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FALLAS EN EL CONTROL DE CRECIMIENTO Y DIVISION CELULAR

Un error en las células puede hacer que se desarrolle un cáncer. Los factores que
lo propician son hereditarios y externos, por ejemplo, la exposición al sol, las
sustancias químicas y el proceso de envejecimiento.
El cáncer se origina debido a la acumulación paulatina de daños en las células
que ya no pueden revertirse, y por mutaciones genéticas que raras veces son
hereditarias. La mayoría de ellas se generan durante el transcurso de la vida.
Cada célula de los 100 billones que forman nuestro organismo puede mutar
alguna vez, es decir, pasar de ser una célula que funciona normalmente a ser una
célula cancerosa.
¿Qué factores producen cáncer?
Entre las causas que pueden producir mutación celular se cuentan los rayos
ultravioleta, los rayos X y las sustancias químicas, entre ellas, en benzopireno, un
hidrocarburo policíclico aromático que se origina por combustión y que es
inhalado, sobre todo, por los fumadores.
Tomar conciencia ayuda a evitar el cáncer
El benzopireno se transforma en el organismo en una sustancia que se adhiere al
ácido desoxirribonucleico (ADN), modificando su estructura. Eso afecta la división
celular y, por ende, propicia las mutaciones. Cuanto más tiempo se fume, más
sustancias cancerígenas se absorben, y, por lo tanto, mayor es el riesgo de que
alguna vez se produzcan daños permanentes en las células.
La probabilidad de que se originen mutaciones celulares aumenta con la edad,
simplemente porque, al envejecer, el cuerpo deja de funcionar de manera óptima,
y así se pueden producir errores en la división celular.
Un pequeño error de consecuencias graves
Ya un ínfimo daño en una célula puede hacer que el cuerpo deje de producir una
enzima importante. Tal vez la produzca con una ligera modificación, pero ya no
trabaja como debería.
Especialmente graves son las mutaciones que afectan a los genes y, con ellos, a
las enzimas, que determinan el crecimiento de las células, dado que a causa de
ello el ciclo celular se modifica, y con él, la célula misma.
Tumores benignos y malignos
Las células cuyos genes se modificaron pueden transformarse en células
tumorosas que crecen y se dividen sin control. Si las células dañadas se
multiplican y permanecen en el mismo lugar en el que crecieron, se forma un
tumor benigno, que puede ser erradicado a través de una operación.
Si por el contrario, algunas células se desplazan fuera del tumor y se ubican en
otros lugares del organismo para continuar multiplicándose, se forma un tumor
maligno. Las formaciones del tumor producen nuevos vasos sanguíneos a través
de los cuales éste se alimenta y puede crecer en lugares distantes del cuerpo,
alejados de donde se originó.
Protección natural contra el cáncer
La naturaleza cuenta con un sistema de protección contra mutaciones celulares.
Se trata de un mecanismo de reparación formado, por ejemplo, por enzimas que
controlan constantemente el ADN y lo mejoran. Otras enzimas destruyen células
dañadas que podrían transformarse en células cancerosas.
Pero también ese mecanismo puede fallar, por ejemplo, porque las enzimas que
controlan los daños celulares tengan, a su vez, una falla en su ADN, o porque no
estén ya en condiciones de cumplir con su tarea. También puede suceder que las
enzimas tengan demasiado trabajo y no lleguen a cubrir toda la demanda celular.
Entonces es posible que no detecten un daño celular, y que este se convierta en
un cáncer. El modo en que funciona este mecanismo varía de acuerdo con el
individuo.
División descontrolada o Cáncer
La división celular es un mecanismo sometido a una regulación compleja. Cuando
estos mecanismos de control se encuentran “afectados”, puede aparecer una
masa celular anómala, denominada tumor.
Este tumor surge de una división celular descontrolada, causada por mutaciones
en el material genético que contiene la información para el control del ciclo
celular. Esta afección, que en términos médicos recibe el nombre de cáncer,
siempre existió en la naturaleza y todos los organismos multicelulares pueden
desarrollar algún tipo de crecimiento tumoral. Cuando una célula pierde la
capacidad de regular el ciclo celular, se ponen en marcha una serie de
mecanismos destinados a destruirla. Uno de los primeros mecanismos proviene
de la célula misma, que puede reconocer su propio desarreglo y activar un
proceso de muerte celular programada o apoptosis, Otro mecanismo proviene
del sistema inmunitario: las células cancerosas con frecuencia expresan en sus
superficies marcadores proteicos; el sistema inmunitario elimina este tipo de
células pues las reconoce como extrañas.
La gran mayoría de los tumores son eliminados de esta manera. Sin embargo, a
veces, estas células en activo crecimiento pueden escapar de los sistemas de
patrullaje. Por distintas razones tardan en ser eliminadas y “‘ornan un tumor, el
tumor primario. Cuando estas células evolucionan patológicamente, su material
genético se encuentra modificado por mutaciones sin posibilidad de reparación por
parte de la célula. Este fenómeno conduce a una inestabilidad genética cuando
las inmunciones afectan de manera puntual a genes aislados, o a inestabilidad
genómica, cuando se trata de reordenamientos, pérdida o ganancia de
cromosomas.
Estos cambios, muchas veces son tan aberrantes que provocan la muerte
espontánea de las células, otras células son eliminadas por apoptosis o por el
sistema inmunitario; sin embargo, esta misma inestabilidad genética permite en
algunos casos la aparición de células mutantes que son resistentes a los
mecanismos de eliminación. Estas células ahora ya no sólo crecen de manera
desmedida, sino que el organismo no logra eliminarlas.

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