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Diferencias entre hombres y mujeres

Todos sabemos que hombres y mujeres son diferentes si nos basamos en los aspectos físicos del cuerpo humano,
como también puede haber grandes diferencias psíquicas entre ambos géneros.

Muchos consideran que hay diferencias emocionales debido a múltiples factores, tanto internos como externos, de
entre los que destacan la genética o la educación recibida. Mencionamos este último porque, aunque estemos en el
siglo XXI, seguimos haciendo diferencias educacionales entre niños y niñas de manera consciente e inconsciente.

A su vez, seguimos encontrando un diferente trato en otros contextos como puede ser en lo laboral, el hogar o las
posibilidades de un mundo profesional.

1- CIRCUITOS CEREBRALES DIFERENTES

Siempre se ha sospechado que los cerebros de las mujeres y los de los hombres, son un poco diferentes. Ahora la
ciencia está apoyando un dato del saber popular: un nuevo estudio descubrió que los hombres tienen más sinapsis
conectando a las células en una región particular del cerebro.

La doctora Louann Brizendine recuerda que hasta la octava semana de vida, todos los fetos tienen circuitos
cerebrales de tipo femenino pero, más adelante, esos circuitos cerebrales de los hombres pasan a ser masculinos y
se producen diferencias en el tamaño de algunas zonas cerebrales en ambos sexos.

Por ejemplo, sus investigaciones le han llevado a afirmar que en el cerebro masculino las zonas destinadas a la
actividad sexual o a la agresividad son mayores, mientras que en el cerebro femenino destacarían las zonas
destinadas a escuchar y a la empatía.

Si queréis más información sobre esta diferencia, podéis leer el artículo “Hombres y mujeres tienen circuitos
cerebrales diferentes”

2- LAS MUJERES SIENTEN EL DOLOR DE FORMA DIFERENTE A LOS HOMBRES

Hasta ahora se ha asumido que las mujeres tenían un alto nivel de tolerancia al dolor, bastante más alto que el de los
hombres, esto para ayudarlas a lidiar con la agonía de dar a luz o con sus dolores menstruales. Pero el asunto es que
en realidad las mujeres sienten el dolor de una forma muy diferente.

Diferencias entre hombres y mujeres

3- LOS HOMBRES SON MÁS PROPENSOS A TENER PROBLEMAS DE MEMORIA QUE LAS MUJERES.

Suele ser muy común escuchar a las mujeres quejarse de la falta de memoria de los hombres para las fechas y
eventos señalados. Hay estudios que confirman que los hombres tienden a olvidar aniversarios, cumpleaños, etc. Así
al menos lo dice el estereotipo de hombre, es lo que dice la cultura popular. Ahora un estudio científico ha llegado
para probarlo como la ciencia manda.

Por otra parte, eso no implica que las mujeres también tengan dificultades para recordar este tipo de
eventualidades. El estudio presentado en la revista BMC Psychology por Jostein Holmen y su equipo de la
Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) afirma que las mujeres tienen los mismos problemas para
recordar pero de manera más tenue. La razón, a día de hoy, todavía sigue siendo un misterio.

4- ESTAR EN BUENA FORMA ES MÁS DIFÍCIL PARA LAS MUJERES QUE PARA LOS HOMBRES.

Las mujeres de más de 65 años encuentran más difícil que los hombres de la misma edad conservar sus músculos, lo
que probablemente tiene un impacto en su capacidad para permanecer en buena forma física.

Por primera vez los científicos han demostrado que es más duro para las mujeres reemplazar la masa muscular que
se pierde naturalmente con la edad. Esto se debe a las diferencias entre el cuerpo masculino y femenino en cuanto al
aprovechamiento de la comida.
5- DORMIR MAL ES MÁS DAÑINO PARA LAS MUJERES QUE PARA LOS HOMBRES

Desde hace tiempo se sabe que un sueño deficiente daña más a las mujeres que a los hombres, ahora investigadores
de la Universidad Duke han descubierto por qué.

El estudio, publicado en Brain, Behavior and Immunity, descubrió que el sueño deficiente está asociado con
problemas psicológicos (angustia) y un elevado riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Y
descubrieron también que esto se daba mucho más en las mujeres que en los hombres.

6- MUJERES Y HOMBRES TENDRÍAN DIFERENTES ESTRUCTURAS CEREBRALES

Durante mucho tiempo se pensó que la arquitectura cerebral era la misma para todos y que las diferencias entre
comportamientos y actitudes, entre hombres y mujeres, se debía a las diferencias hormonales y por supuesto a las
presiones sociales.

Sin embargo los científicos están encontrando evidencia que sugiere que el cerebro de hombres y mujeres se forman
a partir distintas “programaciones” genéticas y que existen diferencias entre algunos circuitos neurológicos y la
concentración de neurotransmisores.

7- HOMBRES Y MUJERES DISCUTEN DE FORMA DIFERENTE

Algo que se puede decir que caracteriza al ser humano, es la discusión. Junten a dos personas y ya tendrán una
discusión asegurada, incluso alguno que otro discute solo. Se discute sobre cualquier cosa, si bien cada uno tiene un
estilo diferente. Está el sumiso, pasivo, agresivo, abusivo-pasivo, agresivo-abusivo, sumiso-agresivo, etc.

Si quieres saber más sobre esta diferencia puedes leerlo aquí “Hombres y mujeres discuten de forma diferente

8- LAS MUJERES SE PREOCUPAN MÁS QUE LOS HOMBRES

Es sabido por los científicos desde hace tiempo que las mujeres en general, de todas las edades, tienden a
preocuparse más, y a tener preocupaciones más intensas que los hombres. Las mujeres también tienden a percibir
más riesgo en muchas situaciones y a tener más ansiedad que los hombres. No se conoce la razón de porqué es así.
También pueden ser más depresivas.

Para más información, te dejo este artículo “Las mujeres se preocupan más que los hombres”

9- DIFERENCIAS EN CÓMO HOMBRES Y MUJERES LEEN EL LENGUAJE NO VERBAL

El lenguaje no verbal lo usamos cuando nos comunicamos con alguien, al tiempo que hablamos, o a veces incluso sin
hablar, estamos comunicando con los movimientos de las manos, del cuerpo, las expresiones del rostro, etc.

Según los psicólogos las mujeres son mejores que los hombres para interpretar el lenguaje no verbal, lo que delata
nuestro comportamiento.

Si quieres más información, te recomiendo este artículo “Diferencias en cómo hombres y mujeres leen el lenguaje no
verbal”

lenguaje no verbal

10- EN LAS FOTOS DE DESNUDOS, LOS HOMBRES MIRAN PRIMERO EL ROSTRO

Después de todo es verdad lo que los hombres le dicen siempre a las mujeres: “lo primero que miro en una mujer es
si tiene rostro bonito”. Al menos eso confirma un estudio publicado en la revista Hormones and Behavior.

Uno esperaría que los hombres y mujeres miren las fotografías sexuales de una forma diferente, pero lo que
descubrió este nuevo estudio es que los hombres, más que las mujeres, son los que tienden más a mirar primero el
rostro antes que otras partes del cuerpo desnudo.
Tienes más información sobre este estudio en “En las fotos de desnudos, los hombres miran primero el rostro”

11. LOS HOMBRES TOMAN MAYORES DECISIONES DE RIESGO

Otra de las diferencias entre hombres y mujeres son el tipo de decisiones que toman. En un estudio sobre tomas de
decisiones diferenciadas por el género (Larkin, Judith E. (2003) Gender and risk in public performance Sex Roles: A
Journal of Research) se ha concluido que los hombres serían más proclives a la toma de decisiones de riesgo que las
mujeres.

12. LAS MUJERES COMPARTEN SUS SENTIMIENTOS, LOS HOMBRES GUARDAN SILENCIO

Una de las diferencias que seguro que has podido percibir en tu entorno, es la facilidad con que las mujeres
comparten sus intimidades con su grupo de amigas, hablan de sentimientos e incluso pueden quedar simplemente
para hablar y apoyarse. En el caso de los hombres hablar de sentimientos entre ellos es algo que no suele darse con
mucha frecuencia, los hombres pueden hablar de todos los temas desde política a deporte pero no suelen pararse a
hablar de sus sentimientos o intimidades acaso de que estén pasando un mal momento.

13. EL MANEJO DE LA AGRESIVIDAD ES DIFERENTE ENTRE LOS SEXOS

En la psicología infantil ya venimos hablando de la diferencia que hay entre niños y niñas en cuanto a la agresividad.

Las niñas lo vuelcan hacia adentro cuando tienen un problema, lo que puede originar que pase más desapercibido;
mientras que los niños suelen realizar conductas desadaptadas que permiten sacar sus conflictos al exterior pero, de
una manera, que le puede traer problemas en clase.

Esto no implica que alguno de ellos no sienta agresividad o que pueda desproporcionarse la forma en que lo controle
en su vida adulta.

14. HOMBRES Y MUJERES VEN DIFERENTE

Un estudio reciente señala que las mujeres tienen mayor capacidad de diferenciar los colores que los hombres,
mientras que estos perciben mejor las distancias y los movimientos rápidos.

Se ha considerado que esta diferencia tenga que ver con los diferentes roles de género hace cientos de años. Podéis
encontrar más información en “La visión de los hombres y las mujeres es diferente”

15. LOS TURNOS DE NOCHE AFECTAN MÁS A LAS MUJERES

Un estudio realizado en las instalaciones del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Surrey (Reino
Unido) ha mostrado cómo los turnos de noche afectarían más a las mujeres tanto en rendimiento intelectual como
en el estado emocional. Esto se debe, según el estudio, a que los cambios producidos en el ciclo circadiano las afecta
más que a los hombres.

16. LAS MUJERES SON MÁS SENSIBLES AL ESTRÉS

Según un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry, las mujeres son el doble de propensas a sufrir estrés
que los hombres.

Según la neurocientífica y autora del estudio, Rita Valentino, esto sucede porque las neuronas femeninas son más
sensibles a la acción de la hormona factor de liberación de corticotropina (CRF), que es la que se genera en
situaciones de estrés, mientras que los hombres adaptarían sus neuronas para evitar los efectos de la misma, siendo
más resistentes a la presión.

17. ¿SON LOS HOMBRES MEJORES EN MATEMÁTICAS?

Sobre todo en la escuela se escucha más este mensaje de que los niños suelen tener mayor facilidad para las
matemáticas que las niñas, sin embargo, según un estudio realizado en la Universidad de Wisconsin-Madison con
alto número de sujetos de estudio, no hay diferencia entre las habilidades numéricas de uno u otro, ni en
matemáticas, ni aritmética ni geometría.

18. AMBOS GÉNEROS TIENEN FANTASÍAS SEXUALES POR IGUAL

Los estereotipos de nuevo vuelven a hacer mella en la concepción de la sexualidad y también los tabúes, como la
dificultad que aún prevalece hoy día para que la mujer pueda disfrutar de su vida íntima sin etiquetas en su espalda.

La realidad es que no hay diferencias significativas en cuanto a quién tiene más o menos fantasías sexuales, si los
hombres o las mujeres, según un estudio realizado por la Universidad de Granada.

19. LAS MUJERES HABLAN MÁS QUE LOS HOMBRES

La ciencia avala lo que podría se consideraba como un mito. El cerebro femenino tiene un 30% más de proteína del
lenguaje (FOXP2) que el cerebro masculino, lo que ha llevado a los neurocientíficos de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Maryland a concluir que es cierto que las mujeres tienen mayor predominancia a hablar que los
hombres, lo que no tiene tanto que ver con la personalidad.

20. EL CEREBRO DEL HOMBRE ES MÁS GRANDE

El cerebro del hombre es un poco más más grande que el de la mujer según un estudio realizado por la Universidad
de Cambridge, donde se vieron diferencias a nivel cerebral en varios aspectos: un tamaño superior entre un 8% y un
13%, contiene 6,5 veces más materia gris y 10 veces menos materia blanca que el cerebro de la mujer.

21. LAS MUJERES SE ORIENTAN PEOR QUE LOS HOMBRES

Según un experimento realizado por neurocientíficos noruegos, los hombres tienden a orientarse mejor que las
mujeres ya que su hipocampo se activa más, mientras que en el cerebro de ellas se activaría la corteza frontal.

Hombre y Mujer

El hombre como la mujer tienen formas muy diferentes de reaccionar, de captar la verdad, y de vivir la fe

Vemos, como de repente, se producen problemas entre un matrimonio, que podían haberse evitado, sí
estuviésemos conscientes de las diferencias que existen en la manera de pensar y actuar del hombre y la mujer.
Estas diferencias no deben de asustarnos, sino, todo lo contrario, pues en ellas radica la manera de
complementarnos el hombre y la mujer.

El hombre y la mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios, lo cual nos da una misma dignidad. Es decir,
somos personas con igual dignidad, ni uno, ni otro es superior como ser humano.

Dios nos creó diferentes, en cuanto a los rasgos propios, pero de tal manera que nos complementemos. En ello se
encuentra la belleza de la relación entre el hombre y la mujer.

De hecho, el hombre como la mujer tienen formas muy diferentes de reaccionar, de captar la verdad, de vivir la fe ...
y si analizamos esto, podremos entender reacciones de nuestra pareja que a simple vista no las podamos
comprender.

Vamos a reflexionar sobre estas diferencias

Elementos generales:

Características masculinas

Actividad
Deseo de dominar
Exigir derechos
Deseo de dirigir, de conducir
Impaciencia, precaución
Deseo de cambiar las cosas

Características femeninas

Pasividad
Sometimiento
Bondad
Perseverancia
Precavida
Deseo de conservar la tradición

Elementos fisiológicos

Características masculinas

El hombre está hecho para producir vida,


Para crearla, recogerla y hacerla germinar
Y perfeccionarla.

Características femeninas

La mujer está hecha para conservarla, para sembrarla.

Elementos sensitivos

Característica masculinas

Apasionamiento
Deseo de amar y cortejar
Espíritu de aventura
Capta lo general, lo grande, lo lejano. El hombre prefiere lo razonable.
El peligro lo excita.

Característica femeninas

Afectividad
Deseo de ser amada y cortejada
Castidad, fidelidad.
Capta lo particular, los detalle, lo pequeño.
La mujer prefiere lo verdadero, lo bello, lo bueno.
El peligro la desconcierta.

Elementos Intelectuales

Característica masculinas

Piensa con lógica


Mira al futuro
Se interesa por las cosas
Vive de ideas y planes
Características femeninas

Actúa con la lógica del corazón, del sentimiento.


Mira, preferentemente al presente, al pasado.
Se interesa por las personas, comprende y se compadece.
Vive de experiencias.

Elementos volitivos (de la voluntad)

Características masculinas

La voluntad del hombre tiende a su objetivo


El hombre se convence con razones.
Obra más conforme a la realidad de los hechos.
El hombre teme al sufrimiento.

Características femeninas

La voluntad de la mujer se influencia


por lo personal.
La mujer se convence llegándole al corazón.
Obra más movida por compasión y misericordia.
La mujer enfrenta con mayor resistencia el sufrimiento.

Elementos religiosos

Características masculinas

El hombre trata de conocer a Dios


El hombre ora con la cabeza.
Cuando se convence del ideal religioso y de su seguimiento, se entrega totalmente.

Características femeninas

La mujer trata de sentir a Dios


La mujer ora con el corazón
Vive en torno al ideal religioso, pero se fija más en las circunstancias que la rodean que en el mismo ideal.

En resumen, el objetivo de comentar todas estas características que distinguen a los hombres de las mujeres, es
darnos cuenta, que a pesar de ser diferentes, uno necesita del otro y viceversa, y el ser diferentes hacen que su
relación se enriquezca. A pesar de las diferencias físicas y emocionales, no olvidemos que Dios creó al hombre y a la
mujer con igualdad de dignidad como personas.

En la Biblia, en el antiguo testamento, el Génesis dice:

"No es bueno que el hombre esté sólo, dijo Dios, hagámosle una compañera...

y de su misma costilla formó a la mujer, la presentó al hombre, quién exclamó :

ésta sí que es hueso de mis huesos, carne de mi carne".

Descubrirnos mutuamente como diferentes y complementarios es sabiduría humana y cristiana. Dios nos hizo
compañeros del camino, para ayudarnos, acompañarnos y complementarnos.
Aplicaciones en la vida diaria:

Para vivir acertadamente nuestra diferencia y complementariedad entre hombre y mujer:

Primero, hay que aceptar realmente que hemos sido creados diferentes por Dios;

Segundo, respetar la dignidad de la otra persona y sus valores propios

Tercero; descubrir y apreciar lo que nos une y nos complementa.


Hombres y Mujeres: Disfrutando las diferencias

por Carlos Miranda

"¿Por qué no puede la mujer ser como el hombre es?", preguntaba el profesor Higgins en la obra "Mi Bella Dama",
de George Bernard Shaw. El profesor expresaba su desesperación por la actitud de su alumna, Eliza, quién no veía las
cosas de una manera lógica, como él, sino que se dejaba llevar más bien por sus sentimientos. Claro que la obra está
situada en la Inglaterra de principios de siglo. Hoy en día sabemos que las diferencias entre hombres y mujeres son
mínimas. O al menos es la opinión que escucho generalmente de los jóvenes.

Y sin embargo... son estos mismos jóvenes los que expresan no entender del todo a su pareja, y un deseo de poder
comprenderla. Y de ser comprendidos. Un humorista lo expresó de esta manera: "Hombre y mujer, un mismo
planeta, mundos diferentes." Y quizá siguiendo esta idea el escritor John Gray titula su libro sobre estas diferencias
"Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus".

Es cierto que hoy en día las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a su desempeño en la sociedad son
mínimas. Pero es por esta misma razón que el entender las diferencias propias entre los sexos es tan importante. Si
pretendemos que nuestra pareja responda a ciertas situaciones de la manera que nosotros responderíamos, nuestra
relación estará caracterizada por la frustración, durante el poco tiempo que dure.

No necesita uno ser más que un observador casual para darse cuenta de que existen diferencias entre hombres y
mujeres. Estas se externan en la manera en que socializamos, cuidamos nuestra apariencia, perseguimos nuestros
intereses, cuidamos nuestras relaciones, etc. Y aunque uno pueda argumentar que estas diferencias se dan por el
condicionamiento social, eso no niega el que existan.

Por muy interesante que sea una disertación sobre las posibles causas sociales, psicológicas, históricas, etc. de estas
diferencias, para nosotros tendría muy poca aplicación práctica. No es mi intención analizar estas causas, ni
determinar si son correctas o incorrectas y por lo tanto necesitadas de cambio. A menos que seas un arqueólogo del
futuro que se encontró este documento como reliquia de una civilización ya olvidada, en este momento te
encuentras en un mundo en que los hombres y las mujeres son diferentes. Creo que lo que más te beneficiaría en
este momento es conocer un poco sobre cuáles son estas diferencias, y cómo afectan tu relación con personas del
sexo opuesto. Mi intención es que al entender esto, sepas aprovecharlas para disfrutar más estas relaciones.

Al hablar de hombres y mujeres, no puedo referirme en particular a ti, o a la persona del sexo opuesto con quién te
relacionas. En este artículo estaremos hablando de dos grandes grupos de personas. Entiendo que dentro de estos
grupos existe una gran variedad de personalidades. Es por ello que cabe la posibilidad de que al leer acerca de las
características del sexo opuesto, te sientas más identificada o identificado con éstas que con las de tu sexo. Esto no
es indicio de que tengas que ir al psicólogo. Las características que estaré mencionando se refieren, por así decirlo, al
estereotipo de hombre y al estereotipo de mujer. No pretendo que todos los hombres exhiban todas las
características que mencionaré de los hombres, ni que todas las mujeres exhiban las que mencionaré de las mujeres.
El punto principal es entender que existen diferencias entre hombres y mujeres, y que podemos aprender a estar
más que a gusto con estas diferencias, y no esperar que nuestra pareja siempre responda como nosotros lo
haríamos.
Primeramente, debemos entender que el hombre y la mujer tienen intereses distintos. Esto es, lo que es importante
para cada uno como persona tiene una base diferente. El hombre (recuerda, por lo general) está orientado y
motivado hacia la consecución de logros, hacia conquistas. La mujer está más interesada en el proceso hacia los
logros, y sobre todo en las relaciones personales involucradas en este proceso.

Durante un tiempo trabajé en una zapatería. No me llevó mucho notar que la experiencia de atender a un hombre
que entra a una zapatería es muy diferente que la de atender a una mujer. Por lo general, cuando el hombre entra a
una zapatería, es porque necesita zapatos. Esta necesidad es porque los que usa ya no le sirven más, o porque existe
una situación que le requiere adquirir un par diferente a los que ya tiene. No era raro que el cliente se llevara sus
zapatos nuevos puestos, y dejara los viejos. Así mismo, era raro que el hombre quisiera ver infinidad de modelos
(después de todo, ¿qué tanta variedad hay en zapatos de hombre?) o que regateara mucho el precio. La necesidad
existía, el camino a resolverla estaba bien delineado, tomaba la acción apropiada, y lograba su objetivo.

Para una mujer, comprar zapatos va más allá del satisfacer una necesidad práctica. Es todo un evento.
Primeramente, era raro que una mujer llegara a comprar zapatos sola. Casi siempre iba acompañada de una amiga.
La necesidad en este caso es poder compartir con alguien la experiencia. No es una necesidad práctica de zapatos la
que lleva a una mujer a la zapatería. La necesidad es relacional, ya sea por la situación inmediata de compartir una
experiencia con otra persona, o futura de ser aceptada en el evento social que amerita los zapatos en cuestión.
Comprar zapatos le lleva mucho más tiempo a una mujer que a un hombre, y no necesariamente por contar con
mayor variedad, sino porque para la mujer el proceso de comprar los zapatos y el compartir el proceso con alguien
más (aunque fuera conmigo, el dependiente) es tan o más importante que la adquisición misma del producto.

En la relación de pareja, el hombre tiene ciertas metas u objetivos que le motivan a desarrollar la relación. La mujer
es motivada por la relación en sí, y aunque también tenga ciertos deseos de hacia dónde quiere que progrese la
relación, el proceso de desarrollo es más significativo para ella.

Otra área de gran diferencia entre hombres y mujeres es la manera de comunicarse. Esto es algo que se presenta
desde muy pequeños, según se puede ver al observar cómo juegan niños y niñas en el parque o el kinder. ¿A qué
juegan las niñas? A la casita, la comidita, las compras... juegos que requieren interacción con otras personas, ya sea
otras niñas o sus muñecas, y que giran totalmente en rededor de conversaciones. ¿A qué juegan los niños? A los
camiones, las luchas, la guerra, el fútbol... juegos con una meta generalmente bien definida y que sólo requieren de
expresiones monosilábicas en el mejor de los casos, y guturales en la mayoría. Rara vez, si es que se da el caso,
veremos a dos niños jugar a la guerra sentándose a tomar té y compartir el uno con el otro qué acciones les gustaría
tomar en esta guerra, y cómo se sienten al respecto.

Para el hombre la comunicación tiene el propósito de dejar en claro, con el mínimo de palabras necesario, cuál es la
situación presente. Para la mujer, la comunicación tiene el fin de permitirle compartir sus sentimientos respecto a la
situación presente, situaciones similares en el pasado o posibles en el futuro, y personas involucradas en ellas. Desde
tantas perspectivas como sea posible.

Es por esto que el hombre no ve la necesidad de continuamente declarar sus sentimientos hacia su pareja. Si le ha
dicho que la quiere, y el sentimiento no ha cambiado, no hay razón de repetir la información. En ocasiones también
se da el caso de que el hombre no está consciente, o seguro, de lo que siente. Como no puede establecer
definidamente estos sentimientos, prefiere no decir nada al respecto. Por su parte, la mujer necesita continuamente
escuchar cuál es el estado de la relación, principalmente en cuanto a sentimientos. Aún si el hombre no está seguro
de qué es lo que siente, la mujer quiere saberlo. Es válido para el hombre decirle a la mujer que no está seguro de lo
que siente, si es sincero y lo comunica apropiadamente.

Es necesario saber que, para la mujer, el cómo se comunican las cosas es tan importante como lo que se comunica.
Para un hombre es suficiente que alguien le diga la información necesaria, basada en hechos tanto como sea posible.
La mujer prefiere que el mensaje sea comunicado de tantas maneras creativas como sea posible. Por eso existen las
florerías y negocios de tarjetas. Y es importante no limitarse a estas opciones. Muchos hombres se asombrarían al
saber el efecto que tiene en la mujer una notita con las palabras "Te Quiero", colocada en un lugar estratégico de tal
manera que la sorprenda. Tip importante: estas notitas deben ser escritas en papel especial (o sea, no uno recién
arrancado de la libreta) y con tinta que no sea negra ni azul. Aunque nunca lo admita ante sus amigos, un hombre
realizará una gran inversión al comprar papel con diseños florales (o corazones, ositos, etc.) y un bolígrafo con tinta
color lavanda.

La comunicación también se refleja en una tercera área de diferencia entre hombres y mujeres: la resolución de
problemas. De hecho, la diferencia comienza desde el punto de que, para el hombre, si existe un problema hay que
resolverlo, de preferencia por uno mismo. Para la mujer, lo importante es hablar de la situación, e involucrar a otros
en hablar de ella. Esto lo podemos ver en nuestras preferencias en cuanto a programas de televisión. Un hombre
prefiere un encuentro deportivo, un problema que llegará a una resolución definitiva, aún si no es como él preferiría,
y en el que no está involucrado emocionalmente; aunque es cierto que hay excepciones a esto último. La mujer
prefiere las telenovelas, problemas basados en relaciones que se desarrollarán por meses, y de los cuales puede
platicar extensamente con sus amigas.

Cuando el hombre enfrenta un problema, se retrae. John Gray habla de cómo el hombre se retira a "su cueva"
cuando hay un problema. Esta cueva puede ser un lugar físico o una actividad en la cual el hombre pueda estar solo
con sus pensamientos, ya sea para planear la solución al problema o para relajarse lo necesario para enfrentarlo. Lo
último que busca el hombre es otra persona con quién hablar de su problema, a menos que haya determinado que
necesita la ayuda de un experto, y entonces habla con éste.

Cuando una mujer enfrenta un problema, lo primero que busca es alguien con quién platicarlo. De hecho, para la
mujer no es tan importante encontrar la solución al problema como el que alguien la escuche y empatize con ella. Y
podemos ver cómo surge conflicto en la relación. Gray señala que, para el hombre, la mujer le quita el tiempo al
hablar demasiado, mientras que la mujer se siente ignorada porque el hombre no quiere escucharla.

Cuando la mujer le relata un problema al hombre, el hombre interpreta esto como que ella quiere que él lo
solucione, y en cierto sentido le hace responsable de la solución. Es por eso que, al escuchar el problema que
enfrenta la mujer, el hombre decide que es preciso hacer algo, "dame sólo los detalles necesarios y yo me encargaré
del resto". Pero la mujer no ha terminado de compartir sus sentimientos respecto al problema, y al notar que el
hombre se impacienta con ella (porque quiere ir a resolver el problema), siente que a él no le importa cómo se siente
ella, y que esto significa que ella no es importante para él.
De las cosas más valiosas que he aprendido desde que me casé, es que cuando mi esposa me cuenta algo que le
sucede, no lo hace necesariamente porque quiere que yo le dé solución, sino porque quiere compartir sus
sentimientos conmigo. Y es así que en ocasiones, cuando ella me está contando alguna situación y noto que empiezo
a ponerme nervioso e impaciente, tomo un "tiempo fuera" y le pregunto: "¿Me estás contando esto porque quieres
que lo resuelva o porque quieres que te escuche?" Dicho de la manera correcta (no como reproche, sino con interés
genuino) ayuda grandemente a nuestra relación. La mayoría de las veces ella sólo quiere compartir sus sentimientos
conmigo, y entonces yo puedo relajarme y escucharle, afirmando de vez en cuando que la entiendo sin tratar de
ofrecer una solución práctica y rápida. Así mismo, ella ha aprendido que en ocasiones es mejor que me deje solo un
rato antes de preguntarme qué es lo que me preocupa.

El entender los diferentes acercamientos a la resolución de problemas nos ayuda en la cuarta área de diferencia
entre hombres y mujeres: las necesidades que tenemos como personas. En general, el hombre necesita ser
necesitado y admirado, mientras que la mujer necesita sentirse amada y cuidada. Este es uno de los puntos en que
se ve que la perspectiva de la pareja debe ser una de complementarse, no de ser dos personalidades iguales.
También existe aquí una fuerte relación entre estas necesidades y los papeles tradicionales del hombre y la mujer, ya
sean causa o resultado de éstas.

Estas necesidades deben considerarse durante el desarrollo de la relación, especialmente en momentos de


definición como la decisión de casarse. Un amigo mío se divorció y dejó a su esposa con dos niños pequeños. Al
preguntarle el por qué, él me daba como la razón de fondo (por lo general sólo se dan muchas justificaciones
superficiales) que él nunca estuvo seguro de quererse casar con ella. Por la forma en que se desarrolló la relación, en
la cual por lo general ella decidía qué nivel de compromiso existía entre ellos, él nunca tuvo la libertad de "cazarla".
Asímismo, ella nunca tuvo la libertad de sentirse "perseguida".

Para el hombre es importante cortejar y "atrapar" a la mujer, esto satisface su necesidad de ser admirado; para la
mujer es importante sentirse lo suficientemente valiosa para merecer el esfuerzo de ser "acechada", esto satisface
su necesidad de ser amada. Por otra parte, al dejar que el hombre tome la iniciativa en la relación, se satisface su
necesidad de ser necesitado, y el de la mujer de sentirse protegida. Esto no quiere decir que la mujer se vuelve
pasiva. Como decía mi papá, "La ratonera no persigue al ratón, pero lo atrapa". La satisfacción de estas necesidades
se puede dar en otras áreas de la relación, por ejemplo, cuando él le ayuda a reparar su auto, pero es en las
decisiones importantes en cuanto al desarrollo de la relación cuando es más crucial tomarlas en cuenta.

Otra área donde es importante considerar estas necesidades es en la demostración física de afecto. Ya mencioné la
importancia para la mujer en cuanto a la manera de comunicar las cosas. En la pareja, ambos quieren expresar su
afecto por el otro físicamente, pero es bueno saber que las mismas expresiones no tienen el mismo significado para
ambos. En una encuesta informal realizada en Estados Unidos se preguntó a hombres y mujeres cómo preferían que
su pareja les demostrara afecto, con un beso apasionado o con un abrazo tierno. La mayoría de los hombres
respondió que con el beso, la mayoría de las mujeres prefirió que su pareja las tomara en sus brazos. Y algunos
escogieron ambas opciones.

Esta área de diferencia causa muchos de los problemas en la relación sexual de la pareja. El hombre responde con
más facilidad a estímulos físicos. No sólo es su respuesta más hormonal (por así llamarla), sino que es también más
enfocada. Cuando el hombre recibe un estímulo su cuerpo inicia una respuesta más que nada fisiológica y sin tomar
en cuenta mucho más. En cierto sentido, se presenta una meta que alcanzar, y mientras más rápido se alcance
mejor.

La mujer responde a estímulos emocionales. Su respuesta se da más en el área de los sentimientos, y toma en cuenta
todo el contexto en que se da este estímulo. La mujer no reacciona con la facilidad y prontitud con las que lo hace el
hombre, le lleva más tiempo y preparación. Una vez que comienza a responder, no le importa tanto una resolución
física (orgasmo), sino el compartir la experiencia con su pareja.

Se da entonces la situación en que el hombre se enfoca en alcanzar la meta, y la mujer se siente usada. El hombre se
sentirá satisfecho, ya que su necesidad es principalmente física, pero la mujer no se sentirá amada. Esto causará que
la siguiente vez le sea aún más difícil responder a sus afectos, por temor de sentirse usada. El lo interpreta como que
no está haciendo lo correcto, que su desempeño no es suficiente, y lo hará con más esfuerzo y enfoque. Pero esto
sólo empeorará la situación. Al final, el hombre siente que "no es lo suficiente hombre", y no satisface sus
necesidades de sentirse necesitado y admirado. La mujer siente que fue usada, que cualquier otra mujer hubiera
bastado, y no satisface sus necesidades de sentirse amada y protegida (ya que él no cuidó de sus sentimientos). Esta
es una de varias razones por las que estoy convencido de que la relación sexual, para darse plenamente, debe
reservarse para el matrimonio.

Tanto el hombre como la mujer deben estar conscientes, y ser cuidadosos, de que sus demostraciones de afecto,
sobre todo las físicas, sean interpretadas correctamente por la otra persona.

En general, es bueno entender que en una relación entre personas de sexos opuestos, -ya sea amistad, noviazgo, o
matrimonio-, ambos se acercan a ella con ciertas necesidades y perspectivas diferentes. Cuando buscamos que la
otra persona no sólo entienda estas necesidades, sino también que las satisfaga como lo esperamos, debemos
prepararnos para una desilusión. Es muy difícil que nuestra pareja pueda satisfacer todas nuestras necesidades
relacionales y personales, y el poner sobre ella esta carga es demasiado. Es aquí donde he visto que mi relación con
Dios me ayuda de una manera muy real y práctica.

Paréntesis: Por lo general, en mi experiencia, cuando menciono a Dios la respuesta tiende a ser que El no tiene nada
que ver con estas cosas. Que está bien que hablemos de El cuando el tema sea religión, pero que no le traiga a
colación en este tipo de temas. Sin embargo, en mi vida y la de muchos otros, he visto cómo un entendimiento
correcto de quién es Dios, y Su relevancia práctica a nuestra vida diaria, ayuda a disfrutar nuestras relaciones más
plenamente. Fin del paréntesis.

Es normal que, como personas, tengamos ciertas necesidades relacionales. Así fuimos creados. De hecho, nuestra
razón de ser tiene que ver con las relaciones que tenemos con Dios mismo y con los demás. Los problemas surgen
porque no somos seres perfectos, y de una manera u otra lastimamos a aquellos con quienes nos relacionamos. De
hecho, son aquellos más cercanos a nosotros, a quienes más queremos, que podemos lastimar más. En este punto la
relación sufre, y no se restaura hasta que la persona hiriente pide perdón y la persona herida perdona. Una vez que
hay perdón, las personas vuelven a disfrutar su cariño y la relación puede continuar desarrollándose.
Nuestra relación con Dios es similar. De una manera u otra, ya sea activamente negándonos a aceptar sus deseos
para nosotros, o ignorándole, hemos "lastimado" a Dios. Todos lo hemos hecho, de una medida u otra, en alguna
ocasión. Esto ha causado que no podamos disfrutar de la relación con El para la que fuimos creados. Y no podremos
experimentarla hasta recibir el perdón que El quiere darnos en cuanto se lo pidamos.

Una vez que disfrutamos esta relación en que Dios es nuestro Padre y nosotros verdaderamente somos sus hijos,
muchas de las necesidades que tenemos como personas serán satisfechas por El. Al no demandar la satisfacción de
estas necesidades por parte de aquellos con quienes nos relacionamos, somos libres de poder disfrutar más a la otra
persona.

En mi vida esto fue muy significativo en cuanto a mi necesidad de ser aceptado. Por mucho tiempo yo sentí que,
principalmente debido a mi apariencia física, ninguna mujer podría llegar a amarme. Esto me hacía sentirme
rechazado y a tener una autoimagen muy baja. El pensar que yo no valía mucho se reflejaba en mis acciones, y
naturalmente alejaba a las personas. Cuando conocía a una mujer, estaba tan ansioso de ser amado y aceptado que
inmediatamente tenía expectativas muy altas de ella, en cuanto a que me entusiasmaba la posibilidad de que esta
chica sería quién me hiciera feliz. De alguna manera ella se daba cuenta de mi ansiedad y expectativas, por mucho
que quisiera ocultarlas, se sentía incómoda conmigo, y prefería tratarme a distancia.

Cuando entendí que Dios no sólo me ama y acepta tal como soy, sino que está dispuesto a hacer lo que sea para que
yo pueda disfrutar de una relación personal e íntima con El (como lo demostró al hacerse hombre y morir en la cruz),
mi apreciación de mí mismo creció enormemente. Si Dios, quien todo lo sabe, piensa que yo soy digno de ser su hijo,
que soy una persona con quien El quiere relacionarse, yo debo ser alguien especial. Al verme de esta manera, dejé de
tener la expectativa de que otros me hicieran sentir amado y aceptado, porque sabía que Dios ya lo hacía. Al liberar a
mis conocidos, y conocidas, de esta responsabilidad tan grande pudimos disfrutar más nuestra amistad. Y en estas
amistades se reafirmó que soy amado y aceptado. Eventualmente, cierta señorita empezó a amarme y aceptarme
más que los demás. Hoy llevamos ocho años y medio de casados...

Hay dos cosas muy importantes que quisiera enfatizar al considerar nuestras relaciones. La primera es que debemos
estar conscientes, y ser cuidadosos, de las expectativas que tenemos acerca de las personas con las que nos
relacionamos. Por muy naturales que sean nuestras necesidades como personas, no debemos esperar que una sola
persona las satisfaga. He encontrado que, más bien, cuando alcanzamos la relación con Dios para la cual El nos creó,
muchas de estas necesidades son satisfechas y somos libres de disfrutar más nuestras relaciones.

La segunda es que los hombres y las mujeres son diferentes. Entender esto nos ayuda a no esperar que nuestra
pareja, o amistad del sexo opuesto, responda a nosotros o a las situaciones que vivimos como nosotros lo haríamos.
Al comprender y aceptar estas diferencias la otra persona se sentirá verdaderamente amada y valorada como
persona. Asímismo, podemos apreciar y aprovechar estas diferencias para complementarnos. Si, como hombre, me
cuesta trabajo tomar en cuenta a las personas al resolver un problema, mi pareja puede ayudarme a no ser
insensible hacia quienes trabajan conmigo, por ejemplo.

Te animo a que te vuelvas un estudiante del sexo opuesto. Que aprendas cómo son diferentes los hombres y las
mujeres. Y que al conocer más sobre estas diferencias, sepas llevar mejor estas relaciones. Como resultado, mi deseo
es que llegues a disfrutar al máximo de tus relaciones, con tus amistades, personas del sexo opuesto, tu pareja, y con
Dios.

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