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Actitudes ante la venida del Señor:

Del libro de Isaías:


“Así habla el Señor: ¿No falta poco, muy poco tiempo, para el Líbano se vuelva un vergel y el vergel
aparezca un bosque? Aquél día, los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán, libres
de tinieblas y oscuridad. Los humildes se alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se
regocijaran en el Santo de Israel. Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán
extirpados los que acechan para hacer el mal, los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que
tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo. Por eso, así habla el
Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: En adelante, Jacob no se avergonzará ni se
pondrá pálido su rostro. Porque, lo que hago en medio de él, proclamaran que mi Nombre es santo,
proclamaran santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los espíritus extraviados llegarán a
entender y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza”. (Is 29, 17-24)

En estos días el panorama urbano se transforma con los arreglos navideños de las calles y las casas;
un ambiente sabroso se comienza a sentir.
La navidad que se aproxima nos regala un hermoso espectáculo para la vista y nos alegra el corazón. El
profeta Isaías nos da una pista para que busquemos, comprendamos y participemos en una transformación
más profunda obrada por Dios. Para ellos no enseña a ver el mundo con los ojos de Dios.
Con frecuencia tendemos a desesperarnos porque no vemos realizados nuestros sueños. Pues bien, el
profeta le inculca a su pueblo la certeza de Dios y lo enseña a alimentar su esperanza con la observación de
los signos que hay en la historia, a los cuales a veces no le ponemos atención.

Entonces podemos esperar la llegada del Niño-Dios, con dos actitudes:

1ª) Como nos la presenta el profeta Isaías: Trabajando firmemente por la verdad, la paz la justicia,
comenzando por nuestras propias familias, con la confianza absoluta que las promesas de nuestro Dios son
verdaderas y se cumplen, o
2ª) Como nos la presenta el mundo: Fijémonos en el mecanismo de nuestras sociedades. Cuando llega
Navidad la gente empieza a recibir, cada vez con más frecuencia, una serie de catálogos de tiendas en los
que se explica todo lo que uno puede comprar. Ya no aparecen belenes, aunque sí el Viejo Pascuero, porque
es el que trae los regalos y después vienen otras fechas en el año, día de la madre, del padre, los
enamorados, de los ancianos, etc., etc., con lo cual los regalos se multiplican infinitamente.
Y resulta que, lo que a la gente le llega como anuncio de Navidad, no es el nacimiento del Niño sino
catálogos para poder comprar. Y si a alguien se le ocurre, al llegar las Navidades, no entrar en esta dinámica
y no regalar nada a la familia, al que te hizo un favor, al vecino... queda absolutamente mal y se convierte
en un proscrito desde el punto de vista social. Se ha conseguido con esto que todos los rituales estén
mediatizados por regalos y que la gente consuma.
Entonces cómo vivir éste acontecimiento desde nuestra espiritualidad Lasallana: Somos una
Comunidad de Fe, no somos un grupo de “elegidos” que desean presentarse como mejores que los demás.
Somos una agrupación de personas que intentamos ser fieles a la visión de la realidad que nos inspira San
Juan Bautista De La Salle. Este sentido de comunidad de fe debería percibirse con más fuerza en
acontecimientos particulares que vinculan en la fe a sus miembros más estrechamente.

Preguntas para ayudar a la reflexión.-


1.- Mirando todo lo que falta por hacer para que esta sociedad sea lo que Dios y nosotros soñamos, ¿tengo la
paciencia del que sabe esperar y la fe del que sabe ver a fondo?.
2.- A partir de la profecía de Isaías, ¿de qué necesitamos ser sanados en éste Adviento para que la navidad
sea realmente celebración de la vida?
3.- ¿Será posible vivir Adviento y Navidad, desde una perspectiva de fe, inspirados por San Juan Bautista De
La Salle?.

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