto al del lugar donde serán trasplantadas. No
importaba que fuesen de la de la misma especie, debían tener una adaptación
climática similar para soportar heladas severas, incendios o plagas recurrentes en
la región milpaltense35.

34 Diálogo entre brigadistas, mayo, 2014.


35 (Comunicación personal junio 2015).

52
Planta producida en el vivero de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, con la raíz crecida o podada a decir de
los brigadistas, -quienes también indican-, que esto sucede por el exceso de tiempo de su estancia en el
vivero. Foto: Manuel Manzano (julio 2014).

3.6 Aprender entre técnicos: asimetrías y reflexiones


Pude percatarme de que para los brigadistas el conocimiento local adquirido por
varios de ellos al laborar en el monte y su posición frente al saber técnico de quienes
supervisan diversos trabajos de conservación era un tema trascendental. En éste
tenor nos expresaron sus encuentros y desencuentros en esta relación:
-hace como tres años (2012-13) se metió un proyecto de chaponeo y
vinieron a supervisar hasta el año. Hay que recorrer toda las brechitas
que es remoción de tierra, pero ¿hasta el año?, pero sí ya se taparon
con la chicaca o el chayotillo36. Y como esos pendejos van con su
GPS y quieren que salga la cifra exacta…no importa a mí me gusta
caminar, pero ¿hasta el año para finiquitar?
Y agrega enfático:
-en realidad no necesitamos que nos vengan a supervisar, porque
sabemos que las cosas que hacemos están bien, porque la
experiencia de nosotros habla, pero más que nada, sí exigimos que
vengan porque son los que dan el aval, el brinco para que finiquitemos
y para que el año que venga diga, Milpa Alta hizo un buen trabajo y
ahí está el apoyo para más chamba. Por eso nada más […] para que

36
Una especie de enredadera que cubre todo a su paso, desde suelos, arbustos pequeños hasta árboles de
mediana altura.

53
allá abajo digan ya fuiste a checar y estuvo bien (Brigadista, mayo,
2015).
Otro de los conflictos en la operación de estos programas es la retribución
monetaria por estos trabajos por parte de la dependencia a cargo, en este caso
Conafor, ya que un porcentaje del pago de jornales se da al comienzo del proyecto
y el otro al final. Es necesario que el técnico esté al pendiente del cumplimiento de
las metas establecidas para que así pueda, mediante su firma, finiquitar el segundo
pago a los jornaleros. En mi estadía en campo se me expuso la molestia y
desesperación sentida por los brigadistas al observar la lentitud para liquidar dichos
pagos:

-¿De alguna forma es el poder de su firma [del técnico] la que vale?


Sí, yo digo que lo que saben es su sabiduría, si es cierto, estudiaron,
pero aquí la gente si sabe…es eso […] tampoco es ignorarlos, es muy
rico, estudiaron y todo eso pero creo que tenemos que ir de la mano
ambos (Brigadista, mayo, 2014).
Esta última reflexión es clave para nuestro análisis ya que el brigadista no está
negando el saber técnico, sino el proceso asimétrico que se da en la certificación y
retribución monetaria de dichas labores y donde observa una falta de respeto y
reconocimiento por el saber local producto de la experiencia al trabajar en el monte.
Por lo tanto el brigadista sugiere una mejoría en la relación con los técnicos, donde
se pueda dar continuar un proceso dialógico de saberes:
-¿De cierta forma has aprendido algo de un técnico?
Lo que he aprendido es acá y reforzado en los técnicos. Con lo que
he aprendido y con lo que ellos hacen y veo, como que refuerzo más
lo que he aprendido, lo conjugo. Él estudió pero yo lo viví y me atrevo
a preguntarles por qué esto y por qué lo otro (Brigadista, junio, 2015).
Observamos que el reforzamiento del conocimiento local se da en la
interpelación a los portadores certificados del conocimiento técnico. Este proceso
implica la confluencia de saberes propios y ajenos, donde se valora el conocimiento
atravesado por la experiencia de vida y se empata con el académico. No sólo el
brigadista adopta conocimientos sino que de forma dialéctica estos lo transforman
y lo llevan a proponer cambios en la relación de técnicos y jornaleros:

54
-hay muchas cosas que no son ciertas […], por ejemplo te dicen [los
técnicos] que hagas una tina,37 que para retención de agua y yo digo
que para qué, si está un resumidero en medio y ese retiene el agua
¿no? Y se van a defender pero hay muchas cosas que están mal 38 y
tú me dices que si he aprendido de ellos, sí, más bien me refuerzo…
-¿De alguna forma, luego proponen trabajos inservibles pero con
palabras distintas a las que usas?
-Lo dicen de diferente manera, porque saben hablar bonito con las
palabras adecuadas o una palabra te explica tres o cuatro. Yo digo
nuestra forma de hablar, yo digo esa chingadera que le llaman tinas
ciegas, yo lo puedo ver como una zanja porque así lo conozco, ellos
dicen para retener la humedad y yo digo para que se encharque el
agua.
-¿Viene siendo lo mismo?
-Sí, pero ellos te hablan con esas palabras
-¿Palabras técnicas?
-Ajá y a muchos como que nos intimidamos, más si viene limpiecito…
-¿Cómo que limpiecito?
-Sí en lo físico, bien cambiadito y a lo mejor hasta trae un chingado
gafete que diga el ingeniero sepa la chingada y más si sabe usar ese
aparatito que es el GPS, hay muchos que nos intimidamos con eso…o
que vino de tal escuela o que vino de esto. Eso del chingado GPS
pues lo tengo en mi cabeza […] pero sí hay cosas que nos intimidan
en base a eso, su lenguaje, como hablan y también en las
matemáticas pues ellos, sí estudiaron y ahí pues son muy hábiles para
hacer el tanto por ciento y hablan de números y yo creo que ahí por lo
menos un poquito no le entiendo a esa parte […] pues sí hay mucho
que aprender también de ellos, nada más que no te vengan a engañar,
nada más lo normal […] fíjate yo cuando empecé acá, sí te decían, es
que vas a llevar a recorrer al ingeniero, pero después te vas dando la
confianza, lo que sabes también no manches, simplemente para
meterlos y sacarlos de allá dentro […] a veces de las últimas cuando

37 Tinas ciegas o también llamadas zanjas trinchera, fueron promovidas por gente de Conafor con el fin de
captar mayor humedad en el suelo. Un biólogo que colabora con la brigada refuta este razonamiento ya que
aduce que la pérdida de suelo o desazolve, deriva en la erosión del suelo que se pretende enriquecer de
humedad, según la institución federal. Lo cierto es que este programa dio trabajo por varias temporadas a la
gente de Milpa Alta en 2013-2014, y era un proyecto de moda a nivel nacional. Un brigadista mencionó que
este programa pudiera servir para lugares áridos o desérticos, pero no para el bosque milpaltense donde su
suelo es proclive para retener humedad.
38 Entre los varios males que conllevan la aplicación de ésta técnica en lugares no aptos, uno de ellos es la

degradación del suelo. Uno, entre varios de otros efectos encontrados en un estudio que a nivel nacional, fue
realizado por Helena Cotler y otros investigadores, el cual concluye de esta manera “[…] las zanjas trinchera,
no mejoran la calidad de los suelos, por ende no lo conservan. Su implementación debe hacerse de manera
acotada y puntual en ambientes áridos y semiáridos, con suelos superficiales, erosionados, con muy poca
materia orgánica. Utilizarla sin consideración de las características ambientales y sociales conlleva, a una
degradación de la calidad de los suelos, que es justamente lo que se quiere revertir” (Cotler, 2015:11).
Agradecemos al biólogo Jürgen Hoth por darnos la referencia a este estudio.

55
subió el técnico, lo llevé a tomar unos puntos […] esa vez hice su
chamba pero ya aprendí un poco más a usar ese aparatillo GPS […]
Pero yo digo, la máxima, la máxima ganancia de ahí y si me gustaría
que se me pagara un poquito más aunque no vaya ser posible, pero
sabes cuál es la máxima ganancia es que a mí ya no me van engañar,
si me entiendes, o, por lo menos ya no voy a tener miedo a que vengan
con su gafete, no les voy a rezongar nunca pero tampoco me voy a
dejar de lo que me dicen
-¿Aunque te hablen con palabras muy técnicas?
-Es eso, ya no me van a poder engañar…tan fácil
(Testimonio Brigadista agosto 2015).
Aquí observamos que en la aplicación de programas gubernamentales se
puede dar un escenario para el uso y despliegue de elementos de persuasión que
pueden resultar intimidatorios para los locales. Otro punto que cabría resaltar es la
apropiación del uso de aparatos como el GPS que distingue a quien llega de una
institución gubernamental. No obstante, en el ámbito local, saber caminar el monte
sigue siendo valorado entre brigadistas. La habilidad de desplazarse en el monte
deviene de la constante presencia de los brigadistas en él.

Brigadistas sanpableños realizando tinas ciegas, programa promovido y financiado por la Conafor. Foto:
Manuel Manzano (abril 2014).

56
Por otro lado, la experiencia de los jornaleros corroborará el conocimiento
del técnico, de ahí que en ocasiones los brigadistas sostengan que dicho
conocimiento es “pura teoría”, ya que dicho saber no se ajusta a lo que ellos
observan en la realidad. Esto no implica que los brigadistas rechacen los cursos
que los certifiquen como poseedores de alguna técnica en los distintos trabajos de
conservación ya que también observan su utilidad como medios de acceso a
algunos programas sociales donde obtener este tipo de documentos es requisito
indispensable. Para efectos de exposición, introducimos un esquema sobre algunos
puntos hasta ahora vistos:
Características entre modelos de reforestación
AMBITO LOCAL AMBITO GUBERNAMENTAL
Uso de semilla criolla o propia del lugar Uso de semillas externas y especie exóticas
Plantas con mayor resistencia al hábitat Plantas con menor resistencia al hábitat
Reproducción de plantas por ciclo vital Reproducción y trasplante de plántulas a
o vía trasplante local. gran escala.
Producción en condiciones climáticas Producción en condiciones artificiales y
cercanas al lugar de destino distintas al lugar de destino
Uso de plantas para reforestación a Uso de plantas para reforestaciones
pequeña escala masivas
Periodo de reforestación optimo local: Periodo de reforestación optimo
del primero de julio al quince de gubernamental: del quince de julio hasta
septiembre finales de octubre39
Vínculo afectivo de brigadistas con las Desapego de brigadistas con plántulas
plántulas
Poder de decisión basado en la Decisiones basadas en la dinámica
imbricación de conocimiento local y burocrática gubernamental
científico

39 Observación de campo octubre 2015.

57
Capítulo 4

El monitoreo comunitario
Caminante no hay camino se hace camino al andar.
Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar.
Serrat

58
En este capítulo hablaremos de un programa llamado Proface40 coordinado por
Corena en una de sus líneas de apoyo: Monitoreo de la biodiversidad 41, y que se
derivó de una orden de la titular de la Secretaría de Medio Ambiente en la CDMX,
Tania Müller. A partir de esta decisión se conformó la Brigada de monitoreo Milpa
Alta, después de ser capacitada por personal de la Comisión Nacional para el Uso
y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio)42. Sobre esta confluencia
gubernamental comunitaria hablaremos a continuación. Cabe señalar que la
participación de esta brigada no necesariamente respondió a su interés en el tema,
es posible que la falta de opciones laborales en la región haya sido un aspecto
definitorio.
En este capítulo hablaré de la coordinación interinstitucional que se presentó
para echar andar el programa de monitoreo biológico en los pastizales y bosque de
Milpa Alta. Un esfuerzo que demandó la coordinación de distintas dependencias
gubernamentales, tales como la Conabio y la Sedema, para darle validez a los
trabajos de la brigada milpaltense. Damos algunos antecedentes del ambiente que

40 Programa de Fondos para la Conservación Ecológica perteneciente a la Secretaria de Desarrollo Social dela
Ciudad de México. Revisado diciembre 2017.
41 En el programa de monitoreo la poligonal está demarcada por 1134.64 hectáreas, combinando zonas de

bosque para el monitoreo del conejo Zacatuche y zonas de pastizal para el monitoreo del gorrión serrano (GS).
En este último caso los parajes de mayor importancia son los de Chipetonco y Llano de Morales.
42 La Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad nace en el año 1992, en el mismo año

en que se firmó en el seno de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (la
“Cumbre de la Tierra”), El Convenio sobre la Diversidad Biológica, que abre la puerta a la comercialización de
recursos genéticos y promueve el fortalecimiento del conocimiento tradicional en sintonía con el
aprovechamiento de dichos recursos. Su idea es generar incentivos para la conservación de la diversidad
biológica y utilizarla de manera sostenible, todo esto dentro de un marco de justicia y equidad. Sin detallar de
manera clara estos dos últimos postulados o valoraciones. Años después en el 2010 se adoptaría el Protocolo
de Nagoya que da los lineamientos para que se lleve a cabo lo firmado en el anterior Convenio.
https://www.cbd.int/abs/doc/protocol/nagoya-protocol-es.pdf Consultado agosto 2017. Cabe señalar que los
firmantes tanto del convenio como del protocolo que se derivó del mismo, fueron representantes de los países
que integran las Naciones Unidas. En este punto nos preguntamos ¿Quiénes –que países- tienen las
condiciones para desarrollar mercados que se alimenten de recursos genéticos, por poner unos ejemplos la
industria farmacéutica o la cosmética? ¿Cuál es el justo y equitativo precio que se pagará por un conocimiento
tradicional, clave para la explotación de cierto recurso genético? Estas y otras preguntas surgen al calor de una
visión de la naturaleza con un rotulo que fue tomando fuerza, a través de simposios en la Academia de Ciencias
de Estados Unidos en los años ochenta, se fue denominando diversidad biológica y que se popularizó con el
nombre de: biodiversidad (Gudynas,2011:277). Dicho rotulo –para este autor- genera una sensación de unidad
y coherencia, así como la ilusión de un todo gestionable, usado por perspectivas economicistas para la
generación de normativas e instituciones, leyes y agencias gubernamentales enfocadas a diferentes temas de
la biodiversidad (Gudynas,2011:278). Lo anterior ilustra el caso Conabio quien en sintonía y promoción con
este ambientalismo neoliberal, lanzo una publicación en el año 2009 llamada Capital Natural de México. Véase:
http://www.biodiversidad.gob.mx/pais/pdf/CapNatMex/Capital%20Natural%20de%20Mexico_Sintesis.pdf

59
se fue creando para el funcionamiento del programa de monitoreo del GS, seguido
de algunos testimonios sobre la relación histórica de los sanpableños con las aves.
Luego abordaremos el encuentro/desencuentro de formas de hacer ciencia entre
brigadistas y científicos. En este sentido presentamos diferentes perspectivas y
reflexiones sobre la legitimidad y validez de este proceso dialógico, mostrando así
sus alcances y limitaciones. Concluimos con un recorrido descriptivo-reflexivo por
algunas de las actividades que realiza la brigada milpaltense en su quehacer
cotidiano. Se incluyen, además, algunos aspectos del contexto familiar de los
brigadistas, espacio donde se construye la mayor parte del conocimiento local y
científico.
4.1 Las aves en Milpa Alta antes del monitoreo
La observación de aves con binoculares era, sin duda, una novedad relacionada
con un gusto de extranjeros43, pero no de locales. La relación de los milpaltenses
con sus aves tenía y tiene que ver, entre otras cuestiones, con la cacería. Así nos
menciona un sanpableño:
-Hubo un tiempo que se iban sábados y domingos en estos tiempos
que hay muchos pájaros, vamos a hacer un reto, quien mata más
pájaros, entonces se llevaban sus huleras44, imagínate a veinte
cabrones cazando aves, en un principio a mí me tocó, incluso tenían
una puntería endemoniada, […] mataban hasta veinte aves, pero
todas esas iban y las juntaban, y se las llevaban a una de sus
hermanas y las cocinaban, a mí me tocó, ¿qué le van a comer a un
pinche pajarito?, pues estaba muy sabroso, la neta, yo tuve la
oportunidad de probarlo y muy rico (Testimonio de habitante de San
Pablo, mayo, 2016).
En este testimonio encontramos la vigencia de la práctica cazadora en
primeros términos para comer, aunque habría que indagar qué otras subjetividades
se movilizan en esta práctica. Por lo pronto observamos que el consumo de las
aves también incluía una rica cultura culinaria, al saber preparar un buen guiso, que
está viva en la memoria de los sanpableños. Sin embargo desde otra perspectiva

43 Cuando hablo de extranjeros me refiero a internacionales, principalmente europeos y estadunidenses.


44 Resorteras.

60
ideológica, la cacería de aves en Milpa Alta ha ido cambiando con el tiempo; así lo
relata otro sanpableño:
-Con el paso del tiempo y afortunadamente para ellos tuvieron la
fortuna de adquirir un trabajo y siguieron con eso, ahora con toda la
experiencia de todos esos años de haber vivido de cazadores y ahora
los hijos, que nada tienen que ver, porque antes la necesidad la tenían
sus papás, ya no lo hacen por comer nada más (Testimonio de
habitante de San Pablo, mayo, 2016).
El sanpableño nos habla de una cacería actual de aves sin un aparente motivo
relacionado con la alimentación por lo que caben las preguntas: ¿Qué mueve
entonces a la cacería de aves si no es ya la alimentación? En otras palabras, ¿qué
motivaciones están operando para el cambio de sentido en ésta práctica? En
primera instancia lo expuesto por el sanpableño resulta discordante si concebimos
las prácticas culturales como un proceso estático y libre de contracciones. Cabe
aquí introducir una advertencia Bonfiliana respecto a la inter-relación de elementos
culturales:
No se trata de una relación necesariamente armónica y coherente,
como en los planteamientos funcionalistas clásicos, ya que la
consistencia funcional mínima sólo parece lógicamente necesaria en
cada acción concreta, pero no para el conjunto de acciones que
forman la vida social; en tal conjunto, por lo contrario, es posible
encontrar inconsistencias y contradicciones entre los elementos
culturales que permiten, precisamente, entender la dinámica
sociocultural (Bonfil, 1988: 6).
Para explicarnos estos cambios habría que hacer un recuento de los distintos
factores que influyen en la transformación de las prácticas, los cuáles no
necesariamente tienen que ver con una fricción entre lo propio y lo ajeno, sino con
un complejo entramando de significantes que mostraremos más adelante.

4.2 La Conabio se establece en Milpa Alta

La insistencia de Conabio para posicionar en Milpa Alta la conservación del GS


deviene de los estudios realizados por un estudiante de biología de la UNAM años
atrás en la zona de los llanos: “los estudios fueron del noventa y ocho […] Esos
estudios fueron como que los primeros que identificaron esa situación tan crítica del
gorrión serrano, sobre todo la reducción tan drástica del hábitat (Funcionario de la

61
Sedema, octubre, 2016). Un sanpableño que pastoreaba borregos recuerda
haberlo visto en un paraje llamado Llano de Morales, cerca de los parajes
Zoquiactenco, a finales de los noventa. El pastor comentó que se encontró con una
persona que tenía una casa de campaña y unas redes colgadas, las cuáles
impedían la circulación de su ganado. Otro sanpableño comentó que el investigador
no contaba con un permiso otorgado por parte del auxiliar de bienes comunales de
San Pablo Oztotepec, lo que provocó que le recogieran una cámara fotográfica.
Tiempo después el estudiante se comprometió a devolver la información de lo
estudiado, algo que a decir de los sanpableños, no ha sucedido.
De aquí que exista desconfianza –por parte de los locales- hacia quien realiza
estudios o notas informativas y extrae conocimiento sobre el bosque, háblese de
flora o fauna en general. Lamentablemente no existe legislación que proteja la
información que un estudiante o investigador pueda obtener de algún lugar y que
lo obligue a regresarla. Al decir de varios brigadistas se han elaborado muchos
estudios del bosque milpaltense pero pocos son los que han regresado a quienes
lo mantienen y habitan.
Cuando Conabio ya contaba con información del GS se presentó en los
pastizales de Milpa Alta. Un sanpablense comenta este hecho: “la gente decía: -¿y
esos güeros qué quieren aquí?”45 Fue entonces cuando los funcionarios de asa
institución se vieron obligados a explicar a las autoridades los motivos de su
estancia en el lugar. A partir de este hecho la Conabio buscó involucrar a personas
de la comunidad milpaltense en la conservación del ave. En este intento personal
de la Conabio en 2008:
Se realizó la primera adquisición y entrega de equipo para la
observación de aves (i.e., binoculares, equipo fotográfico, guías de
campo para la identificación de aves) a personal de campo de la
reserva comunitaria […] Finalmente, durante 2009 se realizó la
entrega de gorras, camisetas y chalecos con logos distintivos del
proyecto al personal comunitario de campo, con el fin de fortalecer la

45 Cabe señalar la diferenciación racial que hizo la gente de San Pablo O, al observar a los biólogos de Conabio,
lo que nos habla de distinciones hechas simple vista hacia personas ajenas al monte. Y donde el color moreno,
producto en parte por la constante exposición al sol, por las diversas labores que se realizan, es dominante.
Algo que nos haba de la relación entre color de piel y clase social, y que denota el racismo existente en México
en razón de quien tienen mejor acceso al estudio y quienes no, un tema –entre otros- que desenvuelve
hábilmente el historiador Federico Navarrete en México Racista: Una denuncia. 2016. Grijalbo.

62
vinculación y apropiación del proyecto por parte de los participantes
(Berlanga et al, 2015: 148).
Reflexionando sobre este intento gubernamental en tierras comunales,
después de ocho años, un funcionario de Conabio nos dice:
-todavía no teníamos el arraigo, la confianza, no todo el trabajo que
ahora tenemos, todavía no nos conocíamos bien, ni ellos a nosotros,
ni nosotros a ellos, así que ese material que se depositó en la oficina
de Bienes Comunales pues al final el destino quién sabe cuál fue.
Probablemente se los dieron a las brigadas y ahí los traen en las
camionetas, vete tú a saber qué pasó, fue un primer intento no pasa
nada, los libros creo que por ahí andan (funcionario de la Conabio,
2016).
Platicando con algunos monitores me indican que el fracaso de este intento
tuvo que ver con la falta de recursos económicos para retribuir las labores del
monitoreo del GS, lo que provocó que no se concretara el proyecto46.
Además, para la gente milpaltense, dedicada en campo a la conservación
forestal, resultaba ajeno observar aves con binoculares. Fue en 2014 cuando la
Sedema asignó el pago de jornales para los monitores. Ya con la retribución
económica de por medio, el gusto por la observación de aves fue creciendo en
algunos brigadistas de manera paulatina.
En otras palabras, la brigada milpaltense tuvo que apropiarse de éstas
prácticas ajenas “de extranjeros que vienen a ver cosas raras”, un paso que no fue
fácil -a su decir- pero que tenían que realizar para obtener recursos del Profase.
Así este caminar hacia practicas ajenas también implicó a los brigadistas su
participación, incluso desde antes de conformarse como grupo, en diversos talleres
y cursos de inducción al monitoreo de biodiversidad. Es decir, cuando ya estaban
laborando en el programa gubernamental, algunos brigadistas ya tenían algunas
nociones de lo que la dependencia gubernamental quería que llevaran a cabo.

4.3 Inducción al quehacer científico, entre aprendizajes y


divergencias
En septiembre del 2009 algunos habitantes y brigadistas milpaltenses asistieron a
un taller llamado; Primer curso de capacitación en Milpa Alta para el Desarrollo de

46 Plática informal con monitor (julio de 2016).

63
Centros de Monitoreo de Diversidad Biológica en Comunidades Rurales del Sur de
la Cuenca de México, impartido por algunos académicos del Laboratorio de
Ecología y Fauna Silvestre perteneciente a la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM) unidad Xochimilco47.
En este recinto académico, los participantes aprendieron sobre el uso de
binoculares para la observación aves. Hubo una parte teórica y otra de campo, esta
última se realizó en la zona del llano de los montes milpaltenses y no fue del agrado
para la gente de Milpa Alta, ya que al intentar colocar anillos a las aves para su
estudio murieron muchas de ellas. Algunos brigadistas alegan que la red con que
se atrapaba a las aves no era la ideal; tampoco el estado del tiempo, ya que estaba
nublado y hacía que las aves perdieran temperatura rápidamente al quedar
atrapadas y no ser liberadas pronto48.
La muerte de estas aves –según la apreciación de los brigadistas- no fue un
problema para los encargados del curso ya que, alegaron, servirían para
posteriores estudios. En resumen, esta práctica no dejó buen sabor de boca para
los participantes milpaltenses, ya fuera por la falta de capacitación de quien
desarrolló el curso o por indolencia. Esta experiencia sirvió para que tiempo
después algunos brigadistas solicitarán otro curso, más enfocado a la observación
de las aves que habitan los montes milpaltenses pero sin dañarlas.
Posteriormente Conabio decidió dar un curso centrado en el monitoreo del
GS. Algunos participantes en este taller formarían lo que fue la primera agrupación
de Monitoreo Biológico Milpa Alta. En el libro titulado, Plumas de Multitudes,
integración comunitaria en el estudio y monitoreo de aves de México, nos narran lo
ocurrido en ese momento:
Para la realización del monitoreo comunitario de la población de
X.baileyi en Milpa Alta, se ha integrado a miembros de las
comunidades locales […] para llevar a cabo conteos poblacionales
del gorrión durante las temporadas reproductivas de los años 2012
y 2013. Con el propósito de identificar y evaluar la disponibilidad de
hábitat, así como para seleccionar los sitios de muestreo, antes del

47 Plática informal con brigadista, octubre de 2016.


48 Plática informal con brigadista, octubre de 2016.

64
conteo, se hizo un análisis de vegetación con imágenes de
percepción remota (Berlanga et al, 2015:149).
Tiempo después de este curso, y ya en la operación del programa de
monitoreo, Conabio volvió a dar un taller sobre monitoreo de aves a la brigada pero
ahora con una diferencia sustantiva: el monitoreo se extendió a otras desconocidas
para la brigada. Un cambio significativo para el grupo local y del que un colaborador
de Conabio nos habla:
-entonces se amplió el monitoreo y esto dio la pauta para que los
participantes de la brigada abrieran su perspectiva y entonces de
enfocarse en una especie empezaron a conocer a más especies que
están presentes en el sitio […] Y actualmente puedes ir y te pueden
decir todas las aves que están viendo, eso es como parte del cambio
que observamos. Otro [cambio] es la participación, al momento de
contar Xenospiza Baileyi (GS) cuando sólo se trabajaba con
Xenospiza a lo mejor iba uno, a lo mejor iban dos con nosotros a hacer
los monitoreos y no eran como tan participes al momento de
monitorear, pero cuando se empieza a trabajar con todas las aves les
da más curiosidad y ya se animaban a tomar datos y de varias aves y
ya se empieza crear más interés […] y se van apropiando del proyecto
(colaborador, Conabio, octubre, 2016).
En este sentido, el conocimiento que la brigada en general tenía sobre las
aves de Milpa Alta se dinamizó y transformó. Ya para ese momento Conabio guiada
por brigadistas comenzó a definir o delimitar algunos recorridos para la observación
de esta ave en peligro de extinción, llamados transectos. Estos trayectos se
definieron en relación al hábitat -en este caso el pastizal-, donde hace su vida el
GS.
El registro de los avistamientos que realiza la brigada del GS es el siguiente:
La superficie que abarca el monitoreo de esta ave es de 340 hectáreas. En esta
área están marcados varios transectos, el primero es de ochocientos metros, el
segundo de mil doscientos metros y otro más de mil ochocientos metros. Los
recorridos generalmente son en las mañanas, que es cuando puede existir más
actividad de estas aves y se pueden cuantificar, así como observar algunos de sus
comportamientos.
Al comienzo de cada transecto se anota la hora, así como la fecha y nombre
del paraje en que se realiza la actividad. El caminar es constante y solo se detiene
si observa un ave perchada sobre la espiga de un macollo de pasto. En ese

65
momento con los binoculares se enfoca y se identifica qué tipo de ave es. Si se
trata del GS se anota una distancia aproximada de donde se encuentra, tomando
como referencia la línea por donde se camina. La dirección de esta línea imaginaria
es recta y al frente, aunque en realidad se camina librando macollos de pasto,
algunos enormes. En otros transectos hay secciones de pastizal que han sido
desplazadas para siembra de algún forraje, ahí caminar es más sencillo.
En el monitoreo de esta ave, se observa su comportamiento, la manera en
que vuela, si está comiendo cuando esta perchado o si está cantando o llamando 49.
Otro de los comportamientos que se anota en la libreta de campo es el lugar donde
se posa esta ave, ya sea en la espiga de un macollo como se menciona arriba pero
también sobre alguna planta seca como el cardo santo seco que sobresale de entre
los macollos de pasto o también sobre una jarilla que por lo regular se encuentra a
la orilla del camino.
La brigada ha observado y fotografiado al GS posándose en pinos pequeños,
algo que refuta lo dicho por quién ha estudiado esta ave, ya que reporta que
únicamente se le observa sobre macollos de pastizal. El que el gorrión se pose en
los pinos, indica una medida de sobrevivencia ante la inminente destrucción de su
hábitat, comenta un monitor50.
Otro dato que se anota son los distintos tipos de aves que se observan al paso
del transepto. Si se tiene duda sobre alguna, se anota una probable identidad para
después de terminar el recorrido cotejarla con las diferentes guías de aves con que
cuenta la brigada. Este cotejo se da de manera colectiva pues debido a la
experiencia de los brigadistas hay quien tiene más habilidad para la identificación
de aves. Desde el comienzo del proyecto el recorrido de los transectos se lleva a
cabo de manera sistemática mes con mes en el área del pastizal que incluye los
parajes de Chipetonco y Llano de Morales. En total son cuatro transectos, algunos
distantes entre sí.

49 La diferencia entre el llamado y el canto del gorrión, según el técnico asesor del proyecto, radica en que el
canto tiene más duración que el llamado. Para mí es como si el canto fuera una vocalización y el llamado tan
solo un silbido.
50 Febrero de 2016.

66
En el caso del zacatuche el monitoreo se realiza de forma indirecta, es decir
no se visualizan los ejemplares, se hace un cálculo a partir de las excretas
encontradas en los lugares asignados. Los transectos son asignados por la brigada
en conjunto con algún especialista en monitoreo de estos mamíferos, con el fin de
tener una medición relativa de su población. Se traza una línea de sur a norte en
diferentes tipos de vegetación para tener un panorama diferenciado del
comportamiento de este conejo. El transecto mide unos 2000 metros y está dividido
en once parcelas. Entre parcela y parcela existen veinte metros de separación y
una mide cuatro metros cuadrados. En las esquinas de cada parcela se colocan
estacas hechas con palos de troncos secos. El alto de estos palos es de entre 10
a 20 centímetros para de no llamar la atención de las personas y que estas marcas
perduren lo más posible.
El conteo de excretas no sólo contempla al zacatuche, también se toma en
cuenta a otros dos conejos: liebre o montes y colablanca o castellano. Tras el
conteo mensual que se lleva a cabo en los distintos transectos de teporingo, se ha
determinado, por un lado, que este conejo de las montañas no está en peligro de
extinción en la zona milpaltense. Aunque por otro lado hay quién dice que su
hábitat, situado más allá de esta zona, se está reduciendo, entre otros factores, por
el cambio de uso de suelo.
Saber en dónde se encuentran los transectos antes mencionados, implica
constancia y dedicación donde se va desarrollando el sentido de orientación para
no perderse por el monte. Es decir, es primordial tener un conocimiento a detalle
del monte mismo; conocer en dónde se encuentran caminos, veredas, brechas,
árboles, rocas y demás referencias para un caminar seguro. Prescindir de un guía
para llegar a algún punto del monte [un transecto], forma parte de la eficacia de la
brigada.

67
Brigadista contabilizando excretas de diferentes tipos de conejos existentes en el bosque milpaltense. Foto:
Manuel Manzano (febrero 2016).

Cabe puntualizar que con base en sus conocimientos del terreno el grupo
local propuso a las instituciones acciones propias de conservación, extras a las de
monitorear. Algunas de ellas son la repastización y la hechura de líneas negras,
que abordaremos en otro apartado. Es decir, las decisiones gubernamentales de
cómo se piensa la conservación de un hábitat tuvieron que ajustarse a las
decisiones locales. Sin este juego de fuerzas y concesiones posiblemente no se
hubiera consolidado la operación del programa social.
Este proceso, a decir del grupo local, no estuvo exento de fricciones y
reconocimientos. En nuestra observación en campo encontramos que en los
momentos en que interactuaban la brigada y los colaboradores de Conabio, al
realizar transectos del GS, la habilidad de algunos integrantes del grupo local para
identificar esta y otras aves, superaba al otro grupo. Este hecho derivaba en cierta
molestia de algunos elementos de la institución gubernamental y otros la
comprendían alegando la mayor proximidad de los brigadistas en campo. Cabe
señalar que el desarrollo de ésta y otras habilidades también implicaba su empeño
puesto en ellas, ya que la brigada estaba jugándose su validez y prestigio ante

68
quienes se supone ya lo tenían. En otras palabras, la habilidad para identificar aves
implicaba un elemento de poder y prestigio que para algunas personas del ámbito
científico estaba siendo arrebatado por el grupo local. Dicho elemento -antes ajeno-
fue incorporándose a las valoraciones internas y formas de medir el conocimiento
de la brigada.

4.4 El uso del discurso científico en la brigada


Cabe señalar que el lenguaje usado por los biólogos especialistas en aves comenzó
a llamar la atención de algunos brigadistas, al grado de autonombrarse Brigada de
Monitoreo Biológico. La valoración de dicho lenguaje se percibe como un producto
de su relación con Conabio. En esta dinámica relacional, al hablar de la
construcción de la identidad José Alejos nos dice:
Valoramos nuestro propio ser desde el otro, buscamos conocernos a
través del otro, vemos nuestra exterioridad con los ojos del otro,
construimos nuestro discurso propio, en referencia al discurso ajeno,
entrelazado con éste, en respuesta a él y en anticipación de sus futuras
respuestas. En el mismo sentido debido a nuestra situación de
exterioridad respecto al otro, poseemos una parte de éste que lo
completa, un “excedente de visión”, que es accesible sólo a nosotros
en virtud de nuestra ubicación relativo respecto aquel. Es así, con la
ayuda del otro, que el yo, construye su identidad” (Alejos, 2006: 53).
Podríamos sugerir que al identificarse como Brigada de Monitoreo Biológico,
biológico el grupo buscaba ser conocido y aceptado en los ámbitos externos,
gubernamentales y académicos, y también al interior comunitario; donde el discurso
científico y sus usuarios son asociados con saber. En este sentido, observamos
cómo las instituciones que avalaron al grupo fueron imponiendo un lenguaje
científico. Una forma de presión para logar este cometido fue la realización de
diversos exámenes periódicos para supervisar la memorización de nombres
científicos de aves. Este ejercicio representó cierto grado de dificultad para algunos
brigadistas51, ya que sus aprendizajes están construidos a partir de experiencias
significativas con su entorno. El aprendizaje memorístico implicaba
descontextualizar y deshistorizar el vínculo de los brigadistas con la naturaleza.

51 Comunicación personal (febrero 2016). Para este examen el uso de las guías de aves fue indispensable.

69
Este proceso da cuenta de la reproducción de contenidos ideológicos
impuestos por un grupo dominante, donde se niega la historicidad propia y se
reproduce la división entre el trabajo manual y el trabajo intelectual (Rockwell
1982:17).
La misma validación de la brigada por parte de las instituciones
gubernamentales tiene que ver con este razonamiento, al establecer quién dice qué
lenguaje usar para identificar a las aves, cómo se harán los transectos y quién los
llevará a cabo, las formas de realizarlos, así como los instrumentos que se deben
usar en estas tareas (binoculares, guía, libreta de notas y cámara fotográfica). Es
decir, la exigencia no sólo derivó en aprenderse nombres científicos de aves, sino
que conllevó toda una serie de requerimientos para calificar de científico el
conocimiento que el grupo produce para dicho programa social52.
Podemos hablar en consecuencia de un proceso de imposición ideológica. No
obstante, cabría puntualizar que esta transformación se da a distintos niveles y
varía de persona a persona. Puntualizo que la ideología conservacionista es
interpretada y practicada por los brigadistas a su modo, usándola como un
instrumento para hacer política a distintos niveles.53
Este último punto nos lleva a detenernos en las subjetividades propias y
ajenas que envuelven la legitimidad y validez científica entre ambos grupos en
disputa. Por lo pronto nos situaremos en otros aspectos del programa
gubernamental que implicaron la decisión de ir más allá del propio monitoreo de las
especies en riesgo.

4.5 Conservando con fuego: hechura de líneas negras


En este apartado ofrecemos una descripción de algunas labores de conservación
en el programa gubernamental de monitoreo biológico, iniciativa de la brigada. En
dichas acciones pudimos percatarnos de la movilización de conocimientos locales
y técnicos que han sido apropiados por la brigada. Son en estas experiencias

52 Sobre este punto que conlleva la validación de dicho conocimiento hablaremos más adelante.
53 Al respecto el historiador Federico Navarrete nos da varios ejemplos de cómo al interior de comunidades
indígenas algunos sectores escolarizados obtienen prestigio y poder y entran en competencia con las
autoridades tradicionales. Véase: Navarrete Linares Federico.2015. Hacia otra historia de América: Nuevas
miradas sobre al cambio cultural y las relaciones interétnicas UNAM.

70
colectivas donde se dinamizan distintos conocimientos, se ponen a prueba, se
desechan o se recrean. La forma narrativa en este apartado es un conjunto de
vivencias enmarcadas en un relato que, para fines de exposición, nos ofrece un
panorama personal sobre el bosque y el pastizal.
Son los primeros días de enero del 2016 en San Pablo Oztotepec, a las ocho
de la mañana, sentados o recargados sobre el muro lateral que divide el
estacionamiento de la secundaria Emiliano Zapata y un terreno de cultivo, los (as)
brigadistas de distintos grupos conversan mientras llega la camioneta que los
llevará al monte. Se vislumbran caras y manos curtidas por las labores del monte,
por el combate de incendios, por las lluvias, por los tramos hechos, por las
reforestaciones y por las podas. Vestidos de pantalón de mezclilla o militar,
sudadera o chamarra para soportar el aire frio que se deja sentir al subir al bosque
y las rigurosas botas de trabajo.
Por lo general la ropa luce sucia y una que otra prenda rota, no podía ser de
otra manera, el trabajo en el monte deja rastros y contrasta con la ropa limpia y
formal de muchas de las personas que, cerca de ahí, caminan afanosas a laborar
o estudiar, en dirección contraria al monte, hacia el centro de la ciudad.54
Cada brigadista, al llegar, va saludando uno a uno de los que están
recargados sobre el muro, es como un ritual cotidiano, no exento de bromas u otras
expresiones. Algunas (os) brigadistas corren a la tienda por algún alimento para el
desayuno, otras cargan una cubeta con bolsas de leche de la Conasupo, la doble
jornada laboral de atender a su familia y trabajar en el monte es el pan de cada día
para algunas de ellas55.
Unos afilan sus azadones, otros (as) conversan, otros más sólo esperan. Ha
llegado el transporte de la brigada de monitoreo y partimos de este estacionamiento

54 Para algunos brigadistas el centro de la Ciudad puede comenzar en Xochimilco, para otros un poco más
lejos.
55 El trabajo de brigadas conformadas por mujeres fue fruto de una demanda laboral que, en parte, estuvo

conformada por madres solteras y su necesidad de manutención de ellas y sus hijos. Una lucha que conllevó
violencia y discriminación por su condición de género, laborando en un espacio (el monte) concebido por y para
el hombre. Un testimonio que muestra la asimetría existente entre las jornadas realizadas por algunos hombres
y mujeres, es rescatada por el libro: Las mujeres del Bosque. (Comunicación personal, habitante de San Pablo.
junio 2014).

71
que se encuentra pasando la Coordinación Territorial del Pueblo yo el mercado
local hacia el monte. Vamos en una camioneta color rojo, semi-nueva.
Después de pasar por el panteón principal del pueblo56, se miran alineados
varios tambos de agua57 sobre el borde de la calle en espera de ser llenados por
una pipa que pasa una o dos veces por semana a repartir agua; aunque me
comentan que puede no pasar.58
Estamos fuera del casco urbano y subimos por una calle angosta, del lado
derecho se puede apreciar un asentamiento irregular que no tiene más de diez
años. Lo componen unas decenas de casas de madera. El paso rápido de la
camioneta enfila hacia la caseta de vigilancia donde una pluma detiene el tránsito
para la entrada a la zona boscosa de este pueblo. Aquí se anotan las placas, el
nombre del chofer y el paraje al que vamos. En el horizonte, del lado izquierdo, se
alcanza a preciar el volcán Popocatépetl con su eterna fumarola, a un lado de él el
volcán Iztaccíhuatl. Estamos en el umbral del bosque milpaltense.
Pasando la caseta, la camioneta rebota un poco debido a lo empedrado del
camino. A los lados del camino se miran campos de cultivo de maíz. Uno que otro
campo se mira abandonado. Pasando este trayecto subimos por un tramo inclinado
que tiene asfalto, al llegar a la parte de arriba hacia la derecha se puede ver una
casa de un solo piso, de ladrillo, sin puertas ni ventanas, La Casa Del Comunero,
lugar usado por las brigadas que trabajan en el bosque para reuniones y
convivencias. A lo lejos se miran unas torres de luz que atraviesan el territorio de
manera horizontal. Estas torres también se supone que indican el límite entre los
terrenos de cultivo y la región forestal.

56 Un año antes al subir a reforestar, una persona de la brigada me comentaba que antes no se miraban casas
en este lugar. (Testimonio Mujer Brigadista, 2014) Otra persona originaria de San Pablo, me dice que fue a raíz
de los sismos del 85 que muchas personas del Centro (Para muchas personas el Centro comienza desde
Xochimilco, para otras desde la parte urbanizada del mismo pueblo) llegaron buscando vivienda.
57 Un brigadista me comenta que tiene como unos diez o más años que era común observar hielo en al agua

contenida en los tambos. El que ya no se mire esto, lo atribuye al calentamiento global. (Testimonio Brigadista
septiembre 2014).
58 A pesar de que en la serranía de Milpa se filtra parte del agua que se usa en el Centro de la Ciudad de

México, -en números aproximados según algunos brigadistas veteranos- un setenta por ciento, la gente que
vive en esta zona sólo cuenta con el servicio de agua potable dos veces por semana, si vive dentro del casco
urbano, afuera la cuestión se complica.

72
El frío comienza a sentirse, cala en las manos y el rostro, y va aumentando
conforme nos adentramos al bosque. El blanco del hielo se mira sobre la pradera,
los baldíos59 y también sobre los pastos que poco a poco reciben los rayos del sol
y evaporan el agua del rocío matinal. Al pasar por el paraje conocido como Santa
Apolonia se siente como si entráramos en un refrigerador enorme. Pinos
Montezumae, Ayacahuites, Patulas, Ailes, Encinos, entre otros tipos son testigos
de nuestro paso. De un lado y otro hay pequeñas montañas de rocas cubiertas con
pastizal.
Volvemos a subir un poco60 y atravesamos el paraje Manitas Pintadas,
minutos después pasamos por el paraje llamado Cuaxuxpa, y a lo lejos mirando de
frente se puede divisar el cerro San Bartolo con sus faldas roturadas para la siembra
de forrajes.61 Si uno mira hacia la derecha a lo lejos se observan enormes terrenos
de un color café obscuro. Se alcanza a distinguir un camión grande y varios
tractores. Nos comentan que en esos terrenos siembran papa en grandes
cantidades, para Sabritas, dice un integrante de la brigada. Hemos llegado a
Zoquiac y un brigadista me señala el lugar donde todavía existen vestigios de lo
que fue San Pablo Oztotepec en tiempos de la Revolución. 62 La camioneta de la
brigada se detiene un poco para dar el paso a dos jóvenes pastores que van
dirigiendo su rebaño –escoltados por algunos perros- a una de las varias zonas que
existen cerca de ahí para alimentarlo. Esta imagen es común en el monte
milpaltense sin embargo un brigadista menciona que no hace mucho -a finales de

59 Los baldíos como mencionamos antes, son terrenos que fueron sembradíos de alguna semilla o algún forraje
como la avena o el ebol y que dejan descansar para una próxima siembra. Algunos que ya llevan varios años
comienzan estar cubiertos por hierbas, flores y uno que otro pasto esparcido por el terreno. Este tipo de terrenos
que ya no se trabajan pasan a ser llamados monte.
60 Al borde del camino se observan flechas hechas con cal y letreros en los árboles, indicando el camino a

seguir para quienes se dirigen al santuario de Chalma, donde es costumbre que a principios de año, miles de
peregrinos milpaltenses atraviesan el bosque para dirigirse a este lugar.
61 Me comenta un brigadista que antes del roturamiento de las tierras que bordean este cerro, sólo había

pastizal. “Hace como unos cinco años comenzó lo de la papa, por el lado del San Bartolo, antes en el Tulmiac
se dedicaban a los borregos, luego a la avena y luego a la papa” (Comunicación personal brigadista enero
2016).
62 En la justa revolucionaria con la llegada de los Carrancistas a tierras sanpableñas, algunos pobladores se

refugiaran por algún tiempo en el paraje Zoquiac. Todavía se pueden apreciar los cimientos de las
construcciones que se realizaron por esos años revolucionarios.

73
los noventa y la primer década de éste milenio- ésta actividad decayó
significativamente y sólo se veía uno que otro pastor en esta vasta extensión.63

Todavía vigente la práctica del pastoreo después de haber caído en desuso por muchos años en los montes milpaltenses.
La gráfica pertenece al paraje Zoquiac. Foto: Manuel Manzano (mayo 2016).

Seguimos y doblamos un poco a la izquierda, estamos pasando por la vuelta


de Zoquiac, es el comienzo de la zona conocida como el Llano64. Hemos dejado
atrás el bosque que ahora se mira con cierta lejanía al lado izquierdo en el paraje
llamado Las Minas.
Por este mismo camino y hacía la derecha se observa el cerro que llaman
Teuxijio, se alcanza distinguir -a lo lejos- cómo también una parte de sus faldas han
sido roturadas. Después de entre cuarenta y cuarenta cinco minutos de camino
hemos llegado al paraje Chipetonco, mismo que forma parte de la zona conocida
como El Llano. En este lugar la brigada se ha dado a la tarea de repoblar el pastizal
con macollos que se observan alineados a lo largo y ancho del terreno.

63Comunicación personal julio 2015.


64La vegetación del lugar es llamada por los biólogos como zacatonal subalpino: Se presenta en una etapa
sucecional de bosques de coníferas. (Síntesis Geobotánica de las sierras Ajusco-Chichinautzin, Alejandro
Velásquez et al, 2010: 12).

74
Descendemos de la camioneta y bajamos varias palas. Algunas aves 65 se
posan sobre los montículos de tierra que dejan a su paso las tuzas al ir en busca
de raíces que les sirven de alimento, me comenta un brigadista. Ascendemos por
una loma y nos adentramos a una zona tupida de macollos. Se dificulta el camino
al intentar librarlos y pasar sobre ellos cuando no son muy grandes. Así, llegamos
al borde de una vereda.
Un brigadista saca su radio y menciona unas claves66. Observan la dirección
del viento y el relieve del cerro, para determinar el mejor lugar para hacer una línea
negra67. Le preguntamos a un brigadista cómo es que sabe qué dirección tiene el
viento, él toma un puñado de tierra y lo avienta hacia arriba, la dirección que toma
la tierra es la del viento. Otra manera de observar la dirección del viento, nos dice
otro brigadista, es mirando la dirección de las espigas de pasto cuando pasa sobre
ellas y se inclinan un poco. Llegamos a una vereda y se decide dónde comenzará
la quema y hacia donde tiene que dirigirse la línea negra.
Otro brigadista nos indica que tengo que preparar tierra, él toma la pala y con
ella hace un agujero en la tierra al momento que palanquea para sacarla, la echa a
un lado o en el mismo agujero y le pega con la misma pala. Al pegarle a la tierra,
esta se desmorona, algo que sirve mejor para combatir el fuego que si está
compacta. Con la pala llena de tierra, se puede decir que se está listo para hacerle
frente al fuego. Un brigadista prende algunos macollos de pasto, usando las
mismas varas secas de éste, al que llaman Zacaflecha, quizás en referencia a las
flechas para la cacería.
Dos brigadistas lanzan tierra con su pala apagando el fuego de los macollos
que están en el límite elegido por ellos. La quema comienza de adelante para atrás,

65 El reconocimiento de las aves que abundan en la zona de los pastizales fue gradual. A medida que avanza
el avistamiento de aves la observación de estas se vuelve más fina. Los detalles que antes pasaban
inadvertidos se vuelven relevantes.
66 Esta labor se hace con previo aviso al vigilante que se encuentra en la cima del cerro Cuauhtzin y que llaman

ojo de águila él está encargado de reportar a la Corena si existe un incendio que pueda afectar al bosque. Si
el vigilante no es avisado reportará el hecho para que alguna de las brigadas de Corena asignadas a este lugar
combata el siniestro. El aviso indica que el fuego que se genere estará supervisado y controlado. Es temporada
de secas y las personas que siembran avena o aveneros, queman la hierba o ramas que se encuentran en los
campos de cultivo, aunque luego se puede extender a la zona forestal.
67 El nombre tiene que ver con el color del pasto carbonizado, que queda en el sitio dónde se quema de forma

controlada.

75
o sea como si se fuera retrocediendo, a medida que se quema lo seleccionado se
le apaga con tierra68.

Brigadista prendiendo fuego al pastizal demarcando una línea negra. Foto: Manuel Manzano (enero 2016).

Saber aventar la tierra requiere de mucha práctica, técnica que dominan a la


perfección sólo algunos, pues tienen larga experiencia combatiendo incendios
forestales. En algunas ocasiones el fuego se eleva al quemar macollos enormes.
Un brigadista indica que hay que bajar el fuego, es decir, aventar tierra con la pala
a los macollos cuando el fuego es muy intenso y rebasa de dos a tres metros de
altura. Un golpe certero de tierra sirve de control para que el fuego no sea tan
intenso y permita seguir quemando el pasto. Un brigadista nos dice que es una
manera de controlar el fuego, para que el viento no se lo lleve a otra zona, donde
no se quiere quemar.
Observamos que hay que estar atento del fuego para que no se eleve más
de lo requerido, así también cuando se va avanzando en la quema queda alguien

68
Ha este paso de aventar tierra con la pala se le llama palear. Con la práctica constante se puede mejorar el
tino para tener un mayor efecto al apagar un macollo encendido.

76
en la retaguardia apagando lo que todavía está prendido.69 A este paso se le
conoce como rescoldar.
En cierto momento, al ir con la pala y ponernos por delante del fuego para
apagarlo, nos llaman la atención, ya que si el viento elevara su intensidad el fuego
crecería y nos podría quemar. En este aprendizaje los encargados de llevar la
quema no solo atienden al fuego, al viento y a la tierra para hacer la línea negra
sino a las personas que están a su cargo. Algunos -como en nuestro caso- no
sabíamos la dirección que el fuego seguiría y podríamos haber quedado atrapados
en medio de él. Las indicaciones y cuidados de brigadistas fueron vitales en ésta
tarea.70
La temperatura es elevada al momento que algunos macollos grandes se
queman, el rostro arde un poco y nos alejamos de ahí en busca de más tierra para
seguir paleando. En ciertos lugares el suelo está algo duro y la pala no entra
fácilmente.
Un brigadista platica que por los años ochenta a él le tocó mirar como en un
solo día El Llano se quemaba por completo. Agrega que el pasto estaba más
tupido71 y que no había tantos caminos como ahora, sino unas cuantas veredas por
donde apenas se podía transitar. También supo de gente que al estar recolectando
hongos o pasto Zacayamanque72 no se daba cuenta de algún incendio, por lo alto
del pastizal73 y al querer escapar quedaba atrapada en la Chamusquina o incendio.
Haciendo líneas negras nos tocó observar cómo el fuego de un momento a
otro puede aumentar en intensidad y altura. El flujo del viento en ciertos momentos

69 Si no se tiene atención en apagar lo que todavía tiene un poco de fuego, corre el peligro de que el viento
arroje un pasto encendido hacia otro que no lo está y el fuego comienza a propagarse de nuevo, como sucedió
en una ocasión al hacer una línea negra. El desgaste de regresar apagar merma las fuerzas ya que se acciona
de manera pronta para sofocar lo más rápido posible el incidente.
70 Cabe señalar que si se sufre algún percance, no se cuenta con Seguridad Social. Apenas en el transcurso

del 2016, se firmó un convenio entre Corena y las brigadas para que un servicio médico privado atendiera algún
accidente, sin embargo las brigadas tenían serias hacia el buen desempeño de este servicio.
71 Como ya mencionamos anteriormente, el crecimiento del pasto se debió al cambio de actividades en ésta

zona. La prohibición de practicar la ganadería en 1982 redujo drásticamente el número de animales que se
alimentaban del pasto. (Comunicación personal habitante San Pablo Oztotepec noviembre 2016).
72 Este pasto es muy suave y sirve para ponerlo como tapete en el interior del temazcal o en el fondo de la hoya

de los tamales. También se coloca en los costados de los caballos para que no les lastimen al cargar leña.
73 El tamaño de los macollos puede llegar a medir entre dos metros y medio y tres metros. La visibilidad al

pasar entre ellos es poca.

77
es intenso, lo que implica estar atentos a la dirección del mismo y por ende de la
quema, ya que sólo es cuestión de segundos para que esta cambie de dirección.
Estar alerta a esta dinámica, es clave, para que el fuego no cause algún accidente
o destrozos en las partes arboladas contiguas al pastizal.

Brigadistas observando la intensidad y dirección del viento, cuidando así que el fuego no se eleve demasiado
si esto sucede, se le ataca con tierra para bajar su intensidad. Foto: Manuel Manzano enero 2016.

Al ir apagando el fuego el viento sopla sobre los pastos recién chamuscados


y el humo es una espesa nube que provoca irritación en la garganta y ojos. Aunado
a la fatiga de estar preparando tierra y palear, uno termina exhausto y con mucha
sed. Al terminar, una franja negra atraviesa una pequeña porción del Llano. Esta
línea unida con otras tres formara un cuadrante que limitará que se propague un
incendio provocado de manera natural o humana.
En algún momento de la quema, la brigada decidió dividirse en dos equipos
debido a diferencias de procedimiento al llevar a cabo la línea negra. Nosotros nos
quedamos a laborar con un grupo, mientras que el otro, trabajó no muy lejos de ahí
dentro de la misma zona del pastizal. Ya al final del trabajo nos volvimos a juntar
todos para comentar y reflexionar sobre esta ardua tarea. Lo anterior nos muestra
parte de la dinámica cotidiana inter-grupal e inter generacional donde los disensos-
consensos son el pan de cada día. Algo que podemos corroborar empíricamente
en otros niveles de las relaciones sociales.

78
La hechura de las líneas negras duró algunas semanas. Se aprovechaba que
la helada dejaba cierta humedad en el pasto, misma que ayudaba a que la quema
fuera más lenta, y así poder controlar mejor el fuego. En los meses de marzo y abril
el calor aumenta y el pasto ya no tiene la humedad de antes. Las heladas son de
menor intensidad y las ráfagas de viento son muy intensas. Estos son algunos
factores que aumentan la dificultad y peligrosidad para hacer una línea negra. La
lectura de los cambios en el clima y cómo pueden incidir en el pastizal, creo, que
es producto de años y años de aguda observación, participación práctica,
intercambio reflexivo de ideas y experimentación con la que cuentan algunos
miembros de esta brigada.

En la medida de lo posible se privilegia el trabajo en equipo. El peligro de un incendio es latente y sin la


cooperación pronta y oportuna de todos, un siniestro es inminente. Foto: Manuel Manzano (enero 2016).

Vamos de regreso a San Pablo con la cara llena de ceniza y sudor, nos
cubrimos la boca con alguna pañoleta o una camisa, al pasar por Zoquiac, donde
hay mucha tierra suelta. Esta característica de la tierra se debe a lo que aquí le
llaman tiempo de secas, en contraste con el tiempo de lluvias, dos partes que
componen el ciclo agrícola Milpaltense y que se entrelazan a su vez con las
diferentes labores de conservación forestal. Ya en el pueblo nos enfilamos a tomar

79
un microbús que nos llevará a casa, al subir nos percatamos que la ropa huele a
quemado –como cuando se prende una fogata-, los pasajeros se hacen a un lado
o se quedan mirando. Esta sensación de rechazo y extrañeza después de laborar
no muy lejos de ahí y tomar un transporte colectivo, me platican algunos brigadistas,
ya la han sentido. Miramos por la ventana hacia el centro y el smog no deja ver la
megalópolis. Nuestra cabeza se debate entre lo sucio y lo limpio, el cansancio nos
vence.

La huella de ésta ardua labor queda patente sobre el pastizal. Foto: Manuel Manzano (enero 2016)

Si bien la realización de las líneas negras, nombre técnico dado al uso del
fuego para prevenir incendios descontrolados, no es bien vista por algunos
miembros de Corena. En nuestra participación en un Comité de Incendios -en una
temporada previa al periodo de mayor incidencia- organizado por esta institución
nos pudimos percatar de una visión que se inclina más hacia el combate del fuego
que hacia su buen uso para prevenirlo.
No obstante lo anterior las brigadas locales hacen uso preventivo de él en las
orillas de las partes arboladas. Fuera de éste último uso, los incendios relacionados
con la cacería o para recolectar hongos son considerados por institución
gubernamental local como actos vandálicos. Así mismo el uso de fuego se restringe
80
en días señalados como de contingencia ambiental, sin considerar la diferencia
ecológica del flujo de vientos de la parte central de la cuenca que son escasos y la
constante fluctuación de los mismos en la zona montañosa milpaltense. Varios
brigadistas están en desacuerdo con la institución en este aspecto.
Por otro lado algunos científicos que colaboran con este grupo milpaltense no
dan crédito del conocimiento usado por la brigada en relación al uso del fuego.
Considera que antes de usar el fuego deben ser capacitados y certificados por
instituciones nacionales como la Conafor. La visión de los brigadistas, contraria a
la de los científicos, nos dice que el conocimiento en el uso del fuego deviene de
su práctica o actividad ganadera que luego se incorporó en las acciones de
prevención de incendios, una iniciativa local a contrapelo de la postura institucional.
Es decir, para la brigada la acreditación de las instituciones puede llegar a
cubrir un requisito para acceder a programas sociales más no implica saber cómo
controlar un incendio. Argumentan los brigadistas que los escenarios en los que se
llevan cabo estos cursos son ajenos a las condiciones ambientales propias del
bosque de Milpa Alta. A decir del grupo, saber controlar el fuego radica en el trabajo
con él y no en simulacros externos al entorno forestal que son promovidos por
instituciones como la Conafor. Sin embargo, cabe considerar que esta certificación
gubernamental es usada por algunos grupos locales, es una especie de título de
prestigio ante ajenos al bosque. Los reconocimientos otorgados externamente son
tomados con reserva por los integrantes de la brigada, reconocen en cambio, la
habilidad y la experiencia que tienen algunos de ellos. Este es un reconocimiento
que causa mayor prestigio al interior del grupo.
Si bien hechura de las líneas negras se retomó de trabajos previos de
prevención y conservación forestal, así como de la experiencia de algunos
brigadistas en el uso del fuego para la actividad ganadera, llevarlas a cabo conllevó
nuevos aprendizajes para los brigadistas. Una ocasión que algunas personas
quemaron una sección del pastizal a cargo de la brigada de monitoreo la molestia
y enojo se hicieron patentes, el acto se calificó como un acto de provocación.
Sin embargo al paso del tiempo la brigada observó que en ese mismo sitio, se
encontraron con una mayor cantidad de nidos de GS en comparación con zonas

81
que no habían sido quemadas. Así también tomaron nota del tiempo que se
necesita para la anidación de ésta ave y con base en eso se planearon las quemas
o la hechura de líneas negras. Un brigadista nos menciona al respecto:
-El objetivo del monitoreo es que a través del conocimiento crear
estrategias de conservación y entonces lo más complejo va a ser que
las instituciones nos hagan caso. Pero tú ya tienes que dar
alternativas a base del conocimiento. Y el principal objetivo es que
difundamos estas estrategias de conservación. Todo esto que te
decimos y pongo de ejemplo al GS, cuando tú sabes su etapa de
anidación del GS y sabes que su segundo principal problema de la
especie, son los incendios forestales. Y tú ya sabes en que temporada
le hace daño a la especie, entonces como una estrategia de
prevención, haces quemas, haces líneas negras, pero ya lo haces con
un conocimiento. Cuando lo haces sin conocimiento, si tú dices a pues
las líneas negras les hacen beneficio y las hago en temporadas de
anidación, entonces no estas ayudando en nada. Cuando lo haces
con un conocimiento puedes hacerlo en una temporada que le
beneficie a la especie (Brigadista, octubre, 2016).
El aprendizaje de los brigadistas conllevó cambiar la idea errónea de que si
bien las quemas de pastizal eran buenas para renovar el pasto que sirve de
alimento para el ganado, también afectaban la conservación del GS. Es decir, la
experiencia les enseñó que la sobrevivencia del GS, lo mismo que la del pastizal,
implica su intervención en él y no la consigna gubernamental de que conservar es
no tocar, es no intervenir. Un postulado que no se sostiene científicamente.
Además de la conservación el uso del fuego está implicado en prácticas
locales como lo son la recolección de hongos y la cacería. En la primera se usa
para quemar el pasto y así tener una mayor visión de los hongos a recoger. En la
segunda se utiliza para controlar el desplazamiento de las presas y facilitar su caza.
A continuación presentamos un esquema sobre algunas diferencias y
perspectivas sobre el uso y conocimiento del fuego, tomando en cuenta que es un
marco relacional y dinámico:

Local Institucional
Es necesario para la producción- Lógica de un uso no necesario y
transformación de pastos ya que el valorado negativamente por considerar
renuevo brinda alimento al ganado y que afecta ecológicamente al bosque.
provee de mejores condiciones para la
reproducción del GS.

82
Necesario para hacer trabajos de Tolerado, sin reconocimiento expreso
prevención de incendios de gran de sus beneficios en pro de la llamada
extensión en zonas de pastizal o conservación forestal.
aledañas al bosque.
El uso del fuego como generador de Al fuego se le conoce sólo para su
conocimientos ecológicos dentro de la combate. Situado fuera o al exterior de
dinámica ambiental. la dinámica ambiental y de
conservación.
Usado para la prevención de incendios Se le concibe como un peligro o hecho
y que además reduce gastos de todo vandálico que afecta la imagen
tipo, así como el riesgo que implica hegemónica del paisaje boscoso. Como
combatir un siniestro mayor. es fundamental exterminarlo, se ponen
en riesgo las vidas humanas.
La validez que implica saber controlarlo La validez del saber es vía cursos o
es interna y se da a través de las talleres extemporáneos a los tiempos
experiencias y ambientes locales. El de incendios. Así como en escenarios
uso de la certificación en su combate es ajenos a la cotidianidad brigadista. Se
sólo un medio de acceso a recursos privilegia la memorización de conceptos
públicos, aunque en algunos casos para acreditar exámenes por encima
puede ser usada para posicionarse del saber resolver siniestros reales. Se
frente a agentes externos. conforman grupos certificados de elite,
con escasa experiencia a nivel local. 74
El conocimiento sobre el uso del fuego Reducida visión del uso del fuego que
está implicado en la reproducción y criminaliza las prácticas locales.
conservación de prácticas culturales.
Diversidad de perspectivas respecto a Persiste una visión dominante de
su uso correcto, producto de la prohibición del uso del fuego que
imbricación entre la postura permea a nivel institucional con algunas
conservacionista gubernamental y las aparentes excepciones que lo
concepciones generacionales. Visión condicionan a la certificación. Sigue
de falta de reconocimiento institucional existiendo un desfase intercultural así
del conocimiento local del fuego, no como una falta de reconocimiento del
sólo para la conservación ambiental, saber local.
sino para la transformación y
producción de alimentos.
Las decisiones locales (control cultural) Visión administrativa y estadística con
implican una constante dinámica de poca posibilidad de cambio.
conflictos, acuerdos y apropiaciones de
conocimientos técnicos (uso de GPS,
mapas, fotos, conceptos).

74 (Comunicación personal brigadistas enero 2016)

83
Después de mostrar un panorama del trabajo colectivo de ésta brigada
relacionado al uso y conocimiento del fuego así como de algunas de las
implicaciones en la dinámica gubernamental, un punto que merece nuestra
atención es el referente al componente familiar en la conservación del monte
milpaltense. Por lo que en el siguiente apartado varios brigadistas nos ofrecen su
reflexión al respecto.

4.6 El conocimiento local en contexto: trabajar entre familiares y


amigos

La producción de maíz en pequeña escala ha tenido una reducción seria en la


región y sigue combinándose con múltiples actividades. Una de ellas es el cuidado
del bosque, que así como en el caso de la milpa, también se implica a la familia.
Cuestión que no está fuera de conflictos al interior de la comunidad. Al respecto
un brigadista nos dice:
-A mí muchas veces me acusaban porque decían: -es que en tu
brigada trabaja pura familia- y digo sí porque yo vivo aquí, el vecino
de enfrente es mi compadre, el de aquí es mi primo, hay un
parentesco, un tejido dentro de los pueblos […] En Milpa Alta así va
ser, en todos lados donde te pares hay un primo, un hermano, un
compadre, yo creo que no hay una sola organización en Milpa Alta
de mayordomos, de esto, en la que no haya un parentesco familiar,
no se podría (brigadista, abril, 2015).
Cuando se habla en términos de familia esto incluye a quienes llegaron de
otros lugares y se relacionaron con los nativos para formar nuevas familias. Así se
conformó una red de familias unidas entre sí. Es decir, en una brigada llegan confluir
varias familias, la unión de estas para trabajar los programas de conservación no
se da en función de una reproducción social mecánica, sino que “el estar juntos
puede ser una acción, la cual puede ser constantemente recreada, por lo que las
personas pueden decir en cierto momento que están reunidas y en el siguiente ya
no […] la familia es el sitio, o al menos uno de ellos, donde no se produce lo social,
sino la acción y la subjetividad” (Magazine:2015,155).

En el caso de Oztotepec supimos de varias experiencias sobre desencuentros


familiares que por diversos motivos ya no fue posible trabajar juntos, sin que por

84
esto se pudiera afirmar la situación siempre sería así. Continuando con la entrevista
un brigadista, nos menciona:

-¿Pueden estar amistades en las brigadas?


-Sí, sí hay algunos que son exclusivamente amigos, pero por lo que
saben los dejamos chambear ahí, sí pero has de cuenta que de 66,
6 no tienen familiares ahí.
-¿Entonces es más fácil trabajar en familia?
-Sí y no, porque los intereses cambian. No sé exactamente porque
la neta es que no podría explicar eso pero en lo que tiene que ver en
cómo precisar las cosas sí es posible, pero ya cuando hay que hacer
las cosas hay cierta resistencia (brigadista, julio, 2015).
Tener un cargo ya sea pequeño o un nivel que implique mayor responsabilidad
implica conflictos con la legitimidad entre quién manda y quién obedece. Es una
dinámica que se entrevera con la historia familiar y comunitaria y que se complejiza
más al operar en el ámbito de programas gubernamentales donde las estructuras
y niveles de mando son verticales (mesa directiva, jefe de brigada, cabo de frente
y jornaleros o brigadistas).
Por lo tanto, el poder de mandar puede implicar resistencia y capacidad de
negociación. Esta posición intermedia, entre las instituciones gubernamentales y la
familiaridad no es una posición fácil y los jaloneos entre distintos intereses, son
constantes. Un sanpablense menciona:
-Por ejemplo una autoridad local tiene muchos problemas por su
familia, increíblemente. Me han dicho -métete de representante, -
¿para qué?, para que en una hora vayan y me la mienten porque no
hay agua, porque no hay esto…(Habitante sanpablense, junio,
2015).
Los vínculos familiares extendidos en los barrios y pueblos de Milpa Alta
siguen siendo un factor de peso para quién posee, por cierto tiempo, un cargo en
la estructura de poder. En el caso de las brigadas esto no es excepción.
Además, el ámbito familiar también es lugar propicio para el intercambio y
construcción de conocimientos tradicionales75 ya sean elementos culturales propios

75Por tradicional, nos apegamos a lo mencionado por el antropólogo Carlos Mondragón (2014) en referencia a
los isleños del Pacífico Occidental, pero que bien podemos usar para el caso de los brigadistas milpaltenses:
“hay que tener en cuenta que la tradición rara vez se compone de un corpus único o inmutable de conocimientos
ancestrales; más bien consiste en percepciones activas y fragmentadas, en intervenciones empíricas y en

85
o ajenos. En la concurrencia de saberes pueden existir reflexiones y
cuestionamiento a distintas prácticas comunitarias, incluso las que son prohibidas
por el Estado. Es la confluencia familiar donde se realiza esta transmisión y
recreación de saberes estratégicos para la toma de decisiones en relación al
territorio. Con esto no quiero decir que esta transmisión sea automática, sin filtros
de ningún tipo, lo que quiero decir es que si bien generacionalmente hay diferencias
ideológicas, los conocimientos se despliegan en la praxis. Es en esta practicidad
donde también se ponen en juego conocimientos históricos locales-regionales
dependiendo de la acción política que se pretenda llevar a cabo. Incluso ante un
hecho que amenace la vida de algún miembro de la familia.
De ahí que las acciones de fuerza por parte del gobierno local o federal ante
prácticas como la cacería o el aprovechamiento maderable, que es concebido como
tala clandestina, resulten poco efectivas frente a lo que podemos denominar como
un principio de unidad o lo que localmente se conoce como “saltar por la familia” o
“la sangre llama a la sangre”. Esto no quiere que todo el tiempo se activen este tipo
de acciones de la misma forma y por siempre. En otras palabras, la capacidad de
respuesta familiar ante posibles o reales amenazas depende de la situación familiar
en ese momento dado, la cual, como todo lo humano, es cambiante.
4.7 Conociendo y recuperando el territorio del GS y el conejo
Zacatuche
Una de las primeras tareas de la brigada de monitoreo, ya dentro del profase, fue
retomar la recuperación del hábitat del GS: el pastizal. Si bien la Conabio había
detectado las causas de la afectación del hábitat del GS el énfasis en resolver esta
problemática a nivel local ha sido tarea de la brigada. Por lo tanto se propuso
recuperar terrenos que antes habían sido de pastizales y luego fueron roturados
para sembrar algún cultivo forrajero apoyado por programas gubernamentales
como Prodersuma76, y finalmente fueron abandonados por ser inútiles.

transformaciones humano-ambientales constantes en una relación con el mundo físico, las cuales dicho sea
de paso, incluyen aquellos aspectos de las prácticas y valores exógenos” (Mondragón, 2014:39).
76 Programa para el Desarrollo Rural Sustentable de Milpa Alta, programa de carácter local financiado por la

Secretaria de Desarrollo Social Capitalina. Véase; Revisado agosto 2017. Otro tipo de apoyos –comenta un
brigadista-, son los otorgados a quién produce nopal verdura. Una forma de diferenciación y asimetría que

86
Panorámica que muestra una parte de la afectación del cambio de uso de suelo, de pastizal a agrícola
extensivo. La parte central de la imagen aparecen escasas zonas de pasto alrededor de cultivos forrajeros en
verde. En la parte superior izquierda se observa el color café de tierra roturada junto a zonas de bosque Foto:
Manuel Manzano abril, 2016.

Para la repastización la brigada entabló comunicación tanto con la autoridad


local como con quienes habían tenían el permiso de cultivar el terreno que se
buscaba repastizar. Esto con el fin de no entrar en controversias con quien en años
anteriores gastó dinero en acondicionar el espacio para trabajarlo. Un brigadista
nos narra su experiencia en la recuperación del pastizal:

-El pastizal en ese entonces se tenía considerado como un área


desperdiciada. Entonces la Conabio dice que había que unir los
pastizales aislados para que hubiera una conectividad 77, en ese
primer experimento se hace como media hectárea aproximadamente
y aprovechamos lo que las brigadas estaban haciendo. Ellos hacen
deszacatonado y lo llevamos a ese lugar que queríamos conectar y
fue exitoso. De lo que se estaba desperdiciando en las brechas
cortafuego, ese pastizal lo llevamos al Llano y fue exitoso […] Pasaron

apuesta por un monocultivo en detrimento de la productividad del monte. “Al nopalero lo miran como alguien
arriba, al guardabosques lo miran como, ese va a perder el tiempo” (Testimonio agosto 2015).
77 Está indicación que hizo personal de Conabio a la brigada milpaltense, pensamos que debe ir acompañada

por exigencias a los altos niveles de gobierno, así como empresariales, en el sentido de la protección de la
biodiversidad. Ya que son en estos ámbitos donde se toman decisiones que afectan al medio ambiente.
Digamos que lo desconectan a través de proyectos carreteros, minería a cielo abierto, presas, proyectos
turísticos en zonas de gran biodiversidad y que en variadas ocasiones han sido aprobados por la Secretaria de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), institución de la cual al fin de cuentas depende Conabio.
Véase la nota: Semarnat aprueba mega Hotel Hard Rock Revisado, junio 2017.

87
cuatro años, para después con la Corena se ingresa un proyecto,
sobre el gorrión serrano y conejo Teporingo para su conservación y
nos dejan igual meter las propuestas como nosotros queramos, y con
la experiencia que se tuvo con Conabio, empezamos a realizar esas
prácticas […] Entonces hasta las mismas brigadas lo veían como algo
absurdo, de que ellos están deszacatonando y nosotros repastizando.
Pero creo que con el tiempo se van ir sumando. Hace falta
información, hace falta que los demás grupos estén informados…este
año la Comunal San Pablo también hizo repastización en su polígono,
veo que a medida que se vayan involucrando le van ir entrando mejor
a los pastizales (brigadista, agosto, 2016).
De acuerdo a este testimonio para poder repastizar se tiene que dezacatonar,
una labor nada fácil. Es decir se deben quitar uno a uno los macollos (matas de
pasto). A decir de un brigadista, “algunos llevan varios años ahí y sus raíces están
profundas”, un factor que hace que el esfuerzo de retirarlos sea mayor. Cabe aquí
la siguiente descripción en donde observamos cómo un brigadista después de afilar
su azadón, procede a enterrarlo por debajo del suelo que bordea un macollo de
pasto, de manera que lo va bordeando hasta sacarlo entero o en partes,
dependiendo de lo grande que esté. Con sus piernas va haciendo a un lado las
espigas del zacate ya que estorban para ir recogiéndolo y así enterrar el azadón, al
hacerlo también palanquea para desenterrarlo de raíz.

Brigadista quitando zacatón como medida de protección contra posibles incendios. Ha está labor se le llama
limpieza de terreno o deszacatonado. Foto Manuel Manzano (mayo 2015).

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Un día a un brigadista, ya casi al terminar su tramo, se le rompió su azadón
de la parte inferior del mango. Algo común, debido a la dureza de la raíz del pasto.
La reparación de la herramienta dañada es llevada a cabo por un herrero local.
Para estas labores la dependencia financiadora por lo regular no otorga a la brigada
utensilios aptos para llevarlas a cabo, por lo que los brigadistas se tienen que hacer
de su herramienta en algún mercado o comprar las piezas y llevarlas con alguien
para que se las arme.
No obstante, para la brigada el interés por repastizar y así recuperar el hábitat
del GS y del zacatuche conllevó a la adquisición de nuevos conocimientos
derivados de su inmersión en el tema. Como la brigada estaba interesada en saber
más de lo relacionado con la reproducción de los pastos y contactaron a personas
especialistas para que les orientara. Este proceso implicó tener un amplio
panorama de los beneficios que otorga el pastizal, más allá de ser hábitat del GS.
Un brigadista agrega:
-nos damos cuenta que en la mañanas los que están llenos de
humedad son los pastos, eso es porque capturan una gran cantidad
de humedad que es muy benéfica para el suelo, eso nos permite que
incluso muchas aves o muchos mamíferos como el Zacatuche se
acerque y puedan consumir estos pastos y no necesitan de grandes
cantidades de agua (Brigadista, octubre, 2016).
En este testimonio el brigadista nos habla de los enormes beneficios de contar
con pastos, no solo para los animales que lo habitan y consumen, sino para el suelo.
Es un punto importante para la permeabilidad y filtración del agua a los mantos
acuíferos que dotan del líquido a la Ciudad de México. Lo anterior formó parte de
la información que recibió la brigada en diferentes talleres sobre pastizales
impartidos por un especialista del Colegio de Posgraduados de Chapingo. Lo
novedoso fue conocer la importancia que tiene este ecosistema para la producción
y filtración del agua. Antes pensábamos que estos procesos dependían sólo del
bosque. Al perder los pastizales estamos estrangulando una de las vías que nos
vierten del líquido vital: el agua.
La conservación de los lugares donde se produce el agua ha requerido de una
relación con las personas. Es una relación de larga data que ha producido y
transformado los conocimientos, y en algunos ocasiones hasta se han perdido.

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Diminutas gotas de un rocío mañanero sobre los pastos milpaltenses Foto: Manuel Manzano (junio 2016)

Sin embargo, la importancia del pastizal no sólo se relaciona con la filtración


del agua, sino con las especies que cohabitan en él. Platicando con un brigadista
nos comenta lo vital de que el conejo zacatuche o teporingo no se extinga, pues es
clave para mantener la cadena alimenticia de muchos animales y personas que se
alimentan de él. Los movimientos del zacatuche no son tan rápidos como los de
otros animales por lo que lo hacen presa fácil.
Por ultimo otra de las actividades que la brigada ha emprendido y no menos
importante que el aprovechar el pasto dezacatonado para repastizar es el trasplante
de macollos de corta edad a zonas donde existía este ecosistema antes de ser
desplazado por la siembra forrajera. El proceso es similar al trasplante de árboles78

78 El trasplante consiste en ir quitando cuidadosamente de zonas donde exista suma competencia entre árboles
pequeños de unos cinco a diez centímetros de manera que la raíz no quede descubierta, ya que el aire la puede
dañar, comenta un brigadista. Posteriormente el arbolito se introduce en una bolsa negra previamente llenada
con tierra del mismo sitio donde se extrae el árbol y que contiene madera muerta, musgo, ocoxhal (hojas
muertas de pino), nutrientes necesarios para la planta. Este proceso implica el remover tierra con una pala de
la misma zona en que se encuentra el árbol a trasplantar. Después se procede a llenar pequeñas bolsas negras
de tierra y se retira uno que otro gusano llamado gallina ciega, ya que es dañino para la planta, me dice un
brigadista. Paso seguido, una vez que la tierra fue colocada en la bolsa se coloca el árbol pequeño y se aprieta
la tierra de la bolsa, lo que consiste en ir golpeando con la palma de la mano la parte baja de la bolsa para que
la tierra se vaya asentando, en ese mismo instante se va girando la bolsa para que quede uniforme. Después
se colocan las bolsas en huacales y cajas mismas que serán trasladadas a lomo de espalda hasta la camioneta
de la brigada. Del bosque serán transportadas hasta un pequeño vivero en San Pablo. Enseguida las bolsas
son acomodadas en plantabandas: sitios rectangulares de tres a cuatro metros de largo por dos de ancho y se

90
pero con algunas variantes propias de las distintas especies de pasto existentes en
Milpa Alta. Ya sea que antes de su cambio el pasto se le lleve directamente donde
se requiera repastizar o también existe la opción de moverlo a un pequeño vivero
comunitario donde la brigada lo cuidará por algún tiempo hasta ser colocado en un
lugar requerido para esto. Al momento de repastizar la brigada planta diferentes
tipos de pastos, respetando el principio de diversidad que existía antes de su
desplazamiento en algún terreno.

Brigadista apretando la tierra de una bolsa negra con pasto para trasplantar. Foto: Manuel Manzano abril 2016.

encuentran a nivel del suelo. Sus paredes están hechas de madera de unos 30 centímetros de alto. Su interior
contiene tierra previamente preparada donde se plantan los arbolitos, para su cuidado. Pasó final, si es tiempo
de lluvias se tendrán que estar regando con cierta regularidad, caso contrario si es tiempo de secas. Una vez
que hayan crecido serán llevados a zonas del bosque necesarias para su reforestación. Esta labor también es
realizada por las distintas brigadas de apoyo de Corena, pertenecientes a San Pablo, ya que hace varios años
dejaron de aceptar el árbol que viene del vivero de San Luis Tlaxialtemalco, por los problemas que ya hemos
mencionado con anterioridad en el apartado de reforestación.

91
4.8 Recorridos de monitoreo: caminando, dialogando y
aprendiendo

Lo que me gusta del monte es


que ves un silencio completo
[…] ya están las gallinas
cucuruqueando, que ya
escuchaste un búho por allá,
que ya oíste el rugido de un
gato… entonces es un como…
entras a una dimensión canijo y
en esa dimensión no sé qué te
encuentras…es lo bonito.
Brigadista

Llegando a cierto punto del monte vamos dividiéndonos en parejas para realizar
recorridos de identificación de aves y rastros de mamíferos. La información
obtenida se anota en una libreta. Comenzábamos regularmente a las ocho y media
o nueve de la mañana. Si el día estaba nublado había menos probabilidad de
observar aves, quizás por la baja temperatura.
La posición también contaba para ver las aves nítidamente, ya que si uno se
colocaba de frente al sol, el efecto de contraluz no facilitaba la visión. Recorríamos
parajes que, por su exuberante vegetación, no se diferenciaban entre sí. Una vez
nuestro guía nos preguntó -¿cómo se llama aquí?, ayer pasamos-, no recordamos
el nombre del paraje, habíamos caminado por muchos y variados lugares que a
veces me parecían iguales. Con el tiempo uno va diferenciando vegetaciones,
caminos, veredas y brechas cortafuego. Es decir, se van agudizando los sentidos
y nuestras dimensiones de espacialidad se ensanchan.
Sobre las brechas se observan árboles de corta edad. Para diferenciar entre
una especie y otra, le pregunté a mi maestro guía: -¿Qué especie es ésta o cómo
los diferencias? Él me respondió, -por la cobijita con que se tapan-, él me señalaba
lo que para mí es la corteza del árbol (un montezumae), -los otros están como muy

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desnuditos, estos son de reforestación (exóticos)-, prosiguió señalando un patula,
(un pino más delgado). -Los de aquí, con lo que se tapan es más grueso-.
En otra ocasión, al lado de una brecha yacía un árbol que había sido cortado
de su base, pero todavía estaba vivo. Sus signos vitales se reflejaban en el
escurrimiento de brea, aquí nombrada trementina79. En la región se dice que el
árbol está llorando; lo cincharon80 para cuando ya esté seco, poderlo sacar,81 -me
dice mi maestro guía-. Este árbol era delgado y largo y sirve como morillo para la
construcción. Otro brigadista que nos acompañaba comenta que la brea puede
provocarle alguna enfermedad, es como si tuvieras una cortada y te sale sangre y
no te haces nada, te puedes contagiar o te puedes contaminar de algo, te puedes
enfermar82. Una semejanza entre árboles y personas, pensé.
Continuando con el recorrido en el bosque, subimos por una loma, miramos
hacia un lado y en varias hondonadas o joyas, como aquí les dicen, se observan
muchos árboles tirados, otros partidos a la mitad o en fracciones de distintos
tamaños que llaman culatas. El maestro guía nos informa que unos están ahí desde
los aires del 2010, otros desde los de marzo del 2016.
El ruido de motosierras es constante, así como la circulación de camionetas
(unas cuarenta diarias aproximadamente) que se abren paso entre los pastizales
para llegar a donde se han caído los pinos. Muchas son camionetas desvencijadas
que sufren los estragos de un camino averiado ya sea por la lluvia o por el paso
constante de vehículos cargados de trozos de árboles secos.
Vamos subiendo una cuesta, se escucha el canto de los capulineros, de las
eufonías, el picoteo del comepalo o cuauhtzinqui (carpintero) irrumpe en el silencio
que por momentos se percibe al caminar en el bosque, estamos cruzando la
oyametalera, unos 3300 msnm83, a un lado de la brecha cortafuego un tronco seco

79 Un conocimiento local que existe sobre este líquido es que es efectivo para curar pequeñas heridas o
cortadas, producidas por las recias labores en el monte. Así como efectivo para curar borregos, me comenta
un brigadista.
80 El corte puede ser completo o sólo a la mitad del ancho del árbol, este último corte también es mortal.
81 La mejor etapa para cortar un árbol es en aguas abajo (tiempo de secas), o en luna llena o luna nueva, me

comenta un brigadista. Así como el saber cuándo el árbol está seco es por su follaje color ocre, rojo o café
(Comunicación personal brigadista enero 2016).
82 (Comunicación personal brigadista, enero 2016).
83 metros sobre el nivel del mar, (msnm).

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recién cortado, rajado y acomodado, espera ser recogido por su dueño, me
comenta nuestro maestro guía, quien agrega que todavía aquí se respeta a quien
realizó ese trabajo.
A un lado de esta brecha observamos cientos de oyameles pequeños, de
cinco o diez centímetros, muy juntos todos ellos. Nuestro maestro-guía nos indica
que sólo algunos sobrevivirán en esas condiciones por lo que informará a la brigada
para poderlos trasplantar a otro sitio.
Distintos son los tonos de verde que se aprecian en los diversos follajes de la
variedad de árboles, aunque el dominante a esa altura es el verde oscuro de los
oyameles, así como las hojas verdes de uno que otro Aile.84Hay también pedacitos
de piñas de pino en el suelo, son los restos dejados por una ardilla. Levanto una y
me informa un brigadista,- también son llamadas mazorca-sintamal, en alusión al
maíz. Llama la atención esta relación entre el bosque y la milpa, entre los árboles
y las matas de maíz, un traslape y una porosidad de ámbitos que las personas se
han encargado de vincular. En alguna ocasión escuché decir a un brigadista -así
como sabemos cuidar la milpa también sabemos cuidar del bosque-.
Seguimos caminando, siento un malestar en el estómago, al poco tiempo mi
maestro guía arranca una hierba y me la da, me dice que la mastique, él también
mastica un poco. Se llama estafiate, su sabor es un poco amargo. No pasa mucho
tiempo y el malestar desaparece. Un pavito selvático despliega parte de su plumaje
blanco al desplazarse por las ramas de un pino, se escucha el ruizzzz del chóhuis,
el jejejeje de un bajatronco, dirijo los binoculares y lo observo agarrado en lo alto
de un tronco, alimentándose de múltiples insectos de la cobija-corteza del pino.
Posado en la punta de un árbol pequeño canta un tengofrío, hace una pirueta
circular en el aire y vuelve a su posición. Su vuelo peculiar es fácilmente identificado
por varios brigadistas. Rascando no lejos de ahí, enfoco a un saltón cabeza verde,
es un deleite observar su plumaje verde y rayado nítidamente en los binoculares.
Nos sentamos un rato para descansar, cerca de ahí se encuentra un coyolote, el

84Esta especie tiene más durabilidad que los pinos si se le convierte en carbón. También es mejor pagada
como leña en San Pedro Actopan, me comenta un brigadista.

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corazón de un pino, su característica principal es que contiene mucha trementina,
me dice mi maestro guía.
No pasa mucho tiempo cuando un colibrí comienza alimentarse de una
florecita roja (salvia elegante) que abunda en esa zona. Lo enfoco y observo cómo
cambia la tonalidad de su plumaje al moverse rápidamente y caerle los rayos del
sol, es un espectáculo que me deja sin palabras. Preocupaciones variadas, puntos
de vista sobre diversos temas, cuestionamientos, son parte del breve descanso
acompañado de alguna fruta, torta o comida que llevamos para aguantar la
pajareada85, al tiempo que anotamos en nuestra libreta el nombre científico de
algún ave, previa búsqueda en la guía de Aves Comunes de la Ciudad de México
de Gerardo del Olmo86.
El sol busca asomarse por algún contorno de una nube, las copas de los
árboles se mueven al ritmo del viento, emprendemos el camino, subimos un poco
más. De frente a nosotros dos pequeñas rocas bordean el camino, escalamos un
poco y llegamos a la cima de ese conjunto rocoso cubierto de pastizal. Nos
disponemos a bajar cuando de izquierda a derecha un tecolote sigiloso cruza frente
a nosotros, extendiendo sus alas y escabulléndose no muy lejos de ahí, entre los
árboles. -Nos hemos salido de la brecha para cortar el camino-, dice mi maestro
guía. Caminamos esquivando enormes matas o macollos de pasto, estamos cerca
del cerro del Amolo, me informa. Yo lo sigo confiado.
Es tiempo de lluvias, las botas y la mitad del pantalón ya se mojaron. Entre
las espigas de un pasto que llaman Zacaflecha una araña ha tejido su enorme red.
Me quedo observándola y busco un ángulo de contraluz para poder hacer una foto
donde se vea el tejido de la telaraña. Tomo mi tiempo, me olvido que voy
acompañado. Sigo tomando fotos y observando los diversos colores de la araña y
a sus presas envueltas que en algún momento devorará, me quedo absorto.

85 Este nombre es un concepto de ricos dice un brigadista. Ya que ahí, en Milpa Alta, la gente entiende por
pajarear, estar en la lela o ir con una hullera (resortera), de cacería de aves, me comenta otro brigadista. Otro
más añade, “es un choque muy cabrón, porque los padres siguen enseñando a sus hijos” (Comunicación
personal octubre 2016).
86
Gerardo del Olmo Linares. 2013. Aves Comunes de la Ciudad De México. Segunda Edición. Comisión
Nacional Para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). México, Distrito Federal.

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No sentí el tiempo pero me alarma la idea de perderme por ahí, un brigadista
me ha aconsejado que cuando me desoriente suba a alguna cima de alguna loma
y trate de buscar el Tláloc, el cerro más alto de la zona. Ya ubicándolo sabré de
qué lado queda El Llano y El Chichinautzin, referentes necesarios para mi regreso
a San Pablo. No ha sido necesario porque mi maestro guía me ha esperado
pacientemente en lo alto de la loma, donde observaba mis pasos. Seguimos
caminando y pierdo la noción del tiempo y la distancia. Subimos y bajamos varias
barranquitas él señala hacia lo alto de una de ellas, y comenta que fue ahí el lugar
por donde atravesó un venado que otro brigadista alcanzó a fotografiar. Busco entre
la inmensidad de rocas, arbustos, árboles y pastizal a ver si se deja ver algún
cérvido.

Brigadista internándose en una cañada. Foto: Manuel Manzano (junio 2016)

Retomamos el camino y penetramos en un lugar donde el follaje es espeso,


con los brazos lo removemos para poder pasar. Hay otros brigadistas que usan el
machete para abrirse camino, a mi maestro guía no le gusta, porque buscamos un
lugar donde colocar una cámara trampa para retratar al gato montés, coyote venado

96
u otro animal que recorren esas lomas. Así que intentamos dejar los menos rastros
posibles para evitar que algún cazador dé con ella.87
El costo de este aparato varía con la marca, pero asciende a varios miles de
pesos. Las cámaras trampa son parte del equipo otorgado por el programa Proface,
y que para aprender a usarlo los brigadistas tuvieron que pasar varias peripecias.
Aunado a ello el personal de Corena que les pedía que -le echaran ganas para
obtener registros de alguna especie-, como si solo dependiera de ellos. Mi guía
replicó: -no es tan fácil como estar atrás de un escritorio-.88 El desfase es palpable,
mientras algún funcionario (a) elabora informes, estadísticas, gráficas o mapas, sí
es que lo hace, un (a) monitor (a), produce la materia prima, el conocimiento.
Seguimos caminando, mi maestro guía no ha encontrado un lugar idóneo para
colocar la cámara trampa, el pasto está muy crecido en esa zona y uno camina a
tientas, temo que me ataque una víbora al pisarla, ya que acostumbran estar en la
base de los pastos. Nos tropezamos con el borde de una zanja y caigo sobre un
macollo de pasto. Observo con detenimiento y veo varias tinas ciegas alineadas
cubiertas por una cama de ocoxhal y pasto.
Vamos saliendo del exuberante pastizal y subimos una lomita, mi maestro
señala al cielo y enfocamos nuestros binoculares, un ave mediana surca el cielo,
me indica que es un gavilán pajarero, procedo a anotarlo en mi pequeña libreta, al
final de esta travesía buscaremos el nombre científico. Como a diez metros de ahí
observo a dos aves que revolotean sobre las ramas de un aile, enfoco y veo a dos
mascaritas mexicanas, que también llaman carboneros. Unas ramas más arriba, un
cachetes de plata observa la escena. Salimos de esa loma y atravesamos un baldío,
mi maestro-guía encuentra unas huellas de venado al llegar a la orilla. El trata de
descifrar por dónde llegó y hacia dónde se dirigió.
Seguimos bordeando el terreno y veo volar una parvada de aves hacia un
matorral de jarillas, enfoco, varios zacapits, llamados científicamente oritorus, se
ponen en alerta ante nuestro intrusivo paso. No muy lejos se alcanza a percibir el

87 En tiempo de lluvia esta tarea se complica debido al aumento de personas que en busca de hongos, peinan
prácticamente la mayor parte del bosque milpaltense.
88 (Comunicación personal julio 2016)

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canto de las gallinas de monte. Observamos dos cartuchos de escopeta89 tirados
en el suelo junto a una rama de gordolobo y otra de árnica, han sido tantos los que
he visto en las decenas de recorridos con la brigada que luego ya no les damos
importancia. Un castellano (conejo cola blanca) se escabulle entre los pastos.
Recojo unas pequeñas bolitas entre verde y café obscuro del suelo junto a un
macollo de pasto. Parecen pequeñas lunetas, están frescas, por su forma defino
que son cacas (excretas) de castellano, quizás ese que salió corriendo. Para este
conocimiento fuimos asesorados por la brigada milpaltense que tiempo antes había
sido capacitada por un funcionario de Sedema.
Tomamos una brecha que está a un lado del baldío, las huellas del venado se
han cubierto por otras de borregos que suelen pastar en estos lugares. Unas cacas
se encuentran en el centro del camino, las revisamos con un palo y se desprende
una parte del conjunto que tiene forma de cacahuate. Son de gato montés, ya están
viejas –afirma nuestro maestro guía-.
No tiene mucho, quizás un mes, que un biólogo de la UNAM nos dio una
asesoría para identificar rastros de mamíferos, entre ellos, las excretas. En esa
ocasión observamos sobre un camino una letrina, o sea un conjunto de excretas de
gato montés, al tiempo que, como parte de una práctica escolar, el biólogo
enseñaba a sus alumnos a instalar cámaras trampa. El experto señaló que es muy
difícil que un mamífero pase dos veces, en días seguidos, por el mismo lugar. Es
decir, que si una cámara trampa obtenía la imagen de un felino u otro animal en
equis lugar, era casi imposible volver a captarlo en ese mismo lugar. Incluso, el
biólogo, lanzó una apuesta a la brigada milpaltense para confirmar su teoría. En la
semana posterior a dicha práctica, un brigadista hizo la prueba, dejando una
cámara trampa en un solo sitio por varios días y la evidencia desmintió lo dicho por
el experto.
Antes no había tantos caminos de penetración como hoy, los pastores sufrían
para sacar un animal herido, era imposible, -expresa mi maestro-guía. Ahora el

89Para la cacería de alguna liebre o castellano se usa la munición, para el venado u otro animal mediano, la
posta (Comunicación personal brigadista, julio 2016).

98
problema es el flujo de personas que no necesariamente cuidan el bosque, 90 -
agrega. En fin, un cúmulo de experiencias en todos sentidos y de conocimientos.
Seguimos caminando, todavía hay muchos árboles tirados en el camino
producto de la culebra de agua, o mini huracán, ocurrida en los primeros meses de
este año. Como podemos los esquivamos y avanzamos, se escucha una motosierra
no lejos de ahí. Se abre un poco la nubosidad del cielo y deja entrar al astro rey
que al filtrarse entre el follaje boscoso da una sensación de calor ante el fresco aire
que sopla en el monte. Por momentos me imagino a los antiguos pobladores
escuchando y observando no al fuerte aire que resuena e inclina las copas de los
árboles y pastizales, sino a Ehecatl-Quetzalcoatl imponente y dominante sobre este
lugar. Recuerdo -en uno de tantos recorridos- la cara de extasiado que hizo un
ingeniero de sonido91 al escuchar con un micrófono especial, el paso del viento.
Con esta misma tecnología la brigada ha logrado detectar uno de los cantos más
hermosos de las aves de este bosque: el de la eufonia elegantissima.
Adelante de nosotros, a unos quince metros sobre el camino, unos pájaros
se zambullen en un charco, enfocamos y vemos los llamativos ojos naranja de dos
juncos, a poca distancia sobre una jarilla, una primavera pareciera esperar su turno
para ducharse. Nos detenemos por un momento a mirar la escena, arriba de
nosotros, entre las ramas de unos ailes, se observan algunas aves, enfocamos y
miramos la cabeza negra de un dominico, en su pico lleva algo de musgo, al parecer
está construyendo un nido. Nuestro maestro-guía señala con el dedo hacia arriba
de un enorme pino, enfoco y no logro ver algún ave, me dice que es un
cuauhtzinqui, casi en la copa del árbol. Por fin lo logro enfocar, el moteado de su
pelaje se mimetiza con la corteza-cobija del pino, pero el color rojo de una parte de
su cabeza lo delata. El ave va recorriendo rama por rama del árbol con su incesante
martilleo. Este pájaro, junto con la gallina de monte, son endémicos de ésta región.
La brigada está delimitando transectos para monitorear especialmente a estas dos
aves.

90 (Comunicación personal mayo 2016)


91 Esta misma persona me comentó que al escuchar los sonidos en el bosque, estos se oyen claros y nítidos
en comparación con los sonidos de la ciudad que se enciman unos a otros. Un efecto que en términos de
acústica se llama enmascaramiento (Comunicación personal, julio, 2016).

99
Volvemos a agarrar el paso alejándonos del ruido persistente de la motosierra,
después de un rato nos volvemos a salir de la brecha, haciendo a un lado algunas
jarillas. Otra vez las huellas de un venado entre la hojarasca, nuestro maestro guía
las señala con el dedo. Me impresionó su sensibilidad para distinguir entre lo que
pareciera uniforme. Unos pasos más adelante mi maestro guía ha encontrado
excretas de venado, conjunto de pequeñas bolitas parecidas a semillas de papaya,
pero opacas. Mi maestro se desplaza con cuidado sobre este lugar rodeado
matorrales de yahualiscas, zarahuaches, tepehuejotes y jarillas. Observo sus
cuidadosos movimientos tratando de no modificar la escena, donde él intuye, el
camino que el venado seguirá y así saber dónde colocar la cámara trampa.
Después de algún momento, por fin está convencido, de que este es el lugar
idóneo y procede a colocar la cámara. Acto seguido quita algunas ramas que están
frente a aparato con el fin de que no se active y tome fotos por el movimiento de
éstas. Agarra unos pequeños trozos de jarilla y los va colocando meticulosamente
alrededor de la cámara trampa, para camuflarla. Por lo parsimonioso y delicado de
la escena pareciera que adorna un altar. Concluye colocando la tarjeta de memoria
a la cámara. Salimos en dirección contraria al punto a donde enfoca la cámara.
Todo lo anterior nos habla de uno de los tantos rituales que implica la práctica
científica.
Salimos de ese lugar y tomamos una vereda que nos canaliza a una brecha,
al poco tiempo de andar el camino este se llena de pinos ayacahuites y patulas.
Nuestro maestro guía comenta que una amistad le mencionó que lugares tan
tupidos de árboles impiden la circulación de venados y gatos montés, otro efecto
de las reforestaciones masivas. Vamos cuesta arriba, a un lado de la brecha un
tronco seco y trozado tiene aserrín en su base, en la parte de arriba, de lo que
quedó de él, un agujero en forma de círculo perfecto, es el nido de un cuauhtzinqui.
Nos acercamos para escuchar a algún crío pero no se oye nada. Nos alejamos
un poco y esperamos unos minutos a ver si llega el pájaro carpintero. En este
silencio se escucha el sonido de las tripas del estómago, ya hace hambre. Saco
dos alegrías de amaranto y comparto con mi maestro guía. Proseguimos nuestro
camino y llegamos casi a la cima de esta loma, la brecha se cierra debido a la

100
espesura del jarillal. Él, que va al frente, hace a un lado el jarillal, yo atrás también
agarro las ramas para que no me golpeen en la cara. Al parecer este tramo de
brecha no ha sido limpiado.
Llegamos al final del marañal y a un lado del camino descansan otros dos
brigadistas monitores que también han dado un recorrido por otra parte del monte.
Intercambiamos hallazgos de lo visto hasta ese momento. Un monitor, nos muestra
algunas fotos de aves que ha realizado durante su recorrido. En alguna ocasión él
me platicaba de algunos momentos difíciles que, tras la exigencia de la brigadista
que edita las imágenes “ya no quería agarrar la cámara”. Ella le exigía un buen
encuadre, nitidez, luminosidad, enfoque y perspectiva. Aspectos que este monitor,
antes de trabajar en éste programa, no conocía. Así, un año después de la entrada
en funciones de este equipo milpaltense, en diciembre del 2015 se presentaba en
la legendaria Casa de Cultura, Quinta Axayopa en San Pablo Oztotepec, una
exposición fotográfica dominada por fotos de aves y algunos mamíferos, muchas
de éstas imágenes pertenecían a este monitor. Estas fotografías causaron sorpresa
para muchos pobladores de este lugar, ya que su distanciamiento con el monte no
les permite observar lo que hay en él.
De esa exposición surgieron varias invitaciones para exponer en otros sitios
milpaltenses. Digamos que las imágenes comenzaron a tomar vida propia. En ellas,
la gente de San Pablo, y después la de Villa Milpa Alta, encontraba lo que no
pensaba que existiera a unos cuantos kilómetros de la urbanidad de sus pueblos.
Otras personas, de mayor edad, rememoraban su estadía en el bosque en algún
momento de su vida.
Tras el breve espacio de retroalimentación con los brigadistas, descendemos
por uno de los dos caminos que han dejado el rastro de una camioneta que logró
subir hasta ahí. Unas pequeñas peñas a la izquierda del camino tienen incrustadas
muchas plantas de suculenta que aquí les llaman conchitas. En estas formaciones
rocosas, y otras que he visto a lo largo del camino, sobresale el color lila de las
dalias entre el gris de las piedras. Me acerco lentamente para hacer una foto de
una abeja que se posa en el centro de esta hermosa flor. Me quedo ahí por un
momento, hasta que mi presencia no le molesta, y tomo varias fotos hasta que una

101
me satisface. Siento que la clave para acercarme a esos diminutos animales y ellos
a mí, está en interferir lo menos posible su afanosa labor. -¿Ya te cansaste?
pregunta el maestro-guía. Respondo que no, seguimos bajando, pasa del medio
día y la actividad de las aves, a esa hora, es casi nula.
Algo cruza en lo alto del cielo, él enfoca y dice, ¡ah es un avión Volaris punto
com! En ocasiones anteriores me ha contado del uso de esa aerolínea que lo ha
llevado a Monterrey a trabajar por algunos meses en los toques, como él le dice, al
oficio de electricista, una labor recurrida por la gente del barrio de San Juan en San
Pablo ya que el trabajo en los programas de Corena u otra institución
gubernamental en materia ambiental no siempre es seguro solo algunos brigadistas
cuentan con base laboral. Esto nos habla de un clima de incertidumbre laboral que
se potencia cuando se acaba la temporalidad de dicho proyecto de conservación,
lo que implica volver a gestionarlo. Un proceso a veces lleno de obstáculos,
dependiendo de la correlación de fuerzas en distintos niveles de decisión tanto
comunal como gubernamental.
Después de un rato de caminar, a la derecha se mira un pino enorme, lo que
me llama la atención es que le han ido cortando el ocote en su parte inferior; madera
que sirve para prender el fuego y es de venta local. Otro árbol más adelante ha sido
quemado y cortado por un relámpago.

La muerte de un árbol vivo no sólo se le puede atribuir al humano. Foto: Manuel Manzano (agosto 2016)

102
No pasa mucho tiempo cuando a nuestra izquierda, a escasos diez metros,
se ha escuchado un ligero ruido en el pasto. El maestro-guía, que está adelante
unos cinco metros, se detiene, nos quedamos pasmados y él voltea hacia donde
se escuchó algo. Me hace una seña de que tome foto. Yo volteo con cuidado y
entre la maleza veo a un venado que también nos mira, quizás asustado; no pasan
ni dos segundos cuando en movimientos agiles y rápidos se aleja del lugar. La
impresión nos ha dejado con un buen sabor de boca. Enseguida nos metemos un
poco entre la maleza en dirección hacia donde lo vimos, a ver si damos con él pero
no tenemos éxito.
Retomamos el sendero y mi maestro-guía me dice que la gente de antes decía
que al momento en que se moría alguna persona trabajadora del monte su espíritu
se quedaba en algún animal como el venado, el coyote o el gato montés. Y así,
cuando se veía a un animal de ese tipo, se decía, ahí va el espíritu de fulano de tal.
Se escucha que le llaman por radio a mi guía-maestro, le indican que nos
esperan en la camioneta, él responde con una clave, de las muchas que usan para
comunicarse por ese medio. Apretamos el paso, ya vamos de regreso.
Llegamos a la camioneta y comentamos lo ocurrido en el día. Socializamos la
información. Un brigadista saca un refresco y nos ofrece. Me da un vaso y me sirve
al igual que a mi acompañante. Luego este brigadista toma un vaso y le da el
envase de refresco a mi maestro guía para que le sirva. En el grupo es una
costumbre no servirse sólo; sea un refresco, u otra bebida. Hay que solicitar ser
servido así como servir. Es decir, implica una relación de interdependencia92
cotidiana, de ayuda mutua.
Una brigadista nos solicita el nombre científico de cada uno de nuestros
avistamientos de aves. Saco mi libreta y le doy la mitad de nombres comunes y la

92 Roger Magazine (2015) usa este término para explicar la participación en las mayordomías en Tepetlaoxtoc
que por un lado es vivida como una obligación y a la vez como acción voluntaria. El autor indica que no hay
contradicción entre estas dos posturas porque están entramadas en la ayuda mutua y el gusto en el hacerlo,
acciones que conforman valorativamente la buena realización de mayordomías en este pueblo. Tanto valor
tiene el mayordomo como quien colabora con él. Magazine Roger, (2010) El pueblo es como una rueda Hacia
el replanteamiento del sistema de los cargos, la familia y la etnicidad en el altiplano de México. Universidad
Iberoamericana. p, 86.

103
otra mitad de científicos, que no logran pegárseme. Subimos a la camioneta y
salimos de la parte boscosa.

Monte Tláloc visto desde El Llano. Foto: Manuel Manzano (agosto 2016)

A cierta distancia se divisa El Llano, se siente el fresco del aire. Ya cruzando


el pastizal se observa el vuelo rasante de las golondrinas sobre, -un indicador de
lluvia-, dice un brigadista. A nuestra espalda queda el cerro Tláloc tapado por nubes
en su parte superior. Dice mi maestro guía que cuando este cerro se mira así es
que echará agua. Vamos con rumbo San Pablo, la cacería de imágenes y la
recolecta de datos que implica este monitoreo comunitario terminó por este día.
4.8.1 Tras los rastros del saber
En el monitoreo de mamíferos una referencia importante para acercarnos a su
conocimiento son las prácticas de cacería. En el caminar constante por el monte
sentí que por momentos andábamos pisando los talones de algún cazador, o por lo
menos, siempre lo teníamos presente en cada uno de los movimientos que
realizábamos. Es una tarea donde la observación se agudizaba al ir estudiando
comportamientos, huellas, tanto animales como de humanos. Nuestra meta era
obtener un registro fotográfico o de video de algún animal. Cuando esto sucedía,
había un ritual de celebración y algarabía por el trofeo obtenido.

104
Biólogo revisando la excreta de gato montés. Foto: Manuel Manzano mayo 2016.

A medida que cotidianamente subíamos al monte -en 2016 de cuatro a cinco


veces por semana en mi colaboración con la Brigada de Monitoreo Milpa Alta-,
escuchar disparos, el ladrar de perros y ver casquillos de rifle tirados al costado de
las brechas que se extienden por el bosque se me hizo algo tan normal que dejé
de darle importancia. No fue hasta la escritura de esta tesis y mi alejamiento del
monte, cuando encontré literatura histórica y antropológica referente a la
importancia de la cacería en la Cuenca del Valle de México93. Esta documentación
me permitió tomar distancia de mi anterior concepción que reprobaba la cacería, la
misma que es criminalizada y prohibida por el gobierno94. A partir de este hallazgo
puede comprenderla más a cabalidad y con los componentes culturales que la
implican; uno de ellos el conocimiento.

93 Vera Guillem Oliver (2016).


94La Ley Federal de Vida Silvestre (2001) en sus artículos 94 y 95 capítulo 3 contempla sanciones y multas
que van de los 20 a 5000 salarios mínimos para quien viole estás disposiciones que regulan la caza deportiva.
Este recurso legal no contempla el uso ritual de la cacería practicado por muchos grupos étnicos, y sólo es
permitido sólo a quién la práctica como un deporte a cambio de una cantidad de dinero en ranchos cinegéticos.
Es decir, la cacería se visualiza desde las instituciones gubernamentales, como una práctica de y para la cultura
dominante. No obstante, la legislación en materia indígena, (Articulo dos constitucional) ampara a quien por
usos y costumbres realiza esta práctica cultural. Aunque cabe señalar que bajo este marco legal la cacería no
esa exenta de abusos también.

105
Respecto a la cacería existen diferentes posturas entre los sanpablenses, por
un lado están quienes coinciden con la visión gubernamental de criminalizarla y la
ven cómo un atentado al cuidado del medio ambiente. Por otro lado hay quienes
hacen una distinción entre quién la práctica por necesidad y para quién es un
pasatiempo. Un sanpablense comenta:
-hay quien sí lo requiere y se vale que suba con su retrocarga y si ve
un conejo que se lo eche y a lo mejor le dice a su esposa para hacer
una salsa, lo que sea, pero el otro sube con su camioneta y solo se
dedica a disparar todo lo que se mueve, esa ya no es necesidad, es
un gusto (sanpablense, agosto, 2015).
El testimonio anterior reflexiona en términos de lo bueno y malo en relación a
la práctica de la cacería, que se justifica por la necesidad de alimentación en
contraposición con el cazar separado del comer. En otras palabras, la cacería que
es válida para este habitante milpaltense es la que se centra en cubrir la necesidad
alimenticia. Sin embargo dicha necesidad encierra elementos simbólicos y
representaciones culturales:
La alimentación no sólo se refiere al consumo de nutrientes; tampoco
implica únicamente la satisfacción de las necesidades fisiológicas.
Comer es la suma de aspectos elementales conjugados: biológicos,
químicos, sociales y culturales. Comer, lo mismo que no hacerlo,
repercute en los procesos y las relaciones sociales visibles y los de
largo plazo […] la comida es siempre colectiva (familiar o comunal)
independientemente del propio acto de consumo (Vásquez, 2012:
66).95
En este sentido, las implicaciones que nos refiere la práctica de la cacería nos
hablan de una parte del ritual que implica la comida como convivencia. Este proceso
incluye el despliegue de diversos conocimientos del animal que se destina para tal
fin. Al respecto un sanpablense menciona que “antes los cazadores estudiaban al
animal”. Es posible que este proceder no haya desaparecido sino haya variado con
el tiempo de generación en generación. Al respecto la antropóloga Laura Rival dice
que es por medio:
De la caza, una práctica especializada que ocupa muchas horas de la
vida cotidiana, que los cazadores adquieren el conocimiento de las

95
Agradecemos a la antropóloga de la ENAH, Paulina Rodríguez por ésta referencia.

106
especies “cercanas”. A esos animales familiares, que comparten el
mismo medio ambiente, se les reconocen sentimientos, volición y
cierto grado de conciencia.
Los cazadores saben por experiencia que los animales se comunican,
aprenden y modifican sus hábitos y costumbres en respuesta a los
humanos (Rival, 2001: 189).
En este sentido, un brigadista mencionaba que un animal herido transmitía a
su descendencia la información sobre el percance que había vivido para que
pudieran protegerse de los humanos. Otro más mencionaba que, debido a la
cacería algunos venados que rondan la zona se comportan ariscos y espantados.
En el caso de algunos brigadistas, ellos son los que han modificado sus
actitudes en respuesta a los animales cuando los han encontrado heridos. Por
ejemplo, algunos han decidido comprar comida para los animales en vez de gastar
dinero para los insumos que implica el monitoreo de estas especie. Lo anterior nos
habla de que el vínculo que se ha establecido entre algunos brigadistas y animales
silvestres es diferente al establecido en el estudio científico tradicional. En otras
palabras, el monitoreo puede resultar un medio para vincular a los brigadistas con
los animales con que se cohabitan el monte de manera distinta.
En resumen, es en este proceso algunos brigadistas señalan a la cacería
como una forma de depredación, visión compartida con diversas instancias
gubernamentales, mientras otros sostienen que no tiene que ser prohibida sino
regulada.

Como hemos mencionado con anterioridad en referencia a otros casos


problemáticos, el asunto de la cacería no está exento de un marco de relaciones
asimétricas que nos hablan de una lucha de poder entre quienes detentan formas
distintas de vincularse con los animales. No obstante, no podemos negar el poder
que tienen las instancias gubernamentales para incidir en la apropiación de
determinado discurso de los lugareños. Esta visión, por supuesto, desconoce
significantes tanto históricos como simbólicos que siguen presentes en la vida
cotidiana de las comunidades.

107
4.8.2 Conocimiento entre la regeneración del bosque y la tala clandestina
Como ya vimos en los anteriores apartados, los recorridos por el bosque son parte
primordial de las actividades de monitoreo. En ellos no sólo se ven aves y
mamíferos, observar el lugar en que habitan es imprescindible. En ese sentido, lo
que pasa con los árboles demanda una especial atención y conocimiento. La
relación de los brigadistas con los árboles tiene particularidades interesantes.
En uno de tantos recorridos un brigadista me señaló un pequeño arbusto (un
metro aproximadamente) que llaman tetzizi, la nodriza de los pinos. Este arbusto
protege de heladas u otros inconvenientes a pinos de menor altura cuando son
pequeños. También se habla de árboles que han sido persignados. Es decir, fueron
cortados estando todavía verdes o vivos: “si cortas un árbol verde, en lo que lo
subes ya va cayendo la trementina y lo hueles, la trementina es como que te acusa
que va llorando, es como tu sangre96.
En periodo de reforestación escuchamos que alguien había dejado muchas
plantas dentro de una cueva, lo que implicaba que se habían muerto tras el
abandono. Dejar a los árboles sin plantarlos dentro de una cueva incluye su muerte
ya que no reciben agua ni sol. También, conlleva, por supuesto, que alguien es el
responsable de la muerte de esos árboles. “Tiene sus muertitos” es una frase que
suele usarse para reprobar las acciones de quien hizo cosas para que los árboles
murieran y por lo cual debe sentir vergüenza.
En un testimonio recogido por Eguiluz (2015: 50), una brigadista menciona:
“el bosque vale mucho para nosotros como mujeres; para nosotras es como el
cuidado de nuestros propios hijos. Nosotras sabemos lo que le hace falta, lo que la
hace daño;”. Otro brigadista señala un árbol pequeño y dice “mira ese que apenas
asoma la moyerita”97. Incluso en un letrero a un lado del camino principal que
atraviesa el monte se leía hace algunos años, -palabras más palabras menos- “No
mates a los árboles, son seres humanos”.
Expresiones se este tipo nos sugieren la particular forma que tienen los
sanpablenses de humanizar al bosque. Dicha manera de humanización se inserta

96 Sanpablense, septiembre, 2015.


97 (Comunicación personal enero 2016).

108
en una dinámica donde operan vínculos que se han construido en la relación con
el monte. Vínculos que implican protección-conservación y que también pueden
involucrar el consumo-aprovechamiento cuando un árbol ya está viejo98, enfermo o
muerto: -son árboles que ya esparcieron mucha semilla a su alrededor- comenta
un brigadista. Es decir, ya se reprodujeron en otros árboles como ellos y que al
cortarlos o quitarlos se está dando cabida a la renovación-transformación del
bosque mismo. De no cumplir con éste ciclo, por consecuencia se desarrolla un
proceso de envejecimiento del bosque y de competencia desigual entre árboles
viejos y los jóvenes. Lo anterior puede ser consecuencia de la prohibición
gubernamental de una práctica conocida localmente como aclareo, y que consiste
en seleccionar y cortar una serie de árboles que han crecido muy juntos y sin
posibilidad de engrosamiento. Esta labor permite mayor espacio entre árbol y árbol
y reduce la competencia por nutrientes tales como sol, agua.99
En otro recorrido por el bosque el maestro guía observa a su alrededor y
comenta molesto, -mira cuánto dinero tirado a la basura-, señalando varios árboles
secos, material combustible como se le llama técnicamente y que resulta peligroso
en caso de incendio. Al momento que también critica a quienes por flojera cortan
árboles verdes que están cerca de los caminos o que están en un sitio más
accesible y fácil de transportar. Estos señalamientos nos hablan de una ética de
consumo forestal local donde se señala a quien labora mal o bien. Mal al que
persigna un árbol vivo, o bien, al que sólo corta árboles muertos.
En nuestras primeras incursiones en el verano de 2014, había árboles que
incluso atravesaban brechas, el riesgo de propagación de incendios y plagas es
inminente, me decía un brigadista. En estos casos el uso de la motosierra es
necesario para cortar árboles de grandes dimensiones ya que al estar cruzados
sobre brechas cortafuego conectan con áreas boscosas.

98 Un árbol viejo es más susceptible de enfermarse o contagiarse de alguna plaga, como la del gusano
descortezador, me comenta un brigadista.
99 (Comunicación personal oct 2015)

109
Brigadista en trabajos de limpieza forestal como parte de un PET financiado por Conafor.
Foto: Manuel Manzano (octubre 2015).

Un brigadista me comentó que en alguna ocasión solicitó a Corena


motosierras para estos casos y le fueron negadas bajo el pretexto que las iban usar
para talar el monte.100 Estas posturas gubernamentales de prohibición y de
criminalización hacia quien realiza aclareos y labores de limpieza extrayendo
árboles caídos, limitan no sólo las necesidades del monte, sino las de sus dueños.
Estos son algunos efectos de la ya vieja disposición gubernamental emitida en
1947101; una política ambiental que ha generado muchas controversias y que desde
hace algún tiempo los gobiernos locales califican como un tema tabú 102.
Observamos que esta decisión unilateral no toma en cuenta los ciclos
biológicos propios de un bosque, ni qué decir de los sociales, provocando un
proceso de enajenación donde se puede dar el uso indiscriminado del monte y por

100 (Comunicación personal, noviembre 2015).


101 Veda forestal para los bosques del Distrito Federal, decretada el 29 de marzo 1947. Revisada junio 2017.
102 En un análisis sobre los bosques pertenecientes a la Ciudad de México, el articulista Andrés Juárez, nos

habla sobre el daño que ha implicado el mantenimiento de la veda forestal decretada en 1947. Ya que los
árboles al no poder ser aprovechados por los todavía campesinos de esta Ciudad, el bosque se plagado de
enfermedades, lo que ha provocado que se encuentre en un proceso de declinación, quedándole escasos, un
poco más de doscientos años de vida, sí se sigue en estas políticas que el autor llama contemplativas.
Revisado julio 2017

110
ende la confrontación violenta a nivel local. Es decir, existe un ambiente local cuasi
policiaco, donde siguen operando -con sus variantes- los postulados del
paternalismo científico y conservacionista que ilustra Boyer (2007). Los cuales
conforman –en parte- el sentido común local. Es decir, hablamos de que se ha
operado un proceso de naturalización de la vigilancia, relacionado con las ideas y
prácticas de conservación gubernamental que no es fácil cuestionar e incluso nos
lleva a creer que es correcto y verdadero.
Parte de las consecuencias de esta ideología es que ahora el permiso para
extraer leña o madera está condicionado por la autoridad comunal local para una
limitada cantidad y durante un periodo corto, lo que conlleva la incomodidad de que
se tenga que pedir autorización constantemente. Para evitar este tedioso proceso
algunas personas suelen decir: -yo soy de monte, no necesito permiso-.

Leñador en el bosque milpaltense. Foto: Manuel Manzano julio 2016.

En esta dinámica podemos comprender la existencia de un proceso de


clandestinización subalterno que es “una decisión propia que se entiende como
parte del proceso de resistencia; sin embargo, ocurre bajo ciertas circunstancias
impuestas que suprimen otras opciones” (Bonfil, 1988:13). Por lo tanto, sin dichas

111
acciones clandestinas donde pueden operar y construirse prácticas que benefician
al monte este ya hubiera perecido.
Sin embargo la cuestión tiene diferentes aristas. En el primer semestre del
2016 hubo un fenómeno natural semejante al acaecido en 2010, donde el viento
derribó miles de árboles. Como medida para mitigar este desastre se dio un permiso
para hacer aprovechamiento domestico de los árboles caídos, una medida poco
acertada porque la cantidad de árboles era inmensa. Por lo tanto algunas personas
montaron algunos aserraderos con el desconcierto y hasta reprobación de varios
pobladores.

Varios árboles arrancados de raíz y otros trozados por los fuertes vientos Foto: Manuel Manzano (agosto 2014).

Esta situación conllevó algunas discordias propias de un proceso donde se


observa una carencia de organización comunitaria y una exigencia hacia otros
niveles gubernamentales para legalizar-certificar lo extraído del bosque; donde el
beneficio sea colectivo. En la opinión de un brigadista:
-Tendría que haber un solo aserradero de la comunidad no de una
persona, el problema es que es personal, no comunitario, porque hay
una ganancia para una sola persona, no hay una ganancia para una
comunidad. Pero se aprendió que hay un beneficio del bosque,
muchas familias de la comunidad pueden vivir del bosque. Es una
generación de empleo que no te dan en la ciudad […]. Está muy chido,
están ganando pero no están pensando a futuro, ganan un buen
dinero pero no lo invierten para seguir creciendo, ganan y se
112
emborrachan […]. Hay otros que te cuentan unas historias de que
vendieron su terreno para comprar su camioneta, y de pronto dicen,
¿sabes qué? ya se terminó el permiso, se quedan sin terreno con una
mala camioneta y sin ganancia y esos son los que están tentados a
hacer tala clandestina, esos son los riesgos que se corren y eso pasó
esta vez (brigadista, octubre, 2016).
Esto nos habla de que al existir una regulación que no estaba respondiendo
a las necesidades locales, llevó a muchas personas a la clandestinización del
aprovechamiento maderable. Sólo algunas familias resultaron beneficiadas
aunque esto no implicó acabar con su situación de pobreza de forma permanente
ya que al no haber autorización para comercializar la madera, esta se abarató. Un
sanpablense nos menciona: “en el 2010 un polín que a la venta rondaba los 60 o
70 pesos, llegó a ser malbaratado hasta en doce. Llegó gente acaparadora y se
llevó toda la madera, quien se hizo rico fue gente que ni conocemos, los de aquí
seguimos estando igual”103.
De lo anterior cabe preguntarnos: ¿A quién beneficia el acaparamiento de
madera producto de la ausencia de regulación no sólo a nivel local sino regional o
hasta nacional? Por un lado observamos que el acaparamiento es un proceso de
enajenación del bosque y por otro lado, de quién a gran escala está decidiendo
lucrar a costa del despojo forestal de las comunidades.104 Es decir, hablamos de
una situación complicada si añadimos que la delegación Milpa Alta se encuentra
en el último lugar en los índices de bienestar social y tiene el mayor rezago de
ingresos en la CDMX105.

103 (Comunicación personal habitante de sanpablense junio 2016).


104 Una reciente investigación sobre La Deforestación en México nos habla de varios factores que inciden en
esta problemática donde una de sus aristas es la tala ilegal: Entre ellos destaca la corrupción y la delincuencia
organizada. Pero también la insuficiente capacidad operativa para aplicar correctamente la legislación forestal
y ambiental, los problemas de gobernanza y tenencia de la tierra, la sobrerregulación y restricciones para
incorporarse al aprovechamiento forestal, las fallas en la aplicación de justicia, y la ausencia de controles
suficientes y adecuados al mercado. En este contexto, la tala ilegal se ha convertido en el tercer mercado negro
más lucrativo a nivel internacional refiere el estudio. Véase: Nancy Flores (2017) En pleno calentamiento global,
México es “líder mundial” en deforestación Núm.574 Revista Contralínea Revisado diciembre 2017.
105 Véase:http://m.mx/4922844/milpa-alta-ocupa-último-lugar-en-índice-bienestar-social-en-la-cdmx
(Revisado julio 2017).

113
Camión con trozos de árboles tirados por el viento, hacia un aserradero local. Foto: Manuel Manzano julio
2016.
De lo anterior cabe preguntarnos: ¿A quién beneficia el acaparamiento de
madera producto de la ausencia de regulación no sólo a nivel local sino regional o
hasta nacional? Por un lado observamos que el acaparamiento es un proceso de
enajenación del bosque y por otro lado, de quién a gran escala está decidiendo
lucrar a costa del despojo forestal de las comunidades.106 Es decir, hablamos de
una situación complicada si añadimos que la delegación Milpa Alta se encuentra en
el último lugar en los índices de bienestar social y tiene el mayor rezago de ingresos
en la CDMX107. Por lo tanto analizar el fenómeno mediáticamente conocido como
tala clandestina, implica visualizar la cadena de mando donde, a distintos niveles,
se están tomando las decisiones que afectan a unidades domésticas, comunidades
y grupos sociales (Bonfil, 1988: 10).

106 Una reciente investigación sobre La Deforestación en México nos habla de varios factores que inciden en
esta problemática donde una de sus aristas es la tala ilegal: Entre ellos destaca la corrupción y la delincuencia
organizada. Pero también la insuficiente capacidad operativa para aplicar correctamente la legislación forestal
y ambiental, los problemas de gobernanza y tenencia de la tierra, la sobrerregulación y restricciones para
incorporarse al aprovechamiento forestal, las fallas en la aplicación de justicia, y la ausencia de controles
suficientes y adecuados al mercado. En este contexto, la tala ilegal se ha convertido en el tercer mercado negro
más lucrativo a nivel internacional refiere el estudio. Véase: Nancy Flores (2017) En pleno calentamiento global,
México es “líder mundial” en deforestación Núm.574 Revista Contralínea Revisado diciembre 2017.
107 Véase: http://m.mx/4922844/milpa-alta-ocupa-último-lugar-en-índice-bienestar-social-en-la-cdmx
(Revisado julio 2017)

114
En este sentido los decretos gubernamentales sólo han consolidado un
ambiente crítico que deriva en el despojo de los bosques y a la vez coloca en un
ámbito de criminalización a personas que al no tener un margen de acción legal,
son llevadas a ejercer sus labores desde la clandestinización. Un Sanpablense
menciona: “pierdes más cuando es ilegal que pudiéndolo hacerlo legal pero hace
falta entenderlo con la Semarnat, la Corena, la Delegación, todos los que actúan
cuando hay que hacer un operativo”. Es decir se necesita una coordinación
gubernamental y local en varios niveles para tratar de resolver esta problemática.
Sin embargo al parecer la línea política que sigue el Estado es la de sólo administrar
los daños perversos de sus decisiones, aprovechando la falta de las mismas en el
ámbito local. Un sanpableño comenta:
-¿De alguna forma las instituciones gubernamentales debieran
cambiar esta forma de conservación, o no van a cambiar?
-Es que no tienen que cambiar ellos, tenemos que cambiar
nosotros, si la comunidad no cambia y no aprende, cualquier
instancia de gobierno va a venir y hacer lo que quiera y crea… y es
lo que está haciendo. Porque nosotros no nos hemos empoderado
de lo que tenemos. Tú en tu casa no vas a dejar que alguien vaya
y haga lo que se le ocurra, va a hacer lo que tú digas y como te
gusta, así tiene que ser, es nuestra casa, es nuestro territorio,
tienen que hacerse las cosas que nosotros decidamos hacer, pero
no estamos teniendo decisiones, porque tenemos una mala
Representación (Sanpableño, noviembre, 2016).
Esta falta de decisiones locales ha implicado despliegues policiacos del
gobierno local y federal, mejor conocidos como operativos que sólo simulan
acciones correctivas contra quienes señala como delincuentes ambientales y ha
detonado en varias ocasiones la polarización de los ánimos a nivel local. Dichas
acciones también son apoyadas por personas que, a falta de su contacto directo
con el bosque se forman una opinión a partir de información tergiversada por los
medios masivos de comunicación lo que alienta la criminalización. Hablamos de la
imposición de una perspectiva ambiental hegemónica que hace ejercicio de su
poder al movilizar a sus voceros para hacer parecer como intrínsecamente correcta
su perspectiva (Rodríguez, 2004: 128).
Ante esta panorámica observamos que la estrategia gubernamental de
conservación difiere abismalmente de la visión de los brigadistas la cual, como ya

115
vimos al inicio de este apartado, conlleva una regulación del consumo forestal a
partir de concebir al bosque como un ser humano que nace, crece, se reproduce y
muere. Es decir, existe una concepción de que la regeneración del bosque que
incluye la vida y la muerte.
En este sentido tomamos distancia de la propuesta de Guillermo Bonfil
(1988), que ve el bosque como parte del patrimonio cultural heredado. Si existe la
decisión propia de reconocer en el bosque a un ser humano, nombrarle patrimonio
sería una decisión ajena a la cultura local. El estatuto humano y el patrimonial
difieren de forma sustancial, este es susceptible de enajenación y folcklorización
(Boege, 2017: 46),108 mientras que el primero se legitima desde la ética del
consumo forestal local.
Podemos puntualizar que esta forma de humanizar opera en los procesos
locales de conocimiento y conservación del bosque. En este sentido compartimos
lo dicho por Latour (2005: 212):“los mismos actores hacen todo, incluyendo sus
propios marcos, sus propias teorías, sus propios contextos, su propia metafísica,
aun sus propias ontologías” (las cursivas son nuestras).

108Cabría señalar que el autor también menciona que al momento de patrimonializar una cultura, se puede
derivar en procesos de fortalecimiento subalterno, en una dinámica que él observa como de “doble cara” o
contradictoria. Eckard Boege El patrimonio biocultural y los derechos culturales de los pueblos indígenas,
comunidades locales y equiparables Diario de Campo Núm. 1, 2017. Mediateca INAH Consultado enero 2018.
Pensamos que la cuestión no es sí se debe o no instituir algo como patrimonio, si no el por qué se debe
categorizar como tal y no de otra manera. Es decir ¿porque no respetar y legitimar las formas propias de
categorización de los pueblos –como en el caso milpaltense con su bosque- y de las cuales podemos aprender
formas propias de conservación y consumo de su biodiversidad? ¿Acaso no nos hemos beneficiado todos de
éstas formas autónomas de relación entre personas y naturaleza?

116
Capítulo 5
Aproximaciones a la validación gubernamental del
conocimiento

La ciencia es una estrategia, es una


forma de atar la verdad es algo más
que materia, pues el misterio se oculta
detrás.

León Gieco

117
Aquí expondremos varios puntos de vista tanto locales como gubernamentales
sobre la legitimidad del conocimiento local, así como los criterios que interfieren en
la validez científica del saber producido por los brigadistas. También incluimos en
este apartado reflexiones sobre los límites entre los saberes locales y científicos
donde podemos observar diversas estrategias que tanto subalternos como
dominantes llevan a cabo para ejercer el control cultural sobre el conocimiento. En
este sentido nos remitimos al momento en que se deliberaba en las instancias
gubernamentales la validación o no de los datos generados y aportados por la
brigada local. Comencemos con lo que un funcionario de la Sedema nos dice al
respecto;
-Un poco la idea de que hicieran el monitoreo con Zoológicos
(Sedema) y con Conabio, es que nosotros en cierta forma diéramos
esa validación. Es decir, las instituciones desgraciadamente ahorita
todavía pueden cuestionar eso, --oye como que…bueno…es que
mira…son datos de la comunidad, ¿ellos que conocimiento tienen?-
Y se hizo con apoyos de la dirección de Zoológicos y Conabio lo que
nos valida esos datos, lo que sea, eso le da un aporte inicial
(funcionario, Sedema, Octubre, 2016).
Es decir, la validez de los datos de los monitores, como nos dice el
funcionario referido, tenía un componente o mejor dicho condicionante; el apoyo
económico gubernamental. Sin dicho apoyo pareciera que los datos locales
quedaban sin tutela científica, una especie de paternalismo científico como
requisito para que el grupo local operara este programa gubernamental. El
conocimiento local era sometido al canon del grupo dominante, por lo que el
dialogo de saberes entre locales y gobierno involucraba una asimetría
constitutiva.
En este mismo sentido un colaborador Conabio, quien dirigió diversas
capacitaciones sobre monitoreo comunitario de aves, nos dice: “sonará a una
palabra muy fuerte, pero es legítimo lo que ellos generan, en el sentido a lo mejor,
si lo quieres ver así, sí, nosotros lo avalábamos” (colaborador de Conabio,
septiembre, 2016).
Y continúa…

118
-porque a veces nos decían, es que vi tal especie, a lo mejor esa
especie no estaba registrada en el sitio, entonces de repente como
que te quedas en la duda: ¿era o no era?, pero a veces llegaban
hasta tomar fotografía, tomar video o podrían hacer una descripción
del animal, hasta tal punto tú: -pues es que sí-, y a lo mejor eso no
se sabía, pero de acuerdo a como están describiendo y la forma en
cómo han desempeñado el trabajo los monitores, digamos que es
un conocimiento acertado (colaborador de Conabio, septiembre,
2016).
Parte de ésta asertividad que el biólogo nos refiere, tiene que ver con la
manera en que el grupo local asumía como propio el valor de la honestidad, como
un conducto para ganar la confianza de las instituciones gubernamentales, por un
lado, y por otro, para promover habilidades de posicionamiento del grupo dentro del
ámbito conservador de las aves.
Desde mi primera incursión en la observación de aves con la brigada
milpaltense, al entregar mi reporte del día el coordinador de la brigada fue enfático
conmigo: “sólo di las aves que viste, sin inventar” 109. Entendí que era una regla no
escrita, pero que implicaba la credibilidad tanto mía, como la del grupo que al tener
contacto con instituciones gubernamentales o locales, buscaba cuidar ese estatus
ligado con la veracidad y honestidad. Siguiendo con la perspectiva del colaborador
de Conabio:
-la cuestión que dices de legitimar, te das cuenta de acuerdo como
ves a la persona. Yo he visto el proceso de varios monitores en
donde identifican tres especies y ahora hablo con ellos y te
identifican cien, entonces sé qué habilidades tienen unos y qué
habilidades tienen otros, quiénes son más minuciosos en sus
observaciones. Entonces cuando determinado monitor me dice: -es
que yo vi tal-, pues de acuerdo a la experiencia que tengo con él
digo: -es que sí es porque sabe diferenciar las especies que son
parecidas-, porque el monitor salió a Michoacán y vio a la otra
especie y ya la conoce. Digamos que uno también se da cuenta de
las habilidades de identificación con base en la propia experiencia
con los monitores (colaborador de Conabio, septiembre, 2016).
El testimonio anterior nos habla de que el biólogo especialista en aves
cumplía la función de un validador que mide las cualidades de un monitor en la
identificación científica de aves y que implicaban el uso constante de la guía que

109 (nota de campo junio 2016).

119
indica que el monitor coteje o no, lo que está observando a través de los
binoculares. Es decir, para que el conocimiento producido por el brigadista tuviera
estatus de cientificidad el supervisor debía someterlo a todas las pruebas
requeridas.
Cabe señalar que en las diferentes guías con que se contaba para corroborar
la veracidad de la identidad de un ave vista por la brigada, hubo ocasiones donde
no se lograba un convencimiento total para asegurar si se trataba de una especie
y no otra. La razón radicaba en que las ilustraciones de las aves de las guías, a
veces no correspondían con lo que se observaba110. Así que sólo quedaba la opción
de comparar el ave vista con la que más se pareciera en la guía, lo que nos dice
que este instrumento de validación no era funcional.

Brigadistas cotejando una guía de aves. Foto: Manuel Manzano septiembre 2016

La brigada detectó que el plumaje de las aves cambia conforme a su edad y


este detalle no es fácilmente cotejable en una guía. De ahí la necesidad de que la

110La rigurosidad científica requerida para validar en este caso Conabio, se ciñe al campo de lo estrictamente
visual y algunas veces el auditivo,-cuando se cuenta con esa capacidad-, de ahí el uso forzoso de las guías,
aunque estas no correspondieran en ocasiones con la realidad. En mi caso particular, el que fungió como mi
guía local y maestro en el monitoreo de aves combinaba ambas aptitudes, auditiva y visual, siendo la primera
más cómoda para él, por lo que pude observar.

120
brigada deseara hacer una guía local pero con registros fotográficos de mayor
fidelidad que la de los dibujos de las guías.
La validación científica a través de una estandarizada metodología no toma
en cuenta otros tipos de identificación locales de las aves, uno de ellos es el uso de
nombres locales, tales como zacapit, tortilla con chile, Picapalo; mismos poco a
poco la brigada dejó de usar. Esta forma de validación involucró un proceso de
supresión–eliminación de la cultura propia, vía el condicionamiento indirecto (Bonfil,
1988: 16).
Al tocar el punto sobre los nombres locales de las aves frente a los nombres
científicos, un colaborador de Conabio nos mencionó que él no estaba de acuerdo
con que los nombres científicos desplazaran a los locales. Enfatizó en que debían
mantenerse las formas locales o tradicionales de nombrar a las aves. Sin embargo,
comentó, que en su recorrido por varios lugares del país se había encontrado con
personas nativas que demeritaban los nombres locales, ya fueran en su lengua o
en español, y tomaban como verdaderos los nombres científicos. Ante esto, él
sugería a las personas que no dejaran de usar los nombres propios de las aves, ya
que formaba parte de su tradición y cultura.111
Si bien la intención del biólogo era aparentemente buena al sugerir que no se
perdiera el uso de los nombres locales de las aves, existe un proceso histórico de
imposición de la nomenclatura científica sobre el conocimiento de la naturaleza que
formó parte de un proyecto de la Corona Española aplicado en sus colonias para
capitalizarse económicamente (Castro-Gómez, 2011: 345). Después se
implementó vía el Estado moderno y lleva muchos años practicándose por medio
de la educación formal en nuestro país. De ahí que al llegar a cierto lugar que se
piensa como tradicional uno se encuentre con contextos como el descrito por el
biólogo. Por lo tanto, sugerimos que los proyectos gubernamentales en los que se
incluyen los programas de monitoreo forman parte de esa imposición hegemónica
de la ciencia sobre las distintas formas locales de construcción del conocimiento y
maneras de nombrar la vida.

111 (Comunicación personal oct 2016).

121
Sin embargo, el que ciertas personas sigan usando nombres propios en lo
cotidiano, no en la relación ocasional con biólogos, es algo sintomático y habla de
que la normalización científica no ha desplazado por completo las formas propias
que la gente usa para nombrar a sus plantas, sus animales, etc. Formas estas, que
nos hablan de un vínculo o identificación con ellas y que puede ser tan variadas y
aparentemente arbitrarias que resultan un problema para la necesidad Estatal de
pretender mantener un control científico y unívoco sobre la pluralidad cultural
todavía existente.

5.1 Aportes comunitarios a la ciencia dominante y los conflictos


en su validación

Viene alguna institución o grupo y dices,


¡ay! vi a esta especie y terminas
emocionándote por lo que estás haciendo,
terminas con una alegría, terminas
enseñando a otras gentes, terminas
transmitiendo conocimiento…
Brigadista

En este apartado hablamos sobre algunos de los aportes al conocimiento científico


que la brigada local ha realizado en el programa de monitoreo y que han sido
validados por Conabio, así como de reflexiones al respecto. Un colaborador de
Conabio nos dice:
-¿Han aportado conocimiento que no se tenía registrado y se ha
producido ahí?
-Sí, específicamente de las aves, por ejemplo han habido algunos
registros, por parte de miembros de la brigada, de especies que por
ejemplo no se habían registrado desde hace mucho en la zona o que
ni siquiera estaban contempladas para la zona. Se podía hablar hasta
de la ampliación de los bichos tanto a nivel nacional como a nivel local.
-¿Y recuerdas como qué especies?
-Por ejemplo algunos correcaminos, el xeocoxis, de entrada es una
especie rara para el Distrito Federal, hay otro que también es muy
raro, sólo se tenía registro para el Desierto de los Leones, el leogolius
zacadicus, es un tecolotito y ellos también lo registraron por allá, hay
un chipe que es muy raro en el D.F. y también ellos lo han registrado,
la cetofaga grace, ese también (colaborador de Conabio, septiembre
2016).

122
Platicando con los monitores en torno a este tema, mencionan que fue por medio
del envió de varias fotos de estas especies a la gente de Conabio que los brigadistas
lograron registrar especies de las cuales no se tenía conocimiento en la localidad. Los
científicos primero actuaron con cierta incredulidad, pero a medida que la brigada
entregaba imágenes más claras de las especies no tuvieron duda de que se trataba de
nuevos hallazgos. Así fue como la brigada milpaltense logró el aval de la Conabio, un
motivo de orgullo para la brigada. No obstante, cabe la reflexión:
-Si a pesar de las fotos que para ustedes eran evidencia de que se
trataba del correcaminos, los de Conabio hubieran dicho que no lo
era, ¿que hubieran hecho?
-Yo creo que si no nos hubiera creído la Conabio hubiéramos dejado
de trabajar con ellos, yo creo que tiene que ver con la confianza, si
ellos no tienen la capacidad de entender a las comunidades, no sé
para que trabajan con ellas… (Brigadista, octubre de 2016).
El conocimiento, producto del trabajo en el monte es un factor fundamental
para la producción de datos científicos que, sin embargo, no es reconocido. Para la
Conabio lo importante es la evidencia fotográfica, no la forma y el esfuerzo
empeñado en que se produjo. Es decir, la fotografía como evidencia científica,
como dato, adquiere un valor por sobre el trabajo de las personas.
En otras palabras, los registros de especies obtenidos por la brigada y que
avala Conabio, podrían ser la materia prima para posteriores investigaciones
biológicas. Hablando en términos de producción científica, la obtención de datos
por parte de la brigada vendría siendo la maquila de información de quien, en el
ámbito científico, los usa para hacerlos ver como productos en forma de papers,
exposiciones, promociones en redes sociales, etc. Algunos miembros de la brigada
buscan hacer propios estos productos pero a falta de las condiciones necesarias
para lograrlo buscan vincularse con personajes del ámbito científico para ser
reconocidos.
Observamos que existe una necesidad de reconocimiento a través del
discurso científico, por lo tanto, se apela al aval de quien ostenta ese discurso. Esta
necesidad, tiene sin embargo, es producto de una relación histórica de
discriminación tanto en su relación con agentes externos a la comunidad como
dentro de ella:

123
-¿Por qué necesitan que alguien de afuera -en este caso Conabio- les
dé crédito a eso que hacen?
-Porque no hay aún confianza en las comunidades y creo que ese es
el reto de este proyecto, romper con ese paradigma de que las
comunidades no pueden generar información científica y, yo creo, que
el reto es que demostremos que sí podemos y que puede ser
información mucho mejor que las universidades o cualquier institución
científica (brigadista, octubre, 2016).
Un ejemplo de lo referido por el brigadista lo ilustra la siguiente escena: en una
ocasión en los pastizales milpaltenses, tras la petición de apoyo económico de un
brigadista para la realización de una guía de aves local que incluyera información
novedosa obtenida por la brigada y que fuera destinada a fines educativos, como
una manera de contribuir a la educación ambiental local, una funcionaria
identificada como cercana a la titular de la Sedema se limitó a cuestionar: -¿y quién
les validará la información de esta guía?112
En este sentido, un profesor de la UNAM, colaborador de la brigada, identifica
ciertos prejuicios existentes entre algunos que se dedican a hacer ciencia y niegan
la capacidad de producción de datos científicos a personas que no forman parte su
ámbito:
-no necesitas tener un título para decir que viste tal cosa y menos
porque tienes evidencia […] Esa es mi visión, pero si tú encontraras a
otros profesores te van a decir que no, que tiene que ser bajo ciertos
criterios, ya vas a encontrar varias caras de la moneda, es como de
alguna manera llamarlo validación de la ciencia, qué tan válido sería
que lo haga un certificado o que tan válido sería que lo haga un
campesino…Así de plano las dos caras de la moneda. Es igual de
valido, la especie sigue estando ahí, ¿no? (biólogo, septiembre,
2016).
Lo anterior nos habla por un lado de un tipo de práctica académica que lejos
de ser rigurosa o apegarse a lo estrictamente científico, termina por ejercer un
control de autoridad e intersubjetividad, incluidos los conocimientos, como aspectos
insertos en la colonialidad del saber (Quijano, 2000, citado en Yehia, 2007: 97). En
otras palabras, la imposibilidad e inhabilitación de poder usar las herramientas que
la Modernidad ofrece, como es el método científico, para hacer ciencia en algunos

112 (Nota de campo: junio 2016).

124
casos está atravesada por criterios arbitrarios que denotan prejuicios sociales,
raciales, étnicos y de clase. Mismos que nos dejan ver el miedo que implica
reconocer y validar el conocimiento del otro, del diferente.
El testimonio del biólogo también nos indicá una crítica hacia la persistencia
de actitudes, dentro del ámbito académico, que no permite un flujo justo y equitativo
entre conocimientos locales y científicos que al fin de cuentas sería benéfico para
todos:
-¿Y tú crees que si a ellos [brigada de monitoreo] les interesara hacer
un artículo académico pudiera haber un conflicto con los académicos
porque las comunidades están haciendo algo que pudiera pensarse
solo es campo de ellos?
-Sí, sí existe ese conflicto. Depende mucho de los investigadores
como de la formación de la propia personalidad, pero sí, sí me ha
tocado desde gente, propios investigadores que me dicen, tú como
confías en los datos que te están dando, ellos no son biólogos, no
tuvieron la formación, como sabes que lo que te están reportando es
veraz, sí me han tocado esas posturas y de repente yo si he entrado
como en choque. Ósea hay veces que la gente de campo te aporta
información un poquito más precisa que los profesionales.
Simplemente el profesional no vive donde la gente está observando
los bichos y no tiene como este contacto a nivel local. Sí pues, a ese
profesional se le suben los humos o simplemente menosprecia el
conocimiento local y a veces como que creen que ellos ya están
formados en la materia son los que van a generar los datos únicos,
verdaderos o más confiables. Pero te repito, no siempre pasa y más
en esto de la observación de aves.
-¿Cuando a ti te dicen los científicos que cómo confías en esos datos
que te están dando tú que respondes?
-No, pues a veces entramos como en dimes y diretes, que cada quién
se quede con su postura y listo. Es difícil convencer al otro, porque igual
entre los mismos biólogos no se cree lo que está observando el otro,
teniendo o no el grado, ahora no tienes el grado, entras como en
conflictos. La observación de aves a veces es así (colaborador de
Conabio, agosto, 2016).
Es ilustrativo este testimonio no solo de la falta de confianza existente entre
algunos académicos respecto al conocimiento producido en lo local, sino también
en lo producido por ellos mismos. Un rasgo que nos habla de una competencia
académica cerrada por el status, la autoridad científica y también el poder en donde
el conocimiento producido por personas no certificadas como especialistas no tiene
cabida. Un brigadista nos dice:-

125
-Creo que a nivel nacional las comunidades estamos quedando fuera
y hay un conocimiento tan grande, tan enorme que tienen las
comunidades y yo te lo explico por experiencia propia, yo siendo
especialista [forestal] cuando llego a las comunidades, llego buscando
su conocimiento y me agarro de él y me lo aprovecho, yo hago mi
chamba y me voy, pero el reconocimiento del lugar, incluso hasta de
protección de qué fauna hay, incluso ellos lo conocen y cualquier
técnico, cualquier científico se aprovecha de ese conocimiento, pero
jamás lo plasma en la comunidad. Y entonces sigue sin haber
credibilidad. Creo que debe haber un acompañamiento entre
universidades y comunidad donde se empiece a respetar ese
conocimiento
-¿Y por qué crees que no se da ese respeto, esa credibilidad?
-Porque no lo exigen las comunidades, como no estamos tan metidos
en eso, nos da igual, ni nos viene ni nos va.
-¿Crees que sea casualidad que no se les reconozca?
-Eso tendrías que preguntárselo a ellos (Academia, Instituciones
Gubernamentales, etc.)
-¿Tú, por qué crees?
Monitor 1: -Yo creo que es por vanidad…
Monitor 2: -No, yo creo que hay falta de valores, creen que porque
están mugrosos no tienen un valor.
-¿Podríamos llamar a eso discriminación?
Monitor 2: -Creo que sí, sí es discriminación
(Brigadistas, octubre, 2016).
En cuanto a la discriminación y falta de reconocimiento dentro de las
comunidades se puede incluir el obstáculo experimentado por autoridades locales
que al no estar convencidas del conocimiento científico generado por grupos
comunitarios pueden cerrar la vía para el acceso a recursos económicos
provenientes de instituciones gubernamentales. Lo que a veces provoca un clima
de incertidumbre, resentimiento y preocupación para quienes sus familias
dependen primordialmente de dichos recursos. El proceder de las autoridades
locales también puede ser producto de su desinterés en los temas y problemáticas
que atañen el uso y conservación de los montes y de rivalidades políticas con
grupos locales. De ahí que la importancia de la validación científica por grupos
externos a la comunidad sea una estrategia política de defensa ante una situación
adversa en el ámbito comunitario.
En este sentido, desde la mirada de los locales, el reconocimiento que hace
la institución ha sido parte de su propio trabajo. No obstante, algunos brigadistas

126
refieren una relación armónica, incluso de amistad, con la Conabio, creen que eso
les facilita el trabajo, a diferencia de otras instituciones que no reconocen sus
aciertos:
-Hay gente que es totalmente de institución que te va diciendo no en
esto, no en lo otro, pero hay gente que es de institución, pero que
busca hacer amistad con las comunidades113 y entonces facilita, en
este caso, la gente de Conabio nos han facilitado […] después que
nosotros hemos demostrado con trabajo114, en este momento si
nosotros decimos es esto, lo aprueban (brigadista, octubre de 2016).
Parece ser que la amistad que percibían los brigadistas con la Conabio fue un
elemento esencial en las aportaciones de conocimiento científico del grupo, ya que
en distintas ocasiones se hacía referencia al trato amistoso que habían mostrado
algunos integrantes de la institución. Los mismos brigadistas dicen que este tipo de
relación facilitaba su trabajo y por ende la validación de sus aportaciones. La
institución gubernamental les dotaba de varios instrumentos para sus trabajos y
expresamente les reconocía sus aportaciones dentro del ámbito del monitoreo a
nivel nacional en eventos especialmente organizados para estos fines.

113 En este sentido, hablamos de relaciones que van más allá de lo laboral estricto, convirtiéndose en vínculos
de amistad y lealtad. Digamos que es un ámbito donde se puede negociar hasta cierto punto y no es para
siempre.
114 Cuando se habla del trabajo, me atrevo decir que es una de las maneras en que la brigada construye

conocimiento. Es decir, los datos que se obtienen ya sea de las especies prioritarias u otras más que se han
ido encontrando en el camino, son gracias a este esfuerzo cotidiano, -no sólo de ahora sino de años atrás-, de
desplazarse por el territorio, de laborar en él, ya sea como brigadistas forestales o haciendo libre pastoreo y
recolección de algunos productos del bosque. Y, donde han desarrollado un amplio sentido de observación y
que a la vez se retroalimenta con otras personas, vecinas o conocidas de los brigadistas. En este sentido, lo
que Conabio avala –con ciertas reticencias-, sólo es un tipo de producto valido para cierto discurso científico,
fotografías. Fotografías de especies no reportadas por quien colabora con las beses de datos de Conabio. La
hechura de estas fotos han sido logradas por un brigadista que al principio le tenía miedo a la cámara
fotográfica, una cámara, cabe resaltar, no profesional, y a medida que fue venciendo este obstáculo poco a
poco se apropió de esta tecnología. Logrando fotografías que para quien se dice profesional le hubiera
resultado imposible. Un factor que aventaja a la brigada, es su desplazamiento cotidiano por los montes
milpaltenses. Desplazamiento, reitero, por haber laborado en diversos programas gubernamentales así como
el su labor en la ganadería y recolección de productos maderables y no maderables. En otras palabras, los
registros de especies obtenidos por la brigada y que avala Conabio, son la materia prima para posteriores
investigaciones biológicas. Hablando en términos de producción científica, la obtención de datos por parte de
la brigada, vendría siendo la maquila de información de quien construye y entrega estos productos llamados
datos, a quien los avala (Conabio). Posteriormente esta instancia los convertirá en productos científicos
(artículos, papers, exposiciones, promociones en redes sociales, etc). Productos estos últimos que algunos
miembros de la brigada buscan hacer propios.

127
5.2 En los límites del conocimiento científico y el diálogo de
saberes

Aunado a esta discriminación y falta de reconocimiento, incluimos a lo que para el


ámbito científico y fuera de este, puede parecer una creencia, una leyenda, o una
fantasía de la imaginación. Hablo de conocimientos locales invalidados y
desdeñados por la ciencia. Al respecto un brigadista menciona:
-¿Cómo podemos hacer que crean en nosotros y en las comunidades
en general? De pronto cuando platicas que hay nahual pues nadie te
cree, no existe, nadie lo ha visto, se lo inventan las comunidades y no
hay forma de probarlo, entonces queda como un mito y queda que
tenemos creencias y que tenemos cosas que no pueden ser
comprobables (brigadista, octubre, 2016).
El primer testimonio que recibí sobre el nahual fue de parte de un brigadista
de no más de quince años, un indicador de que el nahualismo sigue vigente y no
es una cosa de viejos, quien con cierta desconfianza observaba mi reacción por lo
que me estaba confiando. En este y otros relatos referentes al nahual se respiraba
un ambiente que yo describiría como tenso. Es decir, la seriedad con la que relataba
el testimonio era patente. Por serio115 me refiero a las implicaciones locales de lo
que para nuestra lógica occidental puede entrar en lo irreal, en este caso humanos
que se convierten en animales u otro tipo de seres. Esta idea es inconcebible para
un tipo de racionalidad que relaciona con o mágico la confluencia de animales y
humanos en un mismo ser. Esta concepción del mundo dividido entre lo natural y
lo humano niega la posibilidad de que una persona tenga conocimiento y poder
para transformarse en animal, planta, piedra, etc. Esta negación es fundamento de
un estatus científico en el momento de describir y dar nombre a la infinidad de
especies –incluyendo a la humana- que existen en lo que conocemos como mundo.
Esta persistencia aceptar al nahual como parte de la cotidianidad milpaltense y de

115Por lo tanto, estamos con lo que el antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro, cuando índica: “la
antropología es la ciencia que enseña a uno cómo llevar el pensamiento del otro a serio.” Eduardo, Viveiros
de Castro. Llevar a serio…Contra el infierno metafísico de la antropología. (2014) Entrevista realizada por
Alejandro Fujiyaki, Isabel Ramírez y Denisse Salazar. Revista del Instituto de Investigaciones Antropológicas,
UNAM. Dirección electrónica: Revisada junio 2017

128
otros pueblos, se presenta como un retroceso de aquello que se supone es el
fundamento científico.
En este sentido, César Carrillo Trueba, nos habla de cómo opera el
pensamiento racional Occidental al funcionar como un código valorativo y moral
para designar lo que es, o no racional:
La objetividad sobre la que pretende establecer su predominio la
ciencia se basa en la separación que efectúa entre naturaleza y
sociedad, entre sujeto y objeto, entre la imagen que construye del
mundo y el contexto social en que esto ocurre, como si no estuviera
inserta en una cosmovisión precisa – su supuesta neutralidad, lejos
de ideología, política, moral y demás – y otras tantas separaciones
que ha efectuado a lo largo de la historia y mantiene día con día.
Desde esta altura establece sus relaciones con las demás formas
de conocimiento que han existido y existen en nuestros días,
confinándolas en la categoría de creencia, empirismo o
superstición (Carrillo, 2013: 104).
Hasta este momento diversos testimonios nos han hablado del modo en que
se valida el conocimiento (caso Conabio), también de la manera en que la
validación es un campo de disputa inter académica e inter comunitaria, una lucha
de fuerzas por apropiarse del conocimiento y por ende del poder y del territorio en
que se desarrolla dicho conocimiento. Un lugar donde también existe la
discriminación, el miedo o prejuicio al otro que cuenta con información más cercana
o local, más fidedigna, pero que no tiene el estatus académico-científico.

129
Conclusiones

Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la
pavura.
Silvio Rodríguez.

130
En la parte inicial de este estudio, abordamos algunos aspectos que dan cuenta del
vínculo histórico que los pobladores de Milpa Alta han tenido con sus montes y que
dan cuenta de la matriz cultural en tanto “representaciones colectivas que
conformen una visión particular del mundo […] ligada a ciertas experiencias, a una
praxis social específica” (Bonfil, 1988: 18). Esto nos ha permitido observar un
variado despliegue de conocimientos y prácticas culturales que, con el
advenimiento de las disposiciones gubernamentales conservacionistas sobre el
territorio, fueron transformadas. En este escenario actores locales negociaron la
forma en que se territorializaban las políticas públicas y se procuraba el
mantenimiento del régimen de propiedad en los pueblos para preservar los vínculos
con el territorio influyendo así en, las decisiones ajenas a la comunidad (Bonfil,
1988: 13). De esta forma, hemos intentado explicar las estrategias de control
cultural que han desarrollado históricamente los distintos grupos implicados en este
proceso.
En este sentido observamos que desde el siglo XIX las instituciones
gubernamentales encargadas de conservar los recursos naturales de México han
pretendido implementar una ideología liberal-conservacionista traída de Europa por
Miguel Ángel de Quevedo. Este proceso ha derivado en una confrontación de
perspectivas de conservación entre los grupos locales y los gubernamentales. Así,
la relación autónoma que los pobladores tenían con sus montes pasó a ser
criminalizada por disposiciones oficiales como la veda forestal emitida en 1947. No
obstante, como parte de la resistencia y ante el limitado número de opciones
derivado de la imposición de políticas externas los pobladores idearon la forma,
aunque en calidad de clandestina, de mantener la relación con su territorio (Bonfil,
1988:13) implicando con ello una transformación cultural.
Un ejemplo de esto fue durante el Zapatismo y la lucha comunal por el
territorio contra la Papelera Peña-Pobre donde el despliegue de conocimientos de
todo tipo fue de vital importancia para conservar una forma y visión de vida que
hicieron posible seguir manteniendo el vínculo de los pobladores con sus montes a
pesar de las proyecciones oficiales. Esta relación, en algunos casos, los ha llevado
a crear y conservar una ética de consumo forestal que tiene como principio el

131
respeto del ciclo vital del bosque que implica la intervención de los pobladores a
manera de saneamiento. Algo que dista de los ordenamientos institucionales al
prohibir y criminalizar el consumo forestal, provocando que el bosque entre en
procesos de vulnerabilidad ante plagas e incendios.
Situando el diálogo de saberes
Como parte de los efectos de las disposiciones Neoliberales que debilitaron la
estructura campesina y ganadera local, actualmente los pobladores de San Pablo
gestionan programas gubernamentales de conservación y monitoreo de
biodiversidad, que por un lado les otorgan un empleo –aunque precario- y por otro
les permiten continuar el vínculo cotidiano con sus montes, así como con otras
comunidades donde se han desarrollado programas similares.
En el desempeño de estos programas se ha implicado el conocimiento de
prácticas que previamente han realizado los brigadistas y que los han posicionado
como personas de saber no sólo ante compañeros de la región sino ante agentes
gubernamentales. Así mismo los programas les permiten recibir un salario por
desempeñar labores que en un principio no formaban parte de estos y que sin
embargo realizaban y siguen realizando porque consideran importantes para la
conservación del bosque. Esto nos habla de una cultura autónoma (Bonfil, 1988: 7)
en el sentido de que se decide sobre la producción y conservación de elementos
culturales propios. Es decir, se habla de acciones que los locales realizan con o sin
retribución económica o consenso de los programas de gobierno.
Además ahora han podido construir un vínculo más complejo con la vida de
los aminales que monitorean. Conjuntamente el programa de monitoreo de
especies en riesgo les ha posibilitado un mayor acceso a otros conocimientos por
medio del contacto con especialistas que les han compartido sus saberes. Esta
ampliación de sus conocimientos les permite hacer elaboraciones más sistemáticas
de las relaciones del monte con los intereses de otros agentes internos y externos
y, en esa medida, podrían tener más control de los conocimientos que ahí se
producen. Así mismo, pueden darse cuenta de lo engañosas que son algunas
prácticas de diversos programas gubernamentales que oficialmente tienen como
objetivo la conservación del bosque pero que en el fondo responde a intereses

132
mercantiles tales como: La venta masiva de árboles con poca o nula posibilidad de
sobrevivencia o la elaboración de tinas ciegas que aparentemente servirían para
retener humedad pero que son innecesarias debido a que las características del
suelo ayudan a realizar ese proceso. Aunado a esto, la hechura de tinas ciegas
favorece la erosión del suelo y ha provocado accidentes a quienes que transitan en
la zona. Sin embargo la precariedad económica orilla a los pobladores a insertarse
en la lógica laboral de dichos programas. Este proceso nos da cuenta de lo que
Bonfil (1988: 8) llama cultura enajenada ya que la fuerza de trabajo, a pesar de ser
un elemento cultural propio, queda al servicio de decisiones ajenas.
Otro aspecto importante a señalar es que al interior del grupo los
aprendizajes, saberes y prácticas sobre la conservación no son homogéneos y que
las posturas ideológicas derivadas de ello pueden ser motivo de fricciones lo que
demuestra que los miembros de un grupo “tienen con frecuencia ideas y
percepciones que pueden ser muy diferentes y en cierto nivel hasta opuestas y
contradictorias (Bonfil: 1988: 20). Este hecho nos sugiere que la política
hegemónica conservacionista no es asumida de manera uniforme. Esto no implica
que desde lo local se reconozcan y desplieguen saberes científicos que han llegado
con la implementación -in situ- de programas de conservación, donde dichos
conocimientos se legitiman, o no, al ser confrontados en campo.
En el caso de los agentes gubernamentales, tenemos que los programas les
permiten territorializarse como institución ya que sin el acceso que les da la
comunidad su encomienda gubernamental como parte del Estado no se podría
cumplir. En este proceso los agentes gubernamentales buscan imponer a los
pobladores códigos y formas de vincularse con la naturaleza acordes con la visión
racionalista y cientificista. Esto con el fin de mantener el control de la validación del
conocimiento local y desdeñar lo que a su criterio no alcanza el status de verdadero
por no ser científico.
También encontramos que existe debate en el ámbito científico sobre el
reconocer o no, la producción científica de los brigadistas. Es decir, existe cierta
resistencia para aceptar que personas no certificadas, que operan con los mismos
estándares científicos de los académicos, pueden aportar información confiable. Lo

133
que nos habla de que en el proceso de validación la rigurosidad científica que
pensamos debiera prevalecer en el actuar de los acreditados, se entreteje con
diversos miedos y prejuicios que terminan por definir lo que es y no es el saber
científico.
Estas dos perspectivas relacionadas con el despliegue, construcción, imposición y
legitimación de conocimientos a partir de los programas gubernamentales que
acabamos de mostrar de manera separada, y sólo con fines analíticos, parecieran
no tener un gran conflicto. Sin embrago son producto de una relación que ha
implicado fricciones. Un ejemplo de ello es el despliegue simbólico del poder, donde
en un principio las formas de vestir, de hablar y de manejar implementos científicos-
tecnológicos de los agentes gubernamentales llegaron a ser intimidatorias porque
eran asociados a un saber que los pobladores no tenían y que además les parecían
distantes o ajenos. Sin embargo la relación de los grupos locales con dichos
implementos fue cambiando y aprendieron a usarlos y combinarlos con su propio
conocimiento en distintos momentos; no sólo en la relación local-gubernamental,
sino también al interno comunitario. En síntesis, al cambiar las representaciones
simbólicas que se tienen de determinados objetos o prácticas se les puede
apropiar, a manera de innovación, con objeto de ejercer la lucha por el control
cultural (Bonfil, 1988: 15).
Esta forma de innovación además de servir para legitimarse ante los agentes
gubernamentales, ya que conlleva el manejo del repertorio científico, sirve para
posicionarse políticamente ante grupos aliados y rivales locales. El hecho de que
una institución reconozca validez al conocimiento producido a partir de la puesta en
práctica de programas de conservación y monitoreo, hace aparecer al grupo local
dentro de un entramado de relaciones de poder que rebasan el ámbito comunitario
y lo aleja de la vulnerabilidad laboral ocasionada por intereses particulares de
grupos locales.
No podemos leer este hecho como parte de una concesión favorable de
algunos miembros de las instituciones de gobierno hacia el saber de los brigadistas
locales, ya que debemos tener presente que el accionar de los agentes

134
institucionales responde a una agenda gubernamental en materia de conservación
ambiental. Al respecto Navarrete nos refiere:
No debemos pasar por alto la existencia de grupos diferentes en el
seno de la sociedad de actores con intereses diversos e incluso
contradictorios y tampoco la capacidad de injerencia efectiva de los
actores “externos” en las dinámicas internas de cada grupo. En suma,
el control cultural debe ser comprendido como un resultado de las
acciones y estrategias de diferentes agentes del cambio cultural
(Navarrete, 2015: 56).
En este ejercicio de visualizar las estrategias en relación al control cultural,
unos de los actores en cuestión, las instituciones gubernamentales locales y
nacionales nos muestran su interés actual a través de diversos documentos
oficiales en el conocimiento local-tradicional. Hablo de la fase preliminar de la
Estrategia y Plan de Acción (2016) para la Conservación y el Uso Sustentable de
la Biodiversidad de la Ciudad de México116, así como de la Estrategia Nacional
sobre Biodiversidad de México y Plan de Acción 2016-2030.117 Donde en ambas
estrategias se presenta como eje principal el conocimiento científico alimentado por
el conocimiento tradicional. Estas directrices se suman a las que Conabio en
conjunto con agencias internacionales están llevando a cabo en la actualidad.118 Al
respecto no posemos soslayar que los proyectos gubernamentales se insertan en
el contexto político mundial y nacional del neoliberalismo. Una prueba de ello es
la aprobación de la Ley General en materia de Biodiversidad donde se “instaura
una nueva plataforma de privatización de la biodiversidad: legaliza la venta y
patentamiento de conocimientos tradicionales, indígenas y campesinos” (Ribeiro,
2017).

116

http://www.cms.sedema.cdmx.gob.mx/storage/app/media/ECB%20CDMX%20Periodo%20de%20opinion.pdf
Revisado en agosto 2017.
117 http://www.biodiversidad.gob.mx/pais/pdf/ENBIOMEX_baja.pdf Revisado agosto 2017.
118 Programa de Cooperación México-Alemania: Gobernanza de la Biodiversidad. Participación Justa y
Equitativa de los Beneficios que se Deriven del Uso y el Manejo de la diversidad biológica (ABS).
http://conabio.gob.mx/web/pdf/mejores_practicas_maguey.pdf Revisado agosto 2017.

135
En este tenor, si bien la propuesta teórica de Bonfil (1988) nos ha permitido
ubicar, analizar y describir de forma empírica, diversos procesos definitorios en
torno a lo propio y lo ajeno en lo respectivo al conocimiento de los pobladores y
brigadistas en relación con agentes de instituciones gubernamentales, -y donde
hemos podido observar una dinámica relacional compuesta por; apropiaciones,
imposiciones y negociaciones, factores estos últimos que nos hablan de un saber
en constante transformación- advertimos que este conocimiento no se constriñe a
ser un elemento más del patrimonio cultural heredado y formar parte del “inventario
de los recursos propios capaces de asegurar la permanencia histórica del grupo”
(Bonfil,1988: 11).

Es decir, observamos que ubicar al conocimiento como elemento patrimonial es un


ejercicio de enajenación que puede responder a diversos fines en escenarios
específicos. En nuestros hallazgos en campo observamos que existe el uso y
manejo de discursos ajenos a los pobladores, donde podemos hablar de procesos
de imposición y luego apropiación. Sin embargo también en encontramos una
movilización de discursos locales como por ejemplo, la humanización del bosque.
Un discurso éste que encontramos pertinente, operable y autónomo al momento de
indagar sobre las distintas prácticas y saberes para la conservación de su territorio
y que se liga a los vínculos comunitarios que los pobladores han construido con
este propósito.

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