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1. Concepto de obligación I.

La relación jurídica que estamos describiendo, entre dos personas, y en lo cual una de
éstas se presenta como (parcialmente) no libre, es señalada con el término romano
obligatio. Esta palabra indica, entonces, dos estados distintos, y más aún, contrapuestos.
Es lógico, en consecuencia, aplicarla a la ampliada libertad del acreedor, al igual que la
disminuida libertad del deudor, para denotar aquello que en épocas pretéritas se definía
con la expresión especial oported. También se la encuentra usada para indicar a la vez dos
estados, de acreedor y deudor. Además de las relaciones de obligación, existen muchos
otros casos en los cuales se aprecia un estado de necesidad jurídica, pero el término
obligatio, como máxima, no es aplicado a ello. Así, por ejemplo, la necesidad u obbligo de
respetar la propiedad ajena se contrapone a la obligatio. Los mismo cabe decir de todo
obbligo que se funde al poder de una magistratura, o creado por la libre apreciación del
juez en el trascurso de la controversia judicial, sin que la otra parte tenga, respecto de él,
un derecho de acción.

La terminología romana que acabamos de exponer se enlaza directamente con los


conceptos jurídico, y tiene gran importancia obtener un concepto exacto de ella, y
mantenerlo firme, porque desde hace tiempo se vienen difundiendo ideas muy diversas,
basadas en los siguientes conceptos fundamentales. Po una parte, e admite la existencia
del derecho de una persona, con poder y señorío dignos de protección, sin distinción de
objeto o de origen. Frente a este derecho, se admite que existe un deber, llamado también
obbligo u obligación, y concebido como necesidad en el que recaen una o dos personas,
para someterse a aquel derecho y no violarlo. El derecho es llamado iu; el deber, obligatio.
Así, al ius del acreedor se contrapone la obligatio de todos los demás hombres de respetar
su propiedad.

Esta forma de concebir la obligación a confusión y es reprobable por dos razones: en


primer lugar, porque oscurece las afinidades y divergencias que existen entre los
conceptos jurídicos; en segundo lugar, porque atribuye a la palabra obligatio un sentido
que era de todo ignorado por los romanos, por lo cual obstaculiza una correcta apreciación
del contenido de nuestras fuentes. El verdadero sentido de la palabra obligatio es
inexactamente extendido cuando se lo refiere solamente al lado pasivo de la relación, y no
al lado activo, o sea, a la relación considerada en su conjunto. De igual forma, se extiende
excesivamente dicho sentido cuando se lo refiere no solo con las instituciones que
pertenecen al derecho de las obligaciones – como ya hemos señalado – sino también a
todos aquellos que pertenecen a todas las demás partes del sistema, como, por ejemplo, a
los derechos reales, e incluso fuera de los límites del derecho privado, cuando se habla de
obligaciones de los súbditos frente al Estado.

El fundamento de la palabra obligatio, que estamos explicando, consiste en la imagen de


un vínculo u obligación, para poner en evidencia el estado de una voluntad que no es libre,
sino consteñida. El término obligatio se conecta con una serie de términos afines, que a
veces son utilizados en forma verbal, y otras veces de manera sustantiva: nectere o
nexum, contrahere y contractus, solvere y solutio.

Entre los significados a la palabra obligatio podemos recordar otros, como los siguientes:
con ella se indica, a veces, la causa del surgimiento de la relación, es decir, el acto
obligatorio; también la prenda de una cosa en llamado oblgatio, porque da lugar, respecto
de la cosa dada en prenda, a una relación similar a la del deudor en una obligación
propiamente dicha.

El estado especial de las dos personas que se encuentran frente a frente en la relación
obligatoria es indicado con palabras creditor y debitor, creditum y debitum. Lo cierto es,
sin embargo, que a las demás veces no se tienen en cuenta el diverso modo en que la
obligación pude surgir. Conviene observar, pues, que el uso de estas expresiones, en
sentido general, aparece sólo en la época del pleno desarrollo del derecho romano. En su
origen, ellas se referían exclusivamente al mutuo. Reus es un término genérico con el que
se indica ambas personas, la del acreedor y la del deudor.

2. El concepto de obligación II.

HEINRICH DERNBURG

I. Las obligaciones son relaciones jurídicas que consisten en el deber de una


prestación, con valor patrimonial, del deudor al acreedor.

Las obligaciones deben producir un resultado económico, su fin es la transmisión de la


propiedad de las cosas corporales, o bien la concesión del uso de éstas, o (sobre todo en la
vida moderna) servicios materiales o espirituales u otras ventajas. Para tal efecto, ellas
vinculan al deudor a hacer o a tolerar o a no hacer, como, por ejemplo, en el supuesto de
una prohibición de competencia, en fuerza de la cual no puede ejercer un determinado
negocio. Para abarcar todo ello se adopta la palabra ‘’prestación’’.

La prestación, con todo, debe tener un valor patrimonial. Ello da al ámbito de las
obligaciones una delimitación cierta.

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